domingo, marzo 31, 2013

ESPANYOL 2 - REAL SOCIEDAD 2 La Real recupera un buen punto

La Real ha recuperado un buen punto de un partido en el que su propia actuación ha determinado lo bueno y lo malo. Un par de errores defensivos costaron dos goles en los dos primeros disparos a puerta del Espanyol, pero el equipo txuri urdin fue capaz de remontar en dos ocasiones dando una nueva lección de carácter. Y eso a pesar de que el partido se planteó mal, se arregló sobre la marcha quizá incluso peor, y el entrenador espanyolista, Javier Aguirre, supo sacar partido de ello mientras le duró la gasolina a sus jugadores. Habiendo tenido el partido perdido en dos ocasiones, el punto se antoja valioso en la pelea europea en la que estamos. Y puestos a quedarnos con lo bueno, la reacción en la segunda mitad, cuando la cosa pintaba mal, fue de las grandes. De Champions, posición que la Real mantendrá una semana más. Eso, jugando con diez de casa, sin su portero titular y sin su máximo goleador, es algo a destacar. Pero en el fondo, y aunque obviamente no se puede ganar siempre, da rabia que se hayan escapado estos dos puntos.

Siendo un 2-2 el resultado final como lo fue la temporada pasada, el partido no tuvo nada que ver con aquel. Primero, porque la Real ha cambiado mucho desde entonces, y eso que visitó Cornellá-El Prat en el tramo final de la pasada Liga. Esta vez, y a pesar de que el Espanyol salió achuchando con cierto peligro aunque sin tirar a puerta, la Real se plantó en Barcelona con ganas de tener el balón y dominar la posesión de forma aplastante. Es ya su estilo y, afortunadamente, parece irrenunciable. Sin embargo, sigue siendo una lástima que la apuesta futbolística no encuentre eco en la elección de los jugadores. Montanier le devolvió la titularidad a Markel Bergara, evitando una semana más la posibilidad de dar la manija del juego a Illarramendi y Pardo. Y esta vez dio una vuelta más a su planteamiento, recuperando el triángulo invertido para dejar solo en la parte de atrás del mismo a Markel. Illarra, lejos de su mejor posición, baja enteros. Y eso se ha notado, porque Aguirre lo ha visto, ha lanzado la presión de su equipo muy arriba y eso le ha permitido ahogar la salida de balón del equipo txuri urdin.

Con el partido definido en algunos aspectos básicos (la posesión ya era de la Real) pero sin haber visto aún a ninguno de los dos porteros, se adelantó el Espanyol. A Zubikarai, que suplía al lesionado Bravo, le pasó lo peor que le puede pasar a un portero acostumbrado a jugar poco, y es que encajó su primer tiro a puerta. En este primero pudo hacer algo más, porque el remate se produce muy cerca de su portería, pero no es un fallo clamoroso. El gol tendría que haberse evitado antes, porque el Espanyol maniobró con suma facilidad para abrir un balón a la banda y para que llegara un centro que Carlos Martínez tocó pero, sin ayudas, no pudo repeler. Durante la primera mitad, a Charly le hizo mucho daño Simao, entre otros motivos porque no había ayudas de un Markel que llegó tarde a todas partes y apenas recuperó un balón en esos primeros 45 minutos. En el uno contra uno, el portugués metió un buen balón a Sergio García, que puso bien el pie para adelantar a su equipo.

Fue el preludio de una primera parte bastante mala de la Real. El planteamiento no era el idóneo y Montanier, aunque podría haberlo hecho, no lo cambió sobre la marcha. Hubo mucho toque entre los centrales y los laterales y un importante agujero en el centro del campo que impedía una salida de balón limpia. El juego estaba permanentemente volcado a la banda derecha, desaprovechando que Aguirre alineó por su diestra como lateral a un extremo, Javi López. Era el día de buscar a Griezmann constantemente, y salvo con el envío de un par de melones incontrolables nadie buscó al francés ni él encontró espacios bajando al medio. A Agirretxe se le buscaba de la misma manera y no encontró nada. En defensa había unos nervios inusuales y la verdad es que el partido pintaba mal. Pero ahí apareció la calidad individual de los jugadores realistas para rescatar al equipo de una situación que parecía ya desesperada. Un gran balón largo de Illarra lo buscó Xabi Prieto, con un desmarque eléctrico. La salida de Casilla estuvo entre el penalti y la temeridad, y su despeje defectuoso lo colocó Zurutuza en el interior de la portería al primer toque. Suerte de jugada, pero golazo.

El empate no hacía justicia más que en una cosa: los dos equipos habían disparado entre los tres palos en una ocasión, y alcanzábamos ya el minuto 24. La Real intentó estirarse en esos minutos y hacer valer su muy superior posesión de balón, pero nunca encontró la calidad en ataque que ha desequilibrado tantos y tantos partidos en esta enorme racha de 19 partidos con una única derrota. Pero en el minuto 38, prácticamente sin que pasara nada destacable en un largo cuarto de hora, el Espanyol volvió a adelantarse. Con otro desajuste en el centro del campo. Mikel González salió a buscar un balón que no debía, controlado magníficamente por Sergio García, Markel ni apoyó ni cortó, y en un pase que recordó bastante al del primero Verdú encontró a un Stuani que le robó la cartera en la marca a De la Bella. Fue en el centro del área, pero los dos centrales habían perdido su sitio con demasiada facilidad, dejando algo vendido al lateral. Y, sí, era el segundo disparo entre los tres palos del Espanyol.

Parecía tan obvio que el partido demandaba cambios en el descanso como que Montanier, tan poco amigo de hacerlos, no iba a dar ese paso. La Real, en todo caso, dio un pequeño paso adelante desde la reanudación. En todo caso, aún faltaba ritmo y las ocasiones tardaron en llegar. Lo hicieron cuando el equipo empezó por fin a encontrar a Agirretxe. Primero fue Illarra quien conectó con el delantero, que se hizo muy bien un hueco para el disparo aunque se topó con Casilla. Cinco minutos después fue Griezmann el que por fin apareció, metiendo un balón que Agirretxe conectó con categoría para que Casilla hiciera un auténtico paradón. Justo después de esa ocasión, minuto 63, Montanier hizo su primer cambio. Valiente y acertado. Sacó del campo a Markel para meter a Ifrán en la banda derecha y centrar a Xabi Prieto, que a partir de ahí dio una lección de fútbol. Zurutuza retrasó su posición e Illarra se quedó de cuatro. Una posición ofensiva para ir a por un partido que no podía irse.

Carlos Martínez metió a continuación un balón en el área al que estuvo a punto de llegar Agirretxe, y Griezmann provocó un despeje de puños de Casilla bajo palos en una falta directa, aunque el portero espanyolista sufrió para hacerlo y tuvo suerte de que el balón no acabara dentro. Estaba cerca el empate. Y éste llegó, será casualidad como siempre, después de que Rubén Pardo entrara en el campo. Lo sorprendente fue que Montanier retiró a Illarra, que había crecido una barbaridad como siempre que retrasa su posición. El movimiento tenía mucho riesgo atrás, porque Zurutuza no estaba tan atrás y porque Pardo no es un pivote único, pero en ataque daba las opciones que aprovechó el chaval. Un maravilloso pase de Pardo encontró la espalda de la defensa y a un Griezmann ya mucho más enchufado en el partido. Su toque de primeras buscaba la entrada de Agirretxe para empujar el balón al interior de la portería, pero Javi López convirtió su despeje en el segundo gol de la Real. Por segunda vez, el equipo txuri urdin levantó un marcador en contra.

El partido estaba para ganar, aunque había peligro por la curiosa configuración que adoptó el equipo tras los cambios (Montanier decidió no agotar las sustituciones... como se podía intuir dada la escasa confianza que tenía en los hombres que le quedaban y en lo descompensado de la convocatoria). Pardo la sufrió y perdió un par de balones con cierto peligro, producto de que ni estaba en su zona ni tenía ayudas. Pero mandaba la Real. Griezmann estuvo muy cerca de marcar, pero su punterazo se marchó fuera por muy poco. Y el francés debió marcar tras un maravilloso desmarque que un horrendo Pérez Montero convirtió en un inexistente fuera de juego. El colegiado, injusto con la Real en la señalización de faltas y tarjetas, se comió dos penaltis a favor de la Real. El primero, por mano, no lo pitó aunque después el linier le enmendó la papeleta señalando correctamente fuera de juego. El segundo, un empujón a Agirretxe, fue mucho más intenso que la mitad de las faltas que señaló contra los realistas. El mismo Agirretxe tuvo la última ocasión de gol, ya en el descuento, y el Espanyol metió el medio en el cuerpo en el último segundo pero el marcador ya no se movió.

Hay que valorar en su justa medida este punto y no es fácil. La Real ha dado demasiadas facilidad a un Espanyol que, no lo olvidemos, está también en una muy buena racha desde que cambió de entrenador. Ha tenido más ocasiones que el conjunto local. Y ha presentado defectos que no es la primera vez que se ven y que podrían haberse resuelto sobre la marcha, por lo que deja mal sabor de boca sumar sólo un punto. Pero se conserva la cuarta plaza. Se suma un partido más a esa racha de 19 partidos, una vuelta entera, con sólo una derrota. Se puntúa fuera de casa. Se levanta un equipo después de recibir dos golpes. Y se hace con diez canteranos en el once inicial y todos los jugadores, salvo Illarramendi e Iñigo Martínez, que formaban parte del equipo que subió a Primera División hace ya casi tres años. Eso habla de un crecimiento descomunal de quienes hoy visten la camiseta de la Real. Habla de un equipo que se cree lo que está haciendo. Y mientras no se le corten las alas, da la sensación de que esta Real puede volar. Buen punto. Hasta que ese punto deje un sabor agridulce es ya una buena noticia. La lucha por la Champions sigue viva. Nueve partidos y, de momento, la plaza es txuri urdin.

sábado, marzo 30, 2013

PREVIA Espanyol - Real Sociedad. La primera de las diez finales

Después del parón por los encuentros internacionales, comienza una Liga diferente, una de diez partidos y con un premio extraordinario para el ganador, la clasificación para la Champions League. Y arranca lejos de Anoeta (domingo, 19.00 horas, Cornellá-El Prat, Canal + Liga y Gol TV), que es donde la Real jugará seis de sus encuentros, y ante un rival, el Espanyol, enrachado desde que cambió de entrenador. El equipo txuri urdin, a pesar de esa desventaja de viajar más que recibir a sus rivales, cuenta ahora mismo con dos puntos más que su más cercano perseguidor... y con el impulso que da la ilusión de regresar a Europa por la puerta grande, en el décimo aniversario de la última clasificación, la del subcampeonato de 2003. Habrá que ver cómo ha sentado a la Real el parón liguero, quizá otro obstáculo que este equipo tendrá que demostrar si puede superar, cómo afronta las bajas y si mantiene el espectacular estado de forma que ha venido demostrando en los últimos meses, con una racha de 18 partidos con una única derrota. Quedan diez estaciones para el final de la temporada. Diez finales.

Cuando parecía que la convocatoria para Barcelona sería una en la que Montanier tendría que tomar más decisiones que en semanas precedentes (hasta tres descartes por dilucidar), las bajas le han dejado sin margen de maniobra. La única ausencia conocida era la de Chory Castro, que en rueda de prensa dijo que espera estar para el decisivo Real Sociedad - Málaga de la próxima semana. Al uruguayo se sumaron dos jugadores muy importantes: Bravo, que regresó con molestias del partido que jugó entre semana con la selección chilena, y Vela, por una sobrecarga que nadie de fuera del vestuario esperaba y que se conoció pocos minutos antes de hacerse pública la convocatoria. En su línea de sorpresas habituales, Montanier sólo hizo un descarte, Elustondo, y desplazó a Barcelona a 19 jugadores, todos los demás disponibles del primero equipo más el meta suplente Royo. No obstante, no hay explicación para ese hombre de más, salvo que haya algún otro jugador con molestias del que no se sabe nada o que la baja de Vela haya trastocado los planes del técnico y quiera un día más para trazar un plan B.

Aún con estas ausencias, parece claro que atrás no habrá más cambio que el obligado en la portería. Zubikarai volverá a la titularidad, con Mikel González e Iñigo Martínez como centrales, Carlos Martínez en la banda derecha y José Ángel en la izquierda. Sería raro que Markel no recuperara la titularidad para formar en el doble pivote junto a Illarramendi. Y por delante de ellos, la opción más lógica sería la de colocar a Zurutuza en el centro, desplazar a Xabi Prieto a la banda derecha, dar a Griezmann la izquierda y que Agirretxe sea el jugador más adelantado. No obstante, no es descartable alguna sorpresa de Montanier. Si el francés optara por una versión más conservadora en su once, quizá Estrada sea el que tenga más opciones de jugar en el extremo, sentando a Zurutuza o Xabi Prieto, pero el once tipo ya obliga a tres cambios con respecto a los que apabullaron al Valladolid. Si el once fuera el más previsible, y a la espera del descarte que se conocerá en la tarde del domingo, para el banquillo quedarían Royo, Estrada, Ansotegi, Cadamuro, José Ángel (que huele otra vez a recambio ofensivo por las ausencias), Pardo, Ros e Ifrán.

Tras 28 jornadas, la Real defiende su flamante cuarta posición, que da acceso a la Liga de Campeones, con sus actuales 47 puntos. Sumar en Barcelona supone superar la puntuación de la pasada temporada y ganar una marca histórica de cuatro victorias seguidas a domicilio que nunca ha logrado el equipo txuri urdin. Los realistas sacan dos puntos al quinto clasificado, el Valencia, y cinco al octavo, el Getafe, que ahora mismo marca la frontera de quienes no irán a Europa. El Espanyol, otro equipo desde que Aguirre asumió el banquillo, es decimotercero con 35 puntos, nueve por encima de la zona de descenso. La Real busca seguir incrementando su racha de una única derrota en los últimos 18 partidos. El grupo de Montanier es el sexto mejor visitante de la Liga, con cinco victorias y tres empates. El Espanyol ha perdido apenas cuatro de los 14 partidos que ha jugado como local (1-2 contra el Zaragoza, 0-1 contra el Atlético, 0-3 contra Osasuna y 0-2 contra el Getafe), aunque el último fue en la decimotercera jornada y desde entonces suma 17 de 21 puntos posibles como local.

La Real ha jugado en campo del Espanyol en 64 ocasiones, todas menos una en Primera División. De esos 63 choques, sólo 9 acabaron con triunfo txuri urdin, por los 32 que ganaron los locales y los 22 que que finalizaron en empate. Con una igualada y una derrota, la Real no conoce aún la victoria en el estadio de Cornellá-El Prat. En Montjuic, en cambio, puntuó en los ocho primeros de los diez duelos que disputó allí contra el Espanyol (cuatro victorias y otros tantos empates), antes de perder allí sus dos últimos partidos, ambos por la mínima. La mayor goleada realista fue el 0-4 de la temporada 1987-1988, la del subcampeonato bajo las órdenes de John Toshack, con dos goles de Loren, uno de Zamora y otro de Mugika. El Espanyol consiguió su mejor registro ante la Real con el 8-0 de la campaña 1941-1942. El único encuentro entre estos dos equipos en Segunda División, en la temporada 1962-1963, acabó con el empate a cero inicial.

La pasada temporada, la 2011-2012, Espanyol y Real empataron a dos en un partido extraño. Montanier decidió colocar a su equipo atrás y apostar por el contragolpe, con Vela como hombre más adelantado. El Espanyol cometió terribles errores atrás y facilitó mucho que Vela, en el primer cuarto de hora, colocara un claro 0-2 en el marcador, el primero aprovechando un error de la defensa y el segundo un pase de Zurutuza.  El partido parecía resuelto, pero estaba jugando tan atrás el equipo txuri urdin que parecía inevitable que se produjera un accidente. Y se produjo casi en la siguiente jugada. Un despeje de Ansotegi rebotó en Demidov y Bravo no pudo evitar el 1-2. Nada más arrancar la segunda mitad, Weiss, al que Pochettino había metido en el campo en la primera mitad para evitar la derrota, enganchó un disparo en un córner muy mal defendido y empató el encuentro. El partido se abrió y los dos equipos pudieron ganar, más el Espanyol porque Muñiz Fernández perdonó un penalti clamoroso de Bravo. Pero el marcador no se volvió a mover.

En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, el Espanyol se llevó una inmerecida victoria. Montanier planteó muy mal el partido, con una alineación extraña y una actuación de mucha lentitud y escasa efectividad. A pesar de su ritmo cansino, tuvo sobradas ocasiones para adelantarse en el marcador en la primera mitad. Al descanso se llegó 0-0, como en los cuatro partidos anteriores disputados en Anoeta. Por su rácana propuesta futbolística, saltó la sorpresa cuando se adelantó el Espanyol por medio de Colotto. Que el gol llegara en un córner, talón de aquiles del equipo sobre todo en la fase inicial de la temporada, atenuó esa sorpresa. La Real se lanzó al ataque atropelladamente en busca del empate, incluso con Iñigo Martínez como un atacante más. La grada coreó con fuerza el "Montanier dimisión". Entonces seguramente nadie podía imaginar el giro radical que daría la situación del equipo una vuelta después.

jueves, marzo 28, 2013

Los goles milenarios de la Real Sociedad en Primera División

Está ya cercana la gloria del gol 3.000 de la Real Sociedad en Primera División. Después de conseguir su victoria 800 con el 4-1 al Valladolid, el equipo txuri urdin suma 2.997 tantos en los 2.140 partidos que ya ha disputado en la máxima categoría del fútbol español y está a tres de que otro nombre se sumen a los de Rafa Mendiluce y Juanan Larrañaga en la corta lista de autores de goles milenarios en la historia del club. La media de goles por partido que lleva el equipo esta temporada (1,68) hace pensar que será dentro de dos jornadas, en Anoeta y contra el Málaga, cuando se alcanzará esta nueva efeméride. Sin embargo, la Real ha marcado tres o más goles en ocho de los 28 partidos que ha jugado esta temporada, así que no es descartable que la cifra se logre en Cornellá-El Prat y frente al Espanyol este próximo fin de semana. En cualquier caso, y antes de vivir el histórico gol 3.000, es un momento especial que merece recordar cómo fueron los tantos número 1.000 y 2.000.

· Gol 1.000, Mendiluce
Minuto 72 de la jornada 23, Liga 1967-1968.
3 de marzo de 1968, San Mamés.
Athletic 1 - Real Sociedad 1

El gol 1.000 se le resistió muchísimo a la Real. Goleando al Sevilla por 5-1 llegó hasta los 998. Una semana más tarde, perdió en Las Palmas por 2-1, siendo Rafa Mendiluce el autor del tanto txuri urdin. Sumó dos derrotas consecutivas por 1-0, primero en Zaragoza y después en Atotxa contra el Español y se plantó en San Mamés pensando mucho más en conseguir la permanencia tras haber ascendido a Primera unos meses atrás, en el inolvidable partido de Puertollano, que pensando en conseguir la histórica efeméride anotadora. Más después de que el Athletic se adelantara en el marcador en el minuto 57 por medio de Aguirre. Y eso que los bilbaínos se quedaron con un jugador menos poco después de iniciarse el partido por la lesión de Estéfano.

Llegamos al minuto 72. La Real reaccionó con categoría tras el tanto del Athletic y se lanzó a por un empate necesario para mantenerse lejos de la los puestos de cola y seguir en Primera. Ormaetxea inició el contragolpe, combinando con Lasa y Mendiluce, antes de ceder el esférico a Silvestre. Este tenía opción de disparo, pero ante la buena colocación de Iribar, optó por dar un último pase a Mendiluce. El profesor, como se conocía a Mendiluce, conectó un gran disparo con la pierna derecha que sorprendió a Iribar, cuya estirada fue inútil, y puso las tablas en el marcador. Un empate muy merecido y, además de ayudar en la pelea por seguir en Primera, de prestigio. En aquella campaña, el equipo txuri urdin esquivó las dos plazas de descenso directo, pero finalizó en la decimocuarta posición, lo que le obligó a jugar una promoción de permanencia contra el Valladolid que solventó con el 0-1 logrado en Pucela y el 0-0 posterior de Atotxa.

· Gol 2.000, Larrañaga
Minuto 55 de la jornada 19, Liga 1989-1990.
13 de enero de 1990, Atotxa.
Real Sociedad 2 - Sevilla 0.

La Real se colocó con 1.998 goles ganando por 0-2 en Málaga, prácticamente asegurando que esta vez sería Atotxa el estadio que viera el segundo gol milenario, pues el equipo txuri urdin debía jugar como local los dos siguientes partidos de Liga. Y esta vez sí se logró a la primera. El tanto número 1.999 lo anotó el goleador del equipo, John Aldridge, que sumaba así su sexto de la temporada. Era el minuto 51 de partido. Y el 2.000 no se hizo esperar más que cuatro minutos más. Una falta botada por Mikel Lasa desde la banda izquierda llegó al punto de penalti. Aldridge cabeceó con potencia, Dassaev se lanzó hacia su palo izquierdo pero no pudo alcanzar el testarazo antes de que el balón se estrellara en la madera. El cuero salió rebotado hacia el centro y Juan Antonio Larrañaga, llegando desde atrás, marcó a placer y sin portero.

Al final ese gol milenario que Larrañaga celebró con una alborozada carrera hacia la grada de Atotxa, no sólo sirvió para que el aquel día capitán txuri urdin firmara una nueva página más en el libro de historia de la Real, sino también para sumar los dos puntos en juego en el encuentro. Apenas tres minutos después del histórico tanto, el austriaco Polster hizo el definitivo 2-1 para el Sevilla, que se fue de vacío en tan histórica jornada para los realistas. No faltó mucho para que la historia, siempre caprichosa, diera la posibilidad a la Real de conseguir su gol número 2.000 en Primera División ante el Athletic, su siguiente rival. Aquel derbi jugado en Atotxa acabó con el 0-0 inicial. En la temporada 89-90, la Real acabó quinta en la Liga, consiguiendo la clasificación para la Copa de la UEFA.

martes, marzo 26, 2013

'Xabi Alonso. Un modelo de futbolista', de Enrique Marín

Viene a ser curioso que en este periodismo deportivo que tenemos hoy en día, tan polarizado alrededor de Real Madrid y Barcelona, haya que agradecer la mención a la Real Sociedad en un libro que seguramente encontrará su grueso de compradores entre los aficionados madridistas. Ese libro es Xabi Alonso. Un modelo de futbolista, escrito por el periodista donostiarra Enrique Marín y publicado por Al Poste Ediciones. Pero quienes hemos leído durante años a Enrique Marín, y eso es algo que queda sobradamente corroborado en las algo más de 200 páginas del libro, sabemos que el punto de partida de esta obra no está ahí. Está en tierras donostiarras y en la camiseta txuri urdin. Y es que, habiendo jugado únicamente cuatro temporadas en la Real, Xabi Alonso es un mito del equipo de su tierra, de su equipo, del nuestro. No hay motivos para dudarlo, pero si los hubiera, este libro es una lectura imprescindible. Huele a Real Sociedad por todos sus poros, impregnando incluso sus etapas en el Real Madrid y en el Livepool o sus logros con la selección española.

Con Xabi creciendo, como persona y como futbolista, hay continuas referencias a su padre, Periko Alonso, uno de los componentes del inolvidable equipo campeón de la Real de principios de los años 80. También las hay a su hermano Mikel, también jugador txuri urdin durante siete temporadas aunque llegara a jugar diez partidos menos que su hermano. Su etapa en el Liverpool arranca con los pormenores de su traspaso desde la Real, narrado tanto desde el convencimiento de su necesidad en el entonces presidente del club, José Luis Astiazarán, como del pesar y la incomprensión de los aficionados que, con él y otros jugadores ya inolvidables, recuperaron la ilusión de luchar por lo más elevado. Su etapa en el Real Madrid está igualmente salpicada con recuerdos teñidos de txuri urdin, su debut en España como la camiseta madridista precisamente en el partido del centenario de la Real o la primera visita a Anoeta tras el regreso del equipo realista a la Primera División. Y, por supuesto, la todavía no descartada posibilidad de que acabe regresando a la Real para concluir su carrera deportiva, algo sobre lo que Marín no puede aportar demasiada luz, por desgracia y debido al hermetismo y a la profesionalidad de Xabi.

Lo que indudablemente atraerá al aficionado txuri urdin por encima de todo es el primer tercio del libro, junto con las mencionadas pinceladas que hay en el resto (sumando la entrega del Tambor de Oro, los reconocimientos tras lograr el Campeonato del Mundo o su paso intermitente y recortando por la selección de Euskadi, cuyo último paso le llevó a vestir de nuevo el 4 en la espalda del equipo local, en el partido jugado en Anoeta). Es en esos pasajes cuando se descubre al Xabi futbolista, cuando se recuerda que a la mayoría de los técnicos les atraía más su hermano Mikel, cuando se apunta que el Barcelona estuvo a punto de ficharlo y que Luis Uranga tuvo que pedir a Nuñez que mirara a otro lado y no vistiera al hijo con la misma camiseta que lució su padre tras hacer bicampeona a la Real. Pero también hay hechos más desconocidos, como la relación que le une a Xabi Prieto o cómo Mikel Etxarri tuvo que echar mano de Zamora y López Ufarte, entonces en el organigrama del club, para que convencieran a Periko de que la Real debía ser su destino.

En este libro hay otros dos argumentos de peso que interesarán al aficionado realista. Además de su documentado y ameno relato, una delicia accesible a cualquier lector interesado por el fútbol y no por todo lo que tristemente le rodea hoy en día, Enrique Marín recurre a diversas firmas y a algunas entrevistas. Entre las primeras están el apasionado periodista y confeso txuri urdin Iñaki Gabilondo, prologando el libro, y José Gabriel Mujika, director de El Diario Vasco. Entre las segundas, los dos hombres que hicieron posible su éxito vestido de txuri urdin, aunque fuera más efímeramente de lo que a todos nos hubiera gustado: el ya mencionado Mikel Etxarri y John Benjamin Toshack. El primero le fichó para el Sanse, y el segundo le repescó para el primer equipo en cuanto entró al vestuario realista por tercera vez, después de que Javier Clemente, el técnico que le hiciera debutar con la Real, decidiera que continuase su formación como cedido en el Eibar. Y en las palabras del propio Xabi: "De pequeño era de la Real, y de mayor también". Con eso queda todo dicho.

Que de las 23 fotografías que aparecen en el libro sólo dos sean de su etapa en la Real (por cariño, casi habría que sumar la de la entrega del Tambor de Oro; y se echa en falta, porque en realidad hubo muy pocas imágenes de ese hecho, su estampa con la bandera del centenario realista en la celebración del Mundial de 2010), demuestra que la razón editorial de este volumen no está en nuestro equipo. Pero el corazón sí. El corazón y una parte importante de su relato. Quizá este libro sirva para gente que idolatra al Real Madrid o a la selección española abra los ojos y vea más allá de lo único que se nos suele mostrar en los medios de comunicación. Quizá vean que la Real es algo especial para uno de sus ídolos y se pregunten las razones. Quizá descubran así que hay vida futbolística más allá del incontestable dominio mediático de dos equipos, en el que sólo ha conseguido meter la cabeza una selección tricampeona de la que Xabi Alonso también forma parte. Y quizá, con el resto de la lectura, el aficionado txuri urdin se dé cuenta de que su fábrica sirve para crear talentos descomunales que son capaces de lograr un palmarés tan brutal como el que se relata en las páginas finales de este libro.

viernes, marzo 22, 2013

GRANDES GOLES: XABI PRIETO (Real Sociedad 4 - Valladolid 1, 2012-2013)

Son 43 segundos de ensueño. 43 segundos para el recuerdo. Una posesión extraordinariamente gestionada que culmina con uno de los más hermosos goles combinativos que se han visto en los últimos años en la Liga española. Puede que el mejor. Así, sin más, dicho con orgullo y sin complejos. Y es que es un gol que resume perfectamente el estado de forma del equipo txuri urdin y, sobre todo, las ingentes dosis de fútbol que llevan dentro sus jugadores. Es uno de esos goles de los que se suele decir que si los marcan el Real Madrid o el Barcelona los vemos repetidos hasta la saciedad. No es un lugar común, sino la constatación del continuo desprecio a los otros 18 equipos. Ha sucedido con este inconmensurable gol, repetido sólo a partir de que Griezmann coja el balón en el centro del equipo, pero obviando buena parte de la jugada y, por tanto, de su mérito. Efectivamente, si esta combinación la trenza el Barcelona, se habría analizado exhaustivamente cada instante de la jugada. Y como el gol lo merece, aquí queda dicho análisis.
Todo arranca con la pelea de Illarramendi. No todo el mundo le veía en el puesto en el que ahora es referencia del equipo y, sin embargo, es el mayor recuperador de la Real. Su salto le da la pelota al equipo txuri urdin. El balón cae a los pies de De la Bella, que arranca la carrera por su banda. El Valladolid se cierra bien, con hasta cinco jugadores en esa zona, lo que obliga al lateral zurdo a retrasar el balón a Illarra. Para descongestionar, el cerebro realista abre hacia la derecha. Primero recibe Mikel González, después Carlos Martínez. El Valladolid bascula bien y cierra el posible avance del lateral diestro, por lo que toca ceder el balón a Bravo. Presionado por Manucho, busca a De la Bella. Su primer pensamiento, otra vez la carrera al ataque. Significativo. Pero le cierran los espacios.
Cede el balón atrás, a Iñigo Martínez y ahí, después de haber intentado por todos los medios sacar la pelota jugada, comienza el verdadero movimiento de ataque. Tocando el cuero hasta seis jugadores, la Real ha sido capaz de mantener la posesión durante 25 segundos y a pesar de que el Valladolid se ha movido bien. Algunos pensarán que el balón de Iñigo es un pelotazo sin sentido. No lo es. Zurutuza lo baja con categoría. No es sólo eso. Es que a Zurutuza se le abren las opciones. De la Bella ya ha iniciado la carrera por la banda izquierda. Xabi Prieto, entendiendo mejor que nunca esa nueva posición centrada, baja para recibir. Y Griezmann está a su espalda. Opta por ceder la pelota a De la Bella y ahí es donde verdaderamente arranca la salvaje electricidad que tiene este equipo en ataque.
La velocidad en el toque de De la Bella sirve para dejar fuera de la jugada a cuatro futbolistas del Valladolid. Los cuatro siguen a Griezmann, siempre por detrás del francés y sin opción alguna de arrebatarle la pelota. Y mientras su carrera parece imparable, entrando por la zona por la que más daño ha hecho esta temporada, por el centro, se produce un movimiento clave. Agirretxe, que será al final el único jugador realista que no toque la pelota en esta memorable jugada, inicia un desmarque cruzado. Esa acción genera dudas en el jugador pucelano más cercano a Griezmann y arrastra a uno de lo centrales. El movimiento, imprescindible para entender el éxito de la jugada por mucho que no toque el balón. Queda vía libre para que el puñal francés se clave en el cuerpo del Valladolid buscando la sangre del gol.
Griezmann suelta la pelota en el momento exacto, eliminando a otro defensor más del Valladolid de la jugada. El destinatario, Xabi Prieto. El capitán había arrancado su carrera desde campo propio, siguiendo perfectamente el movimiento de avance y desmarque de Agirretxe y sin cerrar la carrera de Griezmann. Sin balón, chapeau. Con él, sencillamente soberbio. Sin controlar, y con un toque muy sutil, simplemente prolonga la posibilidad de que sea Griezmann quien continúe el ataque. El francés encuentra entonces otra clave sin balón del juego de la Real. Vela ha permanecido a la espera durante toda la jugada, abriendo el campo con su presencia en la banda derecha. Entra desde el pico del área y allí recibe el pase al primer toque de Griezmann.
El mexicano no se queda corto y juega también de primeras hacia el corazón del área. Prieto ha visto la jugada desde el primer momento y ha prolongado su movimiento para colarse entre los dos centrales. Más que un movimiento de delantero centro, es un movimiento de mediapunta. Sea o no sea su posición ideal, en esta jugada explota todas las virtudes que ha de tener para jugar en ella. Con esa carrera, ya no hay ningún defensor que pueda evitar el gol, sólo el portero del Valladolid. Pero no lo hace. El toque a bocajarro de Prieto se convierte en el cuarto tanto de la Real en la tarde del 16 de marzo de 2013. El antológico tanto que sirvió para que el equipo alcanzara la cuarta posición y creyera, definitivamente, que con este fútbol puede lograr la clasificación para la Champions League.

miércoles, marzo 20, 2013

Cuentas de Champions

La Real ocupa la cuarta posición en la tabla liguera tras la jornada 28. Como todo el mundo sabe, ese puesto es el último que da acceso a la Champions League, aunque sea a través de una eliminatoria previa que se jugaría durante la pretemporada y que habría que superar antes de que el conocido himno de la competición sonara de nuevo en Anoeta. Estar ahí ha abierto los ojos de muchos de los que no confiaban en la capacidad de este equipo, ha reafirmado a quienes pensábamos que podía ser un objetivo posible y ha unido a toda la afición txuri urdin en el pensamiento de que el regreso a Europa después de diez años pueda ser a lo grande y en la misma competición en la que entró la Real en 2003, entonces como subcampeón de Liga. Los jugadores ya dicen la palabra prohibida. Champions. Sí, es posible, aunque hace no tanto tiempo hubiera un inusitado pánico no ya a hablar de Champions sino siquiera de la posibilidad de clasificarse para Europa.

Así que, sin romper la máxima que tan bien funciona en este equipo de ir partido a partido, y aprovechando que queda una cifra tan redonda como la de diez encuentros para finalizar la Liga, es buen momento para hacer cálculos y saber qué dice la historia sobre las necesidades del equipo de Philippe Montanier para mantener esa cuarta plaza que ahora tiene. El principal dato alentador es que en las catorce ligas finalizadas desde que la UEFA da a España cuatro plazas de Champions, en la mitad de ellas acabaron ocupando esas cuatro primeras posiciones los mismos equipos que las ocupaban al término de la jornada 28. Y seis de los siete equipos que llegaron a esa cuarta posición sin ocuparla a diez jornadas del final partieron desde la quinta plaza. Sólo el Mallorca en la temporada 1998-1999 llegó desde la sexta, aunque con los mismos puntos del entonces quinto. Eso, extrapolado a esta temporada, querría decir que el enemigo de la Real es el Valencia y que sólo el Málaga, a expensas de su sanción, tendría posibilidades reales.

Para lograr la plaza Champions, las puntuaciones han oscilado entre los 58 que le bastaron al Málaga la temporada pasada (tenía 44, tres menos que la Real en la presente Liga) y los 70 que sumó el Real Madrid en la temporada 2003-2004. Eso quiere decir que la Real tendría que sumar 23 puntos (siete victorias, dos empates y una derrota, u ocho victorias y dos derrotas) para que fuera necesario batir el récord de puntuación y arrebatarla la cuarta posición. Sólo hay dos equipos que han sumado más puntos en esas últimas diez jornadas para acabar alcanzando la cuarta plaza, el Mallorca de la 2000-2001 (que logró 25) y el Atlético de Madrid de la 2008-2009 (24). Igualando el Valencia el récord del Mallorca, a la Real le bastarían 23 puntos, incluso perdiendo contra su ahora máximo rival, siempre que conservara a su favor el average particular, algo que no debería estar en riesgo tras el 2-5 de Mestalla. Pero esta premisa sería de récord, la historia dice que lo normal es que no haga falta tanto.

En cuatro ocasiones el cuarto clasificado tenía 47 puntos tras la jornada 28 y en dos de ellas consiguió alcanzar la máxima competición continental. Lo hizo el Zaragoza en la temporada 1999-2000, sumando 16 puntos en diez jornadas y después el Atlético de Madrid de la temporada 2007-2008, que logró 17 puntos en ese tramo final. Es decir, que a la Real le bastarían cinco victorias, uno o dos empates y dos o tres derrotas, o bien seis victorias para calcar el camino de aquellos dos equipos. El dato es más que fiable, puesto que, sumando esos puntos que ahora podrían bastar a la Real, los dos que se dejaron arrebatar la cuarta plaza habrían logrado el pasaporte a la Champions. El Valencia perdió su cuarta plaza en la 2002-2003 sumando sólo 13 puntos por los 16 que logró el Celta para arrebatarle ese puesto; y el Mallorca en la 2009-2010 hizo 15 por los 18 del Sevilla que fue finalmente cuarto. Si se diera el caso de que el ahora cuarto clasificado, el Valencia, sumara aquellos 18 puntos del Sevilla de 2010, a la Real le bastarían 16 (cinco victorias, un empate y cuatro derrotas, o cuatro victorias, cuatro empates y dos derrotas) siempre y cuando no perdiera el partido en Anoeta ante el equipo che por más de tres goles.

Desde los 45 puntos que ahora mismo tiene el Valencia o menos llegaron finalmente a la Champions desde la quinta posición el Celta en la 2002-2003 (tenía 45 puntos, dos por detrás del Valencia y sumó 16), el Betis en la 2004-2005 (con los mismos 45 que el cuarto, el Espanyol, y consiguió 17 en las diez jornadas finales), el Atlético de Madrid en la 2008-2009 (con 43, cinco menos que el Villarreal, la máxima ventaja recortada en este tramo para llegar a Champions, sumó ese récord de 24 puntos), el Sevilla de la 2009-2010 (con 45, dos por debajo del Mallorca, logró 18 de los últimos 30) y el Málaga de la 2011-2012 (sumaba 44, los mismos que el cuarto, el Levante, y alcanzó 14 más en las diez últimas jornadas). El Valencia puede agarrarse a los precedentes del Celta y el Sevilla para desbancar a la Real de esa cuarta posición.

Hay seis equipos que se quedaron sin ir a la Champions sumando al menos los 47 puntos que tiene ahora mismo la Real y que ocupaban una de las cuatro primeras plazas a diez jornadas del final: el Celta en la 1998-1999 (49, apenas sumó quince y cayó por un punto), el Valencia en la 2000-2001 (tenía 49, hizo 14 más y perdió la plaza por average), de nuevo el equipo che en la 2002-2003 (sumaba 47, hizo 13 más y fue quinto por un punto), el Espanyol de la 2004-2005 (tenía 45, hizo 16 más y no logró el objetivo por un punto), el Mallorca de la 2009-2010 (sumaba 47, añadió 15 más y se quedó a un punto de la cuarta plaza) y el Levante de la 2011-2012 (acumulaba 44, sólo hizo 11 más y quedó a tres del cuarto).

Si esto último fuera norma, a la Real le bastaría con sumar 17 puntos de aquí a final de temporada para lograr la plaza, es decir, cinco victorias, dos empates y una derrota. Contando con lo anterior, y asumiendo que no hay leyes fijas y que nada impide que un equipo sume los 30 puntos de aquí al final de la Liga, cabe pensar que 18 puntos podrían ser suficientes para alcanzar la cuarta plaza. Y 18 puntos es lo que ha conseguido la Real en las últimas ocho jornadas (cinco victorias y tres empates) y logró 19 puntos (cinco victorias, cuatro empates y una derrota) en las diez jornadas que transcurrieron entre su victoria en Málaga y la derrota del Barcelona en Anoeta. Y si mejora esas dos rachas, la clasificación para la máxima competición continental sería prácticamente un hecho. Lograr cinco victorias, la mitad de los partidos en juego, acerca mucho al éxito. ¿Fácil? En absoluto. ¿Posible? Desde luego. A por ello.

lunes, marzo 18, 2013

La clamorosa ausencia de realistas en la selección

Siguiendo esa norma resultadista que lleva a demasiada gente a pensar que quien gana no debe ser criticado, norma que no comparto, a Vicente del Bosque no podría toserle nadie. Campeón de Europa y del Mundo con la selección española, nada menos. Y, sin embargo, creo que es necesario alzar la voz tras su última convocatoria por la clamorosa ausencia de jugadores de la Real en su lista de nada menos que 24 jugadores. Sé que hay muchos seguidores realistas que no pierden un segundo de su tiempo en pensar en la selección, por motivos personales, ideológicos o políticos. Sé también que hay quien piensa que es mejor que la selección no se fije en los nuestros para evitar riesgo de lesiones o de que algún equipo grande conozca así a algún realista y se empeñe en llevárselo a golpe de talonario. Pero para mí la selección es importante porque mide el grado de reconocimiento hacia los logros de jugadores y equipos. Que hasta seis llegaran a coincidir sobre el césped antes del Mundial 82 era la prueba del poderío de aquella Real bicampeona. Por tanto, que ahora no haya realistas, con el equipo cuarto y deslumbrando, es un ninguneo más hacia nuestro equipo.

Y es que forma parte de ese olvido, sabrán quienes lo sufren si es intencionado o negligente, que suele afectar a los logros de la Real. Cuando la Real quedó en tercera posición en la temporada 97-98, Krauss aseguró que tres de sus jugadores habían hecho sobrados méritos para estar en el Mundial de Francia de 1998: Alberto, Pikabea y Aranzabal, un juicio que compartía muy notablemente en el caso del portero, que en aquellos años mereció esa convocatoria. Sólo el lateral izquierdo estuvo allí, y fue, de forma sangrante, el único jugador de campo que no disputó ni un solo minuto. Aún recuerdo a mi hermano, que vio el Mundial de 2002 en Varsovia, contándome que allí la gente no paraba de preguntarle quién demonios era ese tal De Pedro saliéndose en la banda izquierda de la selección española. Un Mundial es una experiencia maravillosa para cualquier jugador, y no sé por qué no hay ningún realista en la carrera para disputar el de 2014 con la camiseta roja de España. Bravo con Chile y Chory Castro con Uruguay están luchando por clasificarse. Griezmann, de no haber cometido aquella tontería con la sub-21, posiblemente ya tendría hueco en la absoluta. Pero desde 2004 no debuta un realista (Rekarte fue el último) y hoy en día ningún seleccionable por España parece tener opciones de ir a la Copa Confederaciones del verano o al Mundial de 2014.

Del Bosque ha hecho debutar a 26 jugadores desde que es seleccionador nacional. Jugadores que militan o han militado en una docena de equipos de Primera División, más allá del incontestable dominio de Barcelona y Real Madrid, equipos que aportan a jugadores que ni siquiera son titulares en sus equipos (alguno, de hecho, ni siquiera ha sido convocado este fin de semana por su entrenador). Para estos dos próximos partidos de la selección, van 24 jugadores. Entre ellos no están siete de los 23 campeones del Mundo en 2010 (Casillas, Capdevilla, Puyol, Marchena, Javi Martínez, Torres y Llorente) ni tampoco un campeón de Europa en 2012 que no había estado en Sudáfrica (Juanfran). ¿Y aún así no tiene hueco ningún jugador txuri urdin? ¿Un seleccionador que ha hecho debutar a Susaeta, Javi García, Adrián, Domínguez, Munian, Bruno, Pablo Hernández o Manu del Moral, y que ha llegado a convocar a Mario Suárez como "guiño" a la temporada del Atlético de Madrid de verdad que no ve a ningún jugador de la Real en condiciones de dar el salto a la selección?

No sé si Vicente del Bosque es un asiduo de Anoeta, me da que no, o qué informes tendrá de los realistas. Pero a mí la selección sub-21 se me antoja un equipo pequeño para el talento descomunal de Illarramendi e Iñigo Martínez. A mí me parece triste que los grandes momentos que ha tenido Xabi Prieto a lo largo de su carrera no hayan tenido siquiera el premio de una llamada. Me asombra que pase desapercibido el nivel de Carlos Martínez y De la Bella esta temporada. Y, por qué no decirlo, no creo que sea tan descabellado ver el nivel actual de Mikel González o Agirretxe como seleccionable. No puedo asumir que haya más de una treintena de jugadores disponibles para la selección española que sean mejores que todos los que visten la camiseta de la Real. No lo asumo. No creo que sea justo. Y como no lo es, alzo la voz. Hay jugadores realistas que están a un nivel muy superior al de unos cuantos que estarán en los próximos días jugando los dos partidos internacionales. Y si Del Bosque no lo ve, habrá que decirle que lo vea, porque se está perdiendo a una colección de futbolistas que merecen esa llamada. Más que como guiño, pero al menos así. ¿O acaso somos menos que los demás?

sábado, marzo 16, 2013

REAL SOCIEDAD 4 - VALLADOLID 1 La Real no tiene techo

La poderosa goleada con la que la Real ha apabullado al Valladolid evidencia que este equipo no tiene techo. No lo tenía en agosto, no lo tiene ahora y probablemente y a poco que le acompañe la suerte no lo encontrará antes de que finalice la Liga, porque tiene tanto y tan bueno de lo que tirar que lo que parece asombroso es que no se haya visto con tanta claridad hasta hace sólo unas pocas semanas. Cuatro goles, que podrían haber sido muchos más, en una exhibición enorme de fútbol, poderío y confianza. Uno encajado, que afea un poquito el marcador pero no las sensaciones que dejó el encuentro. Y algunos detalles, sí, que no me gustan. Previsibles, conocidos. Pero de los que hoy voy a prescindir. Los he escrito, pero los he borrado, porque hoy manda la sonrisa. Hoy prescindiremos de la tan necesaria crítica, ni siquiera de la ironía que se puede usar recordando precedentes, para regodearnos en el equipo que tiene la Real, llamado a marcar época a poco que se le cuide como merece. Y para relamernos con el cuarto gol, el mejor de la temporada. No de la Real. De la Liga. Una obra de arte.

Y eso que el arranque, con un único cambio con respecto al equipo que ganó en el Vicente Calderón (Agirretxe por Markel, retrasando a Zurutuza al doble pivote y devolviendo a Xabi Prieto a la mediapunta) fue algo dubitativo. Las dos primeras salidas de la Real desde la zona más cercana al área de Bravo fueron patadas a seguir de Iñigo Martínez y De la Bella, ante la falta de apoyos que tenía un Illarramendi bien vigilado. Parecía que el Valladolid iba a cumplir los pronósticos e iba a ser un equipo rocoso, difícil de golear. Pero la tercera vez que arrancó la Real, la jugada acabó con un centro envenenadísimo de Vela al que Griezmann no llegó por un pelo. Y con esa jugada, la Real se reconoció, se dio cuenta de que era mejor que su rival y adquirió el dominio que este equipo está preparado para asumir sea cual sea su contrincante. Quizá también pesó en los primeros minutos algún que otro error de Zurutuza, pero él, al mismo ritmo que la Real, se encontró con su mejor versión con el paso de los minutos.

Porque las primeras ocasiones de los realistas se sucedieron al ritmo de Zurutuza, un jugador muy necesario para este equipo cuando está en condiciones de ofrecer lo mejor de sí mismo. Primero estuvo muy cerca de rematar un buen centro de un brutalmente incansable Carlos Martínez desde la banda derecha, y después protagonizó una preciosa conducción desde el centro del campo que llegó hasta un Agirretxe que supo buscarse el hueco con un sensacional movimiento de nueve para disparar, aunque muy forzado. El Valladolid no tenía respuesta al fútbol de la Real. Y cuando intentaba hilvanarla se encontraba con un Illarramendi portentoso (indudablemente, la pieza clave de este equipo) y dos centrales, Mikel González e Iñigo Martínez, en estado de gracia. Sólo tuvo una oportunidad de gol en toda la primera parte, y fue en un balón que cogió la espalda a la defensa pero al que no llegó Óscar. El linier había marcado un fuera de juego que no era, como tampoco lo había sido uno previo de Griezmann.

El partido se rompió en el minuto 33. Balenziaga cometió una falta sobre Illarramendi casi sobre la línea de cal de la banda derecha. La botó Vela y la controló con una maestría impensable Mikel González. Difícil de saber si lo suyo fue un maravilloso pase o un disparo muy defectuoso, pero su envío dejó totalmente desmarcado a Griezmann, que hizo el 1-0 con un disparo certero y sin dudas. Este primer tanto sirvió para desatar una tormenta perfecta en la que todos sus jugadores realistas tuvieron parte. Porque si están ya mencionados los del triángulo defensivo, es imposible no ver la enorme influencia que tiene Xabi Prieto cuando encuentra la banda derecha, la chispa cargada de calidad de Griezmann cuando está enchufado, las opciones que da al juego del equipo la presencia de Agirretxe y la gran trascendencia de un Vela descomunal. Y la aportación ofensiva de los laterales, y sobre todo de Carlos Martínez, es absolutamente imprescindible para que la maquinaria txuri urdin funcione a toda velocidad.

En poco más de diez minutos, la Real dinamitó el partido y convirtió al Valladolid en un equipo mucho más pequeño de lo que estaba pareciendo. Los golpe se sucedieron y las camisetas moradas apenas intuían por dónde les estaban cayendo. Agirretxe recogió en el área un balón que peinó Vela, se colocó, se peleó, se giró y colocó el balón en la escuadra. 2-0. Un golazo digno de un delantero que, desde mi punto de vista, no recibe los elogios que merece por muchos motivos. Una prodigiosa doble pared entre Vela y Griezmann acabó con un hermosísimo disparo con rosca del francés que no encontró la escuadra de puro milagro. Y justo a continuación un maravilloso pase de 60 metros de Zurutuza lo cazó Griezmann con una maestría descomunal, con un control que hizo que Anoeta contuviera el aliento y un disparo inmediato, sin dejar que la pelota botara que sorprendió a Dani Hernández, guardameta del Valladolid. 3-0 al descanso y los tres goles llegaron en apenas diez minutos. Olvidemos tópicos, el partido estaba sentenciado.

Tras el descanso, quiso el Valladolid arrancar con más firmeza que en la primera mitad, pero la Real machacó cualquier intento de reacción con el mejor gol del campeonato. No hay que eludir esa denominación por esa costumbre de pensar que lo de los demás es siempre mejor. Fue fútbol en estado puro. Con y sin balón. Calidad técnica y táctica. Con participación de sus cuatro jugadores ofensivos. Griezmann arrancando, tocando de primeras con Xabi Prieto, abriendo a la banda para Vela, solo en su avance gracias al desmarque de Agirretxe y metiendo un balón que el capitán no tuvo más que introducir en el fondo de la portería. Demasiadas veces se potencian los goles de disparo lejano, pero la esencia del fútbol viene a estar en tantos como el maravilloso cuarto que logró la Real hoy. Juego colectivo, de equipo, que es lo que es este deporte. No fue una causalidad. No fue un gol al alcance de cualquiera en un momento de fortuna o inspiración. Fue una maravilla inenarrable, capaz de dejar sin voz a todo el que siguiera con entusiasmo la jugada desde el principio y hasta su glorioso término. Golazo. Sin más.

Con esa maravilla, el partido estaba ahí acabado por completo, pero el partido dio para mucho más y la goleada pudo ser absolutamente de escándalo. Dani Hernández sacó con el pie un disparo de Agirretxe a la media vuelta y desde dentro del área, a Vela se le fue arriba un lanzamiento a bote pronto que se parecía mucho a otros goles que ha marcado ya el mexicano, de nuevo Agirretxe mandó arriba un balón que se le escapó en el primer control, de nuevo el delantero centro estuvo cerca del gol en un fantástico cabezazo lejano, Rubén Pardo mereció el gol en una hermosa galopada que estrelló en el larguero tras tropezar el balón en un defensa, Vela tuvo de nuevo el gol en el rechace pero lo paró el guardameta blanquivioleta, también atrapó el portero un fantástica volea de Griezmann y algún que otro golpe murió con verdaderas posibilidades de peligro. Y todo eso en 40 minutos. Qué goleada podría haber logrado hoy la Real, en una segunda parte en la que Montanier dio descanso a su capitán y sus dos laterales, en cambio atípicos y tempraneros.

El Valladolid consiguió marcar el llamado gol del honor cuando faltaban tres minutos para el final. Óscar bailó a Iñigo Martínez e Illarra dentro del área para dejar el gol a placer a Javi Guerra, que aprovechó la ventaja que le dio José Ángel al pensar que iba a disparar de primeras y no acudir a cerrar con velocidad. Es verdad que la entrada de Bueno dio al equipo pucelano algo más de profundidad, pero también es cierto que coincidió con los minutos en los que la Real dio el partido por cerrado, y con motivo. El 4-0 era absolutamente definitivo y las ocasiones, además, seguían cayendo. Pero el avance del Valladolid también sirvió para que Bravo, inédito en la primera mitad, tuviera también su cuota de protagonismo en la goleada, deteniendo tres disparos de los atacantes blanquivioletas. El 4-1 rebajó mínimamente la euforia desatada con la portería a cero y con la perspectiva de que hubiera más goles, pero no afea el espectáculo al que asistió Anoeta.

La Real duerme en la cuarta posición, a la espera de lo que pueda hacer el Málaga mañana. Posición de Champions. Suma ya los mismos puntos que logró en la temporada pasada y, si no fuera por el mal arranque de la temporada que cerró hace casi una vuelta en Málaga, el techo que no termina de encontrar este equipo estaría aún más alto. Porque cuando Griezmann recupera como hoy su mejor nivel, Vela sostiene al equipo como lo hace, Illarra se convierte en el mariscal que todo conjunto sueña con tener, Mikel e Iñigo cortan todo lo que se puede cortar, Agirretxe se reivindica como el mejor nueve posible, Zurutuza está en forma, Bravo para lo que tiene que parar, Pardo sigue reclamando más minutos de los que tiene con una categoría futbolística sensacional, De la Bella y Carlos Martínez crecen sin medida y Xabi Prieto saca el tarro de las esencias, este equipo tiene trazas de imparable. Hoy lo ha sido. ¿Que sigue habiendo temas en los que se puede ser crítico? Sí, sin duda. Pero lo dejamos para mañana, porque hoy suena en mi cabeza la sintonía de la Champions. Y qué gusto.

viernes, marzo 15, 2013

PREVIA Real Sociedad - Valladolid. Jornada propicia para dar un golpe en la mesa

Convencidos ya tanto el entorno como el equipo de que la clasificación para la Champions League es un escenario posible, la Real afronta la posibilidad de dar el salto a esas plazas de privilegio en las mejores condiciones (sábado, 16.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV). En Anoeta, ante su público, con un rival directo, el Valladolid al que alejar casi definitivamente de su lucha y con una formidable racha de una única derrota en los últimos 17 partidos. La jornada se celebrará justo antes de un parón para partidos internacionales, por lo que el resultado cobra una mayor importancia. Y los puntos son todavía más trascendentes si tenemos en cuenta no sólo la clasificación del conjunto pucelano, nueve puntos por debajo del txuri urdin, sino también que el Málaga juega después de su esfuerzo en Champions, que hay un duelo directo entre Valencia y Betis y que el Rayo visita el Camp Nou. Jornada, pues, más que propicia para dar un golpe en la mesa y que la Liga se pregunte durante dos semanas de dónde ha venido este bólido vestido de blanco y azul.

Veinte jugadores disponibles tenía Montanier para afrontar la visita del Valladolid y los dos que deja en tierra eran más que previsibles. Javi Ros sigue siendo el último futbolista de la primera plantilla para el técnico normando y, obviamente, iba a ser uno de los descartados. El otro, aunque ya tiene el alta médica, es Diego Ifrán. Habrá que esperar a la próxima jornada, después del parón de la Liga del próximo fin de semana para que se disputen partidos internacionales, para saber si esta ausencia es el reinicio de su conocido ostracismo de la pasada temporada y el comienzo de ésta o sólo unos días más para recuperarse de la lesión que le impidió estar en el Vicente Calderón. Las dos bajas con las que cuenta Montanier son Elustondo, que continúa su proceso de recuperación, y Cadamuro, que sintió molestias al término del último entrenamiento y se quedó fuera. Quien sí ha superado su dolencia para colarse entre los 18 escogidos es Chory Castro.

Pocas dudas hay en el once que pueda presentar Montanier. Bravo estará en la portería y la defensa seguirá siendo la habitual, la formada por Iñigo Martínez y Mikel González por el centro, Carlos Martínez en la banda derecha y De la Bella en la izquierda. Raro sería que Markel Bergara e Illarramendi no estuvieran por delante de ellos. Lo más lógico sería que Agirretxe recuperase la titularidad en punta, lo que dejaría a Xabi Prieto, Vela y Griezmann las tres posiciones restantes. Parece poco probable que Montanier mantenga el dibujo ofensivo del Calderón y el damnificado sería Zurutuza, que no ha terminado de mostrar buenas actuaciones en los dos últimos partidos. Zubikarai, Estrada, Ansotegi, José Ángel, Pardo (a quien su decreciente participación en el equipo ya le ha costado el puesto en la selección sub-21) y Chory Castro completarían el banquillo.

La Real comienza la jornada en la quinta posición, aunque con los mismos 44 puntos que tiene el Málaga y la ventaja en el coeficiente particular que le dio el 1-2 logrado en La Rosaleda. Su rival, el Valladolid, sigue siendo un rival a considerar en la lucha europea, aunque se ha quedado algo descolgado y es undécimo con 35 puntos. El octavo clasificado, ahora mismo el primero que se quedaría fuera, es el Rayo, con 41. El equipo txuri urdin aumenta su racha y sólo ha perdido uno de los últimos 17 partidos. Ha ganado la mitad de sus choques como local, no pierde desde que en la jornada 10 el Espanyol venciera en Anoeta por 0-1, aunque en los nueve partidos en Donosti que siguieron ha igualado más veces que ganado, cinco por cuatro. El Valladolid, según equipo menos goleado fuera de casa, ha puntuado en siete de sus trece desplazamientos, con cuatro victorias (0-1 al Zaragoza y Osasuna y 1-2 a Sevilla y Rayo) y tres empates (a cero con Deportivo, Betis y Espanyol). Los pucelanos suman tres jornadas sin perder y otros tantos desplazamientos sumando, cinco de nueve puntos posibles.

La estadística dice que el Valladolid es uno de los mejores rivales para la Real en los partidos jugados en San Sebastián. En Primera han jugado en 35 ocasiones, con de 23 victorias realistas, nueve empates y tres derrotas. Anoeta fue maldito para el Valladolid durante años, ya que no consiguió puntuar hasta su cuarta visita y no marcó su primer gol hasta la octava, aunque apenas le sirviera para perder 3-1 en la Liga 2000-2001. En los once encuentros disputados en este estadio, los triunfos de la Real son nueve, por un empate y una única derrota. Ese 1-3 de la temporada 2003-2004 es, precisamente, el triunfo más abultado del equipo blanquivioleta. La mayor goleada de la Real es el 6-0 de la campaña 2001-2002, con goles de Xabi Alonso, Khokhlov, De Paula, dos de Tayfun y uno más de Luiz Alberto. Completan la estadística dos encuentros en Segunda División (ambos victoria para la Real, el 14-2 de la temporada 1940-1941, la mayor goleada de la historia del club, y el 2-0 de la 1966-1967) y uno en fase de ascenso (4-4 en la campaña 42-43).

Aquel encuentro de la 2003-2004 fue la última vez en que Real Sociedad y Valladolid midieron sus fuerzas en Anoeta. Distraído por su participación en la Champions League, el equipo de Denoueix no estaba dando la talla en la Liga y recibió al Valladolid en Anoeta después de encadenar ocho jornadas sin ganar, con apenas tres puntos de los últimos 24 y tras caer en la Copa ante el Alavés. Y todo salió mal, a pesar de un buen comienzo. Nihat adelantó a la Real en el minuto 6, rematando de cabeza un centro de Rekarte. Pero el equipo txuri urdin entró en pánico por la altura del congoleño Makukula, que hizo el gol del empate en el minuto 29. El Valladolid acabó remontando el partido por lanzarse la Real a un ataque desaforado y morir a la contra. Óscar hizo el 1-2 en el minuto 72 y Losada redondeó el marcador en el 85. Ya en el descuento, Aranzabal fue expulsado con roja directa por una patada al propio Losada.

En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real dejó pasar una oportunidad muy clara para sacar tres puntos del Nuevo Zorrilla, a pesar de que consiguió su primer punto como visitante de la temporada tras cuatro derrotas consecutivas. El partido fue bastante malo. Zubikarai realizó varias paradas de mérito en la primera mitad, antes de que Griezmann adelantara a la Real en clara posición de fuera de juego y aprovechando un rechace tras un córner. Antes del descanso, Ebert puso la igualada gracias a un disparo lejano. Griezmann, de largo el mejor realista en Valladolid, puso el 1-2 con otro tiro lejano, y después de avisar avisado ya con un balón al palo. Pero segunda vez la Real dilapidó su ventaja por la inacción en los cambios para contrarrestar los que hizo Djukic. Óscar hizo de cabeza la igualada. Pese a todo, en los instantes finales la Real debió ganar. Pero el guardameta local vio salir muy cerca de su palo un zambombazo de Iñigo Martínez y detuvo los disparos de Pardo y José Ángel, el de éste último desde su campo y en el último suspiro.

martes, marzo 12, 2013

Bendita locura

Una de las anécdotas que más recuerdo del paso de Martín Lasarte por la Real fue cuando contó que, al poco de aterrizar, habló con Xabi Prieto de que su calidad le podía llevar a la selección. Con el equipo en Segunda, el hoy capitán txuri urdin respondió con una sonrisa. Contaba Lasarte que algo más de un año después, cuando la Real había arrancado la temporada de su regreso a Primera de forma fantástica (con una puntuación similar a la que ha logrado esta misma temporada), se lo volvió a decir. Y recordaba el técnico uruguayo que, en esa segunda conversación, Xabi Prieto ya no se reía. El autor del gol realista el pasado domingo en el Vicente Calderón dijo tras el encuentro que "si a principio de temporada nos dice alguien que íbamos a estar ahí le hubiéramos dicho que estaba loco". Lástima no haber tenido esa conversación en agosto con él, porque yo era uno de los convencidos de que esta plantilla tiene nivel más que sobrado para jugar en Europa y para luchar por el premio más grande, la clasificación para la Champions League.

La confianza en sus propias posibilidades, añadido al convencimiento de que lo demás es siempre mejor que lo propio, ha venido siendo el gran problema que arrastra la Real desde que en un arranque de fe y fútbol luchó por la Liga hace diez años. Y, así, pensamos que en Europa teníamos que ser más débiles que el Olympique de Lyon y caer en octavos. En la Liga teníamos que ser tremendistas y sufrir por la salvación hasta el final, por holgada que fuera la renta con respecto a los de abajo. Los jugadores de nuestra cantera jugaban aquí pero no lo harían en ningún otro sitio. El ascenso con la plantilla que teníamos era imposible. Y jugar en Europa con estos jugadores era un sueño tergiversado por el amor a los colores que nada tenía que ver con la realidad. Todo eso se ha venido escuchando en la Real durante los últimos años y ha lastrado a la Real. Provocó que la aventura europea en Champions fuera más corta de lo que podría haber sido con aquel equipazo, que se sufriera más de la cuenta algunos años, que el ascenso llegara con más retraso del que algunos esperábamos o que la posición actual de la Real a algunos les pareciera ciencia ficción hace solo cuatro meses.

Xabi Prieto dice que a mí me habrían llamado loco de haberle dicho entonces que esto, lo de hoy, era una posibilidad más que . Para mí esa frase es producto de todo lo vivido en los últimos años, pero evidencia dónde está el error. Minusvaloramos lo que tenemos. Siempre. Por sistema. Frenamos las posibilidades del equipo. Su crecimientos. Sus aspiraciones. Y antes y después de que la realidad premie a los que somos osados con los nuestros, llega la mala interpretación del planteamiento que defendemos. La Real no está obligada a conseguir la Champions. No sería un fracaso no conseguirla. Desde luego que no. Ni por plantilla, ni por presupuesto, ni por historia, ni por presente. Claro que no. La Europa League sería un gran premio y un hermoso logro. Pero está en condiciones de pelear por ese objetivo mayor. Eso es lo que yo vengo manteniendo desde la pretemporada, igual que la pasada campaña dije que el objetivo a pelear tendría que haber sido la Europa League como un año atrás cité la permanencia con holgura. Y no pasa nada por no lograr aquello a lo que se aspira. Pero siempre ha habido discursos contrarios a esta visión, que es mucho más que una ilusión de aficionado, negando la aspiración.

Ahora la Real demuestra que sí tenía el potencial que algunos señalamos y está con los mismos puntos que tiene el cuarto clasificado. Puesto de Champions League, vaya. ¿Por qué ha habido tanta reticencia durante estos meses a creer en el equipo? ¿Por qué la hay siempre? Yo entiendo las dudas cuando se ficha a Juanito, Fabio Felicio o Stevanovic. Las entiendo cuando una generación de Zubieta no ofrece dos o tres jugadores de alto nivel. Pero no la entiendo en un equipo con canteranos de la talla de Xabi Prieto, Iñigo Martínez, Illarramendi, Pardo o Griezmann y fichajes foráneos como Bravo o Vela. Montanier dijo en las horas previas al inicio del campeonato que no entendía la euforia que había entonces entre los aficionados. Supongo que ahora sí la entenderá, aunque hayan tenido que pasar 27 jornadas, alcanzar la cuarta posición, ganar en San Mamés, La Rosaleda, Mestalla y el Vicente Calderón o remontar un 0-2 a un Barcelona glorioso e invicto. Xabi Prieto dice que en agosto me habría llamado loco. Bendita locura ésta, que no es en realidad más que la confianza en el potencial del equipo que habríamos visto todos de mirar con un poco más de atención.

lunes, marzo 11, 2013

ATLÉTICO DE MADRID 0 - REAL SOCIEDAD 1. El Calderón, asaltado con una defensa descomunal y un regalo arbitral

Habrá que pensar que Montanier no tiene una flor, sino todo un jardín que luce con un esplendor cada vez más intenso. No hay otra forma de explicar que la Real sea ya un equipo acostumbrado a ganar partidos en los que hay cosas muy discutibles en su proceder o en las circunstancias que lo rodean y en la que sus merecimientos no dan para tanto. La Real ha ganado en el Vicente Calderón. Eso es un hecho tan incuestionable como el hecho de que sea el primer equipo, no ya en ganar sino siquiera en puntuar en el feudo rojiblanco en lo que llevamos de Liga. Ha ganado sin apenas generar ocasiones de gol, casi limitadas al tanto que subió al marcador... que se produjo además en un clarísimo fuera de juego de Xabi Prieto. Ojo, con Ayza Gámez pitando. Ni que arbitre un tipo con el que nunca ha ganado la Real es impedimento ya para que los de Montanier se hagan con los tres puntos. Eso sí, es incuestionable también que la victoria viaja a Donosti por una defensa descomunal en la que, siendo un trabajo de todos, han destacado con un nivel sencillamente espectacular, los dos centrales, Mikel González e Iñigo Martínez, que han dado un recital de cortes y despejes como pocas veces se ha visto.

Montanier dio entrada en el once a Zurutuza en su puesto de mediapunta, el más habitual desde que subió al primer equipo lo que, después de varios meses, devolvió a Xabi Prieto a la banda derecha. El sacrificado fue Agirretxe, movimiento con el que el técnico francés colocó nuevamente a Vela en la punta de ataque, alternándolo, lo cual es todavía más sorprenden (aunque no inédito) con Griezmann. Markel tiene ya asegurada la etiqueta de titular, y eso conlleva que la estrella de Rubén Pardo se apague irremediablemente con Montanier como entrenador sin que quede realmente claro el motivo, más allá de agarrarse al resultadismo. Sobre el papel, esa decisión justificaba que los primeros minutos del partido fueran de claro dominio del Atlético. Y lo fueron. Pero había ya ahí un elemento que pintaba bien para los intereses de la Real: el partidazo de sus centrales. Cada balón bombeado al área encontraba la cabeza de Iñigo Martínez o Mikel González, cada balón a la espalda de un jugador txuri urdin encontraba la gran respuesta de uno de ellos dos, cada pelea por el balón convertía a uno de los dos defensas realistas en un muro infranqueable.
Y con el paso de los minutos su formidable actuación fue contagiando a Carlos Martínez y De la Bella, incluso a Markel Bergara en algunos momentos, aunque éste, que tampoco ayuda en la construcción del juego, perdió además algún balón muy peligroso, como el que le costó la tarjeta amarilla a Mikel, y estuvo otra vez cerca del penalti en su marcaje a Falcao a balón parado. Estas circunstancias desconcertaron al Atlético, que encontraba sus mejores ocasiones en la estrategia o desde lejos, sin llegar a encontrar nunca la portería. Bravo, de hecho, apenas tuvo que intervenir a lo largo del partido. La Real, no obstante, no generaba peligro y dejó pasar toda la primer mitad sin poner a prueba a Courtois más que en un despeje de puños tras una falta lateral botada por Illarramendi y un balón que cayó en sus manos tras un acrobático toque de Griezmann ya sin demasiadas opciones desde la línea de fondo. El 0-0 era un resultado más que justo al descanso, ya que los locales no eran capaces de encontrar las vías para llegar a la portería de Bravo y los visitantes se conformaron con montar un entramado defensivo que progresivamente iba minando la moral del Atlético.

Illarramendi se multiplicaba en el centro del campo para dar todas las coberturas necesarias y complementar el gran trabajo de la defensa hasta el punto de que parecía que Falcao no estaba en el campo. Quizá en la ausencia del colombiano, a quien se ha agarrado el Atlético muchas veces esta temporada para ganar partidos espesos, es donde empezó a ganar la Real. El escenario al descanso era bastante halagüeño para los de Montanier. Consolidada la rocosidad de su planteamiento, era el momento de dar un paso adelante para conseguir los tres puntos. No lo dio, porque muchas veces esta Real no da esos pasos, pero como el fútbol es un estado de ánimo y el del equipo txuri urdin está por las nubes, ese momento se le apareció de la nada. De la nada y de su calidad, bien es cierto. Una contra de libro con tres toques y en la que Griezmann pone un gran balón a la carrera de Xabi Prieto se convirtió en el 0-1. El capitán ha marcado todos los goles de la Real esta temporada en Madrid, tres en el Bernabéu y el del Calderón. Que tiemblen Rayo y Getafe. La contra, perfecta. Salvo por un detalle. Prieto está en fuera de juego en el momento en el que Griezmann mete el pase, con lo que las quejas del Calderón estaban sobradamente justificadas por esta jugada.
Que la Real marque un gol ilegal con Ayza Gámez de árbitro lleva a pensar cómo fue capaz la Real de ganar un partido con, por ejemplo, Japón Sevilla. Es algo realmente inconcebible, pero que se acaba consiguiendo en algún momento para sorpresa de casi todos. Y hoy los realistas lo han conseguido arbitrando el mismo trencilla que impidió su victoria contra el Atlético en los dos partidos que le arbitró en Anoeta contra este rival. Curioso. La afición del Atlético no cesó de reprochar sus decisiones como si no hubiera mañana, y con razón en algunas ocasiones, olvidando su actuación en el partido de ida. Lo cierto es que sigue siendo un colegiado desquiciante, que hoy en el Calderón no supo administrar sus tarjetas, soliviantado a la grada y provocando el más que justo enfado de los realistas. Lo más grave es que perdonó la expulsión a Diego Costa por un alevoso pisotón a Agirretxe cuando éste estaba en el suelo. Basta ya de defender a un jugador así, que genera violencia, provoca a los contrarios y no es expulsado ni la mitad de las veces que lo merece. Me da igual que sea bueno o malo, o que los haya más ruines que él. Su fútbol es mamporrero y violento. No merece pisar un campo de fútbol y acciones como la de hoy lo demuestran.

Tras el gol de Prieto, el Atlético gozó de una clarísima ocasión de gol en un cabezazo que obligó a Bravo a realizar su única intervención de mérito de toda la noche, lo que habla a las claras del gran trabajo defensivo del equipo. Después se sucedieron los centros colgados, los "uy", los intentos y los balones peleados, el Atlético se diluyó cual azucarillo y la Real no sufrió para mantener el 0-1. Y eso, en el campo de un equipo que había ganado todos sus partidos como local, es muy meritorio. Es también cierto que el partido estaba para el 0-2 y que, en realidad, este tanto no se llegó a buscar con ahínco, ni siquiera con la entrada de un peleón Agirretxe por Vela (que se jugó su segunda amarilla en un lance muy protestado por la grada) o por la sorprendente inclusión de Estrada (para jugar como extremo derecho) en lugar de Zurutuza, pero a diferencia de lo que sucedió hace una semana cuando el equipo remontó el 0-2 del Betis, en Madrid la ventaja sí se defendió con sosiego. Sólo Griezmann pudo marcar en un balón peinado hacia al área que no alcanzó a tocar en el segundo palo, aunque bien es cierto que parecía estar en posición antirreglamentaria aunque el árbitro no la señalara.
Y así pasaron los minutos hasta que sólo la decisión de Courtois de volver a subir al ataque para intentar rematar un córner en el descuento (la última vez que lo hizo, en Europa League, su valentía acabó en el segundo gol de su rival), pero era tal el nerviosismo del Atlético que lo botó antes de que el árquero alcanzara el área de la Real. No obstante, tuvo una segunda oportunidad en la que tampoco se generó peligro. Montanier dijo en la víspera, como ya apuntó en otras ocasiones sin acertar en su pronóstico, que habría que hacer un partido perfecto para ganar en el Calderón. Lo de hoy no ha sido un partido perfecto ni de lejos. Es más, mirando la estadística es difícil saber en qué fue superior la Real más que en las sensaciones generales, en la confianza propia y en su rigor defensivo, pues tuvo menos balón, remató menos veces, provocó menos intervenciones del portero rival, perdió más balones y recuperó menos que el Atlético, e incluso botó menos córners. Pero metió un gol, que es lo único que sirve para dirimir quién se lleva los puntos en juego.

El partido que se vivió en el Calderón era de empate. Probablemente a cero. Pero acabó 0-1. Y estos tres puntos colocan a la Real en la quinta posición con 44 puntos, los mismos que tiene el Málaga, equipo que si cumple la sanción promulgada por la UEFA no podrá participar la próxima temporada en sus competiciones. Eso significa que ahora mismo la Real sería equipo Champions. En todo caso, hay que recordar que la Real ya ganó en La Rosaleda por 1-2, con lo que esa cuarta plaza sería suya de sumar de aquí al final de temporada los mismos puntos que el Málaga si ninguno de sus perseguidores les adelanta. No deja de ser curioso que Montanier siga siendo un técnico discutido con razones más que argumentadas (sigo sin ver que, en un partido para manejar y machacar, Pardo ya no tenga ni la oportunidad de saltar al césped en el minuto 70; ¿mejor Ansotegi para perder tiempo en el 90?), pero dicen que los resultados manda. No lo comparto ni ganando, pero sí, los resultados alegran. Y esa alegría es la que produce ver a la Real quinta en la clasificación, ganando en Mestalla, San Mamés, La Rosaleda y el Vicente Calderón. O perdiendo sólo uno de los últimos 17 partidos ya. ¿Y sabéis qué? Sigo pensando que damos para más. Qué cosas.

sábado, marzo 09, 2013

PREVIA Atlético de Madrid - Real Sociedad. Reto de madurez

La Real se enfrente a un auténtico reto de madurez (domingo, 21.00 horas, Vicente Calderón, Canal +). Y es que visita un estadio, el del Atlético de Madrid, segundo clasificado de la Liga, del que no ha volado un solo punto en toda la temporada. Curiosamente, fue el equipo txuri urdin el último equipo que sacó algo de allí, en las postrimerías del choque de la pasada campaña cuando los realistas se presentaron allí sin nada ya en juego... aunque sí para los colchoneros, que dijeron adiós a la Champions League con aquel empate. La madurez de la Real está en juego en este encuentro porque su única derrota de las últimas 16 jornadas fue en otro campo complicado, el Santiago Bernabéu, contra un Real Madrid que es tercero, y porque el de Montanier es el único equipo conjunto invicto de la segunda vuelta. Tras dar muchas buenas señales en los últimos meses, ésta viene a ser una oportunidad de oro, en un buen escaparate, para que muchos ojos reparen por fin en la Real. Y para que sus aspiraciones europeas, sobre todo las de Champions, reciben un impulso enorme.

Philippe Montanier sólo ha tenido que dejar a un jugador en tierra, dado que contaba con 19 efectivos de la primera plantilla para el desplazamiento a Madrid. Y como suele ser habitual en esa tesitura, el que no forma parte del grupo es Javi Ros. A estas alturas de la temporada, y al margen de la calidad del jugador, parece evidente que fue un error subirle al primer equipo el pasado verano o no cederle en el mercado de invierno. Son baja para este encuentro, ya conocidas de antemano, Elustondo, Chory Castro e Ifrán, siendo este tercero el último en sumarse a la enfermería tras sufrir un problema muscular en los entrenamientos de la semana. Illarramendi, que ya se perdió el partido ante el Betis, había sido duda hasta última hora pero finalmente forma parte de la expedición. Como también es habitual, ningún jugador del Sanse está entre los convocados, lo que deja una lista de nuevo algo descompensada, nada menos que con ocho defensores en ella.

Más allá del regreso de Illarra, no hay muchas razones para que Montanier altere la alineación que dispuso ante el Betis. Atrás es donde seguro no habrá cambios, con Bravo en la portería, Mikel González e Iñigo Martínez como centrales y Carlos Martínez y De la Bella en los laterales. Si está para jugar de inicio, Illarramendi es fijo y Markel Bergara, igual de fijo para el técnico, estará a su lado. Pardo parece tener muchas menos opciones de regresar al once titular. A partir de ahí, las posibilidades de Montanier son varias, a pesar de no contar con demasiados efectivos. Lo más normal es que coloque a Agirretxe en punta y repita con Vela, Griezmann y Xabi Prieto en la línea de mediapuntas, aunque también es posible que Vela actúe como falso nueve. Eso haría hueco a Zurutuza y desplazaría a Prieto a la banda derecha, aunque tampoco sería descartable que diera descanso al capitán para hacer hueco al pelirrojo. De esta forma, habría una baza ofensiva en el banquillo en caso de que fuera necesario recurrir a ella en la segunda mitad. En el banco estarán seguro Zubikarai, Estrada, Ansotegi, Cadamuro y José Ángel.

La Real arranca la jornada en la sexta posición, con 41 puntos. La cuarta plaza, la que da acceso a Champions, está dos puntos por encima, pero si se ratifica la sanción al Málaga esa distancia se reduce a la mitad. El equipo txuri urdin tiene un colchón de tres puntos para mantener la plaza europea que ocupa en estos momentos. El Atlético es segundo, con 57, y puede presumir de ser el único equipo que ha ganado todos los partidos que ha disputado en esta Liga como local, trece, con 39 puntos de 39 posibles. La Real es ya el sexto equipo de la Liga a domicilio, con cuatro victorias y tres empates, y eso que contó sus cuatro primeras salidas por derrotas. La del Santiago Bernabéu es la única que ha cosechado en las últimas 16 jornadas. En la segunda vuelta, el cuadro realista es el único invicto, con cuatro victorias y tres empates. Ojo al arbitraje de Ayza Gámez, con el que nunca ha ganado la Real en los nueve partidos arbitrados (siete derrotas y dos empates entre Liga y Copa) y que decantó del lado del Atlético los dos últimos duelos en Anoeta contra los colchoneros con decisiones equivocadas. La Real busca ganar tres partidos seguidos fuera por primera vez desde la temporada 1993-1994.

Históricamente hablando, el estadio del Atlético de Madrid es uno de los peores escenarios para la Real. De sus 60 presencias, todas ellas en Primera División, sólo cinco se saldaron con triunfo txuri urdin, con 13 empates y nada menos que 43 victorias de los locales. La última victoria realista es el 1-2 de la temporada 2002-2003, la temporada del subcampeonato, y fue el último de los 19 partidos, toda la primera vuelta, que se mantuvo invicto el equipo de Denoueix. Tayfun y Koavcevic hicieron los goles y Westerveld paró un penalti injusto. El 6-2 de la temporada 43-44 es la mayor goleada del Atlético, mientras que la más clara victoria de la Real fue el 0-3 de la primera Liga, la 1928-1929, con goles de Bienzobas, Cholín y Kiriki, que dieron la primera victoria realista en la historia del torneo. Inolvidable es el 4-5 de la Liga 1955-1956, con goles para el equipo txuri urdin de Igoa, Zubillaga, Huércanos, Galardi y Gordejuela. En los últimos diez choques, la Real arrancó la mencionada victoria de la 2002-2003 y cuatro empates.

La pasada temporada, la 2011-2012, la Real llegó al Vicente Calderón sin aspiraciones, ya salvada y sin posibilidad de optar a un puesto europeo. Y aunque salió al campo con cierta relajación, lo cierto es que gozó en todo momento de las mejores ocasiones para hacer gol. El Atlético no presionó demasiado y eso facilitó el trabajo de la Real. Sin embargo, los colchoneros se adelantaron ya en la segunda mitad, con un buen disparo de Gabi desde fuera del área que bien podía considerarse una acción aislada en el juego de su equipo, muy insulso durante los 90 minutos. El Atlético no se fue a por el segundo, la Real hasta parecía conformarse, pero la autoexpulsión de Gabi dio a los realistas 17 minutos para irse a por el empate y ahí sí se vio esa ambición. Pudo marcar el cuatro txuri urdin en varias ocasiones, ya con Ifrán, Llorente y Vela en el campo, gracias también a que Simeone se asustó e hizo cambios defensivos. Fue en un córner, en los instantes finales del partido, cuando Vela acertó a resolver el barullo que se formó dentro del área tras un córner. Fue su duodécimo gol de la temporada y sirvió para sumar un punto más, hasta los 44.

En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, la Real cayó por la mínima y de forma cruel. El equipo de Montanier hizo un muy buen encuentro, dominó por completo todas las facetas del juego y Mikel González e Iñigo Martínez protagonizaron un soberbio marcaje a Falcao, en unas semanas en las que se hablaba mucho del colombiano como candidato alternativo a los de siempre por el Balón de Oro. Ayza Gámez, el mismo árbitro que juzgará en el Calderón, mostró una actitud hostil hacia la Real, castigó con tarjeta las escasas faltas de sus mediocentros y dejó golpear sin límite a Gabi y Mario Suárez, hasta el punto de perdonarles la expulsión en más de una jugada. Su error más clamoroso fue no pitar una mano evidente del primero dentro del área en las postrimerías de la primera mitad. La Real no tuvo acierto en sus claras ocasiones de gol y acabó pagándolo con un error de principiante que llegó en el descuento. Illarra prolongó un inocente agarrón hasta la frontal del área y Falcao marcó su primer gol en esta suerte sorprendiendo a un Zubikarai no demasiado ben colocado. Muy injusta derrota, pero derrota al fin y al cabo.