La realidad es tozuda y acaba dando la razón a quienes quieren verla. De hecho, es fácil tratar de dar una explicación a todo lo que sucede. Facilísimo. Lo que no es tan fácil es darla cuando nos vale tanto esa explicación como la contraria. Y hablando de la Real llevamos demasiado tiempo colocados en esa situación. Lo difícil es mantener una teoría aunque todos los que mandan, en los medios de comunicación y en el campo, defiendan lo contrario. Pero la realidad, ah, la realidad, es tan tozuda que acaba poniendo a todo el mundo en su sitio. El partido contra el Sevilla viene a marcar un antes y un después en la temporada del equipo txuri urdin, porque ha servido para desenmascarar demasiados de los tópicos con los que se razonaban bastantes realidades de la Real. Y la primera de ellas, como no podía ser de otra manera, lleva el nombre de Rubén Pardo.
Este fútbol globalizado en el que vivimos hace que no podamos vivir engañados. Antes no podíamos ver al Sanse y no veíamos los partidos de las categorías inferiores de la selección. Hoy sí. Y todos vimos la exhibición de Pardo en el Europeo Sub-19 del pasado verano. Todos vimos ahí un jugador más que preparado para dar el salto al primer equipo, como hace poco más de dos años vimos a Griezmann preparado para ser titular en la Real. A Lasarte se le recriminó que empezará la temporada desde el banquillo y no tardó más que dos partidos en ver la realidad. Montanier ha querido ser más tozudo que la realidad y ha acabado sucumbiendo. Pardo ofrecía cosas que la primera plantilla no tenía, y Montanier no las supo aprovechar desde el inicio.
Hoy todo el mundo se congratula de la irrupción de Rubén Pardo y yo sigo lamentando los meses que hemos perdido con él. Nada grave, por supuesto, porque le queda una larguísima carrera como futbolista profesional en la que, ojalá, dé muchas alegrías a la Real. Pero no puedo olvidar que el entrenador de la Real, después de hacer la pretemporada, después de ver el Europeo Sub-19 y después de tener a Pardo un par de semanas bajo su mando decidió seguir adelante con la petición de un fichaje. Para mayor escarnio, con el fichaje de Mariga. Me sigue pareciendo indecente que en un equipo como la Real Mariga haya jugado 14 partidos como titular, con un resultado ínfimo, mientras Pardo guardaba intacta toda su ilusión en el banquillo o en la grada. Pero al menos la realidad ha ganado el pulso. Ha tardado seis meses, pero ha ganado.
La de Pardo no es la única realidad que ha puesto al descubierto la victoria ante el Sevilla. Demasiadas veces hemos justificado la derrota en la edad de la plantilla. Que si es demasiado joven, que si es demasiado inexperta, que si tiene que aclimatarse a la Primera División. A Espanyol o Athletic nadie les dice eso, a pesar de ser incluso más jóvenes que la Real en muchos partidos. Ante el Sevilla jugaron Cadamuro, Iñigo Martínez, Carlos Martínez, Markel Bergara, Pardo, Griezmann, Vela y Agirretxe. Ninguno de ellos llega a los 25 años. Y ganamos. Ganamos bien. Y con participación decisiva de unos cuantos de estos jugadores. ¿Si hubiéramos perdido lo hubiéramos justificado en la edad? Seguramente sí. ¿O en que jugaron nueve canteranos de inicio? Puede que también. Pero Zubieta no es una limitación, al contrario. Es de lo que más le agradezco a Aperribay, su confianza en el equipo que tenemos. Otra realidad al descubierto.
No es el único que cree en las posibilidades de lo que tenemos. "Nosotros siempre miramos hacia arriba. Mirar hacia abajo puede inducir a señales equívocas. Tenemos potencial para mirar hacia arriba, pero no podemos descuidarnos ni relajarnos". Eso lo dijo ayer Bravo. Contrasta con lo que dijo Markel antes del partido. Que el Sevilla no era de nuestra Liga. Como si por eso perder fuera lo normal. Y no, no lo es. No lo es en ningún caso, pero mucho menos en Anoeta. Hay que ser ambiciosos. Realistas, pero ambiciosos. Y de nuestra Liga son 19 equipos más. ¿Habríamos ganado cuatro puntos en las dos últimas visitas del Barcelona en Anoeta si pensáramos que no es de nuestra Liga? Pensemos en llegar a 45 cuanto antes, sí, pero con margen para hacer más cosas. La falta de ambición es lo que nos costó la Copa más fácil que tendremos en décadas. La falta de ambición es lo que ha estado a punto de tirar esta temporada por la borda.
Pero la realidad es tozuda. Y ahora nos sonríe más de lo que nos ha sonreído en toda la temporada. Porque ahora las lesiones no impiden que la gente crea que la Real tiene una buena plantilla, y eso que ante el Sevilla faltaron Elustondo, Zurutuza, Illarramendi y De la Bella, además de un Griezmann que empezó en el banquillo tocado. Nadie se escuda en la edad de nuestros futbolistas para anticipar una debacle. Nadie teme ya que un jugador de fuera mediocre le pueda quitar el puesto a Pardo. Y nadie ve un lastre en Zubieta, en la falta de dinero, en tener un único fichaje que se mantiene en el equipo desde el verano o en no haber recurrido al mercado de invierno. Claro, hemos ganado el último partido. ¿Cómo se explicaría una derrota en Granada? Volveríamos a los tópicos. No lo dudo. Así que me conformaré con que Montanier no intente ser más tozudo que la realidad para así aspirar a más de lo que tenemos. Porque podemos llegar.
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