domingo, abril 27, 2014

BETIS 0 - REAL SOCIEDAD 1 Europa garantizada con una actuación bajo mínimos

Vela dio los tres puntos con este gol de penalti.
La noticia está siempre en el resultado, y esa noticia no es otra que la victoria de la Real en el Benito Villamarín, 0-1, con un gol de penalti conseguido por Carlos Vela, logrando tres puntos que certifican matemáticamente que el equipo txuri urdin volverá a jugar de nuevo en Europa la próxima temporada. Al Valencia le quedan doce puntos por jugar, los mismos que tiene de desventaja con el equipo realista con el average particular perdido y siendo imposible en un triple empate con el Villarreal que la Real ocupe la última plaza. Pero esta victoria, la quinta del equipo de Jagoba Arrasate lejos de Anoeta, se logró con una actuación bajo mínimos. Con dos o tres marchas por debajo de lo que pedía el partido, sucumbiendo al lúgubre ambiente que había dejado el anunciado descenso del Betis sin jugar, despreciando una vez más la posibilidad de cerrar un partido que en realidad los locales tampoco comprometieron demasiado, y sufriendo más de la cuenta por dar una imagen impropia de un equipo puntero.

En Sevilla ni siquiera hubo unos cuantos minutos en el arranque en los que se viera a una Real incisiva y con ganas de llevarse el partido como sí se habían visto en los encuentros anteriores. En Vigo fueron veinte, ante el Espanyol llegaron a 45, pero contra el Betis, y con la alineación prevista, con Zurutuza en el centro junto a Markel y Canales y toda la dinamita arriba, nada de nada. Algún que otro chispazo, sí, pero la sensación de que el equipo estaba jugando en una primera o como mucho segunda marcha pesó muchísimo. Quizá fue el escenario lo que agarrotó a la Real, con un Betis ya descendido por la victoria del Getafe y un Benito Villamarín semivacío y entristecido, pero lo que está claro es que reinaba un ambiente más de pretemporada que de un partido de competición en el que el equipo txuri urdin se jugara la certificación de su clasificación para la Europa League y tres puntos que servían para acercarse al menos a uno de los dos rivales que le preceden a la tabla, Sevilla y Athletic, si no a los dos por su enfrentamiento de esta jornada en San Mamés.

Tan cierto como que el ritmo era terriblemente bajo es que la diferencia entre uno y otro equipo, futbolística y anímica, se veía con mucha facilidad. Cuando la Real conectaba dos pases seguidos o cuando cogían el balón fundamentalmente Vela y con algo de menos de frecuencia Canales, el Betis no sabía lo que hacer. O simplemente ya no tenía la fortaleza mental para hacerlo, sabedor de su triste situación. Tras unos minutos de insípido tanteo, la Real pudo marcar en una bonita jugada que Agirretxe culminó tocando el balón hacia el palo buscando un centro chut que devolviera la jugada al corazón del área. También si Ayza Gámez (¿qué hace este colegiado pitando todavía en la máxima categoría?) no hubiera anulado una jugada en la que pitó un inexistente fuera de juego a Canales, que estaba tan solo como para decidir si quería ser goleador o asistente. Pudo marcar Griezmann a la salida de uno de los muchos córners que botó la Real, pero pifió el disparo. Y Vela conectó un precioso zapatazo que se marchó fuera por muy poco.

Todo eso, sin necesidad de acercarse siquiera a un fútbol brillante, lo generó la Real en los primeros veinte minutos del partido. A partir de ahí y antes del descanso, sólo cabe destacar una jugada de Vela por la banda izquierda que estuvo muy cerca de acabar en penalti y que se saldó con un córner que se botó sin consecuencias. Si la Real no pasó apuros fue por dos razones. Por un lado, la absoluta ineficacia de un Betis rendido a la evidencia de su descenso, que no fue capaz de probar a Bravo ni una sola vez. En los primeros 45 minutos apenas conectó dos cabezazos con mínimo peligro, ambos de Braian Rodríguez y ambos lo suficientemente alejados de la portería del chileno como para que el 1-0 fuera imposible. Por otro lado, la seriedad defensiva de la Real, sustentada en Markel (que una vez más sobresale por encima de bastantes compañeros cuando peor juega el equipo txuri urdin) y en la línea de cuatro. Pesa más la primera de las dos razones, pero Zaldua estuvo muy bien, De la Bella cumplió y tanto Iñigo como Mikel hoy sí acertaron cuando tuvieron que cortar los avances rivales.

Casi sin tiempo para pensar en cómo afrontar una segunda parte en tan insulso escenario, la Real se adelantó en el marcador. Lo hizo subiendo el ritmo, en una de esas jugadas con chispa que tanto se echan de manos (o, al menos, que se den con una mayor frecuencia), una en la que participó Agirretxe peleando la pelota, Canales asistiendo a Vela y el mexicano, una vez más decisivo, forzando el penalti en el cruce de Juan Carlos. Ayza Gámez, en esto probablemente también contagiado por el ambiente aunque en el fútbol profesional no tendría que haber hueco para estas cosas en la actuación arbitral, decidió perdonar el bético la segunda tarjeta amarilla para no hacer aún más severo el castigo. Vela, en cualquier caso, no falló desde los once metros y convirtió su decimotercer gol de la temporada engañando por completo a Adán. A partir de ahí, la estrategia de la Real fue la misma de los anteriores partidos en los que se adelantó en el marcador fuera de casa, buscar una contra que sentenciara el partido. Y como en esas ocasiones, como sucedió en Almería o Vigo, ese segundo gol no llegó, aunque hubo ocasiones para hacerlo.

Tras el 0-1, un espléndido contragolpe lanzado por Bravo (en una jugada que repitió insistentemente, hoy más que nunca), en el que Canales y Vela volvieron a conectar y a Agirretxe le faltó un pelo para conectar un remate. Lo impidió la defensa bética aunque Ayza Gámez, otra vez condescendiente con el Betis, diera saque de puerta. También tuvo el gol Griezmann, que a expensas de recuperar siquiera una mínima parte de la chispa que le llevó a ser el máximo goleador del equipo y disfrutar por primera vez de la selección francesa, estrelló un balón en el palo tras rebotar en un defensa. Aun jugando bastante mal y manteniendo un ritmo impropio, lo cierto es que el único equipo que estuvo cerca del gol con frecuencia fue la Real. Ayza, otra vez, se inventó una falta de Markel en una jugada en la que Vela encaraba a Adán, un disparo de Canales se marchó fuera y un tiro lejano de Iñigo Martínez lo tuvo que sacar a córner el portero bético. Y hasta Markel se pasó de osadía disparando, muy mal, desde el centro del campo. Todo esto, antes de la media hora de la segunda mitad y con Seferovic ya sobre el campo, al que ingresó sustituyendo a Agirretxe.

Perdonar tanto a un rival destrozado supone que el partido queda al arbitrio de cualquier jugada. Y el Betis, por muy descendido que esté, no llegó a estar nunca tan fuera del partido como para no intentar el empate, aunque fuera por simple orgullo. Arrasate colocó en el césped a Elustondo por Canales, nuevamente agotado por cubrir más terreno que cualquier otro centrocampista del equipo, pero el equipo no consiguió lo que se supone que da esa opción, equilibrio y control. Primero fue Iñigo Martínez quien evitó un disparo de Rubén Castro lanzándose al suelo con enorme fuerza. Y después fue Bravo, quien coronó una segurísima actuación en los muchos balones que colgó el Betis desde las alas respondiendo con una espléndida parada a un disparo nuevamente de Rubén Castro desde el pico derecho del área pequeña, libre de marca y en el único error claro de la zaga realista durante todo el partido. Aunque con el descuento faltaba un cuarto de hora tras esa jugada, apenas sucedió nada en ese tiempo que restaba, más allá de una falta que Ayza Gámez regaló al Betis ya en el descuento y que Bravo despejó de puños.

Si la misión era lograr los tres puntos, es bastante evidente que la Real ha cumplido. Pero es tan inevitable la sensación de que cualquier otro equipo, jugándose algo, habría tenido opciones mucho más claras para igualar e incluso voltear el partido. A la Real le sigue faltando la intensidad que permita que los partidos se decidan por su calidad, y este es un mal que se da desde hace demasiadas jornadas, desde que se derrotó en Anoeta al Barcelona. Puede que sea el cansancio acumulado, una mala preparación, un bajo estado de forma o que el técnico no sabe cómo levantar el ánimo del equipo. Da igual. Lo que es evidente es que no se está poniendo freno a esta tendencia y quedan ya sólo tres partidos de Liga en los que, aún con todos los puntos que se han escapado en este tramo de la competición, se puedo optar incluso a la cuarta plaza. Con este ritmo de juego es difícil asaltar San Mamés, algo que sería necesario, pero hay que recordar que la Real ya tiene garantizados Europa y la séptima plaza, ocupa la sexta con ventaja y puede llegar a ser cuarta. Cosas más raras se han visto. Pero con este ritmo, ni la cuarta ni la quinta plaza están en realidad al alcance.

viernes, abril 25, 2014

PREVIA Betis - Real Sociedad. Un drama en el camino a la cumbre

Iñigo Martínez, en el encuentro de la pasada temporada.
Nunca es fácil toparse con un equipo que puede descender a Segunda División y justo ese es el escenario que se va a encontrar la Real esta jornada (sábado, 22.00 horas, Benito Villamarín, Canal + Liga, Gol TV). Si no gana, el Betis certificará su caída al pozo y su adiós a Primera. No es una situación nueva, ya que la Real vivió en directo el descenso del Deportivo la pasada temporada, aunque las circunstancias eran bien distintas. El equipo txuri urdin se enfrenta en esta ocasión a un equipo que ya ha asumido su destino pero que está capacitado para presentar batalla y al menos despedirse de forma digna de la máxima categoría. Los realistas, en cambio, aspiran a seguir subiendo en la clasificación desde la sexta posición que ahora ocupan. La cuarta plaza, la que da acceso a la Champions League, está muy complicada pero las matemáticas dicen que aún es posible. Y en función de lo que suceda en San Mamés el domingo entre Athletic y Sevilla se sabrá con más precisión si la quinta plaza ha de ser el objetivo de aquí al final.

Tres son las novedades que presenta la lista de Jagoba Arrasate para este partido con respecto a los 18 que vencieron al Espanyol. Una de las ausencias ya era conocida, la de Rubén Pardo por sanción. La segunda era más previsible, el regreso de Hervías al Sanse tras debutar con el primer equipo. Y la tercera es la noticia negativa de la semana, puesto que Granero, que aún no ha debutado tras su lesión y tenía opciones de hacerlo en Sevilla, causa baja por una lumbalgia. Sus tres recambios son igualmente previsibles. Vuelven tras cumplir un partido de sanción Iñigo Martínez y Griezmann. Y el tercero en integrarse a la lista es Xabi Prieto, una vez superada su última lesión. Esta vez Arrasate sí lleva un central y un lateral de recambio. Las ausencias por decisión técnica son las mismas de las últimas semanas, las de Estrada y Ros, que afrontan sus últimas semanas en el club sin previsión de que se les vaya a renovar, además de José Ángel.

El once comenzará con Bravo bajo palos y probablemente la defensa más habitual, la que forman Zaldua, Mikel González, Iñigo Martínez y De la Bella, aunque tampoco se puede descartar del todo la presencia de Carlos Martínez en la derecha o incluso la de Ansotegi por el centro. Markel sigue siendo fijo en el centro del campo, Zurutuza y Elustondo parecen jugarse una posición del centro del campo y la otra la tiene ganada Canales prácticamente desde que llegó. En principio, y dado que no parece probable que Arrasate opte por un cambio de sistema para fortalecer el centro del campo, el ataque será el mismo que jugó ante el Espanyol, el del once de gala, el que forman Griezmann, Vela y Agirretxe. Si esos son los elegidos, el banquillo lo completarían Zubikarai, Chory Castro y Seferovic.

La Real recuperó la sexta posición la pasada jornada, sumando ya 54 puntos, cinco menos que el Sevilla y ocho menos que el Athletic, con doce todavía por jugar. Su rival, el Betis, será equipo de Segunda si no gana el conjunto txuri urdin, puesto que ocupa la última posición con 22 puntos, a once la salvación con nueve por jugar al término de la jornada. Los realistas buscan mejorar una más que irregular trayectoria como visitante, faceta en la que es ahora mismo el décimo clasificado de la Liga. Sólo ha ganado cuatro partidos lejos de Anoeta y acumula cuatro salidas sin ganar, desde que lo hizo en La Rosaleda por 0-1, y apenas tres equipos (el Rayo, el Almería y el propio Betis) han encajado más goles que la Real en sus choques como visitante. El Betis es colista entre otros motivos porque es el peor equipo como local. Sólo ha ganado cuatro partidos en el Benito Villamarín, el último de ellos en la jornada 27, 2-0 al Getafe. A partir de ahí, perdió los tres siguientes partidos que jugó en casa, y los verdiblancos llegan además al partido con cuatro derrotas consecutivas.

Betis y Real Sociedad se han enfrentado en partido liguero en 44 ocasiones, 40 de ellas en Primera División. Y el balance es claramente favorable a los béticos en la máxima categoría, puesto que ganaron en 23 de esos encuentros, por sólo siete victorias realistas y diez empates. Desde el regreso a Primera de la Real, una victoria para cada equipo, para los realistas la de 2011-2012 por 2-3 con el mítico gol de Iñigo Martínez desde el centro del campo y para los béticos la de la pasada campaña. La victoria más clara de la Real, 1-3, se dio en dos de sus visitas, las de las temporadas 1985-1986 (goles de López Ufarte, Bakero y Begiristain) y 1987-1988 (triplete de Loren). La mayor goleada que ha recibido la Real en sus duelos contra el Betis, 5-1, también se dio dos veces, en las campañas 1960-1961 y 1986-1987, esta segunda en la fase de play off, con los realistas sin objetivos en la Liga y más centrados en la Copa, en su inminente semifinal contra el Athletic. El cuadro lo completan cuatro encuentros más en Segunda División, donde hay igualdad absoluta, con dos victorias para cada equipo.

La pasada temporada, la 2012-2013, la Real hizo un partido decente, fue mejor que su rival, pero pagó su absoluta inoperancia defensiva en las jugadas a balón parado. Paulao hizo el primer gol del Betis al rematar de cabeza un saque de esquina en el minuto 17 y Rubén Castro imitó testarazo para hacer el 2-0 ya en el 81 tras una falta. Dos goles de estrategia, dos muestras de lo mal que defendía la Real estas jugadas en el inicio de la temporada pasada. Entre ambos goles, bien es cierto que el mejor fue el portero bético, Adrián, que evitó la victoria txuri urdin en las muchas ocasiones de gol de que disfrutaron los entonces jugadores de Montanier. En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, la Real protagonizó uno de sus mejores encuentros, desnivelando en la segunda mitad una disputada primera. Agirretxe hizo el primero en el arranque del partido y Molina empató en el minuto 19. Pero en la segunda mitad la Real fue un rodillo. Ansotegi, Griezmann, de nuevo Agirretxe y Xabi Prieto llevaron el 5-1 final al marcador.

miércoles, abril 23, 2014

La Real recupera una de sus señas de identidad como equipo de cantera

Hervías, cuarto potrillo debutante de la temporada.
Uno de los muchos dichos populares del fútbol recuerda que lo difícil para un canterano no es llegar a la élite del fútbol, esto es, el primer equipo, sino mantenerse en esa privilegiada posición. Pero es igualmente obvio que nadie se puede hacer un hueco sin jugar por primera vez, y Jagoba Arrasate ya ha dado minutos esta temporada a cuatro jugadores del Sanse. Pablo Hervías ha sido el último en debutar, lo hizo este sábado ante el Espanyol y estuvo a punto de coronar sus buenos minutos finales con un gol, un disparo de larga distancia que estuvo muy cerca de sorprender a Casilla. Antes que el extremo riojano, el primer jugador al que el técnico txuri urdin había dado la alternativa fue a Jon Gaztañaga, en la primera jornada de Liga, ante el Getafe, y ya ha jugado nueve partidos. Después Marco Sangalli apareció como titular en el Camp Nou y más adelante jugó contra el Algeciras en la Copa. Y el tercero fue Zaldua, ya afianzado en el once titular, tras debutar contra el Celta en la primera vuelta. Hervías aumenta esa cifra hasta los cuatro.

A todos ellos, menos a Zaldua que a los otros tres, les falta el paso de consolidarse, pero ahí están ya. Y con su irrupción la Real empieza a recuperar una seña de identidad que sí se estaba echando en falta, aún manteniéndose como uno de los equipos de cantera más sobresalientes de la Liga española. Y es que en dos de las últimas tres temporadas no se había producido debut alguno de un canterano durante la competición. En la campaña del regreso a Primera, Martín Lasarte, que en Segunda había hecho de la alegría del debutante Griezmann una de las banderas de su Real, quiso confiar en el bloque con el que había subido. La pasada temporada, la 2012-2013, Philippe Montanier tampoco hizo debutar a nadie. En su primera temporada sí colocó en el once por primera vez a tres futbolistas del filial: Iñigo Martínez, Liassine Cadamuro y Rubén Pardo, aunque todos habían hecho la pretemporada con los mayores y el segundo tenía de hecho dorsal del primer equipo. Montanier, por cierto, se despidió ninguneando en buena medida a la cantera realista proclamando que el futuro pasaba por los fichajes, una afirmación que viene a ser desmentida por estos ilusionantes debuts y el gran año del equipo juvenil.

Desde que se creó el Sanse, en 1952, todas las temporadas han visto el debut de algún potrillo a excepción de las dos mencionadas (2010-2011 y 2012-2013) y la 1957-1958. Ese dato es espléndido, pero hay otro que también es importante recordar: desde la temporada 2003-2004 al menos uno de los jugadores del filial que vistieron por primera vez la camiseta del primer equipo sigue actualmente en la plantilla. Eso habla del cuidado de la cantera que sigue teniendo la Real puesto que, volviendo a ese dicho del comienzo de estas líneas, es verdad que son muchos los potrillos que han tenido irrupciones testimoniales en los últimos diez años (Azparren, Juan Domínguez, Eizmendi, Sarasola, Sio, Albistegi, Esnaola...). Precisamente, fue un masivo debut testimonial, el de la jornada de huelga de futbolistas profesionales de septiembre de 1984, el que permitió que la temporada 1984-1985 siga siendo la del mayor número de canteranos que se enfundaron por primera vez la camiseta del primer equipo. Fueron doce: Albistegi, Calvo, Chinchurreta, Iturrino, Loren, Martín Begiristain, Moreno, Ponce, Ribera, Rodríguez, Zudaire y Zuñiga.

lunes, abril 21, 2014

Los goles de Vela, cada vez más decisivos

Así logró Vela el gol de la victoria ante el Espanyol.
Los goles de Carlos Vela son cada vez más decisivos y trascendentes para los intereses de la Real. El que hizo ante el Espanyol, que llegó ya en el tiempo de descuento, sirvió para ganar el partido y sumar tres puntos, pero es también la muestra de esa creciente importancia de los tantos del mexicano. Basta un dato para dejar claro este aspecto: hasta la presente temporada, la tercera en la que viste la camiseta txuri urdin, Vela no había conseguido el gol de la victoria en ningún partido de Liga que se solventara por uno solo de diferencia. Y en ésta, contando con la del pasado fin de semana, ya lo ha hecho en cuatro ocasiones. Sucedió por primera vez ante el Celta en Anoeta, el día que marcó cuatro goles él solo para remontar el partido. Después fue el autor del solitario tanto que bastó para sacar los tres puntos del partido ante el Málaga en La Rosaleda. Y también fue quien consiguió el único gol del partido en Anoeta ante el Valladolid. De esta forma, son doce los puntos que ha dado Vela marcado el gol definitivo.

Un tanto de Vela no es necesariamente sinónimo de victoria de la Real, pero en ese aspecto también hay una clara mejora con respecto a sus dos primeros años en Donostia. En su primera campaña, la 2011-2012, marcó en once encuentros y sólo cinco en cinco de ellos acabó sumando los tres puntos el equipo txuri urdin. En la siguiente temporada fueron trece los partidos en los que hubo al menos un gol del mexicano y nueve se saldaron con victoria. Y en la actual temporada sólo dos de los nueve partidos con un tanto suyo no terminaron con el triunfo realista, el empate a uno en Elche de la segunda jornada y la derrota por 4-3 en Almería de la vigésimonovena. Ese empate en tierras ilicitanas hace que los goles de Vela hayan sido directamente responsables de 13 de los 54 puntos que ha sumado la Real, habiendo participado con sus goles aunque no fueran los decisivos en un total de 22 puntos, el 40,7 por ciento.

Eso sí, el hecho de que cuatro de los trece goles que ha marcado Vela en la Liga llegaran en el mismo encuentro y el récord goleador de Griezmann en el primer equipo hacen que ese porcentaje sea, por el momento, el más bajo de las tres temporadas que lleva en la Real. Sus goles contribuyeron a 20 de los 47 puntos de la temporada 2011-2012, el 42,5 por ciento, y a 30 de los 66 que sirvieron para lograr la cuarta plaza la pasada campaña, el 45,5 por ciento. Cifras parecidas, en todo caso, que hablan de la importancia de Vela en el ataque de la Real. Hay otro aspecto en el que la trascendencia de sus tantos ha crecido en la presente temporada: en seis de los nueve partidos en los que ha marcado lo ha hecho abriendo el marcador para la Real, bien con el gol que abre la lata en victorias luego más amplias, bien con el que permite igualar el marcador. Eso supone el 66,6 por ciento. En las dos temporadas anteriores hizo el primer tanto txuri urdin en seis de once partidos en la 2011-2012 (54,5 por ciento) y en siete de trece en la 2012-2013 (53,8).

A todos estos datos sobre el valor de los goles de Vela para el equipo, hay que sumar tres apuntes ya conocidos. El mexicano es el único jugador realista que ha marcado esta temporada en las tres competiciones que ha disputado el equipo, junto con Griezmann si contamos la previa de la Champions League como parte de ese torneo. Vela lleva ya 13 en Liga, a uno solo de su récord en el torneo; hizo el único tanto del equipo en la fase de grupos de la Champions, ante el Bayer Leverkusen; y logró dos más en la Copa, el 4-0 al Algeciras y el 3-1 al Racing de Santander. Además, Vela fue el primer jugador txuri urdin en anotar en cuatro ocasiones en un mismo partido, el ya mencionado choque contra el Celta en Anoeta de la presente temporada, desde que en la temporada 1994-1995 lo hiciera el bosnio Meho Kodro en el 5-2 ante el Tenerife. Y también inscribió su nombre con letras de oro en la historia de la Real al convertir el gol número 3.000 en Primera División, el que abrió la cuenta en el 4-2 ante el Málaga, la pasada temporada y también en Anoeta.

sábado, abril 19, 2014

REAL SOCIEDAD 2 - ESPANYOL 1 Vela marca la diferencia

Vela volvió a ser decisivo.
Carlos Vela es un lujo para la Real. Da igual que esté físicamente bien, que esté fundido, que esté metido en los partidos o que peque de individualista. Nada importa si coge un balón en condiciones de demostrar que es la estrella del equipo txuri urdin y da, en tres decisiones inmediatas, un recital de fútbol. Con el tiempo ya cumplido y cuando el empate parecía inevitable, hizo un control orientado magnífico para enfilar la portería de Casilla, dio un toque de balón magistral para dejar atrás a su marcador y finalmente colocó el balón dentro de la portería espanyolista con una impresionante sangre fría. El gol, el 2-1, dio a la Real la victoria cuando más difícil parecía ya. Después de una buena primera parte en la que el Espanyol marcó en su único disparo entre los tres palos, el partido se enquistó en lo que tanto le gusta a Aguirre, eso que denominan el otro fútbol. Pero ese fútbol, ante la calidad de jugadores como Vela, palidece, se empequeñece y no tiene soluciones. Cuando eso sucede, hay que celebrarlo. Incluso cuando la segunda mitad mantuvo las dudas sobre la disposición realista para acabar la temporada de forma notable.

Arrasate apostó por el once más previsible. Ansotegi y Chory Castro suplieron a los sancionados Iñigo Martínez y Griezmann, Pardo acompañó a Markel en el centro del campo y Canales mantuvo su plaza en la mediapunta, donde se ha convertido ya en un indiscutible. La única duda real, el lateral derecho, dejó claro que Zaldua está hoy por hoy por delante de Carlos Martínez. Esa fue la apuesta del técnico txuri urdin para aplacar la desilusión de las últimas jornadas y esta Real demostró que tiene fútbol en sus botas. Sin necesidad de hacer un partido espectacularmente brillante, los realistas manejaron con mucho acierto el primer tiempo, recuperaron sus señas de identidad en ataque y movieron el balón con bastante acierto. Buena salida desde el centro del campo con un Pardo hoy algo irregular pero siempre exigiendo protagonismo, y sobre todo un Canales que se ha echado el equipo a los hombros y es la mejor referencia del juego realista, ante el estado de forma que han venido mostrado en los últimos tiempos Griezmann y Vela.

Las buenas sensaciones que dejaba el equipo, eso sí, tardaron en convertirse en ocasiones de gol. La primera de cierto peligro, de hecho, la tuvo el Espanyol, con un disparo de Víctor Sánchez que se marchó ligeramente desviado. Las buenas combinaciones que estaba trenzando la Real no llegaban al interior del área, pero sí generaban el suficiente peligro como para que el equipo barcelonés sufriera. Y servía para forzar faltas, menos en realidad de las que hacían los de Aguirre, pero suficientes como para que los visitantes sufrieran. Pasado el primer cuarto de hora, la primera llegada seria de la Real acabó con el balón en el interior de la portería de Casilla. Tras un pase de Pardo, Mikel González envió el balón al interior de la portería, pero Velasco Carballo lo anuló a instancias de su linier. Mikel no estaba en fuera de juego, pero Markel sí, y el mediocentro sí estaba en posición antireglamentaria. Y dio la impresión de que el fuera de juego no se señaló por eso, sino porque, en la vorágine, el linier vio varios realistas adelantados.

Aunque a partir de ahí el dominio txuri urdin fue más claro, el gol llegó en la portería de Bravo. Y llegó por el enésimo fallo defensivo de la temporada, de nuevo de un Mikel González que, sin hacer hoy un mal partido, evidenció que está muy lejos del nivel que dio la pasada temporada. No debió salir en busca de Córdoba, porque dejó al espanyolista la opción de salir disparado hacia la portería realista. Bravo no pudo hacer mucho para evitar el 0-1. La mejor noticia es que esta vez la Real tuvo suerte y consiguió el empate muy pronto y además en una jugada afortunada. Un córner botado en corto (la Real mostró mucha diversidad desde la esquina, aunque le costó hacer verdadero peligro) lo envió Canales al interior del área, rebotó en la espalda de Lanzarote y evitó que Casilla pudiera reaccionar. A partir de ahí, la Real mostró sus mejores armas y un dominio aún más claro. A continuación pudo marcar Canales tras una preciosa jugada de tiralíneas en la que primero el balón rebotó en Pardo y después Casilla evitó el gol.

A pesar del empate que registraba el marcador al descanso, la Real hizo una buena primera parte. No con excesivo control en el centro del campo, pero con fútbol suficiente como para que el resultado fuera claramente favorable al conjunto realista, el único en realidad que quería ganar el partido. El Espanyol se encontró un resultado que no mereció y trató de gestionarlo. Pero a la Real le sucedió algo parecido a lo que ha venido mostrando en las últimas semanas, y es que tuvo un bajón considerable después de unos minutos de actuación notable. Al menos, lo mejor duró esta vez 45 minutos y no sólo los veinte que se vieron en Vigo. Pero la segunda mitad no tuvo mucho que ver con la primera. Tanto fue así que incluso sin hacer gran cosa el Espanyol pasó a rondar el área de Bravo. Y despertó el malestar en Anoeta, que temía una nueva decepción, la que de hecho ya estaba señalando el marcador.

No ayudó Arrasate con una nueva demostración de que sigue tardando demasiado en hacer los cambios. Para cuando el técnico realista decidió mover ficha, el Espanyol sí había tenido una ocasión clarísima de marcar, en una contra de Sergio García que Bravo despejó con mucho acierto en el primer palo. A continuación llegaron los cambios, pero en realidad sin más cambio que el de nombres. Seferovic entró por Agirretxe sin que ninguno de los dos delanteros viera puerta una jornada más, y Hervías debutó con el primer equipo, supliendo como era de prever por los antecedentes a Chory Castro y dejando algunos detalles interesantes y valientes, como un disparo desde bastante distancia que estuvo muy cerca de sorprender a un adelantado Casilla. El último cambio de Arrasate fue la entrada de Zurutuza por Canales y dio paso a un final lleno de alternativas. Mikel estuvo a punto de aprovechar una salida en falso de Casilla, Bravo detuvo un cabezazo de un Colotto desmarcado en un córner y después llegó el gol de Vela. El golazo de Vela, el que marcó la diferencia en el marcador y en el fútbol.

La primera parte fue esperanzadora, pero la segunda amenazó durante demasiado tiempo con dejar un nuevo empate triste sin que hubiera reacción desde el campo o desde el banquillo. Esa es la lectura preocupante del partido. La optimista está en que el fútbol y la calidad de sus hombres ofensivos bastaron para dar una victoria que, tampoco se puede ocultar, fue bastante merecida porque el Espanyol, en realidad ya con la temporada finalizada, apenas quiso cumplir el expediente, perder todo el tiempo del mundo y beneficiarse la habitual pasividad arbitral con la que se juzga a los visitantes de Anoeta. Pero el gol de Vela dio tres puntos más que necesarios para, al menos, romper la dinámica de resultados negativos, recuperar cierto carácter de fortín para Anoeta y seguir en la pelea por evitar rondas previas de la Europa League durante el próximo verano. No es poco viendo la forma en la que se está precipitando el final de la temporada.

viernes, abril 18, 2014

PREVIA Real Sociedad - Espanyol. Una reacción obligada

Chory Castro, en el partido de la temporada pasada.
La Real lleva dos meses acumulando tantas decepciones hasta el punto de que la percepción actual de la temporada es terriblemente negativa. Por eso, la reacción es obligada en los cinco partidos que quedan para finalizar la temporada, empezando por el primero (sábado, 20.00 horas, Anoeta, Canal + Liga, Gol TV). En todo caso, ya hay algo irrecuperable, y es que el objetivo de la temporada ya ha cambiado. Regresar a la Champions es virtualmente imposible y el empate en Vigo hizo que el equipo cayera a la séptima posición, que obligaría a jugar dos rondas previas de la Europa League. Los de Jagoba Arrasate aún dependen de sí mismos para ser sextos, puesto que en la última jornada el Villarreal visitará Anoeta, y lo ideal sería poder luchar por la quinta plaza, aunque esa también se ha puesto difícil con el exiguo ritmo de puntuación que ha exhibido el equipo txuri urdin en estos dos últimos meses. Meses que han multiplicado la crítica a Arrasate precisamente cuando el club está en disposición de anunciar su renovación. Anoeta hablará.

La lista de Arrasate para este encuentro ofrece una muy agradable sorpresa, que es la convocatoria de Pablo Hervías, que podría convertirse en el cuarto canterano en debutar esta temporada con el primer equipo, después de Zaldua, Gaztañaga y Sangalli. Las bajas a las que ha tenido que hacer frente son ya conocidas, Griezmann e Iñigo Martínez por acumulación de amonestaciones. Además, se queda fuera por decisión técnica José Ángel. En su lugar, regresan al grupo de 18 Ansotegi y De la Bella, los dos directos al once inicial viendo las ausencias. Zurutuza, que se había resentido en alguno de los entrenamientos de la semana, ha entrado finalmente en la convocatoria. Fuera se quedan los ya habituales Estrada y Ros, que parecen estar en sus últimas semanas como jugadores realistas. Y una vez más, sólo hay cinco defensas en la convocatoria, esta vez con un único recambio en el lateral y ninguno para el centro.

Con esta lista, las cuestiones más claras, como casi siempre, van a estar en la línea defensiva. Bravo estará bajo palos, y la defensa podría ser la misma del ascenso: Carlos Martínez, Mikle González, Ansotegi y De la Bella. La única posibilidad de cambio es la entrada de Zaldua. Si impera la lógica prevista, Markel seguirá siendo fijo en el centro del campo y la situación física de Zurutuza podría devolver después de muchas semanas la titularidad a Rubén Pardo. En ataque, lo normal sería que jugaran Canales, Vela, Chory Castro y Agirretxe. De esta forma, el banquillo lo completarían Zubikarai, Elustondo, el potrillo Hervías y Seferovic como revulsivos para la segunda mitad. Que cualquiera de ellos entre en el once sería una sorpresa, pero adelantar la rueda de prensa un día por la renovación de Arrasate ha limitado aún más las pocas pistas que suele dar el técnico realista sobre el once.

La Real arranca esta trigésimo cuarta jornada en la séptima posición, la que da acceso a la Europa League gracias a que los finalistas de Copa jugarán la Champions, con 51 puntos, uno por debajo del sexto clasificado, el Villarreal, y cinco por detrás del quinto, el Sevilla. El cuarto queda ya a una distancia de once puntos con quince en juego, inalcanzable aunque las matemáticas aún digan lo contrario. El equipo txuri urdin vuelve a su fortín de Anoeta, donde ha ganado diez de los dieciséis partidos que ha jugado, con tres derrotas y otros tantos empates, y donde es el quinto máximo goleador como local. En los últimos ocho partidos, sólo ha conseguido la victoria en dos, otros tantos empates y ha sufrido nada menos que cuatro derrotas. El Espanyol es noveno con 41, a diez del puesto europeo de la Real y a salvo de problemas con el descenso. Como visitante tiene una cifras parecidas a las de la Real, con cuatro victorias, siendo el primer equipo en ganar en el nuevo San Mamés en Liga, y ocho derrotas. Lleva tres jornadas sin ganar.

La historia es muy favorable a la Real contra el Espanyol en suelo donostiarra. Se han visto en 65 ocasiones. De ellas, 63 han sido en Primera División, y el balance es de 40 victorias realistas, doce espanyolistas y once empates. Además, se vieron en las caras en la promoción de permanencia de la temporada 1954-1955 (2-1 para la Real) y una vez en Segunda División (3-0 también para el equipo txuri urdin). La mayor goleada de la Real, 6-1, se produjo en dos ocasiones, en las campañas 1932-1933 con goles de Chivero, tres de Urtiberea, Tolete e Insausti; y 1943-1944 con dos tantos de Ontoria y Unamuno, y uno de Bidegain y Pérez. La victoria más holgada del Espanyol, 0-2, se dio en tres ocasiones, en las temporadas 1959-1960, 1982-1983 y 2004-2005. Curiosamente, cuando el equipo barcelonés marcó tres goles no consiguió ganar, siempre se dio un empate a tres, en las Ligas 1933-1934, 1976-1977 y 1986-1987. En Anoeta son ya 16 los choques, con ocho victorias para la Real, cinco para el Espanyol y tres empates.

En el partido de la temporada pasada, la 2012-2013, el Espanyol consiguió el último de sus once triunfos en Donostia. Y la Real no mereció perder por lo que sucedió en el partido, pero los errores de Montanier y del equipo resultaron fatales. El francés alineó a Estrada de extremo ante la ausencia de Griezmann y no dio un solo minuto a Pardo a pesar de no tener a Zurutuza y Elustondo y retirarse Markel lesionado. Con un fútbol lento, la Real fue mejor que el Espanyol, que se limitó a esperar atrás y a rezar por no encajar ningún gol. No lo hizo, Anoeta coreó "Montanier dimisión" y el disgusto fue aún mayor cuando en el minuto 77 Colotto hizo el 0-1 en un córner muy mal defendido. En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, la Real venció en Cornellá-El Prat por 1-2. No fue un buen partido y la Real tuvo que remontar el gol de Córdoba. Cuando Pardo entró al campo, el equipo txuri urdin empezó a jugar. Griezmann hizo el empate y un centro del propio Pardo rebotó en Stuani y se envenenó para hacer el 1-2.

martes, abril 15, 2014

Los cambios son inútiles para la Real

Pardo, relevo habitual y con no muchos minutos.
La Real lleva años dejando la sensación de que los tres cambios de futbolistas que permite el reglamento son inútiles como arma para ganar los partidos. Sucedió con Martín Lasarte, con más claridad todavía en la etapa de Philippe Montanier y es inevitable la sensación de que este problema se ha acrecentado incluso algo más con Jagoba Arrasate en el banquillo. Analizar las sustituciones confirma que no se está sacando a los cambios el partido que permite la plantilla de la Real. Y la evidencia más notoria está en que sólo uno de los 56 goles que ha logrado el equipo txuri urdin en lo que llevamos de Liga, nada más que uno, lo ha conseguido un jugador que Arrasate ha colocado sobre el césped saliendo desde el banquillo. Y fue muy poco decisivo, puesto que se trató del 5-0 a Osasuna, logrado por Seferovic el día que tuvo la ocurrencia de mandar callar a la afición de Anoeta, en el minuto 87. Desde entonces, duodécima jornada, ningún suplente ha logrado marcar.

Hay más datos que confirman que los cambios son uno de los puntos débiles de la gestión de Arrasate. El tiempo medio que pasa un suplente realista sobre el césped es de 20,3 minutos, lo que acerca los cambios a ese minuto 70 que tantas veces se intuye como tardío y que con Montanier en el banquillo ya provocó justificadas chanzas sobre esa falta de capacidad de reacción. Tan poco valor se le da a los cambios que, de los 33 partidos que ya se han jugado de Liga, en cuatro de ellos no llegó a agotar los relevos el técnico txuri urdin. Y como muestra de que no encuentra en ellos la herramienta para ganar los partidos igualados, hay que destacar que la Real sólo sacó los tres puntos de uno de esos cuatro partidos en los que despreció la tercera sustitución, 1-0 ante el Valencia hace muy pocas jornadas. Arrasate tampoco utilizó su tercera bala en el empate a uno en Anoeta ante el Sevilla de la primera vuelta, la derrota ante casa ante el Rayo por 2-3 y en el empate a dos en Valladolid.

La inacción de las sustituciones se hace patente al comprobar que la Real apenas variaría su puntuación actual con o sin cambios. Tras hacer la primera sustitución ha mejorado sus marcadores hasta el punto de ganar ocho puntos (ganó uno en Elche y en Anoeta contra el Sevilla, y tres contra el Celta en casa y contra el Espanyol en Cornellà-El Prat), pero dejó escapar los mismos (perdió uno en Vallecas, Sevilla y Vigo, otro en los partidos jugados en Anoeta ante Rayo y Real Madrid, partidos todos ellos que tenía empatados, y dos en Valladolid, donde sin cambios iba ganando). Después de hacer el tercer relevo y agotar esta vía reglamentaria también hay igualdad casi total, cuatro puntos ganados y tres perdidos. De esta manera se terminó de remontar al Celta en Anoeta el partido que se estaba igualando y lo mismo se hizo en Cornellà-El Prat ante el Espanyol. Pero de nuevo el empate en Valladolid restó dos puntos que se tenían al hacer el último relevo y la derrota en Almería en el descuento se llevó el ya insuficiente premio del empate.

De forma individual, los datos de los jugadores también son relevantes. De los 24 jugadores de campo que ha alineado Arrasate a lo largo de la temporada (toda la primera plantilla salvo Ifrán que no llegó a jugar antes de marcharse cedido al Deportivo, más los potrillos Zaldua, Gaztañaga y Sangalli), 17 han tenido minutos empezando desde el banquillo. Los seis que de momento han sido titulares o no han jugado son Iñigo Martínez, Markel Bergara, José Ángel, Cadamuro, Zaldua y Carlos Martínez. Salvo Markel, todos defensores, la linea que menos se ve afectada por los cambios. Los que más partidos han jugado saliendo desde el banquillo son dos jugadores que tendrían que gozar de jerarquías muy diferentes en el once, Rubén Pardo y Haris Seferovic, ambos con trece encuentros. Ambos presentan además medias de minutos muy bajas y por debajo de la del equipo en conjunto, de 17,7 minutos por encuentro jugado de suplente en el caso del centrocampista y de 14,2 en el caso del delantero.

Ese dato revela que Arrasate piensa en Seferovic como revulsivo desesperado, aún cuando sólo ha marcado un gol en esos trece partidos que arrancó en el banquillo, y que a Pardo no le da casi nunca periodos largos de tiempo para que pueda dominar el centro del campo.  Y las comparaciones acrecientan esa sensación. De los suplentes con un número de partidos reseñable, otro centrocampista, Zurutuza, tiene una media de 29,3 minutos con los 207 jugados en sus siete duelos iniciados en el banquillo, mientras que Agirretxe eleva esos números hasta los 31 minutos de media, con 217 minutos en siete partidos. Pero si hay un jugador que se puede quejar de los pocos minutos que tiene de esta forma, ese es Chory Castro. El uruguayo tiene la media más baja de minutos como relevo de toda la plantilla, sólo 8,7 minutos, cifra que resulta de los escasísimos 78 minutos que ha disfrutado en los nueve encuentros que disputó sin formar parte del once inicial. Es el único que tiene menos de diez minutos de media saliendo el banquillo. Comparativamente, Griezmann suma una media de 25 en los tres choques que ha tenido y Vela se queda en 17 en dos partidos.

sábado, abril 12, 2014

CELTA 2 - REAL SOCIEDAD 2 Jagoba, culpable... pero no el único

José Ángel, en un lance del partido.
Nueva decepción de la Real, que no consiguió más que un empate en un partido que dejó marchar con superioridad numérica y por una lectura asombrosamente equivocada del partido. Y la responsabilidad, la culpabilidad, es de Jagoba Arrasate en un porcentaje importante. El discurso que quedó agotado en la derrota ante el Real Madrid fue, precisamente, el que mantuvo el técnico realista en Vigo. El tan pretendido equilibrio de sus configuraciones predilectas del centro del campo no existe, y sin embargo insiste en él. La calidad dio la ventaja a la Real, y la superioridad numérica nada más arrancar la segunda mitad por la justísima expulsión de Aurtenetxe debió bastar para ganar el partido, pero a Arrasate se le olvidó, incluso durante más tiempo del habitual, que en el fútbol se pueden hacer hasta tres cambios. La mayoría de los jugadores contribuyeron al despropósito con el que Arrasate dirigió el partido, pero duele que el técnico no vea realidades tan obvias, no ya en situaciones complicadas como es ponerse por debajo en el marcador ante el Madrid, sino en tener un gol de ventaja en Balaídos contra un Celta con diez.

Y eso que el arranque del partido dio la impresión de que, por fin, se podía conseguir una victoria cómoda. La diferencia real entre la calidad del equipo txuri urdin y el celtiña es, probablemente, la que se vio en los veinte primeros minutos del partido, donde la Real debió conseguir una muy holgada diferencia en el marcador, sin la necesidad de forzar demasiado la máquina o imprimir al partido un ritmo demasiado endiablado. Pero la diferencia entre el empuje y la ilusión de uno y otro conjunto se vio en el resto del encuentro y sobre todo en el tramo final, después de que el Celta empatara a algo menos de diez minutos del final y Luis Enrique se viera obligado a echar a los suyos atrás porque, de tanto entusiasmo, se iban a por la victoria descuidando la defensa e infravalorando el punto que habían conseguido con uno menos. Se puede pensar que el problema de la Real es físico de una forma completamente lícita y argumentada, pero lo que hoy provocó que los de Arrasate perdieron dos puntos fue mucho más psicológico y emocional. La Real no tiene alma ahora mismo.

Así, el partido se empezó a perder cuando no se consiguió ganar en el mejor tramo de juego realista en más de un mes, los primeros minutos del partido. El comienzo del choque en Vigo fue exactamente lo que cabía esperar tras las palabras de confianza en sí mismos y sus posibilidades que se escucharon durante la semana en boca del técnico y sus jugadores. A los dos minutos, Canales remató de cabeza a las manos de Yoel una sensacional jugada trenzada entre Zaldua y Vela. A los siete, Agirretxe no llegó a adelantarse al guardameta por muy poco tras un buen centro de Griezmann. Sólo dos córners mal botados en corto afeaban un espléndido arranque txuri urdin, en el que además se estaba recuperando la variedad en su forma de llegar hasta la portería de Yoel. El 0-1, en el minuto 8, fue de todo menos una sorpresa. Canales probó fortuna desde fuera del área, despejó la defensa y el balón cayó de nuevo a los pies del ex valencianista que no se lo pensó y enganchó otro zurdazo que, este sí, llegó al fondo de las mallas. Muy buen gol de Canales, el primero que marca en la Real.

Con el 0-1, la Real siguió mandando y generando ocasiones de peligro. Vela provocó el despeje de un nervioso Yoel que Griezmann, con un poco más de chispa, habría cazado. Iñigo pudo marcar en dos córners de forma casi consecutiva, y el propio Griezmann estuvo cerca del gol en un disparo tras recortar, aunque dio la impresión de que un centro por delante de la defensa y de primeras habría encontrado un rematador claro. Fueron veinte minutos notables, muy cerca del sobresaliente, en los que sólo faltó algo más de acierto, porque la Real había puesto el partido en situación no ya de ganar sino incluso de golear. Pero de repente, y no es algo nuevo, la Real desapareció. El Celta, que no había llegado al área de Bravo en esos veinte primeros minutos, se hizo dueño y señor del partido. Y los motivos son claros. Markel ni roba balones ni corta el juego de otra forma (ni por posición ni por faltas, no llegó a hacer una en todo el partido), Zurutuza parece tener gasolina sólo para esos minutos y un Canales multiplicado no basta para lo que necesita el equipo. Si a eso se añade la indolencia de los extremos, sobre todo de un irreconocible Griezmann, que dejaron tirados a los laterales, se entiendo por qué el Celta empezó a llegar en oleadas.

José Ángel evitó el primer gol del conjunto local en esa primera llegada de peligro, Bravo tuvo que hacer dos paradas de forma casi consecutiva, la primera en un disparo de Nolito escorado hacia la izquierda y la segunda con un lanzamiento desde fuera del área de Krohn-Delhi, y Bermejo no fue capaz de enganchar la pelota en condiciones cuando lo tenía todo a favor en la frontal del área. El gol se veía venir, pero llegó de una forma inesperada. Bermejo, que dedicó toda la primera mitad a pelear y a tirarse a la piscina, sacó petróleo del marcaje de Iñigo Martínez y la deficiente actuación de Estrada Fernández. Primero le provocó una tarjeta amarilla tirándose sin motivo en el centro del campo para engañar al árbitro, y después exageró de una forma desmedida un contacto en el interior del área para que la Real tuviera que afrontar otro penalti en contra. Puede ser penalti, pero el propio Bermejo despierta dudas en la infracción por su forma de actuar. La duda crece por la decisión del árbitro de no mostrar la que habría sido segunda amarilla a Iñigo. Bravo adivinó que Nolito lo lanzaría a su izquierda, pero no pudo llegar al balón.

Empate en el minuto 37 y vuelta a empezar. De hecho, fue así, porque el Celta dio un pequeño paso atrás y la Real volvió a coger la iniciativa del partido. Vela tuvo una ocasión de volver a poner en ventaja al equipo txuri urdin de forma casi inmediata, pero su disparo se fue por encima del larguero, y a continuación una espléndida dejada de cabeza de Agirretxe la aprovechó Griezmann para ejecutar un buen giró y clavar el balón en la portería. La Real tenía de nuevo la ventaja en el marcador ya antes del descanso y Aurtenetxe se la dio nada más comenzar la segunda parte en el número de efectivos en el campo. Una alocada e incomprensible entrada sobre Vela le mandó al vestuario, probablemente en la única decisión en la que un fallón Estrada Fernández pareció tener bajo control el partido. Era el minuto 47. La Real, que ya había generado una primera ocasión tras el descanso en una buena jugada de Canales que Zurutuza mandó de forma indolente por encima del larguero, lo tenía absolutamente todo a favor. Y fue a partir de ahí donde se comenzó a perder el partido y donde se forjó la principal culpabilidad de Arrasate.

Se puede llegar a aceptar, aunque ya a regañadientes, su apuesta en el centro del campo y el empecinamiento en que Pardo no pueda formar parte de ella por ese pretendido equilibrio que es precisamente lo que la Real ha perdido en su defensa. Pero lo que no se puede aceptar es que Arrasate viva ajeno a la realidad, que es lo que le sucedió hoy. Era obvio que el Celta se iba a ir a por el empate, y que Luis Enrique iba a hacer cambios, uno doble introdujo en el minuto 61 para jugárselo todo a una carta. Aún así, el técnico del Celta dio a Arrasate casi un cuarto de hora de ventaja para poder analizar el momento del partido y actuar. Hay que insistir de nuevo en que Markel y Zurutuza siempre estuvieron lejos de controlar el centro del campo, incluso en los mejores momentos de la Real, por lo que la superioridad numérica era el momento ideal de reforzar esa zona y aniquilar las esperanzas del Celta. Arrasate, en cambio, optó por la misma fórmula de siempre, la que está agotada aunque de vez en cuando pueda salir bien. Mantuvo su centro del campo y apostó por la posibilidad de lograr el 1-3 al contragolpe con esa confianza ciega que siempre tiene en su once inicial, sin posibilidad de autocrítica o cambio.

Ahí entra en juego, eso sí, la responsabilidad de los futbolistas, porque la Real tuvo ocasiones de sobra para hacer ese tercer gol y acabar con el partido. Pero en casi todas las decisiones que se tomaron parecieron equivocadas, especialmente en un Griezmann que ahora mismo es el mejor termómetro del estado de ánimo futbolistico que tiene el equipo: bajo cero. Que vaya a cumplir un partido de sanción tras la tarjeta que vio en Balaídos es casi una buena noticia. En realidad, era imposible disociar esos dos aspectos del juego ya mencionados. Por un lado, el ataque realista parecía siempre equivocado, aunque generara las suficientes ocasiones de gol como para matar el partido. Por otro, el equipo pedía a gritos el cambio en el centro del campo que Jagoba no introducía. Y quizá la explicación haya que buscarla en su negativa a decir que el problema de la Real, o al menos uno de ellos, está en la faceta física. Quizá de ahí su empeño en confiar en sus onces iniciales más allá de lo que ahora mismo pueden dar. Pero con la duda, contra diez, con un claro agujero en el centro y con el marcador en ventaja, se antoja difícil de entender que el primer cambio llegara en el minuto 76 y porque Canales pareció pedirlo, exhausto de correr no ya por tres sino por cinco.

Ese primer cambio de la Real, la entrada de Pardo (¿es la tarjeta amarilla que vio por cortar una contra una muestra de frustración?), se produjo cuando el Celta ya había realizado sus tres sustituciones, lo que evidencia la actitud de uno y otro equipo ante el partido. Y es verdad que se podría haber hecho el 1-3 con lo que había en el campo, pero lograr los tres puntos no habría sido más que un parche al análisis. Lo cierto es que la Real nunca dio la sensación de tener un jugador más sobre el campo, y el dominio de la pelota fue en esos minutos del Celta aunque no tuviera ocasiones de gol demasiado claras. Pero alguna tenía que llegar y llegó en el minuto 82. El empate, ademas, llegó de la peor manera posible. Porque si hubiera sido una jugada individual, un error puntual o una jugada a balón parado, el análisis también se podría haber maquillado. Pero llegó en jugada, con varios toques y con Santi Mina disparando desde dentro del área sin marca alguna. Increíble que con la superioridad numérica no sea bastante con la línea defensiva y los tres centrocampistas para bloquear ese tipo de jugadas.

Por supuesto, con el empate llegaron las prisas y antes incluso de sacar de centro Seferovic estaba ya sobre el césped. También dio la impresión de que el cambio fue más obligado que decidido, porque en la jugada anterior al gol Agirretxe ya no había seguido la salida de balón del Celta. Seferovic, que sigue siendo intrascendente en sus ya escasos minutos, no tuvo en esos instantes finales más que una ocasión nada clara para disparar a portería. Eso fue el mejor síntoma de que la Real nunca estuviera cerca del empate. Lo que sí resulta curioso es que esa Real que, aún sin decirlo claramente, parece escudarse en el tema físico, lo prolongado de la temporada y la carga de partidos para justificar los malos resultados de las últimas semanas, con el 2-2 sí presionó arriba. Sí trató de ahogar al Celta. Incluso acabó el partido forzando un córner en el área rival. O sea que, en realidad, el físico sí puede darles, aunque sea para afrontar 45 minutos contra diez jugadores del equipo rival. Y ahí es donde Jagoba no tiene la culpa y hay que achacársela a los jugadores, por mucho que su técnico transmita o no confianza, entienda o no los partidos y haga o no los cambios antes del minuto 70.

Balaídos, eso sí, demuestra una vez más que Arrasate tiene que tomar otro rumbo. Eliminado Elustondo de la ecuación con la que la Real hizo el ridículo en Vigo dejando empatar por un rival con uno menos, las combinaciones para conseguir algo positivo se van acabando. Parece obvio que Canales es, con una diferencia abismal, el único jugador del centro del campo que está respondiendo como se espera de él. Hoy en el banquillo estaban Pardo y un Granero que no llegó a reaparecer, además del propio Elustondo, y en San Sebastián se quedó Ros. Las victorias tapan análisis, pero las derrotas (la de hoy lo es como poco en el plano moral) los magnifican, y el de hoy indica que Arrasate no ha querido o no ha sabido mover ficha. Habla muchas veces de que no está condicionado por lo que se publica o se dice, pero a veces parece estar atenazado en formas demasiado cercanas a lo que concierne al aficionado. La Real debió golear en Vigo y salió con un descorazonador empate. Y el técnico txuri urdin tenía que haberlo visto, antes de formar una alineación en la que varios jugadores daba la impresión de que no debían estar y durante el partido cuando todo se puso a favor y no actuó. Por eso Jagoba es culpable. Pero que el titular no esconda que hay más.

viernes, abril 11, 2014

PREVIA Celta - Real Sociedad. El último empujón

Iñigo Martínez, en el partido de la temporada pasada.
La Real afronta el partido en Vigo (sábado, 16.00 horas, Balaídos, Canal + Liga, Gol TV) con la necesidad de darle el último empujón a la temporada para certificar cuanto antes la clasificación europea, aunque sus últimos resultados, ante equipos de la parte baja de la tabla como el Rayo o el Almería o de la zona noble como el Real Madrid, hayan convertido en un objetivo casi imposible luchar hasta el final por la cuarta plaza. La imagen que transmite la Real es la de un equipo desgastado y eso puede afear el resultado de la campaña si ese último empujón no llega. No parece que la plaza europea esté en peligro, sobre todo porque la amenaza más cercana, el Valencia, tiene ya más opciones de lograr el premio a través de la Europa League que de la competición doméstica, y ya sólo queda saber cuál será la posición final de la Real, si tiene que disputar alguna ronda previa en agosto y cuántas, porque eso sí que está en juego, aunque parezca que la quinta, la sexta o la séptima plaza tienen el mismo premio europeo. Y para ello, nada mejor que ganar y hacerlo con una buena imagen, la que el equipo ha dejado de ofrecer en las últimas semanas.

La convocatoria para viajar a Vigo ha deparado una de las noticias más esperadas por el aficionado txuri urdin: el regreso al grupo de Granero tras la gravísima lesión de rodilla que se produjo en el primer partido de la fase de grupos de la Champions League, en septiembre del año pasado. Ocupa el puesto de Ros, un jugador con el que Jagoba Arrasate ya contaba poco y que ya no cuenta nada más que para rellenar el número de 18 en alguna lista desde que se superaron los cuartos de final de la Copa del Rey. Hay un segundo cambio en la convocatoria ofrecida por el técnico txuri urdin con respecto al grupo que hizo frente al partido en Anoeta contra el Real Madrid, y es el regreso de Zaldua, que ocupa el lugar de Ansotegi. Eso quiere decir que en esta ocasión no habrá un central de recambio en el banquillo. José Ángel recuperado de la lesión que sufrió ante el Madrid, está entre los 18. Se quedan fuera, además de los mencionados Ansotegi y Ros, Estrada y los todavía no recuperados De la Bella y Xabi Prieto.

En la retaguardia del equipo sólo hay una duda, el ocupante del lateral derecho. Con Bravo en la portería, Mikel González e Iñigo Martínez en el centro y José Ángel en la izquierda, sólo falta por saber si Carlos Martínez seguirá en el once o si la banda diestra la ocupa Zaldua. Markel es seguro en el centro del campo, y parece que la opción más probable para completarlo es que Pardo recupere la titularidad y que Canales la mantenga. En el ataque, ya sin necesidad de rotaciones para enfilar el último mes y medio de competición, da la impresión de que jugarán Griezmann, Vela y Agirretxe, recuperando el dibujo más habitual que se abandonó en el choque contra el Real Madrid. De ser esos los planes de Arrasate, el banquillo lo completarían Zubikarai, Elustondo, Zurutuza, Granero, Chory Castro y Seferovic, aunque en el centro del campo las posibilidades son muchas y ninguna es descartable a tenor de lo visto en los partidos anteriores.

Con 50 puntos, la Real arranca la trigésimo tercera jornada en la sexta posición, tres puntos por debajo del Sevilla, uno por encima del Villarreal y con nueve de ventaja sobre el octavo, el Valencia, el primero que se quedaría fuera de Europa ahora mismo. El Celta es decimotercero, con 36 puntos y un colchón de cinco sobre la zona de descenso. El equipo txuri urdin necesita imperiosamente mejorar sus números como visitante, puesto que ahora mismo es el décimo equipo de la Liga en ese aspecto. Sólo suma un punto en las últimas tres salidas y cuatro de los últimos quince en juego, además de ser el quinto que más goles ha encajado lejos de su estadio. Los realistas apenas han sumado una victoria en los cuatro últimos partidos ligueros. El equipo vigués ha conseguido tantos puntos en casa como a domicilio, aunque ha sumado menos victorias en Balaídos, sólo cuatro en dieciséis partidos, que lejos de su feudo. Con su última victoria en casa, ante el Sevilla por 1-0, el Celta rompió una racha de cuatro partidos sin ganar como local, y en general ha sumado sólo siete de los últimos 24 puntos en juego.

La historia está claramente del lado del Celta y convierte Vigo en una plaza compleja para la Real, que sólo ha ganado allí en once de las 50 veces que ha jugado un partido de Liga. De ellos, 41 han sido choques de Primera División, con 23 victorias para el equipo vigués, nueve para el donostiarra y otros nueve empates. La mayor goleada realista es el 2-5 de la temporada 2003-2004, con goles de Kovacevic, Milosevic en propia puerta, Xabi Alonso y dos de Nihat que sirvieron para que se cesara a Lotina como técnico del Celta. El equipo gallego nunca ha podido superar el 6-1 que logró ante la Real en su primer enfrentamiento, en la temporada 1941-1942. Completan el cuadro estadístico nueve duelos en Segunda División, con dos victorias para la Real, cuatro para el Celta y tres empates. Eso sí, contando entre Primera y Segunda , la Real sólo ha perdido en una de las últimas siete visitas a Balaídos, ganando dos y empatando el resto, y no encaja más de un gol precisamente desde aquel partido de la 2003-2004. Balaídos siempre será el campo en el que se escapó el merecido título de Liga de la campaña 2002-2003, con aquella derrota por 3-2.

En el Celta - Real Sociedad de la pasada temporada, la 2012-2013, el equipo de Montanier perdió una espléndida ocasión de sacar los tres puntos de Balaídos. La Real no afrontó el partido con la concentración necesaria y dejó al Celta el manejo en el centro del campo, con Elustondo como parche ante las bajas en el centro de la defensa. Krohn-Deli aprovechó la debilidad defensiva de la Real para adelantar al Celta pasada la media hora de la primera mitad. Nada más comenzar la segunda, Augusto Fernández dejó a su equipo con diez por una mano absurda. La Real se conformó con empatar, con un gol de cabeza de Elustondo a la salida de un córner y ni contra diez buscó con decisión la victoria, sin llegar a forzar ni una sola ocasión de gol de ahí al final. En la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, Carlos Vela hizo historia al anotar cuatro goles ante el Celta. Los goles del mexicano sirvieron para dar la vuelta al 1-3 que campeaba en el marcador de Anoeta a falta de 30 minutos para el final, pero una Real arrolladora consiguió una victoria de fe que, en realidad y por fútbol, debió llegar antes y con menos tintes épicos.

lunes, abril 07, 2014

Rubén Pardo sigue sin contar en los partidos grandes

El único partido grande completo de Pardo, con gol en el 90'.
La situación de Rubén Pardo en la Real se está convirtiendo en todo misterio que nadie termina de explicar. Cumple su tercera temporada con el primer equipo, la primera de ellas con dorsal del filial pero como miembro en realidad de pleno derecho, y es inevitable seguir sintiendo todavía hoy que no tiene la condición de titular, o al menos de hombre importante, que su calidad y sus números merecerían. Es indudable que cada temporada ha ido contando más que la anterior, pero sigue sin ser una opción preferente. En la temporada 2011-2012, Phillipe Montanier le dio sólo 346 minutos en quince partidos, apenas dos de ellos como titular. El francés siguió infrautilizando al riojano en la siguiente Liga, con 1.086 minutos en 25 partidos disputados pero sólo diez de ellos como parte del once inicial. Y aunque con Jagoba Arrasate sigue mejorando sus números y superando los precedentes, acumulando ya 1.645 minutos en la Liga, con 30 partidos jugados y 18 como titular, nunca es una opción fija para el técnico realista en los partidos grandes.

Esos datos generales, escasos para el potencial del jugador y las esperanzas que hay puestas en él, tienen un claro reflejo en esos partidos. Se han jugado ya 23 partidos ante el Real Madrid, Barcelona, Atlético de Madrid (hoy los tres grandes de la Liga de forma indiscutible) y Athletic de Bilbao (el derbi tiene esa misma consideración de partido destacado) y los datos son demoledores. Pardo ha tenido minutos en poco más de la mitad, en catorce, sólo ha sido titular en tres de ellos, apenas ha jugado uno de forma completa y no llegó a saltar al campo en nueve, estando en el banquillo en ocho de los que no disputó (no estuvo convocado por molestias en el Bernabéu esta presente temporada). Obviamente, tampoco se pueden considerar minutos trascendentes, ni para su consolidación en el juego del equipo ni para ayudar en su formación (si es que todavía se puede pensar que está en esa etapa) los cambios para perder tiempo o con resultados ya cerrados, algo que sucedió en cinco de esos duelos.

No parece casualidad que su único partido completo en este grupo de encuentros fuera el derbi en Anoeta de esta temporada, en el que marcó el definitivo 2-0 ya en el descuento. O que los otros dos en los que también fue titular, la visita al Camp Nou de la temporada 2011-2012 y la del Bernabéu de la 2012-2013, fueran las dos únicas derrotas honrosas en esos estadios desde que la Real regresó a Primera, 2-1 y 4-3 respectivamente, aunque la Real no diera una imagen del todo buena en ninguno de esos dos partidos. O, por poner la mirada en los dos técnicos que han manejado la presencia de Pardo en el campo desde que alcanzó el primer equipo, que sólo en el mencionado choque ante el Athletic fuera titular por delante de algún centrocampista apto (Elustondo estuvo en el banquillo). Todos los centrocampistas del equipo, a excepción de Ros, han jugado estos partidos por delante de él. Incluso Mariga fue titular en el primer derbi en Anoeta de Montanier.

Parece evidente que Pardo sigue sin ser una de las elecciones predilectas de Arrasate como no lo era de Montanier, ni en general ni, como apuntan estos datos, en los partidos grandes. Es verdad que el técnico vizcaíno ha dado algo más de confianza al jugador riojano, pero también que cuando tiene a todos sus centrocampistas disponibles es mucho más proclive a alinear a Markel, Elustondo y Zurutuza en posiciones en las que podría jugar Pardo, por mucho que éstos no mejoren las prestaciones de Pardo, sea por calidad o por estado de forma. Y cada vez que se intuye un partido físico, incluso sin grandes rivales de por medio, se prescinde con mucha facilidad del 14 realista. Ahí radica el misterio. Pardo es un jugador que ha demostrado que cubre mucho campo, que tiene buenos números en la recuperación del balón, y que además aporta en el juego ofensivo del equipo, nada menos que con ocho asistencias de gol (el segundo mejor del equipo en esta faceta, dos por detrás de las diez de Vela) y tres tantos. Y sin embargo, por mucho que demuestre, Pardo sigue sin disfrutar de los partidos grandes desde donde debería hacerlo, desde el campo.

sábado, abril 05, 2014

REAL SOCIEDAD 0 - REAL MADRID 4 La Real agota su discurso y destruye su crédito

Markel, sobrepasado por Modric.
Que el Real Madrid gane en Anoeta es algo que puede entrar en los cálculos de cualquiera. Que gane de esta forma, no. Porque hoy la Real hizo algo más que perder un partido. Hoy la Real agotó su discurso y destruyó su crédito. Esto es fútbol, y esa sensación puede cambiar en el próximo partido, pero sería absurdo negar la evidencia. Hoy la Real no jugó para ganar, aunque viera el camino para hacerlo en los primeros minutos del partido. Hoy no creyó nunca en la remontada, aunque enfrente no tuviera un Real Madrid tan salvajemente arrollador como se podría haber esperado por su potencia o como algunos quieran pensar por el marcador final. Hoy muchos de sus jugadores no dieron la talla, con mucha más claridad incluso que su entrenador, aunque vaya a ser en él y algunas de sus desacertadas decisiones donde seguramente se ponga el foco. Hoy nunca transmitió a la grada la sensación de partido grande, aunque fue la afición la que terminó dando la sensación de grandeza animando con el 0-4 como si el partido estuviera igualado. Y hoy se limitó a colocar una alfombra roja para que el Real Madrid, encima, acabara goleando. Ha sido la victoria más fácil del Madrid en Anoeta. Y una difícil de asimilar.

El resultado final y la forma en que se convirtió en realidad acaba siendo aún más sangrante recordando el primer cuarto de hora del partido, en el que la Real sí dio la talla o, al menos, dejó entrever que sabía como hacer daño a su rival. El Madrid, con el cansancio acumulado de su partido de Champions, estaba francamente incómodo sobre el césped de Anoeta. Arrasate había dispuesto un esquema muy parecido al que desplegó ante el Barcelona, pero con algunas diferencias. Esta vez el objetivo era presionar arriba, que el equipo de Ancelotti le costara sacar el balón y tuviera que recurrir a pelotazos largos que dieran ventaja a la defensa. Esa era la primera parte del plan y comenzó saliendo francamente bien, porque el Madrid no sabía salir de su área. Ni Xabi Alonso, ni Illarramendi, ni Modric encontraban las salidas. La segunda parte de ese plan era que los ataques realistas fueran fulminantes y que partieran desde fuera en diagonales hacia dentro. Y esa segunda parte también estaba funcionando. En ese primer cuarto de hora, Griezmann, Vela y hasta Elustondo en dos ocasiones encontraron esas diagonales y sorprendieron a la defensa madridista, aunque sin encontrar la portería.

No quiere decir eso que la apuesta de Arrasate, entre la valentía y la cerrazón por diversos motivos, saliera enteramente bien. Y el problema no estuvo en la pizarra, que los primeros minutos demostraron al menos válida, sino en la elección de los jugadores que la llenaban. Es llamativo que, teniendo donde elegir, Pardo sea siempre el jugador que no disputa los partidos grandes. Mucho más cuando los nombres escogidos para rellenar el once han demostrado ya más de una vez en la presente temporada que no están en disposición de ser los idóneos. Markel es un jugador mucho más sobrepasado de lo que aparenta y ni siquiera se vio ante el Madrid su capacidad para destacar cuando peor juega la Real. Elustondo es, directamente, un jugador intrascendente, que sólo fue capaz de hacer las mencionadas diagonales pero que nunca fue capaz de encontrar la pelota ni de obstaculizar, como tampoco hizo Markel, la salida del Madrid. El caso de Elustondo es, en ese sentido, mucho más grave. Y Zurutuza no está en forma. No la está recuperando con los muchos minutos que le está dando Jagoba y, en cambio, la sangría en el centro del campo continúa. De esa forma, Canales, el más y mejor entregado a la causa, recorre una enorme cantidad de campo sin demasiado éxito.

Ahí es donde se le empezó a ir el partido a la Real, en el desgaste progresivo de su ya precario centro del campo, y no por la calidad del Madrid. Y, aunque pasara algo desapercibido, también se escapó el partido por la lesión de José Ángel, por un bocadillo. Dentro del buen tono que mostró la Real en ese arranque de partido, el que mejor lo estaba leyendo tanto en defensa como en ataque era José Ángel. En el esquema sin delantero que dispuso Arrasate los laterales debían tener una importancia capital, tanto en la salida de balón como en las opciones ofensivas. Y al cuarto de hora el técnico tuvo que colocar a Ansotegi en el campo y desplazar a Mikel González a la banda. Mikel que está completando una temporada bastante deficiente se veía así en la peor de las posiciones posibles y la Real perdía a su mejor estilete ofensivo de entre los hombres que debían apoyar a Griezmann y Vela. Tras el cambio, que se produjo en el minuto 17, la Real se fue desinflando poco a poco. Y por su propia inercia, porque el Madrid era incapaz de dar dos pases seguidos que le llevaran a posiciones de peligro. Simplemente ganó metros porque la Real los fue perdiendo.

En toda la primera mitad, no hubo que reseñar más que dos jugadas de verdadero peligro, una en cada área. La de la Real llegó en el primer tercio, el único momento en que creyó en la victoria como se ha apuntado, con un buen cabezazo de Griezmann, su única acción trascendente del partido por está irreconocible tras alcanzar la internacionalidad, tras un pase de Vela. En esos minutos, el equipo rondaba la frontal del área y dando cierta sensación de peligro, pero Diego López se fue prácticamente inédito de Anoeta, a excepción de un auténtico paradón tras un remate de Vela que Hernández Hernández, a instancias de un linier groseramente equivocado, anuló por un fuera de juego inexistente (su compañero en la otra banda también pitó otro absolutamente indecente en una jugada en la que Isco recibió el balón estando habilitado). La ocasión del Madrid llegó en el minuto 45. Y fue gol. Illarramendi culminó su traición al corazón realista que perpetró con su huida el pasado verano marcando tras un despeje no muy afortunado de Bravo, en una jugada en la que Elustondo perdió un balón absurdo en el área madridista que después ningún realista supo leer. Ni el guión más cruel se había escrito de antemano pensando en un gol de Illarramendi.

Con ese golpe, tan psicológico por el minuto en que llegó como cruel por su protagonista, se acabó la Real. Y comenzó a desangrarse rápidamente. Se desmoronó físicamente, sin que haya una justificación en el ritmo del partido, siempre mucho más lento de lo que cabía esperar. Se autodestruyó anímicamente, y en eso la responsabilidad no puede ser únicamente del entrenador. Y fracasó tácticamente. Esto último, de ser visible, tendría que acabar de una vez por todas con el discurso que lleva a cambiar los planteamientos para fortalecer el centro del campo. La Real no fue fuerte en esa zona. No robó balones. No hizo faltas. No sujetó los ataques del Madrid. No hay una Real más fuerte con Markel y Elustondo en el centro. Sencillamente no la hay. Como todos los jugadores, podrán estar mejor o peor según sus capacidades personales y lo bien que se asocien, pero la fortaleza que aportan ambos es un mito ya imposible de creer. Y probablemente también analizados por separado. Si a eso unimos una moral que se fue minando por la deficiente defensa de las jugadas de estrategia (Ramos y Bale remataron a placer sendos córners, el primero de ellos mandando el balón al larguero), no había más opción que la derrota.

Y esta se certificó ya con el 0-2, que llegó por un clamoroso fallo de Bravo precisamente en la suerte futbolística que mejor domina, el golpeo con el pie. Un precipitado y fallido saque del chileno rozó en la espalda de Ansotegi y cayó en los pies de Bale, que viendo la portería desocupada colocó el balón entre los tres palos y sentenció el encuentro. Era el minuto 65, y las sensaciones no podían ser peores, ya que incluso un minuto antes Benzema había estrellado de nuevo en el larguero un precioso zapatazo. Nadie en ese momento pensó en la remontada. Anoeta se quedó en silencio sin llegar a comprender la falta de fe de un equipo que precisamente contó con esa cualidad como una de las fundamentales para todos los méritos que había mostrado en los últimos años. El gol, además, invalidó la tentativa ofensiva de Arrasate, que retiró al desaparecido Zurutuza para colocar por fin a Agirretxe sobre el campo. No hubo tiempo de comprobar si había posibilidades de compensar lo mucho que se notó que no hubiera un delantero centro en el campo en algunas jugadas de la primera mitad.

El tercer cambio no contribuyó demasiado a que el equipo encontrara esa fe. Retiró a Mikel González (un cambio, por ciento, que se está convirtiendo en algo habitual), para poner sobre el verde a Pardo y dejar una defensa tan inédita como inaudita, con Elustondo como central al lado de Ansotegi e Iñigo Martínez como lateral izquierdo. Este es el riesgo de no tener laterales en el banquillo, una decisión que suele adoptar con frecuencia Arrasate. Ros, obviamente, ya no cuenta ni para ese papel de parche de emergencia cuando faltan cuatro de los cinco laterales puros que puede alinear el técnico txuri urdin, por lo que es evidente que hay un claro error en la confección de la lista. No es un error nuevo, pero sus consecuencias sí se han visto hoy con más claridad que nunca. A partir de ahí, la goleada era más que previsible. Pudieron marcar Isco, Benzema, Di María y, en lo que hubiera sido un requiebro demasiado cruel con la afición, Xabi Alonso de falta, pero lo hicieron Pepe, de forma nada casual en otro córner mal defensivo, y Morata, al culminar un contragolpe en el que, sin noticias de Elustondo, Markel corrió detrás de una sombra naranja como durante todo el encuentro.

A la espera del partido del Athletic, la sensación final es tan pobre ante un Madrid nada esplendoroso que pocos habrá ya que piensen en las opciones de Champions. Lo único que ya sabe es que el Villarreal no acabará esta jornada por delante y hay que esperar al resultado del Sevilla, pero lo importante siempre es lo que haga el equipo txuri urdin y hoy fracasó rotundamente. No por perder ante el Real Madrid que, hay que insistir en ello, es algo relativamente factible. No en vano los de Ancelotti han ganado ya 24 partidos. Pero perder sin un mínimo atisbo de resistencia es muy doloroso. Sobre todo porque este partido estaba marcado en rojo en el calendario. Anoeta como fortín. Un Real Madrid que no pierde ahí desde hace diez años. Y con la persecución al Athletic por la Champions como ilusión, incluso dentro de la desilusión a la que la propia Real ha dado rienda suelta en el último mes. Por eso este 0-4 es una fracaso. Porque la sensación que dejó es curiosamente similar a la del partido del centenario, en 2009, también ante el Real Madrid. La Real, aquel día, corrió, sufrió, quiso plantar cara, pero perdió fácil. ¿La diferencia? Que esta Real es de Champions y que aquella, que era de Segunda, sólo cayó por 0-2 y no dejó de creer hasta el final.

viernes, abril 04, 2014

PREVIA Real Sociedad - Real Madrid. No hay rival demasiado grande

Xabi Prieto hizo dos goles al Madrid en el 3-3 de la 2012-2013.
Si la Real quiere seguir aspirando a la cuarta plaza para regresar a la Champions, ha de tener claro que no hay un rival que sea demasiado grande, empezando por su partido ante el Real Madrid (sábado, 20.00 horas, Anoeta, Canal + 1). Y sabiendo también que no va a jugar de aquí al final de la temporada contra uno más grande que el equipo madridista. Además de la necesidad de sumar los tres puntos para que alcanzar al Athletic no se convierta en una utopía, hay incontables motivaciones. Lucir ante el Madrid sirve para que el mundo entero vea la camiseta txuri urdin, pero es que además es un equipo que no cae en Anoeta desde hace nada menos que diez años, precisamente en la última temporada en la que la Real jugó Champions. Las señales que ha emitido la Real en las últimas semanas no invitan al optimismo, pero todo es posible cuando Anoeta y el equipo se funden en esa comunión que ya ha dado tantas jornadas de gloria. El Madrid jugará presionado por los resultados de Barcelona y Atlético, la Real sólo sabrá el del Villarreal. Todo cuenta para construir lo que ha de ser una gran noche de fútbol.

Jagoba Arrasate no ha terminado la semana con buenas noticias, porque se le han caído hasta tres jugadores en los últimos entrenamientos, jugadores que además tenían sus opciones de entrar en el once inicial. Xabi Prieto fue el primero en despedirse del partido por un esguince de tobillo, y en el último entrenamiento se confirmó que también se lo perderán Zaldua y De la Bella, el primero por una contusión en el tobillo y el segundo por una sobrecarga en el muslo. De la Bella es, precisamente, el único jugador de campo que sale de la convocatoria que formó el técnico realista para jugar en El Sadar, y su puesto lo ocupa Ros. También regresa a la lista Zubikarai en lugar de Royo, después de algunas semanas de ausencia. Junto a los ausentes por lesión se quedan fuera Estrada y Granero, ambos recuperados de sus largos periodos de baja pero sin haberse reintegrado a las convocatorias. Se había especulado con la posibilidad de que el segundo regresara al grupo para este partido tan especial para él, pues se hizo como futbolista en la cantera del Real Madrid.

Bravo estará bajo palos, y en la defensa la única duda está en conocer el nombre del central que acompañará a Iñigo Martínez. Mikel González jugó en Pamplona muy por debajo de su nivel, aunque en principio sus características le dan ventaja sobre Ansotegi. Los laterales serán los dos únicos que figuran en la convocatoria, Carlos Martínez y José Ángel. A partir de ahí, todo depende del esquema que use Arrasate. Si opta por un dibujo parecido al del partido ante el Barcelona, lo más probable es que jueguen Markel, Elustondo, Pardo o Zurutuza y Canales en el centro del campo, con Griezmann y Vela en el ataque. Si plantea un esquema más cercano al habitual de toda la temporada, entraría Agirretxe en el lugar de uno de los cuatro centrocampistas, a escoger entre los tres últimos porque todo parece indicar que Markel y Elustondo son fijos para este partido. Zubikarai, Ros, Chory Castro y Seferovic parecen tener bastantes menos opciones de entrar en el once y estarán en el banquillo.

Tras el empate en El Sadar, la Real mantuvo la sexta posición con 50 puntos, los mismos que el Sevilla que es quinto, uno más que el Villarreal, sexto, y seis menos que el Athletic, cuarto. El Real Madrid es tercero con 73 puntos, dos menos que el Barcelona y tres menos que el Atlético. La Real ha hecho un fortín de Anoeta, donde ha ganado diez de los quince partidos que ha jugado y sólo ha perdido dos, curiosamente antes los otros dos equipos madrileños, el Atlético (1-2) y el Rayo (2-3). El equipo blanco ha salido victorioso de diez de sus dieciséis desplazamientos, aunque sólo ha ganado uno de los últimos tres (0-1 en Málaga). Barcelona y Sevilla, ambos por 2-1, son los únicos equipos que han batido al Real Madrid lejos del Santiago Bernabéu. La Real ha marcado 34 goles como local, sólo ha recibido once, y el Madrid ha hecho 36 como visitante, encajando 18. Vuelven a Anoeta dos ex realistas que han decepcionado a la afición por diferentes motivos, Xabi Alonso e Illarramendi. Habrá que ver cómo será el recibimiento.

La historia habla de una enorme intensidad en los Real Sociedad - Real Madrid, duelos en los que la estadística da ventaja al equipo blanco. Se han enfrentado en Donostia en 66 ocasiones, todas ellas en Primera División, con un balance de veinte triunfos para la Real, 25 para el Madrid y 21 empates. En Anoeta han sido 17 los choques, con seis victorias locales, otras tantas visitantes y cinco empates, aunque ya han pasado diez años y seis partidos (dos empates y cuatro derrotas) desde la última vez que la Real logró los tres puntos, con el 1-0, gol de Karpin, de la temporada 2003-2004. El 6-2 de la 1950-1951 sigue siendo la mayor goleada txuri urdin ante el conjunto merengue, con tres goles de Igoa, y uno de Caeiro, Epi y Basabe. En Anoeta, destaca el 3-0 de la Liga 2001-2002 y los dos 4-2 de la 1997-1998 y el más memorable de todos, el de 2002-2003. La mayor goleada madridista es el 1-5 de la campaña 1992-1993, aunque marcó un gol más en el 3-6 de la 1953-1954.

La pasada temporada, la 2012-2013, el partido, que se jugó en la penúltima jornada, acabó con un vibrante empate a tres. El Madrid llegó con la temporada finalizada y la Real necesitaba ganar para conservar la cuarta plaza. Un fallo de Mikel González permitió que Higuaín adelantara al Madrid en el inicio. En un vendaval de clarísimas ocasiones de gol de la Real, el Madrid se puso 0-2 por mediación de Callejón, ya en la segunda parte. Cinco minutos después un penalti por mano de Khedira transformado por Xabi Prieto dio vida a la Real. Griezmann hizo el empate de cabeza en el minuto 77, pero dos más tarde el propio Khedira hizo el 2-3. La Real nunca se rindió y acabó empatando el partido en el descuento, en un jugadón con un pase al área de un portentoso Carlos Martínez que dejó Agirretxe y transformó Prieto. El fútbol no premió a la Real con una justa victoria. En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, la 2013-2014, la Real se paseó como alma en pena por el Bernabéu y perdió 5-1. Griezmann hizo el tanto realista.

miércoles, abril 02, 2014

La Real sólo ha ganado cinco veces en casa a Real Madrid, Athletic y Barcelona en la misma Liga

Así celebró Griezmann su gol al Athletic esta temporada.
La Real ya ha ganado en la presente temporada al Athletic por 2-0, con goles de Griezmann y Pardo, y al Barcelona por 3-1, con tantos de Elustondo (aunque en el acta se le adjudicó a Song en propia puerta), Griezmann y Zurutuza para superar el de Messi. Como bien es sabido, estos dos equipos son, junto al Real Madrid, los únicos que jamás han descendido a Segunda División. El equipo txuri urdin está en disposición, por tanto, de derrotar como local a estos tres conjuntos, y eso es algo bastante excepcional en la historia realista, pues de las 67 temporadas que ya ha completado en Primera de División, sin contar la actual, sólo ha conseguido esas tres victorias en cinco ocasiones. Siempre que las logró estuvo en disposición de luchar por el título de Liga, y ni siquiera en todas las campañas en las que pudo ganar el título batió a esos tres equipos, puesto que en su segunda Liga, en la campaña 1981-1982, el Barcelona escapó de Atotxa con un empate a uno.

La primera vez que la Real consiguió batir a estos tres equipos fue en la temporada 1930-1931, en la tercera Liga de la historia. Primero venció al Barcelona por 4-1, con dos goles de Bienzobas, uno de Cholín y otro de Mariscal, por el de Arnau para el equipo blaugrana. Después batió al Real Madrid por 2-1, remontando con dos tantos de Bienzobas el que había conseguido el madridista Olaso. Y finalmente, también con gol de Bienzobas, superó 1-0 al Athletic. La Real fue tercera en la clasificación final, en un emocionante triple empate a puntos final con el propio equipo bilbaíno, que fue el que se llevó el título, y el Racing de Santander. Eso sí, la emoción duró hasta la penúltima jornada, que fue en la que el Athletic consiguió proclamarse campeón.

Hubo que esperar nada menos que veinte años para ver de nuevo en Atotxa las derrotas de estos tres conjuntos. El Real Madrid fue el primero en ser superado con un enorme 6-2, con tres goles de Igoa y uno de Caeiro, Epi y Basabe para la Real, mientras que Marculeta en propia puerta y Cabrera hicieron los tantos madridistas. El Athletic también fue goleado, 3-0, con dos tantos de Epi y uno de Caeiro. Y también tres goles se llevó el Barcelona, obra de Epi en dos ocasiones y de Pérez, aunque el resultado fue de 3-1. El tanto blaugrana lo hizo Basora. Aunque durante mucho tiempo la Real estuvo metida en la lucha por la Liga, finalmente el equipo de Benito Díaz cayó a la quinta posición, la más baja que ha ocupado el conjunto txuri urdin batiendo a los tres históricos en su campo.

Para la siguiente ocasión en que se produjeron estas tres victorias tuvieron que pasar casi treinta años más. Fue en la temporada de la imbatibilidad, la 1979-1980. La primera de ellas fue un emocionante 4-3 ante el Barcelona que Diego subió al marcador en el último minuto del partido, después de que Alonso, Kortabarria y Satrústegui marcaran para la Real y Carrasco, Heredia y Tente Sánchez lo hicieran para el Barça. Después sucumbió el Real Madrid con un 4-0 histórico. Los goles de López Ufarte de penalti, Satrústegui, Zamora y Heras certificaron la primera derrota madridista en Atotxa después de 22 años. 4-0 fue también el resultado que registró el marcador en la visita del Athletic, siendo los goleadores Satrústegui, Zamora, Olaizola e Idígoras. A la Real se le escapó esta Liga por su única derrota del torneo, 2-1 en el Sánchez Pizjuán, y fue subcampeona por primera vez en su historia.

En la siguiente temporada, la 1980-1981, la que se saldó con el título de Liga conseguido de forma inolvidable en Gijón con el mítico gol de Zamora, Athletic, Barcelona y Real Madrid también salieron de vacío de Atotxa. El primero en pasar por el viejo estadio donostiarra fue el Barça, derrotado por 2-0 gracias a los tantos de Idígoras y Uralde. El Athletic fue goleado, 4-1, con sendos dobletes de López Ufarte y Satrústegui, a los que los rojiblancos sólo pudieron oponer un postrero tanto de Endika. Y el Real Madrid cayó en Atotxa por 3-1. Diego adelantó a la Real, empató García Hernández, Alonso hizo el segundo de la Real y Zamora cerró la victoria con un tanto tan importante como el de Gijón, pues permitía superar el 1-0 con el que perdió el equipo txuri urdin en el Santiago Bernabéu, daba el average particular a los de Alberto Ormaetxea y hacía valer el empate a puntos final para que el título volara a Donostia.

La última vez que la Real consiguió ganar a Athletic, Barcelona y Real Madrid fue, además, la única ocasión en que esos tres triunfos se han celebrado en Anoeta. Fue en la temporada 2002-2003. La Real superó al Athletic por 4-2 en la primera jornada, con goles de Karpin, Nihat en dos ocasiones y Kovacevic. Gurpegi, el mismo día que dio el famoso positivo en el control antidoping, hizo los dos goles del Athletic. A continuación sucumbió al Barcelona por 2-1, remontando con dos tantos de Kovacevic el que marcó Kluivert para el equipo catalán. Y finalmente el Real Madrid salió goleado en uno de los partidos más memorables de la historia de Anoeta por 4-2. Dos goles hizo Kovacevic y uno convirtieron Nihat y Xabi Alonso para la Real, siendo Ronaldo y Portillo los goleadores madridistas. La Real tuvo que conformarse con ser subcampeona en aquella temporada tras la derrota por 3-2 en Vigo de la penúltima jornada.