Con la baja de última hora de Demidov, que se quedó fuera incluso de la convocatoria con fiebre, la habitual sorpresa de Montanier sólo afectó a la lista de 18. Llorente fue el que se quedó fuera, y empieza a ser sospechoso. Sería bueno que supiéramos algo más sobre este tema antes de que se empiecen a disparar rumores y aparezcan fantasmas. Estrada fue el elegido para suplir a Carlos Martínez, y la línea de tres en el ataque la conformaron, alterando continuamente sus posiciones, Griezmann, Agirretxe y Vela. La ausencia de Ifrán es lo más sorprendente de una alineación de la que Zurutuza no formó parte, reservado en el banquillo por las molestias que le dejó en el tobillo el encuentro del Sánchez Pizjuán. Illarramendi recuperó el puesto de 4 y Mariga se colocó por delante junto a Aranburu. Enfrente estaba un Granada muy satisfecho con el 0-0, pues comenzó a perder tiempo en torno al minuto quince de la primera mitad, sin ver por ello amonestación alguna (Griezmann sí la vio por ese motivo). Era una buena prueba de fuego para la Real, que seguro que se va a encontrar muchos equipos cerrados en Anoeta, y más desde que se sabe que la propuesta de Montanier es la de tocar el balón todo lo que sea necesario.
El partido empezó frío, soso y aburrido y así continuó hasta el final. La Real nunca supo encontrar ni el ritmo ni el juego que le permitiera conseguir los tres puntos. De hecho, tan falto de ritmo estaba el equipo de Montanier que no lo aplicó ni a las tareas defensivas. El Granada se encontraba cómodo en el campo, francamente cómodo sin exigencias ni premuras, tocando el balón y llegando hasta la frontal del área de Bravo, aunque el chileno fue un espectador de lujo en toda la primera mitad. Hasta los veinte minutos no despertó el partido, pero fue un espejismo que sólo duró un par de jugadas. La Real forzó un par de córners seguidos, y en uno de ellos Iñigo Martínez enganchó un precioso remate de cabeza que obligó a Roberto a realizar la parada de la noche. Está mereciendo Iñigo mucha más suerte en los saques de esquina, ya ha estado cerca del gol en esta Liga gracias a su ímpetu y aún no se ha estrenado. En cualquier caso, estos minutos, como decía, fueron un espejismo. El partido regresó pronto a las constantes planas que le caracterizaron y que indudablemente aburrieron al público que se acercó hoy a Anoeta.
A la media hora, Siqueira decidió tensar la cuerda del anticasero arbitraje de Álvarez Izquierdo. El colegiado se pasó todo el encuentro pitando en contra del mismo equipo y favoreciendo al contrario. A expensas de la prueba de las áreas, las faltas en la frontal del Granada se convertían en extrañas leyes de la ventaja que no daban ninguna posibilidad a la Real, los cortes en falta en el arranque de los jugadores realistas nunca fueron tarjeta amarilla para los visitantes y para colmó mostró dos amonestaciones asombrosas a Agirretxe y Estrada que caldearon los ánimos de Anoeta. Menos mal que en el piscinazo de Siquiera Álvarez Izquierdo optó por lo que tenía que hacer, sacarle tarjeta amarilla. Pero fue lo único que benefició a la Real en todo el partido, porque en la segunda mitad el colegiado mantuvo el tono de la primera mitad y llegó a desquiciar al equipo txuri urdin y a todo su hinchada en una jugada en la que perdonó dos faltas consecutivas del Granada y dio la impresión de que acabó amonestando a Iñigo Martínez y Mikel González. Antes del descanso, Moisés Hurtado demostró que a la Real le falta mucho trabajo en la defensa de las jugadas de estrategia y estuvo cerca de marcar el 0-1. Demasiado cerca.
Con una ocasión por bando y un solo tiro a puerta de la Real, el cabezazo de Iñigo Martínez, el 0-0 era lo normal en el descanso, máxime si tenemos en cuenta que el equipo de Montanier deambuló por el campo con demasiada parsimonia. Griezmann era el exponente más claro de ese juego, perdido en todas sus acciones, fallón en el pase y muy relajado en la presión. El descanso cambió ligeramente el panorama, aunque Montarnier volvió a confirmar que no va a ser un técnico de reacciones rápidas para hacer los cambios. En el minuto 49, Illaramendi, de nuevo el mejor de la Real, sirvió a Agirretxe, quien superó con un sombrero al portero del Granada pero no tuvo la paciencia necesaria para que el balón cayera a sus pies. Su remate de cabeza, flojo, lo sacó la defensa. Al menos el partido parecía otra cosa en su reanudación, con una presión más arriba de la Real, y una mejora progresiva de Mariga en este apartado. En todo caso, de nuevo se quedó la cosa en un espejismo porque, a balón parado otra vez, el Granada estuvo a punto de sorprender al equipo txuri urdin en su siguiente ataque. Después fue Vela, muy intermitente, quien estuvo muy cerca del gol con un gran zurdazo con rosca que se marchó junto al palo.
Todo eran acciones aisladas y casi nada producto de un plan de juego efectivo. Y así llegó el gol de la Real, en el minuto 63, en una jugada desconectada por completo del camino por el que estaba fluyendo el partido. Estrada recibió un balón en la banda derecha. Puede que por quitárselo de encima, puede que por tirando a puerta de forma intencionada, pero el caso es que su disparo se fue envenenando hasta que Roberto no pudo hacer nada por evitar el 1-0. Segundo gol de Estrada como jugador del primer equipo y el primero que sirve para sumar puntos. Buena noticia para un jugador que no estaba cuajando precisamente un buen encuentro y que pareció escuchar el run-run de Anoeta en alguna jugada. Por el nivel del juego, seguro que al Granada le parecía injusto que la Real se adelantara en el marcador, pero es cierto que sólo los locales intentaban llevar el peso del partido. El Granada llegó a balón parado y en jugadas aún más aisladas que los tímidos intentos de la Real, pero las ocasiones de Iñigo Martínez, Agirretxe y Vela sí le hacían merecedor de ese tanto. Lo curioso es que el Granada cambió por completo su actitud tras recibir el gol y se fue hacia arriba. La eterna pregunta es por qué no jugó así desde el inicio.
La Real no sufrió demasiado en realidad, pues el Granada no estaba para grandes gestas ni remontadas. El conjunto de Montanier tuvo dos ocasiones más, una en los pies de Sarpong, que todavía no ha encontrado el balón a pesar de que Agirretxe le dejó solo delante de la portería visitante, y otra en los de Mariga, cuyo fortísimo disparo se marchó cerca del palo. Los andaluces pudieron empatar en el minuto 93, con un balón que se paseó por delante de la portería de Bravo hasta que cayó en los pies de Nyom en el segundo palo. Su disparo se fue arriba aunque estaba en una posición inmejorable para rematar. Fue el único momento en el que pareció que se le podía escapar algún punto a la Real. No obstante, la actuación txuri urdin fue bastante deficiente en casi todos los aspectos. Se puede salvar a Illarramendi, cuatro indiscutible de este equipo; a Mariga, que hoy sí ha hecho lo que se esperaba de él, abarcar campo e incluso estar cerca del gol; y a Iñigo Martínez, de nuevo colosal casi siempre, bien flanqueado por Mikel González. Pero en lo demás se ha flaqueado bastante. El peligro que tienen las victorias y los grandes números que presenta esta Real, siete de doce puntos posibles, es que las dudas se queden sin resolver.
Y despierta dudas que a balón parado se nos generes tan claras ocasiones de gol. Que Aranburu todavía no haya encontrado su hueco en este 4-3-3 y de nuevo haya pasado desapercibido. Que Griezmann no esté en forma y sin embargo no haya entrado en las rotaciones que sí han afectado a otros compañeros. Que la Real de Lillo, de Lasarte o de Montanier no haya sabido encontrar una fórmula ofensiva que le permita generar fútbol y peligro sin Xabi Prieto. Que los cambios lleguen tan tarde cuando las cosas no están marchando bien (Montanier introdujo los tres entre los minutos 76 y 84; entraron Cadamuro, un muy buen Zurutuza y Sarpong, por Griezmann, Aranburu y Vela). Y que fútbol, lo que se dice fútbol, se viera muy poquito ante un rival que presentó tan poca oposición como el Granada. Es fútbol ficción pensar en qué habría pasado si otro hubiera sido hoy el rival en Anoeta, pero también hay que calibrar eso si se quiere afrontar con garantías los próximos partidos. En todo caso, siete puntos en el casillero y a estas horas de la noche de nuevo en puestos europeos. No está nada mal para comenzar la temporada. Y sumando entre semana, que tampoco hay costumbre. Puntuar en Mallorca daría mucha moral.
1 comentario:
Sin mencionar la lamentable actuación del árbitro. Pedazo de tostonazo de partido.
Cuantos goles dices que lleva Aguirretxe? Porque hoy no ha olido ninguna. De momento sigue sin convencerme, desde luego por lo que he visto hoy. Los que si lo han hecho, Illarra me ha gustado y también Vela.
Espero no ver en Mallorca el mismo partido del año pasado. Sino ya me da algo.
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