viernes, octubre 31, 2014

PREVIA Real Sociedad - Málaga. Una final en las peores circunstancias

Agurretxe, en el encuentro ante el Málaga de la 2013-2014.
Vuelve a repetirse el hecho de que la Real afronta una final (sábado, 22.00 horas, Anoeta, Cuatro), pero las circunstancias son ya las peores imaginables para jugar tan decisivo partido. Si los malos resultados y el pobre juego ya habían puesto a Jagoba Arrasate en el disparadero, la decisión del Consejo de Administración que preside Jokin Aperribay de mantenerle durante uno o dos partidos más mientras le busca un sustituto no sirve más que para enrarecer el ambiente, aumentar la confusión y prolongar la agonía de un proyecto que, salvo milagro, está completamente muerto. De esta forma, la Real afronta el primero de los dos partidos que jugará en Anoeta de forma consecutiva con la obligación de vencer para no caer en puestos de descenso, incluso en el farolillo rojo de la clasificación, iniciar el milagro y evitar que se desate un incendio como no se ha visto en mucho tiempo entre la siempre paciente afición txuri urdin. El sábado a las 22.00 horas la situación es grave. ¿Cómo será dos horas después? La respuesta, en Anoeta.

A diferencia de lo que ha hecho en otras ocasiones Arrasate cuando el partido se juega en un horario tan nocturno, esta vez sí hay una convocatoria de 18 desde la víspera del encuentro. Y sólo hay novedad con respecto al grupo que viajó a Córdoba, además obligada. Xabi Prieto se lesionó en el tobillo en ese último entrenamiento, por lo que no estará ante el Málaga. Su lugar en la lista lo ocupa Gaztañaga. Además del capitán, siguen fuera por lesión Rulli, Elustondo y De la Bella, aunque por las informaciones que se han venido publicando en los últimos días parece que los tres se sumarán pronto a las opciones que tenga el entrenador txuri urdin Entre los escogidos se mantiene Hervías. Una vez más, no habrá ningún lateral suplente en el banquillo, puesto que Estrada y Carlos Martínez son los dos descartados por decisión técnica, algo que ya empieza a ser bastante habitual.

Arrasate confesó en la rueda de prensa de este viernes que tiene claro el once que dispondrá ante el Málaga desde el pasado lunes, desde que recibió la confirmación del presidente de que él dirigiría el encuentro, y que los entrenamientos de la semana no han hecho más que reafirmarle. En la retaguardia persiste la duda habitual. Zubikarai en la portería, Zaldua y Yuri en los laterales e Iñigo Martínez en el centro son fijos, pero falta saber quién será el acompañante de este último, Mikel González o Ansotegi. Markel mantiene a priori el carácter de innegociable, y en principio habrá dos volantes por delante de él, puestos que se juegan Pardo, Zurutuza, Granero y puede que incluso Canales. Chory Castro y Vela parecen tener el puesto asegurado, mientras que en punta también se mantiene la duda entre Agirretxe y Finnbogason, con más papeletas para el islandés a pesar de la pobre versión que ha ofrecido hasta ahora. Bardají, Gaztañaga y Hervías completarán en principio el banquillo.

La Real arrancó la jornada en la decimoséptima posición, con apenas seis puntos y una victoria en nueve jornadas. Los puestos europeos están ya a diez puntos, y obviamente las miradas en este momento de la temporada se han de dirigir hacia abajo. Los tres equipos en puestos de descenso tiene sólo un punto menos que el realista. El Málaga, en cambio, ocupa la séptima plaza con quince puntos, a uno de la zona europea. Los de Jagoba Arrasate acumulan ya siete jornadas sin conocer la victoria y suman apenas tres de los últimos 21 puntos en juego. Sólo los tres equipos en descenso y el Almería han sumado menos como locales que los cuatro puntos de la Real, que esta temporada ya ha visto cómo se han llevado la victoria dos equipos que no habían ganado nunca en San Sebastián, Almería y Getafe. A pesar de su posición en la tabla, el Málaga es el duodécimo equipo a domicilio. Ganó 1-2 al Córdoba, empató a dos ante el Espanyol y cayó derrotado ante el Valencia (3-0) y el Getafe (1-0).

La historia da una relativa ventaja a la Real en sus enfrentamientos con el Málaga. En total han sido 32 los partidos disputados en San Sebastián entre ambos equipos, 29 de ellos en Primera División. En la máxima categoría, el equipo txuri urdin ganó 14 de esos choques, aunque dejó escapar puntos en más ocasiones, empatando diez y perdiendo cinco. La mayor goleada realista es el 4-0 de la temporada 2000-2001, con tantos de Idiakez, De Paula, Khokhlov y Tayfun. El 1-3 de la temporada 2004-2005 es la victoria malaguista más clara. El cuadro lo completan tres partidos disputados en Segunda División, con dominio absoluto para la Real, que ganó los tres, siendo el 5-1 de la temporada 1948-1949 (dos goles de Gastón y uno de Caeiro, Ontoria y Alsua) es el resultado más abultado para el conjunto realista. La Real de Montanier despegóen sus dos temporadas venciendo al Málaga, 3-2 en Anoeta en la 2011-2012 con dos goles milagrosas de Vela e Ifrán en el descuento y 1-2 en la 2012-2013.

En el encuentro de la pasada temporada, la 2013-2014, el Málaga consiguió arrancar un punto de Anoeta en pleno periplo Champions de la Real. El marcador no se movió, ninguno de los dos equipos fue capaz de hacer un gol en un encuentro pesado, plomizo y con escasas ocasiones de gol, en la que sólo hubo algunos chispazos de calidad que recordaron a la Real de la temporada anterior, pero nunca un juego fluido que acercara al equipo a la victoria. La segunda parte fue de dominio algo más claro de los de Arrasate, pero las opciones de marcar fueron limitadas. Griezamnn y Seferovic, ambos saliendo desde el banquillo, gozaron de las más claras, pero sus remates fueron bastante defectuosos. El Málaga se conformó con el empate a cero en la segunda parte y ni si acercó a la portería de Bravo. Teixeira Vitienes realizó un arbitraje horrible, aunque no hubo jugadas que alteraran decisivamente el resultado del encuentro.

martes, octubre 28, 2014

Arrasate, peor que todos los entrenadores cesados salvo Bakero en la 2006-2007

Arrasate, en Córdoba.
Jagoba Arrasate sigue siendo entrenador de la Real Sociedad. Es conocida la resistencia de Jokin Aperribay a prescindir de un técnico con la temporada en marcha, y de hecho su Consejo de Administración ha prescindido ya de tres entrenadores pero siempre al final de las campañas (Juanma Lillo en el verano de 2009, Martín Lasarte en el de 2011 y Philippe Montanier en el de 2013), pero al margen de todas las sensaciones y de las deficiencias tácticas y técnicas del juego del equipo, hay un dato que avala el cese de Arrasate. Como es sabido, el conjunto txuri urdin ha sumado hasta ahora en la Liga 6 puntos de los 27 posibles. Esto supone el 22,2 por ciento de los que se han puesto en juego. Pues bien, sólo uno de los diez entrenadores realistas que han perdido su puesto en el transcurso de la competición desde que el equipo juega en Anoeta (no contaría Chris Coleman, puesto que dimitió en la campaña 2007-2008) presentaba peores números que Arrasate. Y seguro que no produce mucha tranquilidad recordar que ese técnico era José Mari Bakero en la temporada 2006-2007, la del descenso a Segunda. Bakero apenas sumaba 2 de los 21 que llegó a disputar, sólo el 9,5 por ciento.

Llama la atención que incluso algunos periplos de técnicos realista de los que se guarda un recuerdo terriblemente negativo tuvieran en realidad mejores números que Arrasate en este comienzo de temporada. Los dos ejemplos más evidentes son los efímeros pasos por la Real de Periko Alonso en la temporada 2000-2001 y de Gonzalo Arconada en la 2005-2006. El primero, que sustituyó a Javier Clemente tras la jornada sexta, entrenó a la Real en diez partidos, uno más de los que lleva Arrasate, sumando dos victorias y un empate, 7 puntos de 30, el 23,3 por ciento. El segundo también reemplazó a otro técnico, en este caso a José María Amorrortu, dirigió al equipo en ocho encuentros, uno menos de los que llevamos esta temporada, de los que ganó dos y perdió seis, es decir, sumó 6 puntos de 24 posibles, el 25 por ciento.

No obstante, la actual posición de la Real, la decimoséptima, no es la peor que ha ocupado el equipo antes de los ceses de los últimos treinta años, once ya con el del propio Arrasate. Así, en la temporada 2000-2001, el conjunto txuri urdin, hasta ese momento entrenado por Clemente, transitaba en la decimoctava posición. Una más abajo llegó a caer la de John Toshack en la siguiente, la 2001-2002. Y la Real era colista cuando en esa misma campaña 2000-2001 fue cesado Periko Alonso y en la 2006-2007 cuando fue Bakero el que tuvo que dejar su puesto por los malos resultados. En las temporadas 1994-1995 y 1999-2000, el propio Toshack y Bernd Krauss fueron destituidos ocupando la decimoséptima posición, la misma que ocupa ahora mismo la Real de Arrasate.

Con todo, los cambios de entrenador se pueden evaluar de forma positiva en la historia reciente de la Real. Casi siempre se mejoró la posición final con respecto al momento del cese, a excepción sobre todo del único relevo que se produjo en Segunda, el de Juanma Lillo por José Ramón Eizmendi. En este caso, y aunque los números de Lillo mejoraron ligeramente los de Eizmendi (el 60,6 por ciento de los puntos disputados por el segundo, por el 51,5 del primero), la Real no se movió de la cuarta plaza. De hecho, cuando el camino era cuesta abajo el club decidió siempre un segundo cese y el nombramiento de un tercer entrenador en una campaña. Sucedió en las 2000-2001 y 2005-2006. En la primera, Clemente dejó el equipo decimoctavo, cayó a la última posición con Periko y Toshack lo llevó hasta la decimotercera plaza. En la segunda, la de peor resultado en esta dinámica, la Real era decimoquinta cuando cesó a Amorrotu, descendió hasta la decimoctava posición con Arconada y remontó hasta la decimosexta con Bakero.

El relevo que mejor resultado le dio a la Real en estas tres décadas fue, indiscutiblemente, el de Roberto Olabe por John Toshack en la temporada 2001-2002. El también ex guardameta realista sumó como técnico un 28,4 por ciento más de puntos que el galés y sumó nada menos que el 62,9 por ciento de los puntos que había en juego en las nueve jornadas finales del campeonato, algo casi milagroso para un equipo que se jugaba la vida (cinco victorias y dos empates en nueve partidos) e indudablemente decisivo para que entonces se mantuviera la categoría. El mayor ascenso en la tabla se produjo en la temporada 1995-1996. Cesado Salva Iriarte con la Real en la decimosexta posición, Javier Irureta logró auparla hasta la séptima y, de hecho, pelear por una plaza en la Copa de la UEFA prácticamente hasta el final de la temporada, lo que podría ser un buen espejo en el que mirarse para esta temporada.

Los tres peores registros en cuanto a entrenadores contratados como revulsivos se los quedan Clemente, Bakero y Miguel Ángel Lotina. El primero, en la temporada 1999-2000, sólo logró sumar un 10,4 por ciento más de puntos que su predecesor, Krauss, siendo esta la menor diferencia entre un técnico que comenzó la temporada y su relevo. El segundo, en la temporada 2005-2006, es el que peor porcentaje de puntos sumó entre los entrenadores contratados a mitad de temporada y que acabaron la Liga, sólo un 19,4 por ciento. Y el tercero, en la 2006-2007, fue el que menos posiciones consiguió mejor al equipo con respecto a su antecesor, sólo una, de la última en la que estaba con Bakero a la penúltima en la que concluyó con Lotina, lo que dio con los huesos de la Real en Segunda División después de 40 años ininterrumpidos en la máxima categoría del fútbol español.

domingo, octubre 26, 2014

CÓRDOBA 1 - REAL SOCIEDAD 1 El esperpento final

¿El último once de Arrasate?
La Real no ganó en Córdoba. Esta parecía ser la premisa para que Jagoba Arrasate pudiera salvar la cabeza, con lo que cabe asumir que ha vivido su último partido como entrenador txuri urdin. Lo que su equipo hizo en Córdoba fue, como hace una semana en Anoeta ante el Getafe, patético, aunque bastara para sumar un punto. No hay palabras para explicar el juego de este equipo, y no sólo por la acción de su entrenador, porque resulta asombroso que jugadores de Primera División no sean capaces de dominar las suertes más elementales de este juego. Con todo, un gol rocambolesco de Iñigo Martínez, producto de una defensa verdiblanca tan endeble y lamentable como la de la Real, había dado ventaja al conjunto de Arrasate. Ante un rival de ínfimo nivel como el Córdoba, eso tendría que haber sido más que suficiente para ganar. Pero ni así. Esta vez, además de la lamentable actuación de la Real, hay que sumar la de un patético colegiado, que aunque se publicite una estadística sin derrotas en Primera es nefasto para la Real y que concedió un gol que Xisco anotó con la mano.

Y sí, Jagoba Arrasate es el culpable de la situación actual de la Real y su cese ya parece la única medida posible para tratar de que esta arruinada temporada no vaya a peor. No ha sabido conducir a una muy buena plantilla, incluso con sus desajustes, se ha metido en camisas de once varas con movimientos tácticos que el equipo no ha sabido seguirle y el nivel de sus jugadores ha ido decreciendo progresivamente. El culmen han sido estos dos últimos partidos, la derrota con el Getafe y este empate con el Córdoba, dos encuentros de los que sólo sale una acción digna de aplauso, la jugada con la que Hervías marcó hace una semana su primer gol en Primera División. Lo demás, basura. Y no por falta de entrega, porque siempre ha dado la sensación de que los jugadores de la Real corren. Pero corren mal. Y manejan el balón aún peor. Ni hablar ya de su posición o de sus movimientos sobre el campo. Arrasate no sabe arreglar eso y sus jugadores, como hace una semana, han vuelto a dejar tirado a su técnico a pesar de hablar y hablar en público. La  vergüenza es tan suya como de Arrasate.

No puede haber disculpa posible a que este equipo, que tan bien ha venido sabiendo gestionar las situaciones límite desde que regresó a Primera, haya ofrecido dos actuaciones tan mediocres como las últimas cuando estaba en juego el futuro de un entrenador al que tanto han defendido de palabra y cuando la Real se ha instalado en las posiciones de cola de la clasificación por méritos propios sobre todo. Y más teniendo en cuenta que los rivales en estos dos días han sido Getafe y Córdoba. Arrasate no ha acertado con lo que había que cambiar en el equipo, como tampoco acertó hace una semana o en partidos precedentes. El equipo no ha mostrado ni el más mínimo signo de mejoría, ni en juego ni en la estrategia, ni en la colocación, ni en los aspectos más técnicos del juego. Lo que la Real está viviendo es una involución asombrosa y a la que resulta imposible encontrar una explicación racional. Los dos puntos que se ha dejado la Real en Córdoba se explican también en el ridículo nivel arbitral y en la carambola de una jugada que nada tuvo que ver con el juego de su rival, pero es también la condena a la mediocridad que exhibe.

El gol realista, el 0-1, llegó de la forma más absurda. Finnbogason fue trabado cerca del córner en la banda derecha del ataque realista, una falta a todas luces innecesario y por la que el Córdoba pagó un precio alto. Canales botó la falta de una forma tan deficiente como viene acostumbrando a hacerlo durante toda la temporada, pero Vela se las arregló para prolongar el balón y, ante una asombrosa pasividad defensiva del Córdoba, Iñigo Martínez empujó el cuero al fondo de la red. Era el primer tiro a puerta de la Real y llegaba en el minuto 22. Y no es que el Córdoba hubiera hecho absolutamente nada mejor para que el resultado pudiera haber sido otro. De hecho, su única ocasión fue precisamente un córner, bien peinado en el primer palo pero que no encontró rematador en el segundo, donde Yuri despejó sin oposición. Fue, probablemente, la única acción acertada del lateral en todo el encuentro. Todo corazón, pero nulo acierto, y eso no se puede justificar con su falta de experiencia en Primera porque sus ex compañeros del Eibar muestran mucho más que él.

Yuri, en todo caso, es la anécdota, porque no es él quien debe levantar el nivel del equipo y toda la Real merece el más sonoro de los suspensos. Sólo Zubikarai, en una buena salida para tapar a Ghilas sin ángulo, mostró algo digno de Primera División. Iñigo rompe fueras de juego con una facilidad lamentable, Ansotegi no puede ser ahora la solución a los problemas defensivos, Zaldua no se parece demasiado al chaval que conquistó la banda derecha de manos de Carlos Martínez, Markel es un jugador sin incidencia alguna en los partidos, ya ni siquiera en la faceta defensiva, Pardo cada día que pasa parece menos jugador, Canales y Chory no sacan partido al movimiento que se les ve, Vela se parece más al de sus primeros meses en la Real que al jugador decisivo que viene siendo desde entonces y Finnbogason hasta ahora está dejando una impresión más pobre que la de Seferovic en todos los minutos que jugó después de su golazo en Lyon. Arrasate es culpable de que el valor de los jugadores caiga, pero éstos merecen un reproche tan severo como el que merece el técnico txuri urdin porque parece que no saben dar siquiera un pase a un compañero.

La patética primera parte que ofrecieron Córdoba y Real Sociedad, de la que no merece destacarse nada más, tuvo una continuación natural en la segunda. Pero con esta tendencia al suicidio que viene demostrando el equipo txuri urdin, era evidente que siempre iba a estar más cerca el 1-1 que el 0-2. No hubo un solo jugador realista que disfrutara de opción alguna para matar el partido. Ni uno. Y eso, ante una defensa que había encajado goles en todos los partidos de la Liga salvo en uno, la de un colista desmoralizado por estar otra vez por debajo en el marcador, es sencillamente gravísimo. Claro que peor aún es encajar ante un equipo que sigue sin conocer la victoria y que apenas sumaba cinco goles en ocho partidos. El Córdoba debió marcar en el minuto 62, en una jugada sonrojantemente defendida por la Real y que Xisco, prácticamente sobre la misma línea, envió fuera de una forma incomprensible. Dos minutos después, Markel salvó los muebles lanzándose para cortar un pase de la muerte desde la derecha del ataque cordobesista y fue entonces cuando empezó el carrusel de cambios.

En la Real, los relevos suelen estar bastante cantados y son una muestra más de la desesperación de Arrasate. Aunque no suela estar entre los peores y dentro del terrible nivel colectivo del equipo, Chory siempre es el primero en salir. Hoy dejó su sitio a Zurutuza. El mensaje era tan evidente como poco efectivo: había que fortalecer el centro del campo. Por eso era igualmente obvio que Pardo sería el segundo relevo, para dar entrada a Granero. Y finalmente se marchó Canales para que entrara Xabi Prieto. Arrasate modificó todo el núcleo central del equipo salvo al intocable Markel Bergara. Aunque Zurutuza y Prieto sí consiguieron algún leve atisbo de mejoría, un espejismo nada más, su aportación fue pobre y el juego del equipo no mejoró. Ni tampoco su gestión del partido, pues en ningún momento dio la sensación de frenar bien al Córdoba. Era, simplemente, que enfrente había un rival de nivel aún más bajo que el del equipo txuri urdin.

Entre tan mediocre espectáculo, Del Cerro Grande quiso sumarse a la fiesta. Su arbitraje fue un galimatías en el que tuvo la fortuna de que los jugadores no quisieron entrar, hasta el punto de que no le dieron motivos para señalar falta alguna hasta pasados los veinte minutos, precisamente hasta el libre directo que sirvió a la Real para hacer el 0-1. En la segunda parte, el colegiado se descontroló, cada minuto que pasaba parecía estar arbitrando peor y empezó a tomar decisiones raras, como no sancionar más de una falta clara sobre Vela. Y así llegó a convertirse en otro protagonista del partido, dando validez a un tanto ilegal, el segundo que le hacen esta temporada a la Real con la mano, algo que ya debe de ser todo un récord. La jugada, como la del 0-1, rocambolesca. Un centro de Fede Cartabia desde la banda izquierda acabó cerrándose y estrellándose en el larguero. El rebote lo impulsó Xisco con el brazo al interior de la portería realista. Zubikarai y Ansotegi lo vieron. Sus protestas, como siempre, leves, algo incomprensible dada la gravedad y la trascendencia de la acción. ¿Carácter? Cero.

Era el 1-1, que de nuevo, como hace una semana, llegó en las postrimerías del partido, en el minuto 87. Esta vez no dio tiempo a que el Córdoba buscase el gol de la victoria, esencialmente porque el andaluz es un equipo de enormes limitaciones. El empate era un premio descomunal para los de Djukic toda vez que la Real había conseguido adelantarse en el marcador. Nadie podrá negar la justicia del resultado, incluso en el desesperante nivel exhibido por ambos equipos no resulta una barbaridad pensar que el Córdoba podría haberse quedado los tres puntos con más facilidad que la Real. Pero es asombroso que los árbitros sigan decidiendo partidos con su incompetencia sin que aquí pase nada. El Celta hizo el segundo gol ante la Real también con la mano. Contra el Valencia un gol de Iñigo Martínez se quedó en fantasma porque el asistente no quiso saber nada y el derribo a Canales en el área del Eibar se quedó sin sancionar, Y así, incontables decisiones trascendentes y menos decisivas. Ahí se han ido muchos puntos que habrían ayudado a que la situación de la Real fuera otra.

Pero, obviamente, no lo es. El equipo txuri urdin termina la novena jornada de Liga bordeando el descenso y todavía fuera de esas posiciones por un milagro ante el Real Madrid, la única victoria en lo que llevamos de Liga, habiendo sumado sólo seis puntos de 27 posibles, con un arranque terrible que ya está entre los peores de la historia del equipo, y haciendo que los buenos tramos de juego ante el propio Real Madrid, Valencia, Celta o Almería, acompañaran o no esos resultados, no sean ya más que olvidados oasis dentro de un desierto que parece no tener fin. Arrasate ha fracasado en el objetivo de dar continuidad a la mejor Real en una década y sus jugadores han contribuido a colocar muchas de las piedras que ya forman la lápida de este proyecto. La pregunta antes del partido de Córdoba era si Arrasate y sus jugadores serían capaces de resucitarlo después de la soberana decepción del encuentro ante el Getafe. Y la respuesta, a pesar de contar con la incompetencia de Del Cerro Grande como aliada, es que no. Lo de Córdoba ha sido el esperpento final.

sábado, octubre 25, 2014

El mítico récord de imbatibilidad de la Real 1979-1980 llega a los 35 años

La Real de la temporada 1979-1980.
Durante toda la semana, no se ha hablado de otra cosa: la rocambolesca idea de Javier Tebas, presidente de la Liga de Fútbol Profesional, de detener el Real Madrid - Barcelona para brindar homenaje a Leo Messi si superaba el récord de goles en la competición de Telmo Zarra. En menor medida, pero también se ha comentado mucho el récord de Claudio Bravo con su portería a cero, que se ha convertido en la cuarta mejor racha de la historia de la Liga con sus 776 minutos y superando precisamente los 755 minutos que estuvo Arconada sin recoger el balón de su portería en la temporada 1979-1980. Pero el récord de más trascendencia que se estaba jugando en el Real Madrid - Barcelona, en ese partido rebautizado como Clásico sin que haya muchas razones para ello, es uno ignorado sistemáticamente en esta dinámica de prestar atención sólo a lo que hacen estos dos equipos, el de imbatibilidad en la Liga. Y es que la derrota del equipo blaugrana supone que todos los equipos de Primera han perdido ya al menos un partido y que los míticos 32 encuentros sin derrota que vivió la Real en la misma Liga 1979-1980 seguirán vigentes un año más.

Y van nada menos que 35 años, 35 Ligas en las que nadie ha sido capaz de superar esas 32 jornadas sin perder. Si Tebas tiene tanto empeño en respetar la historia de la Liga, no estaría mal que se fuera planteando un homenaje a aquella Real entrenada por el gran Alberto Ormaetxea. Desde aquellos 32 partidos sin perder, se han jugado ya, con la presente, 35 Ligas más. Han pasado por el campeonato los mejores jugadores del mundo, algunos incluso de la historia. El Real Madrid de la Quinta del Buitre, el de los Galácticos. El Dreram Team del Fútbol Club Barcelona. El SuperDepor. El Atlético de Madrid del doblete. El Valencia de Rafa Benitez. Se pueden pensar en grandes equipos que han hecho historia en nuestro fútbol. Ninguno de ellos ha sido capaz de batir la marca de los Arconada, Kortabarria, Celayeta, Periko Alonso, Zamora, López Ufarte o Satrústegui. Nadie. Absolutamente nadie. Aquella Real no ganó la Liga pero con esta marca, amarga en 1980 por la forma en que se detuvo pero desde entonces una leyenda, exige un reconocimiento mayor. ¿Y qué mejor momento que su 35º aniversario?

Aquella Real ganó 18 partidos, 19 en total al final del campeonato, y empató 14 partidos para llegar a esos 32 partidos imbatida. Los de Ormaetxea se impusieron en los dos partidos al Athletic de Bilbao (0-1 y 4-0), Zaragoza (2-1 y 0-2), Salamanca (0-1 y 1-0), Español (1-2 y 1-0) y Sporting de Gijón (0-1 y 4-1); sumó tres puntos, una victoria y un empate, contra Las Palmas (1-0 y 2-2), Rayo Vallecano (1-1 y 4-0), Barcelona (4-3 y 0-0), Almería (0-0 y 1-0), Real Madrid (4-0 y 2-2), Burgos (2-2 y 1-3), Málaga (0-0 y 3-1) y Atlético de Madrid (1-1 y 2-0, este ya en la última jornada, en la trigésimocuarta, ya después de la única derrota de la temporada); igualó los dos enfrentamientos contra el Valencia (ambos 0-0, el levantino fue el único equipo al que esta Real no marcó ningún gol en esta Liga) y Betis (1-1 y 0-0); y sumó una victoria más y su única derrota de la temporada ante el Sevilla (2-0 en Atotxa y 2-1 en el Sánchez Pizjuán). Aquella aciaga tarde en Sevilla privó a la Real de un título de Liga que habría sido el primero de su Historia, pero los años han hecho que aquella gesta merezca ya un reconocimiento absoluto de todo el fútbol español.

viernes, octubre 24, 2014

PREVIA Córdoba - Real Sociedad. ¿Es posible la resurrección?

Xabi Prieto, expulsado en Córdonba en la 2009-2010.
La Real visita Córdoba (sábado, Nuevo Arcángel, 22.00 horas, Cuatro) con una única pregunta en el aire: ¿es posible la resurrección de un equipo que ya ha dado síntomas sobrados de estar muerto? Jagoba Arrasate ha recibido una prórroga después de la catastrófica derrota ante el Getafe, pero se da por hecho que este encuentro es un ultimátum. Si la Real no gana, Arrasate dejará de ser el técnico txuri urdin. Lo que cabe preguntarse es si la victoria, en caso de producirse ante un equipo que sí estrenará entrenador (Djukic ha relevado a Ferrer), será suficiente para que esta Real sea capaz de remontar el vuelo o si, en cambio, será pan para hoy y hambre para mañana. A estas alturas parece obvio que los males del conjunto no se limitan a uno o dos resultados negativos y si Arrasate quiere seguir al frente del equipo es evidente que los jugadores, esta vez sí y no como hace cinco días, tendrán que responder por él en el campo. Si no lo hacen, se habrá acabado una etapa. Y todo esto jugando contra el colista y con la Real al borde de los puestos de descenso.

Arrasate se va a jugar esta final, personal y colectiva, con el grupo de siempre y con una sensación de continuidad. Si va a morir, parece que será con sus ideas. Sólo hay un cambio en la convocatoria, y es que vuelve Granero, uno de los descartados de última hora para el encuentro ante el Getafe y seguramente el que más sorpresa causó ver en la grada, y el que se queda fuera es Gaztañaga, que sigue sin tener una oportunidad de demostrar que vale para el primer equipo. Los que siguen fuera del equipo por razones médicas siguen siendo Rulli, Elustondo y De la Bella, los tres con una fecha de regreso ya cercana. Y los que se quedan fuera por decisión técnica, junto al ya mencionado Gaztañaga, son Estrada y Carlos Martínez. Como la pasada semana, la principal noticia al margen del relevo ya mencionado es que Hervías se mantiene entre los 18 escogidos.

El técnico realista adelantó que habrá algún cambio con respecto al once que se enfrentó al Getafe, pero también que lo habría habido igualmente si no se hubiera perdido. No hay mucho margen a la duda en defensa, donde sólo queda por definir quién acompañara a Iñigo Martínez en el centro de la zaga, Mikel González o Ansotegi. Zubikarai estará en la portería y los laterales serán Yuri y Zaldua porque, en una situación que se ha repetido ya unas cuantas veces, no hay más en la convocatoria. Por delante, Markel Bergara sigue siendo intocable. Y a partir de ahí, el único nombre seguro es el de Vela. Pardo, Zurutuza y Granero se juegan una plaza, quizá incluso dos, en el centro del campo. Canales podría volver por Xabi Prieto, Chory en teoría sería el sacrificado si hay un centrocampista más y en la punta es difícil saber si jugará Finnbogason o si lo hará Agirretxe. Es complicado que Hervías entre en el once, pero tampoco descabellado. Si no juega de inicio, acompañará a Bardají en el baqnuillo.

Que la clasificación dictamine que el Córdoba - Real Sociedad es el peor partido de la jornada, da mucho en qué pensar. En la ciudad andaluza lo han hecho y por eso este será el primer partido en el banquillo de su nuevo técnico, Djukic. El equipo txuri urdin arrancó la jornada en la decimosexta posición con cinco puntos, los mismos del penúltimo clasificado y sólo uno por encima del colista, precisamente el Córdoba. Los puestos europeos están ya a nueve puntos y la cuarta plaza, la que da acceso a la Champions, se ha alejado ya hasta los 17, doce más de los que tiene ahora mismo la Real. El cuadro de Jagoba Arrasate no gana desde la segunda jornada, acumula cuatro derrotas en las cinco últimas jornadas y es el segundo peor equipo a domicilio, sumando únicamente el punto del empate en Vigo y superando sólo al Athletic, que ha perdido todo lo que ha jugado lejos de su estadio. El Córdoba, por su parte, es el único equipo que no conoce la victoria en esta Liga, lo que indica que son ocho jornadas ya sin vencer, y en su estadio sólo ha sumado dos puntos de doce posibles, los empates a uno contra el Celta y a cero con el Espanyol.

La historia dicta que el del Córdoba no es precisamente un campo propicio para la Real. De las ocho veces que lo ha visitado, sólo una acabó con el triunfo del equipo donostiarra, y fue en Segunda División. En Primera, Córdoba no ha visto nunca ganar a la Real. Son tres las visitas en la máxima categoría, dos acabaron con triunfo local y una con empate a uno, con gol de Mendiluce para la Real y en la temporada 1968-1969. La más clara victoria del conjunto andaluz fue el 2-0 de la campaña anterior, la 1967-1968. En Segunda han sido cinco los enfrentamientos, con tres triunfos locales (el más claro de ellos fue el 3-0 del primer duelo entre ambos equipos, en la 1945-1946), un empate y la mencionada victoria de la Real de la temporada 2007-2008 por 1-3, con goles de Garitano, el actual entrenador del Eibar, y Díaz de Cerio en dos ocasiones. Aquel día en Córdoba fue el debut en el banquillo txuri urdin de José Ramón Eizmendi.

El último Córdoba - Real Sociedad fue en la temporada 2009-2010, en Segunda, una de las pocas tardes aciagas de la campaña del ascenso realista. Bravo detuvo un penalti en la primera mitad, rompiendo una brutal racha de siete años sin que un portero de la Real parara un lanzamiento así. El Córdoba se adelantó antes del descanso con un tanto de Arteaga. Xabi Prieto fue expulsado por simular una caída que en realidad fue un penalti de libro y el Córdoba hizo el 2-0 en el minuto 84, convertido por Juanjo, después de que Bravo se lesionara en la rodilla. Éste fue, de hecho, su último partido de la temporada en la Real. El último enfrentamiento entre estos dos equipos en Primera fue en la campaña 1971-1972. La maldición del sur hizo que una Real que estaba en la parte alta de la tabla sucumbiera ante el equipo andaluz por 1-0, gol marcado por Manolín Cuesta. Curiosamente, el Córdoba es también el último equipo de Segunda que eliminó a la Real en la Copa, en la temporada 2012-2013, ganando el partido del Nuevo Arcángel por 2-0.

lunes, octubre 20, 2014

REAL SOCIEDAD 1 - GETAFE 2 Una deplorable Real sentencia a Arrasate

Zurutuza, lamentándose. No es para menos.
El choque contra el Getafe debía ser definitivo. Despiegue o entierro, decíamos. Después de dos semanas sin fútbol y después de la lamentable actuación ante el Espanyol, sumada a un arranque de temporadas con una puntuación insuficiente y una histórica eliminación europea por tempranera y por el rival, sólo cabía esperar una reacción de la Real o la destrucción del proyecto. Jagoba Arrasate intentó hacer su parte con bastantes cambios en el once, pero no acertó ni en los nombres ni en las posiciones a tocar. Y los jugadores, todos menos Zubikarai, que hoy fue el único titular que puso de su parte para que este equipo todavía pudiera tener un hilo de vida, dejaron a su entrenador a los pies de los caballos. Fueron sus jugadores quienes provocaron que su técnico, más que tocado, esté sentenciado. Convirtieron sus declaraciones en palabrería inútil y en una simpatía que en el fútbol no sirve de nada. Si creían en Arrasate, hoy era el día para demostrarlo. Y no lo hicieron, con lo que el crédito de este proyecto está totalmente agotado, y las soluciones desde el banquillo o el vestuario se antojan inútiles. Arrasate ha fracaso y sus jugadores también.

La patética y deplorable actuación de la Real hace que el 1-2 final sea lógico, por mucho que los acontecimientos se precipitaran en el tramo final del encuentro. Por supuesto, no por el rival. El Getafe no tuvo que hacer gran cosa para ganar por primera vez en su historia en Anoeta, pero se marchó con los tres puntos porque salió a disputar el partido con su nivel, por bajo que pueda ser. Y la Real no quiso jugar al fútbol. Saber, sabe. Un equipo que le remonta un 0-2 al Real Madrid, ese que se pasea por los campos de la Liga con goleadas de los años 40, algo tiene que saber hacer. Pero por lo que sea no quiere. Y en eso tiene una parte sustancial el entrenador, por supuesto, pero probablemente no sólo la que normalmente se utiliza para criticarle, también de forma justificada. Aunque haya sistemas que le vengan mejor por jugadores y costumbres, esta Real está por encima de todo eso porque sus jugadores tienen calidad. Da igual el rombo, el 4-4-2, el 4-2-3-1, el esfuerzo de los laterales e incluso jugar con 9 o sin él. De cualquier manera, esta Real tendría que tener fútbol. Pero no hay motivación ni actitud. ¿Por qué? Eso es un misterio que sólo quienes estén en el vestuario sabrán responder, pero esa es la única realidad palpable.

No puede ser admisible que un equipo en el que aparecen en el once titular tres jugadores que no son titulares habituales y que tendrían que contribuir a que todos se comieran la hierba (Ansotegi, Yuri y Chory Castro), en el que figuran los pesos pesados del vestuario (todos los capitanes salvo Mikel González) o los dos fichajes más caros de su historia (Vela y Finnbogason), por citar sólo algunas de las características que reunió el once titular y sin señalar culpables individuales como tan fácil se suele hacer, se pasee como lo hizo en un partido que todos, desde el vestuario hasta la afición pasando por supuesto por la prensa, habían marcado como decisivo. El naufragio, especialmente en la primera mitad, fue épico. Esos primeros 45 minutos pueden haber sido, sin mucho margen a la discusión, los peores que ha jugado la Real desde que volvió a Primera División. Desde luego, está entre las tres peores primeras partes de estos algo más de cuatro años. ¿Por qué? Nuevamente ha de quedarse sin respuesta esa pregunta porque sólo los jugadores pueden responder a eso. Arrasate ya no puede. Sus futbolistas no le han dejado ya margen para hacerlo, y probablemente hayan dado el empujón definitivo para que la Real tenga que cambiar de entrenador, si no como resultado de esta derrota probablemente sí con la próxima. Porque jugando así habrá muchas más.

Roza lo patético lo que mostró la Real en esa primera mitad. Se puede hablar del disparo al palo de Chory Castro a la media hora o del lanzamiento que a continuación efectuó Zurutuza rozando la escuadra como ocasiones que pudieron significar el 1-0, ¿pero es admisible que un equipo en la situación de la del txuri urdin no sea capaz de disparar ni una sola vez entre los tres palos a un equipo como el Getafe? La respuesta es obvia y la desilusión inmensa. Pero es el resultado lógico de una zozobra tanto táctica como técnica. Lo segundo se explica con el error continuo de los jugadores en su posicionamiento, en pases fáciles o en soluciones que tendrían que ser ejecutadas casi con los ojos cerrados por jugadores de Primera División. Lo primero, en cambio, sí es la responsabilidad directa de Arrasate. Es evidente para cualquier que el equipo no saca el balón jugado por el centro. Markel no cuenta en esa labor y los rivales lo saben, y aún así es inamovible del equipo. La marca férrea siempre es para Zurutuza. Y si Zurutuza no carbura sólo quedan dos opciones: que se la juegue uno de los dos laterales o el balón largo. De esta manera, el juego de la Real queda reducido a la inspiración personal. Sobra decir que esa no ha aparecido hoy.

Pero eso es sólo la mitad del problema. La otra mitad es defensiva y lleva a entender que la Real haya encajado goles en todos los partidos ligueros que ha jugado esta temporada. A Iñigo Martínez le ha venido de maravilla el justificado debate sobre Elustondo, porque así está pasando más desapercibida su nefasta temporada. Desde que su nombre sonó para los grandes y llegó a debutar en la selección no es ni la sombra del defensa que tanto nos ilusionó a todos desde su irrupción en el primer equipo. Hoy, una muestra más. Pero el problema llega antes. No puede ser que el mediocentro defensivo sea siempre el centrocampista que menos balones roba, o que haya tantos errores de colocación en todo el entramado defensivo que no deberían necesitar siquiera de un entrenador para ser advertidos. En Primera División, no. Pero el caso es que el Getafe llegaba a la frontal del área con una facilidad terrorífica y por eso, aún sin plantearse siquiera un vendaval ofensivo para aprovechar la fragilidad de la Real, sumó un puñado de ocasiones claras. Y ahí apareció Zubikarai. Sigue teniendo sus defectos, pero sus reflejos bajo palos no forman parte de ellos. La parada que le hace a Sarabia nada más comenzar el partido es digna de elogio. En el resto de llegadas getafenses estuvo bastante seguro.

El descanso cambió ligeramente el panorama. Peor, desde luego, no se podía hacer. Pero ese cambio fue únicamente porque la actitud de la Real se modificó, aunque fuera levemente. El partido comenzó a jugarse cerca del área del Getafe. ¿La explicación? La diferencia de calidad que hay en uno y otro equipo. Sin más. Eso es lo que provoca correr un poquito más y mejor y tener una mínima ambición por ganar. Finnbogason dispuso de su única ocasión medianamente clara provocando la buena intervención de Guaita. Era el minuto 53 y este era el primer disparo de la Real entre los tres palos, hay que insistir en ello, en un partido a vida o muerte. En realidad, esa fue la única gran ocasión realista en este tramo del partido, antes de que los cambios sembraran cierto desconcierto. Arrasate decidió sustituir a Finnbogason para introducir a Canales y colocar a Vela en punta. Después introdujo a Hervías en lugar de Chory Castro. Ni el islandés ni el uruguayo estaban siendo de los peores en la Real. Y finalmente recuperó la idea inicial con un nueve puro sacando a Agirretxe por un Xabi Prieto desafortunadísimo que debió haber sido el primer cambio y que se marchó escuchando silbidos de la grada.

Lo cierto es que con el tercer cambio el equipo encontró una chispa de entusiasmo, además con nombre propio. Hervías es un jugador que lleva tiempo pidiendo a gritos más confianza en el primer equipo, aunque sólo sea porque puede aportar la ilusión que al parecer muchos de los mayores no saben cómo aportar. La primera muestra fue de esas que no son muy advertidas. En un córner a favor del Getafe, el único jugador que tuvo la ambición de salir corriendo para presionar a los jugadores visitantes fue él. Y no fue la única muestra de esa chispa. La mejor, obviamente, fue la del gol, su primer tanto en la élite. Ese tanto, además, fue producto de lo único que podía decantar el partido del lado de la Real, su calidad, aunque con unas gotas de esa ambición que no había tenido antes. Zaldua sacó con presteza de banda, a un Canales que rompía así el fuera de juego. Primer detalle de pillo, de esos que la Real ya no suele tener desde hace demasiado tiempo. Como no había jugada clara, Canales retrocedió. Pero ahí entra la calidad: un taconazo soberbio dejó solo a Vela en su carrera a la línea de fondo. Su pase de la muerte al segundo palo lo impulsó Hervías al fondo de la red no se sabe ni con qué parte de su cuerpo. Pero daba igual. Que el balón llegue ahí es tres cuartas partes de gol.

Y gol fue, para alborozo sobre todo del potrillo. Era el minuto 82. Por primera vez, la Real inauguraba el marcador en un partido, por primera vez no encajaba, por primera vez no tenía que remontar. Pero dio igual. Su actitud durante todo el partido fue tan deplorable que la derrota acabó llegando de una forma inimaginable, en ocho minutos o, en realidad, en apenas tres. Que el Getafe le marque dos goles en un intervalo de tres minutos para remontarle el partido es algo que, por sí solo, tendría que invitar a la reflexión. El primero es un disparo cruzado de Yoda desde la frontal, en una jugada en la que le da tiempo a intentar el tiro en dos ocasiones, y darse la vuelta en ambas sin oposición alguna. Si eso es defender una ventaja que tanto ha costado conseguir, que venga el dios del fútbol y lo vea. Pero es que la jugada del 1-2, en el último de los tres minutos de añadido y de nuevo con Yoda como finalizador, es sencillamente vergonzosa, con una defensa mal posicionada, mal basculada e incapaz de asemejarse a lo que uno espera de un equipo de Primera. Y ojo al nivel de Primera División si un equipo como la Real, que sólo ha sido capaz de sumar una victoria en nueve partidos, no está siquiera en puestos de descenso.

La Real de Jagoba Arrasate ha sido herida de muerte. Para muchos seguramente ya lo estaba. Otros, especialmente el mismo vestuario, se aferraba al techo de calidad que sí ha mostrado el equipo esta misma temporada, con un buen partido ante el Valencia, con la épica remontada ante el Real Madrid y buenas fases ante el Almería pese a la derrota, incluso la remontada en Vigo. Pero Arrasate no es el motivador que al parecer necesitan ya con urgencia estos acomodados jugadores. Los buenos y los no tan buenos, los de casa y los de fuera. La displicencia con la que se ejecutan las jugadas de estrategia, da igual que sean córners, faltas laterales o en la frontal del área, es digna de una bronca de carácter épico en el vestuario, una que no llega y que, probablemente, no pueda llegar. Y eso es sólo una pincelada de los profundos males que arrastra el equipo. Que sabe jugar mejor de lo que lo ha hecho hoy es una obviedad. Pero si ya ni siquiera es capaz de demostrar que puede levantarse tras los golpes más duros, algo que hasta ahora sí parecía tener, lo mejor será hacer borrón y cuenta nueva. Si hoy ante el Getafe el equipo hubiera demostrado el coraje que mostró el Sanse en la víspera precisamente ante el filial del equipo madrileño, el resultado no habría sido de 1-2. Y si a la Real le fata garra, fe, espíritu o entrega, le falta casi todo.

domingo, octubre 19, 2014

PREVIA Real Sociedad - Getafe. Despegue o entierro

Así marcó Vela al Getafe en la 2013-2014.
Despegue o entierro. No parece haber muchas más opciones para la Real y para Jagoba Arrasate en la visita del Getafe (lunes, 20.45 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV), el partido que cerrará la jornada. El casi imposible de empeorar inicio de competición, fuera de Europa y a un punto del descenso, obliga al conjunto txuri urdin a lograr la victoria en un encuentro que jugará sabiendo que, incluso ganando, no será un bálsamo definitivo. Las distancias empiezan a ser notables y tres puntos no permitirán un salto en la clasificación, porque los ocho puntos que podría sumar tras el encuentro son los que tenía el duodécimo clasificado al comenzar la jornada. Pero sí son tres puntos imprescindibles. No sumarlos convertirá la permanencia de Jagoba Arrasate en el banquillo realista en algo difícil de sostener para el club. Anoeta no parece dispuesto a esperar a que el buen juego que durante muchos minutos se ha visto en el estadio, mucho menos a domicilio, lleve a sumar puntos. Su paciencia se acaba y si el Getafe puntúa se podrían precipitar los acontecimientos.

Para evitar que las aguas se revuelvan aún más tras el duelo contra el Getafe, Arrasate ha puesto las decisiones sobre la convocatoria y no ha querido descartar a ningún jugador en víspera del partido. La lista de 18 se conocerá por tanto poco antes del encuentro. Las bajas son las ya conocidas, las de Rulli, Elustondo y De la Bella. Los que se han reincorporado ya al grupo son Carlos Martínez y Yuri Berchiche. Éste, de hecho, volverá al equipo entrando en el once inicial por la baja de De la Bella. Quien sí se colara entre los 18 escogidos será Pablo Hervías, que no viajó a Madrid para jugar con el Sanse precisamente contra el filial del Getafe. Será la primera convocatoria de esta Liga en la que se cuela el canterano, que debutó con el primer equipo ya la pasada temporada. Arrasate tendrá que hacer dos descartes del primer equipo, uno de ellos será con total seguridad y como ya es costumbre Dani Estrada y queda por ver quién será el otro.

En principio, el once que presentará Arrasate no tendría que distar demasiado del de las últimas jornadas, aunque se esperan algunos cambios. La retaguardia parece clara, con Zubikarai bajo palos, Zaldua y Yuri (será la primera novedad del once) en los laterales e Iñigo Martínez y Mikel González en el centro. Ansotegi podría tener opciones, pero el hecho de no haber debutado todavía en la Liga hace extraño que aparezca por primera vez en un partido tan vital como éste. Markel sigue pareciendo innegociable para el técnico txuri urdin. Las dudas comienzan ahí. Zurutuza, Pardo y Granero se juegan una plaza, y si no es el primero será el segundo cambio en el equipo. Dando por completamente segura la presencia de Vela, quedan dos dudas más. La primera, si Canales y Xabi Prieto volverán a jugar juntos o si Chory Castro vuelve a tener la oportunidad en el once por alguno de los dos, y si Agirretxe sigue manteniendo la titularidad o, por el contrario, se produce por fin el regreso al equipo inicial de Finnbogason después de su lesión en Aberdeen.

La Real comenzó la jornada en la decimoquinta posición, con apenas cinco puntos y sólo uno de ventaja no sólo ya con respecto a los puestos de descenso sino también sobre el último clasificado. Los puestos europeos llevan dos semanas a unos muy desalentadores siete puntos y la cuarta plaza, la que da acceso a la Champions League está ya a una distancia ahora mismo insondable de diez puntos. El Getafe es decimocuarto, pero tiene dos puntos más que el conjunto txuri urdin, siete. A pesar de que en Anoeta no ha desplegado mal juego, la Real sólo ha sumado cuatro puntos de nueve posibles y sólo supera a cinco equipos en la clasificación como local. Además, los de Arrasate suman ya cuatro jornadas sin conocer la victoria. El Getafe, por su parte, es junto al Athletic el único equipo que ha perdido todos los partidos que ha jugado a domicilio, 3-1 ante el Celta, 2-0 frente al Sevilla y otro 2-0 con el Espanyol como rival. El conjunto madrileño lleva dos jornadas seguidas sumando, cuatro de seis puntos posibles, después de sumar tres derrotas consecutivas.

La historia deja datos contundentes. El Getafe nunca ha ganado en San Sebastián, en ninguna de las siete visitas ligueras que ha efectuado al estadio realista, siempre Anoeta, y sólo ha sido capaz de marcar tres goles en esos encuentros. A pesar de estos datos, no es en absoluto un rival placentero para el conjunto txuri urdin, que sólo ha sido capaz de ganar en dos de esos siete enfrentamientos, empatando los cinco restantes, incluyendo el 1-1 en la última jornada de la temporada 2010-2011 que bastó para que ambos conjuntos conservaran la categoría. Y más curiosidades. Aunque nunca ha habido un empate a más de un gol (dos veces se igualó sin moverse el marcador y las otras tres con un gol para cada equipo), tampoco ha habido victorias por la mínima. Cada vez que la Real ha ganado, lo ha hecho marcando más de un tanto y dejando su propia portería a cero. Así, la victoria más abultada fue el 3-0 de la temporada 2005-2006, con goles de Aranburu, Nihat y Xabi Prieto.

El encuentro de la pasada temporada, la 2013-2014, fue el que sirvió para abrir el campeonato liguero y se celebró entre los dos encuentros de la previa de la Champions League ante el Lyon. Y se puede considerar una continuación natural del buen fútbol que el equipo de Arrasate exhibió en aquella eliminatoria. La victoria de la Real fue por 2-0 pero debió ser por más goles. La madera impidió que un disparo de Chory Castro abriera el marcador, algo que no llegó hasta el minuto 42 de la primera mitad, cuando Vela culminó con una preciosa vaselina salvando la salida de Moyá un pase del propio Chory. Ya en la segunda mitad, el Getafe tuvo alguna ocasión suelta, aprovechando el cansancio del centro del campo realista, pero no hubiera sido justo que los azulones puntuaran. El partido se cerró en el minuto 69, cuando Seferovic salvó espléndidamente la salida del guardameta del Getafe tras un buen servicio de Vela. En los minutos finales, la Real pudo ampliar el marcador y se gustó en su juego, pero no hubo más goles.

GETAFE B 0 - REAL SOCIEDAD B 1. Un triunfo de coraje

El once inicial de la Real.
La Real Sociedad B volvió de Getafe con tres puntos valiosísimos, muy peleados y obtenidos a base de coraje. Los potrillos de Asier Santana tuvieron que sobreponerse a la expulsión de Callens, la decisión más trascendente de un demencial arbitraje de Chavet García, y lograron en setenta minutos de inferioridad numérica que el Getafe B no hiciera valer la ventaja de tener un jugador más en ningún momento del encuentro, más allá de una continua posesión al borde del área de la Real sin llegar a generar demasiadas ocasiones de peligro. Los méritos del equipo txuri urdin se acrecientan destacando que el gol llegó estando ya con un jugador menos sobre el campo y que Marcellán no tuvo que hacer grandes intervenciones para conservar primero el empate y después la victoria. La brega de los realistas, que supieron adaptarse a las circunstancias del partido mucho mejor que el conjunto local, fue decisiva en este duelo de filiales y permite al equipo abandonar los puestos de descenso.

Fútbol, en realidad, no se vio demasiado, ni siquiera antes de esa absurda tarjeta roja. El partido arrancó frío y con muchas imprecisiones, con el balón largo como herramienta fundamental del juego de ambos equipos y sin que ninguno de ellos se hiciera con el centro del campo. Lo único reseñable en esos minutos fue la pelea casi frenética de Eneko Capilla. Hasta el minuto 18 no hubo un primer intento de Darlan Bispo desde fuera del área, y sólo un minuto después la Real disfrutó de una buena ocasión doble, sobre todo el segundo disparo de Oyarzun, en la que quien se lució fue el guardameta local, Olmedo. Tras la siguiente jugada en ataque del Getafe, en el minuto 22, fue cuando se produjo la expulsión de Callens. El colegiado ya se había mostrado en los minutos anteriores quisquilloso y desafiante, por lo que el error del realista fue seguir dialogando con él en lugar de sacar la falta a favor que había sancionado. Pero lo que resulta inverosímil es expulsar a un jugador, por roja directa y después de haberle sacado una amarilla, por tan poca cosa.

Para hacer frente a la inferioridad, Santana movió sus fichas sin hacer el primer cambio. Colocó a Elustondo de central y su hueco en la banda derecha lo llenó Mugurza, fortificó el centro del campo para que el partido se jugara ahí y dejó arriba a Iker Hernández para que desplegara su brega habitual, cambiándose en algunos momentos con el batallador Eneko. Si once contra once el fútbol brilló por su ausencia, con la absurda decisión del colegiado de expulsar a Callens el partido se convirtió con más claridad en una batalla de gladiadores. La Real dio un paso atrás sólo posicionalmente y no se amilanó. De hecho, tras la expulsión fue suyo el primer intento de desnivelar el marcador, un disparo lejano de Oyarzun. El Getafe no realizó su primer disparo entre los tres palos hasta el minuto 32, sin apenas peligro, y muchas de sus jugadas acababan en fuera de juego, producto de los buenos movimientos de la defensa txuri urdin, que sólo sufrió un desajuste severo en otra jugada anulada por posición antirreglamentaria de Mikel Orbegozo, que, sin oposición, cabeceó fuera un centro desde la derecha.

El momento en el que Callens vio la roja directa.
La caprichosa decisión del colegiado, curiosamente, acabó beneficiando a la Real de la forma más inesperada. En el segundo de los dos minutos de añadido que decretó fue cuando llegó su gol, el que decidió el encuentro. Y llegó de una manera extraordinaria, con un formidable contragolpe que inició Darlan Bispo en la frontal del área realista, que llegó hasta un sensacional centro de un incansable Héctor desde la banda izquierda. No llegó Iker Hernández a rematar de cabeza, pero su presencia provocó el involuntario testarazo de Albert Carbonell. El defensa getafense cruzo la pelota hasta el palo izquierdo de Olmedo, que no pudo hacer absolutamente nada para evitar el 0-1. El gol reafirmó la idea de la Real, que se sostuvo con firmeza durante toda la segunda mitad jugando muy cerca de su área. Santana dio aún más poder a la defensa colocando a Diarra, que sustituyó a Muguruza, y Darlan Bispo se multiplicó para robar incontables balones con sus contundentes entradas.

El único síntoma de que la Real estaba con diez jugadores era su posición retrasada en el campo y el de la superioridad del Getafe sólo se plasmaba en una continua posesión de balón. ¿Ocasiones? Muy poquitas. De hecho, no es descabellado decir que estuvo más cerca el 0-2 que el 1-1, al menos mientras duraron las fuerzas de los diez jugadores supervivientes de la Real. Darlan Bispo y Héctor armaron muy interesantes contragolpes, aunque no llegaron a estar cerca del gol. Sí lo estuvo Iker, después de una magnífica jugada primero de Oyarzun, que aguantó el balón ante cuatro rivales, y después de Eneko Capilla, que aprovechó la confusión getafense para internarse por la banda izquierda y poner un buen centro al que estuvo a punto de llegar el delantero realista. Darlan Bispo llegó a probar fortuna desde unos 45 metros y provocó una buena parada de Olmedo.

Los cambios y el lógico cansancio de jugar con uno menos durante tantos minutos sí puso el riesgo el resultado para la Real. En el último tercio, el partido se abrió mucho. El Getafe no dejaba de intentar colgar balones al área de Marcellán, tanto en jugada como desde la esquina, la descomunal pelea de Iker estuvo a punto de dar sus frutos tras bajar espléndidamente un balón y lanzar el balón muy cerca de la escuadra y el árbitro, triste protagonista del encuentro, acabó por desquiciar a todo el mundo con decisiones caprichosas e incomprensibles, a veces señalando para un lado cuando todos los jugadores ya se iban para el otro. Dentro de este carrusel de locuras, llegó a amonestar a Eneko por perder tiempo cuando iba a ser sustituido, sacó otra amarilla a Ugarte desde el banquillo y retó y amenazó continuamente a jugadores de ambos equipos sin atreverse a tomar más decisiones. El colegiado perdió más tiempo con sus caprichos que los jugadores realistas buscando el final del partido.

Así llegó el 0-1, de Albert Carbonell en propia puerta.
La Real, por cierto, supo adaptarse a esas condiciones e hizo que se jugara muy poquito en el tramo final. Su presión cuando tenía ocasión de hacerla cerca de la portería del Getafe fue descomunal, y supo torear a un árbitro incompetente cuando en los minutos finales los nervios ya se habían apoderado tanto del equipo local como de la grada. Como muestra, ya cerca de cumplirse los cuatro minutos de añadido, Héctor sufrió una durísima entrada por detrás y dejó el campo cojeando ostensiblemente. Parecía incluso que no iba a poder regresar al partido, pero solicitó de inmediato su reingreso, enervando aún más al público getafense. La continua pelea de Iker, que no dudó en meter el cuerpo e incluso dejar el pie cuando hacía falta, fue otra muestra de lo bien que administró sus fuerzas el equipo. El empate sólo estuvo cerca en el minuto 78, en una jugada que, de nuevo, fue anulada por fuera de juego. Un centro desde la izquierda encontró el certero cabezazo de Hugo, pero el asistente ya tenía la bandera arriba. La Real celebró el final como se merecía, porque estos tres puntos se antojaban necesarios y se lograron después de una enorme lección de lucha.

viernes, octubre 17, 2014

Un sorteo de Copa interesante

Los sorteos de las distintas competiciones están siendo caprichosos con la Real este temporada 2014-2015. Si en la Europa League tocó en las dos previas el rival más difícil de entre los que podían caer, por mucho que tanto Aberdeen como Krasnodar fueran perfectamente eliminables y el fracaso con la temprana eliminación fuera rotundo, y en la Liga se abrió el torneo con un histórico derbi en Eibar lleno de peligros y que fue donde comenzaron a abrirse las costuras del equipo txuri urdin, la Copa deja elementos más que interesantes para analizar. Como ya se ha sorteado todo el devenir de la competición, algo que resulta aburrido, insustancial y bastante peligroso, conocemos los posibles rivales a los que se enfrentarían los realistas en caso de ir avanzando eliminatorias. Y la principal conclusión que se puede sacar es que el camino podría ser bastante paralelo al de la temporada pasada, en la que por fin se rompió el maleficio de la Copa y se alcanzaron unas semifinales en las que el Barcelona necesitó de una clarísima ayuda arbitral para eliminar a la Real.

Si el equipo txuri urdin supera el Oviedo, tendrá que jugar contra el ganador del Cádiz - Villarreal. Si se cumplen los pronósticos, se repetirá el choque de la pasada temporada entre los dos Primeras. En cuartos, caso de acceder, tendría que jugar con el vencedor del doble choque entre Betis y Almería por un lado y Getafe y Eibar por el otro. La eliminatoria podría ser asequible para alcanzar las semifinales por segunda temporada consecutiva. Pero ahí es donde le tocará a la Real, de nuevo, el premio gordo de la Copa. Por la parte superior de ese lado del cuadro transitan Real Madrid, Atlético de Madrid y Barcelona. Si superan la primera eliminatoria, los dos equipos madrileños se cruzarán en octavos, y el ganador lo haría con el Barcelona en cuartos. Se antoja complicado que el rival en semifinales no fuera uno de los tres equipos punteros de la Liga.

El primer rival, efectivamente, va a ser el Oviedo. El detalle al que atender en este primer cruce es que ahí la Real sí ha tenido suerte. Como la Federación obliga a que los equipos de Segunda B sean rivales de los conjuntos que disputan la Champions, quedaban dos de esa división para los tres equipos que lograron plaza en la Europa League. La Real y el Villarreal sí se enfrentarán a equipos de esta tercera categoría, mientras que el Sevilla luchará contra un Segunda, el Sabadell. Por calendario, la Real ya sabía que esta eliminatoria la jugará en unas semanas complicadas. El partido de ida se disputará antes de visitar al Villarreal en Liga, mientras que la vuelta llegará después del derbi en Anoeta contra el Athletic y antes de viajar de nuevo en dirección al Mediterráneo para jugar ante el Levante. La ventaja en ese tramo de competición, eso sí, es que tanto Villarreal como Athletic habrán tenido un calendario mucho más cargado por sus participaciones europeas.

Atendiendo al rival, el Oviedo, se está empezando ya a hablar de que el equipo asturiano fue el perjudicado de aquella lamentable actuación de la Real ante el Alavés en la última jornada de la Liga 2000-2001. No obstante, el equipo txuri urdin ya visitó Oviedo después de aquella triste tarde de 2001 y fue precisamente en la Copa, en la temporada 2003-2004, ya que el conjunto asturiano no ha vuelto desde entonces a Primera. La Real solventó aquella eliminatoria, entonces a partido único, ganando 1-2 en el Nuevo Tartiere con goles de Gabilondo y Barkero, éste en el tiempo de descuento, y en el día en el que debutaron con el primer equipo realista Xabi Prieto, Garrido y Zubiaurre. Aquella Real, que estaba inmersa en la disputa de la Champions League, jugó la Copa con alineaciones plagadas de suplentes y potrillos, y sólo superó esta ronda con el Oviedo, cayendo por 2-1 en el siguiente duelo, también a partido único, contra el Alavés.

Real Sociedad y Oviedo ya se han cruzado seis veces en la Copa y hay igualdad absoluta, tres eliminatorias para cada equipo. La Real siguió adelante en la temporada 1948-1949, con un 4-0 y militando en Segunda División cuando el Oviedo llegó hasta la quinta posición liguera en Primera. También superó la eliminatoria en la 1969-1970, aunque necesitó un partido de desempate ante el equipo ovetense, entonces en Segunda, después de un 2-0 en cada campo. El desenlace llegó con un 1-0 para los realistas. Y, por supuesto, la Real jugó la siguiente ronda en el mencionado torneo de la 2003-2004. El Oviedo fue el vencedor en la 1933-1934, con los dos equipos en Primera, después de ganar 0-2 en Atotxa y 4-0 en su campo. Avalado por su gran papel en Primera y ante una Real de Segunda, repitió victoria en Donostia en la temporada 1962-1963, 0-3, aunque en Oviedo se empató a uno. Y finalmente superó a la Real en la temporada 1985-1986, con un 2-1 en el Tartiere que hizo valer empatando a dos en Atotxa. En esta eliminatoria se produjo el famoso madrugón ordenado por John Toshack tras la derrota en la ida, muy molesto por el rendimiento del equipo. Después de aquella derrota, la Real ganó la Copa de 1987 y jugó dos finales consecutivas.

jueves, octubre 09, 2014

La historia señala que Europa es posible, pero exige una machada

La Real de la temporada 1991-1992.
Evaluar en la jornada 7 las posibilidades que tiene la Real de llegar de nuevo a Europa, objetivo que sigue siendo el marcado por el club a pesar de la descorazonadora situación actual, no es nada fácil. No lo es sobre todo porque no hay un número de puntos fijo que sean necesarios para alcanzar al menos la séptima plaza, que da la última plaza europea siempre y cuando los finalistas de la Copa estén clasificados entre los cuatro primeros y tengan por tanto billete para la Champions League. Desde que se suman tres por victoria y la Liga cuenta con 20 equipos, ese baremo oscila entre los 61 puntos que logró el Espanyol en la temporada 1998-1999 y los 53 que obtuvo el Celta un año más tarde, en la campaña 1999-2000. Según esos cálculos, la Real necesitaría sumar entre 48 y 56 puntos más para llegar al menos a la séptima posición al final en las 31 jornadas que restan. Para la sexta plaza, el peor registro son los 55 puntos logrados por el Sevilla en la 2003-2004 y el Levante en la 2011-2012, y el mejor los 64 puntos del Celta en la 2005-2006, con lo que el cuadro realista estaría obligado a sumar entre 50 y 59 puntos más de los que tiene ahora.

Pero sí hay un baremo que se puede usar para evaluar el calibre de la remontada que ha de hacer la Real, la posición que ocupaba el equipo tras la séptima jornada en todas las temporadas en las que ha acabado alcanzado la séptima posición o una superior. Atendiendo a esos datos, Europa es posible. Pero también es verdad que la Real, con su lamentable inicio de campeonato y con una desventaja actual de seis, siete y diez puntos con respecto a la séptima, sexta y cuarta plaza, se ha obligado a una machada histórica para disputar una competición europea en la temporada 2015-2016. A lo que prácticamente puede decir adiós, salvo que la reacción realista sea descomunal y la exigencia de puntos mínima, es a la cuarta plaza y, por tanto, a la previa de la Champions League. La historia dice que desde que la Liga tiene al menos 18 equipos, desde la temporada 1971-1972, el equipo txuri urdin ha conseguido llegar al menos a la séptima posición final en 19 ocasiones. Y sólo en dos de esas temporadas llegó a la séptima jornada con menos puntuación que ahora, la 1983-1984 y la 1991-1992, además con dos de los más grandes entrenadores realistas, Alberto Ormaetxea y John Toshack.

De entre esos dos espejos en los que se ha de mirar la Real de Arrasate si quiere volver a Europa, tiene especial valor la segunda de estas temporadas, porque en ella sí se consiguió un billete para la Copa de la UEFA con gran brillantez. Aquella Real de Toshack tuvo un comienzo de Liga idéntico al actual, aunque con efectos clasificatorios aún más preocupantes. Ocupando la penúltima posición, la decimonovena, en el arranque liguero sólo sumó una victoria en la sexta jornada, 3-1 ante el Valencia, y dos empates a cero, en casa ante el Zaragoza y fuera ante el Tenerife. Contando tres puntos por victoria, que entonces sólo eran dos, la desventaja que tenía la Real con respecto a la séptima plaza era de siete puntos, la misma que tiene el equipo de Jagoba Arrasate ahora sobre la sexta, que da acceso seguro a la Europa League sin depender de la Copa del Rey. Aquel conjunto entrenado por el galés, que sólo perdió uno de los últimos ocho encuentros y que tuvo su mejor racha sin perder durante siete jornadas de la primera vuelta, logró alcanzar una muy meritoria quinta posición con 44 puntos (convertidos al actual sistema de puntuación serían 60). Para igualar aquellos registros, la Real 2014-2015 tendría que sumar 14 victorias y diez empates más.

Una Real de mediados de los 80.
El segundo espejo en el que se puede mirar el grupo actual hay que ponerlo algo más en cuarentena. En la temporada 1983-1984, la Real finalizó la Liga en la sexta posición, la primera que no daba acceso a competición europea, y eran 18 los equipos que formaban la Primera División. Aún así, la remontada permitió a la Real llegar a la última jornada con opciones de desplazar al Betis de la quinta plaza, pero tanto el equipo txuri urdin como el verdiblanco perdieron en la última jornada. La Real, de hecho, lo hizo dejando pasar esta opción europea para que el Athletic ganara su segunda Liga consecutiva. En la jornada séptima, la Real ocupaba la decimoséptima posición, sólo con una victoria y un empate, datos peores que los del equipo de la presente campaña. A partir de ahí, el conjunto entrenado por Alberto Ormaetxea, que llegó a estar once jornadas sin perder, sumó trece victorias y ocho empates más hasta llegar a la última jornada del campeonato, la 34ª, cuatro menos de las que tiene la de Arrasate para realizar su remontada.

Aún a pesar de su nefasto final de campeonato, la Real de Arrasate ya protagonizó la pasada temporada una remontada interesante desde esta jornada para acabar logrando la última plaza europea. Tras esta jornada, la Real 2013-2014 ocupaba la decimotercera posición con siete puntos, a cuatro de la séptima plaza, a cinco de la sexta y a siete de la cuarta. La que da acceso a la Champions League no la acarició nunca, pero la quinta estuvo a su alcance hasta la última jornada.

lunes, octubre 06, 2014

Nueve jornadas seguidas encajando el primer gol

Este gol de Muniaín en San Mamés abrió la nefasta racha.
Con su derrota ante el Espanyol, la Real de Jagoba Arrasate entra en los libros de historia con un récord negativo: ha encajado el primer gol en los últimos nueve partidos de Liga, una racha que sólo había protagonizado una vez en toda la historia, en la temporada 1959-1960, con el equipo entrenado por un Salvador Artigas que curiosamente no dirigió dos de esos partidos por encontrarse enfermo. Dos detalles agravan más este registro que se coronó en Barcelona este pasado domingo. El primero, que supone una triste conexión entre el descorazonador final de la temporada pasada y el arranque de la presente, demostrando que éste es un problema enquistado. Y el segundo, a la vez el más preocupante si cabe, que la racha todavía puede prolongarse más. La primera oportunidad para hacerlo llegará dentro de dos semanas, si es el Getafe quien marca el primer gol en el partido que se disputará el lunes día 20 en Anoeta.

El nefasto registro de esta Real de Arrasate arranca en la jornada 37 de la temporada pasada, cuando Muniaín adelantó al Athletic en el 1-1 del primer derbi en el nuevo San Mamés. Giovani hizo el primero en el 1-2 del Villarreal con el que se cerró la temporada pasada y se certificó el triste séptimo puesto que terminó de afearse con la temprana eliminación europea de esta temporada ante el Krasnodar. Antes de eso, continuó la mala racha en la Liga con el 1-0 del Eibar, tanto marcado por Javi Lara. Continuó la mala racha a pesar de la remontada hasta 4-2 ante el Real Madrid, siendo Sergio Ramos quien abrió el marcador. Orellana hizo el primer gol en el 2-2 contra el Celta en Balaídos. Fue De la Bella en propia puerta quien puso el 0-1 en el partido en Anoeta contra el Almería, que finalizó con un 1-2. Deulofeu fue quien subió el 1-0 definitivo con el que el Sevilla venció a la Real. Carles Gil adelantó al Valencia en Anoeta, aunque la Real lograra empatar a uno. Y finalmente Lucas puso el primero de los dos goles con los que el Espanyol superó al equipo txuri urdin.

La racha de la temporada 1959-1960, que se completó entre las jornadas 14 y 22 de la Liga, comenzó en el 1-3 en Atotxa ante el Real Madrid, cuando Herrera (después jugador txuri urdin) hizo el 0-1. Siguió con el 3-0 del Betis, siendo el primer gol de Vila. Se repitió resultado en Valencia, abriendo el marcador Gil. Recamán hizo el primero de los dos goles con los que el Español ganó en Donostia sin ninguna réplica realista. El quinto primer gol adverso lo hizo Csabay para el Zaragoza, que venció a la Real por 4-1. Marcaida inauguró el tanteador para el Athletic en un partido que acabó 1-3. A continuación, el Elche ganó por 3-2, siendo César el primer goleador. Aunque a la octava la Real consiguió ganar, 4-1 al Osasuna, el rojillo Ruiz fue el primero en anotar. Y el noveno primer gol en contra lo hizo Peiró en el 3-0 con el que el Atlético de Madrid superó a la Real. Gallastegui, al hacer el primer tanto de la Real en el 2-0 al Sevilla en la jornada 23, dejó esa nefasta racha ahora igualada en nueve partidos.

De las nueve jornadas que ha empezado ya perdiendo la Real de forma consecutiva, el 1-0 para el rival llegó en la primera mitad en ocho de esos encuentros. Sólo el primer marcador adverso, el 1-0 en San Mamés, llegó tras el descanso. En la racha de hace 45 años fueron dos los tantos encajados en la segunda mitad, los del Valencia y el Athletic. El momento en el que ese primer gol llegó es más o menos parejo entre ambos conjuntos. En la primera de estas nefastas rachas el primer gol llegó a los 26,3 minutos de media, mientras que en la actual es un poco inferior, a los 23,6. Pero ojo al precedente. La Real de la temporada 1959-1960 tuvo que pasar por una promoción contra el Córdoba, que se solventó además en un partido de desempate, para mantener la categoría.

domingo, octubre 05, 2014

ESPANYOL 2 - REAL SOCIEDAD 0 Una paupérrima Real que no aprende

Otra vez por detrás en el marcador desde el inicio.
La Real no aprende. Sabe lo que tiene que hacer, porque lo ha hecho ya esta misma temporada. Sobre todo sabe lo que no debe hacer, porque lo ha repetido ya en demasiadas ocasiones y en plazas en absoluto inabordables. Pero sigue protagonizando una y otra vez actuaciones paupérrimas como la de hoy ante el Espanyol, no sólo insuficiente para sumar sino criticable sin piedad porque sigue además al encuentro que el propio equipo se había marcado como guía para el futuro. El Espanyol superó por 2-0 y casi sin darse cuenta a esta Real triste y desangelada, desnortada y sin ideas, que no mostró en Barcelona ninguna de sus virtudes como equipo. Ni una sola. El equipo de Jagoba Arrasate se encomendó a un Vela asediado por las faltas del Espanyol y consumió lentamente un partido frustrante y cercano a lo patético, porque nunca se vio que un equipo que ha levantado un 0-2 al Real Madrid, que algo tendrá para haber protagonizado esa gesta, fuera capaz siquiera de crearle peligro a Kiko Casilla, profundizando en una falta de continuidad y de regularidad que condena a cualquier equipo, pero mucho más a esta Real, a penar por la tabla clasificatoria, ahora mismo sin un objetivo claro.

Siendo las derrotas un mal de gran calado porque los puntos son ya una necesidad imperiosa, lo realmente peligroso no es perder partidos, sino que la Real no demuestra que tenga interiorizado lo que necesita. El partido contra el Valencia, la media hora final contra el Celta, los 60 minutos de la remontada ante el Real Madrid fueron tramos de enorme intensidad. Sin eso, la Real es poco menos que nada. Y se plantó en Cornellá-El Prat jugando al paso, como si nada. Así, imposible. Se ha incidido en la necesidad de no comenzar los partidos perdiendo. ¿Y qué hace el equipo? Encajar el 1-0 en el minuto 7, en una jugada de muy blandita defensa, por ser generoso con los términos, primera llega a su área del equipo rival. Es un problema conocido la falta de acierto en ataque, que exige crear muchas ocasiones para hacer gol, pero la cuestión es ya un galimatías irresoluble si ni siquiera se prueba al guardameta rival. Y eso sin entrar en el debate de nombres, viendo que quienes forman la guardia pretoriana de Arrasate son mayoritariamente quienes o bien no están en la forma que exige ser titular en una Real de Primera División o bien están en posiciones en las que no se les saca el rendimiento necesario para que el equipo crezca.

Arrasate tenía motivos para confiar en los hombres que tan buen rendimiento dieron ante el Valencia, por mucho que el resultado no sonriera como se mereció, eso es verdad. Pero también resulta inverosímil que buena parte de la plantilla esté ya en una clara infrautilización cuando las soluciones no aparecen. Iñigo Martínez y De la Bella han comenzado a un nivel bajísimo y, sin embargo, lo juegan todo. Claro que falta Yuri, recambio en el lateral, pero es inexplicable el ostracismo de Ansotegi, que es la única solución que aún no ha probado un equipo que no deja de encajar goles ni de ponerse por detrás en el marcador. Mikel González, que estaba supliendo bien la ausencia del hasta ahora injustificadamente intocable Elustondo, acabó cometiendo un error de bulto que pudo costarle la expulsión. Empieza a ser increíble el papel marginal al que se ha reducido a Pardo, que hoy no tuvo ni un minuto, pero también la falta de oportunidades a un jugador como Gaztañaga, hasta el punto de que los errores que ha cometido ante el Espanyol, algunos incluso graves, se pueden achacar sin problema a la falta de actividad. Y hay ya cierto estupor, más que entendible, por la parsimonia que se está teniendo para introducir a Finbogasson, el segundo fichaje más caro de la historia del club, cuando a este equipo le falta gol.

Pero si los grandes problemas que tiene la Real (la falta de salida de balón, la ausencia de gol, las jugadas de estrategia en ataque y la fragilidad defensiva) encuentran soluciones continuistas, soluciones además que se está viendo claramente que no suelen funcionar, lo que sucede es que este equipo se acerca a su nivel sólo cuando todo sale bien, con Zurutuza como brújula hoy desnortada. Cuando los buenos se inspiran, cuando la suerte sonríe y cuando la intensidad es elevada, esta Real sí está cerca de sus objetivos. Si falla algo, no. Y si fallan varias cosas el desastre comienza a multiplicarse y el equipo txuri urdin tira por tierra la regularidad que necesita para ser el conjunto que podría ser. Iñigo, De la Bella y Markel personifican la facilidad con la que cualquier equipo le genera peligro a la Real, incluso mostrando más bien poquito, como ha hecho el Espanyol, que no necesitó más que dos toques bien dados para poner un balón en la zona de gol y que el teórico mejor central que tiene Arrasate a sus órdenes, Iñigo, pareciera un juvenil inexperto. Xabi Prieto y Canales hacen el mismo insulso papel en ataque, e incluso al ex valencianista, más activo siempre, le pesa su lamentable bagaje en el saque de la estrategia. Da igual cuánto pelee Agirretxe, que además está sin gol, porque nadie colabora con él.

Así, la primera parte de la Real fue sencillamente terrible. Encajó el 1-0 en el primer tiro a puerta del Espanyol, sin que Zubikarai tuviera ninguna responsabilidad en el fusilamiento de Lucas Vázquez tras la internada por la izquierda y el pase atrás de Sergio García. Con ventaja en el marcador, el Espanyol no apabulló a la Real, ni mucho menos, y apenas sumó en toda la primera parte una falta lejana que Eñaut envió a córner con comodidad y una ocasión postrera de Sergio García que también atrapó el guardameta realista. La respuesta de la Real, eso sí, fue paupérrima. ¿Ocasiones de peligro? Ninguna. Y eso es sangrante porque, en realidad, sí rondó el área de Casilla con cierta facilidad gracias a que el Espanyol tampoco es un equipo que viva sus momentos más gloriosos. Pero ya iba ganando 1-0, así que se lo podía permitir. Lo único que tuvo que hacer fue ir seleccionando el jugador que debía cortar las acciones individuales de Vela, hasta el punto de que sus cuatro defensas y sus dos mediocentros defensivos acabaron amonestados. Pero sin peligro de expulsión nunca, porque esa táctica, con la connivencia arbitral, siempre da sus resultados a poco que los jugadores sean un tanto inteligentes.

Arrasate introdujo un cambio en el descanso. Necesario, sin duda. Pero una muestra de que tampoco él aprende. No es la primera vez que la confección de una convocatoria sin laterales le obliga a trastocar el equipo de una forma radical. Retiró a De la Bella, que si no hay lesión mediante desde luego podría haber sido elegido por su pobre actuación, pero como no había recambio en el banquillo, tuvo que improvisar. Iñigo pasó al lateral, Markel se colocó de central y el jugador escogido para incorporarse al partido fue Gaztañaga. Aunque el nuevo pivote defensivo cometiera los mencionados errores importantes, tanto en el pase como en la excesiva confianza ante la presión del Espanyol, el fútbol de la Real siempre parece mejor. Por eso, los mejores minutos de la Real, que no necesariamente buenos, estuvieron en el arranque de la segunda mitad. A las continuas intentonas individualistas de Vela se sumó Agirretxe intentando disparar desde cualquier lado. Ni por uno ni por otro tuvo Casilla que realizar grandes intervenciones, aunque Agirretxe, a los seis minutos, al menos conectó un disparo que el guardameta espanyolista no pudo agarrar, sin que hubiera nadie al rechace.

Tan mal debía estar viendo el panorama Arrasate, y menos mal que eso al menos lo vio, que realizó sus dos cambios restantes bastante antes de lo que suele ser habitual en él. Entraron primero Chory Castro por Canales y después Finnbogason por Xabi Prieto. ¿Se notaron esos cambios? Tristemente, no mucho. Chory estuvo tan peleón como lo lleva siendo toda la temporada, pero sin acierto, y Finnbogason aún no ha podido demostrar nada, ni por su parte ni por la falta de ayuda de sus compañeros, porque es obvio lo complicado que es para un delantero marcar goles si no le llega el balón. Aún rondando el área de Casilla, ahora con algo más de insistencia, no es descabellado decir que el único jugador que estuvo realmente cerca del gol fue Gaztañaga, con una preciosa volea que se machó fuera por poco y que el portero espanyolista había renunciado a atrapar por imposible. Que esa jugada sucediera en el minuto 87 da una idea de la impotencia con la que la Real gestionó la mayor posesión de balón y la cercanía a la portería rival y es reflejo de la lamentable actuación del equipo.

En realidad, el despropósito fue inmenso y se vio tanto en las líneas generales del partido como en los pequeños detalles. Entre los primeros, la clara impotencia a la hora de generar ocasiones de peligro, ni siquiera jugadas fluidas que provocaran inquietud en la defensa del Espanyol. Entre estos últimos, la facilidad con la que Markel perdía su zona improvisada de central o la triste impresión que dejaba Iñigo intentado desenvolverse como extremo. Fue después de ese disparo de Gaztañaga, el único instante en el que el empate pareció posible, cuando el Espanyol decidió matar el partido y no le hizo falta mucho. Lo intentó en una primera contra con la que Stuani no acertó, la siguiente jugada a la ocasión realista, y lo logró a la segunda, en una buena jugada que sí culminó el uruguayo en el segundo palo, después de salir con mucha facilidad del área de influencia de Markel. 2-0 y a casa, con todo el merecimiento del mundo y en realidad sin que el Espanyol tuviera que mostrarse como un equipo interesante para lograr semejante ventaja.

La Real no reaccionó en Cornellá-El Prat. Muy al contrario, ahondó una crisis que ya dura mes y medio y que sólo se ha disimulado con pequeños oasis puntuales. Es difícil no ver los problemas del equipo txuri urdin. Y aunque se haya debatido mucho sobre ello, el partido de hoy deja buen claro que la situación alcanza mucho más que un cambio de sistema o de la recolocación como central de Elustondo. Hoy la Real jugó con un dibujo reconocible y que los futbolistas han alabado durante la semana y el más criticado jugador de la plantilla no estaba sobre el césped. Pero la Real sigue sin defender bien, sigue sin generar ocasiones de gol, sigue sin tener efectividad, sigue despreciando las jugadas de estrategia como forma de paliar su mal juego, sigue sin arrancar los partidos sin intensidad, sigue encajando goles sin medida, sigue sin aprovechar las posibilidades futbolísticas y numéricas de su plantilla y sigue generando una frustración inmensa en sus aficionados, que con toda la lógica del mundo no pueden entender que un equipo con tantas posibilidades está vagando por las zonas limítrofes con el descenso.

sábado, octubre 04, 2014

PREVIA Espanyol - Real Sociedad. Un campo propicio para despegar

Markel y Prieto celebran el 1-2 de la temporada pasada.
La Real visita Cornellá-El Prat (domingo, 19.00 horas, Canal + Liga, Gol TV), un campo de lo que ahora mismo es su Liga, la de los equipos que están por encima del descenso, en el que no ha perdido en las últimas tres temporadas y ante un equipo que concede y marca goles a un ritmo muy parecido al del equipo txuri urdin. Tras el buen partido ante el Valencia, se dan las condiciones para que la Real despegue por fin en esta temporada, para que lo haga como visitante (condición en la que no ha logrado ninguna victoria todavía) y así empiece a olvidar el nefasto comienzo de la temporada. La victoria es importante por muchos motivos. Primero, sería un espaldarazo en lo anímico, porque el equipo vende confianza en el juego y está a la espera de resultados. Después, porque evitaría que la clasificación comenzara a ahogar, dada la cercanía actual a los puestos de descenso. Y finalmente porque ayudaría mucho a que el parón, ya que no hay Liga la próxima semana, sirviera para mejorar y no para lamentar. Pero para eso es imprescindible una victoria.

Las cuatro bajas que tiene Jagoba Arrasate para este partido ya se podían anticipar antes del último entrenamiento y así lo hizo el técnico en la habitual rueda de prensa. Rulli, Elustondo, Carlos Martínez y Yuri son los ocupantes de la enfermería, y en principio sólo el primero seguirá ahí con seguridad tras el parón. Con esas cuatro ausencias, sólo había que decidir un descarte y ese fue, como era más que previsible, Dani Estrada, lo que supone que de nuevo no habrá ningún lateral en el banquillo. La única novedad, por tanto, es la entrada de Ansotegi para cubrir la ausencia de Elustondo, que fue titular en la pasada jornada. Durante la semana, el jugador que ha estado entre algodones ha sido Carlos Vela por un golpe que recibió ante el Valencia, algo que vino a confirmar que, a pesar de haber jugado menos en este comienzo de temporada por la fascitis plantar que sufrió, esta Liga volverá a tener al mexicano entre los jugadores que más faltas recibe.

No parece haber muchas dudas en la parte defensiva del equipo, donde jugarán Zubikarai en la portería, Zaldua y De la Bella en los laterales y Mikel González e Iñigo Martínez como centrales. Por delante de ellos, lo normal sería que jugara Markel, y Zurutuza es un fijo siempre que esté en condiciones de jugar, y eso sólo dejaría una plaza en el centro del campo, que se disputarían Pardo y Granero. Por delante es donde están las principales dudas del once que presentará Arrasate. Si Vela está preparado y recuperado de las molestias que ha sufrido durante la semana, será titular. Las otras dos plazas se las juegan Xabi Prieto, Canales, Chory Castro, Finnbogason y Agirretxe. Bardají estará en el banquillo como portero suplente, y Ansotegi y Gaztañaga parecen tener muchas opciones de estar con él.

Al comienzo de la jornada, la Real ocupaba la deciomoquinta posición, con los escasos cinco puntos que ha sumado hasta el momento, sólo un punto por encima de la zona de descenso y ya a unos preocupantes siete de las plazas europeas que llegó a ocupar tras su única victoria de la temporada, en la segunda jornada y ante el Real Madrid. Su rival, el Espanyol, no ha arrancado mucho mejor la temporada y es decimotercero con seis. El equipo txuri urdin es uno de los seis que todavía no sabe lo que es ganar a domicilio, junto con el propio Espanyol, Getafe, Málaga, Athletic y Córdoba. Los de Arrasate suman un punto lejos de Anoeta, el empate en Balaídos, y sólo superan como visitantes a Getafe y Athletic, que lo han perdido todo. El Espanyol ha ganado (2-0 al Getafe), ha empatado (2-2 ante el Málaga) y ha perdido (1-2 ante el Sevilla) en Cornellá-El Prat. La Real ocupa ahora la misma posición, la séptima, en el ránking de equipos más goleadores y en el de más goleados.

La historia ofrece datos contradictorios en los Espanyol - Real Sociedad. Para el equipo txuri urdin no es una salida tradicionalmente buena, ya que apenas ha conseguido vencer en nueve de los 64 enfrentamientos producido en Primera División, ha empatado en 23 y ha perdido en 32, completando el cuadro el único empate a cero en Segunda, en la temporada 1962-1963. Sin embargo, desde que el Espanyol dejó Sarriá, en la temporada 1997-1998, el balance es mucho más positivo: sólo tres derrotas realistas en los últimos 14 duelos entre ambos equipos, con cinco victorias para la Real. Esas tres derrotas, además, llegaron de forma consecutiva, aunque con el descenso de la Real de por medio, entre las temporadas 2005-2006 y 2010-2011. Antes, encadenó ocho temporadas sin perder allí y ahora mismo ya suma tres, dos empates y una victoria. La mayor goleada conseguida por el equipo donostiarra es el 0-4 de la temporada 1987-1988, con dos goles de Loren, uno de Zamora y otro de Mugika. En el lado opuesto, el 8-0 de la campaña 1941-1942 es el mayor correctivo recibido con el conjunto txuri urdin ante el equipo barcelonés.

La pasada temporada, la 2013-2014, la Real se trajo la victoria de Cornellá-El Prat, resultado que se produjo en el mejor tramo de la Liga. El conjunto txuri urdin mezcló buenos minutos con otros más preocupantes. En esos segundos llegó el gol del Espanyol, en el minuto 36, después de un fallo defensivo colectivo que dejó a Córdoba mano a mano con Bravo. La Real reaccionó en la segunda parte y poco a poco se fue comiendo al Espanyol hasta que entró en el campo el hombre que cambió el partido del todo, Pardo. Griezmann hizo el empate, a pase de Vela, cuando más parecía que le estaba costando generar peligro al equipo. Y aunque el gol de la victoria fue merecido, llegó fruto de una carambola. Un córner en corto lo envió Xabi Prieto al área, el balón lo tocó Stuani y la parábola que cogió fue imposible para Casilla. Apenas quedaban dos minutos para el final y al Espanyol ya no le quedaron fuera para buscar el empate. El equipo de Arrasate sumaba así su quinto triunfo en siete partidos y el segundo seguido que se conseguía remontando un resultado adverso, tras el 4-3 en Anoeta ante el Celta después de ir perdiendo por 1-3.