martes, julio 14, 2015

Un buen calendario

A diferencia de lo que sucedió la temporada pasada, el sorteo del calendario de la Liga 2015-2016 no ha dejado demasiadas piedras en el camino para la Real Sociedad. Es verdad que al final hay que jugar contra todos, pero la fecha de cada partido también es importante, y mucho más las tandas largas, que pueden suponer oportunidades destacadas de sumar muchos puntos seguidos, que al final es lo que hace que un equipo despegue o se quede en la parte baja de la tabla. Quizá lo más negativo es que tanto la primera como la última jornada llevarán a la Real lejos de Anoeta. El debut liguero será en Riazor ante el Deportivo y el cierre ante el Valencia en Mestalla. El equipo txuri urdin no arranca con tres puntos conseguidos a domicilio desde el 1-2 de la temporada 2011-2012 ante el Sporting, y la última vez que cerró la Liga con una victoria a domicilio fue con el 2-4 en Vallecas de la pasada campaña.

El primer gran punto a favor para la Real de este calendario es que, si consiguiera sumar en Riazor, estaría ante una racha de encuentros no excesivamente exigente para arrancar el campeonato. Así, sus siguientes partidos son ante el Sporting en Anoeta, el Betis en el Villamarín, el Espanyol de nuevo en Donostia y el Granada en el Nuevo Los Cármenes. Es decir, ningún equipo europeo y dos de los tres ascendidos en las cinco primeras jornadas de Liga. La Real, por supuesto, tendrá que superar sus habitualmente malos resultados ante los equipos de la zona baja, pero la oportunidad parece espléndida para llegar en buena posición al duelo en la sexta jornada contra el Athletic en Anoeta, choque que sólo se ha perdido en una ocasión desde el regreso a Primera. Ese será el arranque del primer gran puerto de montaña de la temporada. Al derbi le seguirá el viaje a La Rosaleda y la visita a Anoeta del Atlético de Madrid.

Los dos partidos consecutivos fuera de casa en los que tan mal resultado suele sacar la Real sólo se producirán en una ocasión, y de una forma tan curiosa como ventajosa para el equipo txuri urdin. Será en las jornadas 17ª y 18ª, cuando los de David Moyes visitarán consecutivamente al Real Madrid y al Rayo Vallecano. Dos partidos en Madrid pero con una gran ventaja, y es que se jugarán con el parón invernal de por medio, lo que resta trascendencia al hecho de que sean dos viajes seguidos. A continuación, la Real jugará dos partidos consecutivos como local por única vez en el torneo. Será en la última jornada de la primera vuelta, ante el Valencia, y la primera de la segunda, contra el Deportivo. En casa sí se jugará dos veces dos encuentros consecutivos. Y será, además, en el tramo decisivo. Las jornadas 36 y 37 se disputarán en Anoeta de nuevo ante Real Madrid y Rayo.

En la primera vuelta, la Real jugará nueve partidos en casa y diez fuera, y en la segunda será al revés. Si Anoeta es un fortín, como tiene que serlo si Europa es el objetivo, la segunda vuelta ofrece la posibilidad de lograr más puntos en casa, y eso tiene que jugar a favor de la Real. Puestos a encontrar otro punto negativo, la mayor parte de los equipos europeos llegará a Anoeta en la primera vuelta, lo que obligará a que el nivel realista como local sea alto para sumar puntos pronto. Antes del ecuador viajarán a San Sebastián  Athletic, Atlético, Sevilla, Villarreal y Valencia, y en la segunda Anora verá a Barcelona y Real Madrid. Pero ojo, porque incluso ahí puede haber otro punto a favor de la Real. El equipo txuri urdin recibiría en Anoeta al blaugrana justo antes del partido de vuelta de los cuartos de final de la Champions League, y el madridista visitaría a la Real en vísperas de la vuelta de las semifinales de la máxima competición continental.

Más allá del mal recuerdo que pueda traer el hecho de que la Real terminará la Liga en Mestalla, el estadio donde finalizó la competición en la 2006-2007 con un partido con el que se consumó su descenso a Segunda, el calendario no deja grandes obstáculos para el equipo realista y sí alguna que otra ventaja.

martes, julio 07, 2015

La grandeza de Rulli

Rulli, embarcándose a la pretemporada 2015-2016.
Qué poco parece haberse valorado en el planeta fútbol la decisión de Gero Rulli de seguir un año más como cedido en la Real. Qué pena que entre insulsas noticias, rumores absurdos, declaraciones de familiares de jugadores traspasables y demás menudencias que llenan páginas de periódicos y minutos de televisión y radio en esta época sin competición oficial, no se haya destacado algo tan sencillo y a la vez tan maravilloso como que Rulli haya cumplido su palabra. En realidad, el arquero argentino no ha hecho nada extraordinario. Se marchó de San Sebastián para disfrutar de sus merecidas vacaciones, las suyas sí porque fue de largo el mejor realista de la temporada 2014-2015, prometiendo regresar para la pretemporada. Y simplemente lo ha cumplido. Pero si ese gesto de grandeza merece ser alabado es precisamente porque estamos acostumbrados a que las palabras se las lleve el viento, impulsadas por el soplido de contratos millonarios. La fidelidad, un valor casi perdido y que en la Real ha de protegerse como oro en paño en todos sus jugadores, los canteranos y los que llegan desde fuera.

El inconveniente de incorporar a futbolistas del perfil de Rulli, y eso no tiene nada que ver con que su calidad le pueda llevar a un grande en el momento más inconveniente para la Real sino con el hecho de que sea propiedad de un fondo de inversión, es que hay peligros en todas partes. No sólo de los equipos realmente poderosos, que es evidente que si quieren a un realista se lo van a llevar casi sin ningún género de dudas, sino de un grupo de clubes mucho más amplio, nuevos ricos y aspirantes a serlo, de la Liga española y de otras competiciones en las que hay más dinero televisivo, con Inglaterra como estandarte. Por eso, y aún con final feliz, sorprendió que la Real se confiara tanto sin tener un contrato definitivo y que no respondiera públicamente a la inquietud que el caso había generado entre los aficionados, y que habría prolongado una maldición en la portería realista que viene dejando aspectos un tanto surrealistas en los últimos, desde la reciente demanda de Bravo por un porcentaje de su traspaso al que en teoría había renunciado hasta aquel verano en el que Loren anunció la disposición de traspasar a Bravo y Riesgo sin poder colocar a ninguno de los dos pasando por aquel fichaje imposible de Queco Piña, que jamás jugó en la Real.

Al margen de esa ingenuidad mostrada tanto por el Consejo de Administración realista como por su director deportivo, no olvidemos cómo se ha comportado el Valencia en este asunto, porque eso es tan digno de comentario como la posición de Rulli. ¿Se ha obrado de forma legal desde la capital del Turia? Difícil de decir, porque por momentos sobrevoló por encima de este caso el de Iban Zubiaurre, aquel lateral que arruinó su carrera por romper unilaterlmente su contrato para presentarse con el Athletic sin lucir su camiseta aquel día por las dudas jurídicas que había. La Real parecía dispuesta a llevar también una hipotética marcha de Rulli a los tribunales. Pero incluso aunque la operación fuera legal, el Valencia ha tratado de romper el compromiso que Rulli dejó firmado con la Real antes de marcharse de vacaciones. No habrá porteros en el mundo como para lanzarse a una maniobra que podría haber salido de cualquier manera y que lo único que ha conseguido es enfadar, con razón, a la Real y a sus seguidores.

No hay que perder de vista, eso sí, que si el Valencia actuó de esta forma rastrera en lo ético es porque la postura de Rulli es sencillamente extraordinaria. Y ejemplos hay de sobra en la historia de la Real Sociedad de jugadores que olvidaron su cariño a unos colores o sus compromisos personales para buscar otros destinos en los que ganar mucho más dinero que en San Sebastián. En la historia reciente, el caso más evidente es el de Asier Illarramendi, que dos días después de proclamar que no se veía con otra camiseta que no fuera la txuri urdin se enfundaba la blanca del Real Madrid. Y ojo, que a Illarra todos le teníamos como uno de esos realistas que engrandecería la historia de txuri urdin convirtiéndose en un nuevo One Club Man, heredero directo de Xabi Prieto o Aranburu, con los que compartió vestuario. Pero Rulli ha demostrado una cosa que muchas veces no tenemos en cuenta, y es que la Real es uno de esos equipos que merecen la pena, que no ofrecen tanto dinero como otros, eso es obvio, pero que sí aportan muchas cosas que en otros lugares no se pueden conseguir. La grandeza de Rulli ya no está sólo en el terreno de juego. Esta en su actitud, la que ha hecho que, cualquiera que sea su destino en el futuro, cuente con las enormes simpatías de la hinchada realista. Se la ha ganado.