sábado, abril 30, 2016

REAL SOCIEDAD 0 - REAL MADRID 1 Honroso esfuerzo

Illarra, en el choque ante el Real Madrid.
Era francamente difícil que la Real lograra la machada de vencer al Real Madrid tal y como lo había hecho hace unas semanas ante el Barcelona. La enorme cantidad de bajas que tenía la Real, silenciada por el aparato mediático que cree que el fútbol se acaba en los intereses de madridistas y culés, era una losa enorme para Eusebio, que aún así dispuso un once digno que, una vez solventados los primeros minutos de tanteo, respondió con un honroso esfuerzo, con orgullo y con muchas ganas de dar una alegría a Anoeta. No pudo hacerlo, porque no aprovechó sus escasas opciones reales de marcar y a pesar de que un majestuoso Rulli sostuvo al equipo con vida hasta el minuto 80, cuando Bale conectó un cabezazo imposible y le dio los tres puntos al Real Madrid para mantener a los de Zidane vivos en la lucha por la Liga. Pero lo intentó. Vistas las circunstancias, no es poco.

Para que ese generoso despliegue fuera posible, Eusebio volvió a sorprender con su once, apostando por un dibujo más reconocible y sin la posición cambiante de Reyes que se vio en El Madrigal. El mexicano, de hecho, se quedó en el banquillo, siendo esta la mayor sorpresa del equipo que formó el técnico realista, que dio galones a Mikel y Elustondo en el centro de la zaga, con los previstos Yuri y Zaldua en los laterales, un centro del campo formado por Markel, Illarramendi, con Zurutuza y Xabi Prieto junto a Bruma, la gran novedad del once, y Oyarzabal. El caso es que con este once, la Real hizo frente a la realidad clasificatoria y la falta de objetivos en esta Liga primero con una cierta resignación y poco a poco entrando en el partido, pero siempre un peldaño por debajo del Real Madrid, al que se notó con la necesidad de ganar para seguir luchan por la Liga.

No hubiera sido nada extraño que, después de unos minutos de tanteo inicial, el equipo madridista se hubiera puesto por delante en el primer cuarto del partido. La primera gran ocasión la tuvo en sus pies James, pero Rulli la despejó con los pies en el minuto 9. Tres después, Ramos remató a placer en un córner, por una pantalla claramente ilegal de Casemiro a Elustondo que se sancionó, pero mandó el balón fuera. De la misma forma, Bale tampoco encontró portería al cuarto de hora, y en el minuto 22 de nuevo fue el galés quien conectó un buen testarazo a pase de James, pero de nuevo sin probar a Rulli. La Real en esos minutos sufrió muchísimo por sus costados, tanto Yuri como Zaldua se veían incapaces de frenar a los madridistas, y su respuesta ofensiva se limitó a alguna cabriola de Bruma, la pelea incansable de Oyarzabal y un disparo lejano e inocente de Zurutuza.

Pero a partir de ahí la Real despertó, bien es cierto que por el corazón que hay que poner en los partidos contra el Real Madrid que por tener claro el juego que debía desplegar, y empezó a llegar con algo de peligro, aún sin poder concretarlo. Zaldua comenzó a animarse en ataque y combinó con Xabi Prieto para forzar un primer córner y desperezar a un Anoeta enchufado pese a todo. Después fue Bruma quien metió un buen centro desde la izquierda que el propio Prieto no pudo rematar con claridad, dejando el balón en las manos de Keylor. Zurutuza, que se convirtió en estos minutos en el mejor realista, estuvo a punto de plantarse solo ante el guardameta madridista tras un pase del capitán. El Madrid contestó con una jugada en la que Zaldua fue superado y primero Markel y después Elustondo tuvieron que sacar el balón con Rulli ya batido, pero la Real reaccionó bien, primero con una jugada de Bruma que acabó rematando desviado Zurutuza y después con la mejor combinación del partido, entre Bruma, Zuru y Prieto, que Zaldua remató con un trallazo desviado.

La Real llegó al descanso con la sensación de haber igualado un duelo que había comenzado claramente decantado para el bando madridista con sus claras ocasiones iniciales, pero con una factura importante, las amarillas que vieron Illarra y Markel, más justa la del primero que la del segundo por el celo de un Undiano Mallenco que pareció castigar demasiado en un partido que no lo merecía. En todo caso, la segunda parte comenzó como la primera, y el Madrid tuvo otra oportunidad en un córner, de nuevo un cabezazo de Bale que se marchó arriba. Pero esta vez la Real reaccionó antes, y en el minuto 51 ya puso a prueba a Keylor, con un córner al segundo palo que botó Bruma, sorprendente lanzador en el día de hoy, uno más a la nómina de quienes lanzan saques de esquina (dos, en realidad, porque al final fue Oyarzabal quien lanzó los córners), y que el guardameta madridista tuvo que despejar con la punta de los dedos. Bruma tuvo otras dos ocasiones desde la esquina casi a renglón seguido, después de una espléndida maniobra de Zurutuza dentro del área y un posterior disparo repelido por la defensa.

Según transcurrían los minutos de la segunda mitad, daba la impresión de que la Real tenía el partido mucho más controlado, desde luego mucho más que en su primera mitad. Pero justo en ese momento, la realidad le dio una bofetada al equipo txuri urdin y el Real Madrid tuvo su ocasión más clara, después de un despeje increíblemente fallido de Yuri, que dejó el balón muerto a pies de Bale dentro del área pequeña. Pero ahí emergió la figura de un inconmensurable Rulli, que hizo un paradón antológico con el pie, evitando lo que a todas luces parecía un gol cantado. La Real, no obstante, rondaba el área de Keylor. ¿El problema? Que a la Real le faltaban todos sus hombres de ataque. Ni Vela, ni Jonathas, ni Agirretxe. ¿Y quién remata a puerta? Complicado. Por eso, y a pesar de que el Madrid tenía importantes ausencias en ataque, hubo más disparos sobre la portería de Rulli. Bale estuvo otra vez cerca del gol tras el primero de los dos errores que cometió Elustondo en el partido.

Eusebio, sabedor de que la importancia del partido estaba en el centro del campo, introdujo el primer cambio a los 22 minutos de la segunda mitad. Reyes entró por Markel, para eliminar así el peligro de que el realista viera la segunda amarilla, y dando un perfil un poco más defensivo al equipo. Y aún así, la Real logró llegadas interesantes, como una buena maniobra de Oyarzabal que sirvió para provocar una amarilla a Casemiro que Undiano Mallenco no quiso mostrar por algún motivo difícil de explicar, sobre todo por ser una jugada calcada a la que sí le costó la amonestación a Illarra en la primera mitad. Rulli, no obstante, se mantuvo como el hombre más valioso de la Real con una nueva mano tras un pase de Jesé que se envenenó tras tocar en la pierna de Elustondo. Y justo a continuación, el segundo de los errores de Elustondo, que no empañan el gran esfuerzo que hizo, provocó una salida de Rulli, de nuevo perfecto, para que Jesé no hiciera gol.

Previendo que el Madrid tendría que hacer un último gran esfuerzo en el partido y no perder sus opciones en la Liga, Eusebio metió dinamita arriba: Bautista, recibido con una atronadora ovación por un Anoeta ávido de alegrías, por Bruma. Y esta vez sí, a diferencia de su testimonial debut en El Madrigal ya en el descuento, con algunos minutos para intentar hacer cosas, como por ejemplo un buen desmarque que Yuri no fue capaz de ver para meterle un buen balón. En cualquier caso, el Madrid convirtió la necesidad en virtud y se llevó el partido por calidad y acierto. Rulli volvió a salvar a la Real con una impresionante parada a disparo de Jesé desde la frontal, pero ya no pudo hacer nada para impedir el 0-1 en un formidable cabezazo de Bale, que le ganó la posición bien a Elustondo en un salto. A la Real le quedaban diez minutos para responder al tanto del Real Madrid. Y ahí, una vez más, se notaron la bajas y lo descompensado de las convocatorias de Eusebio. ¿Hombres de ataque? Ninguno. Por eso, lo único que le quedó al técnico realista fue poner a Héctor en el campo, por un Yuri que se marchó exhausto.

La Real, en cualquier caso, le puso un corazón inmenso al final del partido, incluso asumiendo que fútbol tenía poco y que las incontables bajas que tenía pesan decisivamente en la capacidad del equipo. Por eso, el peligro llegó a balón parado. El Madrid sufrió en esa suerte porque, además, reculó con descaro. La primera opción fue un cabezazo desviado, muy desviado, de Mikel González. Después llegó un sensacional testarazo de Zurutuza que obligó a que Keylor hiciera la mejor parada del encuentro. Y finalmente aconteció una jugada final en la que Rulli, después de algunas dudas, subió a rematar y acabó por los suelos sin que se viera claramente el motivo y sin que nadie llegara a rematar. Fue la última jugada porque, curiosamente, Undiano Mallenco indicó únicamente dos minutos de añadido. Nuevamente, él sabrá por qué tenía tanta prisa en acabar el partido cuando se habían hecho los seis cambios, ignorando las directrices del propio Comité de Árbitros de cuantificar cada sustitución en 30 segundos. Y él sabrá también si hubiera decretado lo mismo de mantenerse el 0-0 en el marcador.

El caso es que la Real empeoró un poco más sus datos en Anoeta esta temporada con una nueva derrota, aunque esta vez sí se notó que los condicionantes afectaron demasiado. El equipo txuri urdin dio la cara como pudo y durante 90 minutos, pero acusó las bajas. Y también, obviamente, se vio mermada por el hecho de que en este partido no había en juego más que el honor. Y el honor, al menos, se defendió esta vez con orgullo, con corazón y con el sentimiento txuri urdin que se exige a este equipo. Porque así, en realidad, da igual el resultado del partido. Si el equipo se deja todo lo que tiene, por poco que sea, por mucho que le afecten las circunstancias en su contra que objetivamente había en este encuentro, el juicio a la Real sólo puede ser positivo. Incluso dentro de este lento final de una Liga que va a dejar un muy mal recuerdo y en el que ya no queda más que lo que ha hecho la Real ante el Real Madrid: competir.

viernes, abril 29, 2016

PREVIA Real Sociedad - Real Madrid. Jueces de la Liga

Zurutuza, protagonista del 4-2 de la pasada temporada.
Qué lástima que el único papel que le reste ya a la Real esta temporada sea el de juez de la Liga por enfrentarse al Real Madrid en la jornada 36ª (sábado, 16.00 horas, Anoeta, Canal + Liga). Pero en realidad no va a ser ese el juicio más interesante para el equipo txuri urdin, que se va a exponer también al de su hinchada. Le toca a Anoeta juzgar la temporada de la Real en el último gran partido que va a ver esta temporada, penúltimo de la competición ya que la próxima jornada también la disputarán los de Eusebio como locales y ante el Rayo Vallecano. Pero será aquí, ante todo un Real Madrid, donde el equipo se juegue de verdad el despedir esta triste temporada con un enfado más o con, al menos, la alegría de superar al por ahora tercer clasificado de Liga y semifinalista de Champions. Parece poca cosa, pero está en juego la ilusión del realista. Por eso, los auténticos jueces de la Liga estarán en las gradas de Anoeta.

Mucho se habla de las bajas del Real Madrid, como siempre dando la impresión de que los grandes juegan solos, pero quizá habría que destacar que Eusebio afrontará el encuentro con las ausencias de Carlos Martínez, Iñigo Martínez, Canales, Vela, Agirretxe y Jonathas, cuatro de los pilares de la Real que llegó a Champions y dos de sus fichajes más importantes de los últimos años. Casi nada. El central no va a poder celebrar su renovación jugando por un esguince de rodilla que complica incluso su participación en lo que queda de Liga. El mexicano es el único de estos jugadores que se perderá al partido por sanción, por acumulación de amonestaciones tras la que le enseñó Fernández Borbalán en Villarreal. Para suplir estas dos ausencias, Eusebio recupera a los dos jugadores que descartó por razones técnicas la pasada jornada, De la Bella y Granero. Bautista se mantiene en la convocatoria, junto a los dos jugadores del Sanse que ya están perfectamente integrados en la primera plantilla, Elustondo y Oyarzabal.

Viendo los cambios de hombres y de esquemas que ha venido desplegando Eusebio en los últimos partidos, y más aún ante equipos grandes o en estadios complicados, resulta muy complicado adelantar los planes del técnico realista, prácticamente en cualquier línea salvo en la portería, donde Rulli es fijo. Y a partir de ahí, muchísimas dudas. Da la sensación de que el esquema se parecerá mucho al de la pasada semana, con lo que Reyes estaría en el centro del campo, en principio por delante de Elustondo y Mikel, con Yuri y Zaldua como laterales. Markel e Illarramendi podrían repetir en el centro del campo. Por delante, son fijos Zurutuza y Oyarzabal, este probablemente como hombre más adelantado. Eusebio también tiene la opción de jugar con Bautista en punta, con lo que quien podría entrar en el once es Bruma. En principio, Oier, De la Bella, Héctor, Granero y Pardo estarán seguro en el banquillo de inicio.

Sin opciones ya de hacer gran cosa en la Liga, habiendo dicho adiós a Europa y con la salvación matemática conseguida con el empate de la pasada jornada en El Madrigal, la Real ocupa la duodécima posición en la tabla con 42 puntos. Diez por encima, Europa; diez por debajo, el descenso. Con lo cual, el tope de la Real está en la octava plaza, la que ocupa el Valencia con 44 puntos. Su rival, el Real Madrid, está inmerso en la lucha por la Liga, es tercero con 81 puntos, a uno tanto de Atlético como de Barcelona. La Real busca mejorar unos pobres números en Anoeta, ya que sólo ha sumado más como local que otros cuatro equipos de la competición. Y no es el Real Madrid el mejor de los visitantes para lograr esa mejora, puesto que los blancos han logrado 35 puntos lejos del Santiago Bernabéu y sólo han perdido en dos ocasiones como visitante, 3-2 ante el Sevilla y 1-0 ante el Villarreal. El Madrid suma nueve victorias consecutivas; la Real, un punto de los últimos nueve posibles, y sólo un triunfo en sus últimos cinco encuentros en casa, 1-0 ante el Barcelona.

Real Sociedad y Real Madrid se han visto las caras en Donostia en 68 ocasiones, siempre en Primera División, con un balance favorable al equipo madrileño, que ha vencido en 26 de esos encuentros, por 21 triunfos realistas y otros tantos empates. La mayor goleada txuri urdin es el 6-2 de la temporada 1950-1951, con tres goles de Igoa y uno de Caeiro, Epi y Basabe. Por contra, la derrota más abultada es el 1-5 de la temporada 1992-1993, el último de estos choques disputado en Atotxa, aunque el Madrid hizo un gol más en el 3-6 de la campaña 1953-1954. En Anoeta, la igualdad es total, con siete victorias para cada uno y cinco empates en los 19 partidos que se han jugado en dicho estadio. Desde el ascenso, la Real acumuló cuatro temporadas consecutivas sin lograr el triunfo ante el Madrid, racha que rompió la pasada temporada.

En ese encuentro de la 2014-2015, la Real protagonizó una vibrante remontada, que debió ser el punto de inflexión de la temporada tras el paupérrimo inicio, con la eliminación europea en Krasnodar y la derrota en Ipurúa en el primero de estos derbis guipuzcoanos jugados en Primera, pero fue un oasis. Se olía goleada blanca cuando a los diez minutos el Real Madrid ya ganaba por 0-2, tantos de Ramos de cabeza a la salida de un córner y de Bale tras una gran jugada. Pero los blancos perdonaron y la Real reaccionó. Lo hizo en la primera parte, cuando Iñigo Martínez recortó distancias con un gol de raza y con un Zurutuza estelar empatando de cabeza y jugándose el tipo. El propio Zurutuza, partidazo el suyo, le dio la vuelta al marcador a los veinte minutos de la reanudación y Vela, que entró en la segunda mitad, puso la guinda con el 4-2 definitivo, rememorando un resultado inolvidable que ya había logrado en las temporadas 1997-1998 y 2002-2003, ambas con clasificación europea final como premio. Pero esta vez sólo fue un espejismo. Feliz, pero espejismo por desgracia.

domingo, abril 24, 2016

VILLARREAL 0 - REAL SOCIEDAD 0 Un punto sin emoción

Empate en El Madrigal.
Habida cuenta de los dos sacos de goles que se había llevado la Real en El Madrigal en sus dos últimas apariciones, un punto tendría que saber francamente bien. Pero el 0-0 que arrancaron los de Eusebio les hace sumar un punto sin emoción, que no sirve de mucho y que no cura las heridas abiertas por esta decepcionante temporada. Es difícil sacarse de la cabeza la impresión de que el Villarreal fue un rival pobre porque estaba pensando en su semifinal europa ante el Liverpool y que si hubiera tenido enfrente un equipo con algo en juego, aunque fuera uno tan pobre como el Getafe de hace unos días, habría sufrido lo indecible. Pero eliminando las circunstancias, la Real fue mejor que el Villarreal y pudo ganar. Debió hacerlo, pero su estrella, Vela, ha perdido toda la magia, y otro árbitro más, esta vez Fernández Borbalán, demostró que es más fácil pitar un penalti en contra que a favor. Y así, 0-0. Un punto más, una jornada menos.

Para lograr ese empate, y probablemente pensando que ese resultado no era nada malo, Eusebio dispuso en El Madrigal a una Real dispuesta a aguantar el chaparrón del Villarreal, quizá aleccionado por la historia reciente y pensando en que en las dos últimas visitas del equipo a este estadio acabó goleada por 5-1 y por 4-0. Reyes se colocó en el centro de una defensa de cinco, con Iñigo a su izquierda y Elustondo a la derecha, con Zaldua y Yuri en los laterales, Markel e Illarra por delante, y con un ataque conformado por Zurutuza en la izquierda, Oyarzabal en la derecha y Vela en punta. ¿Cuál fue el problema del planteamiento? Que el Villarreal se tomó el partido con una calma tremenda, derivada de la tranquilidad de dar ya casi por conseguida la cuarta plaza, aunque en realidad no sea así, y de la tensión que sí le ofrece la semifinal de la Europa League. Así que el partido rápidamente tomó un cariz que ya quisieran los de pretemporada, con dos equipos dispuestos a hacer más bien poco.

Por supuesto, si a alguien beneficiaba este hecho a priori era a la Real, que vio que el partido era tan aburrido y el Villarreal se lo había tomado de tal manera que simplemente con tocar un poco el balón llegaba con cierta facilidad a las inmediaciones del área de Asenjo. Sin ocasiones demasiado claras, por supuesto, a excepción de un cabezazo muy franco de Elustondo en el segundo palo tras un saque de córner que el canterano realista no fue capaz de poner entre los tres palos a pesar de haber logrado una gran ventaja con su desmarque. Esto, que fue lo primero digno de mención del partido, llegó al cuarto de hora. La respuesta del Villarreal fue la de tomarse el encuentro con un poquito más de seriedad. No mucha, pero sí suficiente para generar tres ocasiones muy claras. Primero una buena parada de Rulli a disparo de Soldado, después el larguero evitó el gol de Bruno en una falta ejecutada con maestría y a la media hora Iñigo Martínez hizo un corte providencial para evitar que Bakumbu fusilara al guardameta argentino de la Real.

Los de Eusebio, mientras tanto, seguían a lo suyo. Viendo que el Villarreal dejaba jugar con mucha comodidad, Reyes dio un paso adelante y se colocó de mediocentro, donde completó un encuentro bastante completo. De ahí que Markel, en algo que todavía sorprende cada vez que se ve, se acostumbrara a meterse en el área de Asenjo buscando el gol casi como el mediapunta que no dispuso el técnico realista sobre el césped. En el tramo final de la primera mitad, la Real tuvo una ocasión clarísima para ponerse por delante, cuando Zurutuza dejó sentado a Bailly dentro del área pero no tuvo la velocidad suficiente para disparar antes de que Asenjo se le lanzara a los pies para arrebatarle el balón. Viendo la escasa tensión competitiva que mostraron los dos equipos, fue toda una sorpresa ver la poca deportividad de Castillejo, que sin venir a cuento, y con la complicidad de la mirada perdida del horrendo Fernández Borbalán, le soltó a Markel un codazo en la nuca en una jugada sin peligro alguno en el centro del campo.

Precisamente fue Markel el primer jugador en asomarse a la portería rival en el segundo tiempo, cuando no habían transcurrido más que 30 segundos. Su disparo, que rebotó en un defensa a pesar de que la ceguera de Fernández Borbalán bastó para no conceder un claro córner, se marchó muy cerca de la escuadra a la derecha de Asenjo. El colegiado, incapaz de dirigir con acierto incluso un partido tan sencillo como el que le brindaron Villarreal y Real Sociedad, dejó su particular sello en las dos siguientes jugadas destacadas. Primero mostró una tarjeta a Vela, él sabrá por qué, cuando había caído al suelo en una jugada no muy lejos de la frontal del área, sin tirarse ni pedir nada. Esa tarjeta, por cierto, hará que el mexicano se pierda el encuentro de la próxima jornada ante el Real Madrid, lo cual, visto lo visto, es difícil decir si es bueno o malo para la Real. Y después Fernández Borbalán se tragó un flagrante agarrón a Oyarzabal dentro del área, en otro penalti más que se va al limbo esta temporada y que al final habría servido para ganar en Villarreal.

Vela completó la noche fallando la más clara ocasión del partido para la Real. Un buen robo de Markel le permitió quedarse completamente solo delante de Asenjo, pero el guardameta apenas tuvo que esperar de pie la ingenua vaselina que intentó el mexicano, probablemente la peor opción en una jugada que podría haber concluido él mismo de rosca o dando un pase al mismo Markel o a Oyarzabal para que marcaran a placer. Pero una opción, no obstante, que el mismo Vela habría marcado con calidad hace no tanto tiempo. Marcelino vio perfectamente la escasa tensión de su equipo, acentuada de hecho en la segunda mitad, e introdujo sus tres cambios antes del minuto 70. Para entonces, Eusebio no había hecho ninguno. Estos, con dominio realista y un gran trabajo defensivo, pero sin más ocasiones de gol, llegaron a partir del minuto 82. Eusebio retiró primero a Reyes para colocar a Xabi Prieto, y no parece casualidad que fuera entonces cuando llegaron las únicas ocasiones del Villarreal en toda la segunda mitad, sobre todo un disparo de Bakambu que se plantó solo ante Rulli, que despejó cerrando las piernas, aprovechando un resbalón de Iñigo Martínez.

En realidad, ese fue el final del partido, ya que apenas se llegó a jugar algo más, sobre todo porque la Real empleó el último minuto y el descuento en hacer dos cambios más, cambios de esos que no sirven para mucho que más que dar por bueno el punto a pesar de que por dominio debió ganar y por ocasiones pudo hacerlo. Pero los cambios, con todo, fueron bastante significativos, más de lo que pudiera parecer. Primero entró Héctor por Vela. La razón táctica del cambio, difícil de entender. Cambiar de posición a Oyarzabal para que jugara apenas un minuto en punta, bastante raro. Y mucho más raro fue el último relevo que decretó Eusebio, para dar a Bautista un debut algo tristón en Primera, con sólo un minuto sobre el campo y sin llegar a tocar la pelota, entrando precisamente por Oyarzabal. Si en un partido sin tensión y ante un rival apetecible no puede permitirse la Real darle al menos veinte minutos a un chaval del Sanse que en apenas ese minuto tuvo los arrestos suficiente para luchar por un centro imposible, presionar la salida e incluso encararse levemente con un defensa del Villarreal, es que no entendemos lo que la cantera significa para este club. Pero al menos ya ha debutado. Ojalá sea el primero de muchos días.

La Real, esta extraña Real que sucumbe de forma consecutiva ante los dos peores equipos de la segunda vuelta y dejándose remontar, la misma que ha sido capaz de salir victoriosa de San Mamés y el Sánchez Pizjuán e imbatida de El Madrigal, ha sumado con este empate el punto que ha certificado matemáticamente el único objetivo que se ha permitido en esta trsitísima temporada, la salvación. El Sporting, que ahora cierra la zona de descenso, tiene 32. La Real, 42. Y quedan nueve por jugarse. La Liga, ahora ya sí del todo, se ha terminado. Desde luego, no procede felicitarse por este logro. Ilusión queda poca para los tres partidos que restan y Eusebio, de momento, no ha sido capaz de recuperar ni siquiera una pizca a pesar de que, fríamente, ha sacado un buen empate de un campo difícil. Pero las circunstancias han pesado tanto en este encuentro que es difícil recibirlo con más alegría. Al menos sirve para sumar y para recuperar la posición al Eibar. Así de pírricos son los propósitos que le quedan a la Real en esta Liga.

sábado, abril 23, 2016

PREVIA Villarreal - Real Sociedad. Y ahora, ¿qué?

Velka jugó en punta la pasada campaña en El Madrigal.
Habiendo renunciado a cualquier objetivo, a la Real sólo le queda hacerse una pregunta para afrontar los últimos cuatro partidos de Liga: y ahora, ¿qué? ¿A qué aspira la Real, si ya ha mostrado su renuncia a competir ante los dos peores equipos de la segunda vuelta? ¿Va a limitarse a ser comparsa de un nuevo festín del Villarreal (domingo, 20.30, El Madrigal, Canal + Liga)? ¿O por el contrario va a entender que la Liga tiene 38 partidos y que es importante no sólo sumar cuantos más puntos mejor sino también mantener encendida la llama de la ilusión de una afición cada día más desencantada? La pelota, desde luego, está en el tejado de los rectores realistas, de su técnico y también de sus jugadores. Si ellos no aprovechan lo que queda para ilusionar, la situación será todavía más complicada y dañina de lo que nadie en el club parece entender en estos momentos. Y ojo, que la primera piedra en el camino es un Villarreal que tiene ventaja para ser el cuarto equipo de Champions tras los tres que luchan por la Liga.

Y para afrontar este delicado encuentro, muchas noticias en la convocatoria de Eusebio, la tercera y última de la semana. La principal, que Jonathas, después de escuchar silbidos de la afición en Anoeta, no entra en la convocatoria, pero con motivos físicos, uniéndose a las bajas ya conocidas, las de Carlos Martínez, Canales y Agirretxe. Y al mismo tiempo, es igualmente importante la inclusión de Bautista, que podría tener por fin su bautismo de fuego en el primer equipo. Tampoco estará el todavía inédito Raúl Navas. Como estaba ya previsto, Illarramendi y Yuri vuelven al grupo después de la jornada de descanso que les dio el técnico realista, y también lo hace Rulli tras cumplir ante el Getafe un partido de sanción, lo que hace que Bardají se caiga de la lista de los 18 elegidos. Y también se puede considerar una sorpresa quienes se quedan fuera de entre los componentes de la primera plantilla: De la Bella, que fue de largo el mejor en el nefasto partido ante el Getafe, y Granero, que al menos rozó el gol en los minutos finales que jugó.

Con los antecedentes que ha habido en semanas de tres partidos, y con el añadido de la lamentable actuación de la pasada jornada, es difícil aventurar algunos de los planes de Eusebio. Rulli, obviamente, volverá a ocupar la portería realista, y sería muy sorprendente que la defensa no la formaran Elustondo y Yuri en los laterales e Iñigo Martínez y Diego Reyes en el centro. En el centro del campo, el único seguro es Illarramendi. Markel probablemente estará junto a él, y el tercer puesto se lo jugarían entre Zurutuza, Pardo y Xabi Prieto, con más opciones para el primero. El capitán, no obstante, podría formar en la línea de ataque junto a Vela y Oyarzabal, que serían los dos jugadores más adelantados. Parece menos probable que Eusebio le dé la titularidad a Bruma. En el banquillo estarán con seguridad Oier Olazabal, Zaldua, Mikel González, Héctor y Bautista.

Con sus dos derrotas consecutivas, la Real se quedó en la décima posición, sumando 41 puntos. La séptima plaza se ha alejado a unos imposibles ocho puntos con sólo doce por jugar, y el descenso se ve a nueve. Es decir, un aburrido final de temporada al que los realistas, hasta ahora, han renunciado tras vencer al Barcelona. Los números del equipo txuri urdin como visitante no son malos en absoluto, sólo siete equipos han sumado más puntos que los 18 que ha logrado lejos de Anoeta, gracias a cinco victorias y tres empates en 17 encuentros. El Villarreal, aunque ha perdido sus dos últimos partidos ligueros ante Rayo y Real Madrid, ambos fuera, responde con sus actuaciones en casa a lo que refleja la clasificación. Es cuarto con 60 puntos, cuatro más que el Athletic y en su campo ha sumado 39. El Madrigal, donde cayeron Real Madrid y Atlético y el Barcelona apenas pudo empatar, sólo ha visto dos derrotas de los suyos, 1-2 ante el Celta y 0-1 ante Las Palmas.

La Real ha visitado el campo del Villarreal en partido de Liga en doce ocasiones, siempre en Primera División, y el balance es bastante positivo, ya que ha conseguido puntuar en más de la mitad de dichos encuentros. El equipo txuri urdin ha logrado en tierras castellonenses tres victorias y cuatro empates, con cinco triunfos del conjunto local para completar la estadística. La victoria más holgada de la Real fue el 1-3 de la temporada 2000-2001, con tantos de López Rekarte, Tayfun e Idiakez, una victoria clave para conseguir la permanencia aquel año. La mayor goleada lograda por el Villarreal, en cambio, fue el 5-1 de la 2013-2014. De la actual plantilla de la Real, sólo Agirretxe ha marcado un gol en El Madrigal con la camiseta txuri urdin, precisamente en ese 5-1. Los realistas acumulan dos goleadas seguidas en este campo, con un parcial de 9-1.

Para llegar a ese marcador global hay que sumar el 4-0 de la última visita, la pasada campaña, la 2014-2015. Y eso que el equipo de David Moyes no comenzó mal el encuentro. Pero acusó demasiado el mal partido de su centro del campo, donde apenas se salvó Granero, y la desconexión absoluta de un Vela que jugó en punta por la lesión de Agirretxe. Viendo el mal partido realista, lo sorprendente es que los cuatro goles del Villarreal no llegaran hasta la segunda mitad. Fue entonces cuando en poco más de veinte minutos la Real fue aplastada. Bruno hizo el 1-0 de falta directa. Diez minutos después, Cheryshev hizo el segundo. Y Moi Gómez hizo los dos restantes, el primero culminando una buena contra y el segundo, el que cerró la cuenta del Villarreal, tras una cantada de Zubikarai. Incluso pudieron caer más goles, pero el 4-0 ya fue prueba suficiente de cómo fue el partido.

jueves, abril 21, 2016

REAL SOCIEDAD 1 - GETAFE 2 Derrota de una Real patética que exige una revolución

De la Bella, de lo poco rescatable ante el Getafe.
La Real es, hoy por hoy, un equipo patético. Es indigno jugar un partido como lo ha hecho el equipo de Eusebio ante el Getafe. Un Getafe horrible, que ha demostrado por qué llevaba 13 jornadas sin ganar y un marcador de 21-0 en sus partidos como visitante, y que si ahora mismo tiene alguna posibilidad de seguir en Primera es porque la Real da pena. Aún así, ha ganado 1-2. Y da tanta pena lo que se ha visto que exige una revolución. Ha sido un espectáculo penoso. Indigno de la camiseta que llevan. No puede ser que, año tras año, cuando sienten que han cumplido objetivos mínimos, se dejen llevar y protagonicen actuaciones tan paupérrimas como las de este encuentro. No es ya que adulteren la Liga, que lo hacen, es que son un insulto a quienes se dejan el dinero, el tiempo y la vida para disfrutar con el fútbol y con la Real. Y nadie parece ser consciente en el club de cuánto daño está haciendo esto. Cuántos niños están perdiendo su afición por la Real. Cuando adultos están desvinculándose emocionalmente de su equipo de siempre. Otra derrota humillante y otro final de temporada que se antoja triste y árido.

El once de Eusebio no fue nada revolucionario, lo que de alguna manera hacía anticipar la debacle. Obviamente, la principal novedad estaba en la portería, donde Oier ocupaba el puesto del sancionado Rulli. Los otros cambios, en realidad, eran bastante naturales. Ni la entrada de De la Bella por Yuri, la de Pardo por Illarramendi, ni la Jonathas por Prieto suponen cambios radicales. En cualquier caso, el temor era evidente, y es que la Real no se tomara muy en serio el partido, habida cuenta su situación clasificatoria y despreciando la posibilidad de acercarse a cinco puntos del Sevilla, séptimo clasificado. ¿Temor? No, certeza en realidad. Las enseñanzas de los últimos años no han calado en el club, que hace tiempo que dejó de dar importancia al estado de ánimo de sus aficionados después de temporadas de fracasos y desilusiones, y Eusebio, que sí ha demostrado ser un gran motivador en las grandes noches, no ha sido todavía capaz de frenar esta apatía de los días más pequeños.

Lo sorprendente es que el rival, un Getafe que en teoría llegaba a Anoeta jugándose la vida, demostró ser un equipo horrendo, justificando claramente esas trece jornadas sin conocer la victoria que se trajo a este encuentro y que la Real, obviamente, premió con regalos a granel. De haber tenido enfrente un rival de verdad y seriamente metido en la competición, la Real habría salido goleada. No hay más que recordar lo que hizo el Granada hace un año en Anoeta, de donde salió con un triunfo nada menos que por 0-3 para coronar otra inane actuación txuri urdin cuando nada tenía ya en juego. Y ojo, que el calendario todavía ofrece el viaje a Villarreal y la visita del Real Madrid a Anoeta. Para colmo, el partido comenzó torcido para los azulones, que en San Sebastián jugaron de rojo, ya que en poco más de un cuarto de hora, tenía dos jugadores amonestados, que además salen de Anoeta sancionados para la próxima jornada, uno de ellos, Roberto Lago, además lesionado, y claramente superados por una Real jugando a medio gas.

El equipo txuri urdin, con lo mínimo, parecía ser infinitamente mejor que el Getafe. De la Bella, con diferencia el mejor atacante realista, era una pesadilla para la defensa visitante cada vez que subía la banda. Eso sí daba igual que para la ocasión la Real jugara con un delantero centro por primera vez en semanas, porque Jonathas sigue siendo incapaz de aportar nada al equipo, ni siquiera un olfato de nueve que debió dejarse en Elche, como se vio en un centro espléndido de De la Bella que se quedó sin rematador. Oyarzabal fue el otro gran protagonista de lo mejor del equipo de Eusebio y suyo fue el mérito de que el 1-0 subiera al marcador. De la Bella efectuó con presteza un saque de banda para que el canterano tuviera tiempo y colocación para meter el balón en el área. Sin remate claro, el rechace de Guaita cayó muerto a los pies de Vela para que hiciera gol casi sin querer. La forma en que el mexicano celebró el tanto, con una frialdad casi insultante para el fútbol profesional en el que nos movemos y llevando de nuevo el brazalete de capitán, fue la mejor demostración del poco interés que tenía el partido para el equipo txuri urdin.

Tras el gol, la Real se dejó llevar definitivamente, cumpliendo los peores augurios de quienes temían que el equipo no mostrara afán competitivo alguno en estos duelos que restan para alcanzar las soñadas vacaciones. La segunda mitad del primer acto fue una oda a la desidia en la que un Getafe igualmente horrendo parecía que no iba a marcar ni aunque un jugador de la Real cogiera el balón con las dos manos y lo impulsara dentro de la portería de Oier. Moi Gómez pifió primero un remate franco en el punto de penalti. Después Pardo frenó con un notable esfuerzo una contra del equipo getafense que pareció nacer en fuera de juego. E Iñigo Martínez hizo el regalo habitual que sigue manchando su hoja de servicios intentando un regate absurdo en la línea de fondo, resbalándose, y dejándole el balón a Sarabia, cuyo centro al segundo palo lo acabó mandando Buendía a las nubes en una posición inmejorable. Pese a la nula categoría que demostró el Getafe, el empate se olía y acabó llegando segundos antes del minuto 45, al rematar Sarabia con toda la ventaja del mundo un centro de Álvaro Vázquez.

Cuando se llegó al descanso, cada equipo había disparado una vez entre los tres palos. Así de malo era el partido, con un equipo incapaz y otro al que ya es difícil poner calificativos. Ni Oier ni Guaita habían hecho parada alguna. Y el resultado, por tanto, era de 1-1. Tan malo fue lo de la primera mitad, que la Real al menos pareció salir tras el descanso pensando que algo más tenía que hacer. Pudo adelantarse por medio de Vela, que intentó por enésima vez esta temporada sin éxito su rosca habitual, estrellándola esta vez en un defensa. Jonathas gozó de un cabezazo totalmente desmarcado, pero su remate tuvo una precisión inexistente e inusual para alguien que presume de ser un delantero. Y entre ambas acciones, un balón que Vergini impulsó con la mano al girarse sobre el suelo bien pudo ser penalti. No señaló nada Sánchez Martínez, un árbitro tan malo como malencarado que consintió muchas acciones del Getafe que merecieron tarjeta y que, sin embargo, no dudó en amonestar por ejemplo a Granero por protestar. Y es que Anoeta sigue siendo una plaza increíblemente cómoda en la que arbitrar.

El ejemplo no tardó en llegar, incluso asumiendo que pudo estar bien señalado. Oier, hasta entonces prácticamente inédito, midió francamente mal una salida a los pies de Álvaro Vázquez, que vio el cielo abierto cuando el guardameta realista se fue innecesariamente al suelo, dejó la pierna atrás y se dejó caer sin más. ¿Penalti? Probablemente. Pero qué fácil caen los futbolistas profesionales de hoy en día. Y qué fácil pitan penalti algunos árbitros, sobre todo si lo comparamos con el barrido que sufrió Vela hace muy pocos días en Eibar y que Melero López no quiso señalar. Ante el Getafe, Sánchez Martínez sí tuvo ganas de pitar. Pitó, y el Getafe no perdonó. Álvaro Vázquez lanzó el balón sin mirar y por el centro de la portería, pero Oier ya se había vencido hacia su derecha. Como en Eibar, y ante un rival en crisis y con incontables jornadas sin ganar, la Real se dejó remontar un marcador a favor. Y lo peor de todo es que ya no sorprenden situaciones así.

Eusebio quiso reaccionar pronto, pero de nuevo padeció las deficientes convocatorias que confecciona. ¿Delanteros? Ninguno. ¿Hombre con gol? Menos aún, porque al Sanse no se le han dado las oportunidad que probablemente ha merecido visto el rendimiento del primer equipo.Y cuánto daño le ha hecho a la Real la lesión de Agirretxe, con cuyos goles habría conseguido que la temporada hubiera sido muy diferente. El técnico realista señaló claramente a Pardo, levemente silbado, para colocar sobre el césped a Granero. Y se rindió a la evidencia, como lo había hecho en las jornadas precedentes cuando le dejó sin minuto alguno, de que su delantero no lo parece y sentó a Jonathas, con protestas más evidentes aún por parte del público, poniendo en el campo a Bruma, tan revolucionado como siempre. Poco efectos tuvieron los cambios sobre el partido, tampoco la posterior sustitución de Markel para dar entrada a Xabi Prieto, que es todo lo ofensivo que podía hacer Eusebio. Y el caso es que la Real tuvo opciones para empatar, sobre todo un buen remate de Vela a pase de Elustondo que se fue algo cruzado o un disparo lejano de Granero que Guaita envió a córner, incluso alguna acción de Bruma, muy prometedora pero mal acabada.

Pero en realidad era imposible, e incluso pudo encajar algún gol más. La Real perdió porque no quiso jugar. Habrá excusas de todos los colores, pero cuando esta situación se repite siempre es porque tiene unas causas enquistadas. La Real, hoy por hoy, demuestra siempre que sólo tiene ambición en momentos puntuales, y no entiende el daño que está haciendo a su gente dejándose llevar de esta manera. Esta derrota ante un colista que demostró por qué lo era es de las que hacen daño. O, mejor dicho, de las que deberían hacer daño. Porque, en realidad, no lo va a hacer. No va a provocar una catarsis, una revolución o siquiera un atisbo de autocrítica. Y eso es lo peligroso. Jagoba Arrasate, David Moyes y ahora Eusebio encadenan tres finales de temporada terribles. Los dos primeros ya vivieron las consecuencias al iniciar la siguiente temporada. O las cosas cambian, o el futuro de Eusebio ya parece escrito para ser cesado en noviembre cuando la Real, otra vez más, prolongue un patético final de campaña. Pero antes, hay que insistir en ello, quedan cuatro partidos más. Cuatro ocasiones de que la herida sea más o menos profunda.

miércoles, abril 20, 2016

PREVIA Real Sociedad - Getafe. A evitar un árido final de temporada

Zurutuza, en el encuentro de la pasada campaña ante el Getafe.
La Real ya sólo tiene un objetivo esta temporada, y no es otro que evitar un árido final de Liga que aumente la desilusión que va a dejar este curso futbolístico, incluso a pesar de sus momentos puntuales de alegría, que los ha habido. La primera de las cinco estaciones que le restan es incómoda (jueves, 20.30, Anoeta, La 1) porque quien visita el estadio realista es el colista, un Getafe que sin duda tiene mucho más en juego que el equipo txuri urdin. Bien haría en todo caso Eusebio Sacristán en echar un vistazo a la historia reciente del club para comprobar lo mucho que vicia un mal tramo final de temporada cuando los objetivos mínimos ya se han extinguido, y que fuera consciente de que la afición necesita salir de este tortuoso año, decepcionante a todas luces, con alguna alegría más en el zurrón. No es que ganar al Getafe sea una gesta que vaya a recordarse durante años, pero no hacerlo ahondará una depresión que necesita un proyecto que debe consolidarse la próxima temporada.

La noticia antes del partido la ha ofrecido el propio Eusebio, que ha decidido prescindir de Yuri e Illarramendi por motivos técnicos, especialmente sorprendente en el caso del mediocentro, a los que dará descanso debido a que no pensaba colocarles en el once inicial. Estas ausencias se unen a las ya conocidas por lesión de Carlos Martínez, Canales y Agirretxe, además del todavía inédito Raúl Navas, y a la de Rulli por sanción. De esta manera, Zaldua y Héctor, los dos sacrificados de la pasada jornada, vuelven a la convocatoria, en la que siguen los dos potrillos habituales, Elustondo y Oyarzabal, y también Bardají. Este se mantendrá como guardameta suplente, ya que la recuperación de Oier, que también vuelve a la lista, retrasará su debut en el primer equipo cuando parecía estar ante su gran oportunidad.

Para hacer frente al colista, el once de Eusebio sufrirá algunos cambios. El primero, en la portería, donde Oier Olazabal jugará por primera vez desde que la Real cambió de técnico. Por delante de él, De la Bella y Elustondo serán los laterales, y sería extraño que Diego Reyes e Iñigo Martínez no estuvieran en el centro de la zaga. En el centro del campo el abanico de posibilidades deja cinco hombres para tres puestos. Markel, Pardo, Zurutuza, Granero y Xabi Prieto se juegan esas tres plazas. Y para el ataque, parece bastante probable que Jonathas vuelva a jugar después de un par de jornadas sin hacerlo, y la duda es saber si Eusebio dará descanso a alguno de sus titulares habituales para que juegue Bruma. Oyarzabal y Vela podrían descansar, pensando en el partido de Villarreal y en los tres encuentros de esta semana. Para el banquillo quedarían con seguridad Bardají, Mikel González y Héctor.

La derrota en Eibar certificó que la Real finalizará la temporada en tierra de nadie. Comenzó la jornada en la décima posición, con 41 puntos, doce por encima de la zona de descenso y a ocho de la séptima posición, la última que puede dar el pasaporte europeo. Su rival, el Getafe, acude a Anoeta en situación desesperada, en última posición, con 28 puntos, y a dos de la salvación. La Real ha sumado en casa 27 puntos, gracias a sus siete victorias y cuatro empates, pero sus números recientes no so buenos, y sólo ganó al Barcelona en los últimos cuatro partidos que jugó en Anoeta. El Getafe, por su parte, es el peor visitante de la competición, sólo ganó 1-2 al Sporting en la jornada 18 y empató a cero contra el Celta y a dos contra el Valencia. Sus otros trece partidos lejos del Coliseum madrileño se cuentan por derrotas. El conjunto azulón está en una caída libre brutal, encadena ya trece jornadas sin ganar, en las que sólo ha sido capaz de sumar dos puntos de 39 posibles.

Hay ocho precedentes, todos ellos en Primera División, y los resultados son algo engañosos. Hasta la pasada temporada, la 2014-2015, en la que los madrileños lograron el triunfo por 1-2, el Getafe no sabía lo que era vencer en Anoeta. No obstante, si se miran los datos desde otro punto de vista, el equipo madrileño ha puntuado en seis de esas ocho ocasiones en el estadio donostiarra, donde ha sumado además cinco empates y donde sólo ha caído derrota en dos encuentros. La mayor goleada, y la primera victoria que logró la Real ante el Getafe, fue el 0-3 de la temporada 2005-2006, con goles de Nihat, Aranburu y Xabi Prieto. Tras aquel encuentro, el Getafe fue capaz de encadenar cuatro visitas seguidas empatando. Tras el ascenso de la Real en 2010, de hecho, la igualdad es total: un triunfo para cada equipo y tres empates.

En el mencionado encuentro de la 2014-2015, el triunfo voló a tierras madrileñas, y lo hizo contra todo pronóstico y de una manera muy dolorosa. El partido fue malo de solemnidad, con continios errores en el pase, una mala disposición táctica y prácticamente nulas ocasiones de gol en ambas porterías, y en ningún momento dio la impresión de que los jugadores se partieran la cara por su entonces ya muy discutido entrenador, Jagoba Arrasate. En la segunda mitad, la Real mejoró algo, y la entrada de Hervías le dio algo de chispa a su juego. Tanto fue así que el canterano fue el autor del primer gol del partido, en el minuto 82, al rematar un pase de la muerte de Vela. Pero la Real, que había hecho lo más difícil, se dejó sorprender de forma inexplicable. Yoda hizo dos goles, en el 89 y en el 92, y dejó a los realistas hundidos, incapaces de explicarse cómo pudieron defender tan mal esas dos jugadas para conservar ese 1-0 que tanto había costado hacer.

sábado, abril 16, 2016

EIBAR 2 - REAL SOCIEDAD 1 Atraco en Ipurúa

La Real perdió en Ipurúa.
Se rompió en Eibar la racha triunfal de la Real, y se rompió de la manera más insospechada. Como ya nos hemos visto en tesituras como esta, era fácil pensar que el equipo de Eusebio no iba a mantener la intensidad que permitió que el líder hincara la rodilla en Anoeta. No es nuevo. Y siendo además Eibar el escenario del partido, quien más quien menos podía intuir algo parecido a lo que finalmente sucedió en el partido. Pero no estaba en los cálculos que la Real dejara pasar un gol de ventaja, un golazo de Zurutuza, y sobre todo que fuera el árbitro, Melero López, quien decantara el marcador del lado del Eibar. El primero de los goles locales llegó como consecuencia de una extraña ley de la ventaja que propició un posterior error realista, pero sobre todo omitió un penalti flagrante que nadie es capaz de explicar por qué no se pitó. No es que estos tres puntos cambiaran la vida de la Real, pero eso no es excusa para tan nefasta actuación arbitral.

Antes de que Melero López fuera el hombre más determinante sobre el césped, Ipurúa vio un partido con ritmo pero sin demasiada calidad. Eusebio hizo sólo dos cambios en el once que dispuso ante el Barcelona y Jonathas se mantuvo como suplente. Como era de prever, Iñigo volvió al equipo titular, y el técnico realista colocó a Markel en el lugar de Granero. El resto, los mismos. Y como sucediera ante el Barcelona, el comienzo fue inmejorable, con un espectaclar golazo de Zurutuza que puso por delante a la Real. El origen del gol, un saque de banda que el realista de Rochefort recibió con un control con el que ya sorteó a un primer defensor. El balón se le quedó tan franco para conectar un disparo que ni Zurutuza, un futbolista que busca el gol con menos frecuencia de lo que realmente debería, no pudo resistirse. Y la parábola que describió su lanzamiento sirvió para certificar un fantástico gol que prolongaba el estado de gracia de la Real.

Ni siquiera el susto que dio Rulli a la parroquia realista, que arriesgó en exceso en un doble regate fuera de su área, sirvió para que el Eibar se metiera claramente en el partido. Y es que la Real se mantuvo atrás con la misma firmeza que venía mostrando en las dos últimas jornadas, las que sirvieron para romper aquella racha de cinco jornadas sin ganar que puso en peligro la temporada hace no tanto. Pero se tenía que notar que este derbi guipuzcoano se jugó en tierra de nadie, y el control de la Real no fue excesivamente férreo ni las intentonas del Eibar demasiado intensas. Lo más peligroso, de hecho, fueron jugadas que no llegaron a concretarse, la de los locales anulada por el árbitro antes de que Rulli la desbaratara con su salida y la de la Real un centro de Elustondo que Riesgo atrapó antes de que Zurutuza pudiera rematar.

En todo caso, el Eibar consiguió empatar en un buen centro desde la banda derecha que remató Enrich. El jugador azulgrana le benefició que el balón rebotara en el brazo de Reyes, y de esa manera esquivó la estirada de Rulli, que no pudo hacer ya gran cosa para evitar el gol. El tanto hizo que los locales vivieron sus mejores momentos, al menos rondando el área realista, pero sin demasiadas ocasiones de ponerse por delante en el marcador. Enrich sí que estuvo cerca de lograr el segundo del Eibar en un nuevo cabezazo, pero en esta ocasión el balón se fue por encima del larguero. Aunque la segunda parte pareció comenzar con las mismas señas de identidad, fue la Real el equipo que lo intentó por primera vez. Un fantástico centro de Xabi Prieto encontró la cabeza de Markel y este se topó con una espléndida intervención de Riesgo, que evitó el 1-2, sacando el balón de la esquina inferior de su portería con una gran estirada a su izquierda.

Con esa opción, la Real pareció recuperar el mando del partido, hasta el punto de que el equipo realista llegó a marcar. Pero Markel corrió hacia atrás desde una posición de fuera de juego para rematar el centro de Vela y el árbitro anuló acertadamente el tanto. En todo caso, fue una sensación efímera y por culpa de un doble error individual. Tras una jugada que probablemente debió acabar con una mano del Eibar dentro del área realista que el árbitro dejó seguir, un mal balón de Zurutuza hacia atrás lo recuperó Borja Bastón, que metió un centro al área que Rulli midió bastante mal y permitió que Escalante rematara a placer y sin dificultad para hacer el 2-1. La reacción e la Real no fue mala, pero sin demasiado peligro. Eusebio reaccionó con un cambio bastante razonable, recuperando el dibujo más reconocible, con un nueve, con Jonatahas por Xabi Prieto.

La Real estuvo cerca de lograr el empate a balón parado, con una falta botada por Illarramendi que Markel, que parece haberse convertido en el mejor rematador de cabeza del equipo en las últimas semanas, estuvo cerca de colocar en el interior de la portería. Los de Eusebio sí estaban cerca del área de Riesgo, pero lejos del gol. La entrada de Bruma por Zurutuza tampoco pareció cambiar el panorama, aunque poco a poco pareció evidente que el Eibar retrasó sus líneas y buscó alguna contra con la que acabar el partido. Y estuvo más cerca el 3-1 que el 2-2 en una contra en la que Rulli compensó el error del gol evitando que Keko cerrara definitivamente el portero. El propio Keko pudo marcar de nuevo, pero en esta ocasión fue Reyes quien salvó los muebles enviando el balón a córner. Y casi a renglón seguido, Escalante la rompió sin encontrar la portería.

Como sucedió en la nefasta racha que destrozó las opciones de la Real esta temporada, Eusebio volvió a echar en falta delanteros en su banquillo. Y eso es algo que está en su debe, porque tiene un filial que, pese a la confianza que ha depositado en Elustondo y Oyarzabal, no parece haber terminado de explotar. Este problema se ha puesto sobre la mesa cada vez que el equipo se ha puesto por debajo en el marcador, y aún no se ha solucionado. Esa es la responsabilidad en la Real, pero lo triste, lo que pasa tantas veces en esta Liga, es que fue el árbitro quien decidió el resultado del partido. Un entradón de Juncá a Vela dentro del área, cuando el mexicano ya había centrado, lo omitió Melero López de una forma absolutamente inexplicable. Quien diga que arbitrar es difícil, que vea esta jugada y que se replantee sus convicciones, porque el problema arbitral es mucho más intenso que ese azar compensatorio del que se habla en tantas ocasiones. Eso es penalti. No hay discusión ni disculpa. Y no pitarlo es algo que ha de ser explicado y que no se va a explicar.

Probablemente, la Real no mereció puntuar en Ipurúa. No jugó un buen partido, no aprovechó la ventaja que logró en el marcador y las constantes que permitieron lograr el triunfo ante rivales de la entidad de Sevilla y Barcelona apenas se vieron con cuentagotas, con lo que un simple esfuerzo del Eibar fue suficiente para voltear el resultado y que el equipo txuri urdin siga contando por derrotas sus visitas a Ipurúa en Primera. Pero Melero López fue quien decidió el partido, primero dejando seguir la jugada del primer gol después de una clara mano, por mucho que después fueran las deficiencias de la Real lo que provocara el tanto del empate, y después con su vergonzosa decisión de no señalar un penalti de libro, que además zanjó con una amarilla a Iñigo Martínez por protestar. La temporada está acabada y se ha notado en Eibar, que también la cierra satisfactoriamente con estos tres puntos, pero que decida el árbitro es algo que no debería permitirse.

PREVIA Eibar - Real Sociedad. No hay partido pequeño

Yuri, en el partido en Eibar de la pasada temporada.
La extraordinaria victoria ante el Barcelona de la pasada jornada selló la permanencia en Primera, no de forma matemática todavía pero sí virtual, y dejó a la Real con una pequeña brizna de esperanza de luchar por la séptima plaza, aunque esté muy lejana todavía. Pero la lección que ha de sacar el equipo de Eusebio para no repetir los tristes finales de temporada que han protagonizado los realistas en los últimos tiempos cuando se han quedado sin objetivo, es que no hay partido pequeño. Importa tanto el Barcelona como el Eibar, rival de esta jornada (sábado, 20.30 horas, Canal + Liga). Y aunque es verdad que un derbi guipuzcoano ha de tomarse en serio también por esa condición, el peligro de dejarse llevar siempre está ahí. Dejando de lado cuestiones clasificatorias, mal haría la Real en no haberse dado cuenta de lo que ha hecho disfrutar a los suyos con la sacrificada versión que derrotó a Sevilla y Barcelona.

La buena noticia de la convocatoria para este encuentro es el regreso de Iñigo Martínez después de perderse el partido ante el Barça. Junto al central regresan a la lista de 18 Yuri y Markel Bergara, sancionados la pasada jornada por acumulación de amonestaciones. Las bajas médicas son las ya conocidas, las del guardameta Oier Olazabal y los jugadores de campo Carlos Martínez, Canales y Agirretxe, ninguna de ellas nueva después de esta semana de trabajo. Los jugadores que esta jornada se quedan fuera son Raúl Navas, aún a la espera de poder debutar con la Real pero ya incorporado a la dinámica del grupo ojalá que definitivamente, Zaldua y Héctor, además de Zubeldia, que se hizo un hueco en la lista de hace una semana. Por supuesto, siguen con el primer equipo los dos potrillos que son jugadores del primer equipo a casi todos los efectos, Elustondo y el héroe del partido ante el Barcelona, Oyarzabal.

A pesar de esa gran victoria ante el líder, el once que Eusebio dispondrá en Eibar será algo diferente al de hace una semana. Rulli estará bajo palos. El primer cambio con respecto al equipo que venció al Barça será el de Iñigo Martínez, que volverá al once en el centro de la zaga junto a Diego Reyes, y probablemente Yuri regresará al lateral izquierdo, mientras que Elustondo se mantendrá en el derecho. En el centro del campo no es nada descartable que Markel ocupe el puesto de Granero al lado de Illarramendi. Zurutuza ya es un fijo después de regresar al equipo tras tantas lesiones. La duda en ataque es si Jonathas volverá a ser el delantero de referencia. En ese caso, de entre Oyarzabal, Vela y Xabi Prieto saldrían los dos jugadores que completarían el once. Y es bastante difícil adelantar cuál será el escogido de Eusebio si opta por colocar a Jonathas de nueve. Para el banquillo quedarían Bardají, Mikel González, De la Bella, Pardo y Bruma.

El triunfo ante el Barcelona ha llevado a la Real hasta los 41 puntos, ocupando ahora mismo la novena posición. La séptima, la que ahora mismo tiene el Sevilla, es la última que puede dar acceso a Europa, y está a siete puntos, una distancia ahora mismo demasiado importante. El Eibar, desinflado en la segunda vuelta como ya le sucedió en la pasada campaña, está tres por detrás de la Real, con 38, en la undécima posición. La Real ha sumado dos victorias seguidas para responder a cinco jornadas sin ganar. Fuera de casa es el octavo que más ha sumado, 18 puntos, con cinco victorias, las mismas por ejemplo que un Villarreal que ocupa la cuarta posición. Todos esos triunfos salvo el 1-2 de Sevilla los logró dejando su portería a cero. El Eibar ha perdido seis partidos y ha ganado siete de los 16 partidos que ha jugado en Ipurúa, y además acumula ocho jornadas sin ganar, en las que apenas ha sumado dos puntos de 24 posibles, y ha perdido cuatro de sus cinco últimos partidos en casa.

La historia sólo recoge tres precedentes ligueros entre Eibar y Real Sociedad jugados en Ipurúa, y si hay un dato que destaca de los derbis guipuzcoanos es que se trata de partidos de muy pocos goles, ya que apenas se han visto cuatro en esos tres choques. En Primera División sólo se han visto las caras en una ocasión, el 1-0 de la pasada temporada, la 2014-2015, lo que deja el dominio del derbi guipuzcoano en la máxima categoría para el conjunto eibarrés. Antes se habían visto las caras en otras dos ocasiones, en el último paso de la Real por Segunda División, y ahí el conjunto txuri urdin no conoce la derrota. Ganó por 0-1 en la temporada 2007-2008, con un tanto de penalti conseguido por Gerardo, en el primer partido que jugó fuera de casa el equipo txuri urdin aquella temporada, y empató a uno en la campaña siguiente, la 2008-2009, con un gol de Aranburu.

Efectivamente, la pasada campaña, la 2014-2015, el Eibar derrotó a la Real por 1-0, y lo hizo en el primer partido de la Liga, probablemente el peor momento para visitar a un recién ascendido, mucho más a uno que debutaba en Primera División y que, encima, tenía la motivación de afrontar un derbi guipuzcoano. Jagoba Arrasate no supo encontrar la forma de jugar en Ipurúa y la Real firmó un partido horrible para comenzar la Liga. La presión del Eibar fue suficiente para el equipo txuri urdin estuviera aún más incómodo de lo que ya propiciaban sus propias dudas. El 1-0, el único gol del partido, llegó al borde del descanso, cuando Javi Lara marcó de falta directa, con un libre directo que botó prácticamente desde la línea de fondo. Vela, que saltó al cesped en la segunda parte, tuvo la mejor ocasión para empatar, casi la única, pero su cabezazo desde la frontal del área pequeña no encontró portería. Y así la Real perdió su único partido en Primera hasta la fecha en Eibar.

domingo, abril 10, 2016

Una hazaña poco valorada por el planeta fútbol

Oyarzabal celebra su golazo al Barça.
"Nuevo patinazo", dice Marca para resumir la derrota del Fútbol Club Barcelona en Anoeta, como si el equipo de Luis Enrique se hubiera patinado solo. "Un mal Barça cae en Anoeta", señala As, sin dar importancia a su rival. "Keep calm y espabilad" es el mensaje de Sport al equipo blaugrana, como si el 1-0 que reflejó el marcador de Anoeta al final del encuentro fuera consecuencia únicamente de una siesta del equipo al que abandera. "Hay Liga", apunta Mundo Deportivo, como si ese fuera un acontecimiento que se ha producido de forma espontánea. Para el planeta fútbol, la Real no pareció tener un papel determinante en el partido de este sábado, a pesar de ganarlo. Para el planeta fútbol, perdió el Barcelona, pero puede que ni siquiera sepan contra quién. Es una de las nefastas consecuencias de haber hecho circular el mundo del balompié en torno a los éxitos y las miserias de dos equipos y sus estrellas, que el rival nunca cuenta, ni cuando facilita las cosas ni cuando protagoniza hazañas como la de una Real que está haciendo historia y de la importante contra el conjunto blaugrana.

Cuando los récords son de Real Madrid o Barcelona, los periódicos deportivos dedican meses y meses a hablar de ellos. Cuando los puede batir, cuando se acerca, cuando lo hace y cuando les apetece por la simple loa a la que se ha entregado el periodismo de bufanda. Se ha visto muy recientemente, cuando el Barcelona estaba acumulando partidos sin perder, se hablaba de cifras históricas, incluso dando la imagen de que el conjunto de Luis Enrique había entrado ya en la historia de la Liga siendo el equipo que más tiempo estuvo sin cosechar derrota alguna, y prácticamente nadie recordaba que el récord absoluto de partidos sin perder en Primera División, como también la marca de jornadas invicto de forma consecutiva en una misma temporada, la ostenta la Real. Aquellos 32 partidos sin perder de la temporada 1979-1980, a los que hay que sumar los seis últimos de la 1978-1979 para llegar a un total de 38, ha de ser considerado como un título más del equipo txuri urdin. Puede que incluso el más valioso de todos por la enorme dificultad que encerró llegar a esa marca que no han sido capaz de batir el Real Madrid, ni con la Quinta del Buitre ni con los Galácticos, ni el Barcelona con su Dream Team o con su actual fama de mejor equipo del mundo y hasta de la historia.

Que la Real acumule ya seis temporadas seguidas impidiendo que gane en Anoeta el Barcelona, este estratosférico Barcelona que acumula en estos años tres títulos de Liga ya conquistados y ventaja para sumar un cuarto y dos Champions Leagues con opciones de una tercera esta misma temporada, y hasta once jugadores blaugranas de 18 posibles nominados al Balón de Oro, es historia. Historia que merece ser escrita con letras de oro. Lo es, ya no sólo por la brutal categoría del rival, sino porque ningún otro equipo de la Liga ha conseguido algo parecido. En las últimas seis temporadas, el Barcelona ha ganado cinco veces en el Vicente Calderón, tres en el Santiago Bernabéu, y otras tantas, por ejemplo, en San Mamés, Mestalla, El Madrigal o el Ramón Sánchez Pizjuán. Real Madrid, Atlético, Athletic, Villarreal, Sevilla o Valencia, equipos que sí suelen recolectar elogios en la prensa deportiva, no han conseguido esta hazaña. La Real sí. Otra marca silenciosa para un club que ha de seguir sintiéndose orgulloso de sí mismo aunque demasiada gente siga sin conocer el extraordinario mérito que tiene esta hazaña y el que ha tenido el equipo realista durante tantas ocasiones a lo largo de su historia.

viernes, abril 08, 2016

PREVIA Real Sociedad - Barcelona. En busca de otra noche grande

La Real celebra el 1-0 al Barcelona de la pasada temporada.
Con pocos objetivos clasificatorios en la presente temporada, prácticamente sólo resta ganar un partido de los siete que quedan para acabar la Liga, la Real afronta un choque especial contra un Barcelona (sábado, 20.30 Anoeta, Canal + Partidazo) que no conoce la victoria en Anoeta desde el regreso del equipo txuri urdin a Primera en 2010. Ojo, que el dato es espectacular, porque ningún otro equipo más que la Real ha sobrevivido al Barça en su estadio durante el último lustro. Y al final, las noches grandes es lo único que le queda al equipo de Eusebio para salvar esta triste temporada, porque ya ha sido capaz de ganar en Sevilla y en Bilbao, pero su pobre trayectoria en casa exige un esfuerzo más para dar al aficionado realista una alegría en Anoeta. Barcelona en esta jornada y Real Madrid son los grandes rivales que quedan por visitar San Sebastián, y son dos ocasiones inmejorables de que la 2015-2016 no sea una temporada sin grandes noches en casa. A por ella.

La victoria en Sevilla colocó a la Real en tierra de nadie, a la misma distancia del descenso que de Europa, diez puntos, gracias a los 38 puntos que suma en su décima posición y con la tranquilidad ya casi en la mano. El Barcelona es el líder de la competición, tras su derrota de la pasada jornada ante el Real Madrid con seis puntos de ventaja con respecto al segundo clasificado, el Atlético de Madrid. Los números de la Real en Anoeta son muy irregulares, con el mismo números de victorias, empates y derrotas, cinco, y acumular tres partidos sin ganar como local, los empates a uno ante Málaga y Levante y la derrota ante Las Palmas. El Barcelona, con la mencionada derrota en casa, rompió una racha de 24 jornadas ligueras sin caer. A domicilio, los de Luis Enrique sólo han perdido dos partidos, en la quinta y en la séptima jornada de Liga, 4-1 ante el Celta y 2-1 ante el Sevilla. Desde entonces, el cuadro blaugrana acumula ocho triunfos y tres empates.

Se han producido 68 enfrentamientos en San Sebastián en partido de Liga entre Real Sociedad y Barcelona, todos ellos obviamente en Primera División. De ellos, 28 se saldaron con triunfo txuri urdin, 17 se fueron para la Ciudad Condal y los 23 restantes se saldaron con empate. El resultado más abultado a favor de la Real, 4-1, se produjo en dos ocasiones, la primera en la temporada 1930-1931 (con goles de Cholín, dos de Bienzobas y Mariscal) y se repitió en la 1987-1988 (tantos realistas de Górriz, dos de Zamora y Bakero). Por contra el triunfo más sonado del Barcelona es el 0-6 de la temporada 2000-2001. El Barcelona no ha ganado en Anoeta desde el ascenso de la Real en 2010, sumando cuatro triunfos realistas, los tres últimos consecutivos, y el empate a dos de la 2011-2012. De los 19 partidos jugados en Anoeta, cinco fueron triunfos del Barcelona, siete de la Real y otros tantos partidos acabaron en empate.

La pasada temporada, la 2014-2015, la Real logró la victoria por la mínima ante el Barcelona. El partido se resolvió con un autogol de Jordi Alba en el minuto 2 del encuentro, que remató hacia su portería un centro de Canales tras un córner botado en corto. A partir de ahí, la Real dio toda una lección de pundonor y entrega, el equipo reculó hasta su área y se defendió de todas las maneras posibles ante las acometidas del Barcelona, provocando un cortocircuito al equipo de Luis Enrique, que decidió jugársela sin un Messi al que dio descanso, y que sólo fue capaz de intentar batir a Rulli por la calidad individual de sus jugadores. Aunque en la primera parte la Real sí tuvo alguna ocasión para anotar el 2-0, sobre todo una de Canales, en la segunda mitad apenas se acercó al área de Bravo. No lo necesitó, porque el Barcelona, más allá de un disparo de Pedro que Rulli despejó como pudo tras un rebote, no estuvo cerca del empate. Se sufrió por el apretado marcador, pero el esfuerzo de la Real obtuvo un merecido premio.

Nota: Esta semana no habrá crónica del partido. Lamento las molestias que eso pueda ocasionar.

miércoles, abril 06, 2016

Anoeta sólo había visto menos victorias a estas alturas en dos ocasiones

Illarra e Iñigo en la última derrota en Anoeta, ante Las Palmas.
Hay razones evidentes para que Anoeta esté cada vez más despoblado. La desilusión que campa a sus anchas entre el aficionado txuri urdin desde hace ya tiempo se basa por supuesto en las tristes sensaciones que transmite la Real desde que tocara el cielo con la clasificación para la Champions League en el verano de 2013, pero también en sus números actuales. Y es que los datos no engañan, porque a estas alturas de campeonato, con quince partidos disputados como local, el abonado realista sólo había visto menos victorias de su equipo en dos de las veinte temporadas que el estadio del barrio de Amara ha vivido en Primera División. Y ojo a cómo estaba la Real en esas dos temporadas concretas, prácticamente desahuciada en la temporada 2006-2007, en la que finalmente se fue a Segunda, y con los mismos puntos que la zona de descenso en la 2000-2001. En aquellas dos campañas, la Real sumaba sólo cuatro victorias en casa, y ahora lleva apenas una más, cinco.

Pero el dato, siendo ya malo, todavía puede ser peor cuando lleguemos al final de esta interminable temporada. A pesar del renacido optimismo por la victoria en el complicadísimo feudo del Sevilla, el Ramón Sánchez Pizjuán, el calendario invita a pensar en la posibilidad de que esta puede ser la peor de la Real como local en la historia de Anoeta, porque al equipo realista le queda por recibir en su estadio, por este orden, a Barcelona, Getafe, Real Madrid y Rayo Vallecano, los dos grandes y dos equipos que probablemente estén luchando por la permanencia hasta el final. Tanto en la temporada 2000-2001 como en la 2006-2007, la Real alcanzó los 15 partidos como local habiendo ganado sólo cuatro y acabó venciendo seis cuando se cerró el calendario de 38 jornadas. Es decir, que para que la presente Liga no entre en la historia como la peor de Anoeta en cuanto a número de victorias, aunque sea de forma compartida, la Real tiene que sumar al menos dos triunfos más que se añadan a los logrados ante Sevilla (2-0), Eibar (2-1), Valencia (2-0), Betis (2-1) y Granada (3-0).

En cuanto al número de derrotas cosechadas en casa, y a menos que se corrija el rumbo en este tramo final, la temporada también va camino de ser histórica, aunque será difícil que sea la peor de la serie histórica. No imposible viendo el ruinoso estado del equipo, pero sí francamente complejo. Para eso, la Real tendría que perder los cuatro partidos que le quedan en Anoeta, lo que supondría acumular como local cinco derrotas seguidas y siete encuentros sin ganar, ya que en la mencionada temporada 2006-2007 ocho de los primeros quince equipos que pasaron por el estadio realista ya se habían llevado el triunfo y finalmente fueron nueve. En la 2010-2011 habían sido ya seis, y seis fueron al final, aunque aquella campaña, la que dirigió Martín Lasarte en Primera, se compensó con nada menos que ocho victorias logradas a estas alturas en Anoeta. Las mismas cinco derrotas de la presente Liga también se acumulaban en los primeros quince partidos en casa en las temporadas 2000-2001 y 2001-2002.

El récord de victorias a estas alturas en casa, diez en quince partidos, el doble de lo que ha conseguido la Real de Eusebio (sólo la de Eusebio, hay que recordar que David Moyes fue cesado sin haber logrado ganar en Anoeta), lo comparten tres temporadas, la 1997-1998, en la que la Real finalizó en la tercera posición; la 2002-2003, la del memorable sucampeonato liguero; y, curiosamente, la 2013-2014, principio de la progresiva depresión en la que vive inmerso el equipo por el desastroso final de campaña que acabó llevando al equipo a la séptima plaza, a las dos previas de la Europa League y a la eliminación en Krasnodar, cuando en la jornada 30 estaba en plena pelea por la cuarta plaza. La 2002-2003 es la única en la que a estas alturas no se había perdido ningún partido en Anoeta. El equipo entonces de Raynald Denoueix llegó al final de aquel campeonato sin ceder ninguna derrota en su estadio. Qué lejano suena todo esto ahora mismo, por mucho que suenen ya tambores de guerra para recibir al Barcelona.

domingo, abril 03, 2016

SEVILLA 1 - REAL SOCIEDAD 2 Sufrimiento con premio

Celebrando el 0-1, el gol de Markel.
Cuando las victorias llegan en el fútbol después de sufrirlas, saben francamente bien. Puede que dentro de unos años nadie recuerde la forma en la que la Real ganó en el Ramón Sánchez Pizjuán en la temporada 2015-2016, pero ahora mismo es uno de esos triunfos que da gusto saborear. La Real ganó con dos acciones a balón parado, ambas botadas por un Illarramendi que impartió una clase magistral en la noche sevillana, y sobreviviendo a casi media hora en inferioridad numérica tras una doble temeridad de quien estaba llamado a ser uno de los héroes del partido, Markel Bergara, autor del 0-1 con un preciso testarazo, del penalti que supuso el 1-2 y protagonista de la expulsión que pudo ser el arma decisiva del Sevilla para remontar a la Real. Pero no lo hizo, porque diez jabatos de txuri urdin, por mucho que vistieran un uniforme rojo, pusieron todo su sacrificio y entrega en el césped para conservar una victoria valiosísima. Esta vez el sufrimiento tuvo premio.

Y para lograr esos tres puntos que acercan a la Real al único objetivo clasificatorio que le queda ya esta temporada, una salvación holgada, el once con el que Eusebio hacía frente al dificilísimo partido del Sánchez Pizjuán dejaba noticias trascendentes antes incluso de que el balón echara a rodar. Además de la ya conocida ausencia de Pardo, el técnico dejaba en el banquillo a Elustondo y Jonathas, apostando por jugar sin un 9 claro y con un centro del campo fortificado con Markel, Illarra, Zurutuza y Xabi Prieto, otra vez más el jugador más claramente desconectado del juego pero sin entrar en rotaciones. La apuesta era más o menos previsible. Lo que nadie podía prever es que se comenzaría a hacerse buena a balón parado. No se había llegado al minuto 2 de partido, y la Real ya iba por delante en el marcador. ¿Habría sido una buena apuesta si el Sevilla hubiera cogido el mando del juego como acostumbra? Probablemente sí, porque la presión del equipo txuri urdin en zonas muy adelantadas del campo fue inmensa desde el principio.

Fue así, de hecho, como llegó la primera falta lateral, esa suerte estratégica que tan poco interés parece tener para la Real desde hace demasiado tiempo y que partidos como este demuestran lo importante que es para el fútbol actual. Pues bien, Illarra puso un balón perfecto al corazón del área y Markel lo cabeceó como si fuera un auténtico killer del área. 0-1, de la manera más insospechada viendo los antecedentes y con un protagonista como poco sorprendente. Pero Illarra y Markel, artífices del gol, se convirtieron pronto en los artífices de que la Real dominara el partido a su antojo. Ellos encabezaron una presión para la que contagiaron hasta a Vela y robaron tal cantidad de balones que el Sevilla no sabía ni por dónde le venían los jugadores vestidos de rojo, hasta el punto de que su única respuesta era la de cometer continuas faltas que un Clos Gómez aparentemente valiente para el escenario que pisaba no quiso sancionar con demasiadas amarillas aunque los locales las merecieran con creces.

El equipo de Unai Emery no dio demasiadas señales de vida hasta el minuto 17, cuando Reyes dispuso de una buena falta en la frontal del área que estrelló sobre la barrera. El dominio de la Real en el centro era tan absoluto que no sólo conseguía dificultar enormemente la salida del Sevilla, sino que lograba que no sucediera gran cosa en el encuentro, lo que con el 0-1 campando en el marcador era una noticia espléndida. El despertar del conjunto local no se produjo hasta poco antes de la media hora, cuando Rami reclamó un penalti por una temeraria acción de Yuri, que pareció atropellarle. Clos Gómez lo tuvo tan claro que hasta amonestó al sevillista por las protestas, pero lo cierto es que poco se hubiera podido lamentar que esa jugada hubiera acabado en los once metros. Hasta ese momento, Rulli no había tenido que hacer ni una sola parada. En apenas tres minutos, tuvo que hacer tres intervenciones. Primero, despejó dos disparos consecutivos en la misma jugada, después salió con valentía a los pies de Gameiro y frenó su lanzamiento.

Casi a continuación, la Real golpeó por segundo vez y casi con los mismos protagonistas. Illarra colgó otra falta al área, esta vez desde una posición más centrada y alejada de la portería sevillista, y Markel buscó de nuevo el remate. Pero el balón lo golpeó Krychowiak, convirtiendo la salida de Sergio Rico en una autopista hacia el 0-2, premio para el solidario esfuerzo de la Real y pleno absoluto en sus disparos entre los tres palos. El Sevilla estaba en shock, y era mérito absoluto del equipo de Eusebio. Dónde podría estar esta Real si exhibiera tanto sacrificio, solidaridad y compromiso siempre... Pero como no lo hecho en demasiados momentos, esta victoria momentánea que ostentaba en el Sánchez Pizjuán era oro puro. Y la idea para mantenerla era clara, seguir presionando lo más arriba posible. Pero el plan se torció de mala manera cuando nada hacía presagiar que iba a ser así. La salida tras el descanso mantuvo las constantes de la primera parte, pero un minuto fatídico iba a cambiar el partido.

A los cuatro minutos del segundo acto, Carlos Martínez cayó lesionado en una jugada muy al límite del atacante sevillista en un balón que el lateral realista ya había despejado a córner. Sus gestos de dolor no dejaban lugar a las dudas, y el puñetazo que el bueno de Charly pegó en el suelo mientras se retorcía en el césped confirmaba su mal fario, precisamente en el día en el que Eusebio le había dado la gran oportunidad de la titularidad para dejar definitivamente atrás su mala racha con las lesiones. En ese córner, todavía con diez realistas en el campo, Markel cometió un penalti clamoroso sobre Ramí, que le costó además la tarjeta amarilla. Gameiro disparó desde los once metros, Rulli adivinó que el balón iba hacia el lado derecho de su portería, pero se le coló prácticamente por debajo del cuerpo. 1-2 y el partido parecía abrirse. Pero la Real, ya con Elustondo en el campo, respondió bien, e incluso siguió acercándose al área de Rico, con una falta con la que Illarra intentó sorprender a la defensa sevillista y un remate poco claro de Iñigo en el córner posterior.

El Sevilla no parecía meterse con demasiada fuerza en el partido a pesar de recortar la distancia en el marcador, y no lo hizo hasta pasado el cuarto de hora, cuando Iñigo se convirtió en el protagonista, en el titán de la defensa realista que cortaba todo balón que llegaba al área. Eusebio ya había metido en el campo a Granero para sustituir a un extenuado Zurutuza, buen partido en su regreso a la titularidad, y seguro que ya estaba pensando la manera en la que aprovechar el arreón final del Sevilla, bien con Jonathas o con Bruma, cuando Markel se obcecó en pasar de héroe a villano, de ser el autor del primer gol y de haber robado multitud de balones, a poner el partido en peligro primero con el penalti y después con su expulsión. Sorprende, con la precisión con la que estaba actuando, lo tardía de la entrada que le hizo a Banega. Su segundo amarilla, completamente indiscutible. Markel abocó a la Real a más de 25 minutos de sufrimiento ante un Sevilla volcado y con sólo diez jugadores en el campo.

Y es verdad que esas son las situaciones que peor ha venido manejando la Real en su historia reciente, con lo que el pánico estaba completamente justificado. Pero el equipo txuri urdin respondió prolongando el sacrificio solidario que le había servido para ponerse 0-2 en el Pizjuán y consiguió aguantar el resultado de una manera admirable. Lo hizo, obviamente, reculando unos cuantos metros, pero mostrando un esfuerzo descomunal, además de todos sus integrantes. Vela, aunque ya cazó pocos balones, hizo lo que pudo como delantero único, Oyarzabal se convirtió casi en un lateral más y lo sorprendente fue que lograra acabar el partido en pie. Illarra terminó de firmar una actuación portentosa, de talla internacional aunque su paso por el Real Madrid haya hecho que mucha gente se ha olvidado del pedazo de futbolista que es. Y así todo el equipo con su entrega que supera incluso que el cien por cien.

Rulli, nervioso por alto, estaba portentoso por bajo y entre los palos, y primero despejó muy bien un disparo de Vitolo y después atrapó un balón a los pies del mismo delantero sevillista. Este, por cierto, le golpeó por segunda vez en el partido con un balón ya atrapado, y en ambas ocasiones después de haber visto ya una amarilla. Clos Gómez no quiso estar tan certero con el atacante local como lo estuvo a la hora de mostrarle las dos amarillas a Markel. Incluso se le puede echar en cara algo de cinismo, porque la siguiente vez que Rulli cogió el balón le acabó mostrando tarjeta amarilla por perder tiempo. Era todavía el minuto 76 y eso, con el arbitraje español, es la mejor garantía de que no va a haber un nuevo castigo por demorar los saques, así que Rulli disfrutó de carta blanca para ayudar a que sus compañeros cogieran oxígeno. Antes de que el guardameta argentino despejara un nuevo disparo de Banega, Gameiro tuvo una ocasión que se marchó rozando el palo, y después fue Iborra quien lo intentó sin fortuna, con una Real muy bien parapetada atrás.

Obviamente, los minutos finales supusieron una multiplicación del sufrimiento de los de Eusebio, pero la Real hizo muy bien las cosas y mereció los tres puntos que logró mantener. Le faltó cazar algún balón largo que diera algo más de desahogo, pero no tenía sobre el césped a los jugadores adecuados o en la mejor de las condiciones para poner desplegar esa forma de jugar. Así, la mejor arma de la Real era la pérdida de tiempo. Eusebio contribuyó sacando en el minuto 86 a Mikel González en lugar de Vela para formar una contundente acumulación de jugadores en el área, y Yuri vio también la tarjeta amarilla por demorar un saque de banda. La concentración de la Real permitió que los últimos minutos no se vivieran dentro del área de Rulli, que incluso pudo llegar al final del partido algo más tranquilo de lo que había vivido los minutos posteriores a la expulsión de Markel.

La Real sumó así tres puntos de oro en el Sánchez Pizjuán. El resultado, el mismo que se logró hace apenas tres años, se celebró de la misma forma a pesar de que los objetivos eran casi contrapuestos. En 2013, la Real prácticamente acarició la clasificación para la Champions League con aquel triunfo. Ahora, prácticamente ha certificado la permanencia en Primera y ha dado una tranquilidad valiosísima para afrontar con moral el choque ante el Barcelona, buscando prolongar una racha sin que el equipo blaugrana gane en Anoeta que ya asciende a cinco temporadas. Y como el fútbol tiene cosas graciosas con las que trazar bonitos recuerdos, ya en el partido de ida Krychowiak se había marcado en propia puerta uno de los dos goles con los que el equipo de Eusebio superó al de Emery. Y por si fuera poco en aquel partido de 2013 el Sevilla también se marcó el gol que supouso la victoria en fuera de juego. Fue Rakitic, ahora en el Barcelona. Los guiños del destino reforzaron en Sevilla el valor del sacrificio realista.

sábado, abril 02, 2016

PREVIA Sevilla - Real Sociedad. ¿Ahogará el calendario?

Granero fue titular la pasada temporada en el Pizjuán.
Después de dos semanas de parón y de que la Real haya desperdiciado en la segunda vuelta el tramo más amable, como ya hiciera en la primera para desembocar en el despido de David Moyes, el calendario aprieta desde ya (domingo, 20.30 horas, Ramón Sánchez Pizjuán, Canal + Liga). La pregunta es si ahogará, ya que el equipo txuri urdin llegar a Sevilla, a un estadio que ha visto 17 victorias seguidas de los suyos en todas las competiciones y después de no haber ganado en las cinco últimas jornadas, en las que sólo ha hecho dos goles y uno de ellos del fugazmente reaparecido Agirretxe en unas condiciones en las que, a pesar de que Eusebio insiste en que no hubo daño, no debió haber jugado. Y ojo, porque aunque el calendario no dé tregua la Real no puede celebrar todavía haber conseguido el mínimo de la temporada, que es la permanencia. Alargar su racha sin sumar de tres en tres abre un escenario más que peligroso.

Una semana más, la lista de Eusebio ha dejado algunas sorpresas más que interesantes. La fundamental, la ausencia de Pardo, que si bien ha tenido algunos problemas físicos durante la semana no se incluye entre las bajas médicas, y queda como el gran señalado de la derrota de hace dos semanas ante Las Palmas. Héctor es el otro futbolista que Eusebio descarta para este encuentro. Ambos se quedan en Donostia junto a los lesionados, los ya conocidos Navas, Canales y Agirretxe. Tampoco pueden entrar en la lista por problemas médicos el guardameta Oier Olazabal y Zaldua. Siguen entre los mayores los habituales Elustondo y Oyarzabal, pero Eusebio sigue resistiéndose a incluir a Bautista, incluso tras haber jugado el amistoso ante el Eibar que se celebró en Zubieta aprovechando el parón y aunque las opciones ofensivas que tendrá en el banquillo serán más bien escasas, a pesar del regreso a la lista de Bruma.

Para el once, hay bastantes puestos en los que persisten las incógnitas. Rulli estará bajo palos. Iñigo Martínez y Yuri son los dos defensas que tienen plaza segura, y a partir de ahí comienzan las dudas. Podría entrar en el once Carlos Martínez, con lo que Elustondo y Reyes se jugarían la otra plaza en el centro de la zaga. La apuesta de Eusebio para el centro del campo podría ser novedosa si le da la titularidad a Zurutuza, que jugaría junto a Markel e Illarramendi, lo que probablemente sentaría a Xabi Prieto. Oyarzabal, Vela y Jonathas serían los jugadores más ofensivos. De esta manera, el banquillo lo completarían Bardají como guardameta suplente, Mikel González, De la Bella, Granero y Bruma, aunque no se puede descartar que este último o el mismo Xabi Prieto puedan entrar en el once inicial.

La Real es ahora mismo undécima con 35 puntos, y tiene un colchón bastante amplio, de siete puntos, con respecto a la zona de descenso, pero ya que se han tirado por la borda las opciones europeas que renacieron con el triunfo en San Mamés, no parece el mejor momento para pensar que eso es suficiente para dar la Liga por cerrada. Su rival, el Sevilla, es sexto y cierra la zona de Europa League con 48 puntos, mirando de reojo la Champions, que marca ahora mismo el Villarreal con 54. Cinco jornadas sin ganar y dos puntos de quince posibles es el bagaje de la Real después de haber sumado previamente cuatro victorias consecutivas. Como visitante no tiene malos números, con cuatro victorias, todas ellas dejando su portería a cero, y tres empates. El Sevilla es el tercer mejor equipo como local, detrás de Madrid y Barcelona, ha ganado en el Pizjuán tantos partidos como los blancos en el Bernabéu, 13, y sólo ha perdido dos, 0-3 ante el Atlético y 1-2 ante el Celta. Fueron sus dos primeros partidos en casa de la Liga. Desde entonces, todo victorias, 39 puntos de 39 posibles.

Sevilla y Real Sociedad se han visto las caras en 56 ocasiones, siempre en Primera División (aunque en Segunda la Real se enfrentó por dos veces al filial sevillista en el Sánchez Pizjuán), y el cuadro realista ha conseguido arrancar de la ciudad andaluza doce victorias y once empates. Aunque en la temporada 1949-1950 firmó un 3-4, la mayor goleada realista es el 0-3 que se logró en dos ocasiones, en la campaña 1976-1977 con dos goles de Satrústegui y uno de Gaztelu y en la 1983-1984 con tantos de Orbegozo, Uralde y López Ufarte. Por contra, la derrota más severa es el 7-2 del primer duelo entre ambos equipos, en la temporada 1934-1935. Desde el ascenso de la Real, sólo una victoria, la de la campaña 2012-2013, y cuatro derrotas, con apenas tres goles a favor, dos logrados por el ausente Agirretxe y otro de Rakitic en propia puerta.

La pasada temporada, la 2014-2015, la Real cayó en el Sánchez Pizjuán por la mínima. Y a pesar de tan corto marcador, con un gol logrado por Deulofeu en el minuto 18, con tiempo más que suficiente para intentar la remontada, el equipo txuri urdin siempre estuvo lejísimos de puntuar. Con cambios en el once por ser el partido intermedio de una semana de tres encuentros, la Real perdió muchos enteros y pudo saloir derrotada por un marcador más amplio. Tras ponerse por debajo, Zubikarai evitó que el Sevilla aumentara su ventaja con varias intervenciones de mérito. En el arranque del segundo tiempo la Real esbozó una tímida reacción, y Chory Castro pudo lograr el empate, pero con el paso de los minutos el esfuerzo txuri urdin se fue diluyendo y si un equipo pudo marcar en los últimos minutos ese fue, de nuevo, el Sevilla.