lunes, abril 29, 2013

REAL SOCIEDAD 4 - VALENCIA 2 Agirretxe comanda una inolvidable noche de grandeza

Un espectáculo tan hermoso como el contemplado en Anoeta es imposible de analizar si no es desde el corazón. Porque esto y no otra cosa es el fútbol, corazón, emociones y sensaciones como las que Real Sociedad y Valencia han ofrecido sobre un campo de fútbol, en un duelo de poder a poder de esos que hacen época. Y las miradas seguirán hacia los mismos equipos de siempre aunque lo que ofrezcan sean pachangas más o menos trascendentes, y muchos se perderán la esencia con la que se puede recuperar este deporte, pero este partido ha sido uno de los más hermosos en años. No de la Real, sino en general. La Real ganó mucho más que tres puntos. Ganó el derecho a sentir que la cuarta plaza, la que llevará a la previa de la Champions League, es suya por derecho propio. Porque se impuso al Valencia en una gran noche de fútbol, dentro de un más que analizable e incompetente arbitraje de Fernández Borbalán, remontando, con momentos inolvidables y con reivindicaciones personales de tanto nivel como la que ha protagonizado hoy Imanol Agirretxe. La Real hoy ha sido memorable, casi de principio a fin y con un apenas borrones, dejándose la vida en cada balón y protagonizado un espectáculo de grandeza.

Hoy es un día para sentir orgullo por la Real por tantas razones que no caben en la crónica de un partido. Pero hay una que creo que merece ser destacada: Agirretxe. Esta misma temporada, y no hace tanto tiempo en realidad, se abrió el debate del 9 del equipo. El único baremo que se aplicaba a Agirretxe, siempre para sentenciarle, era el de los goles que había anotado. Pocos, en realidad, pero no tan pocos teniendo en cuenta los minutos que había jugado. Agirretxe siempre ha aportado a la Real mucho más que goles y no ha sido hasta que el fútbol de la Real ha explotado sin medida cuando se ha empezado a valorar ese trabajo. El temporadón que lleva ha encontrado en las últimas jornadas un subidón inconmensurable que hoy ha explotado en un encuentro para recordar que, además, ha coronado con dos goles. En él se puede personificar el éxito de esta Real canterana, humilde y ejemplo de lo que tiene que ser el fútbol en estos días tan mediáticos que vivimos.

El partido arrancó bien porque Montanier aplicó sentido común a su once. No era el día de experimentos y sus elegidos de inicio eran los que cabía esperar, teniendo en cuenta los partidos precedentes y el estado de forma de los convocados. Nunca es bueno experimentar sin motivo, pero una final, aceptándose que el partido de hoy lo fuera, mucho menos. Y es que enfrente estaba el Valencia, el máximo rival por la cuarta plaza y un equipo en forma desde que cambió de entrenador (hace precisamente una vuelta, fue el 2-5 de la Real lo que acabó con la fugaz era Pellegrino) y le dio el mando a Valverde. Por eso, el reto era grande. Y la respuesta de la Real ha sido descomunal. El Valencia salió mandando. Quizá, en un exceso de celo, se pueda pensar que el equipo txuri urdin cedió el balón y mínimamente traicionó el ideario que le ha llevado hasta aquí, pero hoy es uno de esos días en los que hay que dar al rival el mérito que tenía en las circunstancias del juego. Banega dominaba a su antojo por el centro del campo y, pese a su enorme capacidad de pelea, Illarra y Markel no eran capaces de frenarle en esos primeros minutos o de ayudar lo suficiente a la defensa cuando Soldado conseguía hacerse hueco.

Pero no sólo el Valencia alteraba los planes de la Real. Había muchas miradas puestas en el árbitro y Fernández Borbalán no defraudó. Para mal, por supuesto. En menos de diez minutos regaló dos faltas al borde del área al Valencia, se tragó una clamorosa tarjeta amarilla a Feghouli por cortar con la mano un contragolpe y no señaló una más que evidente falta de Cissokho sobre Xabi Prieto que hasta el Valencia esperaba. El arbitraje parecía anticasero, y anticasero fue con rotunda claridad. No debe de ser casual que de los 14 partidos que había dirigido este trencilla antes del de hoy, la Real sólo hubiera ganado uno. Y de repente, Bravo sale de su área y toca el balón con la mano. Claramente. Sin dudas. Se ve sin repeticiones, en vivo y no se puede argumentar ni que arbitrar es difícil ni otros discursos absurdos. Roja de libro... y no pita nada. Soldado se desesperaba. ¿Cómo se puede explicar que un árbitro deseoso de pitar todo lo que pueda contra la Real, que es lo que evidenció, no pite esa jugada? La más absoluta de las incompetencias y de las ineptitudes parece la única explicación. Pero se sigue defendiendo el nivel arbitral. Qué cosas.

Para cuando se produjo esa jugada, el Valencia ganaba 0-1. Soldado evidenció que es un pedazo de 9 adelantándose a Iñigo Martínez para rematar un centro de Cissokho desde la banda izquierda y cruzar el balón para que Bravo no pudiera hacer nada. Con el marcador en contra y un árbitro desquiciante, la verdad es que la cosa pintaba mal. O, mejor dicho, habría pintado mal en otras temporadas o en otros momentos. Pero con el nivel de autoconfianza que tiene esta Real, no. Con este equipo capaz de remontar cualquier circunstancia adversa, no Quizá incluso la roja perdonada a Bravo influyera positivamente. Y entonces, Illara y Markel (puede que su mejor partido de la temporada, viendo incluso que buscar compañeros por delante no es tan difícil), empezaron a mandar un poquito más en el centro del campo. El gol llegó, además, en una de las evidentes mejoras del equipo en los últimos meses, la estrategia. Mathieu, descomunal hallazgo de central, se estaba hartando de cortar por alto todos los saques de esquina. Y la Real cambió. Sacó el sexto de que dispuso en corto, Chory puso el balón en el segundo palo y allí llegó un imperial Iñigo Martínez para colocar con maestría el balón en el fondo de la red.

Ahí la Real se dio cuenta, si es que no lo sabía ya, de que todo era posible, de que su fuerza de voluntad le permite remontar los partidos que antes veía perdidos ante cualquier revés. Vela recuperó esa aureola de jugador indefendible y provocó un par de tarjetas amarillas, por lo que también pareció algo incomprensible que en la segunda mitad Montanier le cambiara de banda, un movimiento con el que seguro que Cissokho respiró. Chory empezaba a generar peligro, aunque le faltaba esa chispa que hizo que, en la primera mitad, se echara en falta el brutal estado de forma en el que estaba Agirretxe. Xabi Prieto empezaba a mover el equipo con inteligencia. Los dos laterales empezaban a ser una pesadilla para el Valencia. Y cuando el equipo che pasaba del centro del campo, con el dominio territorial que todavía mantenía desde los primeros minutos, se topaba con dos centrales ahora mismo en un estado de forma inmejorable. Bravo, a pesar del enorme error de la jugada que tendría que haberle costado la expulsión, había mantenido al equipo con vida en una formidable estirada tras una de las muchas faltas que Fernández Borbalán señaló al borde del área txuri urdin.

Es absolutamente innegable que esas manos fuera del área de Bravo marcaron el partido por el momento en el que se produjeron. Pero es que el arbitraje de Fernández Borbalán fue hoy como para descenderle directamente de categoría sin pensárselo dos veces y sin esperar al final de la temporada. Dañino en las decisiones que adoptaba contra la Real, sumó a su terrible actuación dos errores tan decisivos como la no expulsión de Bravo que perjudicaron al conjunto txuri urdin. Todavía con 1-1 en el marcador, omitió unas manos clarísimas de Feghouli dentro del área, que habrían tenido que suponer además su expulsión por doble amarilla. No podía ser una infracción más clara. Y ya con 2-1 una cesión de Costa a Alves, con la rodilla pero con clara voluntad de saltarse la norma (algo que indica el reglamento como sancionable), que habría sido un libre indirecto desde la línea del área pequeña, se fue igualmente al limbo. Árbitro al margen, o quizá añadiéndolo como un mérito más para la Real, el arranque de la segundad mitad evidenciaba que el partido era una hermosísima lucha de fútbol, con ocasiones en las dos áreas.

Soldado y Jonas pudieron marcar para el Valencia, Vela y De la Bella para la Real. Ninguno de los dos entrenadores, puede que algo sobrepasados por el sincero espectáculo que se estaba desplegando sobre el césped de Anoeta, se atrevió a mover ficha antes del minuto 70. Valverde, sabedor de que el empate era un mal menor para su equipo pero al mismo tiempo un premio escaso en la batalla por la Champions, trató de que Piatti le diera la pólvora que le estaba faltando. Y con el equipo visitante volcado, un despeje de Carlos Martínez acabó en los pies de Agirretxe, que trenzó una primorosa pared con Chory Castro, condujo el balón y con un magnífico pase dejó solo al uruguayo para que éste hiciera el 2-1. Una contra de manual, sí, pero gestada por el impresionante lujo técnico que se tiró el 9 txuri urdin en el arranque de la jugada. Ahí sí movió ficha Montanier, y colocó en el campo a Zurutuza por Chory, un cambio lógico y acertado, que el centrocampista pelirrojo hizo bueno forzando varias faltas de forma consecutiva. Lo importante era la pelea y el control en el centro del campo. Y costaba mantenerlo porque enfrente estaba un equipo muy bueno que buscaba con ahínco la forma de generar peligro.

Eso da más mérito a la Real, que supo sobrevivir en los minutos más difíciles, en realidad sin tener que apelar a una defensa numantina o a actitudes antirreglamentarias. Defender lo conquistado, siempre sin renunciar a algo más, forma parte del fútbol y es lo que hizo el conjunto de Montanier teniendo ya en el bolsillo la ventaja en el marcador. Pero como la Real mantuvo su presencia en el área rival además de mostrar unos fundamentos defensivos descomunales, el 3-1 era una posibilidad al menos tan facitble como el 2-2. Y llegó el gol de la Real. Su autor, Agirretxe. Un contragolpe llevado por Vela como el crack que es llegó a pies de Xabi Prieto en la banda derecha. Desde allí, y aunque hoy no fue tan trascendental como antaño o como lo ha sido últimamente desde el centro, sirvió un espléndido balón al segundo palo, desde donde Agirretxe hizo de 9 y dio razones a quienes sólo apuntan sus goles como méritos para que olviden el debate que abrieron en torno a su figura hace pocos meses. Un gol merecido que coronaba una gran actuación personal y de conjunto.

Pero ahí se produjo el único elemento discordante de una noche preciosa y emotiva. Los sentimientos a veces limitan el análisis, pero éste es obligado, incluso en caliente. Por eso se hace difícil entender que Montanier, un entrenador tan reacio a hacer cambios que alteren los partidos para bien, se apresurara de una forma bastante antinatural a hacer los dos que le quedaban. Con tres minutos por jugarse y un Valencia que nunca se rindió, el simple hecho de hacer esos cambios tan seguidos, Pardo por Illarramendi en el minuto 87 y Ansotegi por Xabi Prieto en el 88, ya era una temeridad. Pero además modificar el esquema de juego para colocar una defensa de cinco fue una invitación a que el resultado corriera peligro. En el 89, Jonás hizo el 3-2 y le recordó a Montanier que había partido. El valencianista recogió el balón que despejó Bravo tras un disparo de Piatti para recortar distancias. Y sufrió la Real, sí, porque Fernbández Borbalán se inventó la enésima falta al borde del área, que Jonas estrelló en la barrera, y concedió cuatro minutos de descuento sin que se sepa muy bien por qué.

Y en uno de los despejes a la desesperada con los que la Real quería dar el partido por concluido, encontró la imagen que explicará a la perfección su proeza. La pelea de Agirretxe en el centro del campo le sirvió para verse solo con casi cincuenta metros por delante para enfrentarse a Alves. Agirretxe, que no es un jugador especialmente rápido en la carrera, galopó como lo haría Vela, como lo haría Carlos Martínez, como en su día lo hubieran hecho Periko Alonso o López Ufarte, sin que ningún jugador valencianista pensara siquiera en la posibilidad de alcanzarle y viendo a lo lejos el 9 en su espalda. Agirretxe llegó hasta Alves y con toda la tranquilidad del mundo colocó una preciosa vaselina que superó al arquero rival, dejándole congelado, provocando un grito ensordecedor en Anoeta, uno de felicidad, uno de justicia y uno de puro fútbol. Agirretxe hizo del 4-2 un golazo para recordar que coronaba un partido memorable. Y lo celebró como cualquier otro de los once goles que ya ha marcado en esta Liga, superando ya su propia marca personal en Primera.

Acabó el partido y Anoeta estalló de júbilo. Hoy era el día para demostrar que la plaza de Champions era de la Real, y en un hermosísimo partido la respuesta txuri urdin fue de campeón. La racha ya es histórica, con quince jornadas sin conocer la derrota y un solo día, el del Bernabéu, sin sumar de los últimos 23. Con aplastantes averages particulares con sus dos principales rivales por la Champions, el Málaga (6-3) y el Valencia (9-4). Consolidado como el tercer máximo goleador de la Liga. Y no sólo con un presente formidable, sino con un futuro descomunal, garantizado por la edad de sus piezas clave y por la buena gestión de su directiva a la hora de firmar renovaciones. A la Real se le va a hacer corta la Liga para luchar por cotas mayores, o mejor dicho empezó demasiado tarde para ello sin que hubiera razones que lo justificara, porque ahora mismo no hay ningún equipo que tenga todo lo que pone el conjunto txuri urdin sobre el césped. Y lo que no pone, porque hoy no podía contra con Griezmann y Pardo sigue sin contar demasiado. No le hace falta a esta Real tenerlo todo para protagonizar noches de grandeza, y eso también hay que tenerlo en cuenta. La Real, hoy por hoy, es muy grande. Y de Champions.

sábado, abril 27, 2013

PREVIA Real Sociedad - Valencia. El día en que la ilusión puede dar fruto

2011-2012, Aranburu se retiró contra el Valencia.
Llegó el día señalado, el día en el que la ilusión de la Real puede dar fruto y cristalizar en algo muy bonito que, eso sí, habría que defender en las cinco jornadas que quedarán tras este choque. Después del sabor de decepción que dejó el empate de Pamplona, la Real defiende la cuarta plaza ante su más peligroso rival, el Valencia (domingo, 21.00 horas, Anoeta, Canal +). Es, y no hay mejor forma de verlo, uno de esos partidos que al futbolista le gusta jugar. Pero es también uno de esos partidos que motivan al espectador . Anoeta responderá llevando en volandas a su equipos en busca del objetivo de la clasificación para la Champions League. A pesar de estar dos puntos por debajo, del gran estado de forma de la Real y del 2-5 del partido de ida, en Valencia se consideran favoritos. Otro aliciente más para que el equipo txuri urdin se deje la vida sobre el césped.

Conocida la baja de Griezmann, al que ningún comité retiró la tarjeta que le hacía cumplir ciclo (una tarjeta justa, todo hay que decirlo), las principales dudas que tenía Montanier eran los posibles regresos de De la Bella y Zurutuza. Ambos han entrado en la convocatoria, y al menos el primero de ellos apunta también al once. La otra baja también conocida era la de Elustondo, lo que dejaba al técnico francés en disposición de hacer dos descartes más. El de Javi Ros hace ya mucho tiempo que dejó de ser una sorpresa. Y el otro se empieza a semejar bastante. Es José Ángel el otro jugador que se queda fuera, después de que hace una semana Montanier optara por Cadamuro para cubrir en el once titular la ausencia de De la Bella. Regresa también Asier Illarramendi, después de cumplir en Pamplona un partido de sanción.

Montanier sorprendió en su comparecencia del viernes al decir que tenía dos o tres dudas. Bravo estará bajo palos y la defensa, si De la Bella está en condiciones de disputar los 90 minutos, volverá a ser la de gala, con Carlos Martínez por la derecha y Mikel González e Iñigo Martínez como centrales. Por delante de ellos, es prácticamente seguro que estarán Illarramendi y Markel Bergara, salvo que el doble pivote sea uno de los puestos en los que el técnico francés albergara dudas. Contando además con la ausencia de Griezmann, lo normal sería que por delante de ellos jugaran Xabi Prieto en el centro, Vela por la derecha y Chory Castro como gran novedad por la izquierda, y que el delantero sea Agirretxe. Zubikarai, Estrada, Ansotegi, Cadamuro, Pardo, Zurutuza e Ifrán parecen apuntar al banquillo. De ellos, quizá sea Zurutuza el que más opciones tenga de entrar en el once, en función de su forma física tras la lesión.

Duelo directo por la Champions. La Real es cuarta con 55 puntos y el Valencia es quinto con 53. El octavo y el noveno clasificados, que marcan la frontera de los puestos no europeos en función de lo que suceda finalmente con la sanción al Málaga, están a diez y once puntos. No es posible esta jornada lograr la clasificación matemática para la Europa League en ningún caso, pero pocos dudan ya de que con lo conseguido hasta ahora el regreso a las competiciones continentales es prácticamente un hecho. Falta saber en cuál jugará el conjunto realista. La Real sólo ha perdido dos de los 16 partidos jugados en Anoeta, donde no cae desde la décima jornada, 0-1 ante el Espanyol. Son ya 14 las jornadas que lleva sin perder el conjunto de Montanier, y sólo una derrota, el 4-3 del Bernabéu, en los últimos 21. El Valencia ha puntuado en once de sus quince salidas, ganando en cuatro de ellos, y ha sumado once de los últimos quince puntos en juego, pero no ha conseguido ganar en ninguno de sus cuatro últimos encuentros como visitante.

El Valencia ha visitado San Sebastián para jugar un partido de Liga en 61 ocasiones, siempre en Primera División y el saldo es favorable para la Real, con 28 triunfos, por los 13 del Valencia y los 20 empates que completan la estadística. La mayor victoria para el equipo txuri urdin llegó en su primer enfrentamiento, con el 7-1 de la temporada 1931-1932 (con cuatro goles de Bienzonas y uno de Cholín, Chivero y Garmendia), repitiendo los seis goles de diferencia en el 6-0 de la 1985-1986 (dos goles de Uralde y López Ufarte y uno de Mugika y Satrústegui, precisamente su último tanto con la camiseta de la Real). La victoria más holgada para el Valencia es el 0-3 de la 1953-1954. El conjunto valenciano estuvo 23 choques seguidos sin conocer la victoria en Donostia, del el 0-0 de la 1970-1971 al mismo resultado de la 1993-1994. Ojo: en Anoeta han sido dieciséis los duelos, con sólo tres victorias para la Real y seis para el Valencia, y siete empates. Los txuri urdin rompieron la pasada temporada una racha como local de seis partidos sin ganar al Valencia.

En esa 2011-2012, Real Sociedad y Valencia cerraron la Liga en Anoeta. El conjunto visitante no tenía ya nada en juego después de conquistar la tercera posición y el local pudo centrarse en lo que tocaba, la despedida de su capitán, Mikel Aranburu, que jugó aquel día el último de sus 427 partidos con la camiseta txuri urdin. Estuvo cerca de marcar y no lo hizo, pero la noche fue igualmente redonda para él. El tiempo se detuvo literalmente cuando, en la segunda parte, Montanier decidió sustituirle por Pardo, en un cambio que para muchos simbolizó algo más pero que todavía no se ha hecho efectivo. Para entonces, la Real ya iba ganando por 1-0. Griezmann fue el autor del gol, aprovechando un espléndido pase de Xabi Prieto desde la línea de fondo, donde envió Zurutuza un buen pase profundo. El gol sirvió para que la Real ganara los dos partidos de la temporada al Valencia, los dos con gol de Griezmann, pero lo importante fue la emotiva despedida.

En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real fue una apisonadora que deslumbró en Mestalla. Ante la baja de Illlarra, Montanier apostó por un doble pivote inédito, el formado por Pardo y Zurutuza, que funcionó a la perfección. Aunque el Valencia se adelantó en el primer minuto de juego, gracias a Soldado, la Real respondió con un fútbol brillante durante los 90 minutos. Al filo del descanso, Jonas se autoexpulsó con un golpe a destiempo en el rostro de Zurutuza. Y a  renglón seguido De la Bella marcó uno de los goles de la temporada tras una finta brutal sin tocar el balón. Ya en la segunda parte, Mikel González, en su partido 200 con la Real, hizo el 1-2 al rematar un córner en el segundo palo, e Ifrán hizo el tercero poco después. Recortó distancias el Valencia, de nuevo Soldado, aprovechando un desajuste de la Real por los cambios, pero rápidamente el equipo txuri urdin puso las cosas en su sitio. Agirretxe hizo el 2-4 tras un gran regate y Vela cerró la cuenta al transformar un penalti cometido sobre él mismo. Partidazo descomunal el de la Real en Mestalla, que le costó el puesto a Pellegrino.

viernes, abril 26, 2013

Mal de altura, escasa memoria

El gol de Xabi Alonso en la 2002-2003.
Durante los diez años que han transcurrido desde entonces, y no creo que se borre nunca, he tenido grabado en la cabeza ese pase de Xabi Alonso en el último minuto de la jornada 36 de la temporada 2002-2003. Un pase que estaba llamado a ser el que nos permitiera ganar nuestra tercera Liga. Un pase al que Kovacevic no llegó por milímetros. Un pase que no se convirtió en la asistencia que dejara a la Real con tres puntos de ventaja sobre el Real Madrid con seis por jugar. Recuerdo las caras de los realistas al final del partido. Eran caras de decepción, que mostraban que la ocasión, de alguna manera, se había escapado, aunque quedaran dos partidos por jugarse. Fue en Vigo donde el sueño se rompió en mil añicos, pero fue en ese pase, culminación de 90 minutos frustrantes, cuando la ilusión se resquebrajó lo suficiente como para que finalmente no se consiguiera. Aquel día, la Real jugó media hora contra diez jugadores y no fue capaz de mover el 1-1 definitivo.

Puede que aquel día la Real sufriera mal de altura, por mucho que la historia no quiera recordar que el gol del Valencia llegó como resultado de una falta inexistente que señaló Turienzo Álvarez en respuesta al piscinazo de Vicente. Puede que pesara mucho la responsabilidad de saber que el Real Madrid empató un día antes, y lo mucho que lloraron algunos jugadores como Roberto Carlos o Michel Salgado, dejando la Liga en nuestras manos. Eso sólo sucedió aquel día, porque el equipo de Denoueix llegó a aquel partido después de cuatro victorias consecutivas que le permitieron conseguir el liderato y 18 de los 21 puntos que se pusieron en liza antes de recibir al Valencia. Vigo no fue mal de altura. Vigo fue un hermoso duelo futbolístico entre dos grandes equipos del que salimos llorando. Pero sí, el choque contra el Valencia estuvo marcado por mal de altura. Me acuerdo ahora de esto porque, al parecer, desde Valencia se cree que, este fin de semana y en las otras cinco jornadas de Liga que quedan, a la Real le va a suceder lo mismo. Y eso ha hecho que recuerde aquel partido... y otros que se han jugado entre Real y Valencia en los últimos años.

Karpin hizo el 5-2 final en la temporada 1995-1996.
Hablan ahora de remontar el average particular a la Real y el Valencia jamás ha conseguido un Donostia un resultado que le permita ganarlo. Lo igualaría con el 0-3 que consiguió... en la temporada 1941-1942, en la que el Valencia fue campeón y la Real colista. ¿Superarlo? No lo han hecho nunca. ¿0-4? Claro, puede ser, pero me van a permitir los valencianistas que lo dude. Pero golaverage al margen, me acuerdo de más cosas. Me acuerdo de la temporada 1995-1996, en la que el Valencia se presentó en Anoeta con cierta chulería, presumiendo del dinero que se podía gastar, y de hecho se gastó, en quitarnos a Karpin (¿nació en aquellos tiempos la millonaria deuda que ahora le da ventaja?) y queriendo ser campeón de Liga, y se llevó un 5-2 memorable, con cuatro goles en 23 minutos una primera mitad inolvidable. Me acuerdo de que en la temporada 2001-2002 llegó el Valencia a Anoeta en la jornada 14 también muy crecidito, sin haber perdido ningún partido. Y se llevó un contundente 2-0, los dos de Jankauskas, que Toshack recuerda con frecuencia por el hecho de que Xabi Alonso se merendara a los entonces internacionales Albelda y Marchena.

Pero me acuerdo también de otro partido que ha quedado algo sepultado en la memoria colectivo, del de la temporada 2004-2005. Entonces, la Real había sumado sólo un punto de los 15 que se habían jugado desde el inicio de 2005 y se había metido de lleno en la pelea por no bajar, teniendo todavía buena parte del equipo subcampeón de 2003. Llegaba el Valencia, campeón de Liga, pensando en sus últimos cartuchos para seguir luchando por el título aunque, ilusos de ellos, tenían 14 puntos de desventaja sobre el Barça en la jornada 21. Y el consejo realista que presidía ese lince de las decisiones estratégicas que es José Luis Astiazarán decidió que los socios tuvieran que pasar por taquilla. Claro, desconocíamos entonces el desaguisado económico que se estaba fraguando. En Anoeta aquel día estuvieron 15.587 personas, la peor entrada hasta entonces de su historia. Y, sin embargo, Anoeta rugió como nunca. Los que estuvieron, se hicieron notar. Animaron hasta la extenuación para que Nihat hiciera el 3-3 final en el minuto 91, después de que Baraja hubiera empatado en el 82 y Xisco hubiera hecho el 2-3 en el 89. Por todo, fue un día grande.

Nihat celebra el 3-3 de la 2004-2005.
No sé si la Real de esta temporada tendrá mal de altura en alguna de las seis jornadas que quedan para que se acabe la Liga. Pero si hay un rival al que hay ganas de demostrarle que no es así, ese es el Valencia. El que nos alejó de nuestra merecida tercera Liga, en una lucha además que le dejó sin el premio que estaba buscando (precisamente la cuarta plaza y la Champions que sí logró el Celta ganándonos en Balaídos). Y que desde Valencia vengan crecidos, no hace sino apuntalar el deseo de que el conjunto txuri urdin dé la cara como nunca este domingo. En Anoeta no habrá 15.587 personas para presenciarlo. Habrá muchas más. El ambiente será de los grandes. Tiene que serlo. El partido, de los bonitos de jugar. Y el rival, uno perfecto para que el equipo saque lo mejor de sí mismo y prolongue esa racha de tres victorias consecutivas en Liga contra el conjunto valenciano que acumula Montanier desde que es entrenador de la Real. Que el Valencia pague su escasa memoria sobre lo que ha vivido en San Sebastián con otra noche para recordar.

martes, abril 23, 2013

'Mi abuela y diez más', de Ander Izagirre

Portada de 'Mi abuela y diez más'.
"No es por el fútbol. Es por la Real". Ander Izagirre dice que no le gusta el fútbol. Que su deporte es el ciclismo. Y sin embargo acaba de publicar Mi abuela y diez más, parte de la colección Hooligans ilustrados de Libros del K.O. Y es un libro sobre la Real. Sobre la Real, sí, pero también sobre su vida, su familia y sus vivencias. Sobre Atotxa, el chaval con síndrome de down que escupía a los rivales desde el córner, el paso a Anoeta, el gol de Zamora, Mitxel Loinaz, el partido de Vitoria y los tres años en Segunda, la carrera de Toshack al centro del campo para abrazar a Carlos Xabier tras su gol al Madrid. Pero también sobre la bandera que su abuela Pepi le hizo para ir a Atotxa a celebrar el segundo título de Liga, la tradición de lanzar cohetes en los goles en el viejo campo de Duque de Mandas creada por un miembro de familia, su tío Patxi Alcorta, aquel traje completo de la Real que los Reyes Magos dejaron en casa de sus abuelos después de que la Real ganara la Liga y venciera la maldición de Comet. No es por el fútbol, no, es por la Real.

Esa frase con la que arranca el párrafo anterior la pronunció ayer el autor en la presentación que hizo de su libro en la librearía Tipos infames de Madrid. Y es una idea que se repite en el propio libro. Y, claro, uno se pregunta cómo es posible que alguien que dice que no le gusta el fútbol puede escribir algo tan bonito sobre la Real. Algo tan sentido y tan personal. Y es que la Real es fútbol, pero es mucho más que eso. No hace falta una enciclopedia para que lo sepamos los que somos de la Real Basta, a veces, con un libro tan pequeño como éste. De hecho, la definición que Emilio Sánchez, el editor de Libros del K.O. presente en el acto, hizo de esta colección habla justo de eso. Son, dijo, "pequeños libros de fútbol, una mirada irónica, tierna, diferente, una visión del fútbol diferente a la tradicional guerra de trincheras de la prensa deportiva que a veces maneja unos registros muy previsibles y a veces un poco aburridos". Por eso es tan hermoso ver un libro como éste, centrado en un equipo que no llega a los titulares de los grandes medios.

Ander Izagirre dice que no entiende de fútbol y que le da "hasta cierto repelús la saturación de fútbol en todos lados". "Para mí, poner la tele y ver una etapa de la Vuelta a Castilla y León es casi un gesto de rebeldía espiritual", dijo, arrancando risas en el público que acudió a la presentación. Pero la Real es otra cosa. Eso es Mi abuela y diez más, un recuerdo por la memoria personal del autor que, en buena medida, se convierte en la memoria colectiva de la afición txuri urdin porque están los momentos que han marcado algo más de los últimos treinta años de vida de la Real. Pero eso podría escribirlo cualquiera acudiendo a Google o Wikipedia. El valor está en unir a lo que todos hemos vivido esos otros momentos que no todo el mundo recuerda. "Estar en Anoeta el día del estreno en Segunda era un deber evidente y autobiográfico para mí", dice en el libro. Para mí también lo era. Ambos estuvimos allí junto a otras 16.701 personas más.

Ander Izagirre y el editor Emilio Sánchez
"El partido más desolador que he visto nunca, lo vi entero en la tele, fue un Sevilla Atlético 1 - Real Sociedad 0. Estás jugando contra un filial, algo humillante, en un estadio, el Sánchez Pizjuán, vacío, sin gente se oían los gritos de los entrenadores, y encima el Sevilla Atlético esa temporada ganó dos partidos de 42", contó en la presentación. Yo no estuve en aquel, pero sí en el del año anterior. Y de aquel estadio vacío vi cómo se marchaba la mayor parte de la poca gente que había ido porque el Sevilla comenzaba a jugar como visitante, por la tele, veinte minutos antes de que finalizara el partido de su filial. Para los sevillistas éramos un pasatiempo, un aperitivo. Pero para los que somos de la Real aquel partido era historia. Aquella visita a Sevilla está en el libro porque Ander Izagirre escribió entonces en su blog que "si en el lecho de muerte echo en falta dos horas, van a ser éstas" y alguien le dejó un comentario diciéndole que acabaría recordándolas con cariño. El autor de ese comentario era Carlos Marañón, hijo de Rafael Marañón, "el odiado Marañón" que jugó en el Español cuando todavía se llamaba así.

Carlos Marañón estuvo ayer en la presentación., y recordó que aquel Pukki que hizo el 1-0 del Sevilla Atlético en aquella tarde infame que recuerda Ander Izagirre en el libro, es el mismo que marcó el gol con el que Finlandia empató ante España hace nada en la clasificación para el próximo Mundial de Brasil. Es uno de esos pequeños guiños que dejan la vida y el fútbol. Como que el autor del libro pueda presumir de que la idea de lanzar esos hermosos cohetes que de nuevo anuncian los goles en los partidos de Anoeta nacieran en Atotxa por iniciativa de su tío Patxi. Sólo eso ya te da una legitimidad moral y personal para escribir un libro sobre la Real. O que la abuela del título le hiciera a Ander aquella bandera con un trapo de cuadros blancos y azules. "Mi abuela Pepi murió en agosto del año pasado. Era una persona muy cercana para mí, yo hablaba con ella casi a diario. La última vez que recuerdo a mi abuela en la calle era hace diez años, cuando la Real fue subcampeona y el autobús de los jugadores paseó por la ciudad", explicó en la presentación.

Otra de las cosas que dijo Ander es que se siente un privilegiado. "Hablo con gente que es dos o tres años más joven que yo y no se acuerda del gol de Zamora. Viví Atocha hasta los 18 años, tengo recuerdos bastante fuertes de Atocha", explicó. Es cierto. Por eso, este libro, incluso siendo tan modesto, tan reducido, tan pequeño, tiene un valor incalculable. Pero tiene además un valor añadido del que probablemente no es consciente ni el autor ni la editorial que lo lanza. Es un libro maravilloso para el aficionado realista en general, sí, pero sobre todo para el realista no guipuzcoano. Para el que no ha convivido, incluso que no llegado a conocer, el olor de Atotxa. Para aquel que no ha escuchado los cohetes más que desde dentro de Anoeta. Para el que nunca tuvo una camiseta de la Real siendo crío. Porque estas poco más de cien páginas de este libro tan pequeño recogen aromas y sensaciones que son la Real pero que no forman parte de la experiencia personal de mucha gente que siente a la Real como algo propio.

La sombra del autor, viendo el gol de Zamora.
Ander Izagirre no quería escribir este libro porque, al no gustarle en realidad el fútbol ("es raro que vea un partido entero si no juega la Real"), no sentía que tuviera las historias necesarias para escribirlo. Emilio, el editor, fue quien le acabó convenciendo con lo que calificó de "escrache digital" vía Twitter. Pero, confesó el autor, es asiduo de Anoeta. "Sufro y me alegro con una intensidad que yo no quería reconocer", dijo. Todo acaba con la remontada al Barcelona de este año, esa por la que los medios han pasado de puntillas pero que para nosotros tuvo trazas de hazaña histórica. Pero todo empieza con Gijón. Con Zamora. "El primer recuerdo sólido de mi vida es un gol", explicó. Vimos aquel gol en la presentación de la única forma en que debe ser visto ese instante inolvidable incluso para quienes no lo tenemos en nuestros recuerdos, con la voz de Josean Alkorta. "Al año siguiente, recuerdo preguntar en casa qué pasa este año que no vamos al cole con banderas y vestidos de la Real. Yo me había hecho la idea de que había tradición anual que llega abril, la Real gana la Liga y salimos a celebrarlo". Eso es Mi abuela y diez más, el cariño por la Real.

domingo, abril 21, 2013

OSASUNA 0 - REAL SOCIEDAD 0. Dos puntos a la basura en un partido feo

La Real ha tirado hoy dos puntos a la basura en un partido muy intenso pero muy feo. Se pueden poner paños calientes, lanzar excusas, decir que el punto no es malo, que era un choque complicado y otros muchos lugares comunes de este deporte tan bonito que es el fútbol. Pero la única realidad es que el equipo txuri urdin ha renunciado a algunas de sus señas de identidad para volver en algunos momentos a lo peor de la era Montanier. Y esto, he aquí lo grave, no ha sucedido por tener un día malo. Ha sucedido por decisiones erróneas y muy mal meditadas. Las novedades que Montanier ha introducido en el equipo han naufragado desde el minuto 1. Un inofensivo Osasuna, no olvidemos que es el equipo menos goleador de Primera, ha asustado a Montanier, que se ha olvidado de lo que ha llevado a la Real a la cuarta plaza y no ha sabido dar soluciones al equipo ante la ausencia de Illarramendi. El centro del campo no ha existido y, aún así, con Illarra y Zuru fuera, Pardo no ha jugado un solo minuto. Y el árbitro, ese Mateu Lahoz que tan determinante suele ser cuando está la Real en el campo, lo ha vuelto a ser. Un punto, sí, pero con sensaciones agridulces.

Mucho se habló en los días previos de lo duro que iba a ser este partido. Lo ha sido. Por parte de Osasuna no cabía esperar más que lo que ha ofrecido. Pero lo ha sido también, y sobre todo, porque la Real ha dejado de ser la Real en algunos terrenos por las decisiones de su entrenador, que hoy ha mandado los mensajes equivocados. Esperando esa dureza, fue una temeridad colocar a un Camaduro que acumulaba nueve minutos de juego por delante de José Ángel. El argelino, aunque finalmente ha cumplido, se jugó un penalti y vio la amarilla pronto y el jugador cedido por la Roma ve enterrada del todo su carrera como txuri urdin. Poco más o menos se puede empezar a pensar lo mismo de Pardo, con razones más inverosímiles. Con tres centrocampistas en la convocatoria y problemas en el centro del campo, no tuvo ni un minuto. Es difícil entender el porqué. Markel y Elustondo volvieron a formar un doble pivote que no tiene influencia en el fútbol ofensivo y que no ofreció esa fortaleza en el centro del campo que dicen que ofrece por encima de ese Pardo al parecer tan verde. O del marginado Ros, el descartado en la convocatoria de 19.

¿Se justifica en lo que mostró Osasuna tantísimas precauciones defensivas y tocar tanto lo que ha conseguido llevar a la Real a la cima de la clasificación? En absoluto. El equipo navarro dominó el balón pero nunca supo qué hacer con él. Y fue por falta de capacidad propia, porque ni Elustondo ni Markel dominaron su zona. Todos los cortes de la Real fueron de su defensa, impresionante en todo momento. La temporada de Carlos Martínez, Iñigo Martínez y Mikel González es descomunal y hoy han dado un nuevo recital. Pero el riesgo de encajar un gol cuando el balón ronda el área propia fue demasiado elevado y el equipo estaba partido. ¿Juego? Ninguno. La Real no construyó nunca y se abandonó al pelotazo. El ritmo, altísimo. Pero eso no quiere decir que haya fútbol. No lo hubo, de hecho, porque el único equipo que lo podía poner sobre el césped renunció a hacerlo y decidió entrar al tipo de partido que le interesaba proponer a Osasuna. Y, evidentemente, los jugadores respondieron en conjunto a eso. Su lucha es indiscutible. Pero hoy renunció a su juego desde la pizarra, y lo preocupante es que lo hizo por convicción.

Como ni Osasuna ni Real querían mandar en el partido con fútbol, Mateu Lahoz cobró el protagonismo que se le hace ya habitual en los duelos del equipo txuri urdin. Se diga lo que se diga, es muy mal árbitro y para que quede claro que no es una rabieta por el hecho de que la Real no haya ganado, es asombroso que no viera una mano clamorosa de Markel Bergara en el centro del campo, sin jugadores a su alrededor. Luego sí es verdad que desquició a los realistas, sobre todo a Griezmann y Vela, por las faltas que no señalaba y por las tarjetas con las que ametralló a la Real. Y ya en la segunda parte coronó su lamentable actuación dejando sin señalar un penalti clarísimo sobre Iñigo Martínez, que además habría sido roja, nada más arrancar la segunda mitad. Ni me detendré en pensar en fantasmas sobre la procedencia del colegiado. ¿Ocasiones de gol entre el desmadre arbitral? Muy poquitas. Osasuna tuvo una falta directa que Armenteros colocó muy cerca de la escuadra y la Real respondió con una doble, primero cabezazo de Agirretxe al larguero y después paradón de Andrés, arreglando su mala salida inicial, al disparo de Xabi Prieto.

En la segunda parte se acentuaron las características de la primera. Siempre con un ritmo altísimo e inversamente proporcional a la calidad del choque, Osasuna dominaba aún más el balón sin que su juego justificara ese porcentaje de posesión, pero el equipo que llevaba peligro era la Real. De hecho, los locales no llegaron a generar ninguna ocasión de auténtico peligro en los segundos 45 minutos y las mejores opciones fueron de los visitantes. El equipo txuri urdin dio la impresión de que intentó una mínima variación de su esquema para adelantar un poco a Elustondo, pero sus armas siguieron siendo las mismas, las que han venido funcionando hasta hoy. Cuando algún balonazo llegaba hasta los cuatro de arriba, había peligro. En estos minutos, sobre todo cuando era Agirretxe el que cazaba los melones  que llovían del cielo. No hubo nada que reseñar en esta segunda mitad, salvo carreras, presiones, ritmo y lucha, hasta el minuto 20, cuando Xabi Prieto enganchó desde el interior del área un disparo que tuvo que despejar Andrés.

A renglón seguido (minuto 68), Montanier movió ficha. Sacó del campo a un Elustondo que parecía exhausto y que ya no llegaba a bajar, dejó a Markel como pivote único y puso por delante de él a Chory Castro y Xabi Prieto, aunque en realidad había muchísima movilidad. Chory la propició saliendo al campo con mucha chispa, aunque no terminaron de salir las jugadas que intentó. Vela, al que le faltó justamente esa chispa y quizá demasiado pendiente de los vaivenes de Mateu Lahoz, puso un balón en el área que no llegó a ser centro ni chut, que no cogió portería ni permitió llegar a un Griezmann menos enchufado en la segunda mitad. En esos minutos, Agirretxe se erigió en la brújula ofensiva de la Real y se ganó, una semana más, unos más que justificados elogios a su trabajo y a su temporada. Primero asistió a Griezmann, al que le faltó un pelo para llegar a rematar y después, ya con Ifrán en el campo, generó una jugada donde no la había para que el uruguayo se topara en su disparo con Oier. Aparte de lucha, poco más se vio hasta el final.

Sumar siempre es bueno, pero hoy la sensación es que, con muy poquito que hubiese querido sacar la Real de su repertorio, podría haber ganado el partido. La sensación es que Montanier se acobardó sin necesidad. Ante un equipo que no lleva ni un gol por jornada, decidió que valía más no encajar que irse a por los tres puntos, y en un partido intenso no se agotaron los cambios, agraviando especialmente a dos jugadores demasiado habitualmente denostados por el entrenador. Griezmann, además, cumplirá sanción la semana próxima. Y se rompe una racha importante, porque la Real sumaba 16 jornadas seguidas marcando. Hoy no lo ha considerado prioritario y ha pensado que con su calidad bastaría. Y no ha sido así. Con una jornada más sin perder, las buenas noticias están en que la defensa de la Real es tan importante como su alabado ataque y lo ya mencionado, que sigue sumando. Pero la falta de ambición inicial ha hecho que el partido de la semana que viene ante el Valencia, con dos puntos de ventaja, sea una final en la que puede valer el empate. Y la sensación de que se han quedado en el camino dos puntos importantes es también poderosa.

sábado, abril 20, 2013

PREVIA Osasuna - Real Sociedad. El objetivo Champions no sabe de fantasmas

Xabi Prieto, en el choque de la temporada pasada.
Ya casi se puede dar por hecho, aunque no sea matemático, que la Real jugará en Europa la próxima temporada. Pero quedan siete partidos para saber si llegará a optar a la Champions desde la cuarta posición. El primero de ellos (domingo, 19.00 horas, Reyno de Navarra, Canal + Liga, Gol TV) se presenta duro, como ya lo fue el amistoso que se jugó en el mismo escenario hace algunos meses, y con fantasmas que derrotar. Montanier nunca le ha ganado al Osasuna de Mendilibar, ni en Anoeta ni fuera, y son cinco derrotas consecutivas en ese estadio, antaño amable pero maldito desde aquel choque de 2007. Nuevas estadísticas por romper para un equipo que, en su objetivo de Champions, no sabe de fantasmas y se ha acostumbrado a reventar registros. Las bajas nuevamente dejan de nuevo al técnico txuri urdin sin mucho margen, esta vez en un centro del campo en el que faltará la brújula del equipo, Illarramendi. 

Montanier se lleva 19 jugadores a Pamplona. Las dos bajas más sensibles se conocían antes de que el técnico francés diera la lista. Illarra no podrá estar en el Reyno de Navarra por sanción, al ver en Vallecas la amarilla que le hace cumplir ciclo, y Zurutuza continúa con su proceso de recuperación. El tercer jugador que se queda fuera es el que se temía durante la semana: De la Bella no ha podido superar sus molestias y se perderá el segundo partido de la temporada (el primero fue por sanción). Ansotegi, que también era duda, sí se ha incorporado a la expedición. Ese hecho hace que sea difícil aventurar cuál será el descartado de Montanier, que podría ser el propio central, Cadamuro, Estrada o puede que incluso Ros a pesar del déficit de centrocampistas que afecta ahora mismo a la plantilla de Montanier. Con respecto a Vallecas se incorporan José Ángel, Estrada y Pardo. El primero será titular, el último también podría serlo.

En la retaguardia, Montanier sólo introducirá el cambio ya anunciado, el de José Ángel en el lateral izquierdo. Junto a él estarán Bravo en la portería, Mikel González e Iñigo Martínez en el centro y Carlos Martínez en la banda derecha. Por delante es seguro Markel y la duda estará en su acompañante. Se juegan el puesto Elustondo (con quien ya jugó en Pamplona con Lasarte de entrenador, en un partido de mal recuerdo general y personal de los dos pivotes) y Pardo. Delante, el técnico francés cuenta con toda la dinamita y lo normal sería que repitiera hombres y colocación: Vela por la derecha, Griezmann por la derecha, Xabi Prieto por el centro y Agirretxe en punta. A la espera de conocer el descartado, no parece que tengan opciones de entrar en el once Zubikarai, Ansotegi, Estrada, Cadamuro, Ros, Chory Castro e Ifrán.

Pase lo que pase en esta jornada, la Real seguirá ocupando la cuarta posición, la que ahora mismo ostenta con sus 54 puntos. Saca cuatro a sus dos directos perseguidores, Málaga y Valencia (que juegan esta noche del sábado), y con 21 por jugar son diez los puntos de ventaja con respecto a los equipos que no estarán en Europa el próximo año. Osasuna empieza a jugarse la vida, desde la decimoquinta posición y sus 31 puntos, cuatro más que Zaragoza y Mallorca (los baleares sumaron uno más en el partido del viernes), equipos en zona de descenso. La Real, que sigue siendo el tercer equipo más goleador de la Liga, sólo ha perdido un partido de los últimos 21 y acumula trece sin perder. Como visitante ha ganado seis partidos y empatado cuatro de los quince que ha jugado. Osasuna, que ha perdido cinco de sus seis últimos duelos (tres de ellos en casa y sin marcar) sólo ha ganado cinco de los 16 encuentros que ha disputado en el Reyno de Navarra y es el equipo que menos goles ha anotado del campeonato, 26 de los que apenas 12 llegaron en su casa.

La estadística es bastante pareja en los Osasuna - Real Sociedad. En Primera División, se han cruzado en 29 ocasiones, de las cuales 13 acabaron con victoria local y diez con triunfo visitante, por seis empates. Son cinco las derrotas consecutivas (incluyendo el doloroso 2-0 de la 2006-2007, sentencia del descenso de la Real a Segunda), con un solo gol a favor (el del 3-1 de la Liga 2010-2011), que acumula el equipo txuri urdin en el viejo Sadar. La Real no sale de Pamplona con los tres puntos desde la temporada 2002-2003, cuando los realistas Nihat, Jauregi y Khokhlov llevaron el 2-3 al marcador. El triunfo más abultado del conjunto donostiarra es el 0-3 de la campaña 1980-1981, con un hat trick de Uralde. El de Osasuna, el 3-0 de la 1957-1958. El cuadro histórico se completa con los siete enfrentamientos en Segunda División, categoría en la que nunca se produjo un empate, la Real ganó tres partidos (el resultado más favorable fue un 1-2, en la 1940-1941) y perdió los cuatro restantes.

La pasada temporada, la 2011-2012, la Real salió derrotada por la mínima del Reyno de Navarra en un partido que llegó en la penúltima jornada y en la que no había nada en juego para los realistas, ya salvados y sin posibilidad de optar a Europa. Lo más destacable es que fue el primer partido que jugó el equipo tras anunciar Aranburu su retirada. Pero sin objetivos por arriba ni por abajo, el juego del conjunto fue anodino y apenas tuvo ocasiones de gol. El único tanto del encuentro lo marcó Ibrahima en el minuto 14, en el tercer disparo consecutivo en la misma jugada y después de que Bravo, sin duda el mejor jugador txuri urdin, sacara los dos primeros. Ifrán de falta y resbalándose en la ejecución y Ansotegi en un remate de cabeza fueron los que más cerca estuvieron de lograr el empate, pero en realidad nunca hubo demasiada resistencia por parte de la Real. Osasuna, que aún aspiraba a la Europa League, ganó con absoluta comodidad y sin hacer nada del otro mundo.

En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real hizo un mal partido, mucho más cerca de la desilusión de las diez primeras jornadas que de las ilusiones actuaciones previas ante Málaga, Valencia y Rayo. Montanier sentó a Pardo y el fútbol desplegado apenas unos días antes en Anoeta ante los vallecanos se esfumó por completo. Los realistas, sin mucho que ofrecer en el centro del campo, apostaron por el golpeo en largo, y ahí faltaba Agirretxe para pelear por unos balones que Ifrán no pudo cazar nunca. Velasco Carballo, con un mal arbitraje, contribuyó a que la dureza de Osasuna se impusiera, dándole menor castigo en forma de tarjetas que a las pocas faltas que hizo la Real. Vela fue el realista que más posibilidades de marcar tuvo, pero Andrés, mucho menos exigido que un año atrás, respondió con el mismo acierto que entonces. Bravo, por su parte, fue un espectador de lujo. El resultado al final no podía ser otro que el 0-0 inicial.

martes, abril 16, 2013

Las emociones de Vallecas

La grada de Vallecas ocupada por la afición txuri urdin.
Después de vivir experiencias futbolísticas en Vallecas con la Real, a veces es difícil encontrar palabras para describirlas. Y eso es así porque siempre es emocionante. No importa ganar o perder, que la Real responda a lo campeón como lo hizo el pasado domingo o con el partidazo que hizo allí la Real de Lasarte en Segunda, que haga el ridículo como lo hizo hace algo más de un año cuando salió del Estadio de Vallecas como colista o en aquel último partido de Clemente antes de ser cesado como técnico txuri urdin, o que seamos apenas decenas de aficionados vestidos de blanco y azul como lo hemos sido hace no tantos años o que se nos cuente a miles como ayer. Es Vallecas y es emocionante. Llevo años defendiendo este barrio madrileño como un paraíso para el aficionado realista, como todo un santuario, por modesto que sea, para ver fútbol en su esencia más hermosa, y como un imprescindible lugar de peregrinaje para todo aquel lleve el escudo de la Real sobre su corazón.

Las emociones duran dos días después. Y las primeras palabras de agradecimiento tienen que ser para el Rayo. El club, en un gesto que nunca tendríamos que cansarnos de agradecer, da siempre la bienvenida a los realistas por megafonía, y habla de lo que tiene que ser el fútbol, la cercanía entre los aficionados, el buen rollo entre diferentes, el respeto absoluto a una camiseta ajena. Pero sobre todo hay que alabar a las gentes del Rayo. Durante el partido, cada uno defiende lo suyo, pide las tarjetas que considera necesario, protesta los penaltis que le hacen y se deja la garganta animando a los suyos. Pero sabiendo que delante tiene un rival especial que se ha ganado la mutua admiración que se evidencia cuando el calendario nos regala una de estas jornadas. Emociona, desde luego que sí, que dos aficiones compartan sensaciones, que en la protesta local participe la afición visitante, que aquella se acuerde de Aitor Zabaleta, que una y otra coreen el nombre del equipo rival al margen del resultado. Pero que los clubes entiendan esa magia no suele ser tan fácil. El Rayo la entiende. Y la Real también. El vídeo que ha hecho público el club (ejemplar su trabajo en las redes sociales) para agradecer el esfuerzo de tantos realistas es algo a tener muy en cuenta. Algo más que sumar a la experiencia de Vallecas.
La llegada del autocar de la Real al Estadio de Vallecas.
Miro una y otra vez la fotografía de la grada o las del recibimiento al equipo en la calle del Payaso Fofó y se me pone la piel de gallina. Pero, al mismo tiempo, siento una profunda tristeza. Me explico. Que algo tan hermoso en torno a un partido de Primera División como lo que se vio en el Rayo - Real Sociedad apenas encuentre eco mediático es una pena. El fútbol tendría que servir para unir, pero vende más una trifulca que tenga como protagonistas a jugadores, entrenadores o presidente del Fútbol Club Barcelona y el Real Madrid que el hermosísimo espectáculo que se vivió en Vallecas. Más de dos mil realistas tomaron Madrid. No es que no hubiera incidentes, que no los hubo. Es que hubo abrazos, apretones de manos, cánticos de alegría y camaradería, felicitaciones al ganador y ánimos al perdedor. Deporte en estado puro, de ese que tanto se clama por recuperar en este mundo dominado por el dinero y en el que tantas cosas se han perdido. Pero cuando suceden cosas como las de Vallecas... no se habla de ellas más que por quienes han tenido la suerte de vivirlas. Suspenso absoluto para los medios de comunicación, que con otros equipos sí prestan atención a estas cosas. Y las alaban. De los nuestros, ni palabra. Allá ellos.

Con el 12, Atotxa.
Y hay un detalle más que me apasiona de estos desembarcos masivos. Un amplísimo porcentaje de realistas viaja con su camiseta. Eso permite ver modelos de muchas temporadas atrás y, sobre todo, el reconocimiento que se otorga a jugadores de otras épocas. Me encanta leer esos nombres, sorprenderme con algunos (vi un chaval que llevaba el 14... de Sarpong), verlos en camisetas de temporadas en las que no llegaron a defenderlas pero que implican que el cariño permanece. Los nombres que todo el mundo puede tener en la cabeza, los de Karpin, Kovacevic, Nihat, Alonso... todo el equipo del sucampeoanto de 2003. Los de otros jugadores que no llegaron a tanto como Sa Pinto. Los de suplentes de la temporada actual que apenas han podido disfrutar sobre el verde como Ansotegi o José Ángel. Los del actual director deportivo, Loren, o del hombre txuri urdin mediático de moda, Gurrutxaga. Pero hay una que me emocionó profundamente. Con el 12 a la espalda de una camiseta suplente de la temporada 2010-2011, leo "Atotxa". ¿Cómo íbamos a perder si Atotxa estaba en Vallecas? Estaba, ya lo creo que estaba. Lo sentimos todos los que llegamos a verlo. Y eso, en el año en que nuestro viejo campo hubiera cumplido cien años de vida, no tiene precio.

domingo, abril 14, 2013

RAYO VALLECANO 0 - REAL SOCIEDAD 2. La autoridad de un equipo grande

El once inicial de la Real.

Si hay algo en lo que ha crecido la Real en los últimos meses es en la actitud con la que encara los partidos. El equipo de Montanier saltó hoy al césped de Vallecas para demostrar que es mejor que el Rayo. Y lo hizo. Sin discusiones, sin dudas, sin problemas. Es mejor que el Rayo y el marcador final le dio la razón. 0-2. Agirretxe por partida doble. Y 2.000 seguidores realistas disfrutando con uno de esos viajes en los que la Real, otra Real, no habría sido capaz de asimilar. A aquella Real le entraba miedo escénico. Se veía superada por los acontecimientos. Ésta no. Ésta manda, domina y triunfa. Por eso la Champion es ya mucho más que una opción. Es una realidad que, además, a día de hoy, es indiscutible. Pero quedan todavía partidos para que llegue el día de la celebración y toca seguir con la misma actitud que ha conseguido que la Real gane con la autoridad de un grande. Justo lo que es.

Montanier ya es un hombre de ideas tan fijas como razonables en la mayor parte de las ocasiones. Y por eso insisto machaconamente en el once titular, con muy pocas variaciones, que ha llevado a la Real hasta casi la cima. Incluso cuando sus jugadores están físicamente tocados. Hoy todas las dudas que tenía se disiparon al conocer una alineación titular en la que estaban todos los jugadores que han pasado la semana entre algodones. Vela, Xabi Prieto e Illarramendi fueron de la partida. Y se notó, sin duda, en que la Real mantuvo su cara más reconocible de las últimas semanas. El triunfo de Vallecas fue un triunfo colectivo porque casi todos tuvieron parte muy activa en ella, y ni siquiera hizo falta de la mejor versión de un Illarramendi que ya nos ha acostumbrado a que lo difícil sea fácil para jugar un partido fantástico. Curiosamente, el menos exigido fue Bravo, y eso en Vallecas es todo un elogio al trabajo de la Real y un mérito a destacar que saliera de este campo con su marcador a cero.

El 0-1, Agirretxe a pase de De la Bella.
No tardó prácticamente nada en demostrar el equipo txuri urdin que viajaba a Madrid a por tres puntos y nada más que con ese objetivo en mente. El Rayo apenas había asimilado que había un partido en juego cuando esta Real ganadora ya se había puesto con un rotundo 0-2 en el marcador. El primero se lo sirvió en bandeja un De la Bella que, otra vez, tuvo una actuación muy destacada. Y son muchas como para no decirlo bien alto. Eso sí, Agirretxe hizo un espléndido desmarque de nueve, de los que se tienen que esperar de él y de los que no todo el mundo le aprecia en su justa medida. Ni diez minutos más tarde, conformando otro de esos episodios de magia fulminantes, fue Xabi Prieto el que puso el servicio para el segundo, esta vez con Agirretxe libre de marca. La jugada, por cierto, nació en voleón hacia arriba de Carlos Martínez. Y es que le sale todo a este equipo.

El 0-2, de nuevo Agirretxe, asistido ahora por Xabi Prieto.
Los dos goles llegaron, hay que insistir, en un pequeño vendaval txuri urdin de esos a los que nos tiene acostumbrados. Antes de inaugurar el marcador, una espléndida arrancada de Griezmann por la banda izquierda no encontró rematador ni en Xabi Prieto ni en Vela. Y un lejano zambombazo de Carlos Martínez lo atrapó sin problemas Rubén. Cuando el Rayo quería reaccionar, se encontró con dos centrales en un estado de forma gloriosa. E incluso con un Markel que, hoy sí, actuó como el medio defensivo que lleva a Montanier a mantenerlo en el once contra viento y marea. Tan abrumadora era la superioridad realista, que Paco Jemez, en un movimiento tan valiente y necesario como temerario por el cuidado que parece que hay que tener con unos futbolistas con la piel de cristal, hizo dos cambios al cuarto de hora. Ya tenía perdido el partido, la maniobra buscaba cambiar el panorama.

No lo consiguió, porque Bravo solventó los escasos aprietos en que le puso el Rayo, con algún disparo lejano o con alguna jugada a balón parado que sacó con autoridad. Y eso que la Real, con el claro 0-2 que mostraba el marcador, dio un pequeño paso atrás y cambio el modo dominador al modo de contragolpe. Tampoco fueron estos los mejores momentos de los realistas, que en esos minutos apenas consiguieron inquietar la portería rayista. Lanzando contragolpes a los que siempre les faltaba un último pase decisivo, la Real estuvo mucho más cerca del 0-3 que el Rayo de su primer tanto. Montanier trató de confundir aún más a la defensa local cambiando de banda a Vela y Griezmann. Sí estuvo el conjunto rayista muy cerca del gol en una jugada por su banda izquierda, con un amague que se comieron Markel y, sobre todo, Carlos Martínez, pero que De la Bella mandó a córner adelantándose al remate final. Fue la gran ocasión del Rayo para meterse en el partido pero no la materializó.

El penalti no pitado sobre Xabi Prieto.
Casi a renglón seguido, Xabi Prieto fue objeto de un claro penalti. Gálvez saltó sobre él, midiendo francamente mal, y le arrolló. Álvarez Izquierdo, muy casero en algunas decisiones y especialmente en la primera mitad, decidió mirar para otro lado. Se llegó al descanso con 0-2 y la sensación, tan diferente en otras temporadas y en otras situaciones, era que la Real podría mantenerlo sin excesivos problemas. Así fue. De hecho, en la segunda mitad apenas sucedieron cosas que la Real no hubiera colocado de antemano en el guión del encuentro. Con Iñigo Martínez y Mikel González continuando su recital de cortes y anticipaciones, al Rayo sólo le quedó la media distancia para tratar de generar peligro. Brtavo detuvo lo poco que fue entre los tres palos y controló con la mirada lo que no llevaba dirección de gol.

Ahí empezó el recital de Vela. Que ahora mismo es el mejor jugador de una Real espléndida es algo que parece fuera de toda duda. Estos minutos evidenciaron que los rivales le ven con los mismos ojos. Sus arrancadas por la banda izquierda concluían irremediablemente en una desesperada falta de un jugador rayista y, en más de una ocasión, en tarjeta amarilla. En una, incluso, pudo marcar el tercero. No olvidemos que llegaba tocado al partido. De hecho, ahí Montanier, con la ventaja del marcador y contando con que el Rayo había agotado sus sustituciones nada más arrancar la segunda mitad, pudo mover sus piezas a su antojo. Illarra, también con molestias, se ganó una semana de descanso adicional viendo una amarilla que no hizo mucho por evitar. Elustondo volvía así a los terrenos de juego, y estuvo a punto de hacerlo con gol coronando una gran jugada de contragolpe. Xabi Prieto también recibió el merecido descanso tras otra exhibición en la medular. Ifrán y Chory tuvieron minutos y estuvieron activos. Buena noticia también.

El marcador final.
La victoria de la Real fue justa, indiscutible y muestra de un equipo que ha alcanzado su plena madurez. Esto es lo que podía dar de sí la Real y lo difícil de creer era que no lo hiciera, hace ya algo más de una vuelta. Este es el potencial de una plantilla que no ha sacado en la que hoy no han jugado en el once titular Rubén Pardo, Zurutuza, Chory Castro o Ifrán, dos de las joyas de la cantera y dos de sus jugadores extranjeros. La Real, más que ocupar la cuarta plaza, es cuarta. Y es que ha hecho suyo ese lugar de éxito, el que merece y el que tendrá que refrendar en las últimas siete jornadas de Liga. Si la estadística sigue ayudando, será difícil que el objetivo se escapa. Y es que son ya trece jornadas sin perder, siendo la Real el único equipo que no conoce la derrota en la segunda vuelta y con un único día en el que salió derrotada, nada menos que en el Bernabéu, en las últimas 21 jornadas. 21, sí. Impresionante. Por los números y por la forma.
El equipo txuri urdin saluda a su numerosísima afición en Vallecas.

sábado, abril 13, 2013

PREVIA Rayo Vallecano - Real Sociedad. Uno de los duelos más bonitos del año

Carlos Martínez, en el partido de la pasada temporada.
La vista a Vallecas (domingo, 12.00 horas, Estadio de Vallecas, Canal + Liga, Gol TV) es una de las más bonitas del año para una afición, la txuri urdin, que protagonizará un auténtico desembarco. Que ese día, señalado en rojo desde el sorteo del calendario, llegue con la Real en la cuarta posición y con el Rayo luchando también por los puestos europeos hace que sea, también futbolísticamente, uno de los más apetecibles en este tramo final de la temporada. El equipo realista llega con bajas y con dudas, pero sólo en el aspecto físico porque sobre el césped cada día se comporta con una mayor solidez, explotando toda la pólvora que tiene arriba incluso sin jugar bien. El del barrio madrileño será el primero de los dos partidos que tendrá que jugar la Real fuera de casa de forma consecutiva. Y con el Valencia, principal rival por la Champions y próximo visitante en Anoeta, pisando los talones y con un calendario muy similar al de la Real, puntuar es casi una obligación.

Las dudas por cuestiones físicas que había a lo largo de la semana y las decisiones de Montanier han ofrecido una convocatoria con muchas sorpresas. De todos los tocados, el único que finalmente se ha quedado fuera fue precisamente el que jugó la pasada semana, Rubén Pardo. Xabi Prieto, Vela e Illarramendi sí se han colado entre los 18 jugadores que viajan a Madrid, al igual que Chory Castro y Elustondo, que regresan así al grupo. Junto a Pardo, la única baja por lesión, ya conocida, es la de Zurutuza. Y en los descartados por decisión técnica es donde están las sorpresas de Montanier. El regreso de Ros, debido a las dudas sobre el estado físico de Elustondo e Illarra, hace que sean dos los jugadores que se quedan en tierra, y los escogidos por el técnico francés son José Ángel y Estrada, con lo que, por primera vez en mucho tiempo, equilibre en cierta medida la convocatoria en cuanto a zonas, pero no así en cuanto a puestos, pues para cubrir una eventual baja en el lateral sólo queda Cadamuro.

Como ya es habitual, la zaga será la de gala. Bravo estará en la portería, con Carlos Martínez y De la Bella en los laterales y Mikel González e Iñigo Martínez como centrales. Markel parece el único fijo en el doble pivote, y su acompañante dependerá de cómo haya visto Montanier a Illarramendi, su primera opción, y Elustondo. El estado físico de sus futbolistas también condicionará la elección de los cuatro atacantes. Vela, como suele suceder, será determinante y su posición marcará lo demás. Lo normal sería que actuara desde la banda derecha, con Xabi Prieto por el centro, Griezmann por la izquierda y Agirretxe en punta. Pero el mexicano también podría actuar en punta, lo que daría la titularidad a Chory Castro y desplazaría a Griezmann a la derecha. Menos probable parece que Prieto sea suplente y el francés actúe por el centro. Para el banquillo quedan seguro Zubikarai, Ansotegi, Cadamuro, Ros e Ifrán.

Una semana más, la Real defiende la cuarta posición, ahora ya con 51 puntos. Saca dos a su máximo perseguidor, el Valencia, y aventaja en siete tanto al octavo como al noveno clasificado (que marcará la frontera europea si finalmente hay sanción o no al Málaga). El Rayo es precisamente noveno. El equipo txuri urdin sigue agrandando su racha, con una derrota en los últimos veinte partidos y sin perder en los últimos doce. A domicilio es el sexto equipo del campeonato (aunque con un partido menos que los cinco que le preceden), gracias a sus cinco victorias y cuatro empates, y no pierde desde el 4-3 del Bernabéu del primer fin de semana del año. El conjunto rayista ha ganado nueve de sus quince partidos como local, pero ha perdido nada menos que cinco (0-2 ante el Real Madrid y el Zaragoza, 0-5 ante el Barcelona, 1-2 ante el Valladolid y 1-3 ante el Málaga) y suma sólo tres de sus últimos nueve puntos posibles como local. La presencia en el Rayo de Labaka, Tamudo y Delibasic será especial por su pasado realista. Y los más de mil seguidores vestidos de txuri urdin demostraran, ante la gran afición del Rayo, qué es el fútbol de verdad.

No es Vallecas un campo demasiado propicio para la Real, históricamente hablando. El equipo txuri urdin lo ha visitado en 16 ocasiones, 13 de las cuales tuvieron lugar en Primera División. En la máxima categoría, el Rayo se impuso en ocho de esos encuentros, en dos lo hizo la Real y los tres restantes acabaron en empate. La mayor victoria realista es el 0-4 de la temporada 1978-1979, con un gol de Idígoras, dos de Satrústegui y uno más de López Ufarte. La otra ocasión en la que el equipo txuri urdin se llevó todos los puntos en juego también acabó en goleada, 0-3 en la Liga 1989-1990, con tantos de Loinaz, Mentxaka y Goikoetxea. Para el Rayo, su triunfo más abultado es el 4-0 de la pasada temporada. La estadística la completan tres choques en Segunda División, aquí sí con igualdad absoluta, con una victoria para cada equipo (0-1 para la Real en la 1966-1967, 4-1 para el Rayo en la 2008-2009) y un empate (un memorable 3-3 en la campaña 2009-2010).

La pasada temporada, la 2011-2012, la Real de Montanier tocó fondo precisamente en Vallecas, de donde salió como colista, tras siete jornadas consecutivas sin conocer la victoria y con sólo un punto de los 21 posibles. El conjunto txuri urdin llegó al primer cuarto de hora con dos lesionados musculares, Markel y De la Bella, con el marcador ya en contra y con un jugador menos por la expulsión de Iñigo Martínez al cometer  el penalti sobre Delibasic que transformó Piti. La Real se resignó a su suerte y se conformó con ver cómo iban cayendo los goles del Rayo de forma inevitable. Y eso que aguantó con el 1-0 hasta el descanso, pero tras la reanudación se mostró incapaz de contener la sangría. Piti hizo dos goles en los primeros veinte minutos de la segunda mitad. Cuando Montanier estaba sustituyendo a Griezmann para meter en el campo a Mikel González con nada ya por defender, Trashorras hizo el cuarto de falta directa. Lo mejor, como siempre, la ejemplar sintonía entre las dos aficiones.

En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real arrolló al Rayo. Y lo hizo bajo el mando de un gran Illarramendi, pero sobre todo de un Pardo estelar. Nada más empezar el partido, un espléndido pase del riojano lo convirtió Ifrán en gol, pero Mateu Lahoz, y sólo él, vio mano del uruguayo y lo anuló. Tras un penalti por mano a favor de la Real y no señalado, Vela golpeó como golpea esta Real, con fuerza y en poco tiempo. Sin darse cuenta, el Rayo ya iba perdiendo por 2-0 con dos tantos del mexicano. Ya en la segunda parte, Mikel González coronó una contra que él mismo había iniciado robando el balón y puso el 3-0 en el marcador. Y Chory Castro cerró el marcador con un gran zurdazo tras un espléndido servicio, otro, de Pardo. La Real gozó de incontables ocasiones de gol para firmar una goleada de escándalo y Cobeño fue el mejor de los rayistas, que en ataque apenas inquietaron, aunque Delibasic marcó un gol en posición de fuera de juego, éste bien anulado por el colegiado.

martes, abril 09, 2013

Pardo me preocupa

En este momento de absoluta felicidad que vive la comunidad txuri urdin, mi principal preocupación es Rubén Pardo. Aunque precisamente por ese estado idílico del equipo se le ha quitado trascendencia, lo cierto es que el canterano hizo el pasado sábado el que probablemente haya sido su peor partido con la camiseta del primer equipo de la Real. En cierto modo, y aunque sea una sensible duda para el partido del domingo en Vallecas, me tranquiliza que el parte médico emitido hoy hable de una sobrecarga muscular en la región posterior del muslo derecho, y que se vea al jugador hablando precisamente de eso con Markel en el descanso en el espléndido vídeo que emitió ayer El día después, porque eso quiere decir que no estaba al cien por cien (otra pregunta sería entonces por qué no estaba Javi Ros en la convocatoria, pero ese debate sobre la gestión de la plantilla y el banquillo que hace Montanier parece que no se va a tener en lo que queda de temporada).

Pero es una tranquilidad efímera porque, en un análisis que se alarga más en el tiempo, creo que no se está llevando bien al jugador. Ayer Loren decía en Teledonosti que "el debate de fuera y todas las historias" están perjudicando al jugador y que eso en el club lo están notando. Es decir, que el club sí tiene la sensación de que hay un problema en torno a Pardo, que en algún momento se ha convertido en un arma arrojadiza entre los que respaldaron a Montanier incluso en los peores momentos y quienes siguen (seguimos) encontrando defectos en esta etapa de bonanza deportiva. Y por eso vuelvo al partido del pasado sábado. Pudo ser un mal día, pero Pardo estuvo fallón con la pelota, despistado en las conducciones y cayó muy fácil en las provocaciones de algunos jugadores del Málaga, hasta el punto de que se llevó una tarjeta amarilla por una trifulca. No robó ni un solo balón en todo el encuentro, cuando, por ejemplo, en el choque de ida en La Rosaleda robó cuatro y nada menos que siete en Mestalla, cuando el total del equipo recuperó menos en aquellos dos días que en la última jornada.

Montanier suele decir que él conoce mejor que nadie al jugador, que fue él quien insistió en que se quedara en el primer equipo después de incorporarse tarde a la pretemporada de hace dos veranos tras proclamarse campeón de Europa sub-19 con el primer equipo. Pero lo cierto es que no ha sacado del canterano todo lo que podría haber dado. No es un deseo o una ilusión. Es lo que se ha visto cuando se le ha colocado sobre el césped. No se puede negar que Pardo sólo ha tenido acomodo en el once cuando Montanier no ha tenido otra alternativa. Nunca ha sido una elección del técnico francés cuando otros jugadores, Ros aparte (incluso Zurutuza ha jugado antes que él como segundo pivote al lado de Illarramendi), han estado disponibles. Y últimamente sus minutos llegan muy pocas veces para jugar en su mejor posición o con el esquema que mejor podría explotar sus cualidades, como quedó claro en los dos últimos partidos en Anoeta.  Sus méritos no han contado para darle continuidad como sí lo han hecho en el caso de otros jugadores. No hay que olvidar que Pardo fue clave en el despertar futbolístico del equipo esta temporada, con las victorias ante Málaga y Valencia a domicilio o Rayo en Anoeta.

El pasado fin de semana, Marca relacionó a Pardo con el Real Madrid. Imagino que el Madrid se fija por algo en un jugador y hace una oferta por él incluso sin haber debutado en Primera . Y hoy mismo se ha conocido que Pardo está entre los 55 futbolistas seleccionados por Fútbol Draft 2013, que busca a los mejores jugadores jóvenes. En su puesto, por ejemplo, compite con Koke, del Atlético de Madrid, que ha jugado prácticamente el doble de minutos que el realista (1.904 por 1.014), cifras en las que se mueven otros de los seleccionados que juegan en Primera como Jordi Amat (Rayo Vallecano), e incluso jugadores que no tienen ficha del primer equipo como Víctor Álvarez (Espanyol) han jugado más que el realista. Es cierto que supera a la gran mayoría de los aspirantes, en minutos y en la categoría en la que juega. Pero Pardo nos ha deslumbrado ya en el primer equipo y no le hemos visto lo que se merecía y cuando lo merecía. Cuando Pardo salta al campo en las segundas partes, se le nota acelerado. Normalmente, su categoría compensa esa precipitación. El sábado pasado no, incluso aunque diera la asistencia del cuarto gol desde la esquina.

No se trata de exigir la titularidad de Pardo, como de forma simplista se ha querido reducir este argumento en demasiadas ocasiones. Se trata de ser justos con la capacidad y el rendimiento de los jugadores, de sacar lo mejor de todos para que sea la Real la mayor beneficiada del rendimiento de sus integrantes. Ahora parece evidente que Martín Lasarte cometió un error al no confiar en Asier Illarramendi y Montanier puede estar cometiendo un error similar con Pardo, sólo que el éxito del equipo oculta ese debate. Pero en el futuro de los canteranos no cuenta el resultadismo. Nunca lo ha hecho y sería un error que lo hiciera ahora. Por alguna razón, Pardo no está encontrando los minutos que se ha ganado. Se habla de su físico o de que no está hecho, pero eso no es lo que se ve de él cuando juega en su puesto y desde el principio. Y estoy preocupado por él, incluso con la Real luchando por la Champions, porque no quiero que se malogre un diamante como él. O que triunfe en un grande sin haberle disfrutado aquí.

sábado, abril 06, 2013

REAL SOCIEDAD 4 - MÁLAGA 2 La demoledora pegada de la Real puede con todo

La demoledora pegada de la Real puede con todo. Con sus rivales y con sus propios defectos. Literalmente, con todo. Porque ya da igual que el equipo txuri urdin juegue contra un rival de arriba o de abajo, en Anoeta o como visitante, incluso bien o mal. Da igual. Esta Real tiene tantísimo talento que parece inevitable que en su casillero siempre se sumen varios tantos. Y así las victorias siempre son factibles. Hoy ha sido el Málaga el equipo que ha sufrido las cualidades de los realistas, el que se ha visto sobrepasado en diez minutos eléctricos y deslumbrantes, que han servido para tapar lo peor de un encuentro de ritmo cansino, de múltiples decisiones equivocadas antes y durante el encuentro y que deja la mala noticia de dos lesiones más, las de Vela, autor por cierto del gol 3.000 de la Real en Primera División, y Zurutuza. La victoria tiene un valor excepcional, por los tres puntos en juego, por meter ya cuatro de ventaja a un rival directo, por ganarle el average particular y porque se mantiene la cuarta plaza una semana más.

El partido se resolvió en los nueve minutos en los que se vio a la Real, a la mejor versión de este equipo, a la que es capaz de destrozar a sus rivales sin que sepan por dónde les sopla el viento, la que sabe explotar las cualidades de sus jugadores y la que tiene una altísima efectividad de cara a la portería contraria. Y eso arrancó en el minuto 20, cuando Griezmann lanzó un zambombazo al larguero, en un disparo que hubiera sido un maravilloso e histórico gol 3.000, y el balón acabó en córner. Ese saque de esquina lo puso el francés en el segundo palo de forma sensacional y encontró un remate maravilloso de Agirretxe, que Kameni sacó en su mejor acción del partido, pero el rechace cayó a los pies de Vela que ejerció de estrella y puso el 1-0. De esta forma, y por si le faltaba algo, se cuela ya para siempre en la historia de la Real, como autor del milenario tanto y junto a los nombres de Mendiluce y Larrañaga.

No era más que el comienzo del vendaval txuri urdin. Una jugada en la que se rondó el disparo en varias ocasiones continuó con el despeje de la defensa del Málaga. Allí llegó De la Bella, que enganchó un zapatazo descomunal, raso y potente, ante el que Kameni no pudo hacer nada. Un golazo maravilloso, el tercero que marca el lateral en esta temporada, que ponía el 2-0 en el marcador y que coronaba una actuación prodigiosa. Y el Málaga, cuatro minutos después de ponerse por debajo en el marcador, seguía sin saber por dónde le caían los golpes. Pero quedaba la guinda. Un extraordinario pase a la media vuelta de Agirretxe, que coronaba así una primera parte sensacional, encontró la carrera de Griezmann, esa que tan bien sabe aprovechar el francés, que corrió, encaró y disparó con la enorme cantidad de clase que atesora. 3-0. Casi sin despeinarse y como producto de una pegada increíble, que ya solventó por ejemplo el partido del Valladolid en muy pocos minutos.

Pero salvando esos diez minutos alocados y, por supuesto, el marcador y sus consecuencias, la Real sufrió. Y sufrió por deméritos propios. Que el Málaga se presentara en Anoeta prácticamente con el equipo suplente, pensando en su partido en Dortmund del martes, le hizo mucho bien al conjunto de Montanier, porque fue el equipo andaluz el que quiso dominar el partido desde su arranque. Los realistas salieron al campo con pesadez y sin fluidez. No ayudaba que Montanier mantuviera ese discutible triángulo inverso con Markel como pivote único (sólo un robo de balón en los primeros 45 minutos, cuando todavía había partido) e Illarramendi lejos de su zona de mayor influencia (aún así, soberbio, robando balones por todo el centro del campo y cubriendo una cantidad de terreno descomunal). Sin salida de balón, sin que el esférico llegara a las zonas de peligro, la Real sufrió. Y eso que el Málaga tampoco ahogó demasiado y, sobre todo, no era capaz de disparar a puerta. Eso es lo que salvó al equipo de Montanier en esos casi veinte minutos espesos, probablemente los peores en mucho tiempo.

Pero llegó ese latigazo de Griezmann (ante la cierta ausencia de Vela en el juego, mermado sin duda, como después se demostró), el primer disparo de la Real y, como ya ha sucedido en otras ocasiones, fue la chispa que abrió la caja de Pandora. Coincidió la lesión de Zurutuza con el final de esos diez minutos eléctricos y a Montanier no le quedó más opción, porque no tenía otra en el banquillo, que colocar a Pardo en el campo. También lejos de su mejor posición, quizá lastrado por su situación personal en el equipo o por la razón que sea, no fue el día del canterano. Aún con algún pequeño detalle, Pardo no tuvo la influencia en el juego que se hubiera podido esperar de él en un encuentro prácticamente decidido y, con 60 minutos por delante, ninguna obligación de demostrar enseguida que tiene sitio en el once. Pardo, que precisamente hoy era noticia por aparecer en la portada del diario Marca relacionado con el Real Madrid, hizo probablemente su peor partido con la camiseta de la Real, dejándose desquiciar además por las marrullerías de sus rivales.

Incluso la habitual tranquilidad que venía teniendo la Real en los últimos meses para manejar los tiempos de los partidos pareció desparecer. Y, sí, es inevitable pensar ahí en la ausencia de Xabi Prieto tanto como en la colocación del centro del campo. Pero, insisto, daba igual. Porque Griezmann mostraba chispa, Agirretxe daba salida de balón, Iñigo Martínez cortaba todo lo que llegaba a la frontal del área, De la Bella estaba en todas partes de su banda y Carlos Martínez dejaba en mal lugar en incontables ocasiones a quienes decían que no sabía defender. Pero la relajación era tan evidente que el gol del Málaga parecía inevitable. Un despeje, otro, de Carlos Martínez, cayó al agujero que tenía la Real en el centro del campo. La ausencia de Markel para recogerlo permitió que Morales enganchara un disparo fuerte pero muy centrado que Bravo se tragó de forma bastante inexplicable. Era el primer tiro entre los tres palos del Málaga y llegó en el minuto 43, dándole un toque de incertidumbre al resultado final que tras esos diez minutos salvaje no eran previsibles.

Esa incertidumbre se acabó en seis minutos, los que tardó Iñigo Martínez tras la reanudación en anotar el cuarto gol de la Real, con un potente testarazo en un saque de esquina fantásticamente botado por Pardo. La estrategia ha sido uno de los grandes lunares a lo largo de la temporada y hoy, curiosamente, dos de los goles llegaron en sendos córners. Cuando se sacan como se tienen que sacar, hay resultados. Y se puede decir sin miedo a resultar oportunista, porque el primero que se botó hoy ante el Málaga fue un gilicórner absurdo que no llegó a nada. La peor noticia del partido, aunque parece que no tendrá mayor importancia, llegó después, en el minuto 65. Vela estuvo a punto de hacer el quinto, con un disparo que, tras tocar un defensa, se estrelló en el palo. Al hacer el movimiento del disparo se resintió de la lesión que le impidió jugar en Barcelona y que le hizo ser duda para este partido. El mexicano forzó, eso es comprensible. Pero con 3-1 al descanso y con 4-1 en el minuto 51, debió ser sustituido. Las reacciones del banquillo siempre son tardías.

Con ese 4-1, la Real cayó de nuevo en el sopor que había dominado su actuación en la primera mitad, salvando de nuevo esos diez minutos que merecen elogiosos adjetivos de todo tipo. Y sin presión, dejó que el Málaga hiciera, adelantara sus líneas y se acercara al área de Bravo. Cierto es que apenas pudo generar ocasiones de peligro, lo que acentúa aún más la preocupación por los goles encajados, que sumaron cuatro en los dos últimos partidos cuando Roque Santa Cruz hizo el segundo del Málaga al rematar un magnífico centro de Pizón, aprovechando esa relajación realista. El triunfo no peligró. En realidad, no pasaron muchas más cosas a pesar de quedar veinte minutos por jugarse. Montanier hizo gala del poco banquillo que tenía en el partido al colocar a Estrada como extremo en lugar de Vela y, con Agirretxe y Griezmann muy cansados, dando a Ifrán apenas seis minutos, demasiado pocos una vez más para confirmar la escasa confianza que el técnico francés tiene en los jugadores que completan su grupo tipo de catorce jugadores.

La victoria es importantístima, que nada de lo negativo apuntado en las líneas anteriores distraiga de esa impresión. En el fútbol se puede ganar de muchas maneras, y si otras goleadas de la Real llegaron por un fútbol deslumbrante y continuado, hoy se debe a esos diez minutos eléctricos y a que ha tenido un buen rival pero despistado por los cantos de la Champions que está jugando. Y no es nada desdeñable el hecho de que se gane, con goles y solvencia, en partidos en los que hay muchas cosas que no salen bien, porque eso es lo que hace que los equipos lleguen a la zona noble de la clasificación. Es lo que tiene esta Real, que no está notando las bajas en sus resultados y que tiene a unos cuantos jugadores, muchos, en un estado de forma descomunal. Esa seguramente es la clave de que no se noten las ausencias. Chory y Xabi Prieto salieron del equipo en una forma espléndida, pero el relevo lo cogen Griezmann, Vela o los dos laterales. Porque Illarramendi no entiende de estados de forma y se mantiene a un nivel excepcional. Una semana más, la Real será cuarta en solitario. La Champions está cada vez más cerca.