domingo, febrero 26, 2012

REAL SOCIEDAD 1 - MALLORCA 0 Tres puntos soporíferos

Dicen algunos que nadie se acuerda de cómo se consiguen los puntos. Que nadie tiene presente al final de la temporada si las victorias se producen con buen o mal juego. Martín Lasarte explicaba al dejar la Real el pasado verano que nadie pensaba en aquel momento en el partido inaugural de la Liga ante el Villarreal. Será eso. Porque si no es difícil entender la alegría que dejan tres puntos como los que ha conseguido hoy la Real ante el Mallorca. El partido fue, lisa y llanamente, soporífero. Decir que el fútbol brilló por su ausencia es casi un eufemismo. Aún así, la Real tuvo un limitado puñado de ocasiones que hacían su victoria más que justa, aunque ésta llegara en el minuto 79 gracias al sexto gol de Agirretxe en Liga, que sirvió al 9 txuri urdin para romper una larguísima sequía de cara a la portería y cuando sus fallos ante Aouate hacía temer lo peor. La aportación de Montanier a la victoria, como al tan manido crecimiento del equipo esta temporada, fue insignificante. Pero se ganó. Tres puntos. Y lo mejor es olvidar cómo se consiguieron, sí.

Mirar hacia el banquillo que ha conformado hoy Montanier da que pensar. Allí estaban sentados la estrella de la cantera (Xabi Prieto), el fichaje de relumbrón de la temporada pasada y también canterano (Llorente), la joya de Zubieta y la mayor promesa del equipo (Pardo), el lateral izquierdo titular (De la Bella) y un delantero extranjero (Ifrán), además de un Ansotegi al que nunca me cansaré de aplaudir por su actitud dentro y fuera del campo. Si esos son los jugadores que la Real se puede permitir el lujo de dejar fuera, es que algo falla. No se trata de jugar a ser entrenador y decir que los que faltan son mejores que los que juegan, es cuestión de saber quiénes somos, qué tenemos y qué queremos hacer. Y ver esos nombres y esos perfiles fuera del césped, insisto, da que pensar. Como da que pensar el trato que da Montanier, con sus declaraciones y sus decisiones, a algunos miembros de esta plantilla. El de hoy, da igual ya qué nombres rellenaron el once de Montanier, fue un partido malo, jugado a un ritmo lento, a ratos deseperante, plano y sin garra.

La Real tocaba la pelota con comodidad porque el Mallorca salió, incluso, con menos firmeza que en el partido copero que se jugó en Anoeta. Así es fácil monopolizar el balón, y la Real lo monopolizó. Pero no supo qué hacer con él porque su centro del campo no funcionó. Ninguno de sus tres componentes, ni siquiera con el regreso de Zurutuza, fue capaz de desplegar juego, de ofrecer salida desde atrás o de conectar con los atacantes. Y, claro, con esa situación es imposible no pensar que el deseado Rubén Pardo estaba en el banquillo, en una obstinada y reiterada decisión de Montanier, que ni él mismo sabe cómo explicar más que en clara contradicción con otras de sus afirmaciones previas. Sin Pardo en el campo, y sin ser esa necesariamente la causa, la espesura se apoderó del partido. Con una tímida presión arriba, opuesta a una desidia importante del Mallorca, la Real consiguió aparentar que era algo más en los primeros minutos. Así llegó la primera ocasión clara de Agirretxe. Vela controló mal un balón, pero Aouate salió mal y lo dejó a los pies del de Usurbil. La picó fenomenal por encima del arquero para colocársela, pero su disparo, sin portero, se marchó fuera.

Corría el minuto 6 y el partido parecía que iba a ser otra cosa, pero la primera llegada de la Real fue sólo un espejismo. De hecho, su única aproximación de peligro en toda la primera mitad, excepción hecha de un disparo de Zurutuza que se marchó realmente alto tras una dejada de pecho de un más que intermitente Vela, fallón además al botar las jugadas de estrategia. El Mallorca empezó a pensar que la Real estaba haciendo poquita cosa, que podía rascar algo de Anoeta y trató de estirarse. Tímidamente, sin tirar cohetes, pero llegaba al área de Bravo con cierta facilidad. Un par de disparos alejados y una gran ocasión, doble, fue el saldo del equipo malloquinista. El meta chileno se vio sorprendido por un centro desde la banda izquierda del ataque visitante, su despeje quedó muerto en el centro del área y, ahí sí, hizo un paradón a disparo de Pereira. Ocasiones, 1-1. El marcador, empate a nada. Puede que fuera la primera parte más aburrida y soporífera que ha ofrecido esta temporada en Anoeta el equipo de Montanier. En realidad, sin la algarabía que provocó la expulsión de Illarramendi en Granada, una continuación de lo que se vio hace una semana en tierras andaluzas.

Por supuesto, Montanier no movió ficha en el descanso. Es ya una tradición, no por repetida menos deprimente. No importa cuán mal pueda hacer las cosas la Real durante una primera mitad, el francés no mueve ficha, renuncia por sistema a cambiar el destino de un partido y de su propio equipo. Continuando con el sopor del primer acto, el partido tiró otros 25 minutos a la basura. Caparrós sí intentó cambiar algo pronto, pero la indolencia fue una constante que no pudo eliminar del juego de su equipo. Montanier reaccionó en torno al minuto previsto, el 70, introduciendo en el campo a Pardo, por fin, por un desaparecido Aranburu. No hace falta que el chico haga un enorme partido para provocar dos efectos inmediatos. Por un lado, su entrada reactiva a una adormecida grada, que demuestra su ilusión con entusiasmo. Eso, por mucha pista de atletismo que haya en Anoeta, da ambiente al partido y asusta a un rival ya bastante apocado. El segundo efecto, evidentemente, está en el fútbol. Apenas pudo mostrarse Pardo en tan poco tiempo, pero sus toques rápidos, sus ofrecimientos para la salida del balón y su visión de juego cambian cosas. Insisto, sin hacer nada del otro mundo.

En esos minutos inmediatamente posteriores a la entrada de Pardo, Agirretxe tuvo dos nuevas ocasiones de adelantar a la Real, especialmente clara la segunda. Como en la que tuvo nada más arrancar el partido, el delantero realista estuvo muy mal en el remate, tras recibir maravillosamente un patadón largo de Cadamuro. Espléndido como siempre en sus movimientos y en sus controles, pero horrible al disparo. Empezaba a dar la sensación de ser un jugador desesperado, lastrado por sus más de tres meses sin marcar un gol en Liga. En eso también podría haber intervenido Montanier hace semanas, dando minutos a sus otros dos delanteros, Llorente e Ifrán, pero el ninguneo al que está sometiendo a ambos también juega en contra de Agirretxe. Pero esta vez hubo suerte. En la primera jugada a la que la Real imprimió una velocidad digna de un fútbol profesional, Pardo inició, Vela y Griezmann combinaron en la banda izquierda y el centro del mexicano llegó a Agirretxe, quien casi en semifallo cruzó el balón a Aouate El portero mallorquinista, a contrapié, no pudo hacer nada. Era el minuto 79 y todo lo que había sucedido antes estaba ya perdido en una neblina de aburrimiento.

Pareció que Montanier cambió entonces sus planes. Xabi Prieto estaba ya listo en la banda para entrar en el campo y finalmente lo hizo por Vela. Me hubiera encantado saber quién habría sido el sustituido en caso de proseguir el empate en el momento del cambio, quizá hubiéramos asistido a uno de esos escasos cambios ofensivos del técnico francés. En esos últimos minutos del partido, con un Mallorca que intentó adelantar líneas sin demasiado éxito (ni una sola ocasión de gol real, salvo un tanto anulado a Víctor por un fuera de juego apuradísimo), la Real pudo ampliar la cuenta. Griezmann no supo aprovechar una llegada clarísima en la que Aouate se le hizo grandísimo en su salida, y el meta visitante, a pesar de la ceguera de Paradas Romero (que tampoco pitó penalti en una jugada en la que Vela puso mucho de su parte, pero en la que hubo contacto), frustró con un paradón un espléndido remate de Llorente, en una magnífica contra llevada por Xabi Prieto y con centro final de un siempre valiente Mikel González. Llorente, sí. Llorente entró al final. Ocho minutos. Y por Agirretxe, por supuesto.

El partido de la Real fue otra muestra de que el único crecimiento posible de este equipo pasa por sumar más puntos que el año pasado y en conseguir la salvación con alguna jornada de antelación. Es paradójico que sigan siendo posibles objetivos más ambiciosos, pues Europa está a cuatro puntos. Pero con un fútbol como el exhibido hoy, pensar en sueños es utópico. La Real no sabe sacar partido a sus virtudes, no explota el talento de sus ataques, no refuerza la contundencia de sus defensores y tampoco ha evolucionado lo más mínimo a balón parado. Pero, qué cosas tiene el fútbol, suma ya tres victorias consecutivas en Anoeta, donde además recibirá a equipos de la parte media y baja de la tabla de aquí al final de la temporada. Y ahora llega el derbi, con las mismas incógnitas que depara cada partido que juega la Real semana tras semana. ¿Será capaz el equipo de pegar el salto que su capacidad le permitiría dar si jugara para ello? Es imposible saber qué veremos en San Mamés. Pero, al menos, ganando hoy hemos conseguido que el descenso se quede lo suficientemente lejos, a seis puntos, como para que la presión no esté en la mochila de los jugadores dentro de una semana.

sábado, febrero 25, 2012

PREVIA Real Sociedad - Mallorca. Otra tarde de presión

La nueva desilusión que ofreció la Real en Granada, una más esta temporada, coloca al equipo ante otra tarde presión (domingo, 18.00 horas, Anoeta, Canal + Liga 2). Presión porque, aunque es matemáticamente imposible caer en puestos de descenso esta jornada, sí se que se puede apretar la soga de la permanencia en caso de no conseguir una victoria. Ventaja o inconveniente, el equipo txuri urdin jugará su partido sabiendo a cuántos puntos se quedará del descenso, pues los cuatro equipos que figuran por debajo en la tabla habrán jugado ya sus partidos. Y tampoco es fácil calibrar qué papel tendrá en este acto de una Liga por ahora desilusionante que el rival sea el Mallorca, el mismo que ha infringido la mayor desvergüenza al conjunto de Philippe Montanier con aquel sonrojante e histórico 6-1 de la Copa del Rey. Pero por eso no hay presión porque no hay vendetta posible, pues aquello es ya irrecuperable. Sólo hay tres puntos en juego. Sólo.

Con la vergonzosa sanción de dos partidos a Illarramendi y los regresos y las bajas que anunció Montanier en su comparecencia ante la prensa del viernes, poco margen para la sorpresa había en la lista del técnico francés, pero aún así ha realizado un movimiento inesperado. Carlos Martínez se ha quedado fuera de la lista por decisión técnica, el único en esa situación junto a Demidov, ya recuperado. Cierto que los laterales sufrieron en Granada, pero no se preveía este movimiento tan radical de llevar a un jugador del once titular a la grada. Como ya estaba anunciado, Zurutuza regresa a la lista por el sancionado Illarra, al igual que De la Bella, que es quien suple a Carlos Martínez. El tercer relevo, habitual ya, está en el portero suplente, ya que Toño Ramírez regresa al grupo de 18 escogidos en lugar de Zubikarai. Elustondo se queda fuera todavía por lesión. Una vez más, y en contra de la teoría que sirvió a Montanier durante buena parte de la temporada para justificar las ausencias de Llorente o Ifrán cuando se les preguntaba por ellas, hay seis atacantes en la lista.

Bravo seguirá siendo el indiscutible titular bajo palos, sumando un partido más a los 61 consecutivos ne Liga que ya lleva. Iñigo Martínez y Mikel González serán los centrales, con Ansotegi como recambio. La ausencia de Carlos Martínez obliga a pensar que Estrada estará en la derecha y lo previsible sería que De la Bella recuperara por fin su lugar en la izquierda, aunque Cadamuro podría jugar en cualquiera de las dos bandas. Las explicaciones que da Montanier sobre Pardo invitan a pensar que será suplente. Markel jugaría por delante de la defensa, con Zurutuza y Aranburu por delante. El viernes Montanier elogió a Agirretxe a pesar de su sequía goleadora, por lo que no parece probable que le saque del once. Griezmann, Xabi Prieto y Vela se jugarían las otras dos posiciones de ataque. Ifrán, que fue duda durante la semana, entró en la convocatoria, pero esa situación hace más complicado que Montanier apueste por él de inicio. Llorente, sin duda y salvo sorpresa mayúscula, estará en el banquillo.

La Real inicia la jornada en la decimosexta posición, con 27 puntos. El descenso lo marca ahora mismo el Racing, cuatro por debajo, pero su duelo de este sábado contra el Sporting en Santander aclarará algo más el panorama con el que saltará al campo el equipo donostiarra el domingo. La derrota en Granada colocó los puestos europeos a cinco puntos y los de Champions a seis, sigue siendo muy igualada esta Liga en su cuerpo central. El rival de esta jornada, el Mallorca, tiene un punto más que la Real y ha sumado diez puntos a domicilio, gracias a sus dos victorias (Vallecas y Zaragoza) y cuatro empates. La Real ha mejorado sus números en Anoeta gracias a sus dos victorias consecutivas como local en los dos últimos encuentros, pero sigue siendo un conjunto irregular, que ha ganado y empatado cuatro partidos y perdido los tres restantes. Tanto los de Caparrós, en cuya última salida fueron derrotados 3-1 por el Málaga, como los de Montanier han sumado nueve de los últimos 18 puntos y han olvidado cómo empatar.

Tiene la Real a la estadística como aliado en sus duelos ante el Mallorca en San Sebastián. Entre Primera y Segunda División, han sido 23 los enfrentamientos, 16 de los cuales se saldaron con victoria txuri urdin. En la máxima categoría, los 20 partidos disputados depararon 14 triunfos locales, cuatro visitantes y dos empates. En Anoeta se han visto las caras en once ocasiones y nunca ha habido un empate. Las cuatro victorias malloquinistas llegaron en el nuevo estadio, pues nunca lograron los isleños ganar en Atotxa. Tampoco hubo triunfo visitante en Segunda, categoría en la que el Mallorca empató uno y perdió los otros dos partidos que jugó. Los cuatro últimos partidos disputados en Anoeta se saldaron con victoria realista y el Mallorca no vence en este estadio desde la temporada 2003-2004, 0-1. La mayor goleada txuri urdin fue el 7-1 de la temporada 1986-1987, con un gol de Begiristain y dos de Bakero, Gajate y López Ufarte. El 1-2 de la 2000-2001 es el triunfo más claro del Mallorca.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real tocó su techo precisamente tras vencer al Mallorca en Anoeta. En un partido jugado con un fuerte viento y una persistente lluvia, los de Martín Lasarte se llevaron los tres puntos. Sin un fútbol primoroso, también lastrado por las condiciones en que se disputó el encuentro, el equipo txuri urdin se hizo acreedor a algún gol en la primera mitad, pero no llegó. La segunda parte acrecentó esa sensación, y el gol de Tamudo, de cabeza, en el minuto 55, fue el justo premio al equipo que buscó la victoria desde el principio. El Mallorca siguió sometido durante muchos minutos y hubiera sido de justicia el 2-0, pero no llegó a producirse y eso desembocó en el habitual sufrimiento final de los últimos instantes. El Mallorca, no obstante, apenas tuvo oportunidades claras de marcar y Bravo sólo tuvo que hacer una parada digna de mención. La Real ganaba así el tercer partido consecutivo en Anoeta y se situaba en la octava posición, rondando los puestos europeos a los que nunca llegó porque este encuentro fue la antesala de la racha de siete jornadas sin ganar.

El Mallorca ya ha visitado Anoeta esta temporada, en el partido de ida de los octavos de final de la Copa del Rey. La Real, sin sobresalir especialmente más que en la inteligencia de la gestión del partido, logró un cómodo 2-0. Aranburu hizo el 1-0 culminando una buena contra y Agirretxe hizo el segundo, tras rechazar el palo otro disparo del capitán. Este magnífico resultado copero fue el que dilapidó la Real en el encuentro de vuelta, el vergonzoso y sonrojante 6-1 que eliminó al equipo txuri urdin en la noche más negra de esta temporada y una de las más lamentables de su centenaria historia. En el partido liguero de la primera vuelta, la Real cayó por 2-1. Ese es el resultado a tener en cuenta para el golaverage particular. Y fue un resultado inmerecido. El equipo de Montanier jugó muy bien al fútbol en la isla, con el único reproche de hacerlo con lentitud, seguramente por el calor reinante. Pero mereció ganar con creces. Agirretxe marcó su cuarto gol de la temporada a pase de Carlos Martínez, pero el Mallorca acabó remontando. Que la Real se estrellara hasta tres veces en los palos de la portería de Aouate tuvo mucho que ver en esta injusta derrota txuri urdin.

jueves, febrero 23, 2012

Árbitros, comités y atropellos

Osasuna jugó en el Santiago Bernabéu el 18 de enero de 2009. Perdió 3-1. Pitaba Pérez Burrull. Expulsó a Juanfran con dos tarjetas amarillas, mostradas ambas por simular penalti cuando, efectivamente, había sufrido dos entradas de defensores madridistas dentro del área. "Por lo menos, tírate bien", le dijo el colegiado al entonces jugador rojillo. Con el mismo respeto que los árbitros exigen a los jugadores, so pena de amonestación, por supuesto. Patxi Izco, presidente de Osasuna, respondió con dureza. Rompió con el estamento arbitral ("el Colegio de Árbitros en Navarra tiene una serie de prebendas y eso se ha acabado", sentenció), vino a Madrid a reunirse con todo aquel que pudiera escuchar su mensaje. Se sentía robado y actuó. Osasuna salió del Bernabéu como farolillo rojo de la clasificación, después de haber conseguido dos victorias en toda la primera vuelta. De los siguiente once partidos, sólo perdió uno. Sumó 22 puntos de 33 posibles y alcanzó la undécima posición. Luego cayó en un bache, pero se salvó. ¿Cómo lo hizo? Ganando a Barcelona y Real Madrid en las dos últimas jornadas, con estos dos equipos ya de vacaciones.

Esta historia tendría que hacer reflexionar porque en esto del fútbol ya está más que visto que las casualidades no existen. Me caben pocas dudas de que suceden muchas cosas de este estilo y no las vemos por simple desconocimiento de lo que sucede en el mundo del fútbol español, más allá del brillo de los dos grandes que eclipsa todo lo demás. No termino de creerme que los años de atropellos (errores también, pero sobre todo atropellos) que viene sufriendo la Real son un caso único. Mantengo la esperanza de que algún analista o seguidor del Rayo, del Granada, del Getafe, del Villarreal, del Espanyol o de cualquier otro equipo me confirme algún día que tengo razón, que esto nos pasa a muchos. Porque si sólo nos pasa a nosotros, desde luego que tenemos motivos para preocuparnos. Motivos muy serios. La reflexión no es coyuntural, sino de fondo, porque a mí no me ha sorprendido la sanción de dos partidos a Illarramendi. De verdad que no. Sé que es injusta, porque injusta fue la tarjeta roja. Pero entraba en mis cálculos que la sanción fuera dura.

¿Por qué? Por dos razones. Primero, porque al mundo del fútbol en general no le importa lo que le sucede a un debutante de la Real, del mismo modo que nosotros somos ajenos a lo que le sucede a uno del Granada. Sólo cuentan Madrid y Barça. Sus robos y sus injusticias son tema de discusión durante toda la semana, justificación incluso de perder o ganar títulos, qué decir ya de un partido concreto. Si el fútbol español fuera uno cuando suceden atropellos como el que le acaban de hacer a la Real, si tuviéramos de verdad una Liga de fútbol profesional que velara por la justicia y por la igualdad de sus miembros, otro gallo nos cantaría. Pero vivimos en un mundo frentista, en el que cada uno sólo vela por lo suyo. Y en el que sólo importan Madrid y Barça. Así nos va. La segunda razón estriba en la historia. Aunque muchos ven en las quejas sobre el comportamiento de árbitros, comités y estamentos futbolísticos una excusa de mal perdedor, es algo evidente que forma parte de la historia reciente de la Real (y no tan reciente) con una importancia, además, suprema, decisiva y vital. Lo denuncio cada vez que puedo, y ejemplos no me faltan.

Mirando toda la imagen, y no sólo el corto plazo de un partido concreto, no creo que se pueda desvincular la actuación de árbitros y comités de las ligas que no ganó la Real en 1980 y 2003. Eso es así, es Historia, le duela a quien le duela. En la primera, Betis y Sevilla cobraron primas, ilegales, por puntuar ante la Real. No pasó nada. En la segunda, se pueden enumerar una decena de partidos en las que el equipo txuri urdin fue perjudicado, desde los incontables penalis en San Mamés al descuento interminable ante el Villarreal, pasando por el penalti en el descuento del Villamarín, la retención que se pitó a Westerveld en Mendizorroza o la lesión de Xabi Alonso con el Espanyol que no fue ni falta. Entonces se rieron de nosotros en nuestra cara. ¿Los árbitros no tuvieron nada que ver en el descenso de 2007? Sí, éramos muy malos, nos ganamos ese paso por Segunda. Pero nos dieron un empujoncito. ¿Fue justa la actuación de los comités ante las denuncias de Iñaki Badiola sobre la compra de partidos en 2008? ¿La que nos impidió subir a la primera tentativa? Igual nos hemos olvidado de que la lesión de Díaz de Cerio no fue ni falta. O del penalti en el descuento ante el Zaragoza en Anoeta que nos cortó la ilusión por subir en ese segundo año.

Pensad en jugadas romcabolescas en el mundo del fútbol. En los últimos años las hemos visto todas con un protagonista vestido de txuri urdin. A Griezmann el año pasado le sacaron una tarjeta amarilla por subirse a un coche. A Xabi Prieto le expulsaron hace dos por sufrir un penalti. En 2006, una mano de Aduriz dentro del área de la Real la convirtió un árbitro en penalti a favor del Athletic. El año pasado, un árbitro amonestó a un calvo del Racing cuando le debió sacar la segunda amarilla al otro. Eran Kennedy y Colsa, por lo visto dos jugadores iguales. El partido del Bernabéu de la 2004-2005 se suspendió en el minuto 86 con empate, se tuvo que reanudar y ganó el Madrid 2-1. Esa misma temporada a Karpin lo expulsaron por aplaudir a la grada cuando estaba siendo sustituido y antes de que saliera su recambio. Un año antes el Mallorca nos empató con un gol con la mano. O aquel penalti inexistente en 1995 en el Bernabéu que impidió una gran remontada realista. O el atropello de Japón Sevilla, uno de tantos pero el más grave, en Zaragoza en 1997 ¿Y qué decir del escándalo de Medina Cantalejo en 2001, que provocó el único cierre de la historia de Anoeta? Aquel día nos dejó con nueve en la primera parte. Hay muchos ejemplos más.

Todas son historias conocidas y verificables. Por supuesto que algún día a la Real le han caído favores arbitrales. Por supuesto que sí y lo digo cuando sucede. Pero, sin ser yo no nadie para denunciar conspiraciones, que el equipo txuri urdin se ha visto infinitamente más perjudicado que beneficiado es un hecho. Que le ha costado objetivos importantes como Ligas, una permanencia, ascensos y UEFA, también. Que los comités prácticamente nunca se han puesto del lado de la Real es otra evidencia, aunque alguna que otra vez hayan admitido retirando tarjetas que nos han hecho algún penalti más de los que se nos han señalado. Nunca ha habido desde la Real una respuesta como la de Patxi Izco en 2009. Nunca ha recurrido la Real a un fútbol violento, como el de otros equipos que sí han conseguido sus objetivos gracias a esa forma de jugar, y nunca ha encontrado por ello la ayuda de los árbitros un equipo como el nuestro, que siempre está entre los más limpios. Nunca hay encerronas en Anoeta a los colegiados. Y así nos tratan. A mí ya nada me sorprende. Lo de Illara, tampoco. ¿Que jugamos contra el Athletic en dos jornadas? Griezmann, tiembla.

miércoles, febrero 22, 2012

Montanier y el nivel de crítica

Cada día que pasa, la figura de Philippe Montanier y la huella que está dejando en la Real me parece un tema de conversación aún más apasionante. A estas alturas de la temporada, es evidente que no es un entrenador que goce de mi cariño. Parece, por los comentarios que se escuchan y se leen en redes sociales y demás altavoces del aficionado txuri urdin, que no gusta demasiado a la mayoría de seguidores realistas, quizá decepcionados con la ausencia de ese crecimiento que nos prometieron para justificar el cese de Martín Lasarte. Creo que estamos todos, por decirlo de forma suave, un poco desconcertados con él. Él se queja de las críticas. Decía Montanier en una entrevista a Eurosport de la semana pasada que le "critican sistemáticamente". Quizá debería mantener una charla, por ejemplo, con Lasarte, Lillo o Coleman para saber lo que es la crítica sistemática. Y es que no creo que haya pasado un entrenador por Donostia en mucho años que haya contado con la protección institucional de la que está gozando el francés.

Recapitulemos. Con la Real ocupando puestos de descenso, el presidente Aperribay llegó a decir que mientras él estuviera en el club su entrenador sería Montanier. Rozando todavía el descenso, aunque dentro de una buena racha de resultados, declaró que por supuesto que ve al francés sentado en el banquillo de Anoeta la temporada que viene. Sí es cierto que Aperribay le ha dado algún que otro toque de atención, como aquella frase sobre una mejor gestión de los partidos que pronunció tras la victoria in extremis en Sevilla ante el Betis, pero en público la defensa ha sido cerrada. Tanto, que la web oficial de la Real no incluyó en el vídeo que colgó de la rueda de prensa previa al partido en Granada la sentencia que fue titular del resto de periódicos, la de que los elogios a Pardo habían sido excesivos.

Es evidente que Montanier está siendo muy criticado por la afición y por parte de la prensa. Sólo parte, mayoritaria en número pero no sé si en alcance, porque El Diario Vasco, que es el periódico guipuzcoano más leído, ha realizado en numerosas ocasiones, y con la firma de la práctica totalidad de sus colaboradores deportivos, una muy encendida defensa del técnico francés. Eso le ha llevado a cometer algunos errores de bulto. El fundamental, culpar a la afición de la derrota ante el Atlético de Madrid. Tampoco ha sido plato de buen gusto leer textos revanchistas y hasta burlones, siempre cuando la Real ha ganado, hacia quienes sí hemos criticado, con toda la legitimidad y respeto del mundo, numerosos aspectos de la gestión del equipo este año. Argumentos que no le han valido a técnicos precedentes sí le sirven ahora al francés. En ese sector de la prensa, las derrotas se atenúan con los arbitrajes, el nivel del rival, la juventud del equipo, la incuestionable presencia mayoritaria de canteranos. Antes eso no tenía tanta fuerza.

Obviamente, los juicios se hacen a final de temporada, y el de Montanier llegará entonces. ¿Pero tenemos ahora mismo motivos reales para estar contentos con Montanier? Para mí la respuesta es evidente y no sé por qué no se puede o no se debe decir. Vino a crecer y no hemos crecido, mantenemos la permanencia como único objetivo a conseguir, algo dicho por el propio entrenador. Tenemos menos puntos que el año pasado a estas alturas, y más o menos los mismos ante los rivales contra los que ya hemos jugado. No se ha frenado la sangría de goles encajados que arrastramos de la temporada pasada. No hemos conseguido una delantera goleadora (seis goles entre los tres atacantes puros del equipo, por once del año pasado; ni contando a Vela sumamos más goles con un jugador más). Tenemos la irrupción en el equipo de valores como Illarramendi o Iñigo Martínez, pero hay jugadores que han bajado su nivel de forma alarmante, como Xabi Prieto, De la Bella o Carlos Martínez. Sus cambios son casi siempre discutibles y difíciles de entender en vivo y de explicar después.

No hemos mejorado en la estrategia, en absoluto, al contrario. No creo que los mejores partidos disputados esta campaña hayan sido mejores que los de la temporada pasada, lo que habla de un estancamiento en el nivel, por mucho cambio que haya habido en la forma de jugar. Salvo dos partidos jugados en inferioridad (Santander y Villarreal), pocas derrotas han sido injustas (Levante y Mallorca sí), y algún punto logrado no ha sido del todo merecido (Granada, Getafe, Espanyol...). La gestión de la plantilla está siendo deficiente, y compensa el riesgo con algunos jóvenes (además de los mencionados, Cadamuro) con la cobardía con otros (no hay una pauesta real con Pardo, se diga lo que se diga; la comparación con Muniaín, que alcanza 100 partidos en Primera con la misma edad, es sangrante) y el ostracismo absoluto y muy mal explicado de alguno más (Llorente e Ifrán, pero también De la Bella). Lo de Pardo le parece "normal" a nuestro técnico y, aunque eso lo recitificó después cuando vio a Griezmann dijo que "no era la perla" que le estaban contando. En cambio, hace jugar a Mariga pese a su nefasto rendimiento desde el primer día.

Eso es lo que se cuestiona de Montanier. Eso y no otras cosas. No hay ataques personales. No hay nada que no tenga una base crítica y razonada. Nadie juega a entrenador utilizando su gestión. Pero no hay más que mirar la progresión de la Real para entender muchas cosas. La confianza en un once provocó la mejor etapa de la temporada, los golpes de timón difíciles de entender desembocaron en la peor. No ha sabido aprovechar a jugadores en racha. Sentó a Agirretxe en su primera tanda de rotaciones cuando llevaba tres goles en dos partidos. Mandó al banquillo a los dos goleadores ante el Sevilla, más sangrante aún en el caso de Vela, cuya mejoría es indiscutible. Y nunca hay una explicación coherente para las decisiones que adopta. No es creíble que haya que ir poco a poco con un lesionado y no con otro. No es coherente la teoría de los cinco delanteros en la convocatoria y tres en el campo cuando esa regla se ha roto en tantas ocasiones. Ahí también falla Montanier. Y no sólo es que falle, es que no es capaz de explicarse. Sus ruedas de prensa aclaran muy poco lo que hace en el campo, y así el desconcierto es mayor.

Tiene Montanier un problema muy serio si cree de verdad que el nivel de crítica en la Real es tan irrespirable. Con el equipo como colista y siendo goleado en Vallecas, hubo algún que otro grito pidiendo su marcha, siempre de menos intensidad que los que se dirigieron a Loren. Tras la humillante e histórica eliminación en Copa, se escucharon tímidos silbidos de protesta en el partido ante el Atlético de Madrid. Eso es todo. Lo demás es, durante los partidos, apoyo incondocional al equipo. Siempre. La afición de la Real ha estado siempre ahí. No falla. Es lo mejor que tiene este club de largo. E incluso toda la prensa ha aplaudido, y para mí con más ilusión que realidades en algún caso, partidos como el del Sevilla en Anoeta o el del Camp Nou. ¿Y se queja de presión? ¿Ve excesivas las críticas? Entonces la Real es el techo de este entrenador, que indudablemente jamás podría entrenar a un Real Madrid o un Barcelona. Lo que yo no tengo tan claro es que realmente tenga el nivel para entrenar a la Real. Todavía le quedan jornadas para demostrarlo.

domingo, febrero 19, 2012

GRANADA 4 - REAL SOCIEDAD 1 El inagotable sabor de la decepción

El fútbol es un estado de emoción. No sé quién lo dijo, pero cuánta razón tenía. Para lo bueno y para lo malo. Ahora, por si alguien no se ha dado cuenta o prefiere autoengañarse, todo lo malo. Porque la emoción predominante en esta temporada 2011-2012, se diga lo que se diga, pase lo que pase y termine como termine ésto, es la decepción. Lo preocupante es que el de la decepción se está convirtiendo en un sabor inagotable cuyo final no se vislumbra y que depende más de las mareas que del trabajo txuri urdin. Montanier ya había conseguido que ignoraráramos cada día qué Real ibamos a ver antes de cada partido. Ahora lo que ha conseguido es embarcarnos en una montaña rusa absurda, a la que no se vislumbra ningún futuro halagüeño. Por mucho que de vez en cuando ganemos un partido que nos coloque cerca de hacer algo ilusionante. Por mucho que en la victoria haya revanchismo en contra de los que seguimos sin entender nada de lo que sucede en torno a la triste figura de Montanier y su nula aportación al crecimiento de la Real Sociedad. Goleados en Granada. Ni siquiera la impresentable actitud de Teixeira Vitienes, denunciable en todos los sentidos, es excusa.

Montanier en es un entrenador sin criterio, sin fuerza, sin espíritu. No sabe qué hacer para que el equipo funcione, no entiende qué jugadores tienen que estar en el campo, no comprende cómo son los partidos ni desde inicio ni en su desarrollo. No hace nada. Todo eso se acaba transmitiendo al equipo, y días como el de hoy lo demuestran. Que sí, que está muy bien eso de decir que quiere tocar, que el equipo va a crecer y todas esas frases bonitas. Pero la Real acaba de salir goleada de Granada. Como lo fue de Vallecas. Como cayó en Zaragoza. Con el mismo estrépito y la misma vergüenza Y lo malo, lo peor de todo esto, es que las malas sensaciones suelen asumirse incluso antes de que el árbitro pite el inicio del partido. Hoy Montanier ha decidido oponerse al mundo entero. Lo avisó en la previa. Los elogios a Pardo eran excesivos. ¿Y qué hizo el francés para compensarlo? Enviarle al banquillo. Grande Pardo por mantener la ilusión ante un mensaje tan tristemente demoledor. ¿De qué sirve hacer las cosas bien si eso te lleva a ser suplente? Montanier no confía en Pardo. Punto. Lo demás es humo. Como no confía en Llorente o en Ifrán. Y jugará cuando no haya nadie más. La expulsión de Illarramendi le abre un hueco en la convocatoria de la semana que viene. Es la única forma de verlo.

Infiel una vez más a todo aquello que ha funcionado en la Real esta temporada, cada vez más claro tengo que por casualidad y no por trabajo, Montanier decidió cambiar el equipo que tanto gustó a casi todos contra el Sevilla. La defensa la mantuvo, pero en el centro del campo decidió quitar a Pardo para meter a Illarramendi. Vela, decisivo ante el Sevilla, también se fue al banco para que entrar un Griezmann apagado. Curioso. Y la verdad es que ni me importa cómo lo explicará el técnico francés en rueda de prensa, porque ninguna de sus frases es esclarecedora. ¿Fútbol? La Real no lo tiene si adolece de la inspiración personal de sus jugadores porque, veámoslo ya de una vez, no hay táctica. El centro del campo ha hecho aguas. Illarra ha estado lejos del nivel que se espera de él, y la explicación más plausible pasa por su larga inactividad. Pero titular en lugar de Pardo. Curioso que con él Montanier no quiera tomarse el mismo tiempo que por lo visto necesitan Llorente o De la Bella sí precisan para recuperar su puesto en el once. Markel Bergara ha naufragado y Aranburu se ha dejado ver más en apoyo de los atacantes que de los defensores. Así, Griezmann, Xabi Prieto y Agirretxe eran islas a las que enviar melones envenenados esperando que pudieran bajar alguno.

El Granada, sin hacer nada del otro mundo, le dio un cursillo a Montanier de qué es lo básico que tiene que poner un equipo local en el arranque de los partidos. Un poquito de ímpetu, un orden previsible, un tanteo a los flancos más débiles del conjunto rival. Y así lo que buscaron fueron las cosquillas de nuestros laterales (insistiendo una vez más, Cadamuro no puede ser el lateral izquierdo titular e inamovible de este equipo; Carlos Martínez tampoco termina de coger su mejor nivel) y, sobre todo, el inexistente trabajo táctico en las jugadas de estrategia que exhibe el equipo de Montanier. Paradojas de la vida, la Real se adelantó en un corner. Sacado en corto, Illarramendi colgó el balón al área y un Mikel González absoluta y sorprendentemente desmarcado hizo el 0-1, su primer gol de la temporada. Pero, claro, el desastre defensivo en la estrategia llevó a que un minuto después Iñigo López hiciera el empate. El central es el tipo que lo remata todo en el Granada, pero parece que Montanier no sabía eso y no se lo explicó a sus jugadores. Puede haber falta en el gol, en el primer bombeo al área por empujón a Carlos Martínez, pero, francamente, a mí me parece una nimiedad como para pitar falta, aunque el colegiado bien que las pitaba en contra de la Real.

Y es que la jugada ya marcó la actuación del otro gran protagonista de la tarde, Teixeira Vitienes. Atento a todo lo que quiere pero no a lo que importa en los partidos, el colegiado cántabro aprovechó la jugada del empate a uno para amonestar a Llorente por protestar (en algo tiene que sacar la rabia el bueno de Llorente, ya que el entrenador no sabe qué hacer con él). Tras media hora aburridísima y de bajísimo nivel en la que quedó claro que la Real no juega a nada y que incluso el Granada puede machacarle en la posesión de balón, Teixeira atacó de nuevo. Al borde del descanso expulsó con roja directa a Illarramendi por una falta en el centro del campo. Cuando Teixeira pita un Real Madrid-Barcelona cuida hasta el extremo que no haya expulsados o que, si los hay, no tengan incidencia en el desarrollo del partido. Pasa lo mismo cuando pita Mateu Lahoz, que deja jugar a los grandes, pero cuando pita a la Real expulsa a Elustondo por una faltita. Teixeira pudo dejar el clásico bajo mínimos, pero ahí, dicho finamente, se acongojó. Un Granada - Real no asusta de la misma manera, y su caserísimo arbitraje de la primera mitad, en el que todo contacto era falta contra el equipo txuri urdin, quedó retratado con esa roja.

Lo que pasa es que los asuntos de la conciencia son muy malos, y ese, junto con la parcialidad, es el segundo gran mal de demasiados árbitros de esta Liga. Un minuto después, justo antes del descanso, Carlos Martínez hizo un penalti escandaloso que el colegiado transformó en tarjeta amarilla para Fran Rico por simular penalti. Como el Granada al final ganó por 4-1, nadie se acordará de ésto, pero si el Granada reclama a Competición indudablemente le quitarán la amarilla. La jugada, por cierto, tendría que haber sido roja para el defensor realista. Teixeita se inventó nuestra primera inferioridad y nos perdonó la segunda. Gran árbitro, sin duda, que le den la final de Copa que se la ha ganado. El panorama al descanso pintaba igual que el que vivió la Real en Vallecas en el minuto diez, cuando se quedó con diez jugadores. Pintaba exactamente igual, pese al empate. Montanier, fiel a su estilo, decidió contribuir a la sensación de que el segundo gol del Granada era cuestión de tiempo y no hizo nada. Casi mejor, porque cando lo hizo demostró que sus cambios son absolutamente inanes, desprecian toda posibilidad de cambiar el destino del partido y sólo sirven, además, para cabrear al personal con minutos de la basura que supongo que creerá que ayudan a alguien.

Franco Jara hizo el 2-1 en el 55. Uche el 3-1 en el 60. ¿Y Montanier? El entrenador txuri urdin, el que nos iba a hacer crecer, reaccionó entonces. Cuando ya no había partido. Como en Mallorca en la Copa, que hizo los cambios cuando habían caído cinco o seis goles. Claro que para lo que reaccionó casi daba igual. Riesgo cero, ambición nula. La misma que muestra en la sala de prensa o en la banda es una manifestación de sus decisiones. Quito a Agirretxe, siempre Agirretxe por cierto, y saco a Vela. Quito a Griezmann y pongo a Ifrán. Quito a Aranburu y meto a Pardo. Menos de un cuarto de hora para el canterano. Igual es lo que se merece su partido ante el Sevilla dentro de los criterios de normalidad de Montanier. ¿Ocasiones de gol de la Real en todo el partido? Esa, el gol. Nada en el campo, contagiados de la apatía de su entrenador, nada en el banquillo. Bueno, sí, en el banquillo debían de estar pasando muchas cosas porque Teixeira expulsó a alguien para rematar su faena de aliño, cabe pensar que al utillero (la televisión no lo mostró) porque cuando Vela se tuvo que cambiar de camiseta por un golpe con sangre en la nariz fue el médico del equipo quien se la dio. Y, sí, quedaba otra cosa, el 4-1 final que redondeaba otra tarde vergonzosa y humillante para la Real en esta triste temporada. Lo hizo de nuevo Uche (cambio de Abel en la segunda parte, por cierto, por si Montanier quiere apuntar), en el minuto 86.

Lo cierto es que no hace falta mucho esfuerzo para evaluar el partido de la Real. Podría haber cogido la crónica de Vallecas, o la de Zaragoza, la del Atlético de Madrid en Anoeta, o la de Granada mismamente en Copa, y las sensaciones serían las mismas. Podemos engañarnos todo lo que queramos con los espejismos de las victorias, pero este equipo no ha crecido nada con respecto al del año pasado. Al contrario, ha decrecido. Y si ha tenido picos álgidos en los continuos e irresolubles vaivenes de la temporada ha sido por sus futbolistas. Cuando no tienen el día, no hay nada a lo que agarrarse. Ni orden, ni trabajo táctico ni nada. Igual le ganamos con cierta solvencia a semana que viene al Mallorca y seguimos escuchando lo contrario. Pero a mí esta Real no me engaña. Hoy no aparecieron Greizmann ni Xabi Prieto. Hoy el centro del campo no estuvo. Y hoy los cambios, en el once y en la segudna mitad, fueron mensajes desilusionantes desde el inicio. ¿Qué nos queda? La solvencia de Bravo, Mikel González e Iñigo Martínez. ¿Basta eso para evitar que el Granada nos golee? Obviamente no. La derrota ayer del Racing hace imposible entrar en descenso, pero volvemos al punto bajo de la montaña rusa, lo que nos obliga a ganar al Mallorca sí o sí la semana que viene. Otra vez. El único crecimiento que ha traído Montanier en la temporada está en el hastío. Lo demás son cuentos chinos. Y la decepción continúa.

sábado, febrero 18, 2012

PREVIA Granada - Real Sociedad. Crecer o sufrir

La Real afronta en Granada (domingo, 12.00 horas, Nuevo Los Cármenes, Canal + Liga 2) un reto importante. Ganar significa crecer, aspirar en la clasificación a mucho más de lo que se podría haber soñado hace un par de meses, aunque ni siquiera entonces fuera imposible pensar en ello. Europa no está tan lejos, ni mucho menos, aunque el entrenador txuri urdin sea el único enrolado en este barco que diga que no sueña con ello. En cambio, perder significa sufrir, al menos dejar igualado, si no perdido, el golaverarge particular con un rival por la permanencia. Porque ese, el de la permanencia, sería el horizonte más lógico para el equipo txuri urdin si se deja avasallar por el Granada como lo hizo en la vuelta de la eliminatoria de la Copa del Rey contra este mismo equipo. La Real se ha colocado entre los mejores de los últimos meses con los puntos sumados desde la estrepitosa derrota en Vallecas y cada vez es más claro que el resultado de la temporada dependerá de cuánto efecto tenga finalmente aquella rémora de ocho partidos sin ganar. Granada, siguiente paso para saberlo.

Montanier se lleva 19 jugadores a tierras andaluzas. El motivo, la enfermedad que impidió entrenar a Xabi Prieto el viernes y de la que no se conocen más detalles. El 10 está en la lista, pero está por ver si será el descartado. De serlo, el técnico francés retomaría su plan inicial de incluir cinco atacantes en su convocatoria. Si no, lo lógico sería que se quedara fuera un defensor. Es ahí donde se notan las novedades en la lista. Vuelven Ansotegi y De la Bella, quedándose fuera por lesión Demidov, del que se dice hoy que la Roma podría estar interesada en su fichaje. Para Elustondo y Zurutuza este partido llega demasiado pronto, aunque lo normal es que estén en plenas condiciones para regresar la próxima jornada. Montanier, por tanto, viaja a Granada con todos los hombres que tiene disponibles de la primera plantilla más Rubén Pardo. Sobre el canterano, Montanier sorprendió al decir que las reacciones a su partido contra el Sevilla han sido excesivas. Lo que para él es normal, para nosotros es extraordinario porque nos ha privado de verlo en toda la primera vuelta.

Bravo será el portero titular, con Carlos Martínez por la derecha y Mikel González e Iñigo Martínez por el centro. A partir de ahí, comienzan las incógnitas. El regreso de De la Bella abre la abanico del lateral izquierdo a tres hombres, él mismo, Cadamuro y Estrada, aunque el francés, próximo internacional por Argelia, fue titular ante el Sevilla y la lógica de la continuidad llevaría a apostar por él de nuevo. A pesar de que Montanier no lo aseguró, y dado que Illarramendi no se ve para 90 minutos, sería descabellado que Pardo no fuera titular. Lo normal es que se mantengan junto a él Markel y Aranburu, aunque no es descartable que Illarra tenga sitio en el once y sea después reemplazado. Arriba, la duda de Xabi Prieto abre también diferentes posibilidades. Ante esa situación, lo normal es que Montanier se decante por Vela, Griezmann y Agirretxe. La sequía goleadora del 9, que no marca en Liga desde noviembre le da opciones a sus ahora suplentes, más a Ifrán que a Llorente. La conclusión de esta lista es que el único suplente seguro, por mucho que Llorente tenga muchísimas papeletas para ocupar un puesto en el banquillo, es Zubikarai.

La victoria del pasado lunes frente al Sevilla colocó a la Real en una de las posiciones más privilegiadas de la temporada, excepción hecha de los puestos europeos que alcanzó en las primeras jornadas. Con 27 puntos, es undécima y tiene el descenso y la Europa League a la misma distancia, cuatro puntos. Pero es que la Champions está a cinco. Enfrente estará el Granda, decimoséptimo con 25. Ambos transitan en una zona muy igulada de la tabla, que separa en sólo nueve puntos la cuarta de la decimoctava posición. La Real ha puntuado bastante fuera de casa, sólo seis equipos han logrado más puntos como visitantes, gracias a sus tres victorias y otros dos empates. El Granada es en casa tan irregular como el equipo txuri urdin en Anoeta: cuatro victorias, otros tantos empates y tres derrotas. Los de Montanier suman 19 puntos de los últimos 33, derrotados sólo por dos rivales en ese tiempo, Barcelona en el Camp Nou y Atlético de Madrid en Anoeta. El Granada ha sumado nueve de los últimos 18, y sólo salió derrotado en uno de los últimos seis partidos que jugó como local, 1-2 ante el Rayo.

Mal lugar es Granada para la estadística histórica txuri urdin, a pesar de que no pisa la ciudad andaluza en partido liguero desde la temporada 75-76. En total, ha jugado en 19 ocasiones y ha perdido nada menos que en 15. En Primera División se jugaron 15 de esos encuentros, con dos victorias, otros tantos empates y once derrotas para la Real. El último triunfo fue, de hecho, el más abultado que ha conseguido el equipo donostiarra en tierras granadinas, el 0-3 de la temporada 1969-1970, con dos goles de Urreisti y uno de Arambarri. Desde entonces, las visitas de la Real a Granada se contabilizan por derrotas, seis consecutivas. La más amplia la logró el equipo local en dos ocasiones, 3-1, en las campañas 41-42 (la primera vez que se enfrentaron estos dos equipos) y 57-58. En Segunda División, el balance es todavía más desalentador para la Real: cuatro visitas a Granada y otras tantas derrotas, todas ellas en la década de los 40, y la mayor goleada fue el 4-1 de la temporada 1945-1946.

En aquella última ocasión en que la Real jugó en Los Cármenes, el 14 de diciembre de 1975, no mereció la derrota que se llevó de vuelta a Donostia. Encajó dos goles en la primera mitad, ambos a la salida de un corner. El primero llegó en el minuto 27, el segundo (en la envejecida foto de la prensa de la época que encabeza estas líneas) en el 40. Y, por contra, la Real falló media docena de claras ocasiones de gol, en un partido de juego más que aceptable por parte del equipo todavía entrenado por Andoni Elizondo, que poco después cedió el puesto en el banquillo a José Antonio Irulegi, y que estaba fraguando ya la formación campeona de los años 80. El Granda se replegó en la segunda mitad y tuvo algunas ocasiones al contraataque, que tampoco obligaron a Urruti a hacer grandes intervenciones, pero las mejores opciones siguieron siendo para la Real. Pese a todo, el gol de la honra no llegó hasta el minuto 91, obra de Idígoras tras recoger el rechace de un disparo de Uranga. La falta de tiempo imposibilitó toda opción de buscar un empate que, obviamente, no llegó.

El partido jugado en la primera vuelta de la presente temporada, la 2011-2012, tuvo un resultado aforutnado para la Real, 1-0. Mal encuentro de los de Montanier, muy malo, sin apenas ocasiones para ninguno de los dos equipos. Ya en la segunda mitad, Estrada hizo el gol de la victoria con un centro chut desde la banda derecha que se fue envenenando y ante el que nada pudo hacer el meta local. Fue la primera victoria de la temporada en Anoeta. La Real ya ha visitado el Nuevo Los Cármenes esta temporada, en partido de Copa del Rey. A pesar de la holgada victoria por 4-1 del fantástico encuentro de ida, Montanier puso en peligro la eliminatoria con una alineación y un sistema de juego de difícil comprensión, con prácticamente una línea de seis defensas atrás. En la segunda mitad, cuando el esquema adquirió coherencia, el equipo solventó mejor las acometidas del Granada, que se llegó a poner 2-0, a un solo gol de eliminar a la Real. Cuando faltaba el arreón final del equipo local en busca de ese gol, Agirretxe hizo el tanto de la tranquilidad, el definitivo 2-1, cuando quedaban pocos minutos para el final. Pese al ridículo, fue un día histórico, al eliminar la Real a un equipo de Primera en la Copa 23 años después.

jueves, febrero 16, 2012

La realidad es tozuda

La realidad es tozuda y acaba dando la razón a quienes quieren verla. De hecho, es fácil tratar de dar una explicación a todo lo que sucede. Facilísimo. Lo que no es tan fácil es darla cuando nos vale tanto esa explicación como la contraria. Y hablando de la Real llevamos demasiado tiempo colocados en esa situación. Lo difícil es mantener una teoría aunque todos los que mandan, en los medios de comunicación y en el campo, defiendan lo contrario. Pero la realidad, ah, la realidad, es tan tozuda que acaba poniendo a todo el mundo en su sitio. El partido contra el Sevilla viene a marcar un antes y un después en la temporada del equipo txuri urdin, porque ha servido para desenmascarar demasiados de los tópicos con los que se razonaban bastantes realidades de la Real. Y la primera de ellas, como no podía ser de otra manera, lleva el nombre de Rubén Pardo.

Este fútbol globalizado en el que vivimos hace que no podamos vivir engañados. Antes no podíamos ver al Sanse y no veíamos los partidos de las categorías inferiores de la selección. Hoy sí. Y todos vimos la exhibición de Pardo en el Europeo Sub-19 del pasado verano. Todos vimos ahí un jugador más que preparado para dar el salto al primer equipo, como hace poco más de dos años vimos a Griezmann preparado para ser titular en la Real. A Lasarte se le recriminó que empezará la temporada desde el banquillo y no tardó más que dos partidos en ver la realidad. Montanier ha querido ser más tozudo que la realidad y ha acabado sucumbiendo. Pardo ofrecía cosas que la primera plantilla no tenía, y Montanier no las supo aprovechar desde el inicio.

Hoy todo el mundo se congratula de la irrupción de Rubén Pardo y yo sigo lamentando los meses que hemos perdido con él. Nada grave, por supuesto, porque le queda una larguísima carrera como futbolista profesional en la que, ojalá, dé muchas alegrías a la Real. Pero no puedo olvidar que el entrenador de la Real, después de hacer la pretemporada, después de ver el Europeo Sub-19 y después de tener a Pardo un par de semanas bajo su mando decidió seguir adelante con la petición de un fichaje. Para mayor escarnio, con el fichaje de Mariga. Me sigue pareciendo indecente que en un equipo como la Real Mariga haya jugado 14 partidos como titular, con un resultado ínfimo, mientras Pardo guardaba intacta toda su ilusión en el banquillo o en la grada. Pero al menos la realidad ha ganado el pulso. Ha tardado seis meses, pero ha ganado.

La de Pardo no es la única realidad que ha puesto al descubierto la victoria ante el Sevilla. Demasiadas veces hemos justificado la derrota en la edad de la plantilla. Que si es demasiado joven, que si es demasiado inexperta, que si tiene que aclimatarse a la Primera División. A Espanyol o Athletic nadie les dice eso, a pesar de ser incluso más jóvenes que la Real en muchos partidos. Ante el Sevilla jugaron Cadamuro, Iñigo Martínez, Carlos Martínez, Markel Bergara, Pardo, Griezmann, Vela y Agirretxe. Ninguno de ellos llega a los 25 años. Y ganamos. Ganamos bien. Y con participación decisiva de unos cuantos de estos jugadores. ¿Si hubiéramos perdido lo hubiéramos justificado en la edad? Seguramente sí. ¿O en que jugaron nueve canteranos de inicio? Puede que también. Pero Zubieta no es una limitación, al contrario. Es de lo que más le agradezco a Aperribay, su confianza en el equipo que tenemos. Otra realidad al descubierto.

No es el único que cree en las posibilidades de lo que tenemos. "Nosotros siempre miramos hacia arriba. Mirar hacia abajo puede inducir a señales equívocas. Tenemos potencial para mirar hacia arriba, pero no podemos descuidarnos ni relajarnos". Eso lo dijo ayer Bravo. Contrasta con lo que dijo Markel antes del partido. Que el Sevilla no era de nuestra Liga. Como si por eso perder fuera lo normal. Y no, no lo es. No lo es en ningún caso, pero mucho menos en Anoeta. Hay que ser ambiciosos. Realistas, pero ambiciosos. Y de nuestra Liga son 19 equipos más. ¿Habríamos ganado cuatro puntos en las dos últimas visitas del Barcelona en Anoeta si pensáramos que no es de nuestra Liga? Pensemos en llegar a 45 cuanto antes, sí, pero con margen para hacer más cosas. La falta de ambición es lo que nos costó la Copa más fácil que tendremos en décadas. La falta de ambición es lo que ha estado a punto de tirar esta temporada por la borda.

Pero la realidad es tozuda. Y ahora nos sonríe más de lo que nos ha sonreído en toda la temporada. Porque ahora las lesiones no impiden que la gente crea que la Real tiene una buena plantilla, y eso que ante el Sevilla faltaron Elustondo, Zurutuza, Illarramendi y De la Bella, además de un Griezmann que empezó en el banquillo tocado. Nadie se escuda en la edad de nuestros futbolistas para anticipar una debacle. Nadie teme ya que un jugador de fuera mediocre le pueda quitar el puesto a Pardo. Y nadie ve un lastre en Zubieta, en la falta de dinero, en tener un único fichaje que se mantiene en el equipo desde el verano o en no haber recurrido al mercado de invierno. Claro, hemos ganado el último partido. ¿Cómo se explicaría una derrota en Granada? Volveríamos a los tópicos. No lo dudo. Así que me conformaré con que Montanier no intente ser más tozudo que la realidad para así aspirar a más de lo que tenemos. Porque podemos llegar.

lunes, febrero 13, 2012

REAL SOCIEDAD 2 - SEVILLA 0 Tres puntos de oro y alguna que otra gran noticia

Ganar lo es todo en esto del fútbol, y la Real ha ganado. Y aunque el equipo sigue dejando sombras muy visibles, hoy el rival ha sido un Sevilla muy pobre que ha facilitado la victoria txui urdin e incluso ha propiciado alguna que otra gran noticia en el bando local. Como el debut goleador de Rubén Pardo, coronando una muy solvente actuación. Como la participación decisiva de Vela, a pesar de su habitual desconexión con respecto al juego. Como la recuperación de Xabi Prieto, que ha vuelto a ser el jugador más inteligente sobre el césped. Como Iñigo Martínez y su crecimiento imparable. ¿Las sombras? Los cambios, otra vez raros. El final, en el que ha dejado tocar al Sevilla, que afortunadamente no fue capaz de plantear ni la más mínima oposición a la Real. Hoy los de Montanier han ganado con todo merecimiento. En esta Liga de tan bajo nivel a partir de la cuarta posición, no hace falta tanto para ganar partidos. Y la Real, que había perdido de vista esa noción en buena parte de la primera vuelta, tiene más que eso. Ahí es donde surgen las dudas. Pero las dudas con puntos, menos dudas son. Granada tiene pinta de ser importante en el devenir de este equipo.

Curioso lo que sucedió antes del partido. Dos horas antes, Elustondo se caía de la convocatoria, dice el parte oficial que por una elongación en el muslo e Illarramendi ocupó su lugar entre los 18 escogidos. ¿Cuándo se ha producido esa lesión? ¿Incluyó Montanier a Elustondo ya lesionado? ¿Y quién hubiera sido el centrocampista que se hubiera quedado fuera del once titular de haber estado Elustondo? Las incógnitas siempre sobrevuelan. Pero con incógnitas o sin ellas, el caso es que el centro del campo lo formaron Markel, Pardo y Aranburu. Griezmann no fue titular, como parecía cantado tras sus molestías durante la semana, lo que permitió el regreso de Xabi Prieto al once y la inclusión de Vela por la izquierda, con Agirretxe en punta. Y atrás lo previsto, con Cadamuro como lateral izquierdo, posición que sigue siendo la más floja de este equipo (sobre todo en la primera mitad, el próximo internacional argelino sufrió con Navas, al que nunca supo si dar metros o si marcar de cerca). El caso es que el partido empezó tan frío como la noche. Los valientes no estaban sobre el césped sino en la grada. 18.000, un lunes por la noche y con temperaturas como las que tenemos en estos días. Tiene más mérito del que muchos reconocerán.

Los primeros diez minutos fueron aburridísimos, parecía que en línea con lo que estamos viendo durante toda la temporada. Y tuvo continuidad más adelante, aunque con pequeños destellos. Porque en la primera parte fueron destellos los que iluminaron a la Real. El primero, de Pardo, con un pase descomunal que superó a toda la defensa sevillista y que Vela envío a la cruceta después de un control un pelín largo. Otro palo más en una temporada en la que la madera se ha convertido en un enemigo más. Xabi Prieto estuvo a punto de adelantar a la Real peinando con la cabeza un córner a muy baja altura y en el primer palo. Agirretxe rondó el gol con un precioso disparo que se marchó rozando el poste. Y Palop evitó a bocajarro el gol de Vela cuando el mexicano estuvo a punto de culminar una espléndida jugada que inició Xabi Prieto desde la izquierda y en la que Carlos Martínez, incansable durante todo el partido y cada vez más cerca de su mejor nivel, puso un centro maravilloso. Juego lo que se dice juego no mostró demasiado la Real en esos minutos, al menos no en la faceta ofensiva. No se vislumbraba un plan claro de ataque, aunque la mínima presión hacía perder el balón al Sevilla con facilidad. Eso hizo que hubiera mucho peligro rondando el área de Palop y, lo dicho, unos cuantos destellos de calidad individual.

¿Y el Sevilla? Ni con entrenador nuevo. La línea descendente del equipo hispalense es evidente y en ningún momento inquietó a la Real. Negredo mandó un gran cabezazo a la parte superior del larguero, bien cerrado por Iñigo Martínez en el salto y con todo bajo control por parte de Bravo. Y absolutamente nada más. Tirando de tópico, Michel tiene un enorme trabajo por delante porque su equipo ni olió los momentos más bajos de la Real, esos momentos de frialdad que suele tener en casi todos los partidos y que especialmente se notan en los primeros minutos de las dos mitades de los encuentros. Porque la segunda mitad empezó más o menos igual que la primera. Tan fría como la noche. Lo primero a reseñar sucedió en el minuto 11 y hablaba muy mal de la Real. Un contraataque que Reyes lanzó desde su campo sin que nadie se atreviera a meter el pie obligó a Iñigo Martínez a zanjarlo con contundencia, ya en campo propio y con la consiguiente tarjeta amarilla. Justísima, por cierto. Ahí no olía tan bien el partido, y más cuando Iglesias Villanueva se desentendió en un claro agarrón dentro del área a Xabi Prieto. Ya se sabe, penaltis y rojas a favor se ven pocas por estos lares. El árbitro se retrató al permitir 60 minutos de pérdidas de tiempo de Palop y advertir a Bravo en la primera que tuvo con la Real ya en ventaja.

El partido cambia, precisamente, gracias a Prieto. Es evidente que, siendo benévolos en la apreciación, no está siendo la mejor temporada del 10, pero su calidad es indudable. Ha sostenido al equipo en sus peores años y no sé si hemos sabido agradecérselo como se merecía. Su visión de juego en la ocasión de Vela en la primera mitad ya hacía pensar que hoy podía ser el día de su recuperación. Y lo fue. Volvió loca a la defensa sevillista, sobre todo en la segunda mitad, forzó la cuarta parte de las faltas que sufrió la Real, e inició la jugada del 1-0 con un centro precioso de rosca al interior del área. Aranburu, en una de las pocas ocasiones en que mostró su llegada al área, peleó el balón en la posición del 9 y el el cuero llegó al segundo palo, donde Vela enganchó una volea, que botó en el césped y se coló en el interior de la portería sin que Palop pudiera hacer nada. Con más o menos fútbol, y sigo pensando que menos aunque con muchos chispazos interesantes, lo cierto es que nadie podrá decir que el 1-0 era injusto. Por presencia, por colocación y por ocasiones. Cosa poco frecuente en la Real, el equipo se aprestó a cerrar el partido lo antes posible. Y lo consiguió casi en su siguiente jugada de peligro.

Sólo tres minutos después, otra vez Prieto lanzó el contraataque hacia Vela, que desde el pico izquierdo del área cedió al balón hacía atrás, donde llegó Pardo como una bala y enganchó un precioso zapatazo para hacer el 2-0. Creo que hay pocas cosas más emocionantes que ver el primer gol de un potrillo. Más si es en Anoeta. Y más si sirve para ganar. Sigo convencido de que hemos desperdiciado toda la primera mitad de la temporada con Pardo, dándole los minutos de la basura que hoy, por ejemplo, le han vuelto a tocar a Llorente, otro habitual de es tramo. Hoy Pardo ha demostrado que tiene hechuras más que suficientes para comandar a este equipo en Primera División. No hay nadie en la plantilla que tenga su cambio de juego. No hay nadie, salvo Illarramendi, que tenga su visión del juego y del partido. No creo que la edad que marque su DNI sea un factor a tener en cuenta. Aterra pensar que hace sólo dos semanas había en la Real un jugador que se llamaba Mariga y que, éste sí, taponaba la progresión de un canterano de la deslumbrante categoría de Pardo. Y no creo que hoy haya tocado techo o, siquiera, hecho un partido perfecto. Pero Pardo cojo ofrece más que Mariga, y eso se veía desde la pretemporada. Su gol es una noticia maravillosa. Y ver su cara de felicidad celebrándolo no tiene precio. Me disculpen los demás centrocampistas de la Real, pero me muero por ver un trivote formado por Illarramendi, Pardo y Zurutuza.

A diferencia de otras jornadas, en los que partidos aparentemente cerrados se complicaron sin motivo (o con un motivo bastante identificable, pese a quien pese), esta vez el Sevilla no andaba para muchos trotes y facilitó la labor de la Real. Ya con el 2-0, Michel movió su banquillo y colocó al temido Kanouté, que no olió apenas el balón. Montanier decidió que era el momento de arropar su defensa y hacer su centro del campo más defensivo para fiar las posibilidades del 3-0 a la velocidad. Griezmann entró por Agirretxe, peleón y agradecido como siempre pero reñido con el gol desde hace demasiadas semanas, e instantes después Montanier retiró del césped a Pardo para colocar a Demidov de pivote. Ahí es cuando la Real perdió por completo el dominio del centro del campo, desestimó la posibilidad de que su delantero bajara balones para lanzar contraataques y concedió alguna ilusión al Sevilla. Pero, como decía, el equipo visitante no estaba para nada y no lo aprovechó. Sí para rondar la frontal del área de Bravo, pero en ningún momento para exigir ninguna intervención seria del chileno. En eso tuvieron mucho que decir Mikel González (que además supo leer la necesidad de arrancar desde atrás con el balón en la primera mitad) y, sobre todo, un inconmensurable Iñigo Martínez, que no para de crecer. El final fue plácido.

La Liga se ha convertido en un absurdo galimatías muy difícil de descrifrar. Empezó el partido la Real temiendo el descenso, con sólo un punto de diferencia con respecto al antepenúltimo clasificado. Y lo acabó, ganando además el average particular al Sevilla, pensando que Europa está a cuatro y la Champions League, nada menos, a cinco. Es lo que tiene que haya prácticamente 17 equipos luchando por todo, con nueve puntos separando al cuarto del decimoctavo. A pesar de que todavía no me he sacudido ni la preocupación ni la desilusión que viene marcando esta temporada hasta ahora, insisto en lo que dije hace un par de jornadas: con todo, cualquier objetivo ilusionante sigue siendo posible todavía. Por eso parece que el de Granada puede ser un partido fundamental para decidir qué futuro le espera a la Real en lo que queda de temporada. Sumar de tres en tres en una Liga tan igualada es oro puro. Y sumarlo junto a las grandes noticias que ha dejado el partido de hoy mitiga incluso las dudas que se generan con la ausencia de Elustondo, la convocatoria fantasma de Illarramendi, la injustificada ausencia de Pardo en la primera parte de la temporada, los cambios de Montanier o la ausencia de un plan claro par aganar partidos. Porque todo eso se supera, como he dicho en las victorias o en las derrotas, sólo con sentido común.

domingo, febrero 12, 2012

PREVIA Real Sociedad - Sevilla. Fría noche de incógnitas

La Real recibe al Sevilla (lunes, 21.00 horas, Anoeta; Canal + Liga 2, Gol TV) en lo que será una fría noche de incógnitas. Fría gracias al galimatías de horarios al que nos somete la Liga Profesional. En Italia se trasladan horarios por la ola de frío, pero en España hemos convertido al espectador en el aspecto menos importante del juego. Aquí hará frío. ¿Frío también sobre el césped? Eso dependerá, como siempre que hay incógnitas en el futuro del equipo, de la propia Real, de la cara que decida mostrar. Parte de la satisfacción con la que casi todos salieron del Camp Nou puede haberse borrado viendo que anoche Osasuna sacó tres puntos ante el campeón, pero no hay tiempo para lamentos. Ganar permite respirar. Perder ahonda en el sufrimiento que Montanier ya ha augurado para lo que nos queda de temporada. ¿Por qué lo ha hecho? Los caminos del técnico francés suelen ser bastante inexplicables. Pero toca el Sevilla. Toca hacer de Anoeta ese fortín que no termina de llegar.

Montanier tenía poco margen para la sorpresa para confeccionar la convocatoria para hacer frente al Sevilla, y ninguna ha introducido en su lista de 18. Sólo hay un jugador que se queda fuera por decisión técnica y es Ansotegi, cuatro central de la plantilla ya desde el comienzo de la temporada y el jugador que menos minutos ha disputado en Liga (sólo más que Sarpong, ya fuera del equipo). De la Bella, Illarramendi y Zurutuza son los que no entran por cuestiones físicas, aunque el regreso de los tres se antoja ya cercano. Markel, Griezmann e Ifrán, a pesar de haber sido duda en algún momento de la semana, han entrado en la convocatoria y no hay ningún jugador de más como en listas precedentes, con lo que si el técnico francés lo desea podrán ser también titulares. Lo único que se puede considerar más o menos novedoso en los 18 elegidos para enfrentarse al Sevilla es que los seis atacantes están entre ellos, en contra de lo que el propio Montanier ha defendido durante buena parte de la temporada. Es decir, que opta por cambiar el balance entre defensa y ataque en los convocados antes que recurrir al Sanse, del que sólo Ros ha sido convocado en una ocasión, la semana pasada.

El entrenador txuri urdin ha abierto la puerta a introducir algún cambio en el once que se midió al Barcelona, pero no está claro por dónde tirará en algunos puestos. No hay dudas en la portería, donde Bravo será el titular, dejando a Zubikarai en el banquillo. En defensa ya aparece la primera duda que planea sobre el once inicial. Iñigo Martínez y Mikel González serán los centrales, presumiblemente por delante de Demidov. Y parece que los laterales serán Carlos Martínez y Cadamuro, aunque Estrada tiene opciones en ambas bandas. Montanier tiene sólo cuatro centrocampistas para tres puestos: Elustondo, ya recuperado, Markel Bergara, Aranburu y Pardo. Aunque alinear al más joven del cuarteto sería la demostración de que ponerle en el Camp Nou no fue una decisión que Montanier adoptó sólo como consecuencia de la necesidad, sería una sorpresa que el suplente no fuera Pardo. Demidov parece más un recambio de emergencia en el centro del campo que una opción real. En ataque, lo más probable es que jueguen Griezmann, Vela y Agirretxe, dejando a Xabi Prieto, Ifrán y Llorente en el banquillo.

La Real comenzó la jornada en la decimoquinta posición, con sus 24 puntos, dos por encima del descenso y a seis de los puestos europeos. El sábado colocó al equipo un peldaño más abajo pero confirmó que no acabará la jornada en zona de descenso. Eso sí, perder reduciría aún más la separación con la zozobra, a un punto. Empatar la mantendría. Ganar nos elevaría de nuevo a la parte media de la clasifación que ocupamos hace una semana, antes de perder en Barcelona y nos colocaría a cuatro puntos de Europa, la misma diferencia que podría haber con el antepenúltimo clasificado. La Liga en un puño Suma la Real sólo dos derrotas en las últimas diez jornadas, pero como local sólo ha sumado tres victorias de diez partidos. Un equipo ha sumado menos, el colista Zaragoza. El Sevilla, con apenas dos puntos más que la Real por mucho que aspirara a comienzos de temporada a jugar la Champions, llega con entrenador nuevo, Michel. ¿Victoria segura? Para eso tendrá que romper la peligrosa tendencia en que está inmerso, pues ha sumado dos de los últimos 21 puntos en juego. Como visitante, sólo ha ganado un partido... en casa del colista Zaragoza.

Si hay un jugador engañoso en este partido, es la estadística, la historia entre estos dos equipos. El Sevilla apenas ha ganado en seis partidos de los 52 que ha jugado en Donostia, todos ellos en Primera División. La Real ganó en 30 de ellos y los 16 restantes se saldaron en empate. Sin embargo, la mitad de estas victorias sevillistas llegaron en las últimas tres ocasiones en las que ha jugado en Anoeta, dos antes del descenso de la Real y la última la temporada pasada. El conjunto andaluz no conoció la victoria en Atotxa entre las temporadas 55-56 y 85-86, 22 partidos de los que perdió 17. La mayor goleada txuri urdin fue el 5-0 de la campaña 1949-1950, con goles de Epi, Caeiro, Basabe y dos de Pérez Payá. El triunfo más claro del Sevilla fue el 1-3 de la temporada del descenso, la 2006-2007, en el primer partido de la temporada en Anoeta y auténtico comienzo del fin, anotando aquel gol realista Díaz de Cerio en su debut goleador con el primer equipo. La última victoria realista se remonta a la temporada 2004-2005, con un solitario gol de Kovacevic.

La pasada temporada, la 2010-2011, la Real no mereció sucumbir ante el Sevilla en Anoeta. El resultado final fue de 2-3, pero el conjunto txuri urdin hizo sobrados méritos no ya para empatar sino para ganar el partido. Diego Rivas adelantó a los realistas con su segundo gol de la temporada, pero apenas dos minutos después Kanouté empató a la salida de un corner. La Real gozó de varias ocasiones antes del descanso y Llorente hizo el merecido 2-1. Pero en dos minutos, ya en la segunda mitad, el Sevilla le dio la vuelta al partido, gracias al partidazo de Kanouté y a la entrada en el campo de Negredo, que Lasarte desde el banquillo y el equipo desde el campo no supieron replicar. Luis Fabiano hizo el segundo y el propio Kanouté el tercero. La Real tiró entonces más de corazón que de fútbol, tuvo bastantes llegadas al área contraria, pero sus ocasiones de gol no fueron demasiado nítidas. Aún así, el fútbol fue muy injusto con la Real aquel día, en el que sumó su cuarta derrota consecutiva sin haber merecido en realidad ninguna.

En el partido de ida de la presente temporada, la Real perdió 1-0 en el Sánchez Pizjuán. Ese es el resultado que tendrán que remontar los de Montanier si quieren superar al Sevilla en el golaverage particular y coger ventaja en hipotéticos empates al final. Aquel partido fue el primero en el que el técnico francés sorprendió con rotaciones inmotivadas. Dos de los mejores jugadores de la Real en el arranque liguero, Illarramendi y Agirretxe, se quedaron en el banquillo en el arranque de una semana de tres partidos. Cuando ambos entraron, en los veinte minutos finales, fue cuando el equipo estuvo más cerca de conseguir algo en su viaje a la ciudad hispalense. Pero ya fue tarde. El equipo no tuvo el control del juego hasta el tramo final y sufrió en exceso por la retirada lesionado de Xabi Prieto. Ifrán batalló en punta en su primer partido como titular que, paradójicamente, le supuso el inicio de su ostracismo esta temporada. Kanouté una vez más fue el autor del gol sevillista que ajustició a una Real que en realidad nunca batalló por el triunfo en el Sánchez Pizjuán.

miércoles, febrero 08, 2012

Pues yo estoy preocupado

Lo admito, yo estoy preocupado. Vivimos días de una aparente euforia por la actuación de la Real en el Camp Nou, por la insuperable presencia de canteranos en la primera plantilla txuri urdin de la que siempre tenemos que felicitarnos y no lo hacemos con la suficiente ilusión y hasta por la salida de Mariga por bien que ahora quiera jugar en el Parma según dicen las crónicas. Pero yo, optimista habitual cuando se trata de la Real, estoy preocupado. Preocupado, que no pesimista, no confundamos. Quien me lea con cierta frecuencia sabe lo que pienso de los jugadores que visten la camiseta realista y sabe que confío plenamente en su capacidad no sólo para seguir en Primera sino para pensar en cotas mucho más altas. En eso coincido con el presidente Aperribay, sí, tenemos equipo para mucho más que la permanencia. Pero, sin embargo, en ese empeño estamos y por cerca que esté cuesta pensar en algo más.

Como me temía, me he quedado solo pensando que en Barcelona nunca tuvimos opciones reales de puntuar. Cierto que no hicimos el ridículo, pero ¿nos conformamos con eso? No se trata de infravalorar lo bueno que hizo la Real en el Camp Nou, que alguna cosa sí hizo, pero miremos al Barcelona que teníamos enfrente. Guardiola tiene ocho campeones del mundo en su plantilla. Contra los de Montanier jugaron de inicio sólo tres, Víctor Valdés, Puyol y Cesc. Para mí eso es una oportunidad inmejorable de haber traído algo del Camp Nou, por muchas bajas que lleváramos nosotros. Aun estando en baja forma su Balón de Oro, Messi se bastó para poder solucionar el solo el partido. Tengo la convicción de que si el Barça pidió la hora fue por deméritos propios y no por los méritos de la Real, que en ataque limito a la garra de un Griezmann que pasa por su mejor momento. ¿Fuimos nosotros los que asustamos al Barcelona? ¿Nosotros? No, no lo creo. Dimos la cara, desde luego. Pero ante un Barcelona normal o con algún titular más lo más probable es que nos la hubieran partido.

Barcelona no me relajó, como tampoco la goleada al Sporting. En 85 minutos de partido, quitando los cinco primeros y el descuento, el resultado fue de empate a uno. Vi destellos, pero no vi planes. Vi calidad individual, pero no un equipo tan trabajado como para ganar partidos. Y vi la irregularidad de la que es presa este equipo desde que Montanier cogió las riendas. Esa irregularidad no la veo en los resultados, que también, sino en su juego. Porque, claro, parece imposible contestar a un equipo que lleva sumados quince de los últimos 27 puntos posibles. Pero es que mi contestación no es a los resultados. Se puede ganar jugando mal, como se le ganó en Anoeta al Granada, y se puede perder jugando muy bien, como nos sucedió en Mallorca o en Valencia ante el Levante. Ahora se dice que el pico más bajo de la temporada fue el 6-1 copero en Mallorca, pero ese pico llegó cuando el equipo llevaba seis jornadas sin perder en Liga, el que también decían que era el momento más álgido de la temporada. También en este tramo llegó el 0-4 del Atlético de Madrid, con siete partidos sin perder y tras ganar en Valencia. Irregularidad en estado puro.

Eso mismo se ve en el que, se dijo entonces, era un gran arranque liguero. ¿Jugó tan bien la Real en Gijón en el estreno de la temporada? No, pero se ganó con solvencia ante un rival inferior. ¿Fue tan brillante la remontada ante el Barcelona? Desde luego, pero hizo que muchos olvidaran una horrenda primera parte en la que el Barça pudo igualar si hubiera querido aquel 0-6 que nos endosó en la temporada 2000-2001 en sólo 45 minutos. Cada vez que llega una nueva jornada de Liga, no me aventuro con tanta facilidad a decir "hoy ganamos". Ya no tengo esa convicción porque no sé qué Real voy a encontrarme. Ese pensamiento de seguridad sí me vino en todos y cada uno de los partidos importantes de la era Lasarte. En Segunda ante los rivales por el ascenso, y todos cayeron en Anoeta. O en Cádiz, tarde gloriosa sin comparación. O el día del ascenso. En Primera cuando la permanencia estaba en juego. La Real ganó los tres partidos finales en casa en los que se fraguó el objetivo. Ante Sporting, Barcelona y Zaragoza. Y hubieran sido cuatro triunfos si ante el Getafe hubiera sido necesario ganar.

Miro el calendario y la clasificación y sigo preocupado. Estamos a dos puntos del descenso. Nunca estuvimos tan cerca el año pasado hasta el tramo final, y para eso hizo falta perder todos los partidos de la segunda vuelta lejos de Anoeta. Puesto 15. La Real no tan pocos equipos entre su puesto y el descenso hasta la jornada final de la pasada temporada. No nos engañemos, más de media Primera División está inmersa en la lucha por la permanencia, incluso algunos equipos que están o creen estar luchando por Europa. Pero esas apreturas clasificatorias son las que hacen que cada partido sea una final. No ganar al Sevilla nos puede meter en descenso, del mismo modo en que ganar nos puede acercar a Europa. Pero somos irregulares e inconstantes. Y, ojo, que no somos tan fuertes en Anoeta como lo éramos el año pasado y todavía tenemos que visitar los campos de siete de los diez primeros clasificados. La temporada pasada, en esa segunda vuelta tan criticada de la Real de Lasarte, jugamos igualmente en los campos de siete de los diez primeros clasificados al final. Va a hacer falta más de lo que estamos mostrando para lograr objetivos. Y eso que estoy de acuerdo con Aperribay. Pero sigo preocupado.

domingo, febrero 05, 2012

BARCELONA 2 - REAL SOCIEDAD 1 Desconcertante

Esta Real de Philippe Montanier es absolutamente desconcertante y ya parece que lo es sin remedio. Porque, claro, uno mira el marcador y cómo el Barcelona ha terminado pidiendo la hora y da la impresión de que el equipo txuri urdin ha hecho un gran partido en el Camp Nou, a pesar de salir sin premio. Ha marcado, cosa que sólo había hecho el Betis, y ha estado en el partido hasta el final, cosa que directamente no había hecho nadie. ¿Pero realmente ha podido ganar la Real? Igual me quedo solo diciendo ésto, pero yo nunca he tenido esa sensación. No veía el plan para marcar, aunque efectivamente marcamos. No veía cómo podíamos parar a Messi y compañía, a pesar de que les paramos durante muchos minutos. No entendí una vez más los cambios, ahondando la brecha que hay entre lo que veo y lo que piensa el técnico. Muchos minutos pasaron sin que la Real creyera en la victoria ante un Barça a ritmo menor y aún así pudo rascar algo del Camp Nou. Y Bravo evitó una goleada a pesar de haber propiciado la derrota con dos salidas equivocadas. ¿Es posible encontrar más contradicciones en un solo partido? Así es la Real de Montanier.

Para el partido imposible que siempre es el del Camp Nou, el técnico francés planteó un once coherente. Colocó a Pardo en el centro del campo junto a Aranburu y Markel, a Cadamuro de lateral izquierdo en lugar de Estrada y a Xabi Prieto en la línea de tres atacantes en lugar de Vela. El encuentroo fue toda una trampa para Pardo, porque tenía que enfrentarse a un imposible, parar la maquinaria culé e iniciar el juego txuri urdin. Imposible, y no sólo por la entidad del rival, por mucho que Guardiola viera más claras las opciones en Copa que en Liga y presentara un once con tres chavales del filial. Imposible porque la Real no quería el balón, y así Pardo no puede explotar sus cualidades. No lo quiere habitualmente, con lo que no hay que echarle mucha imaginación para saber lo que iba a hacer en el Camp Nou. Pardo se pasó muchos minutos del partido persiguiendo sombras, y eso no es responsabilidad suya. Y, paradójicamente, cuando la Real empezó a soñar con sacar algo de Barcelona tras el gol de Vela, y justo después de que el canterano pudiera hacer su primera apertura a banda del partido, Montanier decidió sacrificarle. Qué cosas.

La receta del entrenador realista estaba más que clara: apelotonar hombres por el centro, dejar que los laterales se midieran con los jóvenes Tello y Cuenca y buscar algún balón largo que pudieran cazar Griezmann o Ifrán. Suena escaso para una empresa de la envergadura de puntuar en el Camp Nou. El primer síntoma fue negativo. Mano a mano de Messi con Bravo, que el chileno cierra con una mano antológica. El segundo síntoma, positivo. Ifrán devuelve el mano a mano y, resolviendo un poco peor y más al bulto que el argentino del Barça, propicia la parada de Valdés. El tercer síntoma cobraba visos de ser definitivo. Messi asiste a Tello y Bravo equivoca la salida para permitir un gol fácil al barcelonista. En ese pase no había un gol, sí una jugada de peligro, pero nunca un 1-0 terminado. Con su salida, el chileno le regaló a Tello esa posibilidad. Tengo la impresión de que era una de las lecciones que traía desde la caseta, salir a taponar los balones que cayeran a la banda y ayudar así a unos laterales a los que se iba a dejar algo desprotegidos adrede. En esa jugada salió mal. Era el minuto 9. El mismo en el que el Barça comenzó el 5-0 de la temporada pasada.

Con el 1-0 no se alteraron lo más mínimo los planes de la Real. Ya sabemos que Montanier es un hombre de ideas fijas y que los cambios radicales en sus planteamientos sólo pueden llegar, si llegan, en los últimos minutos de partido. Eso dejaba el partido en manos de lo que el Barça quisiera hacer. Siempre he pesando que ese, al margen de tener una plantilla corta (lo que se acentúa con las lesiones, como hoy la de Busquets; muy mala suerte en su encontronazo con Carlos Martínez, su rodilla se quedó incrustada bajo los tacos de la puntera del lateral realista), es el único punto débil de este Barça. La suficiencia de sentir que tiene el partido ganado le provoca a veces perder puntos, como sucedió sin ir más lejos en Anoeta, donde su control fue aún más claro que aquí. Hoy no ha sido el caso, pero si el partido ha estado abierto hasta el final ha sido por ese motivo. Los de Guardiola apabullaron a la Real en todo (toque, posesión, zona de influencia) sin necesidad de generar mucho fútbol u ocasiones de gol. Messi tuvo un par, a las que Bravo respondió de maravilla, como también atajó un disparo de Thiago. Cesc lanzó arriba otra buena ocasión aún en la primera mitad. La resistencia de la Real estaba resultando mínima, apoyada en un buen trabajo de su defensa, eso sí.

Segunda mitad y, como era de esperar, sin cambios. A los siete minutos de la reanudación, Griezmann tuvo el empate tras pelear con furia un balón a Mascherano, pero Valdés respondió bien. Hasta ese momento, el empuje del francés fue el único argumento que tuvo la Real en ataque. El único. No sé hasta qué punto se puede considerar una oportunidad para Ifrán (sólo unos minutos después de esa ocasión tuvo que retirarse lesionado, lo que dejó con la incógnita de cuál habría sido el cambio que hubiera hecho Montanier... y cuándo lo hubiera hecho) el colocarle como una isla a cuarenta metros de la portería de Valdés. Aranburu apenas podía descolgarse en ataque, temeroso de dejar en inferioridad a Pardo y Markel, Xabi Prieto casi no llegó a contactar con el balón en todo el encuentro y los laterales estuvieron una hora sin pisar la línea del centro del campo. Pero esa ocasión de Griezmann, como la de Ifrán en la primera mitad, pudieron cambiar el rumbo del encuentro. Si Messi no hubiera llegado a este partido sin tres jornadas sin marcar y con alguna que otra crítica de la prensa no afín en el ambiente, lo más probable habría sido más de un gol suyo, porque ocasiones y llegadas hasta las inmediaciones de Bravo tuvo de sobra. Hasta que marcó.

Minuto 72, 2-0. Alves a Messi, otra mala salida de Bravo y partido resuelto. Resuelto sin ofrecer nada del otro mundo. Sí se vio el cuaderno táctico del Barça durante el partido, pero no la velocidad y la intensidad necesarias. Evidentemente, no estaban sobre el campo Xavi, Iniesta, Abidal, Busquets o Alexis, con lo que es normal ese bajón. Pero es que incluso a una marcha menor, el Barça pasó por encima a una Real que no supo oponer intensidad, presión o raza, sólo cierta colocación. Con algo más del lado realista, probablemente, el partido habría sido muy diferente. Pero la Real salió a jugar contra el Barça del 5-0 de la temporada pasada y no se dio cuenta de que enfrente estaba una versión bastante inferior a aquella. Por eso no hubo nada que hacer durante largos minutos. Fue lo único que ofreció la Real en ataque lo que le devolvió la vida y le permitió soñar en los últimos minutos: la garra, de éste sí, de Griezmann. Robo a Thiago, pase en profundidad a Vela (sustituto de Ifrán) y fantástica definición del mexicano. Sólo habían pasado dos minutos del gol de Messi. El tanto de la honra despertó al banquillo, que tres minutos después se jugó la heroica.

En el 77, Llorente entró por Pardo. En el 83, Agirretxe por Xabi Prieto. Cambios como éstos, que quizá en otro contexto podrían ser elogiables, ahondan aún más en el desconcierto que Montanier plantea a la hora de gestionar su plantilla. Cuando se le pregunta por el ostracismo de Ifrán o Llorente, aduce que sólo necesita cinco delanteros en la convocatoria, pero resulta que va al Camp Nou, nada menos, y acaba haciendo jugar a seis y termina el partido con cuatro sobre el césped, que igual hubieran sido cinco si no se llega a lesionar Ifrán. Esa medida desesperada fue la que le dio frutos jugando contra el Málaga. Y el caso es que en el Camp Nou sirvió para meter el miedo en el cuerpo de todo jugador, técnico, directivo y aficionado culé. Más paradojas, lo hizo sin necesidad de generar ocasiones de peligro, porque lo más claro que tuvo el equipo txuri urdin para empatar fue un flojo cabezazo de Agirretxe ya en el tiempo de descuento. Y así llegamos al final de un partido que la Real perdió por un solo gol pero que, por alguna extraña razón, nunca dio la sensación de poder ganar o empatar.

Lo que a esta Real le falta, indudablemente, es espíritu. Porque hoy era el día para sacar algo del Camp Nou. Viendo las ausencias en el once y el rendimiento del Barcelona, y a pesar de admitir que con una marcha podría haber goleado, me queda una irremediable sensación de oportunidad perdida. Luego pienso en que Cadamuro ha hecho un gran partido y le ha ganado la partida a Cuenca. Pienso en que Iñigo Martínez y Mikel González (pudo hacer dos penaltis por mano, me pareció más el primero que el segundo) han estado sobresalientes. Pienso en que Griezmann solito ha sido capaz de generar tres ocasiones de gol en el Camp Nou. Y pienso, una vez más, que esta Real es mejor de lo que entre todos, y creo que fundamentalmente desde su banquillo, le estamos haciendo creer. Hoy he añorado más que nunca a Illarramendi y a Zurutuza, y me ha dado por imaginar que habrían hecho en un centro del campo con Pardo, en un ataque con Agirretxe o Llorente que fijara a la defensa culé, con un Prieto con más confianza y con dos laterales ofensivos como siempre ha tenido la Real. Lo pienso para contrarrestar otro partido en un gran escenario que me deja ni frío ni calor. Con 24 puntos, todavía cuarto por encima del descenso a falta de que jueguen cinco de los siete equipos que tenemos por detrás, y a seis de Europa, que probablemente el lunes serán siete u ocho. Pues eso, ni frío ni calor. Como toda la temporada.

viernes, febrero 03, 2012

PREVIA Barcelona - Real Sociedad. No hay mejor oportunidad que la presente

¿Es tan imposible ganar en Barcelona? Sólo hay una forma de hacerlo, pensando que la presente (sábado, 22.00 horas, Camp Nou, La Sexta, autonómicas) es la mejor de las oportunidades. Jugar como si fuera la única, como si no volviéramos a tener otra la próxima temporada. Hay condicionantes que ayudan, como que el Barcelona esté entre medias de una dura semifinal de Copa ante el Valencia, las lesiones que afectan a la plantilla de Pep Guardiola o la escasa efectividad en los últimos partidos de Messi, alma mater goleadora de este Barça. Pero la Real también presenta bajas. Ganó en Valencia, pero se acobardó ante el Real Madrid. Al Barcelona le dejó jugar y le acabó remontando. Será, indudablemente, un duelo de canteras. La global del Barcelona y la pequeña de Zubieta de la Real. Será un partido de esos imposibles, en el que la Historia machaca las aspiraciones del modesto. ¿Pero quién dijo que los imposibles no pueden convertirse en posibles alguna que otra vez? Con soñarlo y lucharlo, independientemente del resultado, es suficiente.

Philippe Montanier se lleva a Barcelona 19 jugadores, algo que está convirtiéndose en costumbre para el técnico galo. La noticia está en el regreso a la lista de Demidov tras no jugar ante el Sporting, y la inclusión de Agirretxe, que acabó tocado precisamente ese partido. El primero era dudoso para el Camp Nou y el segundo parecía descartado esta misma mañana, pero los dos han entrado. Si ambos estuviean para jugar, el nombre añadido a la lista y que tiene todas las papeletas para quedarse en la grada (para así poder jugar el domingo con el Sanse) es Javi Ros, que entra así en la primera convocatoria de la temporada. Con la recuperación de estos dos jugadores, Montanier elude tener que tirar del Sanse con más intensidad para cubrir las ya de por sí numerosas bajas que tiene. Illarramendi, Elustondo y Zurutuza le dejan un agujero bastante profundo en el centro del campo, y a eso hay que añadir la ausencia de De la Bella. Xabi Prieto, en cambio, se ha recuperado de las molestias en el tobillo que tuvo durante la semana y ha entrado en la lista sin problemas.

La continuidad ya no es una opción para Montanier por las dos bajas que tiene en el centro del campo. La defensa, en cambio, parece que sí será la misma que jugó la pasada jornada. Es decir, Bravo en la portería, con Carlos Martínez y Dani Estrada en los laterales y Mikel González e Iñigo Martínez en el centro. Ansotegi y Cadamuro esperarán su oportunidad en el banquillo, a la espera de ver qué sucede con Demidov. Porque él es precisamente una de las opciones que tiene Montanier para solucionar la papeleta en el centro del campo, no sería la primera vez que le usa esta temporada. Aranburu y Markel parecen fijos en esa zona. Sería muy decepcionante que, ante tantas bajas, Pardo no tuviera aquí su primera gran oportunidad. Otra opción, menos realista, es que Xabi Prieto haga de Zurutuza. En ataque, Griezmann es el único que parece seguro. Agirretxe está siendo el delantero titular, pero es duda y muchos apostaban por Ifrán como delantero. Si la apuesta es la velocidad, Vela completaría el tridente por la derecha, donde Prieto también tiene opciones. Llorente lo tiene indudablemente más difícil y seguramente estará en el banquillo junto a Toño Ramírez.

Sólo los números de ambos equipos en la presente temporada ya asustan. Tras su goleada al Sporting en Anoeta, la Real es duodécima con 24 puntos. El Barcelona es segundo con 45, más del doble. El equipo de Montanier ha alcanzado una inestable tierra de nadie, a cuatro puntos del descenso, a cinco de Europa, siendo el cuarto mejor equipo de la Liga desde que cayera goleado en Vallecas. Como visitante, está dando guerra y no pierde precisamente desde el 4-0 del Rayo hace cinco salidas. Lejos de Anoeta la Real ha ganado tres partidos y ha empatado otros dos de los diez que ha jugado. Pero el Barcelona es el mejor equipo como local. Diez partidos, nueve victorias y un empate. Es el único que no conoce la derrota en casa. Ha marcado 43 goles y ha recibido sólo dos, los dos que le hizo el Betis en el último partido liguero que acogió el Camp Nou, a los que hay que sumar el empate a dos del Real Madrid en el Copa, que no impidió que los de Guardiola accedieran a las semifinales por su triunfo en el Bernabéu. El Barça, en todo caso, se ha dejado una derrota y tres empates en los últimos ocho encuentros, lo que abre cierta puerta a la esperanza.

La Historia, en cambio, da una severa bofetada a las aspiraciones de la Real de cara a este encuentro. No sólo ya por los datos generales de este duelo, por los 65 partidos jugados, todos ellos en Primera División, de los que 55 acabaron con triunfo del Barcelona, sólo tres con victoria del equipo realista y siete más resultaron en empate. Es que nada menos que las últimas catorce visitas de la Real fueron derrotas. No puntúa un equipo realista desde la temporada 94-95, con Salva Iriarte como entrenador, con un gol en el minuto 92, de Imaz tras rebotar en la espalda de Koeman, y y jugando con diez por la expulsión de Fuentes. Ningún jugador txuri urdin actual sabe lo que es, no ya puntuar, sino marcar en el Camp Nou, porque el último en hacerlo fue Nihat en el 2-1 de la 2002-2003. Como curiosidad, el ahora entrenador culé, Guardiola se hizo el propia puerta el 3-1 de la 199-2000. Las tres victorias de la Real allí fueron sonadas, 1-3 en las temporadas 78-79 (Satrústegui, Idígoras y Zamora) y 90-91 (Atkinson y dos de Aldridge ante el Dream Team ya campeón de Liga), y 2-3 en la 85-86 (dos de Zamora y Gajate). El 8-2 de la temporada 50-51 es la mayor goleada conseguida por el conjunto culé ante el donostiarra, al que ha marcado nada menos que 165 goles en sus 55 visitas anteriores, por sólo 36 tantos de color txuri urdin.

En el partido de la pasada temporada, la 2010-2011, la Real fue un invitado de primera fila a una goleada inevitable. El 5-0 final se llevó por delante una buena salida del equipo de Martín Lasarte que ya nadie recuerda, pero fue una salida que no llegó ni a los diez minutos de juego. Cuando el Barcelona marcó su primer gol en el minuto 9, obra de Villa tras un jugadón de Messi y Pedro, el partido estaba ya acabado. La Real se deshizo y la única pregunta que dejó en el aire era cuántos goles más iba a anotar el Barça. Y eso que el equipo blaugrana no se portó mal. Iniesta hizo el segundo antes del descanso, dejando mínimamente abierto el partido, pero a los dos minutos de la reanudación Messi hizo el tercero. La Real ya sólo tenía la opción de esperar el final del partido. Pero lo hizo mal, bajó los brazos y dejó una pobre sensación de falta de competitividad en un escenario inmejorable, que debía corroborar el gran arranque liguero de los de Lasarte. Al final, el Barça se conformó con redondear el 5-0 en los últimos minutos con un gol de Pedro y otro más de Messi. La derrota fue la única opción porque la Real sólo se dejó pensar en algo más durante nueve minutos.