martes, noviembre 30, 2010

Aquellos quince derbis sin perder

Por fin un derbi de verdad. Contra el Athletic. Como tiene que ser. Y los derbis de verdad, tienen Historia. Con mayúsculas. Está claro que en la memoria de todos están aquel 5-0 de la temporada 76-77 (jugado un 5 de diciembre, por cierto, como sucederá este domingo) o aquellos en los que Real y Athletic se entregaron sendos títulos de Liga en los años 80 (para el equipo txuri urdin, su segunda liga consecutiva, en la temporada 81-82, se logró en Atotxa y ante los bilbaínos). Pero hubo otra gran etapa memorable que incluye ese otro partido en el que todos pensarán, ese otro 5-0, mucho más reciente. Ese fue el quinto partido consecutivo contra el Athletic en el que la Real no salía derrotada. En total fueron quince. Quince derbis sin perder. Un maravilloso periodo, plagado de empates, sí, pero también de tardes memorables. ¿Por qué no empezar el domingo una nueva racha como aquella?

· 1992-1993
Atotxa se despedió de los derbis de la mejor manera posible. La Real había caído 2-0 en San Mamés en la primera vuelta sin merecer tanto castigo, pero el último duelo entre los dos equipos vascos jugado en el viejo estadio donostiarra sólo se podía saldar de una manera. Atotxa no iba a dejar que la Real no lograra una victoria en semejante partido. Y se ganó. 1-0. Gol de Alkiza, con un gran tiro desde fuera del área. Y qué felicidad de despedida.

· 1993-1994
Qué poquita cosa tuvieron los dos derbis de esta temporada. Poquito cosa y ningún gol. Ni en San Mamés ni en Anoeta. El de San Sebastián, en la segunda vuelta, fue el derbi 100, y el estreno del estadio merecía la victoria. Pero no llegó. Se quedó en el día en que se retiró Larrañaga, el último de los campeones realistas en activo. Kodro tiró al palo y el árbitro perdonó una clara expulsión a Larrainzar. Qué le vamos a hacer.

· 1994-1995
Todo queda dicho con ese marcador. Con ese solmene 5-0 que decoró el antiguo marcador de Anoeta. Con aquella tarde de gloria y de fútbol de verdad. Con aquel hat-trick de Kodro, el único que consiguió vestido de txuri urdin (además, fueron sus últimos goles en la Real antes de fichar por el Barça). En la ida, San Mamés vivió un partido de auténtico sopor. Otro 0-0, el tercero consecutivo entonces. Pero el cerocerismo de los derbis se acabó a lo grande. "Me da que va a haber goles", dijo Iriarte antes del partido de Anoeta. Madre mía si los hubo.
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· 1995-1996
¿El derbi en San Mamés? 0-0, no podía ser de otra forma. Tercero consecutivo en Bilbao, donde los goles parecían haberse olvidado en estas citas. Dominó la Real, pero no marcó. Y comenzó en Anoeta marcando. 2-0 a los veinte minutos, con goles de Craioveanu y Albístegui, y muchos pensaban ya en otro 5-0. El Athletic recortó distancias. Y Díaz Vega le regaló el empate. Etxeberria hizo lo de casi siempre, tirarse, y el árbitro picó. La vida seguía siendo así.

· 1996-1997
La Real destrozó la sequía de San Mamés con un triunfo grande. 1-3. Craioveanu, De Paula e Idiakez hicieron los goles realistas, en un partido ganado al contraataque y maniatando el estéril dominio del Athletic. El 0-0 se traspasó esta temporada a Anoeta. Pero no fue aburrido el partido, no. Urzaiz le partió la nariz a Albístegui de un alevoso e intencionado codazo y el árbitro decidió mirar para otro lado. Y eso que Luis Pérez había salido también del campo una hora antes también con la nariz destrozada, aunque éste fuera en un choque. Pero 0-0.

· 1997-1998
La polémica cambio de campo. La Real empató en San Mamés de penalti. Muy protestado, aunque pareció clara la infracción de Carlos García sobre Loren. Y Gica no falló. El Athletic fue mejor, pero no le sirvió. Y en la vuelta, la polémica continuó. Larrazabal adelantó al Athletic en una falta inexistente. Y en el minuto 92, Gracia empató con el portero visitante en el suelo, tras chocar éste con Kovacevic. No hubo falta. El gol de Gracia salvó la imbatilidad de Anoeta, que sólo vio perder un partido a su equipo en toda la temporada. No nos ganaron, pero lo malo es que al final de la Liga el Athletic fue segundo y la Real tercera. Vaya.

· 1998-1999
Esta vez llegó primero el derbi de Anoeta, y se lo quedó la Real en otra tarde para el recuerdo. 3-1. De Paula y Sa Pinto adelantaron a la Real, y el Athletic recortó distancias de penalti. Todo eso pasó en un cuarto de hora. Pero desde el 88 hasta el 93 pasó de todo. El Athletic se quedó con diez. Luego con nueve. Larrazabal de portero. Subió a rematar un corner. Falló. La Real contraatacó. Y Kovacevic, con setenta metros de carrera, marcó el gol que más tiempo cantó Anoeta antes de que el balón traspasara la línea de la portería. El aburrimiento volvió a San Mamés, 0-0. Jauregi fue expulsado a los 22 minutos y la Real se dedicó a defender lo que tenía.

· 1999-2000
San Mamés vivió otro partido polémico. Por fútbol mereció ganar la Real, y el empate que puso Aranburu en el marcador, golazo, parecía sentenciar el partido. Pero en el descuento el Athletic marcó un gol que parecía legal y no valió. Qué cosas. En la vuelta, goleada. Aranzabal marcó el empate a uno un minuto después de que se adelantara el Athletic, gracias a que Pikabea anotó en propia puerta. Y luego marcó Khokhlov. Y luego De Paula hizo dos dejando la cosa en goleada, 4-1. Clemente era el entrenador de la Real y Luis Fernández el del Athletic. Se dijeron de todo menos guapos en las ruedas de prensa. Y no se saludaron, claro.

domingo, noviembre 28, 2010

SPORTING 1 - REAL SOCIEDAD 3 Victoria grande en la batalla de El Molinón

Grande, muy grande ha sido la victoria de la Real en lo que sólo se puede calificar como la batalla de El Molinón. Batalla en el buen sentido, porque estos son los partidos que, si tuvieran un árbitro a la altura, gustan a los aficionados. Gustan porque los 22 contenidentes se dejan todo lo que tienen en el césped. Gustan porque son encuentros de pelea, de presión, de ir al límite en todos los balones. Y gustan porque al final es la calidad lo que decide el resultado final. La calidad de la Real, esa que tantas veces se discute y que está muy presente en sus jugadores. Y todo hubiera sido más bonito con un árbitro competente sobre el césped, pero no lo ha habido. Una vez más. Pero, lamentos aparte, lo que queda, al fin y al cabo, es un triunfo enorme. Además, remontando un gol adverso (por primera vez en la temporada), recuperando al equipo de un mal inicio (que costó precisamente el gol) y sin apenas dar opciones a las armas del Sporting de estar cerca de sacar algún punto de este encuentro. Con esta Real, da gusto.

Y esta Real era casi la misma de siempre. El único cambio que Lasarte introdujo en su once más o menos ideal fue la inclusión de Elustondo (que está a buen nivel) en lugar de Aranburu. No hubo tiempo de saber si la apuesta era acertada porque la Real entró con tan mal pie en el partido que a los tres minutos ya iba perdiendo. Primerio cedió una clara jugada del Sporting por el costado derecho de su defensa. Después se botó el primer córner desde ese lado y acabó en gol inexplicablemente. Y digo que inexplicablemente porque no hubo error de marcaje. Es que no hubo marcaje. Nadie estaba junto a Gregory cuando éste remató. Eso, conjuntado con la mala salida de Bravo, propicio el cabezazo sencillo del sportinguista. Todo un regalo que tuvo continuidad en otro córner de la primera mitad, ya con 1-1 en el marcador, en el que otro jugador local rmató solo, esta vez con el pie, desde un poco más allá del pico del área pequeña. Los marcajes en los corners son vitales en partidos que se afrontan como batallas, partidos como éste. Ese fue el punto más negro de la Real en todo el partido, partido que jugó por lo demás como tenía que jugarlo.

Fue un chispazo lo que devolvió la vida a la Real. Un chispazo de Bravo, que lanzó un magnífico saque largo que llegó al lugar al que pretendía llegar, el pie de Llorente. El delantero realista hizo una preciosa dejada de tacón y Xabi Prieto entró como una bala para cruzar un disparo espléndido y empatar el partido, apenas diez minutos después del tanto sportinguista. Comenzaron así los mejores minutos de la Real, el juego se volcó exactamente donde lo querían Lasarte y sus jugadores. El dominio en el centro del campo era intenso, las llegadas al área local eran peligrosas aunque sin excesivas ocasiones de gol, y Bravo era todo un espectador del encuentro, gracias a la formidable presión en campo contrario y al gran trabajo de la defensa txuri urdin (espléndidos un día más Mikel González y Ansotegi, dio gusto ver a De la Bella recuperado tras los dos errores que cometió en Alicante; el entusiasmo de Carlos Martínez, en la misma línea de siempre). El segundo gol de la Real llegó en el último minuto de la primera mitad. Y fue otro chispazo. De Griezmann. Un giro prodigioso dentro del área que Gregory todavía anda preguntándose cómo pudo suceder y un preciso pase atrás para que Zurutuza, al segundo intento, anotara su primer gol en Primera División.

El gol de Zurutuza dio es sintomático de una de las carencias de la Real, no saber matar los patidos en condiciones. Y lo digo habiendo ganado 1-3. El mediapunta necesitó dos disparos para marcar, y el primero era el más sencillo de los dos (aunque en el segundo hay mucha clase). La segunda parte se convirtió en un ejercicio similar de supervivencia, porque fueron 45 minutos sin matar el partido. Las sensaciones eran favorables a la Real, porque se intuía más peligro contra la portería local que contra la de Bravo. El chileno apenas tuvo una ocasión destacada en la que lucirse, pero el balón rondó mucho su área y su portería. El equipo volvió a meterse atrás, pero con firmeza y con seguridad, sin conceder demasiadas alternativas de empate al Sporting. Y hubo alguna que otra ocasión de matar el partido, sí, pero no se hizo con la antelación suficiente como para tener la segunda parte plácida que pedía su desarrollo. El 1-3 no llegó hasta el descuento. Y fue otro chispazo, otra genialidad. De Xabi Prieto, que dejó clavados a dos defensas locales, lanzó un magnífico envío al segundo palo desde la línea de fondo y allí apareció Aranburu para introducir el balón en el interior de la red. Partido sentenciado. Con justicia, con categoría y con calidad.

La calidad no es necesario enseñarla durante 90 minutos para ganar un partido. Basta saber cuándo acertar. Porque, y lo dijo Lasarte, hoy no fue el partido más brillante de la Real, pero sí uno que deja un maravilloso sabor de boca. ¿Por qué? Porque la calidad apareció cuando se necesita. Cuando había que cortar el ímpetu de un Sporting en ventaja. 1-1. Cuando había que dar un golpe moral al rival. 1-2. Y cuando había que matar el partido, aunque éste llegara un poco más tarde de lo deseado. 1-3, tres puntos y a casa. Si todavía hay quien piensa que a la Real le falta calidad, que vea los vídeos de los tres goles. Participan Xabi Prieto, Griezmann, Zuturuza, Llorente y Aranburu. De los que jugaron en el cuarteto de arriba, sólo Tamudo estuvo ausente en los goles realistas. Y ninguno de ellos hizo un partido realmente completo. Pero estuvieron cuando tenían que estar, cuando el partido se estaba decidiendo. Y cuando el partido se estaba batallando, junto al resto de sus compañeros, porque nadie ha desentonado en esta Real. Y con esa fuerza, esta Real tiene muchas papeletas de ganar partidos. Los gane o los pierda, porque eso es el deporte.

El partido podría haber sido más bonito de no mediar otra lamentable actuación arbitral. Concierto de silbato, nada menos que 58 faltas, 30 señaladas al Sporting y 28 a la Real. El Sporting ha hecho menos y la Real no ha debido llegar ni a la mitad, pero Paradas Romero tenía ganas de pitar y eso no hay nadie que lo pueda parar. Visto lo que ha pitado, lo que es asombroso es que los locales terminaran con once. Pero ya se sabe que en los partidos de la Real, no hay rivales expulsados. También es asombroso que se prolongara una jornada más la racha de la Real sin ver un penalti a favor, después de una mano de Gregory en la jugada previa al 1-2 que anotó Zurutuza. Penalti pudo ser el gol de Xabi Prieto, porque el entradón del defensa sportinguista (que se quedó sin tarjeta) fue de órdago. Al menos no se dejó engañar por el impresentable piscinazo de Barral. Pero hasta esto se convirtió en un elemento más de elogio a la actitud txuri urdin (que hasta evitó la quinta amarilla a Griezmann en el galimatías arbitral). Porque no es fácil subsistir en un partido en el que se señala una falta cada minuto y medio, en el que no hay ritmo y en el que todo se decide por calidad. Porque la calidad suele necesitar continuidad y hoy era imposible. Pero Llorente, Xabi Prieto y Griezmann la han puesto en este escenario.

Hoy la Real se ha olvidado de la historia, como hacía falta. Y hoy la Real ha puesto sobre el campo su presente y, sobre todo, su futuro. Ha demostrado que el fútbol de cantera puede competir en Primera División. Ha demostrado que unos chavales que no visten la camiseta de la Real porque alguien ha puesto unos cuantos millones de euros en el banco, sino porque se lo han ganado con su trayectoria, pueden demostrar tanta clase como jugadores constantemente alabados en los medios de comunicación. No, no ha sido el mejor partido de la Real. Tampoco el más bonito. Pero qué grande ha sido la victoria. Nueve puntos por encima del descenso y dos por debajo de los puestos europeos. No hay que pensar en objetivos. No hay que cambiar nada. Hay que seguir jugando partido a partido. Y el de hoy ha sido el segundo lejos de Anoeta que acaba con victoria txuri urdin (enorme mejor a domicilio en las últimas tres salidas). Es el que permite llegar el derbi de la semana que viene por delante del Athletic. Es el que tiene que garantizar la confianza que se merece este equipo, el mismo que subió con el cambio de Llorente por Bueno. El mismo. Cuánto dice eso de estos chicos que hoy han vestido la camiseta de la Real. Gran victoria. Y ahora, el Athletic.

viernes, noviembre 26, 2010

PREVIA Sporting - Real Sociedad. A olvidarse de los recuerdos

Toca olvidarse de los recuerdos en el escenario en el que más difícil resulta esa tarea para la Real (domingo, 17.00 horas, El Molinón, PPV). Porque Gijón será para siempre el lugar en el que el equipo txuri urdin conquistó su primera Liga, pero llega a jugar allí de nuevo después de una semana en la que se han prolongado dos históricas maldiciones (la Copa del Rey y el Hércules en Alicante) y en la que se ha roto una magnífica racha positiva (el Atlético jamás había ganado en Anoeta). Además, la última visita al lugar de tan hermoso recuerdo, acabó en derrota, gol en fuera de juego mediante. Así que nada de recuerdos. Realidades, para variar. Y ojalá que sea una realidad que surja de la contienda limpia y honorable de dos equipos de fútbol que guardan ciertas similitudes, porque la Real lleva cuatro semanas consecutivas viendo como la actuación arbitral cambia el desarrollo de sus partidos y en las dos últimas incluso el resultado. Fútbol, por favor. Eso que tantas veces queda en el olvido y de lo que tan poco se habla últimamente en la Liga española. Y para la Real, qué mejor escenario que El Molinón para recuperarlo.

No se esperan demasiados cambios en la alineación titular que Martín Lasarte ponga sobre el césped de El Molinón, aunque queda por comprobar cómo afecta el estado del terreno del juego a sus planes iniciales. En la convocatoria sí hay dos novedades reseñables. Aunque debutó en el amistoso del pasado miércoles, Diego Ifrán tendrá que esperar todavía para entrar en una lista. Los que sí vuelven son Agirretxe y Dani Estrada. El primero entra en lugar de Borja Viguera, que hasta ahora estaba siendo el escogido para completar la lista pero llevaba ya varios partidos sin disponer de minutos. El segundo ocupa el puesto de Markel Bergara, que sufrió un percance en el amistoso del miércoles. El resto son los mismos que estuvieron ante el Atlético de Madrid y, dado el grado de satisfacción del técnico con esa actuación y la precedente en Alicante (en ambas cree Lasarte que se debieron sumar puntos), lo normal es que el once se acerque mucho al ideal que tiene en mente desde el comienzo de la temporada.

Ese once lo conforman Bravo en la portería, Mikel González y Ansotegi de centrales, De la Bella y Carlos Martínez como laterales, Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote, con Griezmann y Xabi Prieto por las alas, Zurutuza en el centro y Llorente como delantero. Quien más opciones tiene de entrar en el once es Elustondo, que lleva varias semanas contando con minutos y siendo elogiado por el entrenador txuri urdin. Labaka podría entrar si los problemas de Mikel González de esta semana le han dejado alguna secuela, aunque no parece probable. Sarpong, Tamudo y los ya mencionados Estrada y Agirretxe, además del portero Zubikarai, apuntan al banquillo, aunque el extremo holandés podría tener un hueco en el once si Lasarte opta por dar descanso a alguno de los de arriba, algo que tampoco parece probable. Griezmann, con cuatro tarjetas amarillas, es el único jugador que está en peligro de perderse el derbi ante el Athletic por acumulación de amonestaciones.

La Real llega a este partido después de sufrir dos derrotas consecutivas, en Anoeta ante el Atlético de Madrid y en Alicante ante el Hércules, y en ambas intervino desgraciadamente el árbitro. Pita en Gijón Paradas Romero, un colegiado que subió a Primera cuando la Real bajó a Segunda. El equipo de Lasarte ocupa la novena posición en la tabla, cuatro puntos por debajo de la frontera europea y seis por encima de los puestos de descenso. El Sporting, cuarto por la cola, tiene los mismos puntos que el primer equipo que esta ahora en zona marcada, el Málaga. Ganar en Gijón supondría dejar al que muchos ven como un rival directo a nueve puntos de distancia. El conjunto txuri urdin sólo podría ganar una posición esta jornada, en detrimento del Mallorca, aunque éste tendría que perder en casa ante el Málaga (o empatar si la Real ganara por dos goles de diferencia). La victoria permitiría llegar al derbi de la semana que viene con al menos los mismos puntos que el Athletic, ahora mismo igualado pero por detrás de la Real en la clasificación gracias al gol average. No ganar supondría una racha de tres jornadas sin conocer la victoria antes de ese encuentro y de la visita al Camp Nou.

En El Molinón no cuenta la estadística. Siempre será el lugar en el que Zamora hizo campeona a la Real en aquel último minuto del partido que se jugó el 26 de abril de 1981. Contando con aquella visita, que acabó en empate, la Real ha visitado Gijón en 42 ocasiones, 33 en Primera y nueve en Segunda. En la máxima categoría, el equipo txuri urdin venció en nueve ocasiones, empató en otras ocho y perdió en 16. Estadísticas desfavorables, pero no demasiado. Y que mejoran teniendo en cuenta sólo las últimas visitas. De los últimos 13 encuentros (entre las temporadas 85-86 y 97-98), sólo perdió tres y ganó cinco. El último duelo en Primera, el de esa campaña 97-98, se saldó con un claro 0-2 (goles de Cvitanovic y Aldeondo) a favor de una Real lanzada en busca del subcampeonato que al final no logró. El mayor triunfo txuri urdin es el 2-4 de la 92-93, con dos tantos de Luis Pérez y los mismos de Uría. La peor goleada sufrida por la Real allí es el 6-2 de la temporada 77-78. Los goles realistas los anotaron López Ufarte de penalti y Satrústegui. En Segunda, en cambio, la Real nunca ganó en Gijón. Nueve partidos, siete derrotas (la peor de todas el 5-2 de la campaña 63-64) y sólo dos empates.

Fue precisamente en Segunda cuando se vieron las caras por última vez Sporting y Real Sociedad, en la temporada 2007-2008. Entonces, ambos equipos luchaban por subir a Primera, los locales diez años después de bajar a Segunda y los visitantes todavía con el shock del descenso muy vivo. El objetivo lo lograron los asturianos y los vascos no. El Sporting ganó aquel día por un gol en un fuera de juego tan claro y flagrante que es imposible comprender cómo no fue señalado. Bilic marcó en el minuto 81 y Del Cerro Grande, un árbitro de infausto recuerdo para la Real, dio validez al gol. El colegiado influyó más aún en el partido, pero esa fue la jugada determinante. La Real jugó un buen encuentro y demostró que tenía nivel de sobra para estar en la pelea por el ascenso, pero le faltó marcar. Fútbol no hubo demasiado, al menos del preciosista. Pero fútbol del de verdad, en un césped embarrado y con lucha constante, hubo mucho. A los puntos ganó la Real, pero los tres puntos se quedaron en Gijón gracias al árbitro. Venía el equipo de Eizmendi de perder con el líder Numancia y perdió contra el Sporting. Sus opciones de ascenso pasaban por momentos delicados. El equipo se acabó recuperando de la mano de Lillo, pero no fue suficiente para subir.

jueves, noviembre 25, 2010

Los arbitrajes en Anoeta

A comienzos de diciembre de 1994, el Real Madrid visitó Anoeta. Fue el día que los madridistas recordarán como el de aquella grave lesión de rodilla de Michel y que los realistas tendrán en su recuerdo por aquel lejanísimo disparo de falta de Kodro, uno de sus míticos kodrazos, que dio un punto en los minutos de descuento. Entre esos dos momentos de un partido de futbol siempre especial, el Real Madrid se adelantó en el marcador gracias a un penalti transformado por Fernando Hierro. El penalti lo cometió Luis Pérez sobre Laudrup. Pitaba Martín Navarrete. Para que no me acusen de parcialidad, recordaré un recuadro que apareció en el diario Marca. "La mayoría de los periodistas no vieron penalti a Laudrup" es su titular. "De los seis enviados especiales que se desplazaron a San Sebastián para este encuentro, tres vieron penalti, dos no y uno mantiene la duda. Entre los cinco periodistas preguntados que cubren habitualmente la información de la Real Sociedad (...) cuatro no vieron penalti por ningún lado, mientras que uno lo calificaba como muy discutible", añadía el texto.

La actuación arbitral de aquella noche llevó a John Toshack (que había sido cesado como técnico realista dos semanas antes; el banquillo txuri urdin lo ocupaba en aquel partido Salva Iriarte) a hacer las declaraciones que también publicó Marca ese mismo día, las que encabezan estas palabras. "El penalti fue un golpe bajo difícil de superar. Si el árbitro no lo llega a pitar, nadie dice nada. Además, Luis Pérez ni siquiera sabe hacer faltas. (...) Ya está bien de decir que la Real es un equipo muy simpático y que es muy bonito venir a pitar aquí", dijo el galés. Después del encuentro del pasado domingo ante el Atlético de Madrid, Martín Lasarte afirmó lo siguiente: "Da la sensación de que Anoeta es una plaza muy tranquila para los árbitros". Han pasado casi catorce años entre las declaraciones del galés y las del uruguayo, pero cuando escuché a Lasarte el domingo me vino inmediatamente a la cabeza lo que entonces proclamó Toshack. Catorce años. Y nada ha cambiado.

Y cuando digo nada, me refiero a los dos lados de esta ecuación. Por un lado, la Real sigue siendo un equipo noble que no sabe hacer faltas. Ni protestarlas. Ni meter presión a los árbitros. Eso, que tendría que ser un motivo de orgullo, es en realidad algo que resta puntos a un equipo. Yo no quiero que eso cambie. Si la Real tuviera un carnicero, lo criticaría. Si la Real tuviera un piscinero, censuraría su actitud. Si se supiera que la Real compra partidos, lamentaría la desfachatez de mis dirigentes. Si la Real ordenara a sus recogepelotas que desaparecieran cuando el equipo va ganando, me enfadaría con mi propio equipo. Si la Real forzara expulsiones para que sus jugadores estuvieran en las grandes citas (ahora que se ha puesto de moda el asunto), lo reprocharía con mucha dureza. Pero nada de eso sucede. Como tampoco sabía Luis Pérez hacer faltas. Y por eso, aunque cueste puntos, lo que yo siento es orgullo por mi equipo. No me cambio por nadie. No anhelo ninguna práctica antideportiva que dominen otros, por muchas victorias que garantice al equipo a lo largo del año. Lo que cabe preguntarse es por qué no se reconoce eso como mérito y por qué parece que hay árbitros dispuestos a castigarlo.

Y así llegamos al otro otro lado de la ecuación, los árbitros. Los comentarios más escuchado esta semana, como las mejores explicaciones de lo sucedido el domingo en Anoeta, es que entre un equipo grande y uno más modesto siempre se beneficiará al grande y que, al final, la balanza más o menos se equilibra para todos. Y no estoy de acuerdo. Porque he visto muchos partidos y muchos arbitrajes en los últimos años. Muchos en Anoeta. Y he visto a muchos equipos beneficiados allí, desde el Real Madrid hasta el Alicante, pero de verdad que no recuerdo arbitrajes de esta calaña a favor de la Real. Decisiones puntuales sí, incluso tengo en la memoria un partido en el Ruiz de Lopera en el que pitaron a favor del equipo txuri urdin dos penaltis inexistentes (buenos que somos, fallamos los dos y perdimos el partido), pero nunca lo que se llama un atraco descarado.

Sólo dos grandes escándalos ha vivido Anoeta en esos 14 años. Aquel día que Brito Arceo dejó a la Real con nueve jugadores contra el Valencia, el día que provocó el único cierre del estadio realista (se cumplió contra el Celta en Pamplona) y aquella jornada contra el Eibar en el que el ascendido González González armó la marimorena contra el Eibar, con botellazo a Lillo incluído (aunque éste buscara la cabeza del árbitro). Sólo dos. Qué paciencia tiene esta afición, de eso no hay duda. Y es otro motivo más de orgullo, aunque algunos se quieran fijar en otras cosas. Han pasado 14 años entre las palabras de Toshack y las de Lasarte. Y comparto plenamente lo que dijeron ambos, pero me temo que no circunscribe sólo a Anoeta. Hay muchos puntos negros en la historia arbitral reciente y Gijón, la próxima plaza que visitará la Real, es sólo uno de los muchos a destacar. Entre ambos instantes, los arbitrajes han tenido un papel relevante, más o menos destacado según el caso, en que la Real no lograra su tercera Liga, se fuera a Segunda División y se le escaparan dos ascensos. No veo la balanza compensada. No, no la veo.

Ah, por cierto. Sé que Toshack no es hoy en día un entrenador tan bien valorado como lo fue en los años 80. Yo tendré siempre un gratísimo recuerdo de lo que hizo en las tres etapas (sí, en las tres) que vivió en la Real, y creo que no todo ha sido suficientemente reconocido. Pero, al César lo que es del César, el ojo clínico del galés, cuando quería utilizarlo, siempre me pareció digno de admirar. Dijo aquella noche de diciembre de 1994 que el Madrid le había defraudado, que no se creía los vaticinios de que iba a superar el todavía imbatido récord de goles que logró su Real Madrid. "Yo creo que no van a llegar ni a 80", dijo. El Real Madrid ganó la Liga en la temporada 1994-1995, sí. Pero con 76 goles a favor.

martes, noviembre 23, 2010

'Marca' y la Real Sociedad

No hay nada como un diario para desmontar los planes que uno tiene. Pensaba yo hablaros de los arbitrajes que viene sufriendo la Real desde hace tiempo, pero el diario Marca ha hecho que posponga es entrada (posponga, no olvide, ni mucho menos). El caso es que en su portada de hoy, en ese limitadísimo espacio que podemos tener los mortales que no vamos vestidos de blanco o de blaugrana, veo un apartado con el siguiente titular: "Los ultras de la Real cantaron al Atleti españoles hijos de puta por llevar este brazalete", junto a una fotografía ampliada de la enseña de capitán con los colores de la bandera española que portó el domingo Antonio López. Confieso que todavía estoy asombrado. Asombrado e indignado. No por los cánticos en sí, porque 1) esos cánticos se han producido siempre en muchos partidos, incluso sin un equipo madrileño sobre el campo y no precisamente porque haya o no un brazalete con la bandera española y 2) la sensación de criminalización exclusiva sobre la afición de la Real que deja sobre la mesa ese titular.

Convertir en noticia algo habitual es síntoma de un periodismo amarillista y tendencioso. Eso es lo que hace Marca con este titular. Como digo, yo he oído esos cánticos en Anoeta y no he tenido todavía la oportunidad de sentarme allí para ver un Real Sociedad - Atlético de Madrid. Pero, y no creo asombrar a nadie si digo ésto, he escuchado cánticos análogos contra la Real en muchos campos de la Liga española. En muchos. En casi todos. Y Marca jamás se había detenido hasta hoy en este asunto, como tampoco se detiene cuando otros equipos son los insultados, sea cual sea el estadio en que se profieren esos insultos. ¿Por qué? Una única explicación se me ocurre: forofismo. Es decir, que los medios de comunicación deportivos ya no buscan informar. No son más que una tertulia fanática de bar trasladada a páginas impresas, en la que el malo es el que se mete con mi equipo y mi equipo jamás hará nada equivocado. Si tanto el autor del artículo, David G. Medina, como el director de este periódico, Eduardo Inda, tienen algún otro argumento que les haya llevado a destacar esto en portada y detallarlo en páginas interiores, por favor, soy todo oídos.

La información no aparece en la web de Marca (pregunta dirigida a los mismos de antes: ¿por qué?), por lo que es posible que no aparezca tampoco en algunas ediciones regionales impresas del diario. Por ello, transcribo algunas de sus afirmaciones. "A nadie le pilla por sorpresa la rivalidad entre Real Sociedad y Atlético de Madrid, que se gestó en duelos calientes durante la última década sobre el césped y que explotó con la muerte de un hincha donostiarra en un encuentro disputado en el Calderón en 1998", comienza. Y ahí ya hay muchas cosas que matizar. El hincha tenía nombre, aunque se haya querido olvidar. Aitor Zabaleta. Se le recuerda constantemente entre la afición de la Real, aunque eso tampoco se diga. Y no "murió" en un partido. Fue asesinado horas antes de que empezara en una de las puertas del Vicente Calderón. Matices sin importancia, por lo visto. En la información se califica el ambiente previo al partido del domingo como "tenso desde horas antes" y destaca que el despliegue de seguridad fue "bastante más numeroso que en las demás salidas de los rojiblancos". Igual David G. Medina cree que las estancias de la Real en Madrid son más cómodas que todo eso. Le invito a que lo compruebe dentro de una vuelta.

El autor del artículo explica que el brazalete con la bandera española "es más habitual en los partidos de competiciones europeas", pero elude dar mayores interpretaciones a la decisión de usarlo en Anoeta que decir que "el propio jugador no concedía mayor importancia" a ese detalle. Igual se podía haber pensado que usarlo en Anoeta y no, por ejemplo, en Valencia, Sevilla, Villarreal o el propio Santiago Bernabéu, es una forma de provocar. Pero no, porque, como decía, se trata de ponernos del lado de los nuestros. Insisto en que el cántico es habitual, pero Marca considera que "hubo algo que encolerizó a la hincada más radical del equipo vasco, la que ocupa uno de los fondos de Anoeta: el brazalete de capitán que lució Antonio López". Igual el autor del artículo se pasó a la salida por la puerta de acceso a ese fondo radical del que habla y preguntó a algunos de los que lanzaron el cántico si fue por el brazalete. Y sentencia: "Antonio López, como varios de sus compañeros, estaba indignado por la dureza del cántico con el que tuvieron que jugar el encuentro en Anoeta". En la portada se añade un detalle más a destacar, que luego no aparece en la información, y es que el árbitro no señaló la constante presencia de estos cánticos en su acta del encuentro.

Tras leer esta información dan ganas de sacar todos los golpes bajos, toda la tendenciosidad y todo el amarillismo del mundo para responder. Pero no. Yo no soy así. Yo, simplemente, voy a tirar de memoria. No os voy a criminalizar vivencias que he tenido en el Vicente Calderón (que podrían ser de otros campos) porque nunca daré la impresión de que todo seguidor del Atlético de Madrid es un cafre antivasco. No la daré porque es mentira y conozco gente maravillosa que sigue a los colchoneros, y a ellos no les pienso insultar por culpa de unos cuantos. Sí, hay insultos en el Calderón hacia los vascos. Continuamente, sin que Marca haya decidido publicar nada hasta hoy. Como también los hay contra el Barcelona o Cataluña en el Bernabéu o contra el Madrid y España en el Nou Camp, por decirles nombres que su limitada visión de la Liga española puedan abarcar. Sí, tengo en el Calderón recuerdos durísimos, como un ambiente cargado de odio en aquel partido de 1998 al que ahora Marca hace vaga referencia (y que se notaba incluso antes de saber que habían apuñalado a Aitor Zabaleta). Pero de eso no tiene la culpa ni el Atlético de Madrid ni todos sus seguidores. Me voy a ceñir a recordar algo que el propio diario Marca publicó el 15 de febrero de 2006.

En esta noticia se contaba que la Real decidió denunciar ante el Comité Antioviolencia los continuos cánticos que se escuchaban, desde sectores mucho más mayoritarios que los que gritaron en Anoeta el domingo aquello que ahora denuncia Marca. En la información no se detalla ninguno de esos cánticos. Sí aparecen en el recuadro de abajo, aquel en el que suma la denuncia de la familia de Aitor Zabaleta. "Zabaleta, jódete" y "Ricardo Guerra (el único condenado por el asesinato de Aitor), libertad" fueron algunos de esos gritos. Hubo más. No los voy a decir, pero los recuerdo. Como recuerdo a alguien a mi lado decir que aquello era tan desagradable que jamás volvería al Vicente Calderón. Marca no se puso entonces del lado de la Real, más bien al contrario. No consideró trascedente la denuncia y, de hecho, la información estaba destinada a desmentir las sensaciones de haber sufrido a un rival violento durante el partido. A ridiculizar a la Real, en cierto modo. Por supuesto, Marca no habló de este tema en su crónica del partido. Por supuesto, Antiviolencia jamás dijo nada de la denuncia del club txuri urdin y se limitó a archivarla en un cajón. Por supuesto, un año después los cánticos ofensivos siguieron produciéndose en el Calderón con la visita de la Real. Por supuesto, este año se escucharán otra vez.

Lo grave de todo esto no es la denuncia, que tiene cierta razón. Nunca he entendido por qué la gente va a un campo de fútbol a insultar a un rival en lugar de a animar a los suyos. Pero si denunciamos lo que dicen unos, hay que denunciar lo que dicen todos. Si molesta un "españoles hijos de puta", que moleste también un "vascos hijos de puta" o un "vascos terroristas". Por ejemplo. De momento, sólo me queda dar las gracias a Marca, porque no me cabe duda de que con esta información complica un poco más el ambiente que voy a vivir en mi próxima visita al Estadio Vicente Calderón, dentro de 19 partidos. Porque desde sus poltronas se ve muy bien el fútbol, pero soy yo quien quiere ir a animar a la Real en el Calderón. Y son muchos los violentos que están deseando que yo enseñe allí una bufanda txuri urdin (ni siquiera la ikurriña) para decirme (espero que sólo decirme aunque eso nunca se sabe) lo que piensan de mi presencia. Por eso hace años que no lo hago. Voy, veo a los míos, pero no me significo. Triste, pero es la única forma de garantizar que saldré del campo por mi propio pie.

Señores de Marca, ya les he retado a darme una explicación seria del porqué de este artículo cuando esconden tantas cosas que pasan en muchos campos de fútbol. Ahora les reto a que me acompañen dentro de una vuelta al Calderón y publiquen una información como ésta con lo que suceda allí cuando vaya la Real. Me da que no se van a atrever. ¿Me equivoco?

domingo, noviembre 21, 2010

REAL SOCIEDAD 2 - ATLÉTICO DE MADRID 4 La maldición era arbitral

Qué cosas tienen las maldiciones. Quisquillosas que son éstas. Las negativas se ensañan con la Real. Las positivas desaparecen. Y la peor de todas, la arbitral, no deja de prolongarse semana tras semana. Nadie alza la voz. Desde San Sebastián no se habla de Villarato. No se denuncian persecuciones a sus estrellas. No hay, ni tan siquiera, la más leve queja. Y las decisiones en contra se siguen acumulando como losas que se llevan puntos. Porque lecturas habrá muchas para este partido, y la mayoría de ellas dirán, con cierto tono de hipocresía (por la comparación con otros duelos y otros equipos) que el Atlético de Madrid fue superior, que mereció ganar. Y quizá sea verdad. Pero cuando algo, alguien, el de siempre, interviene de una forma tan decisiva en el partido, no es posible que se hagan análisis tan blancos o negros. No puede ser que todo sea siempre en contra. El Atlético venía de quejarse de algunos arbitrajes, muchos, perjudiciales. La Real no se queja, pero sigue sufriendo expolios flagrantes como el de hoy. ¿Hasta cuando? Probablemente ésto no tendrán fin, son ya demasiados años de una balanza desequilibrada. El Atlético rompe su maldición de Anoeta. Enhorabuena. Yo a esta maldición, la arbitral, la nuestra, no sé ya cómo calificarla.

Durante todo el partido Ayza Gámez tuvo más vista para las faltas que señalaba contra la Real que las que sancionaba a favor del equipo txuri urdin. Esas cosas se sienten, incluso cuando no hay jugadas polémicas. Esas llegaron a partir del minuto 67. En ese minuto, Mario Suárez salta con Xabi Prieto y le golpea. Decían que iban a ser inflexibles con esas jugadas, y algún pobre jugador de otros equipos ha pagado el pato con alguna roja directa, pero la Real debe de ser una excepción. Se quedó en amarilla. Tres minutos después, Tiago despeja con la mano un balón tocado por Ansotegi tras un corner a favor de la Real. No hay penalti. En el contraataque, gol de Forlán, encima tras rebotar en Diego Rivas para terminar de hacer inútil la estirada de Bravo. Un par de minutos después, Carlos Martínez fue agarrado y derribado dentro del área. Tampoco hubo penalti. Y en el 79, Agüero marca el segundo del Atlético. En fuera de juego. Como Trezeguet hace una semana. Tampoco se señala. Lo que sí se señala es el claro penalti que hace Mikel González en el tiempo de descuento. Clarísimo. Como los que se cometen contra delanteros de la Real sin que se pite ninguno. Ninguno. No es una exageración. Son ya doce jornadas. Ni un penalti a favor. El año pasado tardaron 39 partidos en ver uno, y en Primera no hay tantas jornadas. Ningún rival expulsado. Quien espere algo, por justo que sea, es que tiene más paciencia que el Santo Job.

Antes de todo esto, había un partido en marcha, que se presumía bonito antes del inicio y que lo fue durante buena parte del mismo. Lasarte apostó por su once de gala y el comienzo fue inmejorable. Los primeros 25 minutos del encuentro fueron espléndidos. Presión arriba, jugadas de toque, muchos realistas metidos en el partido con una intensidad formidable. El gol fue el resultado evidente de lo que estaba siendo una gran actuación. Griezmann mete el balón en el área, Llorente le gana la espalda a Ujfalusi y aunque el checo toca el balón es el delantero realista quien impulsa el balón al interior de la portería de De Gea. 1-0 y muy justo. Pero pocos minutos después del gol se juntaron dos cosas. Primero, que el Atlético es un buen equipo al que es imposible tener maniatado durante 90 minutos, como si lo estuvo durante casi 30. Segundo, que la Real se vio en la obligación de bajar el altísimo ritmo inicial. Con eso, el equipo visitante cogió el mando del partido. Pero un mando un tanto ficticio, porque, más allá de muchos disparos desde fuera del área, no hubo grandes ocasiones de peligro en la portería de Bravo, sólo un disparo de Tiago al que respondió el chileno con su maestría habitual.

El comienzo de la segunda parte no altero mucho el guión. La Real supo contener al Atlético con el mismo ímpetu, sin dejar que gozara de muchas oportunidades de claridad para empatar. A este le van los resultados cortos, ya se sabe. Dando un paso atrás, cierto, y sin tener la salida de balón necesaria para sorprender al contraataque, aunque la ocasión más claro de esos minutos la tuvo Xabi Prieto, culminando una magnífica contra en la que Griezmann dio el último pase. Y esa es la doble lectura que se puede hacer. ¿Estaba sufriendo la Real? La verdad es que no demasiado, aunque tuviera el balón el Atlético, y eso era gracias al inmenso partido que estaba haciendo toda su línea defensiva, en especial Mikel González y Ansotegi, dos auténticos titanes que estaban secando a Forlan y Agüero. Carlos Martínez también contribuyó, quitándole con la cabeza un balón que esperaba un Forlán desmarcado. La defensa no se metió tan atrás como otros días, como el del Villarreal o el del Espanyol. Xabi Prieto se había lanzado al centro, como de costumbre cuando la Real necesita controlar el centro del campo con el marcador a favor, y la cosa parecía controlada. De hecho, justo antes del penalti no señalado que cambió el partido, la sensación ya había cambiado: sin ocasiones de peligro tampoco del lado txuri urdin, pero empezaba a parecer más cercano el 2-0 que el 1-1.

Todo lo dicho hasta ahora vale del minuto 1 al 70 del encuentro. Cuando Ayza Gámez decidió intervenir en la noble contienda de dos equipos de fútbol, el análisis cambia ya diametralmente. Cambia porque la Real, que ya viene sufriendo arbitrajes como éste desde hace bastantes años, no supo entender la nueva situación del partido. Se metió en lo que el Atlético deseaba: un toma y daca de un área a la contraria. Y ahí la velocidad de los cuatro jugadores que tiene arriba el equipo madrileño es mucho más letal que lo que pueda desplegar arriba el conjunto txuri urdin, que tiene muchísimas cualidades pero entre ellas no se encuentran ni la velocidad ni el contraataque, aunque Griezmann pudo marcar de esa forma con un potente disparo que despejó De Gea. El primer cambio de Lasarte fue el que estabilizó el partido y le arrebató al Atlético parte de su dominio. Fue Markel por el propio Griezmann, que por lo que dijo Lasarte fue un cambio que se produjo no sólo por cuestiones tácticas. Aranburu pasó a la izquierda, y ahí el capitán bajó enteros, pero Markel estuvo bastante bien.

Con la Real a la desesperada, el partido se partió por completo. Quién sabe cuánta dosis de esa desesperación es achacable al árbitro y quién sabe si eso fue lo que motivó que Bravo cometiera el primer error de la temporada, una salida a destiempo que aprovechó el Atlético para marcar el 1-3. Y aunque el equipo txuri urdin se equivocó mucho durante esos minutos desquiciantes, lo cierto es que jamás tiró la toalla, ofreció un ejercicio de orgullo apreciable que el contundente marcador en contra acabará por enterrar, pero que yo no puedo dejar de elogiar. Con 1-3 en el marcador y contra un Atlético de Madrid potentísimo al contraataque. Y en ese arranque de orgullo, Diego Rivas marcó un auténtico golazo, su segundo con la camiseta txuri urdin, y la pena es que no sirviera para sumar algún punto. Pero sirvió para que todos, absolutamente todos los que estaban viendo el partido en Anoeta y a través de la televisión (menos los comentaristas de Canal +, por cierto, asombrosamente deseosos de que ganara el Atlético y de minimizar la actuación arbitral), pensaron que el 3-3 era más que posible. No llegó, y en el último contraataque Reyes forzó el penalti que redondeó el marcador hasta el 2-4 final.

Es difícil criticar a la Real cuando quien tiene que ser el juez imparcial decanta la balanza con tanta claridad, pero es cierto que la Real ha cometido errores que hay que corregir. Más de uno y más de dos, entre ellos el de perder el equilibro de esa fina frontera de los partidos de resultados cortos que hasta ahora había manejado tan bien en Anoeta. Pero la imagen no ha sido mala ante un equipo potente, con jugadores que han dado la talla. Más que eso. El resultado, y sobre todo el trato que recibe un equipo tan noble como la Real del estamento arbitral, es muy injusto con su esfuerzo y con su categoría. La jornada apenas ha tenido efectos clasificatorios, pues el conjunto txuri urdin se mantiene en la novena posición, a cuatro puntos de los puestos europeos y seis por encima de la zona de descenso. De momento, ni frío ni calor. El calor lo ponen los de siempre, los del silbato. Y nosotros, la otra mejilla. Como siempre. Para que luego los colegiados y algunos medios se quejen de que hay jugadores y equipos que se lo ponen difícil. La Real no es de esos. Y así se lo pagan. Vamos a Gijón, donde, por cierto, también perdimos con un gol en fuera de juego la última vez que fuimos. Que difícil es ya encontrar rivales con los que no haya cosas así que recordar.

sábado, noviembre 20, 2010

PREVIA Real Sociedad - Atlético de Madrid. Maldiciones atrás, rachas positivas al frente

Después de una semana en la que la Real sufrió las maldiciones de la Copa y de jugar contra el Hércules en el Rico Pérez, llega la hora de las rachas positivas (domingo, 21.00 horas, Anoeta, Canal +). Tan positivas como que el Atlético de Madrid, el rival de esta jornada, lleva 19 años sin ganar en San Sebastián en Liga y jamás lo ha hecho en esta competición desde que el equipo txuri urdin se trasladó a su nuevo estadio en 1993. La Real busca, además, la cuarta victoria consecutiva en casa en esta temporada. Y ganar al tercero de los cuatro equipos contra los que ha jugado de entre los que ahora mismo le preceden ten la clasificación. Si las maldiciones siguen vigentes, ¿por qué no también las rachas positivas? Y más ahora que la Real, como decía Lasarte, ha encontrado la necesaria regularidad como equipo, tanto en casa como fuera de ella y a pesar de la derrota en Alicante. Saldremos de dudas en el primer partido de esta temporada jugado el domingo a las nueve de la noche.

La lista de Lasarte era previsible (sabido es que le gusta dar continuidad a los jugadores en los que más confía), a pesar de que se especulaba con la posibilidad de que la diera el mismo domingo, y el once que saltará al campo también parece fácil de adivinar. El regreso de Zurutuza al grupo de 18 elegidos supone la salida de Dani Estrada. Diego Ifrán y Paco Sutil se quedan fuera por no tener aún el ritmo de competición que les exige el entrenador uruguayo. Agirretxe, definitivamente relegado a ser el último hombre ofensivo de la primera plantilla, es el único jugador que verá el partido desde la grada por decisión técnica. Y el once titular será, probablemente, el preferido de Lasarte en este regreso a la Primera División. Esto es, Bravo en la portería, con Carlos Martínez y De la Bella en las bandas, Ansotegi y Mikel González como centrales, Diego Rivas y Aranburu en el doble pivote, Xabi Prieto y Griezmann en las bandas, con Zurutuza como mediapunta y Llorente actuando como único delantero.

No parece haber discusión en el entramado defensivo, como no la ha habido en lo que llevamos de temporada. Labaka, aunque cuenta con la confianza del técnico, es el tercer central de la plantilla claramente. Y no hay, como no suele haberlo, un lateral suplente en el banquillo para relevar a Carlos Martínez o De la Bella. Las dudas siempre comienzan a partir del doble pivote. A pesar de su buen partido en Alicante y los elogios que Lasarte le ha dedicado, Elustondo apunta al banquillo, ya que Aranburu retrasará su posición con respecto al partido del Hércules para devolver la mediapunta a Zurutuza. Y Markel aguarda un nuevo partido en el que demostrar que su buena actuación defensiva en Málaga no fue casualidad. Sarpong tendrá que seguir esperando como suplente su oportunidad, esa que le llega en forma de minutos finales en casi todos los partidos desde que debutara. Viguera siempre parece tener menos opciones de entrar. Tamudo pondrá de nuevo a Lasarte sobre la mesa el dilema de escoger delantero, pero parece claro que Llorente en forma tiene muchas más opciones de ser titular siempre.

La Real comienza la jornada en la novena posición con 16 puntos, a tres de la zona europea, dos por detrás del Atlético de Madrid y siete por encima de los puestos de descenso. Ganar supondría sumar la cuarta victoria consecutiva en Anoeta, algo que no consegue la Real desde la temporada 2004-2005, cuando fueron cinco los equipos que cayeron sin solución de continuidad en San Sebastián: Sevilla (1-0), Zaragoza (2-1), Numancia (2-1), Osasuna (2-0) y Deportivo (1-0). Si no gana el Athletic en el Bernabéu y pierde en casa el Espanyol ante el Hércules, la Real se metería en la sexta posición si vence al equipo madrileño. El equipo de Lasarte viene de perder en Alicante, pero antes de eso había sumado tres victorias consecutivas. Sólo el Real Madrid ha sido capaz de marcar y ganar en Anoeta, el resto de los encuentros se han saldado con triunfo txuri urdin y con la portería de Bravo a cero. Entre los que han caído están dos equipos que le preceden en la tabla y ocupan puesto europeo, el Villarreal (tercero) y el Espanyol (sexto). Y sobra decir que, históricamente y por lo visto esta temporada, a la Real le gustan los partidos grandes.

La estadística es un aliado más de la Real para las visitas a San Sebastián del Atlético de Madrid, equipo con el que siempre se ha visto las caras en Primera División y cuyos duelos cobraron una especial rivalidad tras el asesinato de Aitor Zabaleta y el doble enfrentamiento en UEFA y Copa de la temporada 98-99. No es sólo que haya ganado en 31 de las 58 visitas de los colchoneros y empatado en otras 14, dejando en sólo trece los triunfos visitantes. Es que el Atlético de Madrid no conoce la victoria en Anoeta (sí en la Copa, donde venció 1-2 en esa campaña 98-99). De las doce visitas al estadio donostiarra, sólo consiguió arrancar dos empates, en las temporadas 96-97 (1-1) y 97-98 (0-0), después de haber caído incluso cuando ganó la Liga, en la campaña 96-97, con aquel golazo de De Paula. Los siete últimos partidos jugados fueron siete triunfos realistas, cinco de ellos consecutivos tras el ascenso a Primera del Atlético en la temporada 2001-2002. El mayor triunfo de la Real es el 6-1 conseguido en la temporada 51-52, con dos goles de Igoa y uno de Alsúa, Barinaga, Epi y Ontoria. En Anoeta destaca el 4-1 de la temporada 99-00, con dos goles de De Paula y otros tantos de Bonilla. La victoria más contundente del Atlético de Madrid en San Sebastián fue el 0-4 de la temporada 84-85. La última, el 0-2 de la 91-92.

Real Sociedad y Atlético no se ven las caras desde la temporada 2006-2007, en la que el equipo txuri urdin acabó bajando a Segunda. Incluso en aquellas dramáticas circunstancias, el Atlético cayó en Anoeta. Con claridad, con contundencia y en uno de los mejores partidos que jugó la Real aquella campaña. El 2-0 final fue fiel reflejo, incluso algo corto, de lo que aconteció en Anoeta. Savio comenzó su partidazo a los seis minutos sirviendo a Kovacevic el 1-0. Darko marcó otro gol, legal, pero el árbitro lo anuló por un inexistente fuera de juego. Tuvo que ser el propio Savio quien matara el partido con el segundo tanto txuri urdin, a pase, sorprendetemente, de Germán Herrera. Los colchoneros achuchcaron, aprovechando algún error atrás de Ansotegi, pero perdieron la ilusión cuando se quedaron con nueve jugadores sobre el césped. Aquel día de abril de 2007, la visita del Atlético sirvió para reavivar la ilusión por la permanencia. No fue posible, pero aquel día quedó claro que si Anoeta empuja, si juegan los buenos y si la Real es la Real, es muy difícil que la victoria se escape. Con otros objetivos, en otras circunstancias, pero que se repitan mañana esas sensaciones.

jueves, noviembre 18, 2010

AQUELLOS MARAVILLOSOS CROMOS: Luis Arconada

No es hoy un día en el que haya necesariamente algún motivo especial para hablar de Luis Arconada, ¿pero acaso necesita un seguidor txuri urdin alguna razón de esa índole para recordar al que ha sido el mejor portero de la historia del club? Y eso no lo digo yo, lo dijeron la mayoría de los aficionados que votaron en la elección que se hizo por Internet del once ideal de los primeros cien años de vida de la Real. Y lo dicen los rivales que sufrieron las maravillosas intervenciones de Arconada sobre el césped. Y los compañeros que tenían que defender por delante de él. Y los muchísimos seguidores realistas que lo son, todavía hoy, precisamente por haberle visto jugar bajo los palos.

Los datos de Arconada son de sobra conocidos. 551 partidos en la Real, 68 internacionalidades con la selección española, la capitanía con ambas camisetas durante muchos años, tres trofeos Zamora con la Real, todos los títulos logrados por el club... Y sobre todo muchas horas de fútbol en estado puro. Los seguidores de la Real quizá lo sabemos mejor que los de otros equipos, pero el portero es también parte de la liturgia más hermosa de este deporte. Son tantos los buenísimos guardametas que jugaron en Atotxa y en Anoeta defendiendo el escudo de este equipo que a nosotros nadie nos puede enseñar mucho sobre lo que significa defender una portería. Y Arconada fue el mejor de todos. Con su agilidad, con su liderazgo, con sus medias blancas.

La principal rareza de este cromo, que pertenece a un álbum de la temporada 1978-1979 (la última antes de que aquel pequeño y modesto equipo empezara a hacer historia de la grande) está precisamente ahí, en las medias. Porque Arconada no siempre llevó medias blancas. Al comienzo de su carrera en el primer equipo realista (debutó en la temporada 1975-1976 en aquella eliminatoria de Copa de la UEFA contra el Liverpool), llevaba medias a rayas blancas y azules, como el resto de componentes del equipo. Con este cromo también se atisba un poco de fondo la grada y el césped del viejo estadio de Atotxa. Tanto fútbol desprende aquel viejo y entrañable recinto como ver a Arconada en una imagen de hace tantos años.

lunes, noviembre 15, 2010

HÉRCULES 2 - REAL SOCIEDAD 1 Injusto castigo para una buena Real

La maldición del Rico Pérez con el Hércules como rival seguirá vigente un año más después de una derrota de la Real, una más en ese escenario, que ha llegado de forma injusta y, la verdad, sin que se le puedan reprochar muchas cosas al equipo de Martín Lasarte. El conjunto txuri urdin, hoy estrenando una camiseta verde, fue muy superior al Hércules durante una espléndida primera mitad en la que el gol de Griezmann hacía justicia a los méritos y también a las intenciones de uno y otro contendiente. Poco más de cinco minutos de difícil explicación al comienzo de la segunda mitad supusieron que el marcador diera la vuelta, con dos goles de los locales. Y en el resto del partido la Real recuperó nuevamente el mando y mereció de nuevo marcar. Derrota, sí, pero con un sabor muy diferente a las cosechadas en Pamplona o Mallorca, por recordar dos actuaciones muy deficientes de la Real fuera de casa. Dos jugadas muy puntuales dieron al traste con un gran trabajo táctico en la pizarra del técnico uruguayo, con más de una notable actuación individual y con uno de los mejores, si no el mejor, partido como visitante que finalizó con un resultado muy injusto.

La alineación que presentó Lasarte no deparó sorpresa alguna. El uruguayo, teniendo a Ansotegi ya recuperado, volvió a su defensa predilecta y, ante la baja de Zuturuza adelantó la posición de Aranburu para dar cabida a Elustondo en el doble pivote. La apuesta no pudo salir mejor. Los primeros 45 minutos de la Real fueron, seguramente, los mejores disputados a domicilio en lo que llevamos de temporada. Mejores incluso que los de Málaga, aunque aquella actuación fue muy alabada y la de esta jornada seguramente quedará sepultada en el olvido que suele generar una derrota. La magnífica presión arriba y en el centro del campo y el espléndido trabajo del entramado defensivo sirvieron para desactivar por completo el juego del Hércules, que veía con impotencia como la Real le estaba pasando por encima. La maravillosa actuación de Griezmann, en combinación con un inteligente Xabi Prieto, estaba provocando la zozobra de la defensa alicantina. Y ellos fueron protagonistas en el gol. El 10 sacó un córner que Carlos Martínez (por fin aprovechado en los saques de esquina) remató con garra. La defensa sacó bajo palos el cabezazo del bravísimo lateral navarro, pero Griezmann recogió el balón, tras rebotar éste en el larguero y lo introdujo de cabeza en la portería local.

El propio Griezmann pudo hacer el segundo en un par de ocasiones, pero en la primera otra vez repelió el balón el travesaño y en la segunda cruzó demasiado el esférico. Y Ansotegi también tuvo su ocasión. No eran ya las ocasiones, muy claras algunas aunque es cierto que tampoco provocaron grandes actuaciones de Calatayud. Es que la Real, esa Real cuya capacidad técnica se suele infravalorar, estaba jugando francamente bien al fútbol. Hay dos o tres combinaciones en el centro del campo que mueren en la frontal del área del Hércules, incluso con algún disparo desviado, que las hubieran podido firmar equipos con mucho más renombre que el nuestro. Pero, mal sempiterno de la Real, no llegó el segundo gol que supusiera un punto y aparte en el partido y la puntilla para los locales. El público del Rico Pérez estaba ya presto a silbar a los suyos, y de hecho lo hizo en algún lance de la primera mitad, pero los herculanos se marcharon vivos a los vestuarios. La Real, ya se sabe, es un equipo de marcadores cortos. En Anoeta sabe gestionarlos con precisión pero fuera siempre parece suceder algo que acaba echando por tierra las muchas virtudes de este equipo, que son más de las que muchos creen.

Y así, el Hércules marcó dos goles en los cinco primeros minutos de la segunda mitad. Cierto es que los locales intensificaron el ritmo del partido, pero los goles no fueron resultado de ese fútbol frenético. Al menos no llegaron sólo por eso. No se puede considerar casualidad que ambos tantos nacieran en la banda derecha del ataque herculano, la que defendió un De la Bella que parece estar acusando no tener relevo en el primer equipo txuri urdin y haber jugado casi el cien por cien de los minutos de la temporada (y hasta ahora a un gran nivel). En el primer gol le cogen la espalda con mucha facilidad para meter un centro que Trezeguet introduce en la portería de Bravo. En el segundo, De la Bella falla al cubrir su banda, obliga a Mikel González a salir y cortar en falta un peligroso avance del rival. Esa falta acaba en gol directo de Drenthe. Dos errores puntuales acabaron con el gran trabajo de la primera mitad. El resto del partido supuso un regreso a los cauces de la primera parte, pero a la Real le pesaron el cansancio, la precipitación y, sobre todo, el mazazo anímico de ver cada minuto más cerca otra derrota, y además inmerecida, en su escenario más maldito. Sus ocasiones, tan numerosas o más que en la primera mitad, no fueron tan claras.

Lo cierto es que, resultado al margen, son muchos los aspectos positivos que deja el partido. Para quienes pensaban que las muchas intervenciones de Bravo eran un demérito de la defensa, hoy el chileno apenas ha tenido que actuar en el partido. Carlos Martínez sigue personalizando el generoso esfuerzo que esta Real derrocha en cada partido. Mikel González y Ansotegi secaron por completo a las estrellas ofensivas del Hércules. Diego Rivas cortó una impresionante cantidad de balones, e incluso, muy bien secundado por Elustondo, se permitió el lujo de sacarlo jugado y en largo (suyo es el envío a Griezmann que éste convierte en el corner que acaba en el gol realista). Xabi Prieto controla los tiempos de los partidos como nadie. Llorente, aunque sea en partidos como el de hoy en los que no goza de ninguna ocasión de gol, trabaja a destajo como el primer pilar de la presión que permite tantos robos de balón. Griezmann demostró un estado de gracia que, como dijo Lasarte en la rueda de prensa, le convertirá en el líder de la Real dentro de no demasiado tiempo. Incluso los cambios, metiendo a Xabi Prieto por dentro y a Sarpong en la banda, fueron buenos. Y la Real murió en campo ajeno, como demuestra que Tamudo, ya recuperado transformara, aunque en fuera de juego, la única ocasión que tuvo, ya con el partido agonizando en su descuento.

Y con tantas cosas buenas, ¿por qué demonios ha perdido la Real? Como decía, la principal expliación, si no queremos hacer caso a maldiciones (aunque dos en una semana, la de la Copa y la del Rico Pérez, son muchas maldiciones), está en dos fallos puntuales. Y la pena es que los fallos puntuales le cuesten tantos puntos a una Real que tampoco tiene suerte en los momentos decisivos. Si el larguero de Griezmann entra, igual hablamos de un paseo en la segunda mitad. Pero no entró. Igual si el primer gol del Hércules es en la primera mitad, un linier fino para pitar fueras de juego (el que anula el tanto a Tamudo en el minuto 93), invalida también el de Trezeguet (adelantado como podía estarlo Llorente hace una semana en su gol ante el Racing). Igual es porque le falta malicia en demasiadas acciones. O tener arbitrajes tan favorables como el que ha brindado Undiano Mallenco hoy al Hércules. Cuánto le cuesta a la Real lograr tarjetas en sus rivales (el colegiado se permitió el lujo de ignorar piscinazos en el área, manos, reiteración de faltas de un jugador herculano y sobre algún realista, zancadillas con mala leche o incluso, al borde del descanso, una alevosa agresión de Peña a Griezmann que le produjo una brecha en la ceja), y con cuánta facilidad se las muestan a los jugadores txuri urdin (¡la Real acabó con más amonestaciones que el Hércules!). A veces parece que se ríen de nosotros.

Lasarte dijo que, si hay que perder, prefiero hacerlo como lo ha hecho hoy la Real. Estoy totalmente de acuerdo con él. Hoy el equipo txuri urdin ha salido al Rico Pérez a jugar al fútbol, y por momentos lo ha hecho francamente bien. Pero el fútbol, como todos sabemos, no es un deporte en el que siempre gane el mejor. A la Real le faltan cosas, sí. Más puntería, más control del descontrol que a veces viven los partidos y pulir ciertos detalles. Pero es mejor equipo de lo que muchos creen. Quizá hasta de lo que los propios jugadores creen. A pesar de la derrota, la Real está en la novena posición de la tabla y se queda a tres puntos de la zona europea y seis por encima de la de descenso. Es una pena haber desperdiciado en parte un tramo de la Liga en el que las salidas eran asequibles y permitían soñar con haber arañado algún punto más que, sin haber llegado al primer tercio de competición, acercara ya a casi la mitad de los puntos necesarios para garantizar la permanencia. Ahora empieza un calendario mucho más exigente. Pero, ojo. Los mejores partidos de la Real han llegado contra los de arriba. Que nadie se olvide de que Villarreal y Espanyol, tercer y sexto clasificados, perdieron en Anoeta y que el todopoderoso Real Madrid sufrió lo indecible y ganó con un gol de fortuna. Sigo teniendo plena confianza en esta Real, que jugando así va a lograr muchos puntos fuera de casa que sumar a su fortín de Anoeta.

sábado, noviembre 13, 2010

PREVIA Hércules - Real Sociedad. Estadísticas... ¿para romperlas o para aumentarlas?

Visita la Real Alicante para medirse al Hércules (domingo, 17.00 horas, Rico Pérez, PPV) en un partido que presenta muchas estadísticas interesantes. El equipo txuri urdin, tras sufrir un año más el maleficio de la Copa, se enfrente ahora al campo más maldito de su centenaria historia, uno en el que nunca ha vencido con el Hércules como rival y del que salió derrotado con estrépito la semana pasada. Un toque de revancha por aquella goleada no sobrará para los realistas en el partido. Los de Lasarte buscan la cuarta victoria consecutiva, algo que no consiguieron en la temporada del ascenso y que en Primera no logran desde hace muchos años. Llorente busca su cuarta jornada consecutiva goleando. A las siete de la tarde del domingo sabremos si esas estadísticas se han roto o si, por el contrario, han aumentado. Lo que está claro es que las estadísticas negativas son todo un reto para la Real, que ya dio un golpe de efecto hace dos semanas ganando en Málaga y que ahora quiere confirmar que no sólo Anoeta le da la fuerza suficiente como para ganar partidos.

Muchas novedades en la lista de Martín Lasarte, ya que algunos lesionados han vuelto y otros no han llegado a tiempo de viajar a Alicante. Vuelven al grupo de 18 convocados Tamudo (después de un mes de ausencia) y Markel (que después de su alabada actuación en Málaga se ha perdido dos partidos, en Liga contra el Racing y en Copa el de vuelta contra el Almería). Por contra, se queda fuera Zurutuza, todavía no apto para jugar tras la lesión que sufrió en el último partido liguero. Siguen sin formar parte de la convocatoria Sutil (sería una sorpresa, a tenor de las declaraciones de Lasarte, que no estuviera listo para la próxima semana) e Ifrán (que aún no ha debutado). El gran damnificado de la convocatoria de esta semana es Agirretxe, que se vuelve a quedar fuera. En lo que ha podido participar durante la lesión de Tamudo ha marcado dos goles (en Liga ante el Deportivo y en la vuelta copera) y ha dado una asistencia (en la ida del torneo del K.O.), pero tuvo la desgracia de ser decisivio negativamente ante el Almería, fallando un gol claro con el 0-0 y perdiendo el balón que dio origen al primer gol de los andaluces. Tendrá que esperar otra oportunidad.

La ausencia de Zurutuza es, a priori, lo único que trastoca de verdad los planes de Lasarte para este partido. La defensa volverá a ser la de siempre, con Bravo bajo los palos, Carlos Martínez (aunque Estrada se mantiene en la convocatoria, y eso es una novedad) y De la Bella en los laterales, y presumiblemente Ansotegi (que ya entró en la lista del partido de Copa) y Mikel González por el centro. Por delante de ellos todo depende de los planes del técnico uruguayo para suplir a su mediapunta. Viguera es la opción natural, pero no está siendo el primer recurso de Lasarte para reemplazarle. Parece más probable que Aranburu adelante su posición y se coloque por delante de los dos mediocentros, en una especie de falso trivote. Diego Rivas, Elustondo y Markel Bergara se jugarían esas dos plazas de contención por delante de la defensa. Griezmann, Xabi Prieto y Llorente son fijos en el ataque. Sarpong y Tamudo, junto al ya mencionado Viguera, serán los ases que el entrenador txuri urdin se guarde en el banquillo para la segunda mitad.

Cuatro victorias consecutivas. Ese es el regisro que puede conseguir la Real si sale victoriosa del Rico Pérez. Lasarte no las consiguió el año pasado, pero sí Lillo en la temporada anterior (cayeron Sevilla Atlético y Girona en casa y Xerez y Castellón fuera). En Primera, no se logran desde la campaña 2004-2005, cuando fueron hasta cinco los triunfos consecutivos (en Anoeta perdieron Real Madrid, Espanyol y Racing, como visitante se ganó a Málaga y Celta de Vigo). Joseba Llorente también lleva tres semanas seguidas marcando, y hasta ahora cada gol suyo ha sido sinónimo de victoria (todo lo contrario le ha sucedido a Tamudo, que no ha visto ganar a la Real con un gol suyo, llevando los mismos que el ex jugador del Villarreal). Llorente todavía está lejos del récord de seis jornadas consecutivas anotando al menos un gol que comparten Aldridge (en la temporada 89-90) y Kovacevic (lo logró en las tres últimas jornadas de la campaña 01-02 y las tres primeras de la 02-03, la del subcampeonato). Y para rematar la jugada de los números, el Hércules lleva siete partidos sin ganar, incluyendo los dos de Copa, competición en la que cayó eliminado como la Real.

Pero el gran reto estadístico que presenta el partido para la Real es el escenario, el Rico Pérez. Veinte encuentros ha jugado allí con el Hércules como rival, 14 de ellos en Primera y seis en Segunda, y no ha ganado nunca. Sólo ha sacado ocho empates, seis en la máxima categoría (a cero o a uno) y dos en la división de plata (ambos a un gol). Sí ha logrado la victoria en ese estadio contra el Alicante (temporada 2008-2009) y el equipo juvenil se proclamó campeón de Liga en la temporada 98-99 (Labaka jugaba en aquel conjunto), pero el Hércules hace maldito este campo para los realistas. Las mayores goleadas que se ha llevado el conjunto txuri urdin de allí y contra este rival datan de las temporadas 85-86, un 6-0 en Primera, y 48-49, un 9-2 en Segunda. La última vez que se enfrentaron en la división de honor fue en la campaña 96-97 y el resultado fue de 2-1. El gol de Pikabea no sirvió para que aquella Real entrenada por Javier Irureta consiguiera romper un maleficio del que ni siquiera logró escaparse el equipo campeón de Liga a comienzos de los años 80 (empató a uno en la 80-81 y perdió 2-1 en la 81-82).

La pasada temporada la Real sufrió la mayor goleada del campeonato en el Rico Pérez y ante el Hércules, en el primer partido que jugó a las doce del mediodía de un domingo. 5-1 señaló el marcador al final del encuentro, y aunque fuera un resultado engañoso tampoco se puede decir que no fuera culpa de la actuación del conjunto txuri urdin. Una primera parte muy igualada y disputada entre dos de los mejores conjuntos de la categoría acabó con 1-0 para los locales. En el minuto 67 llegó el segundo, gracias a un desafortunado rebote en la pierna de Ansotegi y ahí comenzó la debacle. En el 78 llegó el tercero, ante la absoluta desidia de la defensa realista, en la que Mikel González jugó como lateral derecho por la baja de Dani Estrada (Carlos Martínez aún no había debutado en esta campaña). Y aunque Griezmann acortó distancias a pase de De la Bella y se pudo hasta soñar con una remontada épica, a Bravo le cayeron dos más, uno de ellos del ex realista Delibasic. La Real llegó líder a Alicante y la maldición del Rico Pérez cayó sobre el conjunto txuri urdin como una gran losa. El castigo fue excesivo, pero se lo buscó la Real ella solita. La historia, en todo caso, tuvo final feliz para los dos equipos, pues ambos subieron a Primera.

jueves, noviembre 11, 2010

PARTIDOS INOLVIDABLES Real Sociedad 4 - Real Madrid 1 (1992-1993)

Aunque ya no lo recuerde todo el mundo y para muchos no sea más que un suplicio que vuelve irremediablemente cada año, hubo un tiempo en que la Copa del Rey motivaba a la Real. Era una competición que dejaba noches de gloria. Se podía perder, pero no sin que todos supieran que el equipo txuri urdin había hecho lo imposible por ganar. La gente lo sabía y tenía que recurrir a esas ovaciones enfervorizadas que firmaban el epitafio de una gran eliminatoria copera y que estremecían el viejo Atotxa y, quizá en una sola ocasión, también Anoeta. Era cuando no importaba la desventaja en el marcador para sentir que era posible remontarla. Cuando el rival, por grande que fuera, acababa por fuerza empequeñecido ante el empuje realista. Cuando este conjunto llegaba a rondas tan lejanas ahora mismo como los cuartos de final. Cuando la Copa significaba algo. Eso fue lo que sucedió en la noche del 14 de abril de 1993, una de esas noches en las que, incluso en la derrota, la Real es lo que tiene que ser. Nada más y nada menos: la Real.

Aquel día, la Real llegó casi eliminada al partido de vuelta de los cuartos de final. Cuartos de final, cómo suena eso. Había perdido en el Santiago Bernabéu por 4-0. Y, además, con buenas dosis de infortunio. Oceano se marcó el 1-0 en propia puerta y él mismo falló un penalti con 2-0. Cuatro goles de desventaja y contra el Real Madrid. Casi nada. Toshack vistió a los suyos con piel de cordero y el equipo merengue se confió, dejando a algunos titulares fuera. Se veía ya clasificado. Pero la Real creyó en sí misma, se dejó poseer por el espíritu de un Atotxa que estaba viviendo ya sus últimos partidos y plantó cara en un duelo épico. Logró lo que hace mucho tiempo no logra en estas lides la Real: marcar primero y pronto, sembrando así una semilla de esperanza en la gente. Alkiza abrió el marcador, peinando con la cabeza un centro desde la banda izquierda de Carlos Xabier. No importó que Esnaider culminara una bonita jugada con un tiro que botó justo delante del debutante Alberto y empatara el partido (5-1 en la eliminatoria en aquel momento, con sólo una hora por jugar). La gloria todavía era posible, aunque casi nadie viera motivos para creerlo.

Antes del descanso, Alkiza hizo el segundo. Pero faltaban tres más para forzar la prórroga, cuatro para eliminar al Madrid. En el minuto 65 llegó el tercero. Otra vez el mismo jugador. Nunca volvería Alkiza a meter tres goles en un partido, pero lo hizo aquel mágico día. Atotxa enloqueció. "Beste bat, beste bat". "Otro más, otro más". Eso se oía desde la grada. Y llegó otro más. Kodro, qué cosas que ese enorme delantero bosnio tuviera el día malo en una goleada como ésta, disparó con fuerza una falta y Alaba empujó el rechace de Jaro al fondo de las mallas. 4-1. El delirio en Atotxa, en la grada y en el césped. Uno más y el milagro de llegar a la prórroga estaba conseguido. No llegó. Bueno, sí llegó, pero el árbitro lo anuló. Carlos Martínez fue derribado en el pico del área, el rechace llegó a Carlos Xabier y justo cuando el pie del portugués impactó con el balón que debía otorgar la gloria a la Real se escuchó el fatídico silbato. "Había pitado", le dijo Alfonso Álvarez a los realistas que le reclamaron con cara compungida. Quedan apenas cinco minutos para el final, pero el marcador no se volvió a mover. La gloria de la victoria no llegó, pero a la Real le quedó un orgullo más grande. El de saberse campeona ante su gente.

Real Sociedad: Alberto, Fuentes (Carlos Martínez, 65'), Alaba, Guruzeta, Uría, Larrañaga (Pikabea, 50'), Carlos Xabier, Oceano, Alkiza, Kodro y Luis Pérez.
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Real Madrid: Jaro, Nando, Rocha, Sanchís, Ramis, Hierro, Milla, Prosinecki (Lasa, 45'), Michel, Esnaider (Alfonso, 87') y Luis Enrique.
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Goles: 1-0, minuto 14, Alkiza; 1-1, minuto 31, Esnaider; 2-1, minuto 43, Alkiza; 3-1, minuto 65, Alkiza; 4-1, minuto 76, Alaba.
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Árbitro: Alfonso Álvarez. Tarjetas amarillas a los realistas Oceano, Guruceta y Alaba y a los madridistas Prosinecki, Luis Enrique, Nando, Jaro, Ramis y al entrenador, Benito Floro.
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AS: "Rozó la hazaña. Atocha vivió su última gran batalla. Soñó con una despedida apoteósica. No lo consiguió, pero el recuerdo de lo sucedido anoche sobre sus moribundos cimientos permanecerá en el tiempo ante una hazaña acariciada".
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Mundo Deportivo: "El Madrid, contra las cuerdas. Un gol anulado a Carlos Xavier en el minuto 84 pudo haber forzado la prórroga".
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El País: "El Madrid queda en evidencia en Atocha. La Real Sociedad, a punto de igualar la eliminatoria".

miércoles, noviembre 10, 2010

ALMERÍA 2 - REAL SOCIEDAD 1 Intentar la gesta no es suficiente

Otro año más, la Copa del Rey ha sido amarga para la Real. Tras el partido de vuelta queda un poso extraño, pues la eliminatoria se perdió en Anoeta hace dos semanas. En Almería sólo quedaba la posibilidad de una gesta para la Historia que, obviamente, no se ha producido. El equipo de Martín Lasarte, de hecho, ha perdido el partido, lo que hace indiscutible el pase de los andaluces. Ni siquiera se adelantó en el marcador, que era algo a lo que todos nos podíamos agarrar, Lasarte el primero, para soñar con el milagro. Queda la sensación, que en realidad es más bien una certeza, de que la Real no es inferior al Almería, que no lo ha sido del todo en los dos partidos, y de que la eliminación se ha producido por la pájara monumental de la segunda parte de la ida y porque no ha habido suerte ni precisión en los momentos esenciales de la vuelta. Ni en Anoeta ni en el Juegos del Mediterráneo fue la Real un equipo arrollado por el conjunto de Lillo, y en el cómputo global de la eliminatoria la suma de ocasiones de gol está pareja e incluso desnivelada a favor del equipo txuri urdin. Pero así es la vida. Así es la Copa. Para la Real, un reguero de decepciones desde hace demasiados años.

La alineación de Lasarte entró entre las posibles antes del comienzo del partido. La defensa, la prevista: con Zubikarai bajo los palos, Labaka y Mikel González en el centro y Dani Estrada y el incombustible De la Bella por las bandas. Por delante de ellos, Diego Rivas y Elustondo, con Xabi Prieto en la mediapunta, Sarpong y Griezmann en los costados y Agirretxe en punto. No comenzó mal el plan diseñado por Lasarte para la histórica pretensión de ganar esta eliminatoria. La Real empezó mejor que el Almería, consciente de que ganar el partido era imprescindible para eliminar a los andaluces. Y tuvo una primera ocasión para adelantarse en el marcador, justo lo que pidió el técnico uruguayo para que el equipo txuri urdin tuviera opciones en esta eliminatoria. Una jugada entre Griezmann y Sarpong le cayó a los pies a Agirretxe casi sobre la misma línea de gol, pero el balón salió despedido lejos de la portería local. Ahí, quizá, estuvo un hipotético punto de inflexión del partido y de la eliminatoria. Lasarte recordó que en los dos últimos partidos la Real había marcado pronto y los ganó. Si hubiera marcado...

Pero unos diez minutos después, en el 21, Agirretxe volvió a ser protagonista, esta vez negativo, al perder un balón en el centro del campo, permitiendo un contraataque almeriense que acabó en gol de Goitom. El 1-0 era, en realidad, el 4-2 en la eliminatoria y hacía que la tarea de la Real se volviera aún más ardua y titánica. Ahora eran necesarios tres goles para triunfar. Pero el tanto que abría el marcador desembocó en un estado de desorientación del equipo realista. Pese a todo, la otra gran ocasión de la primera mitad tuvo color txuri urdin, un disparo de Sarpong desde fuera del área que se estrelló en el palo. Ni la suerte le sonrió a la Real cuando más la necesitaba. Y es que, a pesar de haber jugado una primera parte algo escasa, se marchó al descanso en desventaja cuando el Almería no había apenas inquietado a Zubikarai. Nada más comenzar la segunda mitad, otro mazazo más. Gol de Ulloa (cuatro de sus cinco goles esta temporada han sido a la Real), tras un fallo de Zubikarai en la salida de un córner. 2-0. 5-2 en la eliminatoria.

Lo cierto es que, a pesar de la rotundidad del marcador, la Real no cejó en su empeño de buscar su suerte en la eliminatoria, y eso es de elogiar porque la misión era de una talla importante. Pero intentarlo no fue suficiente. Sí para acortar distancias. Marcó Agirretxe a pase de Griezmann, un gol que por desgracia resultó de lo más estéril. Tenía la Real por delante algo más de 30 minutos y el único pensamiento que podía cruzar la mente de los jugadores realistas, seguro el que cruzó la de sus aficionado, era que si el Almería pudo meter tres goles en 45 minutos en Anoeta, ¿por qué no hacerlo ellos en Almería? Pues porque no. Porque la Copa no es ya el torneo de la Real. No es que lo tire, no es que no quiera jugarlo. Es que da igual lo que haga. Siempre pasa algo que saca al conjunto txuri urdin del sorteo de la siguiente eliminatoria. En la segunda mitad la Real apretó, sin duda, conducida por un buen Xabi Prieto. No fue un problema de actitud. Pero no salió nada. Las ocasiones más claras se fueron al limbo, como un disparo de Mikel González u otra que tuvo Griezmann pero que se encontró con el portero local.

Aunque la eliminatoria pasará a la historia como un nuevo designio del destino contra los intereses de la Real en la Copa, lo cierto es que, sin jugar nada mal (al menos en la segunda mitad), y seguramente mereciendo mucho más en el partido, hoy le han faltado muchas cosas. Le ha faltado acierto en los córners. Ha sacado una decena y apenas ha sido capaz de crear peligro en estas jugadas. Ha regalado los dos goles del Almería, en dos faltas de concentración importantes. Y, quizá, ha faltado algo de valentía en los cambios de Martín Lasarte. El técnico uruguayo metió en el campo a Llorente, Aranburu y Viguera, pero quitó a Sarpong, Diego Rivas y Agirretxe. Hace mucho que la Copa no tiene épica para la Real, pero no acabar las eliminatorias con el equipo volcado sobre la portería rival, con dos o tres delanteros si es preciso, con dos defensas aunque corramos el riesgo de encajar más goles al contraataque, contribuye decisivamente a que poco a poco muera el espíritu copero que le pueda quedar a este conjunto.

El Almería supo jugar su partido, ni siquiera buscó con insistencia un gol, el tercero, que matara las ilusiones realistas de poner en aprietos a los locales. No le hizo falta porque ellos, como nosotros, sabían que el trabajo ya venía hecho desde Anoeta. El Almería contó con la colaboración del árbitro, que, una vez más (y sin haber visto el partido por televisión, una vergüenza más del fútbol español que contribuye a enterrar el prestigio de la Copa), barrió para casa en todas las decisiones conflictivas. Agirretexe pudo sufrir un penalti con el 2-1 en el marcador y con más de veinte minutos por delante. Cuando un gol más hubiera significado la prórroga y dos el triunfo txuri urdin en la eliminatoria. Pero no pitó nada, a pesar de las airadas protestas de los suplentes de la Real que calentaban en la banda. Pocos minutos después, Llorente reclamó un codazo. Y fue el delantero realista el que se llevó la tarjeta amarilla. Así es el fútbol para la Real. Ni las migajas. Pero hay costumbre desde hace muchos años y esta temporada no está siendo una excepción.

Y en esa forma en la que el fútbol es y nunca cambia para la Real, hay que asumir lo que históricamente supone. La Copa ya no cuenta. La Copa ya ni siquiera deja posos de tristeza en la parroquia txuri urdin, porque la eliminación es inexorable. Siempre. Ante cualquier rival. Serán ya 23 años sin eliminar a un equipo de Primera División, y así tocará recordarlo dentro de un año, cuando la Real vuelva a entrar en el bombo. Nadie se acordará de cómo llegó la eliminación de la temporada 2010-2011. Sólo quedará que el Almería venció en los dos partidos. Porque la Copa ya no tiene épica para la Real. Ninguna épica. Hoy era una oportunidad inmejorable para escribir la Historia txuri urdin, pues nunca en sus 101 años de existencia había conseguido remontar una derrota en casa en el partido de ida. Y nunca es nunca. Hoy tampoco. Ni siquiera duele ya demasiado, porque forma parte de las previsiones de todas las temporadas. ¿Algún día nos sorprenderá la Real para bien en la Copa? La próxima oportunidad, en la 2011-2012. Aquí estaremos. Qué remedio.

martes, noviembre 09, 2010

PREVIA Almería - Real Sociedad. ¿Y por qué no...?

¿Y por qué no? ¿Por qué no va a remontar la Real la eliminatoria de Copa que tiene ante sí (miércoles, 21.00 horas, Estadio de los Juegos del Mediterráneo)? ¿Por qué no va a escribir de nuevo una bonita página de su trayectoria en el torneo del KO? Es muy difícil que lo haga, después del 2-3 de la ida. Es muy difícil, a pesar de la euforia desatada tras la última victoria liguera, teniendo en cuenta la nefasta racha en esta competición que arrastra desde hace más de dos décadas el conjunto txuri urdin. Es muy difícil teniendo en cuenta que a Martín Lasarte le faltan muchos jugadores para esta cita de miércoles. Pero es posible. Tiene que ser posible si saltan al césped once jugadores que luzcan con orgullo la camiseta y el escudo de la Real. Luego pasará lo que tenga que pasar, superará esta ronda la Real o caerá eliminada, pero lo sucedido en la ida y el estado de ilusión en que vive la hinchada realista desde la temporada pasada (ahora prolongado en Primera) obliga a disputar la eliminatoria al cien por cien. Y quién sabe si el miércoles a las once de la noche no estaremos con la euforia por las nubes.

Lasarte, que ve opciones de pasar la eliminatoria si la Real consigue adelantarse en el marcador, sólo cuenta con quince jugadores del primer equipo para este encuentro. La plaga de lesiones de los últimos días hace que en la lista de los 18 convocados para Almería no estén Tamudo, Ifrán, Sutil ni Zurutuza. Por decisión técnica, descansan sólo dos jugadores, Claudio Bravo y Carlos Martínez. En estos dos casos, sus relevos están muy claros. Zubikarai estará bajo palos (con Toño en el banquillo) y Dani Estrada en el lateral derecho. La noticia es que Ansotegi, lesionado en el encuentro en Málaga y ausente en la victoria en Anoeta ante el Racing, ha entrado en la convocatoria (junto al joven del filial Cadamuro), aunque lo más normal es que el técnico uruguayo mantenga en el centro de la defensa a Mikel González y Labaka, con el por ahora insustituible De la Bella en el lateral izquierdo. Por delante de ellos es donde empiezan las dudas. El partido le servirá a Lasarte para dar minutos a los no habituales, pero también para cubrir con rodaje y garantías las ausencias que pueda tener todavía en el partido del domingo en Alicante.

Illarramendi, Elustondo, Aranburu y Rivas optan a los dos puestos de mediocentro, aunque el que menos opciones parece contar para ser titular es el jugador del Sanse (Lasarte ha adelantado que si el partido lo permite tendrá minutos). Xabi Prieto, Sarpong y Griezmann hacen lo propio a los dos extremos. Ante la ausencia de Zurutuza y la necesidad de marcar goles, aunque Viguera es el recambio natural del mediapunta, no sería nada descabellado que Lasarte optara por otras fórmulas, como podría ser la inclusión de Xabi Prieto en el centro de la línea de tres centrocampistas ofensivos y dejar las bandas para Sarpong y Griezmann. Otra alternativa sería jugar con dos delanteros, y ahí podría tener su oportunidad el propio Viguera o Agirretxe, que ya coloboró en el partido de ida ante el Almería con la asistencia del gol de Elustondo. Aunque las rotaciones de la Copa pueden dar de nuevo la titularidad a Agirretxe, Llorente llega a esta cita en estado de gracia, con tres goles en los últimos tres partidos que ha jugado como titular, todos de Liga (en la ida copera jugó sólo los últimos minutos y le dio tiempo a estrellar un balón en el palo).

El 2-3 de la ida coloca a la Real en una situación muy delicada. Con una magnífica trayectoria en Liga, a pesar de las tres derrotas consecutivas que cosechó como visitante, lo cierto es que la Copa ha sido el mayor borrón en lo que llevamos de temporada. El triunfo del Almería fue la segunda derrota de la temporada en Anoeta, después de la afortunada que logró el Real Madrid en la Liga por 1-2. El Almería jugará con la tranquilidad de saber que pasará de ronda con cualquier victoria y cualquier empate, sea con los goles que sea. El 2-3 lleva a la prórroga. La Real, para seguir adelante en la Copa, necesita marcar al menos dos goles. Cualquier victoria por esos dos goles de diferencia (0-2 o 1-3), le da el triunfo en la eliminatoria. Marcando más de tres, ya le bastaría con ganar por la mínima (3-4, 4-5...). La última vez que la Real llegó a los penaltis fue en la temporada 2005-2006, en el enésimo y vergonzoso fracaso copero. El equipo txuri urdin jugó 81 minutos contra diez jugadores del Zamora, de Segunda B. De Paula falló el penalti que provocó la expulsión. En la tanda para desempatar, la Real malogró los cuatro disparos que llegó a realizar. Fallaron Boris, Novo, Agirretxe y Garrido.

Este no es más que otro ejemplo del insufrible caminar de la Real en la Copa en las dos últimas décadas. Y es que todo el mundo sabe ya que la Historia juega muy en contra de la Real en la competición copera. No es sólo ya que el equipo txuri urdin lleve 22 años sin eliminar en este torneo a un equipo de Primera División (el Real Madrid, en las semifinales de la temporada 87-88), que serán ya 23 si no sale de Almería con la clasifiación. Es que, además, no remonta un resultado adverso de un partido de ida desde la 97-98, cuando le dio la vuelta al 1-0 que logró el Xerez en el primer encuentro con un 4-2 en Anoeta. Kovacevic marcó tres goles, su único triplete en la Real, y Craioveanu el restante. Aunque pueda parecer increíble, la Real no ha levantado jamás una derrota en casa en el partido de ida en la Copa del Rey, lo que da una idea del registro histórico que puede conseguir el equipo en Almería. En la temporada 98-99 sí ganó el segundo partido fuera después de haber perdido en casa. Venció 0-1 en el Vicente Calderón, pero el 1-2 que logró el Atlético de Madrid en la ida impidió la clasificación de la Real.

La Real ha jugado en tres ocasiones en Almería a lo largo de la Historia y, aunque no tiene un registro excesivamente negativo, lo cierto es que no ganó nunca. Empató a cero en la temporada 79-80 y perdió 3-2 en la siguiente, la del primer título de Liga (marcaron Periko Alonso y Satrústegui). La tercera visita a Almería, la primera al Estadio de los Juegos del Mediterráneo fue la que se produjo en la presente temporada en la segunda jornada de Liga. Los locales lograron el empate en el descuento del partido, tras adelantarse la Real dos veces con goles de Tamudo y Sutil. En el partido de ida de Copa, disputado en Anoeta, el equipo de Lasarte también se adelantó, por 2-0, con goles de Sarpong y Elustondo, pero el equipo andaluz le dio la vuelta al partido en la segunda parte. Una buena primera parte y una eliminatoria que llevaba camino de estar encarrilada al final del primer duelo se fueron al traste en los segundos 45 minutos por una pájara todavía inexplicable que desembocó en el 2-3 que señaló en el marcador. El que obliga a una noche histórica para pasar de ronda.