martes, enero 29, 2013

¿De verdad confía Montanier en Pardo?

Sus razones tendrá Philippe Montanier para no haberle alineado, no sé cuáles porque le cuesta dar explicaciones coherentes sobre este asunto, pero no ver a Rubén Pardo en el equipo titular de la Real que saltó el pasado sábado al césped de Balaídos a mí me dolió. Y es un dolor más que habitual, pues el chaval no encuentra el papel que seguramente tendría que tener en el equipo por calidad, por progresión y por méritos cada vez que se asoma al césped. En todas las ocasiones en que se le ha preguntado a Montanier por este jugador, ha utilizado evasivas e incluso ha asegurado que confía en el futbolista, que fue él mismo quien pidió que se incorporara en la pretemporada del verano de 2011 y que es un jugador muy valioso. Sin embargo, los datos no engañan. Pardo no es titular en la Real, y sólo lo ha sido cuando las lesiones se convirtieron en una plaga. Si se quedara ahí, la situación no sería tan grave. Sería una simple elección de futbolistas por parte del entrenador. Pero comparando los datos de Pardo en estas dos últimas temporadas con los de las dos primeras temporadas en la Real de Markel y Elustondo es evidente que algo no está bien.

Vamos primero con los datos que servirán para entender la situación. Elustondo debutó en el primer equipo en la temporada 2006-2007, con Miguel Ángel Lotina de entrenador y con la Real luchando por seguir en Primera División, algo que no consiguió. En esa temporada, fue convocado en diez partidos y jugó seis, cinco de ellos como titular. La siguiente temporada, ya en Segunda y con tres entrenadores diferentes (Chris Coleman, José Ramón Eizmendi y Juan Manuel Lillo), entró en 27 convocatorias, disputó 19 encuentros y en 15 de ellos figuró en el once inicial. Esta Liga 2007-2008, con Coleman todavía en el banquillo, fue la del debut de Markel. Estuvo entre los 18 elegidos en 12 ocasiones, y apenas jugo cuatro choques, siendo titular en tres de ellos. La siguiente campaña, la 2008-2009, le fueron mucho mejor las cosas a Markel, convocado en 30 partidos, de los que jugó 26 y 24 de ellos como titular.

Markel y Elustondo son dos jugadores que han tenido largas lesiones. Sin embargo, en esas dos temporadas, el primero acumuló 42 convocatorias, 30 partidos y 27 titularidades, con 2.204 minutos de juego. Elustondo entró en la lista en 27 ocasiones, 25 saltó al césped y 20 lo hizo desde el principio, sumando 1.784 minutos. Los números de Pardo son muy distintos. El riojano no se ha enfrentado ni con situaciones clasificatorias al límite que recorten la confianza en jugadores inexpertos, con cambios de entrenador o con lesiones. En su primer año entró en 24 convocatorias, jugó 15 partidos pero sólo dos como titular. En la presente temporada, ha estado en la lista de 17 de los 21 partidos disputados, habiendo jugado en 15 de ellos y en ocho como titular. Total, 40 convocatorias, 30 jugados y 10 de ellos como titular. ¿Los minutos de Pardo? Una cifra sensiblemente inferior a la de sus dos compañeros cuando daban sus primeros pasos en el primer equipo: 1.113. Este último dato es el que produce enorme sorpresa.

Rubén Pardo sólo ha tenido como entrenador a Philippe Montanier, quien proclamó a su llegada a San Sebastián que no miraría la edad de los futbolistas si merecían jugar y poco a poco ha ido matizando aquella declaración. El canterano ha sido titular en diez ocasiones cuando en un número de convocatorias muy similar Elustondo le dobla y Markel casi le triplica. Ellos dos tuvieron que convencer a cuatro entrenadores diferentes y, cuando las lesiones se lo permitieron, se hicieron hueco con todos ellos de forma más o menos continuada. Y eso teniendo en cuenta el gran número de jugadores que ha tenido la Real en esas temporadas en las posiciones del centro del campo. Cuando la Real bajó, Elustondo tuvo que compartir demarcación con Juanito, Diego Rivas, Mikel Alonso, Garitano y Aranburu. En el primer año en segundo, tanto Elustondo como Markel se sumaron a la nómina de centrocampistas defensivos junto a los mencionados Garitano y Aranburu, además de Larrea y Martí. Pero en el fondo da igual.

Desde que Markel y Elustondo coinciden en el primer equipo, ambos jugadores han formado juntos en el once inicial de la Real apenas en diez ocasiones, de las cuales la mitad acabaron con derrota txuri urdin. Parecen muy pocas para cinco temporadas y media, incluso contando con esos largos periodos de inactividad. Pardo ha jugado como titular los mismos partidos, diez, en esta temporada y media que lleva con el primer equipo, y la mitad de ellas fueron triunfos de la Real. Supongo que todo queda dicho si recordamos que Mariga estuvo convocado en 17 partidos, jugó 14, 10 como titular y sumó 949 minutos. Hasta hace sólo cuatro jornadas, y a pesar de haber estado nada más que cuatro meses de competición en San Sebastián, Mariga había jugado más minutos que el riojano. ¿Confianza en Pardo? La confianza es otra cosa. Markel y Elustondo, incluyendo sus lesiones, sí tuvieron confianza. Pardo no. Y lo demás son excusas mal explicadas.

sábado, enero 26, 2013

CELTA 1 - REAL SOCIEDAD 1 La decepción que se veía venir

Nueva decepción en Vigo. Y una que se veía venir. Como se han visto tantas con Montanier como entrenador. La Real saca de Balaídos un punto que sabe a muy poco por la forma en la que se ha producido. Hay males que arrancan desde la alineación y de las obsesiones del técnico francés, que se repiten de manera sistemática y sin explicación lógica. Hay otros que se reproducen en la forma de jugar. Y los más evidentes son los que hablan de la escasez de ambición que tiene la Real. Jugando prácticamente toda la segunda parte contra diez, el equipo txuri urdin apenas ha sido capaz de generar una ocasión de gol, sin intención alguna de cambiar el ritmo del partido. Como ya es costumbre, hay que entender que este equipo admite que éste es su techo. Pero es su techo porque se resigna a que lo sea. Ese es el drama de este equipo, que sigue dejando pasar oportunidades para llegar a ser el conjunto que puede ser. Ganar al Barcelona tendría que haber sido un punto de inflexión en la historia, pero el mensaje fue olvidar esa victoria. Así nos va.

Montanier plantó sobre el césped de Balaídos una alineación muy cercana a la que venció el Barcelona, con dos cambios. Uno, el obligado, fue la inclusión de Elustondo en el centro de la defensa. El cambio técnico, devolver la punta de ataque a Ifrán, manteniendo a Chory en la izquierda, sentando a Griezmann y bajando a Vela a la linea de mediapuntas. Dado que el premio de mantener en el once completo por la gran victoria ante el Barcelona no era el plan de Montanier, lo más discutible es que la recuperación de Markel y Elustondo devuelva a Pardo al punto en el que estábamos hace más de un año. Hay que insistir en algo que muchos tenemos ya asumido: el más joven de los centrocampistas, un talento que ha visto todo el mundo y al que sólo se encuentran pegas desde dentro, desde algunos sectores del entorno blanquiazul (no entre los aficionados), no es una opción prioritaria para el técnico francés si tiene a todos sus hombres disponibles. Todo lo demás son milongas que llevan a explicaciones rocambolescas que no se cree ni quien las enuncia.

La opción de Markel tendría sentido si el equipo se hace fuerte en el centro del campo. Pero sacar de posición a Illarramendi para colocarle porque sí es un grave error y un enrome desconocimiento de la capacidad de los integrantes de la plantilla, porque el once no es el mejor posible. Ese es uno de los puntos más negativos de la labor de Montanier. Y negarlo, insisto, es absurdo, gane o pierda la Real. Porque los datos cantan. Hoy Markel ha robado seis balones en 90 minutos. Illarramendi en 77, ocho. Ahí ha estado el principal defecto de la Real en la primera mitad, en dejar jugar plácidamente al Celta en el centro del campo. Sólo se hicieron tres faltas en esos 45 minutos iniciales. El gol, todo un calco del que anotó De Lucas en la primera vuelta en Anoeta y que hace dudar de la preparación de los partidos, llegó porque el equipo local supo aprovechar las debilidades de la Real. Illarra, peor futbolista fuera de su sitio más adecuado, está blando, Markel está desaparecido y muy lento en su reacción y Elustondo no presiona como tiene que hacerlo dentro del área. Aspas, Krohn-Dehli, pared y gol y gol.

Era el minuto 32 y el partido no tenía un dominador claro. Los dos equipos daban miedo al llegar a tres cuartos, pero apenas tuvieron ocasiones de gol. Las más claras fueron locales y Bravo estuvo muy bien. La mejor de la Real la tuvo Ifrán, que en un gesto realmente extraño y sorprendente no fue capaz de rematar un buen centro de Carlos Martínez. Una pifia que termina de confirmar que las buenas sensaciones que ofreció en los primeros partidos en los que Montanier le colocó en el once han desaparecido por completo sin que desde el banquillo se haya dado cuenta el técnico. Lo cierto es que, de la zona ofensiva, sólo Chory Castro ha sido capaz de generar peligro. Vela, sin la importancia de situaciones puntuales que resultan decisivas (como las dos tarjetas que le sacó a Piqué hace una semana o su gol al Deportivo hace dos), evidencia su desconexión con el juego, Xabi Prieto sigue perdiendo posibilidades alejado de la banda e Ifrán apenas ayudó en nada. Y con ese panorama es muy difícil generar situaciones de peligro.

Si la primera parte dejaba el malestar por el marcador, el despropósito se produjo en la segunda mitad. A los cuatro minutos, el Celta se quedó con diez jugadores por una estupidez de Augusto Fernández, que cortó un balón de Illarramendi con la mano y vio la segunda amarilla. Veíamos así el quinto partido consecutivo en el que la Real ha jugado contra diez jugadores, algo que no había sucedido nunca. El primer problema que sucedió a esa situación es más que conocido. El entrenador rival siempre reacciona con rapidez ante una situación de emergencia. El de la Real, no. Más de diez minutos después de la expulsión, Montanier decidió por fin hacer la primera sustitución. Y cuando Agirretxe estaba ya preparado para saltar al césped, la Real empató. Lo hizo, noticia, en un córner terriblemente mal defendido por el Celta, que permitió a Elustondo rematar totalmente libre de marca. Su cabezazo, eso sí, fue perfecto y se estrelló contra el palo antes de convertirse en el empate a uno.

Montanier realizó a continuación el cambio. Rutinario. Como si no hubiera sólo diez jugadores enfrente. Sin ver que los partidos son diferentes (frase que, por cierto, sí repite mucho) y que la renuncia del Celta debía ser, al menos idéntica a la ambición realista. Agirretxe por Ifrán. Lo de siempre. Sin coraje. Da mucha pena que justo cuando se habla de la posibilidad de dar el salto a cotas más elevadas, la respuesta sea ésta. Delantero por delantero. Sin más. La Real no cambió en su forma de afrontar el partido, simplemente se limitó a tener la pelota, a moverla, a ganar un inane porcentaje de posesión. Y eso no provocó ningún efecto en el partido. Lo que demostró que el árbitro había cambiado el desarrollo del choque (no estuvo muy casero que digamos, pero no sé si tanto como le reclamaba la grada de Balaídos) estuvo en lo que hizo el Celta, replegarse, ordenarse muy bien en torno a su propia área y prescindir de todos sus delanteros, situación agravada por la sustitución obligada en el descanso de Aspas, que ya había llegado al partido forzando.

Jugándose como se jugó en el límite del área viguesa, es inconcebible no generar ni una sola ocasión de gol. Quizá es que en Zubieta no se trabajan ejercicios de superioridad para afrontar situaciones como ésta, pero lo que estuvo más que claro es que no había ideas para derribar esa defensa. El único recurso fue darle el balón a Carlos Martínez y que centrara. Por cierto, hoy francamente mal en esa disciplina. Parecía evidente que abrir el campo era necesario, pero Montanier no lo vio, ni siquiera cuando Xabi Prieto fue capaz de meter dos balones desde la banda en las escasísimas ocasiones en que cayó a la derecha. Tanto fue así que el entrenador realista usó su segunda sustitución para sacar del campo al único atacante que estaba encontrando la espalda de su marcador por la banda, Chory Castro. Griezmann, su sustituto, demostró que sigue sin chispa y que, más que banquillo, igual lo que necesita es grada. Eso sí, hoy estuvo en la misma línea de casi todos sus compañeros.

El técnico francés mantenía una defensa de cuatro y dos mediocentros contra diez jugadores de un equipo que había retirado a todos sus delanteros. Y entonces culminó su despropósito en la lectura del partido retirando a Illarramendi, probablemente el mejor realista del partido junto a Bravo, para dar trece minutos a Pardo. Comentar los cambios del partido era lo más animado porque, en realidad, no estaba pasando nada sobre el césped. Fracasó Montanier, pero también bastantes de los jugadores que había sobre el campo. Vale que el entrenador ordene un ritmo tan intrascendentemente lento que no sirve ni para pisar el interior del área, pero no es admisible la poca chispa que mostraron jugadores como Griezmann o Vela, la insuficiente participación de Agirretxe o la escasa decisión del capitán Prieto para dejarse caer a la banda, donde se veía que sí podía hacer daño. Si el partido va mal en la pizarra, el talento de los futbolistas tiene que demostrarse en algo más que un acierto técnico puntual.

De los incontables centros sin sustancia que metió la Real en el área, y con los que no consiguió generar más que despejas, se salvó uno ya en el descuento, rematado por Griezmann de cabeza (pareció córner pero el árbitro no lo concedió) que se marchó fuera por poco. Además de ésta, el equipo txuri urdin sólo puso en aprietos a Javi Varas en un flojo disparo de Markel Bergara que, ante el exceso de vista del guardameta del Celta, se acabó estrellando en el palo. Para entonces, Paco Herrera había parado el partido con una trifulca desde su banquillo en la que acabó expulsado y, seguramente, ganando de paso unos minutos y dando mucho oxígeno a los suyos, que jamás perdieron la posición en el campo. El Celta no sólo dio una lección a la Real sobre lo que hay que hacer en inferioridad, sino que acabó por demostrar que a este equipo le faltan soluciones para afrontar partidos en los que suceden cosas que se salen del guión. Es triste decir que quizá once contra once habría habido más posibilidades de ganar.

Y así se van otros dos puntos que tendrían que haber sido de la Real. Se van jugando contra diez y por razones fáciles de entender y de localizar, porque son las mismas que marcan la estancia de Montanier en la Real. Y, sí, suma el equipo txuri urdin un punto más y alcanza los 30, y seguirá después de esta jornada en el grupo de equipos que pueden luchar por Europa. Pero otra semana más se palpa la desazón que genera estar muy por detrás de la capacidad que tiene el equipo, esta vez de forma más evidente y dolorosa por venir de la remontada ante el Barcelona de hace una semana que recorrió el mundo entero. Es lo que sucede por jugar con miedo. Hoy el miedo era, inicialmente, que pensáramos en lo buenos que somos y, al final, que diez jugadores de un Celta sin delanteros trenzaran un contragolpe. Si hubiéramos salido a demostrar precisamente lo buenos que somos y hubiéramos intensificado el ritmo para aprovechar la superioridad, habríamos ganado. Pero la Real puede decir que de los últimos once partidos sólo hemos perdido uno. Pues vale.

viernes, enero 25, 2013

PREVIA Celta - Real Sociedad. ¿Esta vez sí?

¿Será esta vez la ocasión en la que la Real confirme las expectativas que genera? ¿Será contra el Celta (sábado, 16.00 horas, Balaídos, Canal + Liga, Gol TV) cuando se sumen dos alegrías consecutivas? Sería simbólico que el equipo txuri urdin hiciera esa demostración en el escenario en el que se marchó su tercera Liga, la de toda una generación de realistas, pero lo cierto es que ese es el reto. Después de superar al casi imbatible Barcelona, ya nadie duda de que este equipo está preparado para cotas mucho más altas de las que ha transitado hasta ahora. Y Balaídos será la prueba de fuego, el lugar en el que demostrará que tienen razón los que sueñan con logros de gran calado o en el que confirmará los peores augurios y esa irritante tendencia que ha adquirido el equipo, y sus jugadores lo saben y lo han dicho, de ofrecer una decepción después de una gran victoria. Un Celta al que no le sobran puntos será la piedra de toque para comprobar si el mal ante los equipos de la parte baja de la clasificación continúa en la segunda vuelta.

Las bajas, el hecho de contar con una plantilla corta y la decisión de Montanier de no recurrir al Sanse salvo que tenga disponibles menos de 18 jugadores del primer equipo le están resolviendo con frecuencia la papeleta al técnico francés. Hay 18 disponibles y, por tanto, 18 convocados, lo que deja una lista algo coja en la defensa, con cinco efectivos y cuatro de ellos laterales. Mikel González y Ansotegi son baja, el primero por un golpe recibido ante el Barcelona y el segundo arrastrando molestias desde que jugó hace dos semanas contra el Deportivo. Zurutuza completa el cuadro de bajas por problemas físicas, y a ellos hay que añadir a Cadamuro, que sigue disputando la Copa de África. Como los tres últimos ya fueron baja en el épico e inolvidable partido contra el líder, sólo hay una novedad en la lista de Montanier, y es el regreso de Ros, que entra por su condición de futbolista del primer equipo pero al que, a priori, sólo las bajas o los contratiempos pueden darle alguna oportunidad en forma de minutos.

Bravo, que también mantiene molestias desde su lesión en el Bernabéu, será titular. Elustondo volverá a formar en el centro de la defensa, como sucedió ante el Deportivo, con Iñigo Martínez como su pareja. En los laterales, todo indica que repetirán Carlos Martínez y De la Bella. Por delante, Illarramendi tiene plaza segura, y lo normal es que Markel Bergara repitiera como su acompañante, dejando a Pardo y Ros en el banquillo. Por delante también sería muy sorprendente no ver a Xabi Prieto, Griezmann y Vela y la principal duda radica en el puesto restante. Si el mexicano es el jugador más adelantado, Chory, autor de dos goles ante el Barça, volverá a estar en el flanco izquierdo, con lo que la única variación en el once sería la entrada de Elustondo como central. Si Montanier decide recuperar un delantero, Agirretxe cuenta con ventaja por su gol ante el Barcelona, pero fuera de casa el técnico francés ha prescindido de él en varias ocasiones, lo que daría opciones a Ifrán. Completan la lista Zubikarai, Estrada y José Ángel, que parece que seguirá hasta junio.

La Real comienza la jornada en la novena posición, con 29 puntos, a dos de la sexta plaza y a seis de la cuarta. El Celta tiene diez puntos menos, es decimoséptimo y sólo un punto le separa de la zona de descenso. De los seis últimos clasificados tras las primeras veinte jornadas de Liga, la Real sólo ha conseguido superar a uno, precisamente al conjunto gallego. Apenas cinco equipos han sumado menos puntos como visitante que el conjunto txuri urdin, aunque es cierto que ha jugado nueve partidos y hay hasta cinco conjuntos que han jugado once. Sus ocho puntos fuera de casa se reparten en dos victorias (Málaga y Valencia) y otros dos empates (Valladolid y Granada). El Celta ha sumado 15 de sus 19 puntos en Balaídos, de donde hay dos equipos que se han llevado los tres puntos, Málaga y Betis, ambos ganando por 0-1. El reto de la Real ante el conjunto vigués, en el que juega un no tan viejo conocido, Demidov, es no responder con una desilusión a otro momento ilusionante, la gloriosa remontada al Barça y el mantenimiento de su histórico récord de imbatibilidad.

Celta y Real Sociedad se han cruzado en 49 ocasiones. De las 40 disputadas en Primera División, 23 se han saldado con victoria local, nueve con triunfo visitante y las ocho restantes con empate. En sus últimas 17 visitas en la máxima categoría, el equipo txuri urdin sólo ha sido capaz de ganar en una ocasión, con el espectacular 2-5 de la temporada 2003-2004, con goles de Kovacevic, Milosevic en propia puerta, Xabi Alonso y dos de Nihat, goleada que provocó el cese de Miguel Ángel Lotina como entrenador celtiña. Ese es el último y el más contundente triunfo de la Real en Vigo. Una de esas derrotas es el 3-2 que se llevó el merecido título de Liga de la temporada anterior, la 2002-2003. La mayor goleada del Celta es el 6-1 de la primera vez que se enfrentaron, en la campaña 1941-1942. En Segunda División la estadística es algo más pareja, pero todavía favorable a los locales, con dos victorias y cuatro derrotas para la Real en los nueve partidos disputados. Los dos triunfos teñidos de txuri urdin fueron por la mínima, 0-1-, en las temporadas 1966-1967 y 2009-2010 (el día que falleció José Luis Orbegozo). Ambas se saldaron con el ascenso final. La mayor goleada sufrida en Segunda iguala la de Primera, el 6-1 de la Liga 1962-1963.

La última vez que se produjo un Celta - Real Sociedad fue en Segunda División, el ya mencionado choque de la temporada 2009-2010 en el que ganó la Real por 0-1. Después de una primera parte de dominio local pero ocasiones visitantes, Aspas fue expulsado en la última acción antes del descanso. Y en la primera de la segunda mitad un gran Xabi Prieto colocó una preciosa asistencia en la cabeza de Nsue que éste no perdonó. Con esta victoria, la Real de Lasarte encadenaba diez jornadas sin conocer la derrota y se consolidaba en los puestos de ascenso antes de concluir la primera vuelta. En Primera, la última vez que coincidieron estos dos equipos fue en la temporada 2006-2007, en la que ambos acabaron bajando. El partido en Balaídos concluyó con el empate a cero inicial. Lotina, entonces entrenador de la Real diseñó un trivote que sacrificó a Kovacevic y dio la alternativa en Primera a Elustondo. Sólo la entrada del serbio permitió atisbar alguna esperanza de marcar, en un partido en el que Bravo se convirtió en el mejor realista, salvando dos goles del Celta con la ayuda de sus palos. La Real, en descenso, acababa el año 2009 sumando una derrota pero también sólo una victoria en sus seis últimos partidos.

En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real protagonizó un buen estreno liguero en Anoeta, después de caer contundentemente en el Camp Nou en la primera jornada. Con Griezmann encandilando como mediapunta, el equipo txuri urdin generó un torrente de ocasiones de gol en la primera mitad, pero no supo concretarlas. Tampoco ayudó el árbitro, que anuló un gol legal de Agirretxe y escamoteó un penalti por mano de Túñez. El Celta, atemorizado en la primera mitad por una buena Real, salió en la segunda dispuesto a dar un susto. Y lo dio, adelantándose en el marcador gracias a De Lucas y aprovechando el calamitoso arranque realista  tras el descanso. Pero la Real reaccionó, con Griezmann echándose el equipo a sus espaldas. Con una preciosa diagonal, asistió a Agirretxe para que convirtiera un certero disparo en el empate. Y poco después abrió el balón a Vela, que lo peleó con rabia y lo metió dentro del área, donde Agirretxe de nuevo aprovechó la indecisión de la defensa del Celta para marcar con picardía. Pardo, que jugó los minutos finales, sentó cátedra con una inteligencia superior. Este 2-1 fue la primera remontada que consiguió la Real con Montanier en el banquillo tras una Liga completa.

lunes, enero 21, 2013

Creo en Agirretxe

Una vez digerido, pero desde luego no olvidado, el momento de éxtasis del pasado sábado, tengo claro que si hay un detalle que me alegra especialmente de cómo se produjo la victoria ante el Barcelona es que Agirretxe fuera el autor del gol definitivo. Ese gol llega en el momento de la temporada en el que más se debatía sobre las carencias que tiene el equipo en su puesto de delantero centro, ya que tanto él como Ifrán llevaban sin marcar desde la goleada de la Real en Mestalla. Y es un debate interesante al que me sumo. Pero, recordando los silbidos que escuchó Agirretxe en el partido contra el Deportivo, lo hago con la sensación de que muchas veces no valoramos en su justa medida lo que pueden ofrecernos algunos jugadores y aprovechamos con demasiada frecuencia un mal momento para arremeter contra algunos de ellos. En la plantilla, y por citar dos jugadores que hoy encuentran más elogios que críticas, han pasado por esa situación tanto Mikel González como Carlos Martinez. Y Agirretxe, como ya he escrito más de una vez, es un jugador que no lo ha tenido nada fácil para llegar al primer equipo o a la situación en la que está ahora.

Vamos a los hechos. Agirretxe lleva jugados 777 minutos en Liga y ha anotado cuatro goles, una media de un gol cada 194 minutos, es decir, un poco menos de un gol cada dos encuentros. Estamos de acuerdo en que es una cifra insuficiente para un delantero centro, más aún si el otro de la plantilla, Ifrán, apenas ha marcado un gol en los 789 minutos que ha jugado. Pero es una cifra que hay que matizar, porque a veces parece que fuera hay auténticos prodigios y nosotros nos tenemos que conformar con la morralla. La marca no es tan distinta de las de otros delanteros que probablemente, sin duda en algún caso, consideraríamos mejores que Agirretxe. Benzema marca un gol cada 188 minutos. Alexis no ha marcado en 726 minutos. Jorge Molina en el Betis marca cada 160 minutos. Saviola en el Málaga cada 203. Valdez en el Valencia cada 163. Martins, en el Levante, lo hace cada 215 minutos. Curiosamente, la pasada temporada Agirretxe marcó un gol cada 228 minutos y hubo coincidencia en que su temporada fue bastante positiva.

Otro hecho. El juego de la Real o su efectividad anotadora no se sustentan en la efectividad de su delantero. Primero, porque tiene otro hombre gol, Vela, que ya ha anotado ocho goles. Y otro dato a tener en cuenta ahí, la media del mexicano es de un tanto cada 189 minutos, no demasiado superior a la de Agirretxe. Es cierto que la importancia de Vela esta temporada es muy superior a la que dicta su cuenta anotadora (no hay más que recordar el partido del sábado y las dos tarjetas que le forzó a Piqué). Y segundo porque el resto del equipo ha hecho de la Real el cuarto conjunto más goleador de toda la Primera División. Con esos números, y a pesar de que es obvio que sus delanteros centros podrían llevar más tantos, es difícil pensar que la Real tiene un problema de cara a la portería contraria. La movilidad que tanto gusta a Montanier para sus hombres de ataque hace que el 9 goleador no sea una exigencia indispensable del conjunto txuri urdin, como si lo fue en épocas pasadas.

¿Es mejorable la marca de Agirretxe? Sin duda. ¿Catastrófica como para silbarle? Para mí, no. Recordando a los grandes goleadores de la Real, puede ser muy obvio que Agirretxe no es tan completo como Satrústegui, Aldridge, Kodro o Kovacevic. Desde luego, no tiene su instinto goleador. Pero no es, ni mucho menos, un mal delantero. No me convence la gestión que Montanier hace de ese puesto, ni la temporada pasada con la marginación sistemática de Llorente e Ifrán, ni en la presente con la del propio Ifrán en el primer tramo de la Liga o la de Agirretxe después. Creo que ambos son buenos delanteros centros que, en las condiciones adecuadas, tienen muchísimo que aportar a la Real. Creo que ver el desmarque que hizo Agirretxe nada menos que entre Mascherano y Puyol para culminar una de las tardes más gloriosas que ha vivido Anoeta es motivo más que suficiente para que los más críticos con él le den, al menos, un margen de confianza. El mío es mucho más amplio. Creo en Agirretxe. Y por eso me alegro tanto su gol del sábado.

domingo, enero 20, 2013

REAL SOCIEDAD 3 - BARCELONA 2 Inolvidable

Hay días que no se olvidan. Días que marcan la vida de un aficionado. Que convierten la afición por un equipo en devoción, en una forma de sentir y de pensar. El 19 de enero de 2013 es uno de esos días. Para ese hermoso recuerdo que durará de por vida, da igual cómo se jugara ese partido. Si todo salió bien o si el azar echó una mano. No importa la actuación del árbitro ni las incidencias del partido. Lo que importa es ese instante en el que la felicidad llena el corazón, el alma y el cuerpo. Ese momento en que te das cuenta de que has vivido algo grande. Porque a partir de ahora todos recordaremos dónde estábamos el 19 de enero de 2013 y cómo vimos el partido en el que la Real Sociedad se convirtió en el primer equipo que derrota en la Liga al Fútbol Club Barcelona. Tendremos en nuestra cabeza ese gol de Agirretxe en el minuto 91. Se lo contaremos a nuestros hijos, a nuestros nietos, a nuestros amigos y a todo aquel que nos quiera escuchar, con una sonrisa de oreja a oreja y un orgullo que se nos saldrá del pecho. Porque lo de este día, San Sebastián mediante, fue algo grande de vivir, en Anoeta, en un bar o en casa. Daba igual. La Rea hizo inolvidable el momento.

Fue algo memorable por el fondo. El rival era el Barcelona que venía de firmar la mejor primera vuelta de la historia, con 18 victorias y un empate. No importaba que llevara dos temporadas sin ganar en Anoeta, algunos todavía se escudaban en los suplentes que sacó Guardiola en ambos encuentros para no darle a la Real, uno de los 18 equipos que no cuentan para los medios de comunicación, el mérito que tenía. Ayer Tito Vilanova salió con todo. Absolutamente con todo. Y con todo perdió. Pero sobre el campo no había cuatro balones de oro, sólo uno de cuero y la victoria da a la Real un hueco en la historia. Por el rival al que derrotó pero también, como hiciera hace dos años, porque supone la defensa de su marca más preciada, los 32 partidos sin perder de la temporada 1979-1980, un récord milagroso que ha sobrevivido a los más grandes equipos de la Historia. Pero también, por supuesto, es memorable por la forma en que se produjo. Hace algo más de un año, la Real empató tras ir perdiendo 0-2. Ayer la remontada, que iguala la mayor de la Historia del centenario equipo txuri urdin, fue completa. Esta remontada iguala la mayor de la historia acometida por la Real. Y contra este Barça el mérito de la hazaña se multiplica.

No sorprendió Montanier con su alineación. Con acuerdo o sin él del entrenador que todos llevamos dentro, su once tenía explicación. Sabedor de que la posesión sería del Barcelona, optó por sacar del campo al centrocampista que mejor se lleva con la pelota, Rubén Pardo, para introducir un stopper, un Markel Bergara que no estuvo mal pero que tuvo menos trascendencia, por ejemplo, que en el encuentro de hace dos temporadas contra el Barça. Y ante la sequía goleadora de sus dos delanteros, decidió recuperar a Vela como falso nueve, buscando movilidad y velocidad en la punta de ataque. Los primeros minutos del partido no fueron los mejores para evaluar el acierto de la propuesta porque los errores individuales y puntuales amenazaron con que el partido se convirtiera en un paseo para el Barcelona. Un fuera de juego mal tirado por los centrales propició la primera ocasión de Messi. La mandó fuera. Pero al minuto siguiente marcó por otro fallo individual, esta vez de Bravo, que hizo un mal despeje con el pie que recogió Iniesta, que le pasó el balón a Messi. Con la defensa descolocada por el mal inicio de jugada del chileno, Iñigo Martínez dudó entre cerrar el tiro o el tránsito del argentino hacia el área. Y un Balón de Oro no duda ante esas cosas. Disparó desde fuera del área y colocó el balón junto al pelo derecho de Bravo.

El 0-1 era el primer gol de Messi en Anoeta. Y llegó tan temprano, en el minuto 6, que no sólo recordaba al encuentro de la temporada pasada sino que ponía a la Real en una situación delicada. El movimiento de Montanier de colocar a Markel en el centro corría el riesgo de fracasar por derribo. Pero el partido siguió marcado por cuestiones puntuales y no por el dominio absoluto de uno de los dos equipos. Primero Undiano Mallenco perdonó una escandalosa tarjeta a Busquets por cazar a Chory Castro sin opción de llegar a la pelota, una de esas tarjetas que este mismo partido acabó demostrando que tienen un influencia capital en los partidos. Poco después hizo lo mismo con un Dani Alves que se fue sin amarilla a pesar de cometer nada menos que siete faltas. Después faltó un mínimo de precisión en lo más sorprendente del partido, una jugada ensayada de la Real muy bien ejecutada. Chory sacó una falta al interior del área hacia Xabi Prieto (el menos rápido de los atacantes, ese balón a Vela o Griezmann podría haber sido letal) y su disparo, ante la salida de Valdés, se estrelló en el lateral de la red.

Más detalles. Mikel González perdió un balón dentro del área para que Pedro rematara al palo. Griezmann, increíblemente fallón durante todo el partido pero entregado a la causa como el que más, disparó fuera. El francés y Vela fallaron en dos contragolpes que, de haber sido precisas sus intervenciones, habrían llevado muchísimo peligro. Y otro falló más, este de enorme trascendencia. De la Bella reclama un fuera de juego que él mismo rompe acabando con la línea de la defensa, como ya le sucedió en el gol de Benzema en el Bernabéu y su marca, Pedro, acaba marcado el 0-2 a pase de Alves. 25 minutos de partido y 0-2. Otro detalle. Un fuera de juego por centímetros evita que el gol de Carlos Martínez sea legal. En el minuto 39, un nuevo regalo de Bravo, en una salida que no tenía ningún sentido, le dejó la salida fácil a Messi en un pase largo de Xavi. El argentino picó el balón por encima del chileno, pero el palo volvió a salvar a la Real. Sin embargo, el partido no estaba dando la misma sensación que hace un año. Es cierto que el Barcelona pudo aumentar mucho el marcador, pero no era producto de su superioridad futbolística sino de los errores de la Real. Errores puntuales, que no estratégicos.

Faltaba sólo una pizca de acierto, tanto en defensa como en ataque, para que el partido cambiara. Y ese acierto llegó antes del descanso. Jordi Alba desvió un centro de Carlos Martínez y el balón salió buscando el cielo de San Sebastián. Griezmann lo ganó de cabeza, Vela lo bajó y lo puso para la entrada de Chory Castro por la izquierda ante un Dani Alves que llegó muy tardo. El disparo del uruguayo, que le tiene tomada la medida al Barcelona, fue certero. Gol. 1-2. Y así se llegó al descanso.Yo no vi una Real inferior al Barcelona en esos primeros 45 minutos. O no vi un Barcelona superior a la Real. Con algo más de acierto sí, aprovechando regalos de los nuestros. Pero la presión txuri urdin era buena, su colocación en defensa en los ataques estáticos del Barcelona era más que correcta y la sensación de peligro que generaban sus atacantes más que notable. Piqué, que ya había visto una tarjeta amarilla por entorpecer un saque de falta de Vela, Pujol, Jordi Alba y Alves no estaban tranquilos. Y tenían sus razones. ¿La muestra? El portentoso arranque de la segunda mitad, en el que la Real tocó tambores de guerra y se fue descaradamente a por el partido. No sé qué les diría Montanier en el descanso, pero esta vez, en contra de lo que ha venido sucediendo, fue alentador.

Illarramendi, probablemente el mejor jugador del encuentro, mejoró su estupenda actuación de la primera mitad y se convirtió en el amo del centro del campo. Es un jugadorazo y que acabara con calambres demuestra el esfuerzo que hizo Los laterales avisaron con frecuencia a sus marcadores y obligaron a que los extremos del Barça trabajaran. Y arriba, mucha movilidad y algo más de acierto en la elección y en la ejecución, aun sin crear peligro claro. La Real estaba haciendo lo que tenía que hacer para buscar el empate. Sin reproche alguno. El equipo blaugrana parecía más nervioso de lo habitual. Y Vela, intrascendente en su labor de nueve, apareció de nuevo para confirmar lo decisivo que es. Dribló a Piqué en el centro del campo y le sacó la segunda tarjeta amarilla. Vistas las amarillas que perdonó en la primera mitad, no parecía que Undiano fuera a sucumbir a la tentación pero lo hizo. La expulsión es muy justa. Y si la Real necesitaba algo más para creer que el partido no estaba perdido, eso terminó por convencer a todos los que estaban en Anoeta, abajo y en la grada. En pleno asedio txuri urdin, con varios córners consecutivos, Chory Castro enganchó un balón pasado desde la derecha, recortó hacia fuera y disparó. El balón rebotó en Mascherano y Valdés estuvo a punto de sacarlo pero entró. El delirio se apoderó de Anoeta, que vio de nuevo cómo la Real remontaba un 0-2 del Barcelona.

Ahí, con algo menos de media hora por delante, es cuando la Real dudó. El partido pedía seguir con el arreón, marcar el tercero cuanto antes y aprovechar hasta las últimas consecuencias la inferioridad numérica del Barcelona. Pero pesó más que el rival era el que era. El equipo txuri urdin cedió metros e, incluso jugando contra diez, la posesión del balón. El Barcelona supo frenar el partido. Era lo que le interesaba para dejar que la calidad pudiera decantar el resultado a su favor. Y la Real se dejó llevar. Que Montanier no hiciera su primer cambio hasta el minuto 74, cuando el físico era una baza que podía decidir el encuentro, fue una ayuda inestimable para Tito Vilanova. Pero por encima de tácticas, el partido de ayer fue de corazón. Y ahí la Real expuso muchísimo. Su defensa fue extraordinaria, hasta el punto de que el Barcelona que pudo golear en la primera mitad no le generó ni una sola ocasión de peligro en los segundos 45 minutos. Iniesta todavía tiene pesadillas con Carlos Martínez, que le sacó una amarilla en una brutal internada hacia el área que el autor del gol que hizo a España campeona del mundo tuvo que frenar con falta. Tuvo suerte, pues más tarde tuvo que ser expulsado por una patada a Vela. Quizá ya era demasiado para Undiano.

Si la presión de la Real en esos minutos ya era buena, la entrada de Ifrán fue justo lo que necesitaba. Fue extraño que los dos primeros cambios de Montanier sirvieran para retirar a Chory Castro y Xabi Prieto (gran trabajo el suyo), pues ambos parecían más enteros que un Vela exhausto y un Griezmann que sólo dio alguna pincelada interesante cuando acabó en la banda izquierda (arrancó el partido en la derecha). Pero que Ifrán se colocara en la derecha fue un gran acierto. Era el complemento necesario para que la furia de un portentoso Carlos Martínez se desatara ya sin control. Con apenas seis minutos por delante, Montanier agotó sus cambios y metió a Agirretxe por el mexicano. Y acabó siendo el hombre del partido. Ya en el descuento, cuando Undiano había señalado sólo dos minutos de añadido, Carlos Martínez llegó hasta el área rival por enésima vez. Se giró, centró con su pierna izquierda un balón precioso, de valor incalculable y allí, en el centro del área, llegó Agirretxe, ejerciendo de nueve puro para marcar el 3-2. Indescriptible la alegría que se apoderó de cada corazón txuri urdin que siente como propio a este equipo. La remontada se había consumido y el hueco en los libros de historia se había logrado de la forma más hermosa posible.

Llevamos mucho tiempo escuchando que hay que hacer un partido perfecto para ganar a Madrid o Barcelona. No es verdad. Ayer la Real no hizo un partido perfecto. Se me ocurren muchas cosas que mejorar, y algunas he deslizado en las líneas precedentes. Pero no es el día, porque lo memorable absorbió con claridad a lo criticable. La Real logró una victoria de prestigio, de las que permanecen en la memoria. Y lo hizo en el mejor de los días posibles, en víspera de San Sebastián. En el último minuto. Y derrotando al equipo que parecía imbatible, uno que, por muchos récords que logre batir, no llegará ya a los 32 partidos sin perder que lograron los Arconada, Kortabarria, Celayeta, Periko Alonso, Zamora, Satrústegui o López Ufarte. Ganar 3-2 al Barcelona es la evidencia de muchas cosas. Para empezar, de que la Real tiene el carácter que mucha gente no le quiere reconocer. O que tiene un delantero que, bien cuidado, puede dar goles. O que tiene la categoría de estar luchando mucho más arriba en la clasificación de lo que hasta ahora se ha permitido creer. Ayer la Real hizo feliz a mucha gente. Y tiene mucho más como para que no sea flor de un día, por mucho que sea el día de San Sebastián.

viernes, enero 18, 2013

PREVIA Real Sociedad - Barcelona. Un hueco en la historia

La Real busca ante el Barcelona (sábado, 18.00 horas, Anoeta, Canal + Liga, Gol TV) un hueco en la historia. Ganar sería histórico porque el equipo de Tito Vilanova aún no ha perdido en la Liga y eso, además, permitiría al equipo txuri urdin ser el responsable directo de mantener su mítico récord de imbatibilidad, las 32 jornadas sin perder de la temporada 1979-1980. Al menos empatar también sería histórico porque sería la tercera temporada consecutiva, todas desde el ascenso, en que el equipo realista habría sido capaz de detener a la apisonadora blaugrana. El reto es más que interesante para este equipo que tanto tiempo llevamos calificando como en crecimiento. Enfrente estará el que para muchos es el mejor equipo del mundo y para algunos incluso el mejor de la historia. Estará un jugador que tiene cuatro Balones de Oro y tantos campeones del mundo que casi mejor no contarlos. Para la Real, un reto bonito. Pero ojalá que el cuadro realista no se confunda. No es un partido para disfrutar o "de otra Liga". Es un partido de once contra once y con tres puntos en juego. Contra el Barça, sí. ¿Y qué? Un partido al fin y al cabo. Y en víspera de San Sebastián. Que suenen los tambores.

Aunque parecía que la enfermería se había vaciado, Montanier tuvo que confeccionar la lista para recibir al Barcelona con dos bajas. Zurutuza se cayó por una anemia (ojo, es lo que le tuvo parado a comienzos de temporada, y físicamente se le ha notado bastante bajo en los últimos partidos, además de no saltar al campo ni un minuto contra el Deportivo) y Ansotegi por las molestias que le han dado guerra durante la semana. Ellos se suman a Cadamuro, concentrado con la selección argelina que disputa la Copa de África que arranca mañana. Así, el técnico francés sólo tuvo que hacer un descarte por decisión técnica y no hubo sorpresas: el elegido fue un Javi Ros al que, una vez recuperados Elustondo y Markel, quizá habría que buscar una salida en este mercado invernal. Vuelven a la convocatoria los tres sancionados de la pasada jornada, Mikel González, Iñigo Martínez y Dani Estrada.

Como de costumbre, y salvo situaciones muy delicadas como la de la semana pasada, no se esperan sorpresas atrás. Jugarán Bravo en la portería, Mikel e Iñigo en el centro de la zaga y en los laterales Carlos Martínez y De la Bella (que suma cuatro tarjetas amarillas, coincidiendo con el lógico deseo de José Ángel de marcharse en busca de los minutos que aquí no le da Montanier). Illarramendi tiene sitio seguro en el centro del campo, pero a partir de ahí se abre el abanico de posibilidades. Casi seguro Elustondo será su acompañante, probablemente sentando a Pardo. No se puede descartar tampoco a Markel. No olvidemos que esos tres centrocampistas fueron los escogidos en el Camp Nou. No obstante, no parece probable que siente a Xabi Prieto, Vela o Griezmann, que formarían la tripleta de medios ofensivos. Si el mexicano jugara en punta, Montanier podría alinear a Illarra, Elus y Markel. De no ser así, Agirretxe e Ifrán compiten por la punta de ataque. Zubikarai, Estrada, José Ángel y Chory Castro completan una convocatoria en la que no hay más centrales que los titulares y Montanier opta por la polivalencia como solución ante una emergencia.

Al arrancar la jornada, la Real ocupa la novena posición con 26 puntos. No tiene margen de mejora en la tabla, porque le precede el Levante con cuatro puntos más. Europa se ha alejado a cinco y la Champions a ocho. Los datos del Barcelona asustan y son sobradamente conocidos. Campeón de invierno invicto con 55 puntos de 57 posibles, sólo ha cedido un empate, ante el Real Madrid. Como visitante cuenta sus partidos por victorias, diez de diez. El equipo txuri urdin sólo ha ganado la mitad de los diez choques disputados como local, con tres empates y dos derrotas, y apenas suma dos victorias en los últimos siete encuentros de Liga que ha vivido Anoeta. Hasta la temporada pasada, la Real acumuló cuatro años consecutivos, los tres en Segunda y el del regreso a Primera, venciendo al menos a un líder en su estadio. La visita del Barcelona será la única oportunidad de hacerlo en esta Liga 2012-2013. La Real busca consolidar su buena racha contra el Barça, que no gana en Anoeta desde el regreso txuri urdin a la máxima categoría. En la temporada 2010-2011 se ganó por 2-1 y en la 2011-2012 el resultado fue de 2-2, en ambas con remontada realista. El cuatro veces Balón de Oro, Messi, nunca ha marcado en San Sebastián.

A pesar de la diferencia de potencial entre ambos equipos, la historia de estos duelos en San Sebastián es favorable a la Real. De los 66 encuentros ligueros disputados, todos ellos en Primera, 26 acabaron con triunfo txuri urdin y 17 con victoria blaugrana, con 23 empates para completar la estadística. 16 de esos choques se han jugado en Anoeta, y sólo en cuatro de ellos se quedaron los tres puntos en casa, con siete empates y cinco derrotas. El Barça no fue capaz de ganar en el nuevo estadio hasta su sexta visita, por 0-2 en la temporada 1998-1999. La siguiente vez que lo hizo, en la 2001-2002, consiguió su mayor goleada, 0-6, marcando sus seis tantos en una primera mitad sonrojante para el equipo entonces de Clemente. La mayor victoria realista, 4-1, la consiguió en dos ocasiones, en las campañas 1930-1931 (goles de Cholín, Mariscal y dos de Bienzobas) y 1987-1988 (Górriz, Bakero y dos de Zamora). El encuentro con más goles fue el 4-3 de la temporada 1979-1980, que se solventó con un gol en el último minuto de Diego después de que marcaran Periko Alonso, Kortabarria y Satrústegui.

La pasada temporada, la Real dejó uno de sus mejores tardes en el encuentro contra el Barcelona. Y eso que todo empezó verdaderamente mal. El desastroso arranque del partido, unido a planteamiento táctico deficiente, hizo que en los primeros veinte minutos de juego el Barça metiera no menos de media docena de balones a la espalda de la defensa. En dos de ellos, Xavi y Cesc pusieron un contundente 0-2 cuando apenas habían transcurrido once minutos. El Barça se relajó y probablemente dio ahí el partido por ganado. Y durante la primera mitad, la Real no expuso argumentos para pensar lo contrario. Pero en la segunda mitad todo cambió. La Real sacó su casta. Agirretxe pudo marcar nada más regresar de los vestuarios, y sí lo hizo a los doce minutos de la reanudación, con un imponente testarazo. Cuatro minutos después, Villa hizo una absurda cesión atrás desde el campo contrario que Agirretxe, genial, cazó, dribló a Valdés y disparó a puerta. Busquets la sacó con la mano, el balón dio en el larguero y el rechace lo marcó Griezmann. El árbitro dio el gol, la ley de la ventaja, y amonestó a Busquets. Anoeta disfrutaba. El marcador no se movió más, pero el partido murió en el área del Barça. La Real logró un punto que supo a gloria.

jueves, enero 17, 2013

PARTIDOS INOLVIDABLES Real Sociedad 4 - Barcelona 3 (1979-1980)

Eran todavía las primeras jornadas de la temporada 1979-1980, esa que acabó convirtiéndose en sueño y pesadilla casi al mismo tiempo, con un récord de imbatibilidad extraordinario y una única derrota, en Sevilla, que se llevó por delante la que tendría que haber sido la primera Liga de la Real. Pero el equipo de Alberto Ormaetxea ya sumaba seis puntos, dos victorias y dos empates, cuatro jornadas sin perder que sumadas a las seis del final de la temporada hacían ya un total de 10. Entonces no lo sabíamos, pero quedaban 28 más antes de que llegara esa fatídica derrota. La Real llegaba a ese partido después de una victoria memorable pero amarga, el 2-0 al Inter de Milán, la primera victoria en un partido de competición europea en la noche más memorable que vivió Atotxa en aquellos torneos continentales, pero que no bastó para remontar el 3-0 del partido de ida. El Barcelona, aún con la baja de Krankl, venía a ser entonces una buena piedra de toque para medir cómo se había recuperado el conjunto txuri urdin.

Desde el arranque del partido se vio a un Barcelona de muy alto nivel, con Asensi como sorprendente libre por detrás de Migueli, y a una Real a la que le costó dominar el centro del campo, una zona en la que sólo Periko Alonso (en la foto interior) estaba dando la talla. Diego no se encontraba y Zamora fue de menos a más. Para terminar de complicar la situación en esa franja del terreno de juego, al Barcelona le vino bien incluso un infortunio. En el minuto 6, y tras chocar con Alonso, Canito se golpeó en la cabeza con la visera de cemente del banquillo de su equipo, hasta el punto de que el inolvidable doctor Echevarren le tuvo que aplicar ocho puntos de sutura en la frente. Después del partido, Canito seguía convencido de que había recibido un golpe de un rival. Rifé optó por meter en el campo a Rubio, que se descolgó aún más de la defensa para hacer la vida imposible al centro del campo de la Real.
Aún así, el hombre de esos primeros minutos fue el bravo Celayeta. Primero vio como Asensi le sacaba un balón de la misma línea de gol y al minuto siguiente, en el 17, protagonizó un jugadón en el que regateó a tres jugadores blaugranas y estrelló el balón en el palo. Del 1-0 se pasó al 0-1 con mucha rapidez. Simonssen volvió loca a la defensa realista con dos quiebros en la misma frontal del área, cedió el balón a Carrasco y éste colocó un certero remato con la pierna derecha, junto al palo y lejos del alcance de Arconada. Pero si hay algo que aquella Real no sabía hacer era rendirse. Apenas tres minutos después, Zamora botó una falta desde la banda izquierda, Idígoras llega a tocar con la cabeza y el cuero le cae a Alonso, que burla a Landáburu y marca el gol del empate con un tiro tan raso como contundente. Con el empate, la lucha abandona las áreas y se vuelca en el centro del campo, ligeramente dominado por el Barcelona de ahí al final. Arconada mantiene el empate con un paradón tras un cabezazo a bocajarro de Rubio.

Sin embargo, es la Real el equipo que se adelanta. Ausocua Sanz convierte un claro derribo a Zamora dentro del área en una falta fuera. López Ufarte (en la primera foto), muy trabajador durante todo el partido, dio muestras de su inmensa calidad botando esa falta directamente a la cabeza de Kortabarria, que conecta un cabezazo inapelable y sube el 2-1 al marcador. Y aunque apenas quedaban dos minutos para el descanso, el Barça consiguió empatar en la primera mitad, con la colaboración de un colegiado que alargó sorprendentemente este primer acto. En la enésima falta al borde del área con las que castigó a la Real, el equipo blaugrana subió el empate al marcador. Los realistas esperaban el disparo de Landáburu, pero fue finalmente Heredia quien ejecutó el lanzamiento, sobrepasando la barrera y haciendo inútil la estirada de Arconada, que aún así llegó a tocar el balón.
Con el arranque de la segunda mitad, se vio a un buen Barça, que tuvo dos claras ocasiones para adelantarse en el marcador, primero con un disparo de Sánchez que sacó lo mejor de Arconada y después con un lanzamiento de Rubio que repelió el larguero. Pero un minuto después, el equipo catalán sí consiguió ponerse por delante, con un gran disparo de Sánchez. La segudna vez que la Real se puso por debajo en el marcador abrió la fase más delicada para los de Ormaetxea. El colegiado tampoco ayuda, con fueras de juego que sólo ven sus asistentes. Un loco que no merece el nombre de aficionado llega a lanzar una navaja abierta en dirección al colegiado. Afortunadamente, falla y el incidente no pasa a mayores. La grada recrimina la acción del inconsciente y el propio Ausocua Sanz, al final del partido, reconoce que el "comportamiento del público ha sido muy correcto en todo momento y que por culpa de un incontrolado no se puede castigar a toda una afición".

Ormaetxea se la juega con los cambios. Y aunque parece cantado que va a sustituir a un desparecido Diego, no lo hace. A nueve minutos para el final, Satrústegui es derribado en el área, pero el árbitro no señala penalti, como no lo señaló en otro empujón de Migueli sobre Idígoras. El balón acaba en la esquina, bota López Ufarte el saque, Kortabarria remata y Satrústegui engancha el balón a bocajarro (en la foto superior). Artola se lamenta por no haber salido. Empate a tres y la Real se lanza desaforada a por el triunfo. Gaztelu, todo corazón hasta el final, protagoniza una espléndida carrera y fuerza un nuevo saque de esquina. Él mismo lo saca para no perder tiempo, porque se ha alcanzado el minuto 90. Se forma una melé en el área, despeja un corto un defensa, Idígoras dispara, Artola desvía el balón y sobre la misma línea es Diego el que impulsa el cuero al interior de la red y da la victoria a la Real en el último suspiro por 4-3 (en la foto inferior). "La Real ha tenido mucha, mucha suerte", diría el entrenador culé, Rifé, al final del encuentro. Suerte, sí. Pero también muchísimo corazón porque era un equipo campeón que, efectivamente, nunca se rendía.
Real Sociedad (Alberto Ormaetxea): Arconada, Celayeta, Gajate, Kortabarria, Olaizola (Gaztelu, 80'), Diego, Alonso (Iriarte, 69'), Idígoras, Zamora, Satrústegui y López Ufarte.
Barcelona (Joaquín Rifé): Artola, Asesini, Estella, Migueli, Serrat, Sánchez, Landáburu, Canito (Rubio, 7'), Heredia, Simonssen (Zuviria, 86') y Carrasco.

Goles: 0-1, minuto 20, Carrasco; 1-1, minuto 23, Alonso; 2-1, minuto 43, Kortabarria; 2-2, minuto 45, Heredia; 2-3, minuto 68, Sánchez; 3-3, minuto 81, Satrústegui; 4-3, minuto 90, Diego.

Árbitro: Ausocua Sanz. Tarjeta amarilla a Idígoras.

Unidad: "Gran victoria de la R. Sociedad. Sigue la gran racha de la Real. La calidad y el buen juego barcelonista hicieron más meritorio el triunfo blanquiazul".
El Diario Vasco: "¡Qué espectáculo! Impresionante partido y sensacional victoria".
La Voz de España: "Siete goles en delirante tiovivo. La Real impuso su fútbol fuerza ante un Barcelona de gran calidad".
Mundo Deportivo: "Gran partido y triunfo a un minuto del final. La fe mueve montañas... y marcadores".
ABC: "La emoción del gol".

martes, enero 15, 2013

Historial de la Real en el día de San Sebastián

Pocos días hay más señalados en la capital guipuzcoana que el día de San Sebastián, el 20 de enero, y momentos más bonitos de vivir allí que la Tamborrada que comienza a medianoche. Aún siendo tan especial para cualquier donostiarra, el fútbol nunca se ha detenido para la Real en esa fecha. El partido de este sábado contra el Fútbol Club Barcelona será el decimosexto duelo oficial en su más que centenaria historia que juegue el equipo txuri urdin un 19 de enero. El 20 de enero han sido ocho los partidos que se han jugado. Y aunque San Sebastián no es infalible, lo cierto es que no se le dan del todo mal esos días al equipo txuri urdin. Repasemos los enfrentamientos que se han vivido hasta ahora.
El 19 de enero han sido quince los partidos jugados, con un balance de siete victorias, otras tantas derrotas y seis empates. En Primera se han jugado once de esos partidos, y ahí el balance si es negativo, pues el conjunto txuri urdin sólo fue capaz de irse a disfrutar de la Tamborrada con una victoria en su zurrón en cuatro de los encuentros jugados, mientras que perdió en seis de esos choques. En casa, jugando indistintamente en Primera o en Segunda, igualdad absoluta: diez partidos, cinco victorias y cinco derrotas. Ojo, que en los dos últimos duelos volaron los tres puntos en juego, el último de ellos precisamente la temporada pasada, con el 0-4 ante el Atético de Madrid. Esa es la mayor goleada encajada en este día tanto en casa como fuera, mientras que el 5-1 que endosado al Granada de Atotxa en 1969, con dos goles de Urtiaga y tres de Arzak, es el triunfo realista más abultado. La última victoria (en la foto) fue el 4-1 al Compostela de 1997, con goles de Kovacevic, Mutiu y dos de De Pedro, ambos de penalti.

19 de enero
1929-1930 Real Sociedad 2 – Real Unión 3 (1ª)
1935-1936 Real Sociedad 2 – Unión 1 (2ª)
1940-1941 Deportivo 2 – Real Sociedad 2 (2ª)
1946-1947 Real Sociedad 4 – Córdoba 1 (2ª)
1957-1958 Granada 3 – Real Sociedad 1 (1ª)
1963-1964 Real Sociedad 2 – Orense 1 (2ª)
1968-1969 Real Sociedad 5 – Granada 1 (1ª)
1974-1975 Español 0 – Real Sociedad 1 (1ª)
1984-1985 Real Sociedad 0 – Atlético 4 (1ª)
1985-1986 Betis 1 – Real Sociedad 3 (1ª)
1990-1991 Mallorca 2 – Real Sociedad 1 (1ª)
1991-1992 Real Sociedad 1 – Mallorca 2 (1ª)
1996-1997 Real Sociedad 4 – Compostela 1 (1ª)
2001-2002 Real Sociedad 1 – Alavés 2 (1ª)
2011-2012 Real Sociedad 0 – Atlético 4 (1ª)
Menos partidos se han jugado un 20 de enero, un total de ocho, aquí sí con balance favorable a la Real, que ganó cuatro, empató dos y perdió otros dos. De hecho, perdió los dos primeros que jugó y desde entonces acumula seis encuentros sin conocer la derrota y nada menos que 60 años sin perder en el día de San Sebastián. En Primera, el saldo es más parejo, con cinco encuentros, dos victorias, un empate y dos derrotas (las dos como visitante, lo que supone que la Real nunca perdió como local en un 20 de enero). La mayor goleada encajada fue el 4-0 del primer duelo en esta fecha, en 1935 y ante el Oviedo. La victoria más abultada lograda por la Real fue en el último encuentro jugado en ese día tan especial y a domicilio, en Córdoba y en Segunda. El resultado fue 1-3 (en la foto), con un gol de Garitano y dos de Díaz de Cerio. En 20 de enero sólo se ha jugado un partido de Copa, que acabó con empate a tres. En el choque de vuelta ganó la Real 0-2 y pasó la eliminatoria.

20 de enero
1934-1935 Oviedo 4 – Real Sociedad 0 (1ª)
1951-1952 Deportivo 2 – Real Sociedad 1 (1ª)
1956-1957 Real Sociedad 2 – Atlético 1 (1ª)
1962-1963 Real Sociedad 2 – Salamanca 0 (2ª)
1973-1974 Real Sociedad 2 – Murcia 1 (1ª)
1978-1979 Atlético 1 – Real Sociedad 1 (1ª)
1981-1982 Real Sociedad 3 – Valladolid 3 (Copa)
2007-2008 Córdoba 1 – Real Sociedad 3 (2ª)

domingo, enero 13, 2013

REAL SOCIEDAD 1 - DEPORTIVO 1 Ideas equivocadas, recursos inexistentes

La Real es un equipo que en demasiadas ocasiones muestra ideas equivocadas y siempre presenta recursos inexistentes cuando tiene los partidos a su favor. El Deportivo ha sacado un punto de Anoeta, siendo un equipo bastante limitado pero muy ordenado, ante una Real que vuelve a decepcionar, que no ha sabido jugar el partido en ningún momento y que agravó desde la pizarra los problemas que le provocó el Santiago Bernabéu en forma de sanciones. Había errores de concepto y la presión de los gallegos (pocos gallegos, la verdad) en el centro del campo bastó para ahondar en los graves problemas que tiene el equipo txuri urdin y que la calidad puntual de sus jugadores lleva escondiendo desde que Montanier en su entrenador. A esta Real le falta valentía. Se vio en el Bernabéu y se vio hoy. Y en esos dos partidos se han ido cinco puntos jugando contra sendos equipos que tenían diez jugadores en el campo. Con 75 minutos en Madrid y 30 hoy, la Real ha sido incapaz de ganar ni un solo punto más de los que tenía jugando once contra once. Y así vamos.

Montanier sorprendió al mantener a Pardo en el once (¿qué sucederá la próxima semana contra el Barcelona?) y dejando en el banquillo a Zurutuza, y cumplió el guión previsto cambiando al delantero, colocando a Agirretxe sobre el césped en el lugar de Ifrán. Tal y como estaba anunciado, Elustondo y Ansotegi fueron los centrales. Su forzada presencia cambió demasiadas cosas en la Real y eso provocó que el partido se convirtiera en un monumental atasco que el Depor supo aprovechar. Con dos centrales inéditos, la línea defensiva se posicionó algo más atrás de lo acostumbrado. Primera consecuencia. La segunda, más evidente y decisiva, los dos mediocentros trataban de evitar el juego con sus centrales. La tercera, los laterales guardaron unas precauciones excesivas para ayudar a sus centrales y apenas pasaron de la línea del centro del campo en la primera mitad. Y la cuarta, la presión de la línea atacante, con tanta distancia entre líneas, era inexistente, porque Agirretxe nunca tenía compañía en esa tarea.

Con Xabi Prieto muy volcado en la banda derecha, a saber si por iniciativa propia o por indicación del entrenador, el centro del campo era una trampa para Illarra y Pardo, sobrepasados por la poblada línea media deportivista gracias al ya tradicional inicio frío de la Real en Anoeta. El rival txuri urdin fue inteligente a la hora de ver dónde estaban los problemas de los locales. La Real, en esos minutos de aburrido tanteo, apenas dispuso de una ocasión, provocada por Aranzubía al dejar descubierta su portería despejando de forma muy deficiente un centro de Griezmann. De la Bella, estorbado por la defensa, no atinó con la portería. El Depor, en cambio, probó en varias ocasiones a Bravo. Ninguna demasiado clara, pero sí para demostrar que había rival. El partido era soso hasta que llegó el gol. ¿Y cómo llegó? Por un error de Illarra, que condujo el balón, por no ver nada delante y no querer cederlo atrás. Bergantiños se lo robó, lo cedió a Pizzi y éste levantó muy bien la pelota ante la salida desesperada de Bravo.

Viéndose en desventaja en el marcador, la Real hizo lo acostumbrado, estirarse. Y con esa sencilla decisión, que habrá que saber por qué nunca se produce desde el minuto 1, el Depor sufrió. Primero con un cabezazo de Agirretxe desde el segundo palo que escupió la madera. Después con un contragolpe que no pareció del todo bien llevado y que acabó con un centro desde la línea de fondo de Xabi Prieto que se le envenenó a Aranzubía pero que pudo mandar a córner. Después de una buena acción de Bravo, muy seguro toda la tarde, y ya en el último minuto de la primera mitad, Carlos Martínez metió un buen balón al hueco que Vela se guisó y se lo comió. Primero, en una acción de pillo, bloqueó con su cuerpo al defensor para encarar después el área. Lo hizo con decisión y colocó un magnífico zurdazo que se coló junto al palo derecho de Aranzubía. Fue uno de esos chispazos de calidad que ocultan que la Real no tiene un plan definido de ataque ni, desde luego, un plan B cuando las cosas no van bien. Gol, el octavo del mexicano, de esos que llaman psicológico. Pero la psicología no es el fuerte de este equipo.

El arranque de la segunda mitad pareció evidenciar una mejora en la Real. ¿Por qué? Porque comenzó a aprovechar las bandas. Pero eso no le acercó al gol ni con ocasiones claras ni con remates a portería. Sí, con algún que otro uy. Poco, muy poco. Ahí arrancó de verdad el show de un árbitro horrendo, Del Cerro Grande, que ya en la primera mitad había escamoteado a la Real alguna jugada por fueras de juego inexistentes. El colegiado, antes incluso de cortar una jugada de los realistas con su paupérrima colocación, sacó la metralleta tarjetera y ahí podría haber pasado cualquier cosa. Lo que pasó es que Evaldo, un jugador que demostró un nivel asombrosamente bajo (de lo que la Real no se aprovechó como debería haber hecho), vio dos tarjetas amarillas en un cuarto de hora, la segunda bastante injusta, y el Depor se quedó con diez. Estamos ya en el minuto 64 sin que el partido haya caído del lado de la Real y sin reacción desde el banquillo. El Depor, en cambio, ya había hecho dos cambios y tardó apenas 120 segundos en hacer el tercero para solventar los problemas de la expulsión. Montanier aún desperdició cuatro minutos más  antes de mover ficha.

Antes de la expulsión, la Real estaba dominando territorialmente, pero sin peligro. El Depor asustaba a la contra y quedarse con diez no minó su determinación. El equipo txuri urdin se olvidó entonces de las bandas, jugó de una forma atropellada y con nula claridad de ideas. Montanier tampoco aportó mucho. Su primer cambio provocó un movimiento en la pizarra. El ya habitualmente sacrificado Pardo salió del partido para que entrara un Chory Castro que está muy lejos de aportar lo que se esperaba de él. La Real pasó a jugar con un 4-1-4-1 que tenía su riesgo, porque el pivote único era un Illarramendi con tarjeta amarilla y con un pistolero arbitrando, aunque no hubo que lamentar consecuencias fatales en ese sentido. El segundo cambio fue quitar a un Agirretxe desacertado pero peleón para meter a Ifrán. Lo curioso de ese cambio, además de quitar al delantero sin ir ganado, es que justo a partir de ahí la Real se volvió loca a bombear balones desde cualquier posición del campo, balones que Agirretxe siempre tendrá más opciones de cazar que Ifrán. ¿Y el tercer cambio? En un partido duro, atascado, con lluvia durante los 90 minutos y con una evidente escasez de ideas por el centro, Montanier decidió no hacerlo. Curioso. Zurutuza y Ros se quedaron sin jugar.

La Real se perdió en toques y más toques, en pases imposibles y en balones bombeados. Ocasiones, muy poquitas. Griezmann provocó una fácil palomita de Aranzubía, el francés repitió en un tiro que envió fuera tras pedírsela a Xabi Prieto, Vela tuvo un disparo en buena posición que se fue arriba y casi en la última acción del partido Prieto metió un espléndido balón al que Ifrán, en plancha, no pudo llegar. Poco trabajo para el guardameta deportivista, estando Bravo más activo en las escasos incursiones visitantes. Fue increíble que ni Griezmann ni Chory Castro buscaran la segunda tarjeta amarilla de un Manuel Pablo que, con todo lo veterano que es, les ha dado hoy una lección. La Real falló colectiva e individualmente, falló desde la pizarra y falló desde el banquillo. Y realmente el único jugador que merece un reconocimiento después del partido de hoy es Ansotegi. Apenas tiene oportunidades, lógico porque ahora mismo la Real tiene dos centrales de categoría en buena forma, pero cuando juega, cumple. Sabe qué tipo de jugador es y no hace cosas que no sabe. Hoy ha dado una lección en el corte, ha estado serio y ha hecho que, consecuencias tácticas al margen, nadie pensara que a su lado estaba un mediocentro fuera de sitio.

Y así vuelan otros dos puntos de Anoeta, ese estadio que empezó como fortín pero que desde hace tiempo no lo es. De los últimos siete partidos, sólo dos victorias, dos derrotas y tres empates. Con los cinco últimos clasificados de la primera vuelta, apenas tres puntos sumados y un solo gol, el de hoy. Será que a la Real se le atragantan los de abajo, pensará alguno. Pero, claro, es que hoy veíamos de dejar pasar la oportunidad de puntuar en el Santiago Bernabéu contra un Real Madrid que jugó 85 minutos con diez jugadores. La Real es un equipo con muchas posibilidades pero que no va a terminar de explotar con esta dirección, porque está acomodada en las excusas de siempre y no cambia los guiones de los partidos cuando puede hacerlo. Es evidente que no va a pasar problemas para mantener la categoría, pero a día de hoy somos un equipo de mitad de la tabla porque no sentimos en el corazón la imperiosa necesidad de ser algo más. Eso se llama conformismo. No porque los jugadores no corran ni luchen, que lo hacen y no merecen reproches por ello. Sino porque no ganamos y no pasa nada. Y tendría que pasar. Media hora contra diez jugadores del penúltimo, 0-0. Sólo eso ya es para pensarlo detenidamente en Zubieta. Hay muchas cosas más que pensar y trabajar, pero en muchas ya hace tiempo que ha tirado la toalla.

sábado, enero 12, 2013

PREVIA Real Sociedad - Deportivo. Un buen termómetro de las consecuencias del Bernabéu

La Real cierra la primera vuelta en casa y ante el Deportivo (domingo, 17.00 horas, Anoeta, Canal + Liga, Gol TV), en un partido que será un buen termómetro para medir las consecuencias de la en muchos sentidos dolorosa derrota del Santiago Bernabéu. Las miradas estarán puestas en la defensa de circunstancias que alineará Montanier, las dudas sobre el estado físico de algunos de sus componentes y su colocación en la pizarra, con alguna pieza forzosamente fuera de su ubicación habitual. Pero también habrá que ver si el equipo saca el carácter con el que suele responder tras una decepción. Porque, por la forma en que se produjo, la derrota ante el Madrid no se puede calificar de otra forma. Ganar supondría alcanzar el mejor registro en el ecuador del campeonato en Primera División desde el subcampeonato de 2003. No hacerlo dejaría a la Real en registros idénticos a los de la primera temporada tras el ascenso, con Martín Lasarte en el banquillo. Lo del vaso medio lleno o medio vacío, haciéndose ley en la Real Sociedad.

Montanier ya advirtió en su rueda de prensa del viernes que no habría ningún jugador del Sanse en la convocatoria salvo contratiempos de última hora, y no los ha habido. Los 18 jugadores que forman el grupo para enfrentarse al Deportivo son los 18 que tiene disponibles el técnico francés. Dado que las bajas son en la línea defensiva, la convocatoria de Montanier aparece de nuevo bastante descompensada, lo que le obligará a mover jugadores, en el once inicial y con los cambios, si hubiera contratiempos atrás. Las cuatro ausencias son, definitivamente, las cuatro conocidas. Mikel González e Iñigo Martínez vieron la quinta tarjeta amarilla en el Santiago Bernabéu, con lo que cumplen un partido de sanción, al igual que Estrada, expulsado ante el Real Madrid. Cadamuro está ya concentrado con la selección de Argelia para disputar la Copa de África. Los dos jugadores que han sido duda a lo largo de la semana, Bravo y Carlos Martínez, parecen haber superado sus dolencias y estarán tanto en la convocatoria como en el once inicial. Los que vuelven a la lista por los tres sancionados son Carlos Martínez, Markel y Agirretxe.

Aún con molestias, Bravo estará en la portería. Ansotegi y Elustondo serán los laterales, los mismos que jugaron toda la segunda mitad del partido de la temporada pasada en Málaga. En los laterales, se mantendrá De la Bella en la izquierda y volverá Carlos Martínez a la derecha tras perderse por una lesión el partido del Bernabéu. Illarramendi será el pivote, y la primera duda está en su acompañante. El puesto se lo juegan los dos que jugaron ante el Madrid, Zurutuza y Pardo, con más opciones para el primero. Por delante, salvo sorpresa mayúscula, estarán Xabi Prieto, Griezmann y Vela. Parece que en igualdad de condiciones pugnan por la posición más adelantada Ifrán y Agirretxe, que no viajó al Bernabéu por la gastroenteritis que afectó a algunos jugadores más. Ambos llevan cuatro jornadas sin ver puerta. En caso de algún contratiempo, el recambio que Montanier usará en el centro de la defensa será otro mediocentro, Markel Bergara, que también regresa a una lista después de meses de ausencia. El banquillo lo completan Zubikarai, José Ángel, Ros (que cubriría un hipotético problema de Carlos Martínez en el lateral derecho) y Chory Castro.

La Real arranca la jornada en la novena posición, con 25 puntos, a cinco de la zona europea que cierra el Levante en la sexta plaza y diez por encima de la zona de descenso, marcada a falta de un partido para el final de la primera vuelta por el Espanyol. El equipo txuri urdin rompió en el Bernabéu una racha de siete partidos sin perder, pero mantiene un registro de quince puntos de los últimos 24. En Anoeta ha ganado cinco de los nueve partidos jugados, ha empatado dos y ha perdido otros dos, pero, ojo, que sólo ha ganados dos de los últimos seis disputados en su estadio. El Deportivo es penúltimo con quince puntos, a uno de la zona de salvación. El equipo gallego, que estrena entrenador en sus desplazamientos, Domingos Paciencia, y que cumplió la pasada jornada el dicho sobre el nuevo entrenador derrotando al Málaga, es el único equipo que aún no ha ganado ningún partido lejos de su estadio, pero ha empatado en cuatro de sus nueve salidas (Valencia, Granada, Celta y Athletic). Si la Real suma al menos un punto, logrará su mejor primera vuelta desde la temporada 2002-2003, cuando alcanzó 43 puntos gracias a sus 19 jornadas sin perder, doce victorias y siete empates.

El Deportivo ha visitado Donostia en 31 ocasiones, con un balance de quince victorias de la Real, diez de los gallegos y seis empates. Pero ese resultado favorable al conjunto txuri urdin se desvanece si se toman en cuenta sólo los partidos jugados en Anoeta. En esos quince disputados hay igualdad total, con cinco triunfos para cada equipo y otros tantos empates. Dos de esos empates le costaron grandes premios a la Real, la clasificación para la Champions con el 1-1 de la temporada 1997-1998 (con el penalti fallado por Kovacevic al final), y el título de Liga, aunque no de forma directa pero sí con polémica arbitral, con el mismo resultado en la Liga 2002-2003. La mayor goleada de la Real en estos choques es el 7-1 de la temporada 1951-1952, con dos goles de Pérez, Igoa y Alsúa y uno de Barinaga. El triunfo más claro del conjunto gallego, 1-3, se repitió en dos ocasiones, en las campañas 1968-1969 y 1994-1995. Los duelos ligueros contra el Depor se completan con cuatro partidos en Segunda (tres victorias y una derrota para la Real) y dos en fases de ascenso (una derrota y una victoria).

La última vez que Real Sociedad y Deportivo se vieron las caras en Anoeta fue en la temporada 2010-2011. Tras un gran arranque liguero en su regreso a Primera, la Real acumuló tres derrotas consecutivas antes de recibir a un Deportivo que estaba en puestos de descenso. A pesar de un inicio de partido frío, el equipo de Lasarte se adelantó pronto en el marcador, pasado el primer cuarto de hora, con un tanto fabricado por los dos mejores jugadores del partido, De la Bella centrando y Llorente cabeceando el balón al fondo de las mallas. El Depor fue un rival muy flojo que apenas tuvo un acercamiento a Bravo en la primera mitad. La frialdad del partido continuó en la segunda mitad y eso permitió a Riki gozar de la mejor ocasión de los gallegos, un cabezazo al que Bravo respondió con un paradón de escándalo. Griezmann se erigió entonces en protagonista y marcó su primer tanto en Primera División, que celebró en el coche que había en la pista de atletismo de Anoeta. Sarpong, que le sustituyó, dejó en bandeja el 3-0 final a Agirretxe. Fue, probablemente, la victoria más sencilla en Anoeta de aquel primer curso tras el ascenso. El Depor de Miguel Ángel Lotina acabó descendiendo.

jueves, enero 10, 2013

Otro mensaje negativo para el Sanse

La Real llegará al partido del domingo con un único central disponible, Ansotegi. Ya parece evidente que Montanier colocará a su lado a Elustondo, un mediocentro. Pero es que, según se publica, la siguiente opción o el arreglo en caso de desaguisado en forma de expulsión o lesión, es Markel Bergara, otro centrocampista. Y la tercera, Carlos Martínez, un lateral. Lo primero que hay que tener en cuenta de esta solución es que los tres salen de lesiones. Sin tener en cuenta que son tres jugadores que actuarían fuera de puesto, las dudas razonables que puedan despertar por su estado físico hacen de ésta una apuesta de mucho riesgo. No es la primera vez que Montanier configura sus convocatorias y sus onces jugando con fuego en este tema. No hay más que recordar que Elustondo forzó para jugar los dos primeros partidos de esta Liga cuando el técnico francés tenía a su disposición a todos los centrocampistas. O que en el Bernabéu teníamos sólo 17 jugadores, después de reconocer Montanier que Illarramendi no estaba para jugar.

A pesar de todo esto, el Sanse no es una opción para Montanier. No lo ha sido desde que llegó y eso no ha cambiado. Es indiscutible que ha consolidado en el once inicial a dos potrillos que no estaban en el equipo tipo de Lasarte, Iñigo Martínez e Illarramendi. Pero es igualmente constatable que no le gusta tirar del Sanse ni siquiera cuando parece necesario hacerlo. La temporada pasada, sólo Pardo, sin olvidar que llegó al grupo en pretemporada, tuvo minutos con dorsal del filial y estuvo lejos de disputar los que esperábamos muchos, los que se ganó con su categoría liderando a la selección española sub-19 campeona de Europa o en sus apariciones ya con la camiseta de la Real. En esa primera campaña de Montanier, sólo Ros entró en dos convocatorias, sin jugar un minuto. En esta Liga sucede lo mismo. Han entrado en las listas Royo, Fuchs y Nanizayamo. Todos por obligación y con polémica en el caso de los dos últimos. Ninguno ha debutado. Y los canteranos que han subido por decisión del club, como Cadamuro y Ros, o no son de su gusto o no ha sabido encontrarles hueco. Algo no parece ir bien por ese lado y parece evidente que el mensaje que se está mandando al Sanse es muy negativo.

No tengo el privilegio de ver al Sanse y conocer a sus jugadores, la distancia me lo impide, así que no estoy pidiendo a alguien en concreto para suplir las cuantiosas ausencias en defensa a las que tendrá que hacer frente Montanier en el próximo partido. Eso sí lo podía hacer con Pardo, por mucho que Montanier se escudara en que no le habíamos visto (excusa que, por cierto, me hace dudar de él también en esta ocasión), porque su protagonismo en aquella selección española sub-19 demandaba una oportunidad seria en el primer equipo de la Real desde el arranque de la temporada. En este caso, no sé si Etxabaguren, Gaztañaga, Castañeda o Callens están para dar el salto a la Real, aunque algo se puede leer en las redes sociales a personas que sí les conocen. Pero este es sólo un caso de varios que ya se han producido en los que el Sanse está recibiendo mensajes muy negativos. No cuenta en la hora de necesidad, pero tampoco para dar el salto durante la temporada. Puede ser que no haya ningún jugador que lo merezca, por supuesto. Ahí tendrían que hablar quienes les conozcan, sean aficionados o técnicos. Pero a mí me parece extraño.

Es respetable que Montanier apueste por la polivalencia de los jugadores del primer equipo, pero, insisto, habrá que asumir la decepción de los canteranos, que ven así que la puerta del primer equipo está cerrada entre septiembre y junio, para abrirse sólo en julio, y que las decisiones de la dirección deportiva cuando confía en ellos no sirven para allanarles el camino. Creo que habría que hacer un ejercicio muy serio de autocrítica sobre nuestra filosofía de cantera si con apenas quince o dieciséis jugadores disponibles en el primer equipo, y apenas un central, el Sanse es, como mucho, el medio para completar la convocatoria. Si pensamos en los últimos años, habría que pensar qué sucedió con aquellos discursos que hablaban de ir poco a poco con jugadores como Griezmann, Illarramendi o Pardo. El talento hay que dejarlo libre. Y, aunque no haya talento, ante la necesidad la Real tiene un filial. Eso ha sido un motivo de orgullo durante muchas décadas. Cambiar ahora esa forma de ver las cosas haría más que necesaria una explicación.

domingo, enero 06, 2013

REAL MADRID 4 - REAL SOCIEDAD 3 El conformista nunca gana

Nunca lo tendrá más fácil la Real para sacar algo del Santiago Bernabéu. Nunca se van a repetir unas condiciones tan excepcionales en las que casi todo esté a favor. O puede que sí, que el fútbol es caprichoso, pero hoy la sensación es de derrota mucho más contundente de lo que refleja el 4-3 final. Un 4-3 en el Bernabéu es un resultado que va engañar a muchos, que pensarán que la Real ha estado cerca de sacar algo de allí. No lo ha estado porque se ha conformado desde el inicio y de forma escandalosa al arrancar la segunda mitad con 2-2. La única defensa que puede tener el equipo está en que, según dijo Montanier tras el encuentro, varios jugadores tenían gastroenteritis. Punto. No hay más. Porque el Real Madrid se quedó con diez en el minuto 5 y la Real jamás intentó aprovechar esa circunstancia. Ni la marejada que inundó las gradas del Bernabéu. Ni la defensa de circunstancias que puso en liza Mourinho. No aprovechó nada porque se conformó con estar ahí, con el casi, con ese punto que tenía en su zurrón en el descanso. Y así no se puede ganar. Se mire como se mire. La falta de actitud y el exceso de conformismo sentenció a la Real ante un Madrid que ni mucho menos estaba en condiciones de arrollar a nadie.
Montanier no contó finalmente con Illarramendi (¿supone eso que la convocatoria se quedó coja?) y dispuso el mismo centro del campo que arrasó en Mestalla, el formado por Pardo y Zurutuza por detrás con Xabi Prieto en la mediapunta. Lo demás, lo previsto. Sin embargo, no es posible saber qué partido quería jugar el francés, porque en apenas cinco minutos de juego el escenario cambió radicalmente. A los dos minutos, la Real confirmó que es un equipo temeroso en los arranques, en cualquier sitio pero sobre todo en los campos grandes. Como le sucedió el año pasado en este mismo escenario, como le sucedió en el Camp Nou al arrancar la actual Liga, encajó un gol saliendo del vestuario. Su autor fue Benzema, aprovechando un pase en profundidad de Khedira que la defensa realista ni vio venir por un grave desajuste. Un gol difícil de explicar. Era el segundo minuto de juego. Y cuando habían transcurrido prácticamente otros dos minutos, Vela se internó en el área y fue derribado por Adán. Por tirar de frase tópica, penalti y expulsión.
El balón lo cogió Xabi Prieto, y no Vela (el mexicano había tirado todas las penas máximas de que ha dispuesto la Real esta temporada), y transformó el penalti en el empate a uno con una seguridad aplastante, de jugador superlativo. El gol suponía que la Real afrontaba un partido en el Bernabéu contra un Real Madrid que iba a jugar con diez durante más de 80 minutos. Todo un caramelo, más aún si a eso le añadimos que el equipo que dirige Mourinho está absolutamente perdido en su fútbol y, sobre todo, el incendio que había provocado el entrenador portugués en el coliseo madridista con la suplencia de Casillas. La expulsión de Adán no le dejaba más opción que sacar al guardameta internacional y campeón del mundo. De hecho, marcar el penalti es el mayor rasgo de personalidad que ha demostrado la Real en mucho tiempo, porque el escenario estaba para un nuevo milagro del portero madridista que enardeciera a las masas blancas. Pero Xabi Prieto, ese al que tantas veces se acusa de falta de carácter, cogió el balón y lo colocó en la escuadra.

Por si faltaba algo, el partido se puso tácticamente como, en teoría, lo quería la Real. El Madrid ya no iba a disputar la posesión. Su centro del campo tenía barra libre para tocar y tocar, buscando a los puñales de su ataque como producto de su fútbol. Y el Madrid solo buscaría balones largos hacia Cristiano Ronaldo y Benzema. Por supuesto, tienen su peligro. Pero eran diez del Madrid por once de la Real. ¿Se notó? Nunca. Solo en la colocación de las fichas en la pizarra, porque el partido se jugó al son del Madrid. La única ocasión que tuvo la Real de adelantarse fue nada más empatar el partido, cuando un mal despeje de un Casillas sin calentar cayó en los pies de Prieto y este disparó al lateral de la red. Vela sacó un disparo muy centrado y Griezmann también lo intentó desde lejos. En realidad, nada que inquietara a Casillas. ¿Y el Madrid? Como la Real no provocaba incendios, la grada esperaba con una paciencia inesperada, la misma que tuvo el equipo local, que apenas provocó una salida de Bravo a pies de Khedira.
Parecía evidente que el gol tendría que caer del lado madridista y cayó, de nuevo, a balón parado, una de las inmensas lagunas que tiene la Real de Montanier. Un remate de Carvalho lo desvió de tacón al fondo de la red Khedira. ¿Quién marcaba al alemán? Nadie. Estaba tan solo en la línea del área pequeña que es imposible de explicar. Pero la Real volvió a reaccionar de forma inmediata. Habían transcurrido solo cinco minutos desde el segundo gol del Madrid cuando un disparo de Vela rebotó en Xabi Alonso y dejó a Xabi Prieto en posición inmejorable para encarar a Casillas y hacer el empate con una seguridad aplastante. Quedaban solo cinco minutos para llegar al descanso y la Real estaba empatando a dos contra el Real Madrid en el Bernabéu. Antes del descanso, Bravo sacó una falta directa lanzada por Cristiano y Carvalho saltó en plancha para quitarle con la cabeza el gol que ya estaba casi marcando Vela a pase de Griezmann, en su mejor acción de la tarde. A continuación, Benzema tiró al palo y el rechazo lo lanzó fuera Khedira a puerta vacía, perdonándole la vida a la Real.
Las sensaciones del primer tiempo no fueron buenas. La Real jugó los primeros 45 minutos como si enfrente tuviera todavía once jugadores, con las mismas precauciones y con la misma, escasa, ambición. La segunda mitad agudizó los defectos del juego txuri urdin. Sus defensas hacían circular el balón ante la inexistente presión de los atacantes madridistas pero nunca fueron capaces de lanzar jugadas de ataque. Posesión sí, pero no servía para nada. La lentitud era una constante. Pardo se ofrecía, pero no conectaba ni con Zurutuza ni con las bandas. Solo De la Bella, y más en la primera parte que en la segunda, hizo un amago de entender que el partido necesitaba una marcha más (la de Carlos Martínez, no creo que haya que esconderlo). Y arriba no se ofrecían soluciones, con un partido inexcusable de Ifrán y muy poco protagonismo de quienes debían aprovechar la debilidad defensiva del Madrid, Vela y Griezmann. Xabi Prieto fue el único que sostuvo el juego de ataque de la Real. Incluso Montanier debió verlo claro porque adelantó su primer cambio al minuto 58, dando entrada a Chory Castro por Ifrán y dejando a Vela en punta. A partir de ahí, ni Chory ni Vela aparecieron mucho.
En esos minutos, el partido entró en una dinámica peligrosísima para la Real. No solo no conseguía llegar con la más mínima claridad a la portería de Casillas, sino que perdía un balón tras otro en el centro del campo, regalando los tan temidos contragolpes del Real Madrid y entrando en una dinámica desesperante que solo podía acabar en un nuevo gol del Madrid. Y por si hacía falta enchufar a Cristiano en el partido, no había mejor manera que ponerle una alfombra roja para sus carreras. En apenas dos minutos, el conjunto local sentenció el partido, precisamente con dos goles de Cristiano. Primero marcó en un contragolpe, a pase de Benzema y ante una defensa blandita y mal colocada, como en tantas ocasiones a lo largo de esta segunda mitad. Y después marcó de falta directa en un clamoroso error de Bravo. La única explicación posible a lo que hace el guardameta chileno es que se dejara contagiar de la apatía con la que la Real estaba jugando en la segunda mitad.
El cuarto gol sentenció el partido, porque si la Real no creyó en sacar algo del Bernabéu cuando las circunstancias eran propicias, mucho menos lo iba a hacer con dos goles de desventaja. No lo olvidemos, el Madrid marcó tres goles en inferioridad numérica. Digo que no lo olvidemos, porque cuando la Real juegue con diez la próxima vez será la excusa para la más que probable derrota. Ya con el 4-2, Montanier hizo su segundo cambio sin más ánimo que el de poner a un jugador por otro, en este caso a un muy fallón Elustondo por un demasiado ausente Zurutuza. Griezmann tuvo un tímido cabezazo para recortar distancias y que Casillas detuvo sin problemas, Higuaín disparó al larguero en el enésimo contraataque madridista y acto seguido Xabi Prieto hizo historia de la forma más triste e injusta para él, anotando su tercer gol en el Bernabéu en un partido en el que la Real no iba a puntuar. Se me quedan cortos todos los elogios que pueda dedicarle al capitán realista, que destapó el tarro de las esencias goleadoras y se convirtió en el mejor jugador de la Real.
Quedaban trece minutos por jugar, pero Estrada vio la roja en la segunda innecesaria entrada sobre Cristiano. Decir que las fuerzas se igualaron sería inexacto para lo que se vio en el césped del coliseo madridista. Se igualó el número de jugadores por bando, pero el partido siempre estuvo del lado del Madrid. De hecho, en la siguiente jugada, Varane estuvo a punto de marcar a puerta vacía y unos instantes después Bravo envió a córner un gran disparo de Cristiano. De ahí al final, el único equipo que pudo marcar fue el Madrid, con dos intentonas más de Cristiano Ronaldo. La Real dispuso de un par de córners, tan horriblemente botados como es habitual y sin siquiera plantearse la posibilidad de que Bravo diera superioridad dentro del área, a pesar de estar ya el tiempo cumplido y no tener absolutamente nada que perder. Ambición cero, incluso en un partido loco como este. Montanier terminó el choque con Elustondo como central, Mikel González como lateral derecha y José Ángel en la izquierda, sustituyendo a De la Bella en un relevo que careció de intención alguna.
La Real perdió en el Bernabéu. Lógico, se puede decir. Perdió después de meter tres goles y por solo uno de diferencia. Notable, pensarán algunos. Y, sin embargo, el sabor de boca que deja este partido es muy malo. No sé cuánto habrá afectado esa gastroenteritis al rendimiento del equipo, pero lo que está claro es que pocas veces se va a encontrar la Real un Madrid que juegue tan poco al fútbol, con inferioridad numérica, con empate en el marcador y con el público deseando darle en los morros a su entrenador. El partido estaba, no ya para empatarlo, sino para buscar una victoria que habría consolidado el presente y el futuro de este equipo. Pero no ha sido así. Xabi Prieto mantuvo con vida al equipo txuri urdin con una tarde memorable, pero la actitud de la Real le impidió soñar con algo que estaba al alcance de la mano. Ni Real Madrid, ni Bernabéu, ni nada. Hoy ha sido la Real quien ha decidido que no era el día más que de ser un bonito regalo de Reyes para el Madrid. Con el mensaje del "casi imposible" del entrenador que casi todos los jugadores se han creído, hasta el punto de no darse cuenta de que delante solo tenían diez rivales. Qué lástima.