sábado, septiembre 28, 2013

REAL SOCIEDAD 1 - SEVILLA 1 Ni chispa, ni suerte... ni justicia

La Real suma otro punto que, visto lo visto, se antoja tan insuficiente como los que sumó en los campos de Elche y Levante, que no le permitirá recortar el hueco que ya hay con los equipos de la zona noble y que alarga a seis la racha de partidos sin ganar. Es muy cierto que a la Real le faltó chispa, como en tantos otros partidos de la temporada, y es algo que cada parece más inadmisible por la enorme calidad de sus hombres de ataque. También es cierto que tampoco tuvo suerte, primero porque el Sevilla anotó en su primera llegada a puerta, en el minuto 17, y luego por jugadas como el cabezazo al palo que lanzó Vela ya en la segunda mitad. Y lo que no hubo es justicia. Sin miedo a que la afirmación moleste, un equipo que juega como el Sevilla no merece el premio de los puntos. Uno que cercena con faltas dañinas todas las salidas del rival, que acumulando seis tarjetas amarillas y una roja da la sensación de que se ha librado de muchísimas amonestaciones, uno que pierde tiempo, que se burla del árbitro y del rival. Pero ahí llegamos al árbitro, uno que escamoteó un clarísimo penalti a Vela. Y la única explicación posible es que no quiso pitarlo. Él sabrá.

Jagoba Arrasate conformó una buena alineación, pero que deja una evidencia, ahora ya del todo clara, que tampoco se puede pasar por alto: se tiró a la basura el partido del Camp Nou. A partir de esa certeza, todo lo que dispuso el técnico realista sobre el césped para luchar contra el Sevilla, y teniendo en cuenta las bajas, tenía sentido. Los centrales titulares, José Ángel por De la Bella, Carlos Martínez en busca de su mejor forma en la derecha, Pardo y Griezmann por delante de Markel Bergara, con Chory y Vela en las bandas y Agirretxe en pinta. Con esa disposición, el arranque de partido fue el previsible, con una Real dominando en la posesión, pero con la ya habitual ausencia de chispa, y el Sevilla esperando atrás para no dar espacios a los hombres realistas de ataque. Quizá el único que se salía de ese guión fue José Ángel, muy participativo e incisivo. Pardo lo intentaba, moviendo el balón en corto y en largo. Pero fallaba, efectivamente, esa chispa. Si Griezmann y Vela no se convierten de nuevo en los jugadores desquilibrantes que son, el balón no llegaba a Agirretxe y el gol empieza a ser una misión imposible.

La primera jugada de verdadero peligro acabó con un claro penalti sobre Vela. Y hay que decirlo con absoluta rotundidad, sin miedo y sin los aspavientos con los que se analizan las actuaciones arbitrales cuando son otros equipos los que juegan: un claro penalti. Con la misma rotundidad se puede lamentar que Velasco Carballo no quisiera pitarlo, porque efectivamente no quiso pitarlo, no hay otra explicación porque tuvo que ver la jugada con meridiana claridad. El mexicano superó a Pareja, y el sevillista le agarró primero y le colocó el brazo en la cara después, impidiendo que su regate fuera efectivo y dando tiempo a Alberto Moreno para llegar al despeje. Viene a ser curioso que ante este tipo de jugadas los árbitros se quejen de los jugadores que simulan y, sin embargo, fuercen a los futbolistas a intentar el piscinazo porque así parece tener más opciones de que se pite penalti. Es esa deleznable frase de muchos comentaristas deportivos cuando dicen "si se deja caer, lo pita". Y que nadie lo dude, porque además Velasco Carballo lo ha demostrado hoy, si esa infracción se comete en el centro del campo la señala.

Sólo cinco minutos después de ese penalti, que cambia por completo el partido, el Sevilla se adelantó. Y aunque haya quien quiera ver un fallo de Iñigo Martínez, da la impresión de que es simplemente una buena jugada, un buen pase de Rakitic a la espalda de la defensa, un sensacional control de Jairo, y un buen toque para superar a Bravo en su salida. La Real vivió entonces los peores minutos del partido, cuando dio la impresión de que el Sevilla podía lanzarse a por el segundo y finiquitar el encuentro. No lo hizo, y fue porque no quiso. El equipo de Emery decidió, conscientemente, fortificarse en torno a su área, buscar jugadas individuales de 40 o 50 metros o balones largos que recorrieran la misma distancia. Y es verdad que pudo hacer el 0-2 en el minuto 41, cuando Trochowski, a puerta vacía, lanzó el balón fuera de forma incomprensible.

La Real no dio demasiadas señales de vida en la primera mitad, al menos no las que es capaz de dar, pero sí fue entonándose poco a poco y haciendo que mejorara su juego de toque en el centro del campo, aún siendo lento y careciendo de esa ya famosísima chispa. Griezmann, increíblemente fallón durante casi todo el partido, dispuso de las dos ocasiones de gol realistas de la primera mitad. El fallo en la primera es absolutamente incomprensible en un jugador de su clase. Después de una grandísima jugada de la Real, una de esas que confirma que la genialidad sigue ahí esperando explotar en el momento menos pensado (y, por favor, que sea más pronto que tarde), el francés intentó enganchar el balón de primeras cuando tenía todo el tiempo del mundo para controlar y fusilar a Beto. En la segunda, se le quedó el balón perfecto para disparar con la zurda por el flanco izquierdo del área, pero su lanzamiento fue muy defectuoso. El Sevilla, con más bien nada, se marchó a los vestuarios ganando.

En la segunda parte, además, el equipo de Emery decidió dar otro paso atrás y seguir fomentando las malas artes del antifútbol, con patadas a destiempo, corte sistemático de salidas de la Real por el centro, pérdidas de tiempo y tantas otras cosas, esas con las que la Real no sabe lidiar. Así, acumuló tantas amonestaciones que al final a Velasco Carballo no le quedó más remedio que expulsar a Cala y dejar al equipo sevillista con diez hombres cuando apenas quedaban cinco minutos para el final, pero con un equipo así siempre da la sensación de que se han ido de rositas ante tanta acción miserable, como la misma tomadura de pelo del propio Cala de quitarse las espinilleras en pleno campo después de ser expulsado o el patético teatro de Jairo en los instantes finales para detener el partido durante casi dos minutos, como si le hubiera roto el pómulo, y acto seguido pedir el reingreso en el terreno de juego. El fútbol no quiere evolucionar y frenar actitudes que, hoy por hoy, sólo tienen cabida en este deporte y, aún más, serían impensables en otros muchos.

Arrasate confirmó que no es demasiado amigo de los cambios en el descanso y prefirió mover una pieza con los hombres que ya tenía sin introducir a nadie de refresco. Lo único que hizo fue darle a Vela la mediapunta y devolver a Griezmann a la banda. Pero el mexicano, salvo un chispazo puntual, deambula por los partidos como ausente. Es obvio que tiene mucha calidad, pero hace falta algo más, la Real necesita ese algo más. Y, de nuevo, cuanto antes. Aún así, él fue el primero en disparar al lateral de la red y él fue quien debió marcar en el minuto 56, pero su cabezazo, tras forzar Agirretxe una mala salida de Beto, se estrelló en el palo, y el balón, que pudo salir a cualquier lado, le cayó en las manos al guardameta sevillista. Además de chispa, a la Real le faltó suerte en ataque. Es verdad también que a renglón seguido Bravo salvó el segundo del Sevilla en una jugada de Jairo, individual porque no podía ser de otra forma.

La Real recuperó algo de fortuna, por fin, en el minuto 65. Un centro de Vela al segundo palo lo remató Griezmann y lo sacó Beto, pero el realista aprovechó la pasividad del defensa que le marcaba para meter de nuevo el pie y hacer el gol. Un respiro para esta Real poco afortunada que, al menos, daba 25 minutos para luchar por la victoria. Curiosamente, con el empate el Sevilla quiso estirar líneas. Y dio sensación de peligro aunque, en realidad, exigiera poco de Bravo en esos minutos. Pero la Real también se fue a por el partido, ya con Seferovic en el campo (entró por un inofensivo Chory Castro que no termina de aprovechar lo más mínimo de los minutos que le ha dado Arrasate en lo que llevamos de temporada). Arrasate tardó mucho en hacer el segundo cambio (un despistadísimo Zurutuza tuvo cinco minutos tras relevar a un buen Pardo) e incluso se quedó sin hacer el tercero.

En los últimos minutos, lo único que sucedió fue la expulsión de Cala. El Sevilla es uno de esos equipos, odiosos desde los ojos del rival, que pierde tiempo, desquicia al oponente y domina eso que todos llaman antifútbol cuando lo sufren pero que nadie se esfuerza en desterrar del fútbol. La Real no tuvo la calma suficiente para abordar este tramo final del partido, eso tampoco es una novedad, y se perdió en centros demasiado alejados y en prisas que acabaron en pérdidas de balón y que restaron opciones de llegar al área. Velasco Carballo dio cinco minutos de descuento, y decidió pitar el final cuando se llegaba al 50:02. En Anoeta no se descuenta más tiempo para conseguir la victoria, como sí le ha sucedido entre grandilocuentes polémicas a otros equipos, pero de este no se hablará, como tampoco del penalti a Vela. Es lo que tiene jugar uno de los ocho encuentros que para la Liga de Fútbol Profesional son el relleno de la lucha de dos por el título.

El marcador final.
La Real pudo perder, pero mereció ganar. Jugó ante un equipo de esos que saca de sus malas artes y de su puntual acierto futbolístico un premio excesivo. Y jugó con su estilo, sin duda lento y sin chispa, a años luz de los momentos más brillantes de la temporada pasada pero fiel a su idea. No tuvo suerte en los momentos clave del partido, ni en defensa ni en ataque. Mereció ganar por ocasiones y por ser el único equipo en el terreno de juego que quiso jugar al fútbol y lograr el triunfo basándose exclusivamente en las mejores posibilidades que ofrece este deporte. Es verdad que Arrasate sembró algunas dudas más sobre sus rotaciones y sobre sus cambios, pero es complicado reprocharle algo al equipo. Los reproches, de existir, son frutos de una racha de seis partidos sin ganar (siete con el de Champions) que pocos imaginaban en la feliz noche ante el Olympique de Lyon. Urge recuperar a los cracks y el olfato goleador. Esas dos cosas darán chispa. Pero mientras no lleguen, la Real seguirá acumulando méritos para ganar, menos que el año pasado, suficientes si esto fuera una partida de ajedrez, pero no en el marcador porque la victoria no llega.

viernes, septiembre 27, 2013

PREVIA Real Sociedad - Sevilla. Nobleza obliga

Carlos Martínez, en el encuentro de la temporada pasada.
El calendario no deja respiro tras la controvertida derrota en el Camp Nou. La Real recibe al Sevilla en la séptima jornada de Liga (sábado, 20.00 horas, Anoeta. Canal + Liga y Gol TV). Nobleza obliga, el equipo txuri urdin deberá ofrecer una imagen diametralmente opuesta a la que se vio ante el Fútbol Club Barcelona si no quiere que los murmullos aparezcan en la grada. Se juega antes de viajar a Leverkusen para un duelo trascendental en el devenir europeo de la Real, pero cabe pensar que nadie estará pensando en ello después de cinco jornadas sin ganar y apenas un gol en los cuatro últimos partidos oficiales. Urge ganar para que el equipo, que de nuevo volverá a estar mermado por las lesiones, recupere las sensaciones que tuvo hasta el encuentro de vuelta contra el Olympique de Lyon y que después sólo encontró en momentos puntuales. Y urge ganar para que no empiece a cundir el nerviosismo, más externo que interno seguramente pero nerviosismo en todo caso.

Sumando dos nuevas ausencias obligadas por lesión, las de Dani Estrada y Xabi Prieto, era obvio que Jagoba Arrasate iba a introducir novedades en su convocatoria. Pero aún así hay alguna sorpresa, hasta el punto de que hay cinco cambios con respecto a la expedición que viajó a Barcelona. Se incorporan Mikel González y Carlos Martínez después de rotar la pasada jornada, y lo harán volviendo al once. Están en la lista Elustondo y Zurutuza después de superar sendas lesiones, de forma algo sorprendente en el caso del primero porque se desconocía su periodo exacto de baja. Y se une igualmente Hervías, que de tener minutos se convertiría en el tercer jugador del Sanse en debutar en el primer equipo en lo que llevamos de temporada. Además de los dos lesionados ya citados, se caen Cadamuro, Sangalli y Ros, los tres titulares en el Camp Nou. Estrada y Prieto se unen en la enfermería a los dos lesionados de larga duración, Ifrán y Granero.

Bravo estará nuevamente bajo palos, con una defensa en la que sólo parece haber una duda, la del lateral izquierdo. Carlos Martínez, Mikel González e Iñigo Martínez parecen fijos, y De la Bella y José Ángel se juegan el puesto restante, aunque tampoco sería demasiado sorprendente que, con el decisivo partido de Champions en Alemania dentro de cuatro días, Arrasate diera descanso a Iñigo y jugara Ansotegi. Markel y Elustondo vuelven a jugarse la primera plaza del centro del campo, el primero arrastrando partidos y el segundo saliendo de lesión. Lo más normal es que por delante del elegido jueguen Pardo y Zurutuza. En la línea atacante, Vela es seguro tras no jugar ni un sólo minuto en el Camp Nou. El otro extremo se lo juegan Griezmann y Chory, con opciones para este segundo, y el puesto en ataque lo disputan Agirretxe y Seferovic, con más posibilidades para el primero. La convocatoria la completan Zubikarai y el ya mencionado Hervías.

La Real comenzará la séptima jornada de Liga en la duodécima posición, por detrás del Celta a causa del average general, con los seis puntos que ya tenía antes de visitar el Camp Nou, y ahora mismo más cerca de los puestos de descenso (tres puntos por encima) que de los que dan acceso a competición europea (a cinco). Su rival, el Sevilla, dejó el farolillo rojo y los puestos de descenso con su goleada al Rayo, su primera victoria en Liga, ocupa la decimocuarta posición y cuenta con cinco puntos. Lo más preocupante de los números del conjunto txuri urdin es que con sus cinco goles marcados ahora mismo sólo supera a dos equipos en ese ámbito, Granada y Valladolid. En casa, los de Arrasate suman una victoria, un empate y una derrota, y contando con el partido europeo ante el Shaktar Donetsk Anoeta no canta un gol desde el que le hizo Xabi Prieto al Atlético de Madrid en la tercera jornada. El Sevilla no conoce la victoria a domicilio, empató su primera partido a cero en el campo del Levante y perdió de forma consecutiva en el Camp Nou (3-2) y Mestalla (3-1)

Históricamente hablando, el Sevilla es un rival bastante propicio para la Real. De las 54 ocasiones en las que se han enfrentado en encuentro de Liga, todas ellas en Primera División, 32 acabaron con victoria txuri urdin, 16 en empate y sólo seis con triunfo sevillista. Curiosamente, la mitad de esas victorias del Sevilla han llegado en Anoeta y de forma consecutiva, en las temporadas 2005-2006 (1-2), 2006-2007 (1-3) y 2010-2011 (2-3). Aún así, el balance en este estadio sigue siendo positivo para la Real, que se quedó con los tres puntos en seis de los catorce partidos disputados en él. Salvo en los dos primeros encuentros en Anoeta, el Sevilla siempre ha encajado goles en este recinto, con lo que lleva doce partidos seguidos recogiendo el balón de su portería al menos en una ocasión. La mayor goleada del conjunto donostiarra es el 5-0 de la temporada 1949-1950, con goles de Epi, Caeiro, Basabe y dos de Pérez Payá. Aquel 1-3 de la temporada del descenso txuri urdin, con José Mari Bakero todavía en el banquillo, es el más claro triunfo sevillista.

La pasada temporada, la 2012-2013, la visita del Sevilla llegó en el tramo final de la primera vuelta, cuando la Real comenzaba a tomar velocidad de crucero. Y el equipo hispalense sucumbió merecidamente en Anoeta. La primera acción destacada de los locales llegó en el minuto 18 y acabó en gol. En golazo. Una magnífica cabalgada de Griezmann desde la izquierda y hacia el centro se embelleció con una doble pared con Xabi Prieto y Vela para que el mexicano culminara la jugada superando a Diego López y subiendo el 1-0 al marcador. La Real salió con ganas de sentenciar el partido en la segunda mitad, pero se encontró con un fallo de Bravo en la salida que regaló el empate al Sevilla. El autor del 1-1, Medel. En el minuto 69, un espléndido pase de Carlos Martínez lo remató al fondo de las mallas De la Bella, poniendo el 2-1 con el que acabó el partido. Y acabó así por una prodigiosa parada de Bravo, respondiendo a un cabezazo de Negredo en los minutos finales y redimiéndose así de su error en el gol sevillista.

martes, septiembre 24, 2013

BARCELONA 4 - REAL SOCIEDAD 1 Lo de siempre

La Real ofreció en el Camp Nou lo de siempre. Ni mejor ni peor que otros años. La misma derrota y con un desarrollo parecido. Ajeno al debate generado en las horas previas desde la convocatoria de Jagoba Arrasate, el equipo ofreció lo mismo que en las tres últimas visitas al estadio del Barcelona, un gol tempranero en contra que convirtió todas las buenas intenciones en algo absolutamente intrascendente. Lo triste es que el gol fue un regalo... y no precisamente debido a las cuestiones que más se habían discutido. Y como a perro flaco todo son pulgas, el partido estaba acabado en el minuto 8 y se fue torciendo todavía más con las lesiones de Xabi Prieto y Estrada. En realidad, para entonces ya no había mucho más que analizar. Por supuesto, la contundencia del marcador y el escaso espíritu competitivo que se ha atisbado en el equipo (insisto, el mismo de las últimas tres temporadas) avivará debates.

Arrasate planteó un once en el que tuvieron cabida Cadamuro de central, Estrada de lateral, Ros junto a Markel y Prieto en el centro del campo y Sangalli en una de las bandas, con Griezmann en la otra y Seferovic en punta. Debates al margen, lo que sucedió en el partido es que la Real salió con fuerza. Parece casi una broma viendo el conjunto del partido y el resultado final, pero dio la sensación de que el equipo txuri urdin quería dar un golpe sobre la mesa, rebelándose contra las polémicas previas. Los realistas presionaban arriba, robaron pronto dos balones, Markel dispuso de un primer disparo desde la frontal del área tras una buena jugada y Seferovic enganchó un zapatazo sensacional que se estrelló contra el larguero de un Víctor Valdés que nunca hubiera podido llegar al esférico. No habían pasado más que 80 segundos desde el inicio y, por absurdo que pueda parecer después del encuentro, las sensaciones eran diferentes a las de años anteriores.

Pero fue un espejismo de manual. En el tercer minuto de juego, Alexis cogió el balón en la zona derecha del ataque blaugrana, dejó atrás a Griezmann y su centro rebotó ligeramente en Iñigo Martínez. Cuando parecía que Bravo cogería el balón sin problemas, no terminó de hacer el gesto tras frenar Cadamuro su intento de despeje. Y Neymar apareció por detrás del guardameta chileno y empujó torpemente el balón al fondo de las mallas. Un gol de chiste que derrumbó el castillo de naipes y rompió la ilusión. Bravo y Cadamuro sabrán qué motivó la falta de entendimiento, pero la causa del gol estuvo ahí, no en el fútbol del Barça. Y el partido se acabó en ese momento. Todo lo demás llegó después de que ese gol recuperara la mandíbula de cristal que este equipo suele exhibir en el Camp Nou y el 2-0, en el minuto 8, terminó de romperla. El segundo gol fue otro error clamoroso de todo el entramado defensivo. Primero de un Markel Bergara, uno que tiene la vitola de titular, que apenas cortó alguna jugada culé y que en esta ocasión hizo pasillo a la entrada de Neymar por la izquierda. Con sólo un hombre en el centro del área, la defensa de la Real basculó innecesariamente hacia su derecha, y Messi entró solo en el segundo palo para marcar de cabeza.

Rematando la nefasta carambola que ya había convertido el partido en la inevitable derrota de siempre, Xabi Prieto se retiró lesionado, con una contusión que al menos no fue rotura, y Arrasate hizo un cambio ofensivo, que casaba con las posibilidades que daba el marcador pero no con el momento emocional de la Real. Entró Agirretxe y se colocó por detrás de Seferovic, aunque intercambiando posiciones, como ya es habitual en la zona atacante del equipo. El técnico había dicho que ambos podían jugar juntos y ahí lo estaban haciendo, nada menos que en el Camp Nou. Un detalle elogiable pero que no pudo tener trascendencia porque, sin tiempo para respirar, sólo un minuto después llegó el tercero del Barça. Después de una jugada de carambola en la que Bravo salvó el gol primero y Messi estrelló después el balón en el larguero y en el palo con un único disparo, Griezmann hizo un despeje que tendría que ir a los manuales de cómo no sacar el balón del área. Se lo entregó a Busquets en la frontal, que con un buen disparo batió de nuevo a Bravo. Lo peor del 3-0 que ya pesaba en el marcador era que el Barcelona no había hecho absolutamente nada para conseguirlo, que todo llegó por deméritos de la Real.

Con ese marcador, el Barcelona sí comenzó a jugar como sabe y si no cayeron más goles fue porque dio el partido por terminada y ganado y se dedicó a lucirse. Lo hizo, sobre todo en una jugada de campanillas que, curiosamente, se frustró porque Messi golpeó al aire y no a la pelota. Para la Real, sólo Griezmann pudo marcar desde el disparo al larguero de Seferovic en el arranque, pero Víctor Valdés reaccionó bien a su lanzamiento. Tras otra nueva lesión (incontables las que ha sufrido el equipo desde la pretemporada y ahí sí que convendría un análisis serio ya), la que obligó a Estrada a quedarse en los vestuarios, dejar su puesto a Ansotegi y mandar a Cadamuro al lateral derecho, la segunda parte amenazaba con convertirse en un monólogo en el que el Barcelona acumulara ocasiones y aumentara el marcador hasta donde quisiera. Y las tuvo, pero con una desgana propia de un entrenamiento. A la Real sólo le quedaron los habituales chispazos que sí muestra, incluso en sus peores momentos. En uno de ellos, en realidad el primero de la segunda parte y eso que ya estábamos en el minuto 65, Sangalli envió el balón al segundo palo, donde Agirretxe realizó un control magistral y colocó el balón dentro del área para que De la Bella, de largo el mejor realista en fútbol y en actitud, hiciera el 3-1.

En condiciones normales, ese marcador habría metido a la Real en el partido, como lo hizo aquel 1-2 de Chory Castro en el partido de Anoeta de la temporada pasada o el del propio Agirretxe un año antes también en el estadio donostiarra. Casi a renglón seguido, la Real tuvo la única ocasión de creer de verdad en que podía sacar algo positivo del Camp Nou, Valdés no pudo atajar el disparo de Griezmann y Sangalli estuvo a punto de llegar al rechace. Pero ahí se puso el punto final al encuentro, antes incluso de que Bartra hiciera el cuarto después de que Messi dejara atrás a toda la defensa realista en el minuto 76. Pedro, Piqué, Sergi Roberto y Alexis, que estrelló el balón en el palo, pudieron engordar la cuenta goleadora del Barcelona, pero ninguno de ellos consiguió batir de nuevo a Bravo. Esos minutos de la basura dejaron la preocupante imagen de un muy batallador Sangalli cayendo al suelo por culpa del esfuerzo, pero afortunadamente parece que no fue una lesión de importancia sino un síntoma de cansancio. Y también dejó un cambio inane de Arrasate, al dar entrada sin demasiada a razón a Pardo por Ros, y dejando sin minutos a Chory y Vela.

El 4-1 es un resultado claro y que seguramente no hace justicia a los méritos de uno y otro. La goleada pudo y debió ser más abultada. Y cada cual sacará sus conclusiones sobre las causas. Hay fracasos colectivos evidentes, porque no es normal perder 16 partidos seguidos en ningún campo, por mucho Camp Nou que sea, y que rara vez se haga plantando cara de verdad al Barcelona. Y hay fracasos personales que no se pueden eludir. Incluso asumiendo las rotaciones, era un día para que los más experimentados cogieran la responsabilidad. Pero si Markel hace pasillo a las llegadas iniciales del Barcelona o Griezmann (que sí dio la cara y fue el hombre más peligroso de la Real) despeja como despejó el balón que precedió al 3-0, es imposible que los menos habituales eleven el nivel. Cadamuro fue, de largo, el más desafortunado y está perdiendo la oportunidad que le dio la lesión de Mikel González para consolidarse como jugador de la Real. Estrada y Ros cumplieron. Sangalli destacó por ilusión al principio y por coraje después, y merece más oportunidades. Pero lo peor es la sensación de que con este u otro once, con esta u otra convocatoria, la derrota era inevitable. Eso sí que duele, por mucho Barça que esté delante.

lunes, septiembre 23, 2013

PREVIA Barcelona - Real Sociedad. Hasta las rachas más largas acaban rompiéndose

Griezmann, la pasada temporada en el Camp Nou.
La Real busca romper una de sus rachas más largas y negativas (martes, 20.00 horas, Camp Nou, Canal +). Lleva nada menos que quince partidos consecutivos en el estadio del Fútbol Club Barcelona cosechando derrota tras derrota. Hace 19 años que el equipo txuri urdin no puntúa allí. Y con el fútbol actual, con la incontestable supremacía de dos equipos sobre el resto, no parece el mejor momento para poner ese contador a cero. Mucho menos si tenemos en cuenta la actual sequía goleadora del conjunto que dirige Jagoba Arrasate. Pero todas las rachas se acaban algún día. Por muy largas que sean y por muy imposible que parezca destrozarlas. Recuperar sensaciones y mantener otra vez la portería a cero (o con el menor número de goles posible, por supuesto) son las claves para que, por fin, la Real consiga puntuar en su estadio más inaccesible, el Camp Nou.

Arrasate mantiene su política de rotaciones para este partido, que llega tres días después del anterior. Son tres las novedades que presenta la lista de expedicionarios para Barcelona con respecto a la que se midió al Málaga en Anoeta el pasado sábado. Se caen Carlos Martínez, Mikel González y Zurutuza. Los tres han salido recientemente de lesiones y el técnico realista no quiere forzarles, aunque en el caso de Zurutuza, que hizo trabajo personalizado en la última sesión preparatoria en Zubieta, su ausencia es más obligada. Sus sustitutos en la lista son De la Bella, Estrada y el potrillo Sangalli, que ya debutó con el primer equipo en Elche, dejando además la mismas buenas sensaciones que ya había mostrado en la pretemporada. A los dos lesionados de larga duración, Ifrán y Granero, sigue uniéndose en la enfermería Elustondo, del que no se ha dado aún una fecha para su reaparición.

Así las cosas cosas, el once de Arrasate en el Camp Nou sólo presenta una duda en defensa, y es el acompañante de Iñigo Martínez en el centro de la zaga, bien Cadamuro o bien Ansotegi. Bravo en la portería, Estrada en la derecha y De la Bella en la izquierda parecen fijos, con lo que José Ángel volvería al banquillo tras no destacar demasiado en su primer partido como titular de la temporada. Por delante, y sin muchas más opciones para elegir salvo cambio en lo que ha venido colocando Arrasate hasta ahora, lo más normal es que juegue Markel Bergara, con Pardo y Xabi Prieto por delante de él. Ros parece tener menos opciones. Y en el ataque, aunque lo previsible es que Sangalli sea suplente, todos parecen tener opciones de entrar en el once. Sólo parece seguro Griezmann, ya que el francés descansó ante el Málaga. Vela y Seferovic son los mejor colocados para acompañarle, por delante de Chory Castro y un Agirretxe que fue titular el sábado tras reaparecer ante el Shaktar en Champions.

La Real arranca esta sexta jornada en la séptima posición con seis puntos y con un registro goleador que da para muchas lecturas. Los cuatro tantos que han marcado sólo le sitúan por delante de Granada y Valladolid, pero los tres que ha encajado hacen de la Real el equipo menos batido de la Liga. Aún así, son ya cuatro jornadas sin conocer la victoria, dos sin marcar (tres partidos si sumamos el de Champions ante el Shaktar) desde que se sumaron los tres puntos inaugurales ante el Getafe. El Barcelona, por contra, suma sus partidos por victorias en la competición liguera y es el líder de la Primera División con quince puntos y 18 goles anotados, una media de 3,6 tantos por encuentro. En el Camp Nou ha hecho diez, pero bien es verdad que sufrió para ganar al Sevilla, 3-2 y en el descuento, en su última comparecencia allí. La Real aún no ha perdido jugando como visitante, donde ha sumado dos empates, a uno ante el Elche y a cero ante el Levante.

De las 67 ocasiones en que se ha jugado el Barcelona - Real Sociedad sólo tres acabaron con triunfo txuri urdin. Los realistas sólo vencieron en las temporadas 1978-1979 (1-3, goles de Satrústegui, Idígoras y Zamora), 1985-1986 (2-3, dos de Zamora y Gajate) y 1990-1991 (1-3, Atkinson y dos de Aldridge). Las quince últimas visitas, entre las campañas 1995-1996 y 2012-2013, acabaron con victoria culé, siendo el último punto que arañó el conjunto realista en el coliseo blaugrana el del empate a uno de la 1994-1995, con un tanto de Imaz en el último suspiro. En esos quince partidos, la Real apenas ha sido capaz de marcar siete goles. Y aunque parezca mentira, la actual no es la peor racha. Los 24 primeros partidos entre estos dos equipos jugados en la Ciudad Condal, entre las temporadas 1927-1928 y 1961-1962, acabaron con triunfo local. La mayor goleada del Barça llegó en esos años, con el 8-2 de la 1950-1951. La primera vez que la Real puntuó allí fue con el 0-0 de la Liga 1967-1968, la del regreso a Primera tras el ascenso de Puertollano.

La pasada temporada, la 2012-2013, la Real inauguró la Liga en el Camp Nou y salió goleada como en tantas otras ocasiones. El equipo de Montanier arrancó con los mismos problemas a balón parado que tuvo en la temporada anterior y en el minuto 3 ya iba por debajo con un gol anotado de cabeza por Puyol a la salida de un córner. La Real se rehizo y empató rápido, en el minuto 8, con el primer tanto de Chory Castro con la camiseta txuri urdin y en la única asistencia de gol que dio Illarramendi la pasada campaña. Pero la reacción del Barcelona fue fulminante y para el cuarto de hora ya iba ganando por 3-1, con los dos primeros goles de Messi en la Liga. Para matar por completo las ya escasas esperanzas realistas de puntuar en el Camp Nou, Pedro hizo el cuarto en el minuto 40. En la segunda parte, el Barcelona bajó claramente el ritmo, dando el partido por sentenciado. Aún así, Villa hizo el 5-1 definitivo en el minuto 82. La Real arrancó así la Liga desde la última posición.

domingo, septiembre 22, 2013

ATLÉTICO DE MADRID 2 - REAL SOCIEDAD 1 Gran esfuerzo sin premio

El once de la Real, posando antes del partido.
La Real se quedó sin premio en el Cerro del Espino, a pesar de dar la cara en todo momento ante un equipo, el Atlético de Madrid, que la pasada temporada apenas perdió dos partidos. No fue ni mucho menos inferior al conjunto madrileño, generó suficientes ocasiones de gol como para no marcharse de vacío y perdió porque le pesó como una losa el primer gol de las colchoneras, que llegó en el minuto tres y en un córner. Ese es el auténtico talón de aquiles del conjunto txuri urdin en este complicado inicio de temporada ante los equipos más grandes de la Superliga. No pudo la Real con el Athletic, subcampeón, tampoco con el Barcelona, campeón, y hoy fue superada también por el tercer clasificado. El Atlético fue capaz de gestionar el 1-0 con el que práticamente salió de los vestuarios en la primera parte, pero en la segunda sufrió mucho hasta el final. Eso fue producto de la garra realista, que no se perdió ni siquiera cuando llegó el 2-0 a apenas seis minutos para que el colegiado señalara el final del encuentro.

Cristina no puede evitar el 1-0 del Atlético.
Recuperando el orden cronológico del partido, la Real no salió ni mucho menos a esperar al Atlético de Madrid. La primera llegada con peligro, de hecho, fue realista, pero Lola Gallardo atrapó con firmeza el primer saque de esquina botado por las jugadoras realistas. Pero fue precisamente desde el córner donde se gestó el primer gol del partido. Un buen remate de Marta Carro cogió una parábola imposible para la estirada de Cristina Cornejo. A pesar del mazazo de volver a ponerse por debajo en el marcador en una jugada de estrategia, como ya sucedió en Lezama ante el Athletic y en Zubieta ante el Barcelona, no reaccionó mal la Real, que pronto tuvo una muy clara ocasión en la cabeza de Aintzane Encinas, pero su testarazo se marchó fuera. Aintzane fue, de hecho, una de las mejores noticias que dejó la primera mitad para la Real, con un incansable esfuerzo recorriendo la banda derecha.

El 2-0 del Atlético.
Poco a poco, la Real fue haciéndose con el dominio del partido, e Idoia Agirre tuvo dos clarísimas ocasiones de gol, que salvó Lola Gallardo saliendo hasta la frontal del área, despejando la primera y agarrando la segunda. Sin duda, su guardameta fue la mejor jugadora rojiblanca en la primera mitad. Ya al filo del descanso, de nuevo Idoia estuvo muy cerca de anotar el merecido empate con un cabezazo, a centro de nuevo de Aintzane, pero no encontró portería. El 1-0 al descanso no era un resultado justo, porque el Atlético marcó en su primera y prácticamente única llegada de peligro al área txuri urdin y la Real generó suficiente peligro ante un rival de nivel como para haber logrado la igualada. El Atlético fue consciente de que el partido no estaba ni mucho menos cerrado y trato de hacerlo en los primeros instantes de la segunda mitad, pero Cristina estuvo acertada y no le duró demasiado la gasolina al equipo local.

La Real volvió a hacerse con el mando del partido y encontró multitud de posibilidades de gol encontrando la espalda de la defensa local. La oportunidad de mayor claridad volvió a estar en los pies de Idoia, que no buscó batir por bajo a Gallardo sin lograrlo. Tanto falló la Real como, ese fue la impresión, uno de los asistentes de Gómez Rodríguez, que señaló numerosos fueras de juego en esos balones a la espalda de la defensa e incluso dejó seguir en una jugada en la que Gallardo pudo tocar el balón con la mano fuera de su área. A la Real se le fueron escapando las ocasiones y los mayores riesgos que estaba asumiendo en ataque se tradujeron en algunas llegadas de peligro, fundamentalmente por la banda derecha de su ataque, una zona del campo por la que el equipo txuri urdin sufrió bastante.

Idoia celebra el 2-1, corto para los méritos de la Real.
Y fue precisamente por esa zona por donde llegó el 2-0. Una muy buena internada de Jade encontró el remate de Amanda Sampedro en el segundo palo, imposible para Cristina. Era ya el minuto 84 y el castigo era muy severo para una Real que lo estaba dando todo pero que le faltó acierto. La espléndida noticia de esos minutos es que el equipo txuri urdin nunca bajó los brazos. Idoia acabó encontrando el premio del gol en el minuto 89, resolviendo una buena jugada iniciada por la banda izquierda y lo celebró con un claro grito de desahogo. Se le habían marchado varias ocasiones y cuando marcó parecía tarde. Pero la Real lo intentó en el descuento y estuvo cerca de conseguir el gol del empate. Al menos consiguió que un Atlético de Madrid pretendidamente superior no tuviera esa sensación en todo el partido y acabó pidiendo la hora. Pero ganó y la Real sumó así su tercera derrota consecutiva. Ésta, aunque ante un rival muy complicado, como en las dos primeras jornadas, injusta.

sábado, septiembre 21, 2013

REAL SOCIEDAD 0 - MÁLAGA 0 No se desunan

En aquel día feliz del ascenso de hace poco más de tres años, Martín Lasarte dijo aquello de "no se desunan, juntos pueden conseguir grandes cosas". Era un análisis social y no futbolístico, pero ese es justo el que se puede aplicar a la Real que no hoy supo pasar del empate a cero ante el Málaga. Porque los síntomas de que hay algo grande sobre el campo están ahí, en los nombres y en los gestos, en algún corte de Iñigo Martínez, en algún centro de Carlos Martínez, en algún control de Xabi Prieto, o en algún movimiento de Agirretxe. Pero falta unión en las piezas. La Real dio la impresión de ser un equipo en formación cuando ya ha demostrado que no lo es. Y, por fácil que sea la vista atrás, no da la impresión de que la responsabilidad esté en el capitán del barco. Jagoba Arrasate dio mensaje claros con su alineación, pero los escogidos no respondieron. Da la impresión de que las explicaciones están ahí. Cuando los jugadores se den cuenta otra vez de lo que pueden hacer unidos, volverá el equipo capaz de deslumbrar que vimos la temporada pasada... y también en ésta.

No se puede reprochar nada a la alineación de Arrasate. El mensaje con el cambio en los laterales era claro: buscaba profundidad, movimientos ofensivos y frescura en el once tras la exigencia del partido de Champions League. Mantener a Pardo sonaba a premio por ser de lo mejor del choque ante el Shaktar y colocar a Chory Castro en el once era un toque de atención a sus despistadas estrellas, Griezmann en este caso (aunque podría haber sido Vela el suplente sin ningún problema). Pero no funcionó. Es verdad que las lesiones pasan factura, por los ausentes pero sobre todo por la falta de ritmo de algunos jugadores. No menos cierto es que Teixeira Vitienes no sólo es un mal árbitro, sino también uno que disfruta en los ambientes de provocación (es imposible entender de otra forma una tarjeta amarilla a Xabi Prieto por protestar) y que colaboró en el desánimo general que produjo el partido. ¿Esas son las causas de la ausencia de chispa, la falta de gol y una sensación de plomo en las piernas más aparente que real? Puede ser. Pero si los realistas se unen otra vez, las cosas saldrán.

La primera parte fue un reflejo de todos los defectos que se pueden entresacar del fútbol que tiene la Real y los peligros que tiene su propia filosofía. Los primeros 45 minutos fueron pesados, plomizos, aburridos y fríos. Y eso que el arranque prometía algo diferente, porque los de Arrasate no entraron mal al partido. Chory se movía con chispa por la banda y la estrategia generaba inquietud en la defensa del Málaga, además viendo el trabajo que sin duda se ha hecho en Zubieta. En el minuto 7 una muy buena falta lateral botada por Pardo dejó solo en el segundo palo a Mikel González, que optó por el disparo en lugar de volver a colocar la pelota en el interior del área y no consiguió sorprender a Caballero. La Real volvió a generar peligro a los 19 minutos, esta vez desde la esquina, pero fue un peligro ficticio. Con un saque cerrado, Iñigo Martínez encabezó el pelotón de jugadores que quiso rematar la jugada, pero lo hizo con la mano. Un movimiento absurdo no sólo por la enorme claridad de la infracción, sino también porque evitaba un posterior rebote o remate y le cargaba con una amarilla peligrosa.

Ahí se acabó todo lo bueno, escaso, que pudo hacer la Real en su decepcionante primera mitad. Y no es que el Málaga hiciera nada especialmente arrollador, pero le bastó para generar una doble ocasión casi a renglón seguido del tanto anulado que sembró inquietud en la grada y en el equipo. Bravo respondió con categoría a un disparo de Portillo desde la frontal del área y el posterior saque de esquina lo remató fuera Sergio Sánchez. En ambos casos, Markel ejerció de espectador de lujo. Como ni Real ni Málaga eran capaces de juntar dos pases que sacaran al espectador del sopor que provocaban sus continuos errores en el pase y en la colocación (qué fácil recibían los jugadores malaguistas, incluso en saques de banda), Teixeira Vitienes decidió convertirse en protagonista del partido, afortunadamente sin incidencias serias en el marcador. Cuando se ve a un árbitro señalar saque de puerta en una jugada en la que un jugador del Málaga trata de evitar el córner y añades además una tarjeta por protestar a uno de los futbolistas más correctos de la Liga en el trato con el colectivo arbitral, Xabi Prieto, que además es el capitán, se evidencia una actitud provocadora.

La segunda mitad fue algo más movida que la primera y los dos equipos estuvieron más cerca de marcar. No especialmente por sus méritos colectivos, todo hay que decirlo, porque el partido mantuvo un bajo nivel técnico y táctico en todo momento. Pardo, que fue de lo más rescatable de la primera mitad, fue diluyéndose con el paso de los minutos, por cansancio propio y por falta de ayudas. Y sin Pardo desapareció la poca salida de balón que ya tuvo el equipo en los primeros 45 minutos. La única posibilidad eran los balones largos, y de uno de ellos nació, en el minuto 55, la primera ocasión clara de la Real en la segunda mitad, con una espléndida dejada de Xabi Prieto que permitió a Agirretxe enfilar la portería de Caballero. Su disparo, obstaculizado por un defensor malaguista, se abrió en lugar de cerrarse y no cogió portería. Cuatro minutos después, una falta botada por un José Ángel muy decepcionante salió muy cerca del larguero de un bien colocado Caballero.

De nuevo una decisión arbitral, esta vez equivocada, amenazó con cortar la aparente mejoría de la Real. Teixeira Vitienes, el mayor y el que más tarde subió a Primera, anuló por un inexistente fuera de juego una enorme ocasión de Vela que obligó a Caballero a realizar un auténtico paradón. Entre los fueras de juego, las absurdas faltas en ataque y una jugada que se quedó en el limbo incluso sin repetición televisiva en la que Agirretxe fue empujado dentro del área, contribuyeron a que el partido no fuera nada fluido Fue en ese momento cuando Arrasate decidió mover el banquillo. Y otra vez, como ya sucedió ante el Shaktar y, sobre todo, ante el Levante, dio la impresión de que ya había regalado algunos minutos de partido antes de hacerlo (no lo olvidemos, este fue uno de los males de la etapa Montanier que su sucesor en el banquillo realista parecía haber corregido en sus primeros encuentros). En su descargo, hizo un doble cambio. Zurutuza y Griezmann entraron por Pardo (al que sin duda le pesó también la injusta tarjeta amarilla que le mostró el lamentbale colegiado) y un Chory Castro desparecido tras sus primeros gambeteos iniciales.

¿Funcionó? A medias. No se puede decir en absoluto que la Real jugara bien, ni siquiera en este tramo final, pero es indudable que en la segunda mitad tanto Xabi Prieto como Vela estuvieron más enchufados en el partido, la entrada de Griezmann se notó y se generaron llegadas de peligro que bien podrían haber dado el triunfo al equipo txuri urdin. Por supuesto, y como consecuencia del paso de los minutos y la distancia entre líneas, también el Málaga las tuvo. Puede que incluso más claras, aunque hubiera sido un premio injusto para un equipo que se pasó toda la segunda mitad perdiendo tiempo. La ocasión más clara de la Real la tuvo Griezmann, que cabeceó francamente mal un magnífico pase de Xabi Prieto, y Seferovic, último cambio de Arrasate por Agirretxe, desperdició en la última jugada del partido una llegada similar con un testarazo aún peor. El Málaga, en cambio, tuvo más llegadas, pero sólo exigió a Bravo en una, en la que el chileno respondió con una formidable parada abajo, a su izquierda, en un potente disparo de Santa Cruz que se acabó estrellando en el lateral de la red.

Con este empate, la Real constata que en este tramo de la temporada no tiene pólvora. Desde la mágica noche en Anoeta ante el Olympique, encadena cinco partidos sin ganar, con tres empates y dos derrotas, y apenas dos goles marcados, ninguno de ellos en los últimos tres partidos. La causa está en que la Real no tiene ahora mismo la velocidad que sí tenía hace un mes o que mostró en la segunda mitad de la temporada pasada. Llega a generar ocasiones, pero mucho más previsibles. Y sus hombres gol no están en forma o acaban de salir de lesiones. ¿Preocupación? La justa y necesaria, porque, como todo, hay otra forma de interpretar las señales. No se puede negar que hay detalles. Que Vela en algún momento sí ha impresionando a la defensa del Málaga, que Xabi Prieto ha tenido un par de controles maestros, que Griezmann sumó sensación de peligro. Todo eso no vale, por supuesto, hace falta más chispa, más acierto y más unión. Pero que nadie olvide que la pasada temporada también arrancó mal, en resultados y sobre todo en cuanto a juego. Las desgracias que acumula la Real hacen más difícil verlo, pero no es menos cierto. Cuando llegue el gol, volverá la confianza. Pero cuanto antes mejor.

viernes, septiembre 20, 2013

PREVIA Real Sociedad - Málaga. La necesidad de levantarse ante la adversidad

El gol 3.000, de Vela. Foto: Rincón del Forero.
Vuelve la Liga (sábado, 16.00 horas, Anoeta; Canal + Liga, Gol TV) y es ahí donde la Real tendrá que empezar a levantarse ante la adversidad que le acecha. Empieza a ser necesario que lo haga para que no cunda un prematuro desánimo en el arranque de una temporada que con la clasificación definitiva para la Champions parecía tomar el camino de la felicidad. Y es que conviene ya un buen resultado, y seguramente una actuación satisfactoria sobre el césped, para espantar fantasmas. No lo tendrán fácil los chicos de Jagoba Arrasate porque a la ya asumida plaga de lesiones se sumó la terrible noticia en que se convirtió la rodilla de Granero en los últimos instantes del duelo de Champions ante el Shaktar Donetsk. Dos lesiones así con seis meses de recuperación por delante cuando no se ha llegado ni al final de septiembre son un golpe muy duro que merece una respuesta futbolística de nivel. Y si es ante el Málaga, un rival que la temporada pasada fue directo y que viene de resucitar con una goleada en su casa, mucho mejor.

La lista de Arrasate para este encuentro evidencia, ya de forma definitiva, que las rotaciones van a ser habituales y contundentes en sus convocatorias, al menos en este durísimo tramo de la temporada hasta diciembre, en el que no habrá semana sin dos partidos. Y es que el técnico txuri urdin ha introducido tres novedades con respecto al grupo que se midió al Shaktar, dos de ellas muy llamativas por diversos motivos. Se caen Estrada, De la Bella y el lesionado Granero, y ocupan su lugar Carlos Martínez, Zurutuza y Cadamuro. Los dos primeros fueron los laterales titulares en el partido de Champions, Estrada ha sido discutido y De la Bella está en un magnífico estado de forma. Además de la ausencia de Granero, ya se conocían la de Ifrán, con una lesión muy parecida a la del jugador cedido por el Queens Park Rangers, y la de Elustondo, confirmada por el técnico en rueda de prensa. Finalmente, todos los jugadores que eran duda durante la semana forma parte de la lista, lo que ha permitido el entrenador tomar decisiones tácticas para formar dicha lista.

Bravo encabezará el once inicial ante el Málaga y la apuesta lógica para la defensa sería la formada en los laterales por Carlos Martínez y José Ángel (debutando así esta temporada después de la lesión que sufrió durante la preparación) y Mikel González e Iñigo Martínez como centrales. No parece probable que Arrasate rote en el centro de la zaga y la presencia de Cadamuro sería más factible en el lateral diestro si no quiere forzar a Carlos Martínez. La apuesta igualmente más plausible para el centro del campo sería la formada por Markel, Pardo y Prieto, aunque el segundo, que fue sustituido el martes muy cansado, podría dejar su lugar a Zurutuza si está para disputar los 90 minutos después de perderme el último encuentro. Ros tendrá que seguir esperando su oportunidad en el banquillo. Agirretxe podría disputar su primer partido como titular, después de debutar esta temporada ante el Shaktar y por detrás de él no parece haber nada seguro. Vela, Griezmann, Chory Castro e incluso Seferovic se juegan esos dos puestos. Zubikarai y Ansotegi completan el banquillo.

A pesar de que ahora mismo parece haber en algunos aficionados cierta desazón con el rendimiento de la Real, el equipo de Arrasate arranca la jornada en la séptima posición, con cinco puntos, aunque bien es verdad que la sexta plaza está ya a tres y obliga a ganar de nuevo cuanto antes. El Málaga es décimo con cuatro. El traspiés de Champions ha hecho que la estadística en Anoeta sí sea preocupante, ya que la Real ha perdido sus dos últimos partidos como local, uno en Liga (1-2 ante el Atlético) y otro en la competición europea, y ha encajado en ellos cuatro de los cinco goles que suma en contra desde el arranque de la temporada. Es más, acumula cuatro partidos sin ganar, sumando los dos empates que ha cosechado a domicilio en la Liga, ante Elche y Levante. El Málaga llegará a San Sebastián con más descanso, ya que está apartado de las torneos continentales de esta campaña por sanción. Como visitante, ha sumado un punto de seis posibles, con el empate a dos que cosechó en el Sánchez Pizjuan hace dos jornadas, que de hecho fue su primer punto en Liga después de perder en las dos primeras citas.

Históricamente, el Málaga es un rival complicado para la Real en Donostia. De los 28 partidos jugados entre ambos equipos en Primera División, la mitad acabaron con victoria txuri urdin y de la otra mitad sacó algo el conjunto malacitano, con nueve empates y cinco triunfos visitantes. La mayor victoria de la Real es el 4-0 que se registró en la temporada 2000-2001, con goles de Idiakez, De Paula, Khokhlov y Tayfun. El más claro triunfo del Málaga fue el 1-3 de la 2004-2005, precisamente el día que Agirretxe debutó como goleador con el primer equipo, con una Real ya relajada por haber conseguido la permanencia. Los registros en Anoeta son parejos a los generales, con diez partidos jugados, cinco victorias de la Real, dos del Málaga y tres empates. El cuadro histórico se completa con tres enfrentamientos en Segunda División, donde se cuentan los choques por victorias realistas. La más amplia de ellas, el 5-1 de la campaña 1948-1949, con dos goles de Gastón y uno de Caeiro, Ontoria y Alsúa.

La pasada temporada, la 2012-2013, la Real ganó en un duelo directo por la cuarta plaza, a la que, cuando se celebró este choque, ya parecían optar sólo estos dos equipos y el Valencia. El equipo de Montanier ganó por pura pegada. Vela abrió el marcador a los 20 minutos, remachando un despeje de Kameni tras un gran cabezazo de Agirretxe. Ese fue el gol 3.000 de la Real en Primera División. Tres minutos después, casi sin tiempo para respirar, De la Bella enganchó un zurdazo bestial desde fuera del área que se convirtió en el 2-0. Y a la media hora, Griezmann cazó un magnífico pase largo de Agirretxe a la media vuelta para hacer el tercero. Partido decidido antes del descanso ante un Málaga que estaba pensando en su choque de Champions contra el Borussia y dio descanso a varios titulares. Morales acortó distancias antes del descanso pero nada más arrancar la segunda mitad Iñigo Martínez sentenció del todo el partido anotando el cuarto, de cabeza y a la salida de otro córner. El 4-2 final lo firmó Santa Cruz en el minuto 69, pero el partido ya estaba cerrado para entonces.

miércoles, septiembre 18, 2013

REAL SOCIEDAD 0 - SHAKTAR DONETSK 2 Muy injusto

El penalti no pitado sobre Xabi Prieto. 
Una injusta derrota ha saludado a la Real en su regreso a la Champions. Como una bofetada seca y contundente. Sin tener en cuenta sus muchos méritos para adelantarse en el marcador, y para hacerlo con claridad. Menospreciando sus ocasiones de gol y regalando a su rival, un Shaktar con mucho oficio, una ventaja que no mereció y que llegó en el que fue prácticamente su primer acercamiento de peligro. Y con el añadido de un arbitraje que muchos califican de europeo por no atreverse a decir la verdad: malo y perjudicial en todo momento para el equipo de casa. Es verdad que a la Real le faltó temple para organizar su acometida para la remontada y que tras el ecuador de la segunda mitad perdió toda la fortaleza defensiva que caracteriza a este equipo, pero eso no invalida todo lo anterior. Y eso dictaba una clara superioridad txuri urdin en un duelo de mucho nivel y muy disputado. El 0-2 es un argumento para el resultadismo que tanto impera en el fútbol actual pero hoy, se mire como se mire, no ganó el mejor equipo en Anoeta.

El resultado pesará sobre las elecciones de Arrasate porque el fútbol actual está montado así, pero su once daba plenas garantías y quienes repitieron tras jugar ante el Levante no evidenciaron cansancio, incluso en sus peores momentos. Mantuvo la defensa que jugó en Valencia, colocó a Markel como pivote, a Pardo y Xabi Prieto para completar el centro del campo y al tridente previsto en ataque: Griezmann, Vela y Seferovic. Ninguno de estos tres viene de protagonizar sus mejores partidos en el cortoplacismo que marca con fuerza el análisis, pero teniendo en cuenta las circunstancias pocos dudarían antes de que el árbitro señalara el comienzo del encuentro que era lo mejor que podía elegir el técnico realista, tanto en ataque como en el resto del campo. Se olvida que no podían estar sobre el césped tres pilares del equipo, Carlos Martínez (cuyo relevo, Estrada, no es precisamente uno de los mejores jugadores de la plabtilla), Zurutuza y Agirretxe, que al menos debutó en el tramo final del choque, cuando las opciones de puntuar ya se habían comenzado a desvanecer.

La Real tenía delante un buen equipo, pero fue mejor, sobre todo en una primera parte en la que hizo todo lo necesario para marcar. La Champions es la Champions, pero incluso la Champions sigue siendo fútbol. El arranque de partido fue espléndido, con la concentración necesaria a este nivel, y antes de los cinco minutos de juego la Real ya había acumulado dos claras ocasiones de gol. Primero fue Griezmann con un potente disparo desde dentro del área que Pyatov mandó a córner. Y tras ese saque de esquina, el cabezazo de Xabi Prieto pudo también convertirse en el 1-0. Pardo se movía a gusto en el centro del campo y las ayudas de Griezmann, aunque muy puntuales, siempre estaban presentes en las mejores jugadas de ataque del equipo txuri urdin. Así llegó la segunda tanda de ocasiones. Un enorme pase en profundidad del francés estuvo a punto de convertirlo Vela en gol, pero un defensa llegó a tiempo de rozar la pelota y enviarla a córner. De nuevo en jugada de estrategia, muy bien ejecutada hoy, Xabi Prieto aprovechó una pantalla para disparar solo, aunque el balón se marchó por arriba. El árbitro, el rumano Hategan no vio un córner clarísimo en esa jugada.

Y hubo una tercera oleada de opciones de gol, más que suficiente para que llegara el merecido 1-0. Primero Pardo estuvo cerca de adelantar a la Real tras una pared dentro del área, pero le faltó instinto asesino como en otras ocasiones. Pocos instantes después, una falta bien botada por Griezmann rozó en la barrera y se fue de nuevo a córner. Esa falta, en todo caso, fue una de las claves del encuentro. Xabi Prieto fue derribado sobre la línea, lo que tendría que haber supuesto penalti, pero el colegiado rumano decidió sacar la infracción del área. Su decisión cambió radicalmente el curso del partido. La Real tendría que haber encontrado un penalti, lo que en los pies de Xabi Prieto o Vela es casi un seguro de gol, y eso habría premiado su muy buena primera mitad ante un equipo rocoso y con experiencia. El árbitro forma parte del juego y como tal tendría que ser analizable. Tenemos un problema si sólo aceptamos que se le evalúe a conveniencia o apenas en los partidos contra los grandes, si creemos que es de perdedores evaluarle o si dejamos que esté más allá del bien y del mal quien debe impartir justicia sobre el terreno de juego. Su decisión, y no fue la única aunque sí la más decisiva, condicionó el resultado y el devenir del partido.

Con ese mal sabor de boca para la Real se fueron los dos equipos al vestuario. El escenario cambio ligeramente en la segunda mitad. Si en la primera el Shaktar tuvo bastante balón pero no fue capaz de hacerlo llegar a la portería de Bravo en ningún momento, en la segunda el equipo ucraniano optó por replegar filas y buscar el gol en salidas rápidas. La Real se amoldó a la nueva situación, aunque su defensa empezó a sufrir algo más, sobre todo porque Markel estuvo muy intermitente y porque Estrada no es una garantía en la derecha. Algunos robos de Markel, no demasiados (los mismos que Pardo, que tiene otras funciones sobre el campo), fueron sensacionales pero en muchas jugadas quedó en evidencia que defendían cuatro. Pardo tuvo que hacer más kilómetros de los que le benefician y eso le fue restando protagonismo en el juego del equipo. Sin tantos espacios en ataque, y aunque tienen peligro porque son muy buenos, Prieto, Griezmann, Vela y Seferovic evidenciaron que no pasan por su mejor momento. El juego se convirtió en una partida de ajedrez en la que ninguno de los dos equipos quería arriesgar demasiado y ninguno de los dos entrenadores se atrevió a mover ficha.

Y aunque se pudiera tener la sensación de que el Shaktar había dado un paso adelante, Bravo no lo sintió y, además, la primera ocasión clara de gol fue para la Real. Un precioso pase largo dio a Seferovic su única ocasión del encuentro, pero Pyatov cerró bien los espacios y evitó de nuevo que la Real se pusiera por delante. En la jugada siguiente Taison marcó en un clarísimo fuera de juego, pero la jugada fue un aviso: el Shaktar tocaba muy suelto en las inmediaciones del área de Bravo. En todo caso, fue un mazazo que su primera llegada de peligro, su primer disparo entre los tres palos, se convirtiera en el 0-1. Puede que la línea defensiva no recibiera suficiente ayuda del centro del campo para cerrar huecos, puede que Mikel reaccionara algo tarde para intentar evitar el disparo de Teixeira, pero que el Shaktar se pusiera en ventaja en este partido era una injusticia deportiva. No por la ejecución del tanto, precisa y modélica, sino por los méritos contraídos por uno y otro equipo.

Era el minuto 65 y la Real reaccionó de una forma algo alocada. El partido se rompió. E incluso así pudo sacar algo positivo del partido, ya que supo arrinconar al Shaktar en su área durante bastantes minutos. Lo que no supo es parar los contragolpes del equipo ucraniano y por eso acabó encajando el 0-2 en el minuto 87. Pero es difícil negar que la Real también mereció el empate entre ambos goles visitantes. Primero Griezmann consiguió marcar al aprovechar un enorme pase de Pardo, pero estaba ligeramente adelante y el árbitro acertó anulando el tanto. Después, un centro chut de De la Bella estuvo a punto de tragárselo Pyatov y se estrelló en el larguero. Y luego Vela cabeceó un córner de nuevo al larguero. En el rechace el colegiado pudo pitar juego peligroso dentro del área, pero Iñigo Martínez exageró demasiado. Todo esto sucedió en apenas doce minutos. ¿Y el Shaktar? Apenas un disparo centrado que se convirtió en la única parada que tuvo que hacer Bravo en todo el partido.

Es igualmente cierto que la Real no dio esos pasos para tratar la igualada con inteligencia. Se olvidó de su centro del campo y Arrasate desde el banquillo tampoco supo encontrar soluciones. Sus cambios insistieron en un plan que con el 0-1 ya no podía seguir funcionando. Agirretxe suplió a Seferovic, pero no llegó a encontrar ninguna ocasión de gol, sorprendió que retirara a Griezmann (mucho más enchufado en el partido que Vela si lo que quería era retirar a uno de los de ataque) para dar entrada a Chory y retiró a un ya muy cansado Pardo para dar entrada a Granero. Era el minuto 82 y a partir de ahí sólo llegaron malas noticias. El árbitro cambió la expulsión de Luiz Adriano por una amarilla a Markel por pedirla para su rival, un choque dentro del área de Pyatov e Iñigo en busca del balón lo convirtió el árbitro en una falta que impidió luchar por anotar a puerta vacía, el Shaktar consiguió el 0-2 y, para colmo, Granero se lesionó de gravedad en la rodilla derecha.

El marcador final.
Lo que tendría que haber sido un día feliz para la Real devino en una pesadilla. Y todo llegó de forma bastante injusta. Por supuesto, las interpretaciones son libres y más en el deporte, pero hay poca justicia en que la Real pierda por 0-2 un partido en el que ha generado ocho ocasiones clarísimas de gol, ha estrellado dos balones en el larguero y ha provocado un penalti que ni el árbitro ni su asistente supieron señalar donde correspondía. Y lo ha hecho ante un rival de Champions. ¿El más flojo del grupo? Quizá, esa medida nos la dará dentro de quince días el Bayer Leverkusen, pero minimizar el nivel de los rivales no tiene mucho sentido. El Shaktar es un equipo que sabe lo que es jugar una final europea y que sabe jugar al fútbol. Hoy lo hizo peor que la Real durante 65 minutos sin ninguna duda, y algo tendrá que ver en eso la Real, pero en este deporte los merecimientos no suben al marcador. Lo hacen los goles. Los ucranianos marcaron dos y se llevaron los tres puntos. Era importante comenzar ganando, pero quien piense que esta liguilla está acabada se puede bajar del barco cuando quiera. Quedan cinco partidos, quince puntos y la Real, incluso con las bajas que merman su potencial, tiene capacidad para ganarlos todos y dar la vuelta a las críticas que, sin duda, escuchará tras su derrota.

lunes, septiembre 16, 2013

PREVIA Real Sociedad - Shaktar Donetsk. La importancia de empezar ganando en Europa

Vela celebra el 2-0 al Olympique en Anoeta.
Sin tiempo para digerir la manera en la que se consiguió el empate ante el Levante, la Real vuelve a la competición (martes, 20.45, Anoeta; Canal + Liga de Campeones). Y lo hace con el partido por el que tanto se luchó la temporada pasada y en la eliminatoria previa que enfrentó al equipo txuri urdin con el Olympique de Lyon, con la primera jornada de la fase de grupos de la Champions League. El rival con el que se abre esta ronda es el Shaktar Donetsk, campeón de la pasada edición de la Liga ucraniana pero que no está pasando por el mejor momento en su competición doméstica. Ganar el primer partido en Europa es importantísimo para que el objetivo de alcanzar los octavos de final no se complique desde el principio. Anoeta tiene que ser clave para que los realistas puedan sorprender a los gallitos de Europa. La Real se está mostrando apabullante en Europa y algo dubitativa en la Liga. ¿Qué versión del equipo de Jagoba Arrasate se verá ante el Shaktar?

La convocatoria del técnico realista para el partido deja movimientos más que interesantes, que complican todavía más anticipar sus planes para esta importante cita. Aunque al principio eran dos las novedades con respecto a su última lista, la del encuentro del sábado en Valencia, finalmente fueron. Entran, y además lo hacen por primera vez en la temporada, José Ángel y Agirretxe. Y los que se quedan fuera son Cadamuro y Elustondo. En el caso del central, parece que eso le coloca por detrás de Ansotegi, aunque habrá que esperar para saber si Arrasate rota entre sus suplentes. Y en el del centrocampista indica que el técnico tiene en mente más de los dos jugadores previstos para el puesto de cuatro, Elustondo y Markel. Javi Ros entró en la lista en sustitución de Zurutuza, lesionado de última hora. A los ausentes hay que sumar a los dos únicos jugadores que permanecen en la enfermería, Carlos Martínez y Diego Ifrán. Se esperaba que el lateral llegara para este partido, pero finalmente su recuperación se está demorando más de lo previsto.

Viene a ser difícil adelantar el once que presentará Arrasate, algo complicado además por no conocer si el bajo rendimiento ante el Levante pasará factura a algún jugador. Lo que sí es seguro es que Bravo estará bajo palos y Mikel González e Iñigo Martínez serán la pareja de centrales. En los laterales, podrían mantenerse De la Bella y Estrada, aunque tampoco parece descabellada la idea de que José Ángel juegue por la derecha, más aún teniendo en cuenta que Estrada no se ejercitó el domingo al mismo ritmo que sus compañeros por precaución. Markel tiene plaza segura en el centro del campo. A priori, Pardo y Granerose juegan un puesto, más aún si Xabi Prieto juega en el centro del campo. En ataque, todo parece indicar que se recuperará el 9 en el esquema, y lo normal es que Seferovic juegue de inicio, aunque tampoco se puede descartar que Agirretxe vuelva entrando al once. La lógica por su categoría indica que Vela y Griezmann completarían el once, pero su mala actuación en Valencia abre la puerta a Chory Castro. Zubikarai, Ansotegi y Ros se espera que sean suplentes.

La Real afronta este encuentro europeo tras la mala actuación en Valencia ante el Levante, pero habiendo perdido sólo uno de los seis partidos oficiales que ha disputado en lo que llevamos de temporada, de los cuales tres acabaron con triunfo txuri urdin. En Anoeta los registros de los de Arrasate son bastante interesantes: tres partidos, dos victorias y una derrota, con cuatro goles a favor y uno en contra. La Real suma dos victorias en los dos partidos europeos que ya acumula esta temporada, 0-2 y 2-0 ante el Olympique de Lyon. El Shaktar ha entrado directamente en esta fase como campeón de la Liga ucraniana la pasada temporada, algo que logró con trece puntos de ventaja en una competición de sólo 16 equipos. Pero en la presente no ha arrancado con tanta fuerza. Con nueve partidos jugados, ya ha perdido dos, uno más que en la 2012-2013, y es cuarto a cuatro puntos del líder. De hecho, ha sumado sólo uno de los últimos nueve puntos en juego. Anoeta presentará una espléndida entrada y sumará como jugador número 12 como en tantas otras ocasiones. El otro partido del grupo enfrenta a Manchester United y Bayer Leverkusen en Old Trafford.

No hay ningún precedente histórico entre Real Sociedad y Shaktar Donetsk. Es más, el equipo realista jamás ha visitado ha tenido un rival ucraniano en sus anteriores 58 partidos de competición europea. El único referente equiparable a este partido que se puede consultar es el debut del conjunto txuri urdin en la única fase de grupos de la Liga de Campeones que ha disputado, en la temporada 2003-2004. Como entonces, se enfrentaron en Anoeta los grupos que salieron de los bombos 3 y 4 del sorteo, entonces Olympiakos y Real Sociedad. Los pupilos de Raynald Denoueix arrancaron la competición con bastantes nervios, pero ganaron con toda justicia al conjunto griego. El gol no llegó hasta el cuarto de hora final, cuando Kovacevic forzó y transformó un penalti, con un colocado disparo hacia su derecha que despistó completamente al partido. En aquel debut en Champions, por cierto, la Real tuvo que vestir su segunda equipación, la negra. El último partido europeo en Anoeta es todavía un recuerdo muy fresco y sumamente alegre, el ya mencionado 2-0 ante el Olympique de Lyon, con dos tantos de Vela.

domingo, septiembre 15, 2013

Bravo, camino de la leyenda

La celebración de Bravo en Lyon.
Cuando Seferovic conectó el brutal disparo que se convirtió en el 0-2 en Gerland, el realizador del partido ofreció un plano del que se ha hablado poco pero que se me grabó en la mente. Era Bravo, celebrando el gol con rabia, con el puño cerrado. Esa imagen simbolizaba la ambición que durante mucho tiempo ha tenido en él un referente indispensable en el entorno de la Real. El chileno siempre ha sido el primero en ver que este equipo podía dar más de sí. Parece un tema menor, pero la fe en la Real ha estado muchas veces por debajo del potencial del equipo. En Segunda tiró del carro como pocos para ascender, en Primera apostó por Europa cuando para muchos era una quimera y ya de nuevo entre la élite es de los pocos que ha hablado de la posibilidad de que esta Real llegue a ganar un título. Y lo ha hecho con la normalidad que permite la obligada ambición en un deportista profesional. Por eso, su celebración en Lyon me llegó al alma. Ese 0-2, esa clasificación para la Champions, es el premio a lo que Bravo siempre ha buscado en la Real. Y él es una de las explicaciones de por qué hemos llegado hasta aquí.

Por eso resulta especialmente hermoso que el próximo martes, en el regreso de la Real a la máxima competición continental, se dé la casualidad de que Bravo vaya a cumplir su partido 200 con la camiseta txuri urdin. Y no es solamente un número. Es el camino de la leyenda. Él mismo lo decía en la sala de prensa, ahora lo que toca es alcanzar a Darko, el único que le queda por delante en el número de partidos disputados dentro de la ilustre relación de jugadores extranjeros que han jugado en la Real. Kovacevic saltó al campo a defender al conjunto realista en nada menos que 286 encuentros. Esta misma temporada ya ha superado a Karpin, a quien igualó sus 195 partidos como realista precisamente con el primero de los choques contra el Olympique. Pero los números de Bravo son aún más importantes que eso. Está ya cerca de colarse entre los 50 jugadores con más partidos en la historia del club y es el quinto portero que más veces ha defendido la portería txuri urdin. Esta misma temporada superará a Bagur (203) y Esnaola (207), y ya sólo le quedarán por delante Alberto (277) y la leyenda realista más incomparable, Arconada (551).

La presentación de Bravo, en 2006.
Lo que queda en la memoria colectiva es que Bravo es un arquero formidable, ágil y con gran manejo de los pies, pero además ha sido siempre un modelo de comportamiento y profesionalidad. Hoy parece casi algo impensable que el chileno no fuera siempre titular indiscutible. De hecho, comenzó en el banquillo e incluso estuvo una temporada en blanco, la primera en Segunda, la 2007-2008, en la que Riesgo lo jugó todo. A quienes valoramos la enorme contribución de Bravo en esos años nos queda la espina clavada de no verle en las fotografías de la celebración por el ascenso, porque estaba ya con su selección para disputar el Mundial de 2010 tras recuperarse de una lesión de rodilla. Pero con tantas las imágenes memorables que Bravo ha dejado en la retina que eso es casi una nimiedad. Aquellas paradas en la escuadra del Vicente Calderón nada más llegar, verle con el Trofeo Zamora aunque fuera de Segunda en la temporada 2008-2009, el gol al Nastic, aquella imposible estirada ante el Espanyol. Y el puño cerrado con el gol en Lyon.

Cuando el martes resuene en Anoeta el himno de la Champions, esos y otros muchos momentos asaltarán la memoria de Bravo. Y también la de quienes llevamos ya tanto tiempo disfrutando de lo mucho que aporta a un equipo como la Real un jugador de fuera con las ideas tan claras y con una profesionalidad tan extraordinaria. Bravo es un modelo a seguir, un referente para entender lo que tiene que ser un extranjero en este equipo, ya uno de los capitanes y, además de todo eso, un porterazo que llega a los 200 partidos. Lo difícil en estos casos es saber si es más necesario darle la enhorabuena o sencillamente las gracias.

sábado, septiembre 14, 2013

LEVANTE 0 - REAL SOCIEDAD 0 Al menos un punto en un partido desconcertante

Desconcertante. Ese es el adjetivo que se puede aplicar al partido que ha hecho hoy la Real en el estadio del Levante. En el peor encuentro de lo que llevamos de temporada, en el que ni siquiera se vio la reacción que sí hubo en Elche o ante el Atlético, el equipo txuri urdin no supo llevar el ritmo del partido, apenas generó ocasiones de peligro y no dominó un centro del campo en el que tenía clara superioridad, no sólo técnica sino numérica, ya que Jagoba Arrasate apostó por jugar sin delantero para dar descanso a Seferovic y recuperó lo peor de Montanier, con unos cambios muy tardíos. Viene a ser curioso que ante un partido plomizo, el técnico realista haya tardado tanto en reaccionar. Y es también curioso que en una de las peores actuaciones de la Real en este estadio haya sido capaz de puntuar, cuando en otras ocasiones, jugando mejor, se fue de vacío. La buena noticia es que al menos se consiguió un punto, pero esta actuación deja una sensación de desconcierto que no se esperaba en la víspera del debut en Champions.

Decía Jagoba Arrasate antes de viajar a Valencia que la Real tenía que llevar el partido a su terreno e impedir que eso mismo lo hiciera el Levante. No lo consiguió. Y eso que su apuesta en el centro del campo parecía clara, con la titularidad de Elustondo, Zurutuza y Granero por primera vez, y dejando a Xabi Prieto en punta, alternando en alguna ocasión con Griezmann, sin un delantero sobre el césped. Pero falló la intensidad. La Real no le puso al partido el ritmo que implica llevarlo a su terreno. ¿Con la Champions en la cabeza? Los jugadores sabrán. Pero más allá de la firmeza defensiva y con la excepción de un Dani Estrada que obviamente no ha comenzado la temporada a buen nivel con el oasis del partido contra el Olympique, no funcionó nada en la primera mitad, ni los pases en corto ni la calidad de sus jugadores en punta, a pesar de que el Levante se planteó un partido con el tópico esperable y se encontró con que no iba a tener nada que ver con eso. Porque la Real, aún tocando la pelota, no dominó, con lo que los locales decidieron que era absurdo esperar con dos líneas juntas muy cerca de su propia área y trataron de estirarse.

Ni Real ni Levante estuvieron cerca del gol en la primera mitad, aunque la sensación de peligro era mayor en el caso de los granotas. Barral tuvo una ocasión clara en un cabezazo que mandó fuera y Diop puso un buen disparo lejano entre los tres palos, que un Bravo muy bien colocado blocó sin problemas. En la Real nadie cogió la responsabilidad ofensiva. En primer lugar, porque no hubo buena salida de balón desde Elustondo y porque en demasiadas ocasiones se intentó salir en largo sin éxito. Con Prieto perdido en la presión como hombre más adelantado, sólo cuando bajaba un poco a recibir se veía algo de claridad en la salida desde atrás. Griezmann ejemplificó la ausencia de peligro del equipo txuri urdin con dos desviadísimos disparos, y Vela no entró en juego. Si a eso se suma que el Levante de Caparrós sí permaneció fiel al guión en cuanto a la enorme cantidad de faltas con la que cortan el juego en el centro del campo del rival (Granero y Zurutuza recibieron cuatro faltas cada uno, sin ninguna tarjeta amarilla para los rivales), se entiende que el partido fueron terriblemente plomizo en la primera mitad.

La primera parte fue en realidad bastante mala, sobre todo por parte de la Real. Y se tiene que decir sin paños calientes. El Levante, una vez que vio que el rival no asustaba tanto en el terreno de juego como por su categoría real, jugó a lo que quería. El equipo txuri urdin no. Y, curiosamente, quien reaccionó para buscar los tres puntos fue Caparrós y no Arrasate. El técnico local introdujo a Ivanschitz y Babá por Barral y El Adoua, movió algo sus fichas y consiguió hacerse, aún con más claridad, con el mando del partido. Ante la absoluta ausencia de velocidad de la Real en la circulación de balón, los locales aprovecharon para acercarse con peligro al área de Bravo, de largo el mejor realista, en consonancia con casi toda su defensa (se nota la vuelta de Iñigo y Mikel como pareja de centrales). Babá gozó de varias ocasiones para adelantar a su equipo, pero el guardameta chileno, sin que se tuviera la sensación de que necesitara una parada imposible, mostró un aplomo y una seguridad aplastantes. No hay ninguna duda de que en los primeros veinte minutos de la reanudación la Real se mantuvo en el partido gracias a su guardameta.

En el minuto 65 Arrasate movió por fin ficha. Sorprendentemente tarde, y más teniendo en cuenta que este detalle es uno de los que hasta ahora había servido para alabarle, en contraste con las siempre tardías decisiones de Montanier, viendo además que el partido estaba lejos de estar controlado. Lo primero que hizo fue recuperar el esquema más reconocible de la Real, colocando a Seferovic en punta, retirando a un apagadísimo Griezmann y retrasando a Xabi Prieto. Y ahí pareció que la Real sí iba, también por fin, a por el partido. Fueron cinco minutos muy buenos, en los que el equipo parecía tocar y buscar lo espacios como en sus mejores momentos de esta temporada y de la pasada. Una ocasión múltiple fue lo más cerca que estuvo el equipo de Arrasate de ganar el partido. Vela con dos disparos y Xabi Prieto, con la ayuda de Seferovic, pudieron marcar, pero Navas y Vyntra lo evitaron con sus despejes. A continuación, el capitán probó fortuna desde lejos con un disparo potentísimo pero que el guardameta local consiguió despejar gracias a su buena colocación.

Pero ahí se acabó la Real. Las incontables interrupciones por esas faltas de los equipos de Caparrós que nadie parece saber cómo detener y por la atención a varios jugadores del Levante (que, además, contaron con la complicidad del árbitro, con sólo tres de descuento de los cuáles él perdió la mitad en el saque de una falta) hicieron que se acabara el ritmo del partido. Y ahí sólo el Levante estuvo cerca del gol, primero con una nueva parada de Bravo ante Babá y después con una falta escorada hacia la banda izquierda de su ataque que Diop estrelló en el palo. De la Real no hubo más noticias, además, porque Arrasate estuvo lento. No parece lógico que en un partido que estaba lejos de controlar esperase hasta el minuto 86 para introducir los cambios que, en teoría, se hacen para buscar la victoria en un partido en el que se mantiene la igualada inicial. En ese minuto entró Chory por un Vela que sólo apareció para forzar un par de tarjetas al Levante. Y en el 88 entró Pardo por granero. Ni Chory ni Pardo entraron en juego, obviamente y el momento en que llegaron, lejos de servir de justificación a Arrasate, justifican aún más la crítica

Hoy la Real ha desaprovechado una buena oportunidad de demostrar que la competición europea no va a distraer en la Liga, y la sensación es ahora mismo justo la contraria. Tenía enfrente a un rival que no es mejor, pero que aún así tuvo ocasiones claras para ganar y debió hacerlo. Pero en realidad fue mejor aprovechando las carencias de la Real. Arrasate sacó un once más que solvente, que impide manejar cualquier tipo de excusas, y el único debate que abría era la ausencia de delantero, que en realidad tiene una explicación en la ausencia de Agirretxe y el descanso de Seferovic. Pero nada funcionó, probablemente por una cuestión de actitud y de ritmo. Sólo Bravo, Iñigo y Mikel a excepción de algún despiste y De la Bella aunque su actuación fuera de más a menos parecieron pensar en los tres puntos. Esta vez, ni siquiera Arrasate. Y la buena noticia, hay que insistir en ello, es sumar cuando casi nada sale bien, ni siquiera jugar con camiseta negra y pantalón blanco. Aunque las similitudes con el partido de Elche obligan a pensar en que algo hay que hacer.

viernes, septiembre 13, 2013

PREVIA Levante - Real Sociedad. Con la atención en el presente

Vuelve la Liga tras el parón por los encuentros de selecciones (sábado, 18.00 horas, Ciutat de Valencia; Canal + Liga y Gol TV) y lo hace para dar comienzo a una fase muy exigente para la Real, que empieza a jugar de forma habitual entre semana y los fines de semana, y tendrá que afrontar siete partidos en los próximos 22 días. Teniendo ya el arranque de la Champions a la vuelta de la esquina, vuelve a ser momento de recordar que es importante tener la atención en el presente, en la competición doméstica. Jugar bien en ella redundará en beneficio del resultado que el equipo puede dar en Europa porque son competiciones complementarias y no excluyentes. Entender eso es la clave. Y el primer paso ya lo ha dado con sus manifestaciones Jagoba Arrasate, que para la visita al Levante, en un campo donde nunca ha ganado la Real en Primera, por fin ha podido elegir entre sus jugadores por primera vez en la temporada. La enfermería comienza a vaciarse justo a tiempo.

Es justo el movimiento en la enfermería lo que ha condicionado la convocatoria hasta el último momento. Estaban completamente descartados Carlos Martínez e Ifrán y con ellos de momento se quedan José Ángel y Agirretxe, a quienes el técnico realista dará más descanso pensando seguramente en el partido del martes. De esta forma, sólo quedaba un descarte del primer equipo para componer la lista de 18 elegidos y ese papel le ha tocado a Javi Ros. El otro jugador que se queda fuera con respecto a la convocatoria para el encuentro ante el Atlético de Madrid es Zaldúa, que regresa al Sanse. El tocado que sí ha entrado finalmente en la lista es Iñigo Martínez, noticia que se une a la primera convocatoria para Mikel González después de la lesión que sufrió durante la pretemporada. Los internacionales que han pasado la semana fuera por los compromisos de sus selecciones (Bravo, Pardo, Seferovic y Chory) han vuelto todos sin mayor novedad.

Muchas dudas en el once, que según el técnico realista será el mejor posible sin pensar en la Champions. Bravo estará bajo palos, con Estrada y De la Bella en los laterales. Ahí acaban las certezas. La primera duda está en el centro de la defensa, duda quizá también aumentada por arrancar el próximo martes la fase de grupos de la competición europea. Los titulares fijos son Mikel González e Iñigo Martínez, pero puede que Arrasate no fuerce a los dos y dé una oportunidad bien a Ansotegi o bien a Cadamuro. Markel y Elustondo se juegan un puesto del centro del campo, y los otros dos saldrán de la terna que forman Zurutuza (hasta ahora el escogido de forma habitual), Granero (ya plenamente integrado en el equipo como demostró en sus buenos minuto ante el Atlético) y Pardo (jugar con la sub-21 puede jugar en su contra). Xabi Prieto también tiene opciones en esa línea, aunque puede jugar por la derecha por el cansancio acumulado de Seferovic. Si el suizo va al banquillo, Vela y Griezmann completarían la línea de ataque y, probablemente, alternarían en el puesto más adelantado. Zubikarai y Chory apuntan a la suplencia.

La Real arranca esta cuarta jornada en la octava posición con cuatro puntos y después de haber ganado al Getafe, empatado en Elche y perdido en Anoeta ante el Atlético de Madrid en las tres primeras. El Levante, décimo, ha sumado los mismos puntos pero con un camino inverso: arrancó de colista tras perder 7-0 en el Camp Nou, empató a cero en casa ante el Sevilla y ganó al Rayo en Vallecas por 1-2. Para la Real, este encuentro es una buena piedra de toque para confirmar si la competición europea puede distraer al equipo y será el arranque de la primera de muchas semanas de tres partidos, algo que no se le ha dado especialmente bien desde que el conjunto txuri urdin regresó a Primera División. Desde que se produjo aquello en 2010, por cierto, la Real aún no ha sido capaz de ganar al Levante ni como local ni como visitante, por lo que este partido se antoja como una espléndida oportunidad de dar un golpe en la mesa.

La historia coloca a la Real en muy mal lugar en sus visitas al campo del Levante. Cinco veces ha viajado allí en Primera División y todas ellas se han saldado con derrota, aunque el equipo txuri urdin ha sido capaz de marcar al menos un gol en cuatro de esos choques. La primera vez que se produjo este enfrentamiento fue en la temporada 2004-2005 y el resultado fue de 2-1, marcando Nihat el tanto realista. El marcador más amplio fue el 2-0 de la campaña 2006-2007, la del descenso realista a Segunda. En la categoría de plata, en cambio, el balance sí es favorable a la Real. En otras cinco visitas, consiguió el triunfo en tres de ellas. La más abultada fue la primera, el 0-3 de la temporada 1939-1940, con dos goles de Fernando Terán y otro de Inciarte y la última llegó en la 2008-2009, por 0-2, con tantos de Agirretxe y Xabi Prieto. No obstante, fue también en Segunda cuando la Real encajó su mayor goleada ante el Levante, el 4-0 de la campaña 1946-1947.

En el encuentro de la pasada temporada, la 2012-2013, la Real cayó con justicia y por méritos propios. Era la quinta jornada de Liga y el equipo de Montanier contaba por derrotas sus desplazamientos. Ante el Levante, y aunque lo tuvo todo a favor, desperdició una clara ocasión de sumar. Zurutuza adelantó a la Real con un gran disparo desde fuera del área. Y aunque parecía que los locales arrastraban cansancio de su partido europeo del jueves anterior, acabó superando a la Real por la desidia de los jugadores que iban vestidos de naranja. Tampoco colaboró desde el banquillo su entrenador, que ya había dispuesto un once peculiar con José Ángel como extremo. El Levante avisó, con dos goles bien anulados al debutante Martins pero la Real no reaccionó. El empate vino de penalti, cometido por Iñigo Martínez y transformado por Barkero. Y el 2-1 en la enésima ocasión en la que Martins le ganó la partida a la defensa txuri urdin. Se veía venir el empate y con la igualada se veía venir la derrota. La Real no quiso, no pudo o no supo impedirlo.