domingo, noviembre 29, 2015

Arconada, último realista que dejó a cero su portería en el Camp Nou

Portada de Mundo Deportivo del 21-11-1983.
La Real empató a cero en el Santiago Bernabéu en la temporada 2002-2003. Logró ese mismo resultado en San Mamés en la 1998-1999. En Mestalla venció 0-1 en la 2011-2012. Ganó en el Vicente Calderón por el mismo resultado en la 2012-2013. En la 2006-2007 sacó una igualada sin goles del Ramón Sánchez Pizjuán. ¿Qué tienen en común esos partidos? En primer lugar, que se disputaron en los campos de los equipos que lideran la clasificación histórica de la Liga, escenarios siempre complicados, no sólo para la Real sino para cualquier otro conjunto. En segundo lugar, que en todos esos choques sus rivales de gran categoría no fueron capaces de marcarle un gol a la Real. Y en tercer lugar, que la conjunción de estos dos hechos demuestran que las visitas de la Real al Camp Nou son una anomalía histórica que ya alcanza el grado de inexplicable. ¿Por qué? Porque la Real ha encajado al menos un gol en los últimos 29 partidos que ha jugado en el estadio del Fútbol Club Barcelona. El equipo txuri urdin no sale de ese campo con su portería a cero desde el 20 de noviembre de 1983, hace ya 32 años.

Aquel día, la Real sacó del Camp Nou un empate sin goles ante un Barcelona que acabaría siendo tercero en la Liga y en el que jugaba el ex realista Periko Alonso y que tenía atacantes como Carrasco o Quini. El portero txuri urdin de aquel encuentro era, no podía ser otro, Luis Miguel Arconada. Pero ni siquiera la gran leyenda realista, su mejor guardameta en toda la historia y uno de los mejores del fútbol mundial, fue capaz de escapar de la negra trayectoria realista en el Camp Nou que comenzó a fraguarse aquel día y que en las dos últimas décadas se ha acentuado hasta llevar a la Real a sumar ya 18 derrotas consecutivas en aquel escenario. Después de aquel 0-0 de la temporada 1983-1984, Arconada volvió a jugar un partido liguero en el estadio blaugrana en otras cuatro ocasiones y en todas ellas encajó al menos un gol, incluso tuvo que sacar el balón de su portería en cuatro ocasiones en su última visita a esta campo, en el 4-1 de la temporada 1988-1989, a cuyo término se retiró. La media de goles por partido que encajó Arconada en el Camp Nou desde aquel 0-0 de 1983 es de dos.

El guardameta realista, de entre los ocho que han defendido la portería del equipo en el estadio barcelonista en estas 30 décadas, que tiene una mejor media de goles encajados es precisamente el heredero de Arconada en la portería realista, José Luis González, que jugó tres veces con el equipo txuri urdin en el Camp Nou, nunca encajó más de dos goles y su media se quedó en 1,6 por partido. Agustín Elduayen sufrió dos goles del Barcelona en el único partido que jugó, en la 1985-1986 y por la grave lesión de rodilla de Arconada, la misma media que sacó Westerveld en sus dos encuentros disputados. La media sube con el paso de los años. Alberto López, que es quien más veces estuvo a punto de dejar su portería a cero (encajó sólo un gol en cuatro de los diez partidos que jugó en el Camp Nou), ya sube la media a 2,3 goles por partido. Asier Riesgo llega a tres goles por encuentro, la misma cifra que ya ha alcanzado Gerónimo Rulli con sus dos presencias en el coliseo blaugrana. Y el que más ha sufrido en el Camp Nou, paradojas del destino, es el hoy portero azulgrana, Claudio Bravo, que con la Real encajó 3,4 goles cada vez que visitó ese estadio.

sábado, noviembre 28, 2015

BARCELONA 4 - REAL SOCIEDAD 0 Una paupérrima Real agranda su ridículo histórico en el Camp Nou

Pardo, intrascendente en el Camp Nou como toda la Real.
Hay muchas maneras de hacer historia. La de la Real Sociedad en el Camp Nou es una de las más vergonzosas que hay en el fútbol moderno. Ningún equipo hasta hoy había perdido 18 veces consecutivas en el estadio del Fútbol Club Barcelona. Si un seguidor de la Real tiene veintipocos años, no ha visto jamas a su equipo ganar, ni siquiera puntuar en ese estadio. Y da igual el entrenador, los jugadores, el momento del Barcelona, que llueva o que haga sol. Barcelona - Real Sociedad, 1 en la quiniela. Y eso exige ya que alguien lo explique, que se le ponga remedio de una maldita vez, porque ningún equipo de ninguna categoría ha hecho tanto el ridículo en el Camp Nou como la Real. El equipo de Eusebio firmó una actuación paupérrima, sin sangre y sin alma, irrespetuosa con el escudo que llevan en la camiseta. ¿Que la puesta en escena era buena? Lo era, sí. Pero sin fe no se va a ningún lado en el fútbol y la Real es un equipo sin fe. En el Camp Nou no tiene ninguna. Nunca.

En los nombres, no hubo sorpresas con el once que Eusebio puso sobre el césped del Camp Nou. Mantuvo la defensa, lo que dejó a Reyes en el banquillo, apostó por los dos únicos centrocampistas puros que tenía en la convocatoria, Pardo y Granero, aunque la presencia de ambos pasó bastante desapercibida, y prefirió la experiencia de Xabi Prieto y Canales antes que la efervescencia todavía sin contrastar de Bruma, para dejar la responsabilidad de crear peligro en manos de Vela y Agirretxe, cuyo liderato del Pichichi nacional parece haberse descubierto precisamente porque el rival de esta jornada era el Barcelona. Y la apuesta de la pizarra, tan clara como valiente: presión arriba y defensa medianamente adelantada para ahogar al Barcelona lejos de la portería de Rulli. La apuesta, no obstante, requiere de una sangre que, hoy por hoy, la Real no tiene. Y eso, probablemente, no lo puede aportar ningún entrenador, por lo que sigue siendo necesario echar un vistazo al vestuario y plantearse si este equipo es tan bueno como hemos podido pensar.

La puesta en escena fue tan interesante que las cámaras de televisión sólo enfocaron al área de Bravo durante los dos primeros minutos. Pero eso hay que mantenerlo durante 90 minutos y la Real no parece todavía capaz de llegar a ese extremo, ni siquiera ante rivales menos capacitados para hacer daño que el Barcelona. De hecho, sólo hizo falta un pase largo del equipo blaugrana para romper a la Real por el centro, por el mismo lugar donde se vieron los agujeros de este planteamiento ya hace una semana con el Sevilla como rival. En ese pase largo, Rulli evitó males mayores respondiendo al desmarque de Luis Suárez con una buena salida. Con esa jugada como ejemplo de lo que estaba sucediendo, siempre dio la sensación de que sumando algo de raza la propuesta txuri urdin podía hacer daño al Barça, pero que el equipo blaugrana no necesitaba demasiado para desmantelar a la Real. Si el ritmo era lento probablemente se debía a que el Barcelona buscaba algo de descanso tras los dos destrozos que el equipo de Luis Enrique le ha hecho esta semana al Real Madrid y a la Roma.

La Real no llegó a inquietar a Bravo más que en su juego con los pies, que solventó tan maravillosamente como ya lo hacía cuando vestía la camiseta txuri urdin. Y el Barcelona, con la salvedad de una ocasión de Iniesta que repelió el palo a la derecha de Rulli, sólo inquietó en la primera mitad al arquero realista por dos vías. La primera, los balones a la espalda de la defensa, pero el argentino leyó formidablemente bien los dos mejores, anticipándose a Luis Suárez en una jugada en la que ambos chocaron y el guardameta realista tuvo que ser atendido, y también a Neymar, leyendo muy bien el regate del brasileño y quitándole el balón de los pies. La segunda vía de ataque del Barcelona fue la que decantó el partido: la banda de Yuri. El flanco izquierdo de la defensa realista fue una auténtica autopista por la que disfrutaron casi todos los jugadores del Barça. Messi le lanzó un sombrero al lateral, Rakitic le sacó la tarjeta amarilla y Dani Alves encontró metros y metros para correr y poner las asistencias de los dos goles que logró el Barcelona en la primera mitad.

El primero llegó a los 22 minutos y lo remató Neymar entrando en carrera desde atrás. El segundo, y con él la puntilla al partido, a los 41, con un pase atrás que Luis Suárez enganchó con la categoría habitual. Brasileño y uruguayo son los dos máximos goleadores de la Liga, sí, y no es fácil plantarles cara, pero resulta imposible quitarse de encima la sensación de que el partido se decantó del lado blaugrana con demasiada facilidad, sin necesidad de que la maquinaria del líder arrollara al habitualmente cómodo visitante que es la Real en este estadio en el que suma ya 18 derrotas consecutivas, en el que no puntúa desde 1995, en el que no gana desde 1991 y del que no sale con su portería a cero desde 1983. Tan paupérrimos datos son reflejo de demasiadas tristes actuaciones, como la que en esta Real ejemplifica un Vela completamente desconocido, que se marchó en la segunda parte como alma en pena y sobre el que da la impresión de que habrá que tomar una decisión en breve.

Ante la ausencia de orgullo de la Real, parecía evidente que la segunda parte sería una lenta espera para conocer cuántos goles quería marcar el Barcelona para cerrar su semana de gloria. Y se quedó en cuatro como bien podrían haber caído muchos más porque los jugadores blaugranas se pasaron los segundos 45 minutos intentando que Messi se sumara a la lista de goleadores con un descaro evidente. Como el gol del argentino, en otra jugada que desnudó con facilidad a toda la defensa realista, de una banda a la contraria, no llegó hasta el minuto 90, esa goleada no fue tan escandalosa como mereció la patética aparición anual de la Real en el Camp Nou. Neymar había puesto la losa definitiva al encuentro en el minuto 53, al recibir un pase de Mathieu que había arrancado ligeramente en fuera de juego. Para entonces, el equipo txuri urdin estaba ya tan fuera del partido que nada importaba. Ni siquiera la demencial carga de tarjetas que los mismos realistas se autoimpusieron, nada menos que cinco, la mayoría evitables por tibios agarrones y con la mayor factura en la que vio Pardo, que le hará perderse el encuentro ante el Eibar.

La Real no probó a Bravo hasta el minuto 48, poco antes de que Neymar hiciera el 3-0, con un disparo de Yuri que rozó levemente en Rakitic pero que no sorprendió al arquero chileno. Cuando llegó ese primer gol de la segunda mitad, Eusebio empezó a mover el banquillo, con una resignación patente ante el descalabro anual en este escenario barcelonés. Oyarzabal entró en el campo por Canales, uno de los que tenía amarilla, y la verdad es que el chaval tuvo poco margen para el lucimiento en un partido que, por parte realista, estaba ya muerto desde muchos minutos atrás. Después dio los primeros minutos de la temporada un Héctor que pareció muy desconectado de Yuri pese a que intentó hacer cosas, y así dio descanso a Agirretxe, necesario viendo que la próxima semana hay dos partidos, Liga y Copa, y Jonathas sigue en el dique seco. Y el último en entrar, en el minuto 81 y para hacer efectiva la ausencia de Vela en el partido, fue Bruma, que al menos lo intentó de todas las maneras posibles y forzó la única parada seria de Bravo en todo el partido.

En estos minutos de absoluta impotencia realista, el Barcelona se dedicó a jugar al trote y a encontrar ocasiones por simple inercia, porque la goleada es lo que toca en la rendición anual de su rival vestido de blanco y azul. Messi las tuvo de todos los colores, encontró a Rulli en un disparo fuerte pero centrado desde dentro del área, una falta suya se marchó por muy poquito y, poco antes de hacer su gol, estrelló un disparo con efecto en el larguero. La autopista de la banda de Yuri se trasladó en la segunda mitad a la de Elustondo, aunque para entonces ya lo único que había en juego en el partido era el número de goles que iba a hacer el Barcelona. Lo del final, cuando la Real sí pudo hacer algún gol, sobre todo por la insistencia de Bruma, es un insuficiente espejismo que no sirve absolutamente para nada, porque para entonces el Barcelona ya estaba aprovechando el partido para reservar jugadores que han tenido problemas físicos, caso de Mascherano, o tributar homenajes, como el de Dani Alves.

Desde hace ya demasiado tiempo, la Real ha asumido con una resignación inadmisble que visitar el Camp Nou es sinónimo de derrota. Es increíble que año tras año el partido es este escenario tan bonito y en el que tantos equipos de niveles muy diferentes han tenido ocasiones de lucimiento sea únicamente un dolor de muelas, una jornada depresiva en la que la derrota, eso que tendría que ser un mal inasumible para cualquier deportista de élite y un acicate para que no vuelve a producirse, sea un destino completamente inevitable. Lo haga bien o lo haga mal, la Real da vergüenza en el Camp Nou. Y quizá sea la hora de afeárselo sin miramientos. Ya está bien. La afición realista no se merece estea penitencia. No ha hecho el Barcelona un partido para ganar 4-0 porque no le ha hecho falta. Todo se lo ha puesto en bandeja un rival inofensivo, blando, triste y sin alma, que saltó al césped ya derrotado y que incluso se puede considerar afortunado por haber salido sólo con cuatro goles encajados. Desde luego, ha merecido una derrota aún mayor. Y ahora, a contar los días para la decimonovena derrota seguida en el Camp Nou. ¿O alguien va a hacer algo para que ese partido deje de ser una tortura?

viernes, noviembre 27, 2015

PREVIA Barcelona - Real Sociedad. Un día para luchar, no para disfrutar

Granero, en el 2-0 de la temporada pasada en el Camp Nou.
Si la Real quiere poner fin a su lamentable trayectoria ante el Barcelona (sábado, 16.00 horas, Camp Nou, Canal + Liga), en un estadio donde ha perdido las últimas 17 veces que se ha presentado, ha de entender que este no es un día para disfrutar, sino para luchar. Si Eusebio Sacristán ha sido capaz de transmitir esto a su plantilla, puede que la honrosa derrota de la temporada pasada encuentre continuidad y quién sabe si el primer punto en el coliseo blaugrana en veinte años, los que han trascurrido ya desde la última vez que la Real consiguió empatar allí. No parece la mejor de las semanas para enfrentarse al Barcelona, que ha arrasado de forma consecutiva a Real Madrid en Liga y Roma en Champions, pero es una gran oportunidad para que se consolide la nueva Real de Eusebio, que regresa a una de sus casas deportivas, en la que triunfó como jugador y como segundo entrenador.

La dificultad máxima del rival y del escenario aumentan con las bajas que tiene Eusebio en el centro del campo. Illarramendi tendrá que cumplir un partido de sanción después de ver la quinta amarilla de la temporada ante el Sevilla, y Markel Bergara no estará por una lesión muscular. También son baja por lesión Oier, Navas (aunque ya se ha reincorporado por fin a los entrenamientos), Zurutuza y Jonathas. Junto a ellos se quedaron en San Sebastián nada menos que cuatro jugadores del primer equipo: Ansotegi, Zaldua, Oyarzun y Chory Castro, siendo el nombre más destacado el del uruguayo, que da la impresión de que lo tendrá difícil con Eusebio en el banquillo. Los que han viajado a Barcelona son los quince jugadores restantes de la primera plantilla con los mismos tres potrillos que ya estuvieron en la convocatoria de hace una semana, Bardají como portero suplente, Aritz Elustondo y el muy ilusionante Oyarzabal.

Si hay una duda ante el partido del Camp Nou es si Eusebio mantendrá el 4-3-3 por el que apuesta o si cambiará el sistema. Lo que está claro es que Rulli estará bajo palos y nada hace pensar que habrá cambios en la defensa, con Elustondo y Yuri en los laterales, e Iñigo Martínez y Mikel González por el centro, sin descartar el regreso de Reyes aunque parezca complicado. Con las ausencias en el centro del campo, parece difícil imaginar que Pardo y Granero no estén en el once. Y ahí nacen las incógnitas. Xabi Prieto parece otro de los fijos en el centro del campo, sea de tres o de cuatro hombres, pero lo que está por ver es qué sucede a partir de ahí. Vela y Agirretxe parecen claros titulares, con lo que quedaría una plaza libre que se juegan en teoría Bruma y Canales, sin descartar que Oyarzabal se pueda colar por primera vez en el equipo titular. Bardají, Carlos Martínez y De la Bella completarían el banquillo.

La victoria ante el Sevilla en el primer partido de la era Eusebio dio un pequeño respiro a la Real, que subió a la decimocuarta posición con doce puntos, dos por encima de la zona de descenso y a ocho de la europea, que ahora mismo marca el Eibar desde la sexta posición con veinte puntos. El Barcelona es el líder de la competición con 30 puntos, y mantendrá esa plaza pase lo que pase esta jornada gracias a sus cuatro puntos de ventaja con respecto al Atlético de Madrid. Eusebio se estrena a domicilio, donde la Real de Moyes había sumado sus dos únicas victorias. Sólo ocho equipos han sumado más puntos que el txuri urdin lejos de sus estadios y sólo cinco han superado los ocho goles que ha anotado la Real lejos de Anoeta. El Barcelona, que suma cinco victorias consecutivas con un balance de 17 goles a favor y tres en contra, ha ganado todos sus partidos en el Camp Nou y es el máximo goleador como local, con una media de tres tantos por encuentro.

Pocas plazas son tan nefastas para la Real como Barcelona. Barça y Real Sociedad se han enfrentado en la Ciudad Condal en 68 ocasiones, con un contundente saldo de 58 victorias del equipo blaugrana y sólo tres del txuri urdin, con siete empates. La Real sólo ganó cuando hizo tres goles, 1-3 en la temporada 1978-1979 (Satrústegui, Idígoras y Zamora), 2-3 en la 1985-1986 (dos de Zamora y uno de Gajate) y 1990-1991 (Atkinson y dos de Aldridge). En los últimos 20 años, en las últimas 17 visitas, el Barcelona ha vencido. Eso quiere decir que la Real no gana en el Camp Nou desde hace ya 34 años y no puntúa desde el 1-1 que arrancó en la temporada 1994-1995, con gol de Imaz. No obstante y aunque parezca mentira, no es la peor marca realista en Barcelona: perdió allí sus primeros 22 partidos contra el equipo local, y no puntuó por primera vez hasta el 0-0 de la campaña 1967-1968. La mayor goleada del Barcelona ante la Real es el 8-2 de la temporada 1950-1951.

La pasada temporada, la 2014-2015, la Real al menos dio la cara en el Camp Nou, aunque las sensaciones que dejó allí no hayan tenido continuidad en la competición y David Moyes ya no sea su entrenador. Después de muchos años, el equipo txuri urdin al menos llegó al descanso con el 0-0 inicial e hizo sudar al Barça para lograr la eso sí inevitable victoria. Rulli fue el artífice de esa situación, con tres paradas de mérito. A la Real se le escapó el premio por el que estaba peleando en una jugada de mala suerte, tras peinar Mikel González un córner y dejar el balón manso a los pies de Neymar para que este hiciera el 1-0. La Real se fue arriba y tuvo algunas tentativas no demasiado claras para hacer el empate, una posibilidad que el Camp Nou si vio perfectamente factible. También Luis Enrique, que apuntaló defensivamente a su equipo antes de que Pedro, de chilena, hiciera el 2-0 definitivo y cerrar el encuentro.

miércoles, noviembre 25, 2015

Si el Barcelona ha perdido 37 veces en el Camp Nou, ¿por qué nunca es con la Real?

Vela, en el último Barcelona - Real Sociedad.
En los últimos 20 años, el Fútbol Club Barcelona ha perdido 37 partidos de Liga en el Camp Nou. En ese periodo de tiempo, la Real no ha hecho más que perder el feudo blaugrana. El estadio del Barça es, obviamente, uno de los campos más complicados de la Liga, pero el equipo txuri urdin ha ido sumando una racha que no parece de recibo. La última vez que la Real ganó en el Camp Nou fue en la temporada 1990-1991, con un gol de Dalian Atkinson y dos del gran John Aldridge, y la última en la que puntuó fue en la temporada 1994-1995, cuando empató a un gol gracias a un afortunado tanto de Andoni Imaz en el último suspiro. Desde entonces, hay que insistir en el catastrófico dato, los realistas se han presentado 17 veces en ese estadio y han perdido en todas ellas, con el único descanso en esta tortura en tierras catalanas de las tres temporadas en Segunda División.

Si el Barcelona ha perdido 37 partidos en ese tiempo, casi dos de media por temporada, ¿por qué nunca es con la Real? Estos números evidencian que ganar allí es posible, por mucho que el equipo txuri urdin se haya empeñado en ir construyendo una estadística tan apabullante como inadmisible. Si lo han hecho equipos como el Valladolid, el Betis, el Salamanca, el Alavés, el Oviedo, el Rayo Vallecano o el Mallorca, es que no debería ser algo tan inaccesible a un equipo como la Real. No se están pidiendo números como los del Valencia, que ha sumado cinco victorias en esos veinte años, el Atlético de Madrid (que tiene cuatro) o el Real Madrid (tres triunfos cada uno), pero hay que recordar que Villarreal o Deportivo han salido victoriosos del Camp Nou en tres ocasiones en esos veinte años y que el Osasuna y el Hércules lo han hecho en dos. Hasta 17 equipos han ganado en el feudo blaugrana mientras la Real cosechaba ese mismo número de derrotas.

En esas 17 derrotas, la Real ha encajado 47 goles y apenas ha logrado ocho. Sólo hay tres jugadores de la actual plantilla txuri urdin que hayan sido capaces de anotar en el Camp Nou vistiendo esta camiseta, Vela, Chory Castro y De la Bella, que hicieron los goles respectivamente en el 2-1 de la temporada 2011-2012, en el 5-1 de la 2012-2013 y en el 4-1 de la 2013-2014. Sólo Kovacevic puede presumir de haber marcado dos goles en ese tiempo, en el 3-2 de la temporada 1996-1997 y en el 4-1de la 1998-1999. En hasta diez de esos 17 partidos, la Real ni siquiera fue capaz de anotar, lo que hace del todo imposible sumar una victoria. Y en nueve de esos 17 partidos, el Barcelona anotó tres o más goles, con lo que ya no es sólo que la Real siempre pierda en el Camp Nou, es que habitualmente regresa a Donostia con una goleada encajada.

Eusebio Sacristán, que precisamente hizo buena parte de su carrera como jugador en el Barcelona, ha empezado con buen pie en la Real, con una victoria ante el Sevilla. Y ahora le llega este obstáculo histórico, el Camp Nou que tan bien conoce y donde también ha ejercido de segundo entrenador. La Real visita a un Barcelona que, además, parece intratable, después de haber goleado al Real Madrid en el Santiago Bernabéu por 0-4 y a la Roma en el estadio blaugrana en Champions por 6-1. Si la Real se presenta en el Camp con las clásicas intenciones de disfrutar de un partido bonito, de admirar el escenario o de insistir de antemano en la categoría del rival, la derrota está asegurada. Y la goleada, casi. Si Eusebio es capaz de insuflar a sus jugadores el ánimo para pelear por la victoria en el Camp Nou, su estancia en la Real no sólo habrá empezado con buen pie, sino con un momento histórico. Romper 17 derrotas consecutivas en un mismo escenario sólo podría calificarse así.

sábado, noviembre 21, 2015

REAL SOCIEDAD 2 - SEVILLA 0 Un paso adelante y los errores del Sevilla dan aire a la Real

Xabi Prieto hizo el 2-0 definitivo ante el Sevilla.
Por fin ganó la Real en Anoeta, y lo hizo en un buen combate deportivo con el Sevilla. Bueno por entrega y por corazón, porque fútbol no se vio demasiado, pero ganar al equipo de Unai Emery es una apreciable muestra de que este equipo da para mucho más que para languidecer en la parte baja de la tabla. Eusebio Sacristán debuta así en el banquillo txuri urdin con una victoria sufrida, que llegó gracias a un paso adelante de todo el equipo, aunque aún con dudas y mucho trabajo por delante como se vio especialmente en el primer tiempo, y sobre todo gracias a los errores del Sevilla. Los dos goles de la Real llegaron tras sendos despejes fallidos de Krychowiak que dejaron en franca posición a Agirretxe primero y a Xabi Prieto después para que anotaran y dieran una alegría a la grada, gracias también a que Mateu Lahoz escamoteó un claro gol legal al Sevilla con 0-0. La Real toma aire, algo imprescindible por lo que se arrastraba y por lo que está por venir en un calendario muy duro en las próximas semanas.

Para lograr esa primera victoria, el primer once de la era Eusebio, ya partiendo de la decisión de no convocar a Reyes y Vela, fue muy valiente. En primer lugar porque apostó por los dos laterales más jóvenes de su convocatoria, Elustondo y Yuri, por delante de los que forman parte del once de la Champions que casi se podía pronunciar de carrerilla, Carlos Martínez y De la Bella, y la respuesta de ambos fue espléndida. Después, porque prescindió de ese "equilibrio" por el que tantas veces se ha querido apostar en la Real ante partidos exigentes y trascendentales y no dio la titularidad a Markel, sino que apostó por un centro del campo con Illarramendi y Pardo, dejando también fuera a Granero. Y en ataque también sorpresas. Primero porque ese 4-3-3 del que tanto se habló en la víspera costó verse. Pareció más bien un 4-1-4-1, en el que todo el juego se intentó volcar hacia la derecha con Bruma y Prieto, a veces también con Canales, y con toda la banda izquierda habitualmente por un voluntarioso Yuri.

Obviamente, parece pronto para evaluar la propuesta de Eusebio, pero el partido dejó bastante claro que a los realistas les cuesta asimilar lo que les diga cualquier entrenador. Y eso que el arranque del partido pareció prometedor, con una presión muy arriba que pareció encontrar nervios en la defensa sevillista y una defensa adelantada. Pero fue fallar Iñigo en un despeje, provocar así la primera llegada del equipo visitante al área de Rulli que solventó Elustondo enviando el balón a córner y toda la fuerza que imprimió la Real a su arranque se diluyó por completo. Había una enorme distancia con los hombres de ataque cada vez que Illarra se incrustaba entre los centrales y eso motivó muchos balones largos desde la retaguardia. Y esa situación se acentuó cuando el Sevilla debió adelantarse con un gol de Immobile que Mateu Lahoz, a instancias de su asistente, anuló por un fuera de juego que sólo vio él. Es curioso lo de los árbitros, que a veces pitan cosas inconcebibles, como una falta a Bruma que señaló el colegiado cuando Andreolli cayó desplomado con una lesión que pareció grave y con el realista a más de dos metros del sevillista.

Esa lesión, que tuvo el partido parado durante un par de minutos hasta que se llevaron al sevillista del terreno de juego y se realizó el necesario cambio, pareció romper el dominio creciente que estaba ya ejerciendo el Sevilla sobre la Real. Aún así, cuando parecía que el equipo txuri urdin empezaba a tocar el balón como en teoría quiere Eusebio fue el Sevilla el que tuvo sus ocasiones, no demasiado claras pero ocasiones al fin y al cabo. Reyes buscó un disparo que sorprendió a Rulli pero se marchó por encima del larguero, y un cabezazo de Kolo que cogió mucha altura sí encontró las manos del guardameta argentino, muy nervioso y fallón con el balón en los pies. Los últimos minutos de la primera mitad sí fueron de la Real, aunque las llegadas de cierto peligro de uno y otro equipo llegaron desde la esquina. Primero fue Xabi Prieto quien peinó un córner en el primer palo, aunque el balón llegó manso a las manos de Rico. Respondió Rami, con un buen testarazo que Rulli atrapó con seguridad. Y cerró la primera parte Canales con un disparo desde la frontal, finalizando una buena jugada de combinación, pero que se marchó junto al palo a la izquierda de Rico.

Si fue la Real quien pareció querer el mando del partido en el inicio, tras el descanso fue el Sevilla quien buscó dominar con claridad desde que el balón echó a rodar. De hecho, tuvo su mejor ocasión a los dos minutos de la reanudación, cuando una buena jugada que Iñigo no supo anticipar concluyó con un disparo de primeras de Immobile al que respondió Rulli con un paradón a una mano y con la rodilla ya casi en el suelo. Pero las intenciones del Sevilla, como las de la Real en la primera parte, se fueron diluyendo con el paso de los minutos y, sobre todo, por la confirmación del excepcional partido de Illarramendi, que cubriendo una cantidad impresionante de campo recordó al de sus mejores actuaciones con la camiseta txuri urdin antes de marcharse al Real Madrid. Con un Yuri crecido y que respondió francamente bien a la confianza de Eusebio, la Real se fue hacia arriba y dio un claro paso adelante. El lateral realista, después de concluir una jugada con un voleón que se fue muy arriba, dio un magnífico pase a Prieto para que este enganchara una volea que obligó a Rico a una gran estirada.

Lo cierto es que el partido se abrió en ese tramo con mucha claridad. A pesar del despliegue de Illarra y con la posición siempre muy adelantada y abierta de los laterales, el Sevilla tuvo casi siempre mucho espacio para correr, para que sus extremos llegaran bien a la línea de fondo y para que metieran balones al interior del área que sembraron inquietud. Vitolo e Iborra tuvieron sendas tentativas en jugadas con varios balones cruzados en los que Rulli no se mostró demasiado seguro ni su defensa demasiado contundente. Eusebio veía el partido abierto, por lo tanto con opciones de acabar con victoria, y, consciente de la necesidad de ganar y sumar de tres en tres, apostó fuerte. Su primer cambio fue retirar a un Bruma voluntarioso pero fallón y excesivamente individualista en conducciones y disparos para dar la primera gran oportunidad a un Oiarzabal que dejó gratísimas sensaciones y, sobre todo mucho desparpajo, aunque no fuera su entrada lo que desniveló el partido sino los errores del Sevilla.

En apenas cinco minutos, Krychowiak puso en bandeja el triunfo a la Real. Primero, en el minuto 72, al despejar hacia atrás un córner, encontrando un formidable desmarque de Agirretxe, que, completamente solo, pudo armar un buen disparo al que Rico no pudo responder. Pero una cosa es que sea un error defensivo del Sevilla y otra muy distinta no valorar que Agirretxe lleva ya nueve goles en once jornadas de Liga, una cifra bestial que le sigue poniendo en una media que podría convertirle de aquí al final de la temporada en el máximo goleador en una sola Liga vistiendo la camiseta de la Real, récord que tiene ya veinte años, los que han pasado desde los 25 de Kodro en la temporada 1994-1995. En el minuto 75, de nuevo Krychowiak erró en un despeje de cabeza y esta vez fue Xabi Prieto quien aprovechó el regalo para tocar suavamente la pelota y evitar la salida de Rico. Un buen acicate para el capitán en busca de su mejor estado de forma, que todavía no ha llegado.

Si bien entre ambos goles el Sevilla siguió intentándolo y Rulli tuvo que sacar con el pie un pase de la muerte que llevaba mucho peligro, con el 2-0 el partido pareció cerrarse. Eusebio quiso que así fuera y retiró a un Canales muy desaparecido para colocar en el campo a Markel y acercarse un poco más a ese 4-3-3 del que se hablaba en los días previos al encuentro. El Sevilla bajó los brazos y, de hecho, sólo la Real pudo marcar de ahí al final del encuentro. Oiarzabal estuvo a punto de bautizarse como goleador en Primera en una contra que condujo en solitario y en la que debió buscar el pase al segundo palo, pero incluso sin elegir bien obligó a Rico a realizar una gran intervención para que su disparo cruzado no se convirtiera en el 3-0. Poco después, Illarra también probó fortuna con una media tijera que también atrapó el guardameta sevillista. Ya sólo quedó tiempo para que Eusebio agotara los cambios dándole una palmada en la espalda a Carlos Martínez por tener un par de minutos y a Elustondo para premiar su buen partido.

Ganó por fin la Real en casa, y lo hizo bien, puntualizando eso sí lo que habría cambiado el partido con ese gol legal de Immobile, que probablemente hubiera acentuado los nervios realistas por su situación en la clasificación, y que la victoria llegó por dos errores de un equipo que no suele cometerlos. Aún así, hay detalles para la ilusión, Oiarzabal bien podría convertirse en bandera de esa ilusión si Eusebio es capaz de conducirle bien y de lograr que, por fin, la plantilla realista asimile las ideas de su técnico. No lo hicieron con Arrasate, tampoco con Moyes, y ahora algo se atisba. Pero también se atisbó con estos dos predecesores, así que sería bueno recordar a los realistas que esto sigue siendo una carrera de fondo en la que hay que acostumbrarse a sumar de tres en tres. El comienzo es prometedor, porque cualquier inicio con esos tres puntos permite mirar las cosas con mucho más optimismo, pero todavía hay jugadores como Bruma o Canales que tienen que dar un paso adelante y el equipo solventar problemas evidentes. Eusebio quería que la gente saliera feliz de Anoeta y en su primer día lo ha conseguido. Ahora toca que suceda más a menudo.

viernes, noviembre 20, 2015

PREVIA Real Sociedad - Sevilla. Eusebio, día 1

Prieto celebra el 4-3 al Sevilla de la temporada pasada.
Arranca una nueva era en la Real Sociedad. Eusebio Sacristán afronta su día 1 al frente del equipo y lo hace con una cita complicada y exigente (sábado, 16.00 horas, Anoeta, Canal + Liga), ante un Sevilla que no ha empezado bien la temporada pero que es uno de los equipos punteros de la Liga. Además, está la necesidad de ganar ya en casa, algo que el conjunto txuri urdin no ha hecho todavía, para que el calendario que acecha a los realistas no se haga más cuesta arriba de lo que ya parece. Hay mucha expectación ante el estreno del nuevo técnico, que tendrá que conseguir lo que David Moyes no fue capaz de lograr: sacar rendimiento de la plantilla más cara de la historia del club y remontar el vuelo cuanto antes para que la temporada no se acabe convirtiendo en un sufrido periplo por mantener la categoría, lucha en la que ahora mismo, y por mucha temporada que quede, está inmersa la Real y de la que tendría que salir cuanto antes para que no crezcan los agobios.

Si Eusebio quedaría dejar claro desde el principio que no le va a temblar la mano a la hora de tomar decisiones, su primera convocatoria genera ese efecto con contundencia. Carlos Vela y Diego Reyes, que han pasado el parón liguero con su selección, se han quedado fuera de los 18 escogidos, que el nuevo técnico realista sí anuncia, a diferencia de lo que hizo casi siempre Moyes. Junto a ellos, Eusebio prescinde por decisión técnica de Ansotegi (lo que le deja sin centrales en el banquillo), Zaldua y Héctor. Oier, Navas, Zurutuza, Oyarzun y Jonathas eran las bajas ya conocidas por cuestiones físicas. De esta manera, los 18 jugadores que forman la convocatoria son los 15 que le quedan a Eusebio del primer equipo y tres potrillos del Sanse que ya han debutado en Primera: Bardají para ser el portero suplente, el ya habitual Elustondo, que cubre la ausencia de un Zaldua que había sido duda durante la semana, y Oyarzabal, que se ha convertido desde ya en la gran esperanza joven de la temporada.

Si la convocatoria ya ha dejado noticias interesantes, el primer once de Eusebio al mando de la Real, en su primer partido como técnico de Primera División, también se espera con muchas ganas. Rulli estará bajo palos, y lo normal sería que la defensa fuera la del equipo de Champions de hace tres temporadas, la que forman Carlos Martínez, Mikel González, Iñigo Martínez y De la Bella. Si la apuesta de Eusebio es el comentado 4-3-3, en principio los señalados para ocupar las tres plazas del centro del campo saldrían del cuarteto que forman Illarramendi, Pardo, Markel y Granero. Y por delante de ellos, Agirretxe parece fijo por el centro y los otros dos puestos se los juegan Xabi Prieto, Canales, Chory Castro y Bruma. Las apuestas de Eusebio en esas dos líneas de tres darán muchas pistas sobre cómo quiere que juegue su Real. Yuri y los tres potrillos parecen destinados a ver el comienzo del partido desde el banco.

Eusebio coge a la Real en la decimosexta posición con los mismos nueve puntos que tiene el primer equipo en zona de descenso, Las Palmas. Europa, el objetivo con el que arrancó la temporada y del que ya se no se sabe muy bien si se debe hablar, está a diez puntos. El Sevilla es décimo con quince, cuatro por debajo de la sexta plaza. El conjunto realista es, junto al Granada, el único que no conoce la victoria en su propio estadio, habiendo visto Anoeta dos empates y tres victorias visitantes. Y no hay ningún equipo que haya hecho menos goles como local que la Real, apenas cuatro. El Sevilla tampoco conoce la victoria fuera del Sánchez Pizjuán, así que salvo que se produzca un empate se romperá una de las dos rachas que entran en colisión en el encuentro. Eso sí, el conjunto de Unai Emery ha arrancado tres empates a domicilio, a cero ante el Málaga, y a uno frente al Levante y al Eibar. El equipo andaluz ha perdido uno de los últimos seis partidos, y el donostiarra sólo ha ganado uno en ese tramo.

La historia da un claro favoritismo a la Real en sus choques contra el Sevilla. Han sido 56, todos ellos en Primera División, y el bagaje es de 33 victorias locales, 17 empates y sólo seis triunfos del Sevilla. La mayor goleada txuri urdin es el 5-0 de la temporada 1949-1950, con goles de Epi, Caeiro, Basabe y dos de Pérez Payá. La derrota realista más clara a manos del Sevilla es el 1-3 de la temporada 2006-2007, la que acabó con el descenso del equipo txuri urdin a Segunda División. El balance en Anoeta es también favorable para la Real, con siete victorias, seis empates y tres derrotas en los 16 encuentros jugados. El conjunto andaluz no fue capaz de ganar en el nuevo estadio en sus nueve primeras visitas, desde el 0-0 de la temporada 1993-1994 hasta el 1-0 de la 2004-2005, después acumuló tres victorias consecutivas y ahora, tras el 2-3 de la temporada 2010-2011, suma cuatro campañas sin ganar, con un único empate y tres victorias de la Real en ese periodo de tiempo.

El último de esos encuentros, el de la pasada temporada, la 2014-2015, fue una vibrante victoria realista. La Real de Moyes se adelantó pronto. Agirretxe coronó un buen inicio del partido amenazado por las primeras ocasiones del Sevilla haciendo el 1-0 a pase de Zaldua. Tras ocho saques de esquina, Kolo acabó empatando de esta suerte futbolística al borde del descanso. Un claro penalti nada más volver de los vestuarios supuso el 2-1, convertido por el infalible Xabi Prieto. Pero la Real no fue capaz tampoco de aguantar su ventaja y Bacca hizo el empate de cabeza aprovechando una falta lateral. Sin merecer la derrota, la Real vio incluso cómo el Sevilla hacía el 2-3, de penalti, tras una mano de Iñigo Martínez que no pareció infracción pero que compensó un clamoroso derribo de Rulli que se fue el limbo. Gameiro no falló, pero la Real no se rindió. En el minuto 82, Arribas acabó metiendo el balón en su propia portería tras varios intentos realistas, y en el 89 fue Xabi Prieto quien hizo, también de cabeza y tras un córner, el 4-3 definitivo. Remontada épica y grande.

viernes, noviembre 13, 2015

Los datos hacen aún más peligroso el discurso de Aperribay

Aperribay y su último entrenador, Eusebio.
Jokin Aperribay ha abierto un melón que no va a ser fácil de cerrar. En la presentación de Eusebio Sacristán como entrenador, lanzó un mensaje destinado a frenar las exigencias europeas y lo que ha conseguido es dejar a la Real en una situación bastante peligrosa y, desde luego, muy poco ambiciosa. "A veces nos creemos más de lo que somos, orgullosos de la cantera y de nuestra filosofía pero no se obtienen resultados. Tenemos cantera y en junio se reclaman fichajes. Y viceversa. En algo más de los últimos 20 años, en seis ocasiones hemos acabado la liga entre los diez primeros y dos de ellas han sido en los últimos tres años", dijo el presidente realista. Y sí, la historia le da la razón, pero las implicaciones de lo que dijo el máximo mandatario txuri urdin condenan a la Real de hoy a luchar de forma habitual por la permanencia en Primera.

El presidente realista hizo mención a los últimos veinte campeonatos, aunque cometió un error. Son siete las temporadas en las que la Real acabó entre los diez primeros en ese plazo. El equipo fue séptimo en la 1995-1996, octavo en la 1996-1997, tercero en la 1997-1998, décimo en la 1998-1999, segundo en la 2002-2003, cuarto en la 2012-2013 y séptimo en la 2013-2014. En ese tiempo, hay 27 equipos que han alcanzando al menos en una ocasión las diez primeras posiciones de la Liga. En esa clasificación, la Real ocuparía el decimocuarto lugar. Barcelona, Real Madrid y Valencia llevan esas dos décadas entre los diez primeros, y le siguen Atlético, Sevilla (catorce cada uno), Athletic, Deportivo (doce cada uno), Villarreal (once), Celta, Mallorca (nueve cada uno), Betis, Espanyol y Málaga (ocho cada uno).

Las clasificaciones europeas se limitan a cuatro, las que logró el equipo realista en las temporadas 1997-1998, 2002-2003, 2012-2013 y 2013-2014. A lo largo de estas dos décadas, han sido 22 los conjuntos que han disputado en alguna ocasión una competición continental. Por número de participaciones, la Real se quedaría en el decimotercer lugar. Por delante del conjunto txuri urdin están el Barcelona es el único que ha hecho pleno en esta etapa, seguido por el Real Madrid, que ha logrado 19 clasificaciones. También están por delante de la Real el Valencia (con 18), el Atlético de Madrid (catorce), Sevilla, Villarreal (once cada uno), Deportivo (nueve), Athletic (ocho), Celta (siete), Espanyol (seis), Betis y Mallorca (cinco cada uno). Al igual que la Real, el Zaragoza ha llegado a Europa en cuatro ocasiones en este periodo de tiempo.

Viendo los equipos que están por encima de la Real en estas clasificaciones, es evidente que el equipo txuri urdin no ha satisfecho la ambición que merece por estructura, por historia y por plantilla. Eso daría la razón a Aperribay. ¿Pero ese es el techo que está dispuesto a rozar el presidente realista? ¿La Real de nuestros días, la que se ha conformado con la mayor inversión de su historia, se tiene que conformar con humildad con jugar en Europa menos que el Deportivo, el Celta, el Espanyol o equipos que hoy están en Segunda División como el Mallorca o el Zaragoza? ¿Tiene que vivir habitualmente por debajo en la clasificación de conjuntos como el Málaga?

El discurso de Aperribay es, en ese sentido, peligrosísimo, un mensaje de conformismo en toda regla que, además, ha venido calando en la plantilla durante años, como cuando Markel decía que la Real no jugaba la misma Liga que el Sevilla, cuando el equipo hispalense no estaba en la época de bonanza actual, o ahora mismo, con Xabi Prieto asegurando que no se puede exigir la clasificación europea todos los años. Eso es cierto. La Real no puede clasificarse para Europa cada año. Pero lo que no se puede hacer es justificar de una forma tan complaciente no estar luchando por esas plazas y limitar el potencial de este equipo a la mera permanencia en Primera. Esa no es la Real que vemos desde fuera. ¿Lo es desde dentro?

martes, noviembre 10, 2015

La Real, un caramelo para entrenadores debutantes en Primera

Lillo, último entrenador de la Real con experiencia en Primera.
¿Qué tienen en común Eusebio Sacristán, David Moyes, Jagoba Arrasate, Philippe Montanier y Martín Lasarte? Todos ellos, obviamente, son los últimos entrenadores que ha tenido la Real Sociedad. Son todos los que ha contratado Jokin Aperribay. Y todos sin excepción debutaron en el banquillo txuri urdin, Eusebio lo hará la próxima jornada, sin haber dirigido nunca antes en sus carreras un encuentro de la Primera División española. Al margen del éxito o el fracaso con el que hayan podido salir del club, lo que está claro es que la única característica común en el perfil de todos estos entrenadores es el desconocimiento de la Primera División, y eso contrasta con la larga carrera previa en el fútbol español de los nombres que se llegaron a dar por seguros ante los últimos ceses de técnicos, el de Luis Aragonés si hubiera caído Montanier, el de Juande Ramos que parecía casi atado de haber sido destituido Moyes apenas una semana antes de cuando ha dejado el club, e incluso el de Pepe Mel como alternativa al británico cuando fue Arrasate el cesado.

Este fenómeno de dar el club a técnicos sin recorrido en la máxima categoría del fútbol español que ha convertido a la Real en un caramelo para debutantes, una apuesta que no deja de tener su riesgo, no es algo únicamente achacable a Aperribay, ya que de los últimos 14 técnicos, contando ya a Eusebio, sólo José María Amorrortu y Miguel Ángel Lotina se habían sentado en un banquillo de Primera, en 23 partidos el primero de ellos y en 221 el segundo, una experiencia, eso sí, que no impidió que fuera con Lotina con quien se produjo el descenso a Segunda de 2007. Entre ese listado de catorce técnicos se encuentran cuatro que vivieron la oportunidad de dirigir a la Real directamente desde sus categorías inferiores. Ese fue el caso de Roberto Olabe, quizá quien mejor ejemplifica este fenómeno por coger el equipo de manos de uno de los más importantes de la historia del club, John Toshack, Gonzalo Arconada, José Ramón Eizmendi y el propio Arrasate. Cuatro que serían cinco si contamos el efímero paso de Asier Santana como paso previo al fichaje de Moyes la pasada campaña.

En el lado opuesto al de las apuestas de cantera, los cinco técnicos extranjeros que han llegado a la Real en ese lapso de tiempo comentado, desde 2002 hasta ahora, Raynald Denoueix, Chris Coleman, Martín Lasarte, Phillipe Montanier y el ya citado Moyes, tampoco habían dirigido partidos no ya en Primera sino tampoco en España. Coleman es el único de ellos que no llegó a estar en una Real de Primera y sólo tuvo la opción de dirigir al equipo en Segunda. Para encontrar un técnico que sí tuviera experiencia en la máxima categoría de nuestro fútbol hay que retroceder hasta Juan Manuel Lillo, que estuvo en la Real en las temporadas 2007-2008 y 2008-2009, con un bagaje previo de 94 partidos en Primera repartidos en los banquillos de Salamanca, Oviedo, Tenerife y Zaragoza. Lillo fue el primer técnico de la era Aperribay, pero le llegó heredado de Iñaki Badiola, su predecesor en la Presidencia del club.

viernes, noviembre 06, 2015

Hoy no habrá crónica

Estimados realistas, os comunico que hoy no habrá crónica del partido Las Palmas - Real Sociedad. Muchas gracias por vuestra comprensión, perdonad las molestias y nos seguimos leyendo aquí la próxima semana.

jueves, noviembre 05, 2015

PREVIA Las Palmas - Real Sociedad. Moyes, en el alambre

La Real celebra su último gol ante Las Palmas, en la 2009-2010.
A nadie se le escapa que David Moyes está en el alambre. Puede que no al borde de su destitución, aunque una nueva derrota ante Las Palmas (viernes, 20.30 horas, Estadio Gran Canaria, Canal + Liga) le dejaría realmente tocado y ante un ultimátum de muy difícil supervivencia, recibiendo al Sevilla y visitando después el Camp Nou, pero negar la importancia de esta undécima jornada sería no aceptar la realidad. La Real ha desperdiciado el asequible arranque del campeonato y ahora está ya obligada a sumar donde sea. Las Palmas, un equipo que está en la zona baja, tendría que ser un rival propicio para el despegue que no termina de llegar. Y llega ya o probablemente ya no llegará de la mano de Moyes, un técnico que apenas supera en tres puntos los registros de Jagoba Arrasate de la pasada temporada y que, de no ganar, prácticamente calcará el inicio de esa Liga 2014-2015 que se llevó por delante de la cabeza de su predecesor.

Fiel a sus costumbres, el técnico escocés ha decidido no adelantar ninguna decisión con su convocatoria y se ha llevado a las Islas Canarias un total de 21 jugadores, los 20 disponibles del primer equipo más Oyarzabal, el potrillo que debutó con los mayores en el 0-4 ante el Levante y que vuelve a tener una oportunidad por la ausencia de Jonathas. El delantero brasileño se una a una lista de bajas que forman además Raúl Navas, De la Bella, Zaldua y Zurutuza. El lateral diestro es la noticia negativa, ya que no consigue estar disponible de una forma regular y no ha superado sus molestias. Illarramendi, que también había sido duda durante la semana, sí ha viajado, aunque el propio Moyes no dio por seguro que esté apto para jugar. La buena noticia de la convocatoria es el regreso de Granero, que incluso tiene opciones de volver al once titular.

Las ausencias ya obligan a Moyes a realizar algunos cambios con respecto al equipo que jugó y perdió en Anoeta ante el Celta. Rulli seguirá bajo palos, y seguros en defensa son Carlos Martínez por la derecha, en lo que supondrá su debut esta temporada, Iñigo Martínez en el centro y Yuri en la izquierda. Reyes tiene opciones de regresar al once, aunque también podría continuar Mikel González. Las ausencias hacen que Markel Bergara parezca fijo de nuevo en el mediocentro, y su acompañante dependerá del estado físico de Illarra. Si está, jugará. Si no, Pardo y Granero se juegan la otra posición. Vela y Xabi Prieto parecen seguros en la línea de mediapuntas, y la ausencia de Zurutuza le abrirá la puerta de la titularidad probablemente a Canales, sin descartar a Bruma o incluso a Chory Castro. Y Agirretxe, en plena racha goleadora, se mantendrá como delantero centro.

La Real ocupa la 16ª posición, con sólo nueve puntos en su haber. La distancia que le separa del descenso es apenas de dos puntos y Europa está a siete, que es lo que separa al equipo txuri urdin del sexto clasificado, ahora mismo el Eibar. Su rival, Las Palmas, es penúltimo y ha sumado sólo seis puntos, por lo que el partido tiene una enorme trascendencia. La Real sólo ha sido capaz de ganar lejos de Anoeta, por 0-3 al Granada y 0-4 al Levante, y de hecho es el noveno equipo de la Liga a domicilio. Los realistas han ganado dos de sus últimas tres salidas, pero sólo suman cuatro de los últimos quince puntos en total. Las Palmas, por su parte, ya se ha dejado puntos en cuatro de los cinco partidos que ha jugado en su estadio, dos empates y dos derrotas, y sólo ha sido capaz de derrotar al Sevilla por 2-0 en el quinto encuentro del campeonato. Desde entonces, el equipo canario sólo ha sumado un punto en las últimas cinco jornadas.

Si atendemos a los datos históricos, Las Palmas de Gran Canaria no es una buena plaza de la Real, pero la historia reciente de estos duelos dice casi lo contrario. En total han sido 31 encuentros los jugados allí, con seis victorias de color txuri urdin, nueve empates y 16 derrotas. En Primera son 28 partidos, con cuatro triunfos realistas, los 16 locales y ocho igualadas. En los últimos 35 años, desde que la Real dio el escalón al olimpo de la Liga, el balance en Primera es claramente favorable, con tres victorias y otros tantos empates y derrotas en los nueve partidos en los que el equipo ha visitado la isla desde la temporada 1979-1980 hasta la 2001-2002, último encuentro en la máxima categoría. Y en Segunda el dato es todavía mejor. La Real jugó ante Las Palmas en sus tres años en la división de plata y no perdió nunca allí, sumando dos victorias y un empate. Es decir, que en los últimos 35 años, la Real sólo ha perdido tres de los doce partidos que ha jugado ante Las Palmas y ha ganado casi la mitad, cinco.

La última vez que el equipo txuri urdin pisó Gran Canaria en partido liguero fue en la temporada 2009-2010, en la primera jornada de aquella Liga que acabó en el ascenso realista. Con Martín Lasarte debutando en el banquillo, el equipo arrancó un merecido empate en un partido de mucho ritmo. Se adelantó la Real con un gol de Agirretxe antes de la media hora de juego, un muy buen gol en jugada personal. Pero los realistas no pudieron aguantar la victoria, y justo al borde del descanso Cejudo empató aprovechando un fallo de Estrada. En la segunda parte, ambos conjuntos pudieron ganar. La Real gozó de muchas ocasiones y Bravo tuvo dos grandes intervenciones para evitar la derrota. Para encontrar el último partido en Primera hay que retroceder hasta la mencionada campaña 2001-2002. La Real, todavía dirigida por John Toshack, no pudo sacar más que un empate a cero, en un mal encuentro que no sirvió para sacar al equipo del descenso al final de la primera vuelta.

miércoles, noviembre 04, 2015

Agirretxe, camino de ser el máximo goleador realista en una Liga

Agirretxe celebra el primero de los dos que le hizo al Celta.
Queda muchísima temporada, de eso no hay duda, y las rachas son las que marcan la producción de un delantero, pero los números que presenta Imanol Agirretxe tras las diez primeras jornadas le han puesto en el camino de convertirse en el máximo goleador en una Liga y vistiendo la camiseta de la Real Sociedad. En esos diez primeros partidos, el actual 9 txuri urdin ha convertido ya ocho goles. Si miramos a estas alturas de temporada los tantos que habían conseguido los mejores artilleros de la historia del club, parece evidente que su ritmo invita a pensar en que Agirretxe puede conseguir un registro histórico cuando finalice la Liga y colocarse entre los mejores delanteros de los más de cien años de vida del club.

El máximo goleador de la Real en una sola Liga es Meho Kodro, con los 25 tantos que hizo en la campaña 1994-1995. Pues bien, en la décima jornada el bosnio llevaba un gol menos de los que suma ahora Agirretxe, siete. En esa tabla le siguen los dos delanteros de la Real que casi ganó la Liga en la temporada 2002-2003. Nihat Kahveci hizo 23 en aquella ocasión, por los 20 que alcanzó Darko Kovacevic 20. Tras la décima jornada de aquella campaña, el turco había anotado seis mientras que el serbio llevaba los mismos que Kodro en su mejor año, siete. Jesús Mari Satrústegui, máximo goleador de la historia de la Real, logró su mejor registro en la temporada 1978-1979, cuando alcanzó los veinte tantos, pero tras los diez primeros partidos llevaba seis, dos menos que Agirretxe en la actual temporada.

Hay dos jugadores de entre los grandes goleadores de la historia de la Real que sí superan el actual registro del atacante de Usurbil. El primero de ellos es Paco Bienzobas, el único realista que ha sido capaz de ser el máximo goleador de una Liga. Eso lo consiguió en la primera temporada en que se disputó el torneo, la 1928-1929, cuando alcanzó los 14 goles. Llevaba nueve tras los diez primeros partidos de una Liga que apenas tuvo 18 jornadas. En Segunda División, el máximo goleador en una Liga es José Miguel Olano, que hizo 31 en la temporada 1962-1963. Con diez partidos jugados llevaba la bestial cifra de 17, entre otras cosas porque le había hecho cinco tanto al Ourense (6-1) como al Baskonia (7-2).

Los ocho goles que lleva Agirretxe en la Liga, todavía con 28 jornadas por disputarse, suponen ya la tercera mejor marca del de Usurbil en Primera, superando los tres goles que logró en la campaña 2010-2011, los siete que hizo la temporada pasada e igualando los que logró en la 2013-2014. Su trayectoria en la máxima categoría se completa con sus mejores marcas hasta la fecha, los 14 que hizo en la 2012-2013, goles que fueron clave para la clasificación de la Real para la Champions League, y los 10 que convirtió en la 2011-2012.

martes, noviembre 03, 2015

Tardar tanto en ganar en Anoeta, sinónimo de lucha por la permanencia

Zurutuza, en la derrota ante el Celta en Anoeta.
Anoeta nunca será el fortín que fue Atotxa. Eso es algo que ya está asimilado en el entorno realista desde hace muchos años, y es algo que va mucho más allá de las sensaciones y que se respalda en los datos. Atotxa ganaba partidos, Anoeta no lo hace en la misma medida. Pero de ahí a que la Real se haya acostumbrado a tardar tanto en ofrecer una victoria a sus aficionados, va un trecho que tendría que tener un precio. Con la derrota ante el Celta, el equipo txuri urdin cerró su quinto partido como local sin conocer la victoria en lo que llevamos de siglo, después de haber protagonizado ese nefasto inicio en casa, siempre en Primera División, en las temporadas 2000-2001 y 2006-2007.

Sobra decir que en esas dos ocasiones el objetivo de la Real fue la permanencia en Primera y que en la segunda de ellas, de hecho, no consiguió salvarla y puso fin a 40 años consecutivos en la máxima categoría del fútbol español. Así, en la temporada 2000-2001, la Real empató primero a dos contra el Racing de Santander y después a uno con el Deportivo, para después perder consecutivamente con el Barcelona (0-6), el Real Madrid (1-4) y el Mallorca (0-2). Esa trayectoria tan negativa se rompió con un 4-1 ante el Numancia. En la 2006-2007, la Real cosechó cuatro derrotas seguidas ante Sevilla (1-3), Recreativo de Huelva (2-3), Zaragoza (1-3) y Villarreal (0-1), para después empatar a uno en el quinto partido en casa contra el Espanyol.

En ambas temporadas, la deficiente trayectoria del equipo se cobró la cabeza del técnico, Javier Clemente en la 2000-2001 y José Mari Bakero en la 2006-2007, en ambos casos habiendo disputado tres partidos en Anoeta. En las demás temporadas en las que la Real tomó la decisión de relevar a su entrenador desde el traslado a Anoeta tampoco se vivieron rachas tan negativas como la actual. John Toshack cayó en la 1994-1995, después de haber ganado en el cuarto partido en casa; Salva Iriarte en la 1995-1996 a pesar de haber debutado en Anoeta con una victoria por 2-0 ante el Sporting; lo mismo le sucedió a Bernd Krauss en la 1999-2000, que arrancó ganando 4-1 al Atlético de Madrid; Toshack de nuevo fue el que más sufrió para ver ese primer triunfo en Anoeta en la 2001-2002, 2-1 a Osasuna; y José María Amorrortu también empezó con una victoria en en casa, 2-1 al Alavés, que no impidió su posterior cese.

En aquella temporada 2006-2007, de infausto recuerdo por razones obvias, el equipo realista prolongó la racha sin ganar como local hasta su récord histórico, siete partidos, empatando sin goles primero ante el Betis y después ante el Getafe, antes de romper esa nefasta racha con un agónico 3-2 ante el Gimnastic de Tarragona. Hilando el con el final de la temporada anterior, la Real llegó a nueve partidos en casa sin lograr una victoria. Y ahora, con David Moyes, ya son seis encuentros sin ganar en Anoeta, sumando la derrota por 0-3 ante el Granada con la que se despidió el equipo de sus aficionados en la temporada pasada. Son números preocupantes, se miren por donde se miren.

Y para confirmar que es un gafe de Anoeta, Atotxa jamás vivió en Primera División una racha de cinco partidos seguidos sin conocer la victoria en el arranque de una Liga, ni siquiera cuando la Real bajó a Segunda División. En el descenso de la temporada 1934-1935, la primera victoria llegó en el segundo partido como local, 3-2 al Arenas; en la 1941-1942, al tercero, 2-0 al Barcelona; en la 1943-1945, récord en el desaparecido estadio donostiarra, el primer triunfo no llegó hasta el quinto encuentro, 3-0 ante el Granada; en la 1947-1948, fue a la tercera oportunidad, 3-1 ante el Gimnastic; y en la 1961-1962 incluso se debutó ganando en casa, 2-1 al Barcelona.

Incluso en Segunda División, los arranques en Segunda fueron más positivos en Atotxa que en Anoeta en este sentido. En el viejo campo siempre se ganó en el primer partido en casa, en once ocasiones, a excepción de la 1935-1936 (al tercero) y en a 1962-1962 (al segundo). En el nuevo, sólo se ganó el primero de la tres temporadas en Segunda, en la 2008-2009.

domingo, noviembre 01, 2015

REAL SOCIEDAD 2 - CELTA 3 No hay manera

Vela no consiguió marcar ante el Celta.
Nueva derrota de la Real, que llegará casi a mediados de noviembre sin haber conseguido todavía una sola victoria en Anoeta, algo que, viendo el asequible inicio de temporada que tenía, resulta inaceptable. Porque ahora, cuando la temporada se ha endurecido, está pasando factura. El Atlético ganó, con toda la ayuda arbitral que se quiera, pero ganó. Y el Celta, en un partido que pudo decidirse en favor de la Real también, se llevó los tres puntos y dejó a la Real con la miel en los labios en el último minuto. Desaprovechar el espectacular momento de Agirretxe empieza a parecer algo ya gravísimo, y no conseguir victorias ni cuando se ven elementos positivos en el juego del equipo empieza a ser preocupante. Porque si tu delantero está tan en forma y vuelve a marcar dos goles, hay que conseguir un resultado mejor. Y la Real no los consigue. Preocupante, porque no hay manera.

Moyes apostó por la continuidad total. Lo más noticioso, que Mikel González mantuvo su puesto de titular en el once en lugar de Diego Reyes. Markel también permaneció, y los dos tocados, Zaldua y Vela, se sobrepusieron a sus molestias. Con esa propuesta, el técnico escocés dejó claro que apostó por las virtudes de su equipo para contrarrestar las del Celta. Eso es valiente, dado que el equipo gallego llegó a Anoeta con una vitola de gran equipo en forma, con sólo una derrota en lo que llevábamos de temporada. Y el resultado fue exactamente el que se esperaba, un partido de un ritmo altísimo y de mucho peligro en las dos áreas. La sensación, de buen espectáculo, lo que es casi una novedad en lo que llevamos de temporada, sin duda en Anoeta.

No es mala la sensación de que en un intercambio de golpes contra el Celta la Real no sólo pareciera viva en el partido sino que siempre llevara la ventaja en el marcador. La primera ocasión clarísima, de hecho, fue realista. Un fantástico centro de Zurutuza lo cabeceó fuera Vela, pegado al palo a la derecha de Sergio Álvarez. La respuesta del Celta no sólo fue inmediata, sino muestra de por dónde iba a proceder el peligro del equipo gallego: por las bandas, sobre todo por la izquierda de su ataque, con un Nolito en forma. Su disparo lo rechazó Rulli, con el pie. El argentino vio pasar un centro chut que buscaba su escuadra a renglón seguido.. La siguiente opción fue el 1-0. Otro sensacional centro de Zurutuza encontró la cabeza de Agirretxe, otra vez Agirretxe que está en el mejor momento de su carrera y convierte cada balón que toca en oro. Su remate, mucho más complejo de lo que parece a primera vista, sorprendió por completo al guardameta celtiña.

En el intercambio de golpes, la Real pudo cobrar más ventaja si Vela hubiera aprovechado la segunda gran ocasión que tuvo en el partido, pero esta la mandó junto al palo opuesto a la de la primera tentativa, esta vez con más portería libre a su favor. Pero el Celta siguió explotando las bandas, y martilleando a Yuri y sobre todo a Zaldua. Fruto de esa insistencia, Zaldua derribó a aspas en su carrera y el penalti pareció clarísimo, aunque Fernández Borbalán no señaló nada. Casi sin tiempo, llegó el empate. Un disparo desde fuera del área lo desvió Aspas, dejando a Rulli con el molde y sin capacidad de reacción. Pudo ser peor, si la tijera de Aspas hubiera encontrado, apenas un minuto después, un ángulo más complicado para el guardameta realista.

El partido entró en su fase más pausada hasta que Yuri la rompió. El lateral izquierdo realista, más activo que nunca, estaba errando casi todos los pases finales. Cerca de la media hora, metió un buen balón al que no pudo llegar Vela, y justo después protagonizó una espléndida arrancada que, esta vez sí, acabó en una asistencia precisa para que Agirretxe, otra vez Agirretxe, estuviera en el sitio justo para hacer el 2-1. La Real, en este partido de rachas y vaivenes continuos, pudo aprovechar esos minutos finales de la primera mitad para dar una estocada definitiva al partido. Iñigo Martínez, tras un rechace en un córner y con un disparo a la media vuelta, tuvo la mejor ocasión, pero Sergio estuvo muy atento y evitó el gol. A la Real se le fue la fase más clara de dominio y el partido volvió en la segunda mitad al toma y daca de los minutos más igualados, incluso con un dominio algo más claro del Celta.

Pero las ocasiones se produjeron en las dos porterías, aunque tras el descanso tardaron en llegar. La primera, de hecho, fue el empate. Un centro perfecto de Wass desde la banda derecha lo cabeceó Aspas a placer, tras un desmarque que ni Mikel ni Iñigo supieron leer. Tras el gol, Zurutuza, de nuevo de lo mejor del equipo, tuvo que salir del partido y Moyes aprovechó para buscar la velocidad de Bruma, que se mostró muy activo pero sin demasiado acierto. Yuri estuvo a punto de coronar su buena actuación con un fantástico zapatazo desde fuera del área que encontró una espléndida actuación de Sergio. A partir de ahí, el partido se complico y Moyes falló a la hora de leerlo, porque no vio lo que necesitaba el equipo tras la marcha obligada de Zurutuza. Nolito se plantó delante de Rulli y si no pudo disparar fue por una heorica acción de Iñigo Martínez. Aspas primero y Guidetti después pudieron hacer el 2-3. La Real sufría y Moyes no reaccionaba.

La mejor opción de la Real en esos minutos la tuvo Bruma, pero su disparo se marchó desviado. La primera opción táctica de Moyes fue el cambio limpio de delanteros, Agirretxe dejando su puesto a Jonathas. Quedaban sólo cinco minutos para el final, y esa norma no escrita de no sacar nunca del campo al delantero en un partido que no se va ganando pasó factura. Pablo Hernández enganchó un formidable zapatazo de la frontal del área, que cayó con la misma intensidad que cogía una curva imposible para Rulli. El único pero de la jugada fue la facilidad con la que el jugador del Celta pudo disparar, muestra quizá de que el equipo necesitaba la gasolina que había perdido con Zurutuza. El cruel castigo encontró la rápida e inefectiva respuesta de completar los cambios, Chory Castro por Markel, algo que no tuvo efecto ninguno porque la Real ni siquiera tuvo la opción de empatar.

La Real necesitaba la confirmación de ganar al Celta para empezar a creer en sus posibilidades y no lo consiguió. Pudo hacerlo, eso es cierto, porque fue un partido de poder a poder y con oportunidades para los dos equipos. No hubo control, pero hubo un fútbol vivo y valiente por parte de los dos equipos. Con los problemas que obviamente hubo en la ejecución realista, al menos sí hubo una intención clara de ganar el partido, y mostró armas para hacerlo. No fue suficiente, pero al menos fue algo interesante. El Celta fue algo mejor, y con la jugada del penalti de la primera mitad jugando además en su favor se hizo acreedor a la victoria. Lo malo para la Real es que ha desperdiciado tantas opciones favorables y partidos asequibles que ya cada oportunidad de sumar es casi obligada para creer que esta temporada hay tiempo de hacer algo grande. Ganar era la filosofía de Moyes y no terminan de encadenarse esas necesarias victorias. No, no hay manera.