miércoles, abril 30, 2008

Un año después, otro gol de falta directa

Un año ha tenido que pasar para que la Real marque un gol de falta directa otra vez. El tanto de Gari Uranga en Málaga sucede en esta suerte futbolística al que anotó Javier Garrido el 14 de abril de 2007, en el partido jugado en el estadio de La Cartuja frente al Betis. Aquel día, la Real sacó los tres puntos de tierras andaluzas (fue la primera victoria de la temporada lejos de Anoeta; al final sólo se consiguió otra más, en Tarragona frente al Nastic) gracias al solitario gol del lateral, ahora en el Manchester City. El sábado pasado, también se logró la victoria y también en esas antaño malditas tierras andaluzas, aunque el de Gari era el segundo tanto realista.

No es el lanzamiento de faltas directas uno de los puntos fuertes de esta Real, eso lo sabemos todos. En la actual plantilla no hay auténticos especialistas en esta faceta. No hay más que ver los datos y comprobar que hasta el sábado no se había marcado ninguna falta directa. El último especialista que vistió la camiseta txuri urdin fue Mark González, que marcó de esta forma dos de los cinco goles con los que ayudó a que la Real siguiera en Primera en la temporada 2005-2006. Y antes Nihat, por supuesto. El año del descenso no hubo especialista. El gol de Garrido llegó cuando nadie lo creía posible y, seguramente, del jugador que menos se esperaba.

Muy lejos quedan en la memoria, que no en el tiempo en realidad, las tardes en las que la Real podía elegir un lanzador. Si no era Karpin, podía ser De Pedro. Si no, era Idiákez quien cogía el balón. Y, claro siempre estaba el turco Nihat. O incluso Rossato también nos dejó algún que otro gran lanzamiento directo. Si ya se está pensando en la plantilla de la próxima temporada, sería bueno encontrar algún especialista. El paso por Segunda, que ojalá finalice el próximo 15 de junio, debe enseñarnos el valor de la estrategia. Por los puntos que hemos ganado así y también por los que hemos perdido. Que esa lección no caiga en saco roto.

martes, abril 29, 2008

La Real nunca había ganado en el aniversario de la Liga

Que el 26 de abril es una fecha mítica para la Real Sociedad es algo que saben casi todos los aficionados del equipo. Ese día del año 1981 fue cuando la Real ascendió a los cielos y ganó su primera Liga en Gijón. Lo que probablemente no muchos sepan es que el equipo txuri urdin jamás había podido celebrar ese aniversario con una victoria hasta el pasado sábado. Tampoco había sido el 26 de abril una fecha especialmente propicia para los realistas antes de aquel encuentro ante el Sporting. Pero ese gafe ya se ha roto gracias al espléndido partido jugado el sábado ante el Málaga en La Rosaleda.

Después de la gloriosa tarde de El Molinón, la del gol de Zamora, la Real sólo había jugado en una ocasión en esa fecha. Fue en la temporada 1991-1992. Un Real Madrid que luchaba por el título visitaba Atotxa. A los 17 segundos de partido, Kodro adelantó a los locales. Pero el Madrid contaba con un jugador que siempre se salía en el viejo Atotxa: Butragueño. El mítico 7 madridista marcó el empate y sirvió el 1-2 en bandeja a Hagi. Pero la Real no se rindió y tuvo ocasiones para empatar. Carlos Xabier fue quien igualó el marcador con un espléndido derechazo que se coló por la escuadra de la portería de Buyo. El portugués, exultante, se quitó la camiseta y Toshack, que se enfrentaba por primera vez al Madrid desde que salió del club blanco, saltó hasta el centro del campo para abrazarse a los jugadores. Alegría, pero no victoria.

Antes de lograr el título liguero en Gijón, la Real había jugados dos encuentros de Liga un 26 de abril. Y los dos de infausto recuerdo. En la temporada 52-53, la Real perdió en Chamartín frente al Real Madrid por un contundente 5-0. Joseíto, Olsen (en dos ocasiones), Sobrado y Pahiño batieron al mítico Agustín Eizaguirre, que no guardará buen recuerdo de aquel día. Y en la campaña 63-64, el Europa se llevó la victoria de Atotxa por 1-2. Aquel era el único precedente en Segunda División jugado en tan emblemática fecha para este club.

En la década de los 40 se había jugado en otras dos ocasiones un 26 de abril, ambas en Copa del Rey, competición que por aquel entonces se jugaba al acabar la Liga. El primero de esos encuentros, el de la temporada 30-31, era hasta esta semana la única victoria en ese día. Por 4-1 se ganó al Betis, con cuatro goles de Paco Bienzobas. Pero, curiosamente, no hubo nada que celebrar. Los sevillanos habían ganado 5-1 en la ida y la Real quedó eliminada. El segundo partido fue en la temporada 41-42. El Arenas ganó 2-1 al equipo txuri urdin, pero ese triunfo sólo le sirvió a los vizcaínos para igualar la eliminatoria. Al final, tras dos desempates posteriores, fue la Real el equipo que pasó de ronda.

lunes, abril 28, 2008

Un partido de Primera

¡Por fin vivió la Real un partido con ambiente de Primera! Un estadio ya conocido desde hace muchos años, unas gradas llenas, una afición volcada con los suyos y un rival jugándose lo mismo que el equipo txuri urdin, regresar a la élite. Lo decía ya una de las publicaciones que nos repartieron a la entrada del estadio. "Seguro que desde se confirmó el descenso de la Real Sociedad todos los aficionados tenían en mente la visita de los de Easo a La Rosaleda como el partido más interesante de la temporada (...). Lo que hoy tenemos es un auténtico partido de PRIMERA, con mayúsculas, que accidentalemente se disputa en Segunda, pero que muy pronto se volverá a repetir en la categoría de oro", decía el editorial de Viva Fútbol. ¿Dónde hay que firmar...?
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Y el ambientazo que había en Málaga ya se nos anunciaba desde las calles cercanas a La Rosaleda. La charanga hacía tronar sus instrumentos dándole un colorido especial al partido. "Tambores, tambores de guerra", pensé yo, parafraseando a Gandalf. Pero no, no era El señor de los Anillos la referencia cinéfila de estos incansables músicos malagueños, no. Durante el partido (no pararon ni un minuto de tocar) transformaron en tema de apoyo a su equipo la sintonía de Piratas del Caribe. Moderneces que tiene el fútbol...
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Dentro del campo también hubo fastos más clásicos de este deporte, claro. El Málaga había preparado para la ocasión un mosaico. Por megafonía dieron las instrucciones un par de veces antes de que empezara el partido para que nada fallara. La idea era enseñar el lado azul de las cartulinas e irlo girando hacia el blanco para hacer la ola. Pero la megafonía olvidó después dar la orden de salida, así que nos quedamos con las ganas de ver esa ola. Pero fue lo único que no hubo, que conste, porque los malagueños se emplearon a fondo desde la grada hasta que la Real sentenció. Ellos también hicieron que el partido pareciera de Primera. ¿Se verá el año que viene en la máxima categoría? Habrá que preguntarle al Sporting...

Antes de empezar el partido, personajes ilustres se dejaron ver por la grada. Juan Larzabal, el presidente más efímero de la historia de la Real, el último de Denonerreala, ocupó un asiento en la grada. Lo haría bien o lo haría mal desde el Consejo, pero que es de la Real no lo puede dudar nadie. Sufrió como el que más durante el partido y disfrutó como el que más de la victoria. Y en el palco, Miguel Santos, antiguo aspirante a presidir la Real, presidente del Bruesa y, a lo que parece, buen amigo de Iñaki Badiola. Trajeron suerte. Bueno, más suerte trajo un aficionado realista venido desde Eibar que vio el partido a mi lado. "El año pasado estuve en cinco partidos y ganamos los siete", me dijo. Pues vio casi todos los triunfos, porque sólo ganamos ocho. Le dije que tenía que ir al campo más a menudo...
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Según transcurría el juego y la Real iba haciéndose dueña del partido, los malagueños lo iban asumiendo. "Qué dominio a balón parado tiene la Real", decía un aficionado local. Ay, si él supiera lo que nos ha hecho sufrir hasta ahora el equipo txuri urdin en las jugadas de estrategia... Lo dijo después el entrenador del Málaga, Juan Ramón Muñiz: "La Real es el mejor equipo que ha pasado por aquí". Y no es la primera vez que lo oímos. Algo así oímos en Córdoba o en Albacete. Qué lástima que la Real no termine de ser el mejor equipo que pase también por San Sebastián, porque el ascenso ya sería casi una realidad. Pero gusta que fuera reconozcan que la Real es un equipo importante aunque esté en la travesía por el desierto que es la Segunda División.
Y entonces apareció el cafre de turno. Un tipejo rompió por un instante el buen rollo que había demostrado la afición malagueña con la realista durante todo el día y decidió que no tenía nada mejor que hacer que pegarle un botellazo a Lillo, afortunadamente sin mayores consecuencias. Algún día lograremos que estos imbéciles se queden en sus casas pegándose cabezazos contra la pared en lugar de tratar de arruinar un deporte tan bonito como éste. Pero ni siquiera ese impresentable me borró la sonrisa de la cara por la victoria y el placer de compartir el partido con tres aficionados del Málaga con los que dio gusto hablar, que nos contaron que el médico del Málaga es tío de Nacho y que hablaban con mucho cariño de la Real y del viejo Atotxa.
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"Ahora que pierda el Sporting", me dijeron cuando se marchaban, deseándome que la próxima vez que nos viéramos fuera en Primera. Pero el Sporting no perdió, por un golazo y una labor arbitral para enmarcar. O algo parecido.

MÁLAGA 0 - REAL SOCIEDAD 2. Victoria de grandeza


Victoria y de las grandes. Eso es lo que la Real consiguió el sábado en Málaga. El equipo local jugó en Anoeta como líder y perdió. Ahora es segundo, pero perdió también en La Rosaleda frente a la Real. Tres puntos valiosísimos que nos hicieron salir del estadio malacitano más convencidos de las posibilidades de ascenso. Y eso que la distancia con respecto a los puestos de ascenso es hoy la misma que hace una semana, pero la sensación es distinta. Y, dado que esta Real vive de sensaciones, la sensación que dejó el encuentro de Málaga es muy positiva. Porque se salió a jugar y a ganar, porque se jugó y porque se ganó. Porque fue muy superior a su rival a pesar de que la clasificación dicte sentencia y coloque hoy al equipo txuri urdin cinco puntos por debajo del andaluz.

La de Málaga fue una victoria de grandeza. Desde el minuto 1 al 90, la superioridad del equipo donostiarra con respecto al andaluz fue manifiesta. Asier Riesgo, que vivía su particular duelo de Zamoras con el arquero del Málaga, apenas tuvo que intervenir en todo el partido. La victoria, a pesar de que se tardó mucho en cerrar, no corrió peligro en ningún momento. En los diez minutos de descanso, la sensación era que la Real se podía haber ido al vestuario con un marcador mucho más cómodo que ese 0-1 que reflejaba el luminoso. El Málaga no había inquetado a la Real y Delibasic, Díaz de Cerio y Garitano habían tenido ocasiones clarísimas para marcar. Como siempre, la Real adoleció de una alarmante falta de pegada con el balón en juego, y eso sigue siendo una tarea pendiente.

Pero llegó al rescate la estrategia. La estrategia era, casualmente, una de las cosas que más se podían criticar a Lillo desde que debutó como entrenador de la Real. Los dos únicos goles que ha encajado desde su llegada han sido a balón parado (Hércules en Anoeta y Celta en Balaídos) y los corners a favor se estaban convirtiendo en un suplicio para el aficionado realista por la nula capacidad para crear peligro. Al cuarto de hora, Labaka hizo añicos esa sensación rematando una falta lateral. Y pudo no ser el primer tanto de la Real. Un barullo en el área malacitana en los primeros instantes de juego, al saque del primer córner, ya dejó sensación de peligro. Garitano, en el segundo saque de esquina, no llegó a rematar con claridad y a puerta vacía por muy poco.
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A la solvencia aérea y de estrategia hubo que añadir muchas cosas positivas en el despliegue realista sobre La Rosaleda. Delibasic jugó, seguramente, sus mejores minutos en la Real en la primera parte de Málaga. Presionó, robó, se movió con inteligencia y remató en un par de ocasiones desde lejos. Dio variedad al juego y, esta vez sí, pareció compenetrarse con Díaz de Cerio. El Pichichi realista, por cierto, jugó partiendo desde la banda. Aunque Iñigo no cuajó un partido notable, no deja de ser curioso que esta fórmula con la que fracasó Coleman en el comienzo de la Liga le dé ahora resultado a Lillo. Un motivo más para acrecentar la locura que está suponiendo esta temporada en Segunda.

El sistema que presentó Lillo mantuvo el trivote en el centro del campo, pero esta vez funcionó a todos los niveles, aunque dejó algunos huecos para las contras del Málaga en la segunda parte. Garitano se hizo el dueño del centro del campo, Aranburu dio buena salida al balón y Martí... Lo de Martí es otro nivel. Cuando toca la pelota, sabes que algo va a pasar. Tiene tal dominio del juego, del espacio y de la situación de sus compañeros, que tienes la sensación de que nunca va a perder el balón. Sigo pensando que es un desperdicio que caiga a banda cuando tiene tanto que ofrecer por el centro, pero cuando le sale un buen partido acaba dando igual la posición en la que salga. Lo que llama la atención es que, pasada la euforia inicial con los fichajes de invierno, sólo el ex sevillista se ha consolidado como indiscutible en el once de la Real. Ese que algunos decían que sin fichajes no podría subir a Primera.
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Málaga deja la sensación de que aquella frase que dudaba de la capacidad de la plantilla realista fue una exageración sin fundamento. Labaka y Gari, dos jugadores poco habituales durante la temporada (sobre todo el atacante, que puede estar viviendo sus últimos días como jugador de la Real), marcaron los goles. Delibasic se reivindicó con su juego. Y viene ahora a la memoria el espléndido partido de ida ante el mismo rival, cuando el Málaga sucumbió ante un once plagada de jugadores salidos de Zubieta. La esencia de la Real no se pierde, a pesar de las incontables marejadas que han sacudido sus cimientos en los últimos años. En esa esencia siempre tendrán cabida buenos jugadores venidos de fuera. Jugadores como Martí. A esos debe aspirar la Real y no a medianías cuya valía es más que dudosa desde el inicio.

El 0-2 de Málaga nos colocó el sábado en posiciones de ascenso, pero la tremendamente polémica victoria del Sporting en Cádiz nos devolvió al mismo punto en el que habíamos comenzado la jornada. Eso sí, el Málaga está ya a cinco puntos de distancia y parece que la lucha por el ascenso, una vez que el Numancia ya es casi equipo de Primera, puede llegar a convertirse en un duelo entre tres equipos por dos plazas a poco que se confíen los malacitanos (el Castellón, con tres puntos menos que la Real, todavía mantiene alguna opción). Aunque de forma algo más accidentada de lo previsto, Lillo mantiene la media inglesa, dos victorias y dos empates en los cuatro partidos desde que llegó. Es casi seguro que eso bastaría para subir. Pero hay que hacer ya de Anoeta el fortín soñado. Ganar el domingo es imprescindible. Y después ya veremos quiénes son los rivales por subir y a cuántos puntos están. Porque, a pesar de estar a la misma distancia, hoy la sensación es otra. Hoy la sensación es que la Real puede y va a conseguir el objetivo. El juego de Málaga permite soñar.

viernes, abril 25, 2008

PREVIA Málaga - Real Sociedad. "Málaga, Málaga, Málaga"

Vive la Real condenada a no pensar más allá del partido del siguiente fin de semana (sábado, 20.00 horas, La Rosaleda; ETB, Canal Sur, Telemadrid-La Otra y Televisión pública de Asturias). "Málaga, Málaga, Málaga", como ha dicho Juan Manuel Lillo en su rueda de prensa semanal, de la misma forma que hace seis días era "Nastic, Nastic, Nastic" y antes "Celta, Celta, Celta". Quedan ocho semanas y los cálculos más allá del siguiente partido parecen prohibidos. Sólo hay que pensar en ganar y sumar de tres en tres. Lillo todavía no ha perdido con la Real, pero no ha conseguido todavía ser el revulsivo que Badiola le pidió que fuera al darle el puesto de Eizmendi. Si Málaga no es una final, tiene muchas cosas que hacen que lo parezca. La victoria es más que necesaria.

Lillo repetirá uno de los esquemas que ya ha utilizado, pero volverá a hacer variaciones en el once titular, aunque se desconocen todavía cuáles. Lo que está claro es que apostará por un partido controlado y eso hace que parezca más que probable que mantenga el trivote formado por Garitano, Martí y Aranburu. Los entrenamientos han dejado entrever que el sistema se parecerá más al de Vigo que al que opuso al Nastic en Anoeta. Eso quiere decir que habrá extremos más claros. Gari Uranga podría ocupar el derecho y Nacho el izquierdo. Si esto fuera así, el sacrificado sería Fran Mérida, que en Vigo jugó algo escorado a la izquierda.

La defensa, a priori, no sufrirá cambios. Lillo sorprendió la pasada semana al colocar como titular a Gerardo y sentar a Carlos Martínez, y esta vez ha dejado al bravo lateral diestro directamente en San Sebastián. El relevo que ha entrado en la convocatoria es Estrada. Castillo, en gran estado de forma, parece inamovible. Y para el centro de la defensa, aunque Labaka y Mikel González tienen muchas papeletas de ser los titulares, Ansotegi ha entrado en la lista en lugar de Larrea. Donde sí parece seguro que habrá cambios será en la delantera, donde se jugará con sólo un hombre. Delibasic podría ser el elegido por primera vez desde que Lillo es entrenador de la Real (no juega de inicio desde la jornada 23, en Anoeta ante el Eibar) y sentar así al Pichichi del equipo, Díaz de Cerio.

Para la prueba más dura (reaccionar a una racha de una victoria en los últimos seis encuentros), la Real ha encontrado el escenario más difícil. El Málaga es segundo en la tabla con ocho puntos más que el conjunto txuri urdin, y ha cimentado su buena marcha liguera en un arranque arrollador (ocho victorias en los primeros nueve partidos, 27 de los 61 puntos que tiene) y una gran solvencia como local. Sólo ha ganado allí el líder, el Numancia, pero es que ocho de los 16 equipos que han pasado ya por La Rosaleda no fueron capaces siquiera de marcar un solo gol. Por contra, el Málaga ha marcado en 14 de esos 16 partidos. Y la Real no es precisamente un equipo con facilidad para anotar goles. Por eso Lillo ha incidido durante la semana en la faceta rematadora. No prevé un partido de muchas ocasiones y sabe que la efectividad será fundamental para ganar.

Tras la decepción que supuso perder dos puntos con respecto al Sporting, lo mejor es que la Real sigue a tiro de los puestos de ascenso. Una victoria en Málaga permitiría a los de Lillo dormir en tercera posición y a cinco puntos del Málaga (y con el average ganado, algo que podría cobrar mucha importancia si se consigue meter al equipo andaluz en hipotéticos empates). Eso obligaría a los gijoneses a ganar en Cádiz el domingo a las 17.00 para mantener su posición de privilegio. Una derrota de la Real y una victoria del Sporting no sentenciaría el ascenso, pero sería un durísimo mazazo para el equipo txuri urdin, del que habría que ver si es capaz de recuperarse. Habrá que tener también un ojo en los partidos que disputan el Castellón en casa contra el Poli Ejido y el Elche en Vitoria frente al Alavés.

La estadística de la Real en Málaga no es especialmente buena, pero hay que diferenciar etapas y divisiones. En Segunda, sólo ha habido dos enfrentamientos, y ambos se saldaron con victoria local, 4-2 en la temporada 46-47 y 3-1 en la 48-49. En Primera, y con la denominación de Club Deportivo Málaga, la Real visitó la ciudad andaluza en 18 ocasiones y apenas pudo empatar en cuatro y ganar en tres, la última de ellas precisamente en el último de los partidos disputados, en la temporada 89-90, 0-2 con tantos de Mentxaka y Aldridge. Con el nombre actual de Málaga Club de Fútbol, la Real ha visitado La Rosaleda en siete ocasiones, y aquí el balance es mucho más parejo: tres victorias (la última de ellas, el 1-5 de la temporada 2004-2005), tres derrotas y un empate.

El equipo txuri urdin visitó Málaga por última vez en partido liguero en la temporada 2005-2006. Y perdió de forma contundente y algo inexplicable. En un partido malo, más o menos controlado por el once de Amorroru (que, por cierto, no presentó ni un solo jugador extranjero e el equipo titular por primera vez desde 1995), la Real acabó encajando tres goles en apenas 15 minutos, los que van del 61 al 76. El gol de De Paula en el minuto 80 sólo sirvió para maquillar levemente una derrota muy difícil de entender. Aquel día hasta dos realistas actuales vestían la camiseta del Málaga, Gerardo (como se puede ver en la foto) y Nacho.

La pasada temporada, a pesar de que el Málaga estaba en Segunda y la Real en Primera, hubo enfrentamiento entre ambos equipos, en esta ocasión en partido de Copa del Rey. La Real salió humillada de La Rosaleda, por el Málaga y por el árbitro, Rubinos Pérez. Ganaba el equipo txuri urdin 0-1 y parecía que iba a rompar la maldición copera que ronda a este conjunto desde hace ya demasiados años. Pero, al filo del descanso, Rubinos validó el gol del empate, ignorando una clarísima falta previa, y expulsó a Rekarte y Novo en apenas dos minutos. En la segunda parte, el Málaga anotó tres goles más gracias a esa superioridad numérica. En la vuelta, la Real salió dispuesta a remontar, pero otro gol ilegal, con la Real volcada y a un solo gol del objetivo, tumbó la pírrica ilusión de pasar de ronda. El 2-1 final de Anoeta fue insuficiente para remontar el 4-1 de Málaga.

El partido de ida es uno de los pocos que permanecerán en la retina de los aficionados cuando finalice esta tristísima temporada en Segunda División. El Málaga llegó a Anoeta como líder y dejó hechuras de buen equipo. Tanto es así, que uno de los más destacados de la Real fue Asier Riesgo, providencial en ese tramo de la campaña. Pero aquel día el equipo txuri urdin sí sacó a relucir su calidad. Aranburu marcó el primer gol a los ocho minutos, aprovechando el rechace de un córner y Carlos Martínez sentenció a poco más de un cuarto de hora para el final, con un precioso gol de cabeza en plancha, aprovechando una pillería de Xabi Prieto. Aquella Real jugó casi todo el partido con diez jugadores de Zubieta más Delibasic. Sin duda, el mejor recuerdo que Chris Coleman se llevó de San Sebastián y una demostración de que esta Real puede aspirar a cotas más altas.

(Nota: La crónica del partido se publicará el lunes, ya que viajo a Málaga para ver el partido en directo. Como siempre que acudo a un estadio, la crónica estará acompañada de fotos realizadas durante el encuentro)

jueves, abril 24, 2008

Málaga ya enseñó el camino

Era el 25 de mayo de 2002. Hacía sólo seis días que la Real había ganado en Anoeta al Recreativo de Huelva y recuperado el liderato en la clasificación. De Primera División, por si alguien lo dudaba. El sueño de volver a ganar una Liga no sólo era posible, sino que estaba cerca, muy cerca. Estaba a cuatro partidos vista. Y el primero de ellos fue en Málaga. La Real llegó allí presionada. El Real Madrid había ganado en Valencia y estaba dos puntos por encima con un partido más. La victoria era imprescindible.

El partido empezó movido. El Málaga tuvo ocasiones claras en la primera parte. Más que la Real. El partido fue polémico. Se pidió algún penalti, se perdonó la expulsión de un Romero que no dejaba de hacer faltas. Y un mal árbitro al final se cobró esa deuda expulsando a Sandro, un jugador que no lo merecía. Mucho lío para un partido con olor a final para el equipo txuri urdin. No ganar suponía dar demasiada ventaja al Madrid. Y aquella Real vestida de rojo se encomendó a la calidad de sus jugadores y, por qué no decirlo, a la suerte del campeón. El campeón que al final fue para todos salvo para la clasificación.

En el minuto 78, Aitor López Rekarte hace un jugadón por la banda derecha. Porque era cuando Rekarte todavía hacía jugadones por su banda. Llega a la línea de fondo y pica el balón hacia el punto de penalti. Allí aparece Gabilondo, que conecta un espectacular e imparable cabezazo. Gol. Y media Liga, tal y como deja entrever la celebración del banquillo. Diez minutos después, Bjorn Tore Kvarme, el mejor del partido, arranca desde la defensa, llega al campo del Málaga y cruza el balón para Darko Kovacevic, que recorta hacia dentro y salva la salida del portero picándole el esférico por encima. Gol. 0-2. Victoria. Media Liga. Sólo media, qué rabia al final.

Málaga ya nos enseñó cuál era el camino del éxito cuando más bonito fue seguir a este equipo. Aquel año, la Real salió victoriosa de la ciudad andaluza, aunque aquel año no se consiguió el objetivo. Este año las cosas han cambiado. Cuánto han cambiado... Pero Málaga vuelve a estar en el camino del éxito. Que nos lo vuelva a enseñar y, esta vez sí, que se consiga el objetivo.

miércoles, abril 23, 2008

Hoy toca disfrutar con un equipo campeón

Hoy toca disfrutar. Vamos a romper con el pesimismo que parece rodear a la Real en estos momentos y vamos a pasarlo bien con el equipo juvenil, el flamante campeón de su grupo de División de Honor. Estos son los dos vídeos colgados en el canal de la Real Sociedad en Youtube correspondientes al último partido de la Liga (5-0 al Lagunak, atención al primero y al último tanto, dos auténticos golazos) y al saque de honor que hicieron en Anoeta el pasado domingo. ¡Felicidades, campeones, y mucha suerte en la fase final que se celebra en unos días!



martes, abril 22, 2008

Lillo, más cambios que Coleman y Eizmendi pero con menos jugadores

Analizar los datos de los tres primeros partidos de los técnicos que ha tenido la Real en esta temporada deja algunas conclusiones curiosas. No es descabellado decir que el recuerdo que tenemos de los tres primeros partidos de Chris Coleman es que el entrenador galés probó muchas cosas ante la falta de resultados. Que Eizmendi apostó por unos nombres más o menos fijos. Y que Lillo ha hecho más cambios que nadie. Las cifras confirman en parte esas visiones, pero también ofrecen más ángulos de análisis.

Para empezar, y aunque parezca lo contrario, Lillo es el entrenador que menos jugadores ha utilizado en sus tres primeros onces titulares, 14. Coleman empleó 17 e Eizmendi usó uno menos, 16. Pero hay que hacer salvedades importantes. Lillo ha tenido a toda la plantilla de la Real a su disposición desde el principio, a excepción de Gerardo (lesionado en los dos primeros encuentros) y Xabi Prieto (baja en el último). El único cambio no obligado que ha introducido el técnico realista ha venido motivado por un cambio de esquema: Garitano, mediocentro, ha ocupado el lugar de Nacho, extremo izquierdo.

Coleman, tras la debacle de la primera jornada ante el Castellón, tuvo que revolucionar el once ante el Eibar en Ipurúa e introdujo nada menos que cinco cambios no obligados. No obstante, en este segundo partido contó con un jugador nuevo, el galés Vaughan, y en su tercer partido tuvo la baja de Carlos Martínez. Eizmendi, por su parte, tenía el once tipo en su cabeza desde el principio y si utilizó 16 jugadores fue porque Martí y Mérida no estuvieron para ser titulares hasta su segundo partido y Víctor y Nacho llegaron ya para el tercero. Víctor López fue el único jugador que sacrificó Eizmendi sin tener que dar entrada a uno de los fichajes. La apuesta del segundo entrenador realista fue Mikel González.

Ninguno de los tres entrenadores ha tocado la portería. Riesgo ha sido el titular para todos ellos. Para Coleman hubo otros tres indiscutibles: Garitano, Aranburu y Labaka. Eizmendi repitió siete titulares en sus tres encuentros: Riesgo, Gerardo, Ansotegi, Castillo, Prieto, Aranburu y Díaz de Cerio. Pero todo hace indicar que habrían podido ser diez de haber contado con Martí, Víctor y Nacho desde el principio. Ellos, más Mikel González, formaron ese once tipo que sacó durante cinco jornadas consecutivas. Lillo también tiene siete intocables: Riesgo, Mikel González, Labaka, Castillo, Martí, Aranburu y Mérida. Serían ocho con Xabi Prieto, pero la lesión ha truncado los planes del técnico.

Analizar esa lista de intocables deja algunas conclusiones interesantes. La primera y más importante, que la Real no ha dado todavía con la fórmula perfecta para la delantera. Sólo Díaz de Cerio fue titular siempre para Eizmendi y el cambio de acompañante fue por no tener a Víctor disponible desde el principio. La segunda, que esta temporada es difícil sacar un once claro de la Real, porque, por ejemplo, el central intocable para Coleman (Labaka) es precisamente el que no alineó Eizmendi, y el de Lillo (Mikel González) es quien no tenía el puesto al principio ni con Coleman ni con Eizmendi. Y otra conclusión importante es que Aranburu es imprescindible para todos. No importa que no haya demostrado el nivel que le suponemos más que con Martí al lado y Eizmendi de entrenador, siempre ha sido titular.

En cuanto a esquemas, a pesar de que Lillo ha dicho que eso es un divertimento de los periodistas más que una preocupación de los entrenadores, lo cierto es que él ha sido el único que ha variado. Coleman apostó de inicio por un 4-2-3-1 y lo mantuvo en las cuatro primeras jornadas. Después lo cambió a un 4-4-2, manteniendo los dos mediocentros y sin mediapunta, sistema que heredó Eizmendi y en el que colocó de maravilla a su once tipo. Lillo comenzó con un esquema similar al de Coleman, cambió para colocar un trivote y dos extremos y acabó el pasado domingo con cuatro jugadores por el centro del campo, dos de ellos falsos extremos, renunciando a tener jugadores ofensivos de banda y dejando todo ese espacio para los laterales.

Los cambios también dejan un análisis curioso. Coleman introdujo a sólo seis jugadores en sus tres partidos (lo peor fue su incapacidad para reaccionar el día de la debacle inicial ante el Castellón, partido en que sólo gastó uno de los tres relevos) y sólo dos de ellos no jugaron ninguno de los tres encuentros como titular, Skoubo y Agirretxe, ambos delanteros, síntoma claro de lo que no funcionó en esas primeras jornadas. El galés no hizo ni un sólo cambio en la defensa o en los mediocentros. Eizmendi, por su parte, hizo ocho cambios y, salvo los centrales, optó por modificar todas las demás líneas. Tres fueron los jugadores que empleó desde el banquillo sin colocarles nunca en la alineación titular: Estrada, Larrea y Gari.

Lillo es el único de los tres que ha hecho los nueve cambios posibles en sus tres primeros partidos. La mayor sorpresa que nos ha dejado hasta ahora ha sido la de volver a poner a Novo sobre el campo, después de unos cuantos meses sin disputar un solo minuto. Gari y Delibasic también han tenido minutos sin salir en el once inicial. El ahora técnico realista no ha mantenido nunca el esquema con sus cambios, obligado por los resultados. En los dos partidos de casa hubo que buscar la victoria de forma desesperada y eso supuso una acumulación de hombres en los puestos más ofensivos. Donde más mantuvo el dibujo fue en Vigo, aunque los cambios con ellos dio más poder a la banda izquierda que a la derecha.

Lo sorprendente es que quien más cambios ha hecho es Lillo, precisamente quien apostó en sus ruedas de prensa por mantener lo que funcionaba y no volver locos a los jugadores con demasiadas novedades. Pese a la sensación de desánimo que nos han dejado los dos últimos empates, se da una paradoja clave en la aspiración de la Real de volver a Primera: Lillo es el entrenador que más puntos ha sumado esta temporada en sus primeros tres partidos, los cinco que salen de la victoria ante el Hércules y los empates ante Celta y Nastic. Eizmendi sumó cuatro, los de la victoria en Córdoba y la igualada en Anoeta frente al Eibar, ya que perdió en Castellón. Coleman, por su parte, sólo sumó los tres puntos de Ipurúa, ya que sus dos partidos en casa, ante Castellón y Poli Ejido, se saldaron con derrota. Ojalá Lillo siga mejorando los números de sus predecesores, eso garantizaría prácticamente el ascenso.

domingo, abril 20, 2008

REAL SOCIEDAD 0 - NASTIC 0 El azar como único argumento

Mazazo y de los grandes. La Real no ha ganado un partido que tenía que haber ganado. Cuántas veces habremos dicho esta frase a lo largo de la temporada, pero hoy duele mucho más... El caso es que ese análisis podría ser de muchas otras tardes de la temporada, sobre todo en Anoeta, un campo que se ha convertido ya en una auténtica tortura para el aficionado realista. Nada menos que 23 puntos han volado ya esta temporada desde el estadio donostiarra, casi la mitad de los que se han disputado. Hoy sólo se ha podido empatar. Y el motivo es obvio: no se ha hecho más para merecer los tres puntos. El azar ha sido el único argumento que ha plasmado la Real para poder llevarse la victoria. Ni fútbol, ni ocasiones, ni demasiada garra, ni ideas desde el campo o desde el banquillo. Y así, aunque a veces se consigue, es realmente complejo sacar tres puntos de un partido.

La Real, decía, se ha amparado en el azar y ha renunciado a sus mejores armas. Lillo decía que no iba a cambiar aquellas cosas que funcionaban, pero lo está haciendo y donde más afecta al rendimiento de todo el equipo. La fortaleza de la Real tras los fichajes del mercado de invierno comenzaba en Martí. Desde el mediocentro, hizo crecer el juego colectivo del equipo y el personal de Aranburu, hasta ese momento de la campaña un jugador desconocido. Pero hoy Martí ya no juega en el mismo sitio. Nacho ha perdido todo protagonismo, hasta el punto de que hoy ni siquiera saltó al campo, y Víctor no parece el mismo jugador de sus primeros encuentros como txuri urdin.

La decepción de Vigo no varíó los planes del tercer ténico realista esta temporada y mantuvo el esquema de juego para su tercer partido. La Real no jugó nada frente al Racing de Ferrol, aunque consiguió la victoria por un arranque de furia. Hizo una buena primera parte en Vigo pero perdió todo afán de victoria en la segunda. Y lo de hoy ha sido un empate frustrante, que nos ha devuelto al equipo de hace ya unos cuantos meses, aquel que también dejó esa sensación de frustración en partido como el empate en Anoeta ante el Celta. Y eso es casi lo peor, la frustración y la sensación de que no se pudo ganar por fútbol. Por suerte sí, pero por fútbol nunca pareció posible que los tres puntos se fueran a quedar en San Sebastián. Y que la Real no imponga ese plus de calidad es la nota triste que deja este partido y otros muchos. Se acentúa esa sensación si pensamos que Lillo no está consiguiendo ser el revulsivo que se esperaba tras tres derrotas consecutivas.

Mucho se ha criticado a Xabi Prieto a lo largo de esta temporada, pero parece que su concurso era esencial en esta Real, mucho más de lo que ninguno podíamos imaginar. Lillo no ha dado hoy con una fórmula que supla su ausencia con garantías. El entrenador buscó armar el equipo por el centro y dejar las bandas a los laterales. Bien para Castillo, porque sigue siendo el jugador más en forma del equipo. Pero sorprendió y mucho Lillo al no apostar por Carlos Martínez por la derecha. Gerardo volvió al equipo y sentó al bravo lateral navarro. Tanto Martínez como Castillo han sido a lo largo de toda la temporada los flancos más débiles de la apuesta por la cantera de la Real, y muchas veces es difícil comprender por qué se han quedado en el banquillo cuando lo han hecho.

Igualmente sorprendió la inclusión de Novo como primer relevo, ya que estamos hablando de un jugador que apenas había disputado 46 minutos en toda la temporada. O el error fue grande a lo largo de la temporada o lo es ahora. La Real de Lillo, curiosamente, acabó recuperando un esquema similar al de Eizmendi, con dos delanteros y dos extremos, aunque con Mérida en la mediapunta y Martí sólo en el mediocentro. Pero la diferencia real estuvo en que los extremos no eran los hombres más indicados para esos puestos. Tanto Novo como Gari Uranga (que entraron por Aranburu y Garitano) han demostrado siempre más y mejores prestaciones por el centro, pero, sobre todo en el caso del segundo, hay una obsesión desde el banquillo realista en colocarles en banda (no sólo Llillo; lo hizo Coleman en la primera jornada, sin pensar ya en otras temporadas).

Con un Fran Mérida que no termina de dar el salto de calidad que se le suponía y con un Martí perdido en su nueva posición, la Real perdió el ataque por el centro. Con falsos extremos, perdió el poder ofensivo por las bandas. Con un escaso nivel en las jugadas a balón parado, mal endémico de toda la temporada, perdió casi toda posibilidad de ganar por fútbol. Y el partido acabó como acabó, con un toque de corneta basado en el corazón y en las miradas al 4-1 en El Molinón que reflejaba el marcador de Anoeta, con balones colgados al área desde cualquier lado y con ningún argumento futbolístico para ganar el partido. Se pudo ganar, sí, pero también perder. Riesgo tuvo un par de intervenciones destacadas y el Nastic tuvo incluso un lanzamiento que repelió la madera. Al menos no se perdió. Pírrico botín para una tarde en la que la victoria, y otra imagen, por qué no decirlo, eran más que necesarias.

El empate obliga a recuperar el triste discurso de hace unas cuantas semanas, ese que nos dice que el ascenso sigue siendo posible a pesar de que la distancia aumenta con respecto al tercer clasificado, ahora dos puntos por encima (tener el gol average perdido obliga a sumar tres más que el Sporting, no conviene olvidarlo). Pero cansa, y cansa mucho, que este equipo no haya podido mirar hacia atrás más que en tres semanas de toda la temporada. Que la afición reciba una bofetada cada vez que intenta mirar para arriba. Porque hoy era el día de mirar arriba. El Málaga no pudo pasar del empate tampoco y algunos de los rivales que persiguen a la Real se han dejado puntos que ya parecen casi vitales (Elche y Tenerife han perdido) y mirar la posibilidad del ascenso como una quimera.

Pero la decepción de Anoeta y el comodísimo triunfo del Sporting ante el Sevilla Atlético dejan hoy un sabor amargo, muy amargo, acentuado por una racha de una sola victoria en los últimos seis partidos, en el tramo más decisivo de la temporada hasta ahora. Nos deja pensando que el partido de la semana que viene en Málaga es no ya vital sino una auténtica final, como lo van a ser todos y cada uno de los ocho partidos que quedan para el final de la competición. No ganar en tierras andaluzas y que el Sporting lo haga en Cádiz podría ser un golpe mortal a las aspiraciones de la Real de volver a Primera. ¿Queda grandeza como para pensar en el ascenso? ¿Le quedan argumentos al equipo y al propio Lillo para devolvernos esa ilusión de volver a Primera? Lo descubriremos el próximo sábado, cuando el equipo txuri urdin tendrá que demostrar si de verdad quiere volver a la categoría de la que nunca debió salir.

sábado, abril 19, 2008

PREVIA Real Sociedad - Nastic. La media inglesa

Ganar en casa y empatar fuera. La media inglesa es lo que, según todas las cuentas, permitirá el regreso a Primera. Y el primer paso debe darse con una victoria en casa ante el Nastic (domingo, 18.00 horas, Anoeta, sin televisión), un equipo que bajó a Segunda de la mano de la Real pero que vive en una situación diametralmente opuesta en la categoría de plata. Si el equipo txuri urdin está metido de lleno en la pelea por volver a Primera, el conjunto tarraconense lucha por no descender a Segunda B. Pero si algo le ha demostrado esta temporada a la Real es que jugar contra los de abajo es tan difícil como hacerlo contra los equipos de arriba. Pero ganar debe ser la exigencia a los de Juan Manuel Lillo. Sólo así se hará bueno el empate conseguido en Vigo, un partido que dejó la sensación de que podía haber sido un triunfo realista.
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La grave lesión de Xabi Prieto, que seguramente se perderá el resto de la temporada, provocará algunos cambios en la Real. Lillo no ha querido adelantar ni la alineación ni el sistema con el que jugará, pero todo indica que habrá modificaciones en ambos terrenos. Mikel González y Labaka volverán a ocupar el centro de la defensa, ya que Ansotegi verá el partido desde la grada y no habrá un central de recambio en el banquillo, y no parece que Castillo y Carlos Martínez vayan a salir del equipo. El técnico, que no parece dispuesto a sacrificar el trivote que formaron en Vigo Garitano, Aranburu y Martí, baraja plantar sobre el cesped un esquema con dos delanteros por primera vez desde que llegó a la Real, lo que le podría devolver la titularidad a Víctor. Él sería el beneficiado por la salida de Prieto del once.
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Más sorpresa causa el plan B del técnico. Novo, después de un larguísimo periodo de ostracismo (no juega desde el 22 de diciembre, frente al Tenerife; sólo ha disputado 46 minutos repartidos en tres encuentros, ninguno como titular, todos ellos con Coleman todavía en el banquillo), vuelve a una convocatoria. Parece que él sería la segunda opción para sustituir a Xabi Prieto, aunque con las mismas opciones que Gari Uranga, que ya entró por él en Vigo. La sorpresa ha sido que Estrada, el recambio natural del ahora lesionado extremo donostiarra, se ha quedado fuera de la lista de 18 elegidos. También regresan a la convocatoria Larrea, que entra en lugar de Elustondo, y Gerardo, que lo hace por Víctor López.
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La Real encara la jornada todavía fuera de los puestos que dan derecho al ascenso, pero con los mismos puntos que el Sporting de Gijón, tercero en la tabla, que recibe en El Molinón al Sevilla Atlético. Los partidos de los dos máximos aspirantes al ascenso comenzarán a la misma hora. Habrá que tener un ojo pendiente de otros resultados, sobre todo los que se produzcan en el Elche - Salamanca que se juega a mediodía (los ilicitanos son el perseguidor más cercano a la Real, dos puntos por debajo) y en el Rácing de Ferrol - Málaga (tener que jugar en tierras malagueñas dentro de una semana hace que todavía no se pueda despreciar la posiblidad de recortar puntos al segundo clasificado, por difícil que parezca contrarrestar sus ocho puntos de ventaja). La Real no adelantará al Sporting a menos que sume un punto más que los gijoneses, ya que el average particular está perdido.
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Si la estadística contase, el triunfo del equipo de Lillo sería la apuesta más segura, ya que de los once partidos que ya ha jugado esta temporada con los siete últimos clasificados sólo ha perdido uno (ante el Poli Ejido, en la tercera jornada) y ha ganado ocho. Si la historia decidiese el partido de mañana, sólo habría un resultado posible y la victoria de la Real sería indiscutible. El equipo tarraconense ha visitado San Sebastián en cinco ocasiones y las cinco se han saldado con triunfo txuri urdin. Dos de esos partidos se jugaron en Segunda en los años 40, destacando la goleada por 5-0 de la temporada 45-46. En los otros cuatro enfrentamientos, curiosamente, la Real marcó el mismo número de goles, tres. 3-1 fue el resultado en las temporadas 47-48 y 49-50, y 3-2 en las 46-47 (en Segunda) y 06-07.
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Ese encuentro de la temporada pasada fue la última visita del Nastic a tierras donostiarras. Corría la jornada 15 y la Real todavía no sabía lo que era ganar. La primera parte ahondó en el pesar de la afición realista. Al descanso el marcador era de 0-1. A los dos minutos de la segunda parte, el Nastic se marcó un gol en propia puerta y casi todos, a pesar de los males de los partidos anteriores, pensaron entonces en la remontada. Dos minutos después la Real recibió otra bofetada: 1-2. Pero en diez minutos locos, el equipo txuri urdin le dio la vuelta al marcador con dos insólitos goleadores, Juanito (en la foto la celebración de su gol) y Diego Rivas. La primera victoria de la temporada, en todo caso, llegó muy tarde. Los 14 partidos anteriores pesaron demasiado al final. Tanto Real como Nastic, sobra casi decirlo, acabaron bajando a Segunda.
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En la primera vuelta de esta temporada en Segunda, la Real sólo pudo sacar un empate del Nou Estadi de Tarragona. Y eso que el partido empezó fenomenal, con un equipo txuri urdin muy ofensivo y que parecía haber resuelto el principal problema de jornadas anteriores: la escasez de ocasiones de gol. Larrea dejó una muy buena impresión, Aranburu mostró gran llegada aunque sin acierto de cara a puerta y Delibasic marcó su primer gol con la camiseta de la Real en una jugada magníficamente trenzada entre los dos centrocampistas y el delantero. Pero en el minuto 45, Víctor López fue expulsado en una acción absurda y se acabó la Real. La segunda parte fue un monólogo del Nastic que anotó el empate en el minuto 81 gracias a un corner. Dos puntos que se fueron al limbo por una expulsión impropia de un juvenil y una jugada más a balón parado.

viernes, abril 18, 2008

Un motivo más para subir

Faltaba un fantasma más por acechar a la Real esta temporada. Y ya ha llegado. Xabi Prieto se rompió el brazo y, con casi total seguridad, no volverá a jugar hasta la próxima campaña. No ha sido ésta una temporada especialmente aciaga con las lesiones, aunque no se nos pueden olvidar casos como los de Skoubo (dicen que la próxima semana vuelve a los entrenamientos con el grupo; veremos...) o Vaughan (con la recaída de su lesión y la posterior polémica sobre el deseo de Badiola de que se operase para poder dar de baja su ficha). También Carlos Martínez o Markel Bergara han estado algunas semanas en el dique seco. Pero una lesión tan aparatosa como la de Xabi Prieto no la habíamos visto.
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Y, qué queréis que os diga, en una temporada como la presente, una lesión no me va a a quitar el sueño del ascenso. Ahora no, ya no. Por supuesto que es una baja importante, estamos hablando del jugador de más calidad de la plantilla (aunque no siempre la haya demostrado en el campo tanto como nos hubiera gustado este año), del jugador de campo que más minutos ha jugado en toda la Segunda División, de un realista de corazón (como lo ha demostrado con su renovación). Siempre es un contratiempo perder a un jugador importante, desde luego, y mucho más en el tramo decisivo de la temporada. Pero no voy a llorar su ausencia porque sigo confiando en la capacidad de este equipo para superar todas las adversidades como lo ha hecho hasta ahora.
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Porque esta temporada ha habido de todo y la Real sigue ahí, en la lucha por el ascenso, con los mismos puntos que el tercer clasificado. Hubo una inmensa falta de confianza generalizada en la plantilla que empezó la temporada. Muchas críticas, algunas feroces, al entrenador que tuvo que afrontar la tarea de recuperar la senda de los triunfos, olvidada en los últimos años en Primera. Un comienzo descorazonador con derrotas increíbles en Anoeta. Dos relevos de entrenador. La dimisión de la presidenta con la que se empezó la temporada. Un rector efímero y unas elecciones con un único candidato, ampliamente contestado (por utilizar un eufemismo) desde algunos sectores periodísticos. Polémicas sobre cualquier asunto. Entradas irrisorias en las gradas de Anoeta en los días más amargos de la temporada. El cese de un director deportivo, la dimisión de otro y el trabajo sin ser nombrado de un tercero. Partidos muy duros para una afición que hace no tanto veía partidos de Champions en Anoeta. Y muchas cosas más.
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¿Va una lesión importante a quitarme ahora la ilusión por subir? No, nada de eso. La lesión de Xabi Prieto no es más que un nuevo motivo para subir (uno de los muchos que ya tenemos), para que el 15 de junio nos podamos acordar de un jugador de la Real que no ha podido participar en el tramo final de la temporada y le dediquemos también a él el ascenso. Si no puede volver a jugar esta temporada, Xabi Prieto debe volver a vestir la camiseta de la Real ya en Primera División, donde debe (debemos) estar. De eso se van a encargar los otros 26 jugadores que van a defender la camiseta txuri urdin en las nueve jornadas que quedan. Y el 15 de junio lo celebraremos todos.

martes, abril 15, 2008

Zubieta funciona

Uno de los debates de esta triste temporada en Segunda ha versado sobre el papel de la cantera, la relevancia de Zubieta como motor del funcionamiento del primer equipo. Yo nunca he tenido dudas y, a pesar del histórico fracaso que supuso el descenso (quizá cuando menos se apostó por la cantera), sigo sin tenerlas. Zubieta funciona. Y tenemos cuatro ejemplos que son noticia esta semana para demostrarlo.

El equipo juvenil se ha proclamado campeón de su grupo de la División de Honor. No le ha hecho falta ni siquiera llegar a la última jornada para cantar el alirón. Las cifras que ha cosechado el equipo que dirige Alberto Iturralde son demoledoras: ha ganado 24 de los 29 partidos que ha jugado hasta ahora (podrían ser 25 si vence el próximo fin de semana, en el último partido de la competición, al Lagunak), marcando 86 goles (con una media de casi tres tantos por partido) y encajando apenas 19 (poco más de medio gol por partido). ¡Y el entrenador dice que el punto débil de su conjunto es el acierto de cara al marco contrario! ". En mi vida he entrenado a un equipo que haga tantas ocasiones de gol", afirma.

Ahora este equipo jugará por el titulo nacional, entre el 4 y el 11 de mayo en una sede todavía por confirmar, frente a Deportivo, Espanyol, Sevilla, Rayo Vallecano, Las Palmas y Villarreal. Hacía nueve años que la Real no consiguió ganar su grupo de la División de Honor juvenil. En aquel equipo, que entrenaba Carmelo Amas, jugaban chavales como Labaka, Gari Uranga o Gurrutxaga. Seguro que de este equipo juvenil tenemos algún potrillo en el primer equipo en unos pocos años. Eso reforzará el valor de cantera de la Real. Porque, cuando suban, inevitablemente recordaremos este triunfo cuando eran juveniles.

La segunda noticia de la semana la protagoniza Xabi Castillo. Con los minutos que jugó en Vigo, el lateral ha renovado automáticamente por un año más el contrato que le une a la Real. En cualquier caso, Badiola ya se ha puesto en contacto con el jugador para proponerle un compromiso de mayor duración, hasta el final del mandato presidencial, en 2013. Castillo llegó a la Real hace ya unos cuantos años, gracias a la rapidez de movimientos de Roberto Olabe al frente de la dirección deportiva del club. En edad juvenil estaba en el Athletic, pero los bilbaínos le obligaron a escoger entre sus dos deportes predilectos, la pelota y el fútbol. La Real le permitió seguir con ambos hasta que él solo se decantó por el fútbol.
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Dijo Paco Aiestaran cuando llegó a San Sebastián que los canteranos tenían muy fácil el acceso al primer equipo. Castillo es una de las mejores muestras de que no es así. El año pasado fue cedido ni más ni menos que a Las Palmas. No comenzó jugando, pero acabó encontrando un hueco en el once. Cuando volvió a la Real, casi todo el mundo dio por supuesto que sería el lateral izquierdo titular. Pero en la primera jornada, ante el Castellón, jugó Sarasola. No convenció y Castillo entró en el once, pero, tras ver la quinta amarilla y cumplir su partido de sanción, Gerardo ha jugado algunos partidos por la izquierda. En el Sanse tiene a otra gran promesa, Balenziaga, que ya entrena con el primer equipo. Y uno de los fichajes de Badiola ha sido el juvenil Morgado, que juega en su misma demarcación. ¿Eso es tenerlo fácil? Me gusta Castillo, me gusta su perseverancia y me gusta cómo ha crecido a lo largo de la temporada. Y todavía tiene margen para seguir creciendo.

Y hay dos noticias más, de esas que pasan algo más desapercibidas pero que cabe recordar para darle a nuestros jugadores canteranos su auténtico valor. Asier Riesgo es ahora mismo el Zamora de la categoría, una pelea en la que ha estado toda la temporada, ya que la Real es hoy el tercer equipo menos goleado de Segunda. Ha jugado todos los minutos de los 33 partidos que se han disputado hasta ahora y ha encajado 30 goles, una media de 0,91. Sus actuaciones se destacaron más en la primera vuelta, cuando peor estuvo el equipo en la clasificación, porque entonces rescató bastantes puntos que ahora son importantes, pero sigue siendo ahora uno de los más destacados del equipo.
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No es un portero perfecto. Ya se sabe que la meta realista tiene una presión especial, como siempre la ha tenido a lo largo de la historia casi centeneria del club, y eso también pesa sobre Asier. Tiene que mejorar en las salidas y en los saques, pero tiene mucha categoría. Y tampoco lo ha tenido fácil. Se apostó por él muy joven y tuvo la mala suerte de encontrarse con los peores años de la Real en Primera. Bakero le sentó en el banquillo para confiar en Bravo, y Lotina continuó esa apuesta. Pese a todo, Asier tuvo que pasar el mal trago de ser el portero titular el día que la Real bajó a Segunda. Hoy ya suscita el interés de otros clubes de Primera, como el Espanyol, y Asier ha contestado a los cantos de sirena demostrado lo que quiere a este club, diciendo que sueña con triunfar en la Real. En Primera. Él será parte de ese éxito, no me cabe la menor duda.

Y aunque no es el Pichichi de Segunda, Díaz de Cerio sí puede presumir de estar en esa pelea gracias a que es el máximo goleador de esta Real. Lleva 13 goles, a cuatro del líder en esa clasificación, el jugador del Xerez Yordi. Entre ambos está Nino, del Tenerife, que le saca un gol al delantero realista como máximo artillero sin contar los penaltis. Lo de Iñigo tiene más mérito porque, a diferencia de Riesgo, no ha jugado todos los minutos de la Liga. Ni mucho menos. No ha sido titular en diez partidos y no ha saltado al campo nada menos que en cuatro de ellos. Coleman le mantuvo unas jornadas en el banquillo, y Lillo apostó por Víctor en su primer partido.
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A pesar de eso, Díaz de Cerio ha anotado prácticamente la tercera parte de los 40 goles que lleva la Real en esta temporada y ha colaborado en 27 de los 52 puntos que tiene el equipo, más de la mitad. Iñigo, en todo caso, sabe que también tiene margen de mejora. "El caballo de batalla que tengo son las ocasiones", ha dicho. Y es verdad. Para marcar un gol parece que necesita al menos tres ocasiones, y el partido de Vigo fue una buena muestra de ello. Pero acaba marcando. Díaz de Cerio es un valor seguro que, con la suficiente confianza y con un centro del campo que genere fútbol y ocasiones, puede ser un jugador muy importante para la Real. Y no sólo en Segunda.
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Zubieta vive, Zubieta funciona. Valorémoslo como se merece.

lunes, abril 14, 2008

...Y cien días han pasado

Cien días han pasado desde que Iñaki Badiola se convirtió en presidente de la Real. Ese es el tiempo de cortesía que, dicen, hay que dar a cualquiera que llega a un cargo nuevo. Hay que ser claros, Badiola no los ha tenido. A Badiola se le ha juzgado desde antes incluso de llegar a su despacho en Anoeta. Incluso se le ha sentenciado. Cien días después no va a cambiar ninguno de los juicios a los que se le ha sometido. Pero hay algo que está muy claro. En estos cien días, la Real y todo lo que se mueve a su alrededor ha cambiado mucho. Parece mentira que el club sea el mismo que empezó la temporada.

Y eso, con todos sus matices, que los tiene, es un halago al presidente. La Real estaba sumida en la depresión, en la desidia, en la inacción. Badiola lo ha cambiado. No ha habido semana que no nos haya dado tres o cuatro titulares con lo que ha dicho y con lo que ha hecho. El presidente ha dinamizado el club, ha hecho que se mueva, que haga cosas que nadie imaginaba hace unos pocos meses. Su principal logro, no cabe duda, es que ha conseguido que la gente vuelva a Anoeta. Un estadio que hace tan poco tiempo acogía partidos de Champions League no puede presentar el aspecto semivacío que le hemos visto demasiadas veces esta temporada. Por mucho que estemos en Segunda.

Badiola se enfrenta, además, a un condicionante de extrema relevancia para juzgarle: el ascenso. Si la Real sube, las críticas al menos se atenuarán. Si la Real no sube, muchos sacarán los cuchillos que ya tienen preparados, que de hecho ya están utilizando. Duro condicionante para un presidente que llega a un club a mitad de una complicadísima temporada como ésta. Si la Real es el 15 de junio equipo de Primera, Badiola podrá sacar pecho, presumir de su trabajo y del logro. ¿Y si no lo es? Sombrío panorama ésta. Mejor no pensarlo hasta que suceda. Aunque Badiola debe tener ya un plan B. Un segundo año en Segunda, con ser una posibilidad que nadie quiere pensar, no puede cogernos a pie cambiado como nos cogió el descenso.

Para mí, lo más reprochable de su acción ha estado, precisamente, en la parcela deportiva. Y especialmente en el banquillo. Ha tenido ya tres entrenadores, y lo más curioso es que los relevos se han producido cuando no eran necesarios o cuando no se esperaban. Coleman aguantó con el nuevo presidente dos semanas más de lo que se presumía. Eizmendi cayó cuando nadie preveía un cese. ¿Paciencia? Badiola sabe que no puede tenerla precisamente porque muchos juicios sobre su labor dependen del ascenso, la dura losa del ascenso obligatorio. Lo mismo sucedió con la dirección deporitva. El mejor fichaje de la Real, Badiola dixit, era Aiestaran, pero se fue y no pasó nada. Ni siquiera ha venido todavía un sustituto aunque, al parecer, ya trabaja desde la sombra.

Bien es cierto que ha sido el mismo presidente quien se ha cargado con el peso de esa losa del ascenso obligatorio. Cuando la Real encadenó la mejor racha de la temporada, habló incluso de coger al Numancia, cuando el sentir generalizado era aspirar a la tercera posición, si acaso a la segunda. Ahora que han venido mal dadas y se han generado muchas dudas con el juego, mucha gente duda incluso de las posibilidades de ser el tercer equipo que suba. El entusiasmo de Badiola, a día de hoy, ha generado un efecto contraproducente en algunos realistas. Pero ¿acaso se puede plantear alguien que la Real no deba estar en Primera? Su ambición puede ser su fuerza. Pero, insisto, el balance sobre este aspecto debe hacerse en junio. No hay campeones en abril. Los hay en junio.

Creo que es precisamente el entusiasmo y la vitalidad que desborda el presidente realista lo que le está jugando malas pasadas y otorgando munición a sus enemigos. Sus palabras suelen tener ese optimismo. Con el fichaje de Zigic, con la llegada del director deportivo, con las tiendas en China, con las banderas... Con todo. Y cuando los hechos no se adecúan con absoluta precisión a sus palabras, hay reacciones en contra de su gestión. Quizá Badiola debiera medirse algo más a la hora de pronosticar cosas. Porque Zigic no está en la Real (¿todavía...?), las banderas no han llegado (será para las últimas cinco o seis jornadas) y el club sigue sin tener un director deportivo desde que dimitió Aiestaran. Ahora bien, tampoco es necesario sacar a pasear tanto el cuchillo. Todo llegará.

Cien días después, mi balance, hecho desde la frialdad de no tener en cuenta todavía la situación de la Real en la clasificación de Segunda, sólo puede ser positivo. El club se mueve. Badiola quiere comprar Anoeta para después eliminar la pista de atletismo. Quiere asociarse con los principales clubes de San Sebastián de baloncesto (Bruesa) y hockey sobre hielo (Txuri Urin). Quiere que el equipo esté donde le corresponde, en Primera. Busca fichajes. Arriesga su propio dinero. Va a destapar todo lo que ha sucedido en el club en los últimos años, los que nos han condenado a la tortura de la Segunda División. Se mueve, y eso hace mucho que no se veía en la Real. ¿Que comete errores? Como todo el mundo que se mueve y arriesga. ¿O no?

sábado, abril 12, 2008

CELTA 1 - REAL SOCIEDAD 1 ¿Por qué, Lillo, por qué?

Minuto 89. Saca el balón jugado desde atrás Aranburu, abre el balón a la banda izquierda, donde la recoge Castillo. Éste cede a Nacho, que profundiza, se da la vuelta y cede el balón atrás, donde Castillo saca un magnífico centro que remata Martí en el interior del área. Esteban atrapa en dos tiempos, sin que Víctor sea capaz de llegar al remate. Esa jugada de la Real debió ser la tónica del partido, lo fue durante buena parte de la primera mitad, pero el equipo desapareció. Desapareció por completo y de forma inexplicable tras el primer cambio de Lillo, cuando Fran Mérida salió del cesped para dar entrada a Víctor. Después de éso, sólo esa jugada y un contraataque de tres atacantes contra dos defensores mal gestionado por Martí que tardó mucho en pasar el balón a Gari Uranga, perdiendo una clarísima ocasión.

¿Por qué, Lillo? ¿Por qué el equipo no jugó igual durante todo el partido? ¿Por qué mantuviste ese trivote que no estaba dando resultado ofensivo? ¿Por qué no se lanzó el arreón definitivo para ganar el partido? ¿Por qué la Real no buscó la victoria como se suponía que debía hacer? ¿Por qué los cambios no sólo fueron ofensivos, sino que parecieron quitarle toda la vida al equipo? ¿Por qué? La verdad es que es difícil encontrar explicación a lo que sucedió durante la segunda parte de un encuentro que parecía controlado. Quien más quien menos podía pensar que el segundo gol de la Real era cuestión de tiempo. Pero la Real desapareó. De una forma clamorosa. ¿Por qué? "No hemos encontrado la pelota y cuando no encuentras la pelota...", es la explicación del técnico, que sentenció: "Yo creo que vamos a aprender de ésta".

Más vale que aprendamos porque hoy la Real no se ha demostrado, desgraciadamente, como el equipo de Primera que debía pasar por Balaídos. ¿Un punto es bueno? Qué sé yo... Pero la cara de tonto que deja este partido no se solucionará hasta que dentro de ocho días el equipo txuri urdin salte al campo. Porque hoy se ha perdido una ocasión inmejorable, una más, de dar un golpe de efecto a esta tortuosa travesía en Segunda. Porque la impotencia que ha producido el juego de la Real ha sido mucha durante la segunda parte. Porque se ha encajado otro gol a balón parado y no se ha generado nada de peligro en las numerosas faltas al borde del área y córners de los que ha dispuesto el equipo, otra semana más. Porque casi nada ha convencido al final.

Al descanso, la sensación era muy distinta. La Real, sin jugar ni mucho menos un partidazo, tenía el control del juego. Llegaba al área contraria con cierta asiduidad y tenía muchas buenas noticias. Martí controlaba lo que pasaba sobre el césped a pesar de la desaparición de Garitano y Aranburu. Castillo realizaba los mejores primeros 45 minutos de la temporada, segurísimo atrás y con muchísima proyección ofensiva, con la guinda además del jugadón que acabó con el gol. Gol, por cierto, de Díaz de Cerio, que rompía así la sequía de cuatro jornadas que arrastraba. Xabi Prieto, sin llegar a mostrar el juego que de él se espera y quizá mermado por el esguinde que sufrió el viernes, metía algunos buenos pases. Mérida era el más desaparecido en ataque y tampoco supo sacar provecho de las faltas que sacó.

Pero a pesar de eso la cosa pintaba bien. A pesar de eso y del enorme fallo de marcaje que costó el gol del Celta. La segunda parte comenzó con parámetros bastante similares, pero algo pasó. Y pasó, lo que no deja de ser curioso, cuando salió del césped el jugador que menos peligro estaba llevando, Mérida. Eso es lo inexplicable. Porque, por mucho que Nacho no entrara en contacto apenas con el balón, las cosas no tenían por qué empeorar. Pero empeoraron. Hasta el punto de que el Celta, sólo colgando balones al área, sin mucho fútbol, generó un par de ocasiones bastante claras. En una se resbaló el delantero celtiña, en la otra Labaka casi introduce el balón en su propia portería. Y la Real sólo ese jugada del minuto 89 y el contraatque posterior. ¿Por qué no se mantuvo el juego? Un misterio del que nunca tendremos respuesta. ¿Hemos aprendido, como dice Lillo? Eso lo veremos la semana que viene.

Hoy es difícil encontrar la cara positiva del partido, a pesar de que se ha sumado un punto. La Real vino a ganar y no ganó. El partido fue malo y la segunda parte descorazonadora. "No hemos hecho nuestro trabajo, en las nueve finales que quedan hay que hacerlo. Este tren ha pasado y hay que coger el siguiente, pero no sé cuántos más va a haber", resumía el presidente, Iñaki Badiola, al final del encuentro, convencido de que las cuentas "siguen dando, sin ninguna duda", pero sabiendo que ya no se puede estar mirando a lo que hacen los rivales. Y, a la espera de lo que suceda mañana entre Málaga y Sporting, es verdad, porque lo mejor de hoy han sido los demás resultados. El Castellón ha perdido y Tenerife y Elche han empatado, y además el Celta pierde ya sus opciones de luchar por el ascenso. Pero hoy nos quedamos con mala cara. Qué pena.

viernes, abril 11, 2008

PREVIA Celta - Real Sociedad. Que por Vigo pase un equipo de Primera

Por Vigo debe pasar un equipo de Primera (sábado, 18.30 horas, Balaídos; ETB, Telemadrid-La Otra, TV3, TVG, Televisión Asturiana y Televisión de Murcia). Es el momento ideal para que la Real demuestre que cree de verdad en el ascenso, no sólo de palabra sino también con hechos. En un gran campo, ante un rival de entidad aunque esté algo alejado de la lucha por las tres primeras plazas. La jornada, además, es propicia para dar un golpe de mano. Dos son los enfrentamientos directos entre rivales del equipo txuri urdin y la jornada puede devolver al equipo ahora de Juan Manuel Lillo a los puestos de ascenso. Más que eso, en juego está el futuro. Lo que debe verse es una Real ganadora y con hambre de volver a Primera, que demuestre que no haber ganado todavía como visitante ante ninguno de sus rivales directos ha sido un accidente. Lo que hagan los demás todavía no importa tanto como lo que hagan los nuestros.

Y los nuestros van a presentar una fisionamía algo distinta a la que se vio en el primer partido del nuevo entrenador para lograr los tres puntos en Balaídos. Lillo, aunque no quiso adelantar mucho en la rueda de prensa de ayer, sí aclaró que optará por un cambio de esquema. Reforzará el centro del campo y plasmará un trivote que, de salir bien, demostrará que es una táctica que no tiene por qué ser necesariamente defensiva. Garitano podría recuperar la titularidad y tener por delante a Aranburu y Martí. En las bandas quedarían Fran Mérida y Xabi Prieto, con apoyos constantes de dos de los hombres más en forma de la Real, sus laterales Castillo y Carlos Martínez. El sacrificado en el centro del campo será Nacho, que se quedará por primera vez en el banquillo.

La principal duda de Lillo es el hombre que ocupará la delantera. Víctor no acabó de convencer en el estreno del nuevo técnico y lo más probable es que el elegido sea Díaz de Cerio, que sigue siendo con mucho el máximo goleador del equipo aunque arrastre cuatro semanas sin marcar, desde la victoria en Albacete. No obstante, Delibasic también tiene opciones, sobre todo después del gol marcado hace una semana y que abrió el camino de la remontada ante el Hércules. En la defensa y en la portería no habrá cambios. Y en la convocatoria sólo uno. Con el afán de Lillo de reforzar el centro del campo, el que se ha hecho con un hueco en la lista de esta semana ha sido Elustondo. El que se ha caído, Estrada. Gerardo sigue de baja, igual que Skoubo (que ya ha vuelto a San Sebastián después de pasar revisión con un médico danés, pero que sigue sin fecha para reaparecer).

El Celta no pasa por su mejor momento y, aunque matemáticamente no ha dicho adiós, ya ve el ascenso como una utopía, ya que se encuentra a nueve puntos de la tercera plaza. Como la Real, ya ha tenido tres entrenadores, pero el mal momento vigués no será una facilidad para el equipo txuri urdin, que ve este partido como sú último tren para reengancharse a la pelea. Y la visita a un campo como Balaídos es una de las últimas oportunidades para que el conjunto txuri urdin venza como visitante ante un rival directo en su carrera por volver a Primera. La Real, hasta ahora, ha perdido en Soria, Gijón y Castellón y empatado en Elche. Todavía le queda visitar Málaga y Tenerife.

Lo cierto es que una victoria de la Real podría devolverle el tercer puesto, ya que el Sporting juega en Málaga. Pero atención al resultado de La Rosaleda, porque, si los de Lillo suman los tres puntos, una victoria sportinguista colocaría a Málaga, Sporting y Real en sólo tres puntos y serían dos las plazas en juego para subir a Primera. Y Málaga será la próxima salida de la Real, dentro de quince días. Si el equipo realista suma los tres puntos, no habrá resultado malo en Málaga. Por detrás, también juegan esta semana entre sí Elche (a dos puntos de la Real) y Tenerife (a cinco puntos), en en el campo de éste último. El Castellón, ahora a cuatro puntos de los de Lillo, visita al Hércules.

Como la semana pasada, un ojo estará muy pendiente de la actuación arbitral. El colegiado designado para este partido ha sido José Antonio Teixeira Vitienes, un árbitro de tinte muy casero, ya que de los 16 partidos arbitrados nada menos que diez finalizaron con victoria local. A la Real le ha pitado ya tres veces, y el saldo no es malo. Fue el colegiado en las victorias en Anoeta ante Elche y Alavés y el empate en Tarragona. Pero el primero de esos días desquició al equipo en el descuento y en el último expulsó a Víctor López, merecidamente eso sí, al filo del descanso. Ojalá las reuniones que ha mantenido Badiola en Madrid con Sánchez Arminio y Villar, máximos dirigentes de los árbitros y de la Federación, hayan surtido efecto y no tengamos que preocuparnos más de la labor arbitral.

Para sumar los tres puntos, la Real tendrá que enfrentase a su negra historia en Vigo. En Segunda División han sido seis los enfrentamientos entre ambos equipos y sólo en uno de ellos venció el equipo txuri urdin. Cuatro derrotas (la más dolorosa de ellas, 6-1 en la temporada 62-63) y un empate. La victoria, eso sí, llegó en la temporada que concluyó con el histórico ascenso en Puertollano. Un solitario gol de Arzak dio el triunfo. En Primera, los datos son igualmente negativos, aunque alguna que otra victoria sí ha caído del lado realista. Han sido 40 los partidos jugados, con 23 victorias locales, nueve visitantes y ocho empates.

Pero, ojo, porque de las últimas 17 visitas a Balaídos, sólo se consiguió ganar en una ocasión, con el espectacular 2-5 de la temporada 2003-2004 que provocó el cese de Lotina, qué cosas, como entrenador de los vigueses. Y entre las muchas derrotas cosechadas en esos años está la que ningún realista podrá olvidar, la de temporada anterior, la de la 2002-2003, la que nos dejó sin aquel merecido título de Liga. La última visita a Balaídos se cerró con el empate a cero inicial. Lotina, ya en la Real, prescindió de Kovacevic y el equipo notó para bien su salida al campo en la segunda parte, cuando pudo ganar el equipo txuri urdin. Sobra decir que al final de la campaña tanto Celta como Real acabaron en Segunda.

En el partido de la primera vuelta de esta temporada 2007-2008, la Real vivió el mayor ejercicio de impotencia de los últimos meses. Comenzó el partido de maravilla. En el primer minuto, penalti a favor y expulsión del meta vigués, Pinto. Pero en el minuto dos las cosas ya se habían torcido. Gerardo, después de anotar tres lanzamientos desde los once metros en la campaña, falló el primero ante el Celta. Y aunque la Real se adelantó con un gol de Víctor López a los 22 minutos, apenas ocho después los vigueses ponían el empate ¡en un contraataque! Después, nada de nada. Impotencia absoluta ante un rival que jugó con diez hombres nada menos que 89 minutos. Y para colmo, era el primer partido que se jugó después del escándalo levantado con la lavadora de Chris Coleman. Y el quinto sin ganar en una racha que finalizó dos semanas después con la brillante victoria ante el Málaga.

jueves, abril 10, 2008

Un entrenador de destino

"Una vez leí a Antonio Gala una frase con la que yo me identificaba: 'Yo no soy escritor de vocación, sino de destino'. Yo no soy entrenador de vocación, pero sí de destino. Ahora seguro que también harán chistes de esto...". La frase es de Juan Manuel Lillo, en una de las tres entrevistas que publican hoy medios guipuzcoanos (El Diario Vasco, Mundo Deportivo y Noticias de Gipuzkoa), entrevistas de las que se puede sacar mucho para conocer al nuevo entrenador de la Real. A mí, desde luego, me han servido para conocer un poco más al hombre que tiene la responsabilidad de devolvernos a Primera y a romper con tópicos que arrastra desde hace años. Me ha convencido con sus palabras, ahora debe convencerme sobre el campo. Casi nada.

Pero el comienzo es prometedor. No sólo por los tres agónicos puntos del pasado domingo, sino por el ideario que va a implantar en la Real el nuevo entrenador, por poco tiempo que tenga para hacerlo. En lo esencial, Lillo tiene claro que el objetivo es irrenunciable y que el máximo responsable de lograrle es él. "Sólo pienso en el ascenso", dice, convencido de que la Real tiene equipo para subir (da un "sí" rotundo a esa pregunta) y de que hay muchas opciones de conseguir que en junio el equipo vuelva a estar en Primera. No se escudará en la trayectoria anterior a su llegada en caso de que no se consiga. "Si me escondo detrás de eso, miento. ¿Cómo no va a ser posible con este equipo? Entonces los demás qué dirán", apunta.

Sabe que para ello es necesario ganar antes que jugar bien ("No voy buscando ni el estilo ni la personalidad. Si hay un largo plazo, llegará. Iremos encontrando el estilo porque sí, por la elección de jugadores y porque mi obligación es buscar lo mejor para que la Real gane cada semana"), y me gustan los caminos que ha escogido para llegar a ese destino ("Los jugadores intentan parecerse a lo que el entrenador les pide pero yo no les exigiré nada de lo que no son"; "Mi meta no es llegar aquí como un erudito, a demostrar todo lo que sé. Al contrario. Debo intentar escónderselo, pero que les vaya sirviendo"). Y sólo con eso, sumado a lo que ya apuntó en días previos de respetar lo que ya venía funcionando y de valorar un vestuario magnífico ("Estoy orgullosísimo de mis jugadores, que son lo mejor que tiene la Real"), Lillo tiene mucho terreno ganado.

Me gusta la claridad con la que habla. "Aquí, si el equipo asciende lo hará conmigo, no gracias a mí", dice con total convencimiento. Se siente entrenador, cree que ese es el lugar donde más servicio puede hacer a la Real, y no desde un despacho. En este sentido, deja claro que quiere seguir en el banquillo realista en la máxima categoría. "Entrenar a la Real en Primera sería maravilloso y ya lo tengo hablado con el presidente pero no hay nada firmado. Sería incapaz de agarrarme a un contrato para hipotecar a la Real", afirma. Ojo, que aquí se está gestando una nueva parte del proyecto de Badiola, un tipo al que Lillo defiende con naturalidad y sin sectarismo. "Otros han tenido todo el tiempo del mundo y más para trabajar, ¿por qué a éste no se lo concede eso? Por lo poco que he compartido con él, Iñaki me parece una persona que, por encima de todo, ha venido a servir a la Real y no a servirse de ella. Tiene el afán de devolver a la Real a Primera", añade.

Lillo se rebela contra la imagen que se ha ofrecido de él, y eso entronca con las quejas que tiene el técnico del trato que le han dado los medios de comunicación. "Somos lo que hacemos, no lo que decimos. ¡Si se espera más de mí en la sala de prensa que en un entrenamiento!", afirma. "Tienes que volverte tonto. No leas. Tienes que volverte abrupto. Borra la palabra abrupto porque es pedante. Pon burro. Hay que ser burro y entonces ya está. Si leo y se me incorporan las palabras, ¿qué hago? ¿Tengo que hacer esfuerzos por parecer un animal? ¿Cómo irán así las sociedades? Estaríamos en la edad de piedra", añade. Comparto al cien por cien con el técnico este planteamiento. Las ideas no debieran asustar, debiera aterrorizarnos el inmovilismo y la dejadez que ha acabado con la Real en Segunda. Y eso lo digo tanto por la parcela técnica como por la directiva. Pero no acaba de ser así. ¿Por qué? Quizá nunca lo sepamos.

"Nadie quiere que la realidad conspire contra sus prejuicios y si hace falta, se cambian las cifras", "sorprende un poco que la gente no haga nada por conocerte y sí haga todo por alimentar el prejuicio que ya tenía anteriormente, sin dejar que la realidad les lleve la contraria" y "a nadie le ha preocupado saber quién soy, quieren que sea eso" son tres frases de Lillo que evidencian su malestar con el trato recibido por los medios. Y puede que tenga razón, aunque no vaya a conseguir la necesaria autocrítica periodística. Lillo destaca en sus argumentaciones que "todos los equipos que me han cesado han empeorado mis cifras y todos los que me han contratado durante la Liga han mejorado sus números", algo que no se ha destacado, y que "nadie dice, en cambio, que a Tenerife llegué a falta de trece jornadas, con el equipo a un punto del descenso y nos salvamos con veinte puntos en 13 partidos".

Lanza Lillo una pregunta preocupante: "¿Tan mala persona soy yo para que me vilipendien al punto de tergiversar las cifras con tal de tener razón?". Preocupante, porque, en realidad, lo que hace es desnudar cómo bajan las aguas en el entorno de la Real desde hace mucho tiempo. Hay demasiadas voces que tienen claro qué van a decir antes de que sucedan los hechos. Demasiados intereses en juego. ¿Y la Real? ¿No es la Real lo que debiéramos preocuparnos a todos? Lillo me parece sinceramente preocupado por este equipo, capacitado para emprender el reto de subir a Primera dentro de diez semanas y serio, muy serio, en su análisis de todo lo que rodea al club. Pedir tiempo para él es una utopía porque no lo tiene. Él lo sabe. En diez semanas se le juzgará para siempre en la Real. Tiene los medios para que le recordemos como el técnico del ascenso. Ojalá sea así. Suerte, maestro.

miércoles, abril 09, 2008

Los contradictorios datos de los córners

En Inglaterra, forzar un córner se celebra en la grada como si fuera medio gol. En Anoeta no, al menos desde hace unos cuantos años. La sensación es clara: un córner en contra es peligroso, un córner a favor no lo es. No hay más que pulsar el sentir de la grada de Anoeta ante estas jugadas. Debido al continuo baile de entrenadores de los últimos tiempos, es una auténtica utopía poder analizar los datos de la Real en estas jugadas. Sólo en las últimas tres temporadas, incluyendo la presente, la Real ha tenido nada menos que ocho entrenadores. Imposible saber quién entre ellos cuidaba la estrategia y quién no. Pero lo que está claro es que en esos tres años los datos que ofrece el conjunto txuri urdin son, como poco, contradictorios, pasan de la normalidad de hace dos años a la mediocridad del pasado, para acabar instalados en la más absoluta incógnita de la presente temporada.

En la temporada 2005-2006, en la que pasaron por el banquillo realista José Mari Amorrortu, Gonzalo Arconada y José Mari Bakero, la Real anotó tres goles en jugada de córner y encajó sólo cuatro. Estos datos son más o menos normales, buenos incluso si tenemos en cuenta que el equipo que más goles de córner anotó fue el Barcelona y fueron apenas cuatro. También hay que tener en cuenta que la Real fue el sexto equipo que más córners tuvo que defender y el porcentaje de acierto de los rivales fue escaso. Sin ser la mejor arma de la Real, lo cierto es que la pizarra servía, tanto defensiva como ofensivamente.

Pero en la siguiente campaña, la del descenso, todo se torció en este aspecto, como en tantos otros. Y se torció muchísimo. Sólo se anotó un gol (fue en la última jornada ante el Valencia), y eso que se sacaron un total de ocho córners más que en la temporad anterior. A los malos datos ofensivos hay que sumar los defensivos. Fueron seis los goles encajados en estas jugadas de estrategia. El descenso de la efectividad es claro, ya que los datos de las temporadas 05-06 y 06-07 son bastante comparables por la situación clasificatoria en la que se movió la Real, luchando en ambos casos por seguir en Primera División.

Y así llegamos a Segunda, donde ese parámetro cambia pero la sensación de la grada no. El mejor ejemplo del sentimiento realista ante un córner se vivió el domingo en Anoeta. Los primeros 80 minutos fueron un continuo querer y no poder en este tipo de jugadas. Hasta doce córners sacaron los jugadores realistas, todos ellos entre Martí y Nacho. Y nada de nada. No había forma, no ya de marcar un gol, sino siquiera de rematar uno sólo de los centros que ponían en el área los dos jugadores fichados en el mercado de invierno. Pero el dato al final del partido sólo cabía entenderlo como contradictorio, porque en el córner número 13, el único que sacó Xabi Prieto, llegó el gol de la victoria en el partido frente al Hércules. Y en una jugada, además, ensayada en Zubieta, como han reconocido durante la semana tanto Juan Manuel Lillo como Fran Mérida, autor del tanto.

En lo que llevamos de esta temporada, la Real ya ha marcado siete goles en jugadas de córner. Obviamente, para analizar ese dato hay que tener en cuenta la variable clasificatoria. Un equipo de la parte alta siempre tendrá más jugadas de este estilo que uno de la parte baja, a pesar de que (y es lo malo de estar en Segunda) no hay una cifra total a comparar en las estadísticas que ofrecen los medios de comunicación. Pero también es importante resaltar que de esos siete goles a favor, sólo tres han llegado en primera jugada (Garitano en Córdoba y en Anoeta ante el Xerez, y el de Mérida del domingo pasado), mientras que los otros cuatro han sido rechaces. Cuatro son los goles que ya ha encajado la Real en córners, una cifra demasiado alta para un equipo que se encuentra entre los menos goleados de la categoría (el cuarto, sólo detrás de Numancia, Málaga y Castellón).

Lillo tuvo suerte en su debut, ya que se marcó en un córner cuando no se había llevado ningún peligro en estas jugadas a lo largo de todo el partido. Pero ahora tiene mucho trabajo por delante. No es de recibo que un córner no se convierta, aunque sea ocasionalmente, en una jugada de peligro, en un remate a puerta. Incluso en un gol. Que en Segunda la estrategia vale mucho más y da muchísimos puntos, unos puntos que ya son demasiado vitales como para dejarlos escapar.

(La foto es del partido del pasado domingo y fue tomada, una vez más, por Tati, amiga y lectora de este blog. Muchas gracias por la imagen)

lunes, abril 07, 2008

Los dos secretos de la Real

Dos son los secretos de la Real, dos. No hemos sido el equipo arrollador en Segunda que se presuponía por historial. Salvo en un par de tardes, el equipo no ha desplegado el juego que muchos pensábamos que iba a mostrar en el campo. Pero tiene dos secretos que hacen que, a estas alturas, la Real esté con opciones, con bastantes opciones, de ser uno de los tres equipos que logre el derecho de jugar la próxima temporada en Primera División. Y no son otros que el vestuario y a la afición.

Cuando termina ayer el partido, los periodistas que están a pie de campo buscaron las primeras impresiones de los jugadores. Por allí pasó Díaz de Cerio. Y le llamaron. "Los protagonistas hoy son otros" fue lo único que dijo, sonriente, a la prensa. Ese gesto, en apariencia simple, demuestra el inmenso compañerismo que hay en el vestuario de la Real. Quería que hablaran con Delibasic y con Mérida, los protagonistas de ayer. No es el primer gesto así que tiene Díaz de Cerio. Hace unas semanas, un gol suyo ante el Xerez impidió que Delibasic tuviera minutos aquel día. Y fue a dedicarle el gol, porque el jugador cedido por el Mallorca no estaba (ni está) teniendo demasiados minutos y eso no es plato de buen gusto para nadie.

Iñigo tampoco ha sido el único en tener buenos gestos de este tipo. Hemos oído al propio Delibasic (a pesar del error de ayer de dedicar su gol a Badiola por hablar de quitarle la ficha; eso no ayuda a la unidad, como tampoco, para qué ocultarlo, las palabras del presidente) alabar los fichajes de invierno, los mismos que le llevaron al banquillo. A Gari Uranga, un jugador que empieza a intuir que la próxima temporada no estará en la Real, diciendo que lo importante es el ascenso, por encima de las cuestiones personales. A Garitano, otro que es posible que no continúe, dedicar un gol a otro jugador que había desaparecido entonces de las alineaciones, a Labaka.

Y hemos oído a los tres entrenadores que ha tenido la Real esta temporada, incluso a un Lillo que no lleva en el club ni siquiera una semana, decir que el vestuario es impresionante. Y lo es, ya lo creo que lo es. Porque está teniendo una fuerza de voluntad inmensa para sobreponerse a tantas cosas como las que están viviendo este año. Después de dos directores deportivos, tres presidentes, otros tantos técnicos, rumores de fichajes y bajas incluso a estas alturas de la temporada, malos arbitrajes, unas elecciones y tantas otras cosas más, la Real sigue optando al ascenso. Sólo por eso ya marecen estar en Primera. Pero la faceta deportiva es lo que cuenta.

El segundo secreto de la Real es la afición. Siempre lo he tenido presente, pero mucho más después de ver lo que sucedió ayer en Zaragoza. El club aragonés, otro histórico del fútbol español, pasa por momentos horribles. Está en puesto de descenso y puede ser el siguiente gran nombre en verse atrapado en el infierno de la Segunda División, experiencia que ya conoció en 2002. Los jugadores salieron ayer de La Romareda entre insultos y cánticos despreciativos de su propia afición. En la Real nunca se ha vivido algo así. Quizá hubiera sido necesario para que el equipo txuri urdin levantara cabeza, pero nunca aconteció. El respaldo al equipo estuvo siempre por encima de todo eso, incluso cuando el descenso era ya una realidad. No me puedo quitar la cabeza la imagen de centenares de realistas en las gradas de Mestalla, solos en todo el estadio, gritando "Real, Real".
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Y esta temporada, con el equipo en Segunda, es impresionante ver cómo son 25.000 las personas que van a ver un Real Sociedad - Hércules. Es impresionante que la gente acabe ese partido, en el que tanto se sufrió para conseguir los tres puntos, con el mismo grito de "Real, Real". Es maravilloso ver a miles de realistas desplazándose con el equipo a Gijón o a Soria. Pone los pelos de punta ver a tantos críos animando a su Real. Somos de un equipo que tenía un campo que ganaba partidos gracias a su afición. Lo peor del paso de Atotxa a Anoeta fue perder precisamente eso. Pero ya ningún jugador de la Real actual ha conocido Atotxa desde el cesped y esa excusa no vale. Por eso, tienen que sentir a la afición como un jugador más, que vuelva a ganar partidos con su presencia y su ánimo.
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Por vestuario y por afición, la Real es de Primera. Siempre lo ha sido. Pero ahora que serlo también por fútbol y para demostrarlo quedan diez semanas.
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(La foto de las gradas de Anoeta, del partido de ayer ante el Hércules, es de Tati. Como siempre, muchas gracias)