Osasuna jugó en el Santiago Bernabéu el 18 de enero de 2009. Perdió 3-1. Pitaba Pérez Burrull. Expulsó a Juanfran con dos tarjetas amarillas, mostradas ambas por simular penalti cuando, efectivamente, había sufrido dos entradas de defensores madridistas dentro del área. "Por lo menos, tírate bien", le dijo el colegiado al entonces jugador rojillo. Con el mismo respeto que los árbitros exigen a los jugadores, so pena de amonestación, por supuesto. Patxi Izco, presidente de Osasuna, respondió con dureza. Rompió con el estamento arbitral ("el Colegio de Árbitros en Navarra tiene una serie de prebendas y eso se ha acabado", sentenció), vino a Madrid a reunirse con todo aquel que pudiera escuchar su mensaje. Se sentía robado y actuó. Osasuna salió del Bernabéu como farolillo rojo de la clasificación, después de haber conseguido dos victorias en toda la primera vuelta. De los siguiente once partidos, sólo perdió uno. Sumó 22 puntos de 33 posibles y alcanzó la undécima posición. Luego cayó en un bache, pero se salvó. ¿Cómo lo hizo? Ganando a Barcelona y Real Madrid en las dos últimas jornadas, con estos dos equipos ya de vacaciones.
Esta historia tendría que hacer reflexionar porque en esto del fútbol ya está más que visto que las casualidades no existen. Me caben pocas dudas de que suceden muchas cosas de este estilo y no las vemos por simple desconocimiento de lo que sucede en el mundo del fútbol español, más allá del brillo de los dos grandes que eclipsa todo lo demás. No termino de creerme que los años de atropellos (errores también, pero sobre todo atropellos) que viene sufriendo la Real son un caso único. Mantengo la esperanza de que algún analista o seguidor del Rayo, del Granada, del Getafe, del Villarreal, del Espanyol o de cualquier otro equipo me confirme algún día que tengo razón, que esto nos pasa a muchos. Porque si sólo nos pasa a nosotros, desde luego que tenemos motivos para preocuparnos. Motivos muy serios. La reflexión no es coyuntural, sino de fondo, porque a mí no me ha sorprendido la sanción de dos partidos a Illarramendi. De verdad que no. Sé que es injusta, porque injusta fue la tarjeta roja. Pero entraba en mis cálculos que la sanción fuera dura.
¿Por qué? Por dos razones. Primero, porque al mundo del fútbol en general no le importa lo que le sucede a un debutante de la Real, del mismo modo que nosotros somos ajenos a lo que le sucede a uno del Granada. Sólo cuentan Madrid y Barça. Sus robos y sus injusticias son tema de discusión durante toda la semana, justificación incluso de perder o ganar títulos, qué decir ya de un partido concreto. Si el fútbol español fuera uno cuando suceden atropellos como el que le acaban de hacer a la Real, si tuviéramos de verdad una Liga de fútbol profesional que velara por la justicia y por la igualdad de sus miembros, otro gallo nos cantaría. Pero vivimos en un mundo frentista, en el que cada uno sólo vela por lo suyo. Y en el que sólo importan Madrid y Barça. Así nos va. La segunda razón estriba en la historia. Aunque muchos ven en las quejas sobre el comportamiento de árbitros, comités y estamentos futbolísticos una excusa de mal perdedor, es algo evidente que forma parte de la historia reciente de la Real (y no tan reciente) con una importancia, además, suprema, decisiva y vital. Lo denuncio cada vez que puedo, y ejemplos no me faltan.
Mirando toda la imagen, y no sólo el corto plazo de un partido concreto, no creo que se pueda desvincular la actuación de árbitros y comités de las ligas que no ganó la Real en 1980 y 2003. Eso es así, es Historia, le duela a quien le duela. En la primera, Betis y Sevilla cobraron primas, ilegales, por puntuar ante la Real. No pasó nada. En la segunda, se pueden enumerar una decena de partidos en las que el equipo txuri urdin fue perjudicado, desde los incontables penalis en San Mamés al descuento interminable ante el Villarreal, pasando por el penalti en el descuento del Villamarín, la retención que se pitó a Westerveld en Mendizorroza o la lesión de Xabi Alonso con el Espanyol que no fue ni falta. Entonces se rieron de nosotros en nuestra cara. ¿Los árbitros no tuvieron nada que ver en el descenso de 2007? Sí, éramos muy malos, nos ganamos ese paso por Segunda. Pero nos dieron un empujoncito. ¿Fue justa la actuación de los comités ante las denuncias de Iñaki Badiola sobre la compra de partidos en 2008? ¿La que nos impidió subir a la primera tentativa? Igual nos hemos olvidado de que la lesión de Díaz de Cerio no fue ni falta. O del penalti en el descuento ante el Zaragoza en Anoeta que nos cortó la ilusión por subir en ese segundo año.
Pensad en jugadas romcabolescas en el mundo del fútbol. En los últimos años las hemos visto todas con un protagonista vestido de txuri urdin. A Griezmann el año pasado le sacaron una tarjeta amarilla por subirse a un coche. A Xabi Prieto le expulsaron hace dos por sufrir un penalti. En 2006, una mano de Aduriz dentro del área de la Real la convirtió un árbitro en penalti a favor del Athletic. El año pasado, un árbitro amonestó a un calvo del Racing cuando le debió sacar la segunda amarilla al otro. Eran Kennedy y Colsa, por lo visto dos jugadores iguales. El partido del Bernabéu de la 2004-2005 se suspendió en el minuto 86 con empate, se tuvo que reanudar y ganó el Madrid 2-1. Esa misma temporada a Karpin lo expulsaron por aplaudir a la grada cuando estaba siendo sustituido y antes de que saliera su recambio. Un año antes el Mallorca nos empató con un gol con la mano. O aquel penalti inexistente en 1995 en el Bernabéu que impidió una gran remontada realista. O el atropello de Japón Sevilla, uno de tantos pero el más grave, en Zaragoza en 1997 ¿Y qué decir del escándalo de Medina Cantalejo en 2001, que provocó el único cierre de la historia de Anoeta? Aquel día nos dejó con nueve en la primera parte. Hay muchos ejemplos más.
Todas son historias conocidas y verificables. Por supuesto que algún día a la Real le han caído favores arbitrales. Por supuesto que sí y lo digo cuando sucede. Pero, sin ser yo no nadie para denunciar conspiraciones, que el equipo txuri urdin se ha visto infinitamente más perjudicado que beneficiado es un hecho. Que le ha costado objetivos importantes como Ligas, una permanencia, ascensos y UEFA, también. Que los comités prácticamente nunca se han puesto del lado de la Real es otra evidencia, aunque alguna que otra vez hayan admitido retirando tarjetas que nos han hecho algún penalti más de los que se nos han señalado. Nunca ha habido desde la Real una respuesta como la de Patxi Izco en 2009. Nunca ha recurrido la Real a un fútbol violento, como el de otros equipos que sí han conseguido sus objetivos gracias a esa forma de jugar, y nunca ha encontrado por ello la ayuda de los árbitros un equipo como el nuestro, que siempre está entre los más limpios. Nunca hay encerronas en Anoeta a los colegiados. Y así nos tratan. A mí ya nada me sorprende. Lo de Illara, tampoco. ¿Que jugamos contra el Athletic en dos jornadas? Griezmann, tiembla.
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