jueves, abril 30, 2015

PREVIA Real Sociedad - Levante. Buscando regularidad en un calendario caótico

¿Seguirá Carlos Martínez en el once?
Tras su elogiada actuación en San Mamés, la Real busca una regularidad que le permita acabar dignamente una temporada con demasiados claroscuros, y lo hace ante un rival, el Levante (viernes, 20.45 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV), que siempre le ha planteado muchos problemas. Tampoco ayudará que el partido se juegue en la semana más caótica para el equipo txuri urdin motivada por un calendario demencial que la Liga de Fútbol Profesional sigue sin administrar correctamente. Así, el equipo de David Moyes afrontará su tercer partido en apenas seis días, habiendo jugado además en dos de ellos en el tardío horario de las diez de la noche. Eso, como adelantó el propio técnico escocés, provocará cambios en el once realista, cada vez más difícil de adivinar porque sólo Moyes sabe qué es lo que quiere ver exactamente ya pensando en la próxima temporada.

Como es costumbre, Moyes no adelantó la convocatoria en la víspera, pero sí dio un detalle. Zurutuza no estará debido a una sobrecarga, lo que le obligará a parar de nuevo tras realizar un gran encuentro y le impedirá conseguir la regularidad que busca en el plano personal. No hay más bajas conocidas (Mikel González no es baja por su roja en San Mamés porque en la escasamente profesional Liga española Competición no se reúne por los días festivos), por lo que el técnico realista tendrá que prescindir de tres jugadores por decisión técnica, dos si incluye nuevamente en esa lista de descartes a Dani Estrada, que vive sus últimas semanas de txuri urdin. Los escogidos para no entrar en la lista en San Mamés fueron Ansotegi, Yuri y Hervías. La idea, y más con la baja de Zurutuza, es que vuelvan a quedarse fuera más jugadores defensivos que ofensivos, quedándose en la grada uno de los centrales y uno de los laterales con casi total seguridad. Quiénes, una incógnita, y más con el anuncio de Moyes de que cambiará la alineación por ser el tercer partido de esta exigente semana.

Aventurar un once resulta complicadísimo más allá de saber que Rulli estará bajo palos, Iñigo Martínez en el centro de la zaga y Vela en el ataque. En el resto de posiciones casi todo parece posible. Mikel González, Ansotegi y Elustondo se juegan la segunda plaza de central casi en igualdad de condiciones. Yuri y Zaldua tienen opciones de volver a los laterales y romper los dos partidos seguidos que vienen jugando De la Bella y Carlos Martínez, aunque sobre todo en el caso del primero parece improbable por su buen trabajo. Lo normal es que el doble pivote lo formen Pardo y Granero de nuevo, aunque es posible que siga Markel en lugar de uno de los dos. Canales, Chory Castro y Xabi Prieto se juegan dos puestos en el once y todo parece indicar que se recuperará el delantero centro. Lo normal sería que jugara Agirretxe pero tampoco sería descabellado que sea titular Finnbogason, que no ha vuelto a jugar tras sus primeros síntomas ilusionantes y la lesión que sufrió.

A pesar del buen empate en San Mamés, el punto no le sirvió a la Real para avanzar en la clasificación, y sigue ocupando la duodécima posición ya con 40 puntos, a siete puntos de la séptima plaza, un objetivo prácticamente imposible ya con sólo doce por jugar. Su rival, el Levante, está en la decimoquinta plaza con 35, siete por encima del descenso. No está salvado, pero tiene encarrilado ese objetivo. Si sólo contaran los partidos en casa, la Real sería octava, y con Moyes en el banquillo sólo ha perdido un partido en Anoeta, el último de la primera vuelta, 0-1 contra el Rayo. A partir de ahí ha sumado cuatro victorias y tres empates. Como visitante, el Levante sólo supera a cuatro equipos de la Liga, y ha puntuado en siete de sus 17 salidas, con tres victorias y cuatro empates. La Real suma seis jornadas sin ganar, aunque en este tramo ha logrado cuatro empates. El Levante ha ganado en dos de sus tres últimos desplazamientos, 1-4 al Almería y 0-1 al Getafe.

El Levante es un equipo que se le atraganta a la Real en San Sebastián, y ha puntuado más veces de las que se ha ido de vacío, con cuatro victorias realistas, sólo dos del Levante, y hasta cinco empates. En Primera han sido seis los encuentros, con un balance parejo pero negativo para los intereses realistas, con un triunfo para cada equipo y cuatro empates. La Real no gana en Primera al Levante desde el 1-0 de la temporada 2006-2007, con gol de Ansotegi. El triunfo del Levante fue mucho más abultado, 1-3 en la temporada 2011-2012. En Segunda han sido cuatro los choques, con un balance bastante mejor para la Real, con tres triunfos y un empate. La goleada más amplia en la categoría de plata fue el 6-2 de la temporada 1946-1947, con tres goles de Vázquez, y uno de Castivia, Patri y Pérez. El cuadro estadístico se completa con un enfrentamiento en la fase de ascenso a Primera de la temporada 1939-1940, en el que ganó el Levante por 2-3. Desde el regreso a Primera de ambos equipos en 2010, la Real no ha ganado a este rival en Anoeta, con tres empates y una derrota.

La pasada temporada, la 2013-2014, el Real Sociedad - Levante terminó con el resultado inicial. El equipo de Joaquín Caparrós no podría haber movido el marcador de ninguna de las maneras, encerrado atrás y sin mirar nunca a la portería de Bravo, a quien sólo probó en una ocasión. Y la Real tuvo sus ocasiones jugando a un ritmo lento, pero le faltaron suerte y acierto. También el del árbitro, que no señaló un claro penalti sobre Agirretxe en una jugada en la que Keylor Navas acabó sacando el balón de la misma línea antes de que se convirtiera en el gol del triunfo. Clos Gómez tuvo una actuación nefasta y consintió todas las artimañas del Levante, desde las incontables faltas que no sancionó como merecían hasta unas pérdidas de tiempo que no quiso descontar. Esa forma de jugar le dio frutos al Levante, que sacó una vez más un punto de Anoeta. Más no podría haber conseguido con lo poco que ofreció.

miércoles, abril 29, 2015

Pardo cumple 100 partidos en Primera siendo imprescindible para Moyes

Pardo cumplió en San Mamés 100 partidos en Primera.
Rubén Pardo sigue sumando y San Mamés fue el escenario de su partido número 100 en Primera División. A sus 22 años, cumplirá 23 en octubre, esa cifra que llega hasta los 121 partidos en todas las competiciones es importante. Lo es aunque sea difícil quitarse de la cabeza la idea de que tendrían que ser mucho más partidos los que figuraran en las estadísticas del riojano. Y es que hasta la llegada de David Moyes, ningún técnico ha parecido confiar del todo en él para darle el mando de la Real que siempre ha estado dispuesto a asumir y a pesar de las espléndidas actuaciones que protagonizó en sus primeras apariciones con el primer equipo, con el que debutó una semana después de haber cumplido 19 años, en octubre de 2010. El escocés ha sido quien le ha dado por fin galones, superando así debates sobre su posición en el campo, su capacidad para jugar de mediocentro defensivo o incluso sobre la posibilidad de que no llegara a explotar con la categoría que muchos le adjudicamos en cuanto irrumpió en la élite. Pardo es hoy un imprescindible para Moyes.

Gracias al escocés, esta ya es la temporada en la que más minutos ha jugado, récord que superó hace unos días, en el encuentro en Anoeta ante el Villarreal. Entre todas las competiciones, el riojano suma 2.334 minutos en la campaña 2014-2015, superando los 2.229 que estuvo sobre el césped en la 2013-2014, con Jagoba Arrasate como único entrenador. Pero la situación actual es completamente diferente a la de hace sólo unos meses, porque Pardo tiene ahora un papel mucho más trascendente en el equipo. En su primera temporada en el banquillo, Arrasate le dio 35 partidos en Liga, pero sólo en 21 fue titular. Moyes ya le ha utilizado en otros 21, sólo se quedó sin jugar un sólo minuto en el derbi contra el Athletic de la primera vuelta y en Elche. En ambos partidos estuvo en el banquillo, aunque a tierras alicantinas viajó con molestias. Pero de esos 21 encuentros, en 15 actuó como titular. Traducido en minutos, Pardo ha jugado con Moyes en Liga 1.816 minutos de los 2.070 posibles, es decir, el 87 por ciento del tiempo total. Con Arrasate fueron 1.896 minutos de un total de 3.420, sólo el 55,4 por ciento.

Fue toda una sorpresa que Arrasate relegara a Pardo a un papel tan secundario en su segunda temporada al frente del primer equipo, sólo jugó cuatro de los diez partidos de Liga que el ex técnico realista llegó a dirigir antes de su cese. Sorprendió sobre todo porque los números del futbolista con él habían mejorado muchísimo con respecto a los que tenía con Philippe Montanier. Basta decir que la suma de minutos que jugó Pardo en las dos temporadas del francés en el banquillo realista es claramente inferior incluso a la de los minutos que ya le ha dado Moyes en esta Liga. Con Montanier, Pardo jugó 346 minutos en la temporada 2011-2012 (repartidos en quince partidos, sólo dos como titular) y 1.086 en la 2012-2013 (25 partidos, apenas diez en el once inicial). Contando la Copa de ambas temporadas, en la que Pardo sí jugó como titular precisamente por ser suplente en Liga, Montanier le dio un total de 1.910 minutos, una cifra que está ya a punto de rebasar con Moyes, con quien suma 1.816 entre Liga y Copa.

ATHLETIC 1 - REAL SOCIEDAD 1 La Real supera con orgullo los habituales extraños sucesos de San Mamés

Iñigo comandó la gran defensa de la Real.
El Athletic no gana a la Real desde aquel día en el que Mateu Lahoz decidió que un gol de Vela que había traspasado la línea con claridad no debía subir al marcador. Ese fue el colofón de la una larga racha de extraños sucesos en San Mamés que impidieron a la Real puntuar mucho más de lo que lo había merecido en ese tramo histórico. Pues bien, Martínez Munuera quiso sumarse a esa tradición y dio al Athletic todos los medios para que ganara el partido y se acercara a la séptima plaza que tanto desea, lo hizo en una jugada fatídica en la que decidió cuatro veces y las cuatro lo hizo a favor del equipo de casa, las cuatro equivocadamente, lo que supone todo un récord. Quien haya visto partidos de la Real en San Mamés tampoco se habrá visto tan sorprendido. Esta vez, sin embargo, la Real dio una lección de orgullo prolongando su buen primer tiempo con una espléndido reacción ante la adversidad y no se sintió derrotada. Es más, estuvo más cerca el 1-2 que el 2-1. El empate, gracias a un golazo de De la Bella, fue corto para los méritos de la Real, cortísimo para los del árbitro.

Y es que, a pesar del empate final, es obligado destacar la trascendencia que tuvo la jugada del penalti. La jugada es un balón largo a Adúriz que salta al bulto contra Rulli. No es trascendente que esté fuera del área pequeña, la carga es igualmente ilegal, pero Martínez Munuera no pitó la falta. Después, el delantero del Athletic, que es tan talentoso como despreciable por sus malas artes futbolísticas aunque no tenga esa bien merecida fama (y que volvió a evidenciar en el descuento con un piscinazo claromoso que encima tuvo la desfachatez de protestar), disimuló para hacer que el colegiado transformara injustamente en penalti un contacto liviano con Mikel González. El colegiado, de forma asombrosa, decidió expulsar a Mikel, cuando Aduriz ni siquiera tenía el balón controlado. Y para colmo consintió una paradinha exagerada que por ejemplo a Xabi Prieto ya le ha costado alguna repetición y hasta alguna tarjeta amarilla. Cuatro decisiones y en las cuatro Martínez Munuera decidió para el Athletic. Y aún así no le bastó a los locales para ganar.

Hasta llegar a ese minuto 50 en el que Martínez Munuera rompió injustamente el partido y se lo puso en bandeja al Athletic, pasaron muchas cosas y muchas interesantes para el equipo de Moyes. Una vez más, la Real saltó a un campo que no es Anoeta sin delantero centro. Eso, de hecho, era lo más previsible del once, incluso aunque siga suponiendo un desafío a esa estadística de apenas dos victorias ya en 22 encuentros jugados como visitante sin uno de sus nueves, porque el escocés tomó varias decisiones difíciles de adelantar. Carlos Martínez y De la Bella mantuvieron sus puestos en los laterales, Markel y Pardo formaron el doble pivote y Zurutuza, al fin, se desplegó en la mediapunta. Quizá no sea casualidad que el pelirrojo fuera el mejor realista de la primera mitad o que Chory Castro y Vela conectaran con tanta facilidad en bastantes jugadas. Es verdad que la Real echó en falta a su referencia en ataque y que las apariciones del mexicano parecían más peligrosas cuando partía más lejos de la portería de Iraizoz, pero es igualmente cierto que el planteamiento no le salió nada mal a Moyes.

De hecho, en pocos partidos de esta temporada ha lucido la Real una intensidad como la que mostró en San Mamés. Podrá tener más o menos fútbol, más o menos acierto y más o menos peligro, pero lo que siempre tendría que resultar innegociable es la raza que sí desplegó ante el Athletic. Así, incluso perder no habría sabido tan mal porque supone que la Real ha puesto en el césped todo lo que tenía. Y lo puso, desde el primer hasta el último hombre, sin que nadie se pueda salir del enorme tono físico y anímico del equipo, que se veía incluso antes de la fatídica jugada del penalti y la espléndida que acabó desembocando en el empate. Y es que desde el principio el derbi respondió a sus características más habituales, un partido intenso, con raza y entrega, sin un dominador claro y, eso sí, con muy pocas ocasiones de gol. Los realistas disputaron con claridad la posesión al Athletic, difuminando favoritismos e incluso trayectorias, porque no hay que olvidar que los bilbaínos se han metido de lleno en la pelea por la séptima plaza en las últimas jornadas mientras que los donostiarras han terminado de caer a una tierra de nadie que les ha dejado sin objetivos en la temporada.

Las principales armas de los de Moyes fueron una participación muy activa en el centro del campo de Zurutuza, las buenas incorporaciones de Carlos Martínez y De la Bella, algún que otro caracoleo de un Xabi Prieto más entonado que de costumbre y la ya mencionada conexión entre Chory y Vela, que prácticamente monopolizaron los disparos a puerta de la primera mitad aunque sin llegar a probar demasiado al guardameta del Athletic. La ocasión más clara de esos primeros 45 minutos fue un voleón del mexicano desde una posición alejada y al borde de la media hora que se marchó por encima del larguero de la portería local, no demasiado lejos de ser gol. Eso en ataque, porque en defensa la Real desplegó una intensidad tan magnífica (qué de kilómetros recorrieron Pardo y Zurutuza) que redujo el juego ofensivo del Athletic casi a la nada. Ocasiones verdaderamente claras sólo tuvo una y provocó que Rulli demostrara una vez más su categoría con una de las paradas de la Liga, para responder a contrapié a un cabezazo de Aduriz desde el segundo palo.

La segunda parte comenzó dando la impresión de que se iban a mantener los mismos patrones, pero Martínez Munuera dejó esa apreciación en una simple conjetura con una jugada que, en otras circunstancias y eso es bueno tenerlo presente, habría decidido el partido. No lo hizo porque la respuesta de la Real fue excepcional. Moyes trato de recomponer al equipo quintando del campo a Chory Castro para colocar en el centro de la defensa a Elustondo, un cambio extraño si tenía en mente buscar contras. La buena noticia es que Elustondo, a pesar de que un despeje a córner no se le marchó demasiado lejos de la portería de Rulli, no se complicó lo más mínimo, y buscó siempre el despeje rápido. Aún así, el Athletic gozó de sus mejores minutos justo tras verse por delante en el marcador y con superioridad sobre el césped. La Real sufrió, pero aún así Rulli no tuvo que volver a intervenir, lo que habla muy bien de cómo defendió el equipo txuri urdin en San Mamés. Y lo hizo además sin renunciar a nada. Fue clave para la moral que el empate llegara tan pronto, apenas diez minutos después del penalti. Un sensacional balón interior de Pardo lo remató De la Bella, en su mejor partido de la temporada con diferencia, con una clase extraordinaria, salvando a Iraizoz.

El partido entró así en una fase completamente diferente, con una Real reforzada futbolística y anímicamente y un Athletic desesperado, que había desperdiciado el regalo arbitral sin que en realidad supiera cómo. Mientras el equipo de Moyes buscaba contras, sobre todo de la mano de un Vela que quizá debió apoyarse algo más en sus compañeros para crear más peligro (sobre todo en una arrancada en la que supo llevarse a cuatro defensas pero que quiso concluir él, cuando ya había despejado un buen pasillo para Xabi Prieto), el de Valverde no tuvo más solución que colgar balones al área una y otra vez, hasta superar el medio centenar de envíos de esa clase sin conseguir casi nunca los delanteros locales imponerse a los defensores realistas, que se emplearon como jabatos para desmantelar el primitivo entramado ofensivo del Athletic. Moyes tampoco pareció acertar con el segundo cambio, ya que retiró a Vela, que no entendió el cambio a pesar de que será un descanso para su rodilla, para dar entrada a un Canales que si bien aguantó la pelota en alguna ocasión no parecía la mejor solución para insistir en las contras.

A pesar del enorme despliegue físico de todos sus hombres, Moyes ni siquiera agotó las sustituciones, algo que tampoco tuvo demasiada lógica y que, con todo, el equipo no acusó. El Athletic sólo estuvo cerca de marcar en un disparo con rosca de Williams que rozó Xabi Prieto para provocar el córner. Y la Real consumió los minutos finales con una demostración física fantástica para un equipo que ha llegado tan fundido al final de tantos encuentros a lo largo de esta temporada. Algo de mérito hay que dar ahí a Moyes, sin ninguna duda. Sin auténticos atacantes ya sobre el césped, apenas con Canales en punta y con Xabi Prieto muy volcado en la ayuda a Carlos Martínez, fue muy habitual ver a Pardo y Zurutuza desplegarse como esos box to box de los que tanto se habló en el entorno de la Real no hace tanto tiempo. Incluso el partido murió en el área de Iraizoz, otro mérito de la Real, aunque el centro al área de Canales fue muy ingenuo y no dio demasiados problemas al guardameta del Athletic. Hubiera sido un extraordinario premio, y no demasiado injusto a tenor de las ventajas y los méritos que han tenido uno y otro equipo.

La Real empató en San Mamés y eso le sirve para llegar a los 40 puntos, esa cifra mágica en la que tanta gente sitúa la salvación y que esta temporada va a servir con creces para mantener la categoría, pero eso no es lo importante que ha dejado el derbi. Lo más interesante es que Moyes ha visto a la Real que le puede dar éxitos en el futuro, y no deja de ser curioso que haya sido con una numerosa presencia de los jugadores que llevaron a la Real a la Champions, quitando por supuesto a los que han dejado la plantilla. Esa intensidad superior a la del rival, esa fortaleza defensiva, ese carácter para sobreponerse a las injusticias (deportivas y arbitrales a la par) y esa calidad en los metros finales para marcar parecen ser algunas de las características de la Real de Moyes, unas características que tienen que verse mucho más y de forma más regular, porque hasta ahora se han mostrado con cuentagotas. Pero como primer paso del futuro, no está nada mal. Y sirve para que la Real siga sin conocer la derrota en el nuevo San Mamés, para disgusto de los vecinos, que pierden una ocasión de asaltar la séptima plaza.

lunes, abril 27, 2015

PREVIA Athletic - Real Sociedad. La Real, obligada a enviar un mensaje

Agirretxe hizo el gol del empate la temporada pasada.
Con cinco jornadas sin ganar, la afición alejándose del equipo y una situación económica poco propicia en el fútbol actual, donde el dinero manda más que el corazón, la Real está más que obligada a enviar un mensaje en el último derbi de la temporada (martes, 22.00 horas, San Mamés, Cuatro). Debe lanzar un mensaje de ilusión, uno que corte de raíz el afán económico de las jóvenes promesas que prefieren el verde del dinero que llega del otro lado de la A8 al txuri urdin de la camiseta de sus sueños. Uno que desemboque en la ilusión por el presente y por el futuro, que frene la escalada de autodestrucción en la que parece haberse visto envuelto el equipo desde que alcance la cumbre de la Champions League. Uno que permite recuperar el orgullo en esta temporada tan triste y apagada, en la que se han acumulado demasiados sinsabores. ¿Y qué mejor escenario hay para lograr eso que el del derbi? ¿Qué rival puede despertar más ganas de vencer que el Athletic? Es la hora de que quienes salten al campo demuestren lo que tiene que ser la Real. Cualquier otra cosa será imperdonable.

Como era bastante previsible, David Moyes no adelantó la convocatoria para el encuentro de San Mamés. Si ya le gusta ocultar sus planes de forma habitual, mucho más debido a la ventaja que la Liga ha dado al Athletic de un día más de descanso en esta semana de tres partidos con la confección de un calendario absurdo e injusto que esta vez juega en contra el del equipo txuri urdin. En principio, el técnico escocés podrá contar con todos sus jugadores, ya que Zaldua, la única baja en la pasada jornada, volverá al grupo al haber cumplido su partido de sanción. Contando con la incorporación al primer equipo de Hervías (que se quedó fuera de la lista en el partido ante el Villarreal), tendrá que haber cuatro descartes. Obviamente, y más con el regreso de Zaldua, Dani Estrada será uno de ellos. Es difícil saber quiénes serán los otros tres. Y no parece probable que haya incorporaciones del Sanse para este encuentro, por mucho que el filial no tenga partido entre semana.

Las rotaciones, anunciadas por el técnico, tras jugar el pasado sábado y volver a hacerlo el próximo viernes hacen que sea también complicadísimo averiguar el once que saltará al césped de San Mamés. Rulli estará bajo palos, e Iñigo Martínez será uno de los centrales. El resto, en realidad, es una incógnita. Lo normal sería que Moyes volviera a alinear a sus laterales de confianza, Zaldua y Yuri, y que el otro central fuera Ansotegi, pero no se puede descartar nada, especialmente la continuidad de Mikel González. A expensas de los cambios que pueda hacer por cuestiones físicas, en principio se puede pensar que Pardo y Granero repetirán en el centro, que Canales y Chory Castro volverá al once y que Vela también será titular. Las dos plazas restantes dependerán de la táctica escogida, porque no se puede obviar la posibilidad de que Moyes vuelva a optar por jugar sin un nueve. Si lo hay, Agirretxe parece seguir con ventaja sobre Finnbogason. Si no, el elegido sería Xabi Prieto, en realidad titularísimo con Moyes en cualquier circunstancia.

El empate en Anoeta ante el Villarreal dejó a la Real en la duodécima posición que ya ocupaba antes de la pasada jornada, ahora con 39 puntos, que tendrían que servir para que la permanencia esté ya asegurada, aunque las matemáticas todavía no lo certifiquen, con once puntos de ventaja sobre el descenso con quince por jugarse. La séptima plaza se puede dar por descartada también, puesto que sigue a ocho puntos y con cuatro equipos entre la Real y ese quimérico objetivo. El Athletic sí está en esa pelea, es octavo y está a un punto de esa plaza, ahora en poder del Málaga. Los números de la Real fuera de casa siguen siendo paupérrimos y sus diez puntos sólo superan los siete del Granada. El Athletic se ha dejado cuatro empates y cinco derrotas en los 16 encuentros que ha disputado en San Mamés. El equipo txuri urdin llega al derbi después de cinco jornadas sin ganar y el rojiblanco con cuatro victorias en sus últimos cinco partidos en su estadio, en el que no pierde desde la jornada 22, desde el 2-5 del Barcelona.

Athletic y Real se han enfrentado en 67 ocasiones, todos ellos en Primera División, y el balance es claramente favorable al equipo bilbaíno. La Real ha vencido allí en doce ocasiones, ha empatado en 18 y ha perdido en 37. La victoria más holgada del conjunto txuri urdin sigue siendo el 1-4 de la temporada 1987-1988, con dos goles de Begiristain y uno de Loren y Bakero. La mayor goleada sufrida es el 7-0 de la campaña 1934-1935. La Real cerró sus visitas al antiguo San Mamés con victoria, el 1-3 de la temporada 2012-2013, con el único triunfo que ha conseguido el conjunto realista en las últimas diez visitas a Bilbao, un tiempo en el que incluso no ha conseguido marcar en la mitad de esos encuentros. Curiosamente, antes de este tramo una Real ya instalada en Anoeta estuvo ocho años sin perder en San Mamés, con seis empates (cuatro de ellos a cero) y dos victorias. La Real suma cinco derbis sin perder, tres en en Anoeta (dos victorias y un empate) y dos en San Mamés (un triunfo y una igualada).

La pasada temporada, la 2013-2014, en el primer derbi que acogió el nuevo San Mamés, la Real consiguió sacar un empate a uno, pero fue un empate agridulce porque no le servía para lograr sus objetivos. Era la penúltima jornada y el Athletic ya era cuarto, mientras que la Real aún seguía en la lucha por alcanzar la quinta plaza en poder del Sevilla y defender la sexta que finalmente perdió ante el Villarreal. Arrasate optó por jugar sin delantero centro, y el resultado fue una primera mitad insulsa, con muchos errores en el pase y pocas ocasiones de gol. Los goles, precisamente, no llegaron hasta la segunda mitad, en la que el ritmo de juego creció. Muniaín adelantó al Athletic prácticamente en la primera ocasión clara del conjunto local, a los cuatro minutos de la reanudación. Arrasate rectificó y fue precisamente Agirretxe quien hizo el gol del empate, tras regatear con categoría a Iraizoz aprovechando un pase profundo de Vela. Griezmann pudo hacer el 1-2 ya al final, pero tampoco hubiera sido justo para la poca tensión con la que jugó la Real.

domingo, abril 26, 2015

REAL SOCIEDAD 0 - VILLARREAL 0 Rulli salva al equipo de los centros imposibles

Pardo, el mejor jugador de campo de la Real.
En un área, Rulli. Un portero fantástico, con un nivel muy por encima del equipo en el que ha jugado esta temporada. Que el partido acabara con una espléndida parada del arquero argentino, sacando de la misma escuadra un Fran Sol tras un córner para que el balón acabara rebotando en el palo fue la mejor definición de lo que fue el partido ese área. En la otra, la Real colgó medio centenar de balones, corroborando que el equipo que más uso hace de esta suerte futbolística. ¿Rematables? Ni uno. La Real es el equipo de los centros imposibles de rematar. El mejor que ejecutó, y suena a broma pero no lo es, fue un saque de banda de Chory Castro ya en el descuento. Si a eso se le suma la tremenda dificultad que padece en cada partido el equipo de David Moyes para generar alguna ocasión de gol realmente clara, era fácil suponer que el marcador no se iba a mover. Si hoy era un día para homenajear al equipo campeón de los años 80 al cumplirse el aniversario de los dos títulos de Liga y si esta es la forma de buscar una tibia revancha al Villarreal, apañados vamos.

Antes de que comenzara el encuentro, Moyes puso en práctica la ventaja que le da no adelantar sus convocatorias. Así, contra todo pronóstico Iñigo Martínez formó en el centro de la defensa junto a Mikel González, dando a entender que le escoge frente a Elustondo (aunque para confirmarlo habrá que ver los dos próximos onces). Y Vela, de quien dijo que no estaba para 90 minutos, entró en el once inicial, aunque obviamente no terminó el partido. Parece también claro que tiene ganas de ver a Zurutuza, porque se ha hecho con un puesto en el once, jugando por la izquierda, una posición en la que, eso sí, apenas entra en juego. El regreso de Pardo, la ya anunciada titularidad de Carlos Martínez por la sanción a Zaldua y la permanencia en el equipo titular de De la Bella fueron las otras grandes noticias antes de que el balón echara a rodar. El resultado, tan flojo como en las últimas semanas, quedó condicionado no obstante por el hecho de que ninguno de los dos equipos se jugaba nada. Es triste insistir en esa idea, pero es cierto. El partido pareció de pretemporada en casi todo aunque con algo de disimulo en forma de entrega.

Porque entrega no falta. Como dijo Moyes, falta calidad. Pero la calidad también surge cuando hay verdadera concentración en los partidos porque hay algo que ganar, y por desgracia ya no es el caso. En los primeros minutos sí dio la impresión de que la Real salía con esa intención de revancha hacia el Villarreal, uno de los equipos que le ha hecho la vida imposible en las últimas ligas, y hacia Marcelino, un técnico que presentaba una hoja de servicios intachable en cada una de sus visitas a Anoeta. Pero eso, como tantas otras veces, fue un espejismo. Con la más absoluta incapacidad de armar fútbol alrededor de un Pardo que cada vez destaca con más claridad en todas las facetas del juego colectivo de la Real, sea robando balones siempre muy bien colocado o dando pases, el equipo de Moyes llegaba a tres cuartos de campo para evidenciar que no sabe cómo generar ocasiones de gol. Los pases desde la banda, sin importar qué jugador los mande, son imposibles de rematar. No hay regates, tampoco desmarques, y menos aún acierto a balón parado, con lo que la única opción es la inspiración personal, de lo que tampoco anda sobrado este equipo.

Marcelino se cabreaba con los suyos viendo que esta Real con tan poco fútbol al menos sí conseguía llevar al Villarreal a las inmediaciones del área de Asenjo. Y así, el paso de los minutos fue devolviendo el partido a los derroteros de los últimos enfrentamientos. En otras palabras, Rulli tuvo que hacer acto de presencia. El argentino ya había atrapado con seguridad un disparo de Campbell sin demasiado peligro nada más comenzar el encuentro, con lo que el primer aviso del Villarreal se retrasó hasta el minuto 22. En la primera jugada de estrategia que tuvieron los amarillos, una falta botada desde la banda derecha del ataque visitante, Pina remató fuera completamente solo. Pudo ser falta, pudo ser fuera de juego, pero lo que sí fue realmente fue la enésima demostración de los muchísimos problemas que tiene la Real para defender estas jugadas. Esa sensación se prolongó antes del descanso en varios córners. Rulli, viendo lo fácil que remataban los atacantes del Villarreal, acabó saliendo en alguna ocasión incluso más de lo aconsejable para intentar despejar de puños.

En los peores partidos de la Real, Rulli ha sido de los pocos que ha mantenido el nivel. Sus paradas en los últimos minutos de la primera mitad a Trigueros y Pina, este segundo de nuevo cabeceando un córner, permitieron que el equipo txuri urdin llegara al descanso con vida. Y no es que el Villarreal, con muchísimas bajas, fuera el equipo que en otras ocasiones ha arrollado a la Real con tanta facilidad, pero en cuanto supo cómo llevar el balón al área realista generó un peligro que los de Moyes ni siquiera fueron capaces de oler. Ya es costumbre que el portero rival viva contra la Real el partido más tranquilo de la temporada. Asenjo, desde luego, lo vivió, especialmente en la primera mitad. Las únicas opciones que tuvo el equipo txuri urdin en esos 45 minutos estuvieron en dos balones largos de Xabi Prieto, espléndidos pases en otro partido gris del capitán, buscando a Vela. En el primero, un mal control le impidió encarar a Ansejo. En el segundo estaba en fuera de juego.

Al menos, en la segunda mitad se pudo atisbar una leve mejoría. La Real, que ha visto en el físico uno de los grandes problemas de la temporada, al menos vivió la segunda parte mucho más cerca de Asenjo. Y sin tirar cohetes, el dominio realista fue algo más intenso. Porque intensidad, hay que insistir en ello, no es lo que le falta al equipo de Moyes, sus problemas son otros. Pudo adelantar a la Real Granero de falta directa, y hubiera sido una fiesta, pero su lanzamiento se marchó ligeramente desviado a la izquierda de la portería de Asenjo. Y sobre todo pudieron marcar Iñigo Martínez con un poderosísimo remate de cabeza entrando desde atrás en un córner y Chory Castro recogiendo un balón rebotado en el interior del área y forzando a que Asenjo emulara a Rulli con una gran intervención. Chory y Canales, que también había probado suerte desde la frontal sin encontrar portería, fueron los dos primeros y acertados cambios de Moyes y entraron bastante entonados al partido. El tercer cambio fue Finnbogason por Agirretxe. Los dos delanteros fueron los que más sufrieron el carrusel de pases al área sin sentido que dieron Carlos Martínez, De la Bella, Xabi Prieto, Vela, todos con el mismo resultado inofensivo.

Marcelino apenas pudo tirar de su banquillo y el Villarreal lo notó. Pero aún así el equipo castellonense asustó bastante en los minutos finales, expresando así su superioridad sobre la Real aunque de forma más leve de lo acostumbrado. Salvo la ocasión de Chory, todas las opciones cayeron del lado visitante. Pudo marcar el debutante Fran Sol tras un buen pase de Campbell desde la izquierda, pero abrió demasiado el lanzamiento y se marchó muy desviado. Marcó, de hecho, Víctor Ruiz tras una falta lateral (¿hace falta insistir en lo fácil que se le remata a la Real en las jugadas de estrategia?), pero el árbitro señaló fuera de juego. De Ruiz podía serlo, aunque su posición era muy ajustada, aunque quien sí estaba adelantado era Pina, que saltó justo por delante interviniendo en la jugada. Y en la última opción del partido, ya con los tres minutos de añadido señalados por Gil Manzano, el cabezazo de Fran Sol encontró la espléndida respuesta de Rulli, que al menos sirvió para dejar un punto en casa y frenar el historial triunfador de Marcelino en Anoeta, donde ha empatado los dos partidos que jugado esta temporada, en Liga y en Copa.

¿Suficiente? No, no puede serlo. La Real está penando en esta Liga sin encontrar fútbol y con muy pocas noticias positivas con las que mantener el ánimo arriba. El derbi del martes en San Mamés se presenta como una de las pocas opciones ya de alegrar a la parroquia txuri urdin, porque la insulsa mitad de la tabla es el destino final que espera a los de Moyes cuando se juegue la jornada 38, ya sin ningún género de dudas, sin nada por lo que luchar mirando hacia arriba y sin nada que defender de los equipos de abajo. Cuando más ha fallado el Málaga y la séptima posición se ha puesto a tiro, la Real ha decidido claudicar y suma ya cinco jornadas sin conocer la victoria. Los 39 puntos que ya suma son una salvación virtual, pero no pueden satisfacer a nadie. Y más teniendo en cuenta que los problemas del equipo no terminan de solucionarse, ningún jugador termina de echarse el equipo a la espalda y llegar cerca de su mejor nivel o que Moyes no encuentra los caminos para que el portero rival al menos sufra más que Rulli en cada partido. Qué larga se está haciendo esta temporada, y todavía quedan cinco jornadas más.

viernes, abril 24, 2015

PREVIA Real Sociedad - Villarreal. Al menos, la revancha

El Villarreal, el último disgusto de la temporada 2013-2014.
De aquí a que acabe la temporada, con sólo seis partidos hasta que caiga el telón, la Real va a tener que ir buscando pequeños objetivos con los que satisfacer el ansia competitiva de disputar cada jornada. Contra el Villarreal (sábado, 22.00 horas, Anoeta, Cuatro), ese objetivo está claro: la revancha. Si hay un equipo que se ha atragantado a la Real estos años ha sido el castellonense y, en realidad, cualquiera de los entrenados por Marcelino, que siempre ha ganado en las siete visitas que ha rendido al estadio donostiarra. Esta temporada, el Villarreal no sólo goleó sin piedad a los de David Moyes en la primera vuelta, sino que les superó con cierta facilidad en la Copa del Rey, por mucho que el partido en Anoeta acabara con un empate a dos y fuera la única ocasión en la que Marcelino no ganó un encuentro en San Sebastián. Parece un pequeño objetivo, pero si de lo que se trata es de acabar la temporada con ilusión es en realidad mucho más importante de lo que se pueda presumir.

Si en las últimas semanas hubo bastante información para conocer los planes de Moyes, al menos para tener claras las ausencias, para afrontar el partido contra el Villarreal es francamente difícil aventurar nada ni siquiera de cara a una convocatoria en la que incluso podría colarse algún jugador del Sanse si es necesario. Lo único seguro es que Zaldua no estará por sanción. De las tres bajas que tuvo el técnico escocés para el partido en Elche, el que en teoría lo tiene mejor para volver es Finnbogason. A Iñigo Martínez el partido le llega algo justo y el hecho de tener tres choques en seis días hace indicar que Moyes no forzará su vuelta, aunque no es descartable que sí esté en el banquillo. Y Ansotegi ha tenido margen para recuperarse de la gripe que le impidió jugar en la última jornada, pero el técnico explicó que han sido varios los jugadores con síntomas en los últimos días, sin especificar más. Chory Castro también ha tenido molestias, con lo que hay muchas incertidumbres incluso de cara a la convocatoria que se conocerá hora y media antes del encuentro.

Si hay dudas en torno a los 18 escogidos, muchas más en lo que se refiere al once titular, ya que el míster realista adelantó cambios pensando en esos tres partidos en una semana. En otras palabras, no habrá un once tipo repetido ante Villarreal, Athletic y Levante. Rulli estará bajo palos y lo único seguro a partir de ahí, confirmado por el propio Moyes, es que Carlos Martínez volverá al lateral diestro. En principio, Ansotegi será uno de los centrales y esta vez el escocés sí tendrá que elegir entre Mikel González y Elustondo para el otro puesto de central. De la Bella podría tener continuidad, aunque el regreso de Yuri también es factible. Pardo volvería al centro del campo y su compañero en el doble pivote podría ser Zurutuza o Granero, con más opciones que Markel. Y por delante todo depende del estado físico de algunos futbolistas. Vela no estaría para jugar de inicio, según dijo Moyes, lo que indica que, si Chory Castro está bien, se repetiría la línea de tres formada con Xabi Prieto y Canales. En punta, Finnbogason podría tener su oportunidad por delante de Agirretxe.

Tras la derrota en Elche, la Real descendió a la duodécima posición, con sus 38 puntos, a ocho de la séptima posición, la última que daría acceso a la Europa League si el Barcelona gana la final de la Copa. Muy lejos en teoría, quedando sólo 18 por jugar. El Villarreal es sexto con 52, y ya se ha despedido de la lucha por la Champions League, cuya frontera está ya en los 65, mucho más lejos de lo que está la frontera europea para la Real. A pesar del último empate en Anoeta contra el Deportivo, la Real es bastante fiable en casa, donde ha sumado ocho victorias, cuatro empates y otras tantas derrotas. Sólo los seis primeros clasificados han ganado más partidos como local que el equipo txuri urdin. El Villarreal ha puntuado en trece de sus dieciséis salidas, de las cuales cuatro han sido victorias (0-2 al Levante, 1-3 al Celta, 0-2 al Córdoba y 0-1 al Atlético), aunque no ha ganado lejos de El Madrigal en todo 2015. La Real suma cuatro jornadas sin ganar, con dos puntos de doce posibles, pero el Villarreal llega hasta los seis encuentros sin sumar de tres en tres, con apenas cuatro puntos de 18 posibles.

La historia lanza el mejor aviso posible para la Real sobre el peligro de su oponente: de los once partidos que ha jugado contra el Villarreal, todos ellos en Primera División, sólo ha sido capaz de ganar dos y de empatar cuatro, con nada menos que cinco derrotas. Esas victorias realistas llegaron en la temporada 2001-2002 por 2-1, con goles de Aranburu y De Paula, y en la 2010-2011 por 1-0, tanto de Xabi Prieto en el partido de regreso a Primera. La mayor goleada del Villarreal fue el 0-4 de la temporada 2004-2005. En sus enfrentamientos contra el equipo castellonense, la escuadra txuri urdin sólo ha sido capaz de marcar once goles, con una media muy baja de un gol por partido, y nunca ha marcado más de dos (y la última vez fue que lo consiguió fue en el empate a dos de la temporada 2003-2004, hace ya once años). Y sólo dos jugadores de la actual plantilla de la Real han podido celebrar un gol ante el Villarreal en Anoeta, el ya mencionado de Xabi Prieto y los dos que ha marcado Vela en los dos últimos enfrentamientos.

La pasada temporada, la 2013-2014, el Real Sociedad - Villarreal fue una final por la sexta plaza a la que el equipo de Jagoba Arrasate llegó con menos interés que su rival, lo que hizo que la perdiera. A la Real, que tenía opciones de ser hasta quinta, incluso le valía el empate en esa última jornada para ser sexta y evitar una de las dos rondas previas de la Europa League, pero su actuación fue decepcionante. El 0-1 llegó antes de la media hora, en una jugada que retrató a la defensa realista y que nació de un saque de banda en el campo del Villarreal y que culminó Giovani de forma fulminante. Sin reacción en ese cuarto de hora final del primer acto, no empezó mal del todo la Real en la segunda mitad, con un cambio de esquema, pero el equipo visitante encontró huecos para que Uche hiciera el 0-2. Con veinte minutos por delante, nadie creyó en la remontada y el gol de Vela, ya en el descuento, fue únicamente de valor testimonial. La Real ni siquiera tuvo tiempo de volver a llevar el balón al área del Villarreal para buscar el empate salvador y despidió la temporada de una forma triste.

miércoles, abril 22, 2015

La Real nunca ha jugado en casa en el aniversario de su segunda Liga

El once de la Real que ganó la segunda Liga en 1982.
A las 17.30 horas del día 25 de abril de 1982 dio comienzo el último partido de aquella Liga 1981-1982, el choque que enfrentó a la Real y al Athletic, el que concluyó con un 2-1 que dio el título al equipo txuri urdin por segunda temporada consecutiva y un año después del memorable gol de Zamora en Gijón. Este sábado se cumplen 33 años de aquel día en el que se produjo este hito histórico para el fútbol español, guipuzcoano y donostiarra, para deleite de todo aquel que disfrutara con aquel conjunto legendario que hizo lo que parecía imposible, convertir a la Real en el grande de los pequeños y en el más pequeño de los grandes inaugurando su palmarés de la mejor forma posible. Y aunque parezca mentira, este sábado será la primera vez que la Real juega en casa para conmemorar ese aniversario. En los últimos 32 años nunca se había celebrado un partido oficial en Atotxa o Anoeta en 25 de abril.

Los dos únicos precedentes tuvieron lugar lejos de San Sebastián y curiosamente ambos terminaron con derrota realista. La primera vez que la Real jugó en este aniversario fue en la 36ª jornada de la temporada 1989-1990, con el equipo entonces dirigido por Marco Antonio Boronat en plena lucha por la clasificación para la Copa de la UEFA, que finalmente consiguió a pesar de la derrota por 1-0 ante el Cádiz, con gol de Husillos. La segunda vez que la Real jugó un 25 de abril tras convertirse en un equipo bicampeón fue en la campaña 2003-2004, con Raynald Denoueix en el banquillo, y también tuvo que desplazarse a tierras andaluzas para celebrar la efeméride sobre el césped. Y fue un día especialmente desafortunado. En la jornada 34ª, la Real perdió 2-1 ante el Betis en el Manuel Ruiz de Lopera. Benjamín y Dani hicieron los goles béticos y Nihat recortó distancias para la Real. Pero es que los realistas Karpin y Kovacevic fallaron sendos penaltis, en una carambola casi imposible de ver en el fútbol.

Si el aniversario de su segundo título de Liga se le ha atragantado a la Real en estas dos ocasiones, mucha más suerte ha tenido celebrando el del primer entorchado liguero, efeméride que también se cumple esta semana, concretamente el día 26. Han sido cinco los encuentros jugados ese día desde 1982 y el cuadro txuri urdin no conoce la derrota en ellos, sumando tres victorias y dos empates para honrar la memoria de aquel equipo campeón. La primera celebración jugando fue en la temporada 1991-1992, empatando a dos en Atotxa y contra el Real Madrid. En el segundo y último precedente en casa, ya en Anoeta, la Real venció 2-0 al Racing. Dos de las tres temporadas que pasó en Segunda jugo ese mismo día, en la 2007-2008 venciendo 0-2 al Málaga y en la 2008-2009 superando por 1-2 al Huesca. Y completa la estadística el 0-1 que logró el equipo txuri urdin la pasada campaña, la 2013-2014, en el Benito Villamarín ante el Betis.

lunes, abril 20, 2015

ELCHE 1 - REAL SOCIEDAD 0 ¿Cuántos deberían estar aquí?

De la Bella, una de las novedades de Moyes en Elche.
"Si hay futbolistas que no se sienten motivados para vestir la camiseta de la Real, es que esos jugadores tienen un problema. Quizás no deberían estar aquí". Así trató David Moyes de evitar la relajación de los suyos, y parece evidente que sus palabras no encontraron eco en el vestuario. La Real no sólo perdió en Elche, es que además lo hizo con una palpable sensación de ridículo, de impotencia y de incapacidad. El escocés puso sobre el césped del Martínez Valero una alineación bastante difícil de comprender, proponiendo un estilo de fútbol que no le convenía a los hombres elegidos, y sus cambios tampoco arreglaron el desaguisado, pero incluso jugando con el más rocambolesco de los esquemas la Real tiene capacidad para hacer mucho más de lo que hizo en Elche. O le suponemos esa capacidad, porque son ya tantas las decepciones que dudarlo es más que lícito. Si este encuentro era una vara de medir para la confección de la plantilla de la próxima temporada, la pregunta, siguiendo la frase de Moyes, es evidente: ¿cuántos deberían estar aquí para entonces? La respuesta, hoy por hoy, es para echarse a temblar.

Empezando por el principio, Moyes no acertó con su once. Cuando parecía que iba a apostar por la continuidad, decidió cambiar más cosas de las previstas y tirarse de cabeza contra un muro inexpugnable: la Real, fuera de Anoeta, había jugado 20 encuentros sin delantero centro, con sólo dos victorias. A Moyes le dio igual y sentó a Agirretxe. Una cosa es entenderlo cuando se juega en el Bernabéu o en el Camp Nou, pero si el equipo txuri urdin sale así en el Martínez Valero es que la situación es mucho más preocupante de lo que nos imaginamos. Y ya son dos victorias en 21 partidos sin delantero centro. Además, el escocés apostó por De la Bella por primera vez en mucho tiempo y tuvo la baja de última hora de Ansotegi, llegó al estadio por tanto sin central suplente y no solventó la duda de si apostaría por Mikel o por Elustondo, ya que jugaron ambos. Por delante de ellos, un pobladísimo centro del campo con Markel, Granero, Zurutuza y Xabi Prieto, mientras que Chory Castro y Canales se turnaron sin éxito en la punta de ataque.

¿El resultado? Nefasto. En 90 minutos, dos tiros a puerta, los dos sin excesivo peligro, uno de ellos ya en el minuto 93, y apenas con una ocasión clara que sumar a ese bagaje, la de un disparo elevado de Xabi Prieto tras, quizás, la única jugada decente que hizo la Real en todo el encuentro. El problema del equipo realista estuvo en que pobló el centro del campo con esos jugadores con los que tocar la pelota, pero no contó con el mejor de todos ellos, Rubén Pardo, que ya advirtió Moyes en la víspera que había llegado con molestias. ¿Estaba para jugar? Sería bueno conocer la respuesta, porque si no es difícil entender que, viendo el escasísimo nivel en la creación de juego, no fuera el primer recambio. El caso es que, contra todo pronóstico con esos centrocampistas, la Real decidió ceder al empuje del Elche y echarse atrás. Elustondo, ese central reconvertido por su salida de balón, se hartó de pegar pelotazos y, claro, sin Agirretxe para pelearlos la misión de llegar a la portería de Tyton era casi imposible.

Ese pobre intento de la Real de jugar al fútbol resume fácilmente los primeros veinte minutos del partido, en los que el Elche, sin hacer absolutamente nada del otro mundo, al menos parecía tener el partido bajo cierto control. Ni los cambios introducidos por Moyes en el once, ni los ya habituales. Nadie hizo nada por contestar el dominio de los locales, y es difícil sacudirse la sensación de que este fue claramente inducido por los realistas. Por eso, el gol del Elche sólo podía llegar por un regalo de la Real. Cuando Elustondo no rifó el balón en largo, acabó metiendo a sus compañeros en más de un problema. Lo hizo en la jugada del gol, obligando a retrasar el balón que había enviado hacia adelante sin ventaja a un Markel Begara que una vez más demostró que no es el futbolista indicado para resolver esos problemas. En su afán de darse la vuelta siempre en dirección a la portería propia, se dejó ganar la posición y acabó dejando el balón franco para que Jonathas encarase a Rulli y marcara. Ya es triste que la Real no encuentre respuestas a ponerse por debajo en el marcador en el minuto 18 y en un estadio como el Martínez Valero, pero así fue.

Porque el resto del partido, hasta 72 minutos, fue un querer y no poder. Hubo un mínimo amago de reacción en los minutos finales de la primera parte. Un tiro blandito de Prieto desde la frontal fue la única jugada en la que se probó a Tyton, si es que se puede llegar a considerar así una parada tan sencilla, y una jugada de Canales y De la Bella acabó en ese disparo alto del capitán que, en realidad, fue la mejor ocasión realista de todo el partido. Curiosamente, la Real, que había comenzado excesiva e innecesariamente volcada en su izquierda (donde caían también Granero y Zurutuza, además de De la Bella, Chory y Canales), encontró sus dos remates en la derecha. Por supuesto, casi todos los balones centrados desde la banda morían sin rematador, porque no había un nueve sobre el césped, y como las combinaciones en el centro parecían imposibles, la Real sólo pudo mantener cierto dominio territorial, lo que causó incluso el amago de alguna contra del Elche. De haber triunfado los locales en esa suerte del juego, el partido habría sido incluso más deshonroso para los realistas.

Es difícil imaginar que pudo decir Moyes a los suyos en el descanso. O, más bien, si le dio tiempo a decirles todo lo que habría que haberles dicho tras la nefasta primera parte que protagonizaron. Pero el panorama era obvio: mientas esperaba que la Real compareciera, el Elche hacía ejercicios físicos organizados sobre el césped. Curiosa imagen, reflejo del partido. El caso es que el escenario no cambió en absoluto en la segunda mitad y el técnico escocés tardó lo suyo en admitir que no habría reacción con el mismo esquema y los mismos hombres. Los cambios, dos a la vez, no llegaron hasta el minuto 63. Dicho de otra manera, 18 minutos más de la segunda mitad tirados a la basura sin que hubiera motivo para la confianza en la reacción. Los cambios, eso sí, fueron valientes, y Moyes dio entrada a Vela y Agirretxe en lugar de Markel y Canales. La Real recuperó así un esquema reconocible, pero el resultado fue incluso peor. De Vela hubo noticias porque recibió un par de patadas interesantes de jugadores del Elche, pero ni una sola jugada, ni un disparo, absolutamente nada. Y de Agirretxe únicamente se supo por ese cabezazo ya en el minuto 94, instantes antes de que el colegiado señalara el final del encuentro. Hervías entró después por Canales y apenas le dio para intentar un par de internadas por la banda sin mucho éxito.

Como fútbol no hubo absolutamente nada, el protagonismo lo asumió Prieto Iglesias, otro de esos terribles árbitros que pueblan la competición española. Da tanta rabia la nulidad de la Real que ni siquiera se pueden cargar las tintas sobre el colegiado, pero su labor fue tan terrible que es obligado destacarlo. De gatillo fácil para sacar tarjetas a los realistas, tardó cerca de una veintena de infracciones del Elche en mostrar una amarilla a los locales. Y cuando lo hizo debió de ser el único que no se daba cuenta de que Fran Escribá había dado orden a los suyos de que forzaran amonestaciones que conllevaran sanción. El Elche visita la próxima jornada el Vicente Calderón y tenía cinco apercibidos. Tres vieron la amarilla que buscaban, y sólo uno por una falta, los otros dos por perder tiempo. Moyes se desesperó por ese motivo, Rulli también, y, cosas de mal árbitro, eso le costó la amarilla al técnico y al guardameta realista. Menos mal que el descarado tufo casero de Prieto Iglesias no bastó para atender las risibles protestas de la grada en dos peticiones de mano, un balón que se estrelló en la espalda de Zaldua y otro que dio en el pecho de De la Bella.

Como no sea una acumulación de adjetivos negativos, no hay mucho más que contar del paupérrimo paso de la Real por el Martínez Valero, donde se mostró como un equipo sin alma, sin recursos, sin ambición y que deja en bandeja un diagnóstico muy preocupante sobre el presente y sobre el futuro del equipo. Descartado ya por completo el sueño europeo de la séptima plaza porque la Real no ha querido aprovechar las múltiples ocasiones que ha dado el Málaga en las últimas semanas de recortar puntos, es obvio que Moyes quería ver a sus jugadores para saber cómo armar el equipo de la próxima temporada. Si el partido en Elche fuera definitivo, la Real tendría que hacer un número de fichajes que llegase fácilmente a los dos dígitos, porque nadie, ni habituales, ni novedades, ni recambios, dio muestras reales de querer formar parte del futuro txuri urdin. Si se prolonga mucho más esta racha ya de cuatro partidos sin ganar, igual hay que recordarle a los jugadores que con 38 puntos han bajado equipos. No parece que esta temporada vaya a ser el caso, pero si se creen ya de vacaciones igual hace falta un susto para que espabilen. Porque por amor propio ya no da la impresión de que lo vayan a hacer.

domingo, abril 19, 2015

PREVIA Elche - Real Sociedad. Prohibida la relajación

Celebrando el gol de Vela la pasada temporada.
Sin objetivos clasificatorios realistas ya en lo que resta de temporada, por mucho que las matemáticas no dicten ni la salvación segura ni la imposibilidad de llegar a la séptima plaza, la Real viaja a Elche (lunes, 20.45 horas, Martínez Valero, Canal + Liga y Gol TV) con una idea que todo el equipo tiene que grabar a fuego en su mente: prohibida la relajación. Ese tiene que ser el principal propósito de David Moyes, porque la experiencia habla de una Real tremendamente vulnerable cuando da por finalizadas sus temporadas. El ejemplo perfecto, aunque no el único de las últimas temporadas, está precisamente en la pasada, cuando se dio la Liga por concluida con la clasificación europea y la clara cuesta abajo de su rendimiento que venía de más lejos acabó condenando al equipo a jugar dos previas de la Europa League, la segunda de ellas ya de infausto recuerdo. Moyes ya ha advertido que no tolerará esa relajación. Eso, subir alguna posición más en la tabla y aclarar ideas para formar la plantilla de la próxima temporada son los alicientes de Moyes para este encuentro.

Para afrontar el partido, el técnico escocés ha abandonado el secretismo de muchos de sus desplazamientos y ha permitido que se publique el nombre de los veinte jugadores que desplaza para este encuentro. Sus bajas ya eran conocidas antes de la última sesión y el viaje a Elche, son las de Iñigo Martínez y Finnbogason. Es decir, componen la expedición todos los jugadores disponibles del primer equipo más el ya habitual Hervías, sin que haya más incorporaciones por el momento desde el Sanse. Vela parece ya totalmente recuperado, aunque Moyes advirtió que no le ve para jugar los 90 minutos, por mucho que eso pueda ser una nueva maniobra de despiste del escocés, y alertó también de ligeros problemas de Rubén Pardo que podrían apartarle del once inicial. Estrada será sin duda uno de los descartes y el otro, como es habitual, se conocerá antes del partido.

No es fácil aventurar los planes del equipo técnico, pero más allá de las ausencias obligadas no parece que vaya a haber muchos cambios. En defensa, salvo sorpresa, repetirán Rulli en la portería, Zaldua y Yuri en los laterales, y Ansotegi como jefe de la zaga. Mikel González y Elustondo se juegan el otro puesto, esa es la gran duda que hay sobre las elecciones del técnico escocés para este partido. El estado físico de Pardo condicionará el centro del campo que alinee Moyes. Granero parece fijo, y a su lado, si no puede estar Pardo, jugará bien Markel o bien Zurutuza, con más opciones a priori para este segundo porque es el futbolista al que menos ha podido ver Moyes desde que aterrizó en la Real. Si finalmente Vela no está para ser titular, no hay muchas razones para que el técnico escocés no siga confiando en los mismos hombres habituales de las últimas jornadas, es decir, Xabi Prieto, Canales, Chory Castro y Agirretxe.

La Real cerrará una jornada que comenzó en la undécima posición, con 38 puntos, a unos ya prácticamente insalvables ocho de la séptima posición que ahora mismo ocupa el Málaga, que perdió en el Bernabéu, y trece por encima del descenso (diez si el Almería consigue finalmente eludir la sanción que pesa sobre el conjunto andaluz). Su rival, el Elche, está en la decimoquinta plaza con 31, en una zona de relativa tranquilidad pero todavía no salvado. El equipo txuri urdin dejó de ser el peor conjunto a domicilio de la Liga con su triunfo en Getafe, el único que ha conseguido lejos de Anoeta, pero sólo suma más puntos como visitante que el Granada, que tiene siete. Como local, los quince puntos que ha sumado el Elche en su estadio, con sus cuatro victorias y tres empates por nueve derrotas, le sirven para superar a sólo dos conjuntos, el colista Córdoba (nueve) y el Almería (doce). El conjunto ilicitano ha perdido sus dos últimos encuentros en casa, 0-4 ante el Valencia y 0-1 ante el Getafe, mientras que el donostiarra suma tres jornadas sin ganar, con dos empates y una derrota.

Elche y Real Sociedad se han visto las caras en 18 ocasiones, 15 de ellas en Primera División. En esta categoría, el equipo txuri urdin ha puntuado más veces que las que se ha vuelto de vacío, con tres victorias, cinco empates y siete derrotas. Siempre que la Real ha logrado allí el triunfo ha sido por el mismo resultado: 1-2. Así sucedió en las temporadas 1970-1971 (con goles de Silvestre y Boronat), 1973-1974 (de Satrústegui y Gaztelu) y 1977-1978 (de Diego e Idígoras). El peor castigo recibido es el 5-0 de la campaña 1967-1968, la primera tras el ascenso de Puertollano. La Real no pierde en el estadio ilicitano en encuentro de Primera desde la temporada 1976-1977 cuando cayó por 2-0, y desde entonces ha sumado una victoria y tres empates a uno. El cuadro lo completan tres enfrentamientos en Segunda, con igualdad total, 0-0 en la temporada 2007-2008, 1-2 en la 2008-2009 y 4-1 en la 2009-2010, en el partido que cerró la temporada tras certificar el ascenso ante el Celta.

La pasada temporada, la 2013-2014, Elche y Real Sociedad empataron a uno. El encuentro llegó en la segunda jornada de Liga, cuando la Real estaba disfrutando de su gran victoria en la previa de Champions ante el Olympique de Lyon, y el partido resultó aburrido y complicado. El partido empezó francamente mal para la Real, que encajó el 1-0 en el minuto 2, al rematar Coro un córner que la Real concedió por saltar al campo con demasiada relajación ante un equipo que debutaba en casa en su regreso a la Primera División. Después del gol, el equipo de Jagoba Arrasate no reaccionó. No lo hizo hasta la segunda mitad, cuando poco a poco fue adueñándose del partido, aunque sin grandes alardes. Eso sí, el gol llegó en una buena jugada trenzada por los recambios que puso sobre el césped el entrenador realista, Zurutuza y Xabi Prieto, quien asistió a Vela para que convierta el empate. La Real pudo ganar en un par de postreras ocasiones, pero sólo pudo sacar un punto del Martínez Valero.

domingo, abril 12, 2015

REAL SOCIEDAD 2 - DEPORTIVO 2 Las vacaciones y Pérez Montero le roban el protagonismo a Chory

Canales, el mejor realista ante el Depor.
Chory Castro encontró la mejor forma posible de celebrar su centenario con la camiseta de la Real, con un portentoso gol, un zurdazo incontestable, una volea prodigiosa que cuando besó la red de la portería que defendía Fabricio se convirtió en el más hermoso tanto de toda la temporada sin ninguna discusión. Ese gol tendría que haber bastado para ganar al Deportivo, un equipo limitado y que ni siquiera pareció estar jugándose la vida, pero ese gol, el 2-1 en ese momento, no bastó para ganar. Las razones hay que encontrarlas en la forma en que jugó la Real, con un ritmo casi de pretemporada, consecuencia sin duda de la relajación que produce sentirse ya de vacaciones, y en la inclasificable actuación de Pérez Montero, uno de esos árbitros que aniquilan la ilusión que todavía pueda esconder el fútbol, mostrando una incompetencia tan grande que es difícil entenderla. Y así, 2-2, tres semanas sin ganar y ya ningún objetivo en la temporada. Moyes tiene trabajo si quiere evitar más relajaciones como la de esta jornada.

Y es que, una vez pasados los dos partidos fuera de casa y sin poder disponer aún de Vela, Moyes volvió a su plan habitual, con Pardo y Granero en el doble pivote, el intercambio continuo de posiciones entre Chory Castro, Canales y Xabi Prieto, con Agirretxe en punta. ¿Funcionó? No. Faltó motivación, y como ya hemos visto esta película procede advertir al escocés. Ese plan no bastó para que la Real entrara en el partido con el ritmo necesario y por momentos, efectivamente, parecía un dueloo de pretemporada. Ni siquiera el Deportivo, que en teoría se está jugando la permanencia en Primera, ponía picante al choque. Es verdad que presionaba algo más arriba, pero no parecía vivir con urgencias. La Real, como Pardo hizo el peor partido de la temporada, pasando completamente desapercibido, perdió toda salida de balón. Claro que, como ya ha pasado en otras ocasiones, cuando el equipo txuri urdin daba dos toques seguidos en la zona ofensiva acababa generando peligro.

De esta manera, Canales, de largo el mejor realista del partido, gozó de las tres ocasiones de cierto peligro del equipo en los primeros 45 minutos. La primera en una larga conducción en la que no acabó por encontrar el pase a ninguno de los dos lados y decidió disparar, fácil para Fabricio. La segunda, cuando un defensa se le adelantó en el momento en que iba a disparar. Y la tercera, abortada por Fabricio para forzar un córner. El Depor gozó también de algunas aproximaciones de peligro, ninguna de ellas provocando intervención de Rulli, aunque dejando la sensación de que la Real defendía con el piloto automático, sin demasiada tensión y sin demasiada atención. Como en pretemporada, vaya. Y, claro, como el partido estaba insulso, el árbitro aprovechó para tomar un protagonismo que nunca tendría que corresponderle. Como Pérez Montero es de los malos de verdad, encontró una ocasión perfecta, como se suele decir, para salir por la tele.

En lo único que acertó en un partido calamitoso fue en el penalti que señaló a favor de la Real, una mano tan clara como incomprensible de José Rodríguez, pero por alguna razón imposible de comprender no le mostró tarjeta amarilla. Cuando quieran los árbitros españoles pueden volver a explicar qué manos merecen amonestación, porque ya resulta bastante evidente que ni ellos mismos lo saben. En cualquiera caso, el penalti sirvió para que la Real se adelantara en el marcador por primera vez. Xabi Prieto, infablible, convirtió el penalti aumentando su leyenda en esa suerte futbolística, con 18 de 19 penas máximas convertidas en Primera, una cifra portentosa. Su paradinha puso quizá la jugada al borde de la repetición, y habiendo incontables jugadores de ambos equipos ya dentro del área parece claro que el penalti debió lanzarse de nuevo, lo protestó todo el Depor y Pérez Montero, con chulería y sin necesidad, amonestó a Fabricio. Debió de quedarse con mala conciencia el colegiado, porque aprovechó la mínima ocasión para igualar las tornas.

En realidad, todo partió de una ficción intolerable de su linier y de una antideportividad manifiesta de los jugadores del equipo gallego que en una Liga como la española no sólo queda sin castigo sino que además se lleva un inmerecido premio. En un barullo estos pidieron con vehemencia, una mano de Iñigo Martínez que no existió, la jugada continuó, el linier se comió un fuera de juego de libro y el Depor volvió a pedir una mano de Ansotegi que tampoco tuvo lugar, con una intensidad tal que parecía que el realista había cogido la pelota con las dos manos. Y ese mismo linier, en un grado sumo de incompetencia, indicó a Pérez Montero que podía pitar el penalti que tantas ganas parecía tener de señalar. Lo que podría haber provocado más de una amarilla para jugadores del Depor acabó en el penalti que subió el 1-1 al marcador. Lanzó Lucas Pérez y Rulli acertó, pero el balón salió despedido hacia arriba y el guardameta argentino perdió las referencias del esférico, de la portería y hasta del lanzador depòrtivista, lo que le dio tiempo a este a llegar a tiempo de enmendar su error y marcar el empate.

Las ideas de la Real no parecieron mejorar tras el descanso, a pesar de que Canales puso un centro maravilloso desde la izquierda que Xabi Prieto, en otro partido de bajo nivel que aún así acabó sin ser uno de los sustituidos, no tuvo el arrojo suficiente para entrar a rematar, permitiendo el despeje de Manuel Pablo. Moyes, que no había parado de indicar a su equipo que adelantara su posición y que mejorara la precisión en el pase, no debía ver muy claro el escenario, porque preparó un doble cambio que iba a realizar mucho antes de lo habitual. Pero en el minuto 56 llegó el momento del partido, el que tendría que haber sido definitivo. Un maravilloso pase con rosca de Canales, esta vez desde la derecha, encontró a Chory en el segundo palo, alejado de la portería. Desde allí, el uruguayo conectó el portentoso disparo que entró de forma inapelable en la portería del Depor y que el realista celebró alborozado, como guinda perfecta a su partido número cien en el equipo. Y ahora, la frase tópica: si en vez de Chory lo marcan Messi o Cristiano Ronaldo lo veríamos mil veces repetido. Otra razón más para seguir lamentando el estado del fútbol español.

El partido tendría que haber acabado ahí, pero que se le torcieran los planes a Moyes ya tendría que haber indicado que el final no iba a ser feliz. Con Zurutuza y Vela ya preparados para salir en busca del gol de la victoria, el escocés paró el doble cambio y no precisamente por la ventaja recién adquirida. Iñigo Martínez tuvo que retirarse lesionado y en su lugar entró Elustondo, que ya había dejado fuera de la convocatoria a Mikel González. Será casualidad, si es que eso existe en el fútbol, pero a partir de ese momento el Deportivo sí empezó a llevar peligro y a enganchar disparos que inquietaron a Rulli. Con menos de media hora por delante, el guardameta argentino tuvo que protagonizar una doble parada, la segunda de ellas de mucho mérito en la mejor ocasión de los gallegos. Moyes tembló y el plan de sacar a Zurutuza para darle minutos ya no le pareció tan bueno. Así, apostó por Markel y retiró a Granero, y trató de buscar la sentencia colocando a Vela por Chory Castro. Fue raro que no quitara a un Agirretxe desafortunado y encomendara a su equipo con claridad el contragolpe como vía para matar el partido. Aún así, Vela estuvo muy cerca de sentenciar con una de sus prodigiosas roscas que se marchó fuera por poco.

A falta del 3-1, llegó el 2-2. Y de la forma más triste además, con una jugada defendida peor que si estuviéramos en pretemporada. Un envío deportivista desde la izquierda encontró una dejada de cabeza en el flanco derecho del ataque gracias a la absoluta pasividad de Xabi Prieto y, sobre todo, de Yuri, en otro partido para olvidar a pesar de su innegable entusiasmo. Ninguno de los dos hizo siquiera el amago de saltar y molestar a sus rivales. En el centro del área, Elustondo viraba de un lado a otro sin tener opción alguna de intervenir, sin cubrir a nadie y sin un papel claro, y de esa manera Toché llegó al balón antes de que Zaldua pudiera recuperar la posición y subió el empate a dos en el marcador. Ya con ese resultado, Pérez Montero decidió no expulsar a Cavaleiro por una patada alevosa sobre Vela teniendo ya tarjeta amarilla. A partir de ahí, la Real quiso lanzarse a por el gol del triunfo y el Deportivo se conformó con el empate. El partido, en todo caso, murió sin más ocasiones para ninguno de los dos equipos, y eso que quedaban doce minutos más los cuatro que añadió Pérez Montero. Al colegiado, en todo caso, le dio tiempo a evitar otro posible penalti sobre Vela ya con el tiempo cumplido.

Si el empate del Málaga contra el Atlético del sábado y la derrota del Athletic en el encuentro anterior al de Anoeta abrían en este partido una última posibilidad de luchar por la séptima plaza, la Real ha dejado claro que no es un combate que le interese. Moyes habló de la dificultad de lograr ese premio y no de su inutilidad, por lo que cabe pensar que la responsabilidad del ritmo de pretemporada que por momentos ha tenido el partido contra el Depor está sobre el césped. La Real, quizá consciente del daño que provocó en la presente campaña la eliminación en Krasnodar y por no tener la seguridad en su capacidad para que dentro de unos meses se pudiera repetir algo así, parece optar por dar carpetazo a la Liga. Se intuyó en el Calderón con la deficiente salida que provocó el 2-0 del Atlético en apenas diez minutos y se ha confirmado ante un Deportivo muy escaso de recursos. Si Moyes no endereza esta predisposición, el final de la Liga se le puede hacer muy largo a la Real y partidos como este se pueden repetir. Así de triste es el final de una temporada que, incluso con algunas luces y una tranquilidad final que se ha conseguido con cierto mérito, merece el mismo calificativo: triste.

sábado, abril 11, 2015

PREVIA Real Sociedad - Deportivo. Ganas de Anoeta

Chory Castro en el encuentro ante el Depor de la 2012-2013.
Buena parte de la mejoría de la Real desde la llegada de David Moyes descansa en sus buenos resultados como local, con lo que después de dos partidos como visitante, en los que apenas se ha sumado un punto, ya hay ganas de Anoeta y de recibir la visita del Deportivo (domingo, 19.00 horas, Anoeta, Canal + Liga y Gol TV) para dar continuidad a las tres victorias consecutivas que suma el equipo txuri urdin en su estadio. El técnico escocés ha asumido en público que es casi imposible llegar a la séptima plaza y, por tanto, repetir la clasificación europea por tercera temporada consecutiva, con lo que el objetivo de aquí al final de la Liga es evitar la relajación, algo que sólo se puede conseguir sumando victorias para llegar lo más arriba posible a la clasificación mientras todos los jugadores tienen los minutos necesarios para que Moyes decida a quién quiere tener en su proyecto para la próxima temporada.

En lugar de esconder la convocatoria, lo que ha hecho Moyes en esta ocasión, aunque en la práctica viene a ser casi lo mismo, es facilitar una lista de 22 jugadores. De la misma se desprende que sólo hay una baja segura, la de De la Bella. Vela y Finnbogason, que son duda para el encuentro, sí están entre los escogidos en esta primera criba. Aunque eso puede formar parte de las tácticas de despiste habituales, cabe pensar que al menos uno de los dos sí estará disponible para el partido contra el Deportivo, ya que el técnico realista no ha llamado a ningún atacante nato del Sanse. Sí están el ya habitual Hervías y también Eneko Capilla, que se colaría así por tercera vez entre los mayores aunque todavía no haya debutado con el primer equipo. Por tanto, tendrán que ser cuatro los descartes. Estrada será uno de ellos y, dado que no son muchos los efectivos que tiene Moyes en ataque, es más posible que sean defensores. Un central seguro, y quedarían dos jugadores más por decidir.

Como Moyes va a mezclar la necesidad de competir y ganar con las oportunidades a todos los jugadores para tomar decisiones de cara a la próxima temporada, es difícil adelantar sus planes para el equipo titular, pero lo lógico es que el once se parezca mucho al que repitió durante varias semanas con éxito. De esta manera, es seguro que Rulli estará bajo palos, que Iñigo Martínez comandará la defensa y que los laterales serán Zaldua y Yuri. Ya con todos disponibles, Ansotegi parece tener más opciones de ser el segundo central. Pardo ya es un fijo, y a partir de ahí ya hay más dudas. Zurutuza, el jugador del primer equipo al que menos ha visto Moyes, tiene muchas opciones de seguir en el once, pero podría sustituir a muchos jugadores. Así, Markel, Granero, Xabi Prieto y Canales se jugarían las otras dos plazas del centro del campo. Chory Castro, que jugaría su partido número 100 con la camiseta txuri urdin, y Agirrexte, completarían el once. De las palabras de Moyes se deduce que Vela, incluso estando en condiciones para formar parte del grupo, empezaría en el banquillo.

Tras la derrota en el Calderón, la Real se quedó en la undécima posición con 37 puntos, a ocho de la séptima plaza que ocupa el Málaga pero con Athletic, Espanyol y Rayo por delante en esa carrera prácticamente imposible. Su rival, el Deportivo, es decimoséptimo, el último salvado, con 27 puntos, tres por encima del descenso, y llegará a Anoeta con entrenador nuevo, Víctor Sánchez. El equipo txuri urdin sería octavo si contaran únicamente los partidos jugados en casa, suma ocho victorias en quince encuentros y cuatro derrotas, sólo una de ellas, 0-1 ante el Rayo, desde que Moyes es su técnico. Ese fue la última derrota en Anoeta, después de eso un empate y tres victorias consecutivas en una racha que puede seguir creciendo. El Depor, por su parte, ha sumado fuera de casa los mismos puntos que la Real, diez, superando sólo al Córdoba, que ha logrado apenas siete. Los gallegos suman tres de los últimos 24 puntos en juego y sólo uno de los últimos doce en juego lejos de Riazor.

La historia dice que el Real Sociedad - Deportivo se ha disputado en 37 ocasiones, 32 de ellas en Primera División. En la máxima categoría, la Real venció en 15 de esos choques, empató en siete y perdió en diez. La mayor goleada txuri urdin sigue siendo el 7-1 conseguido en la temporada 1951-1952 con un gol de Barinaba y dobletes de Pérez, Igoa y Alsúa. La mayor victoria del Depor, por 1-3, se repitió en dos ocasiones, en las campañas 1968-1969 y 1994-1995. En Anoeta, el balance es mucho menos positivo para la Real, de hecho es completamente parejo: cinco victorias para cada equipo y seis empates. El cuadro histórico se completa con cuatro encuentros en Segunda, con un balance de tres victorias para la Real (la más abultada, el 4-2 de la 1940-1941 con goles de Bienzobas, Chechu y dos de Pedrín) y una para el Depor (1-3 en la 1963-1964), y dos duelos en fases de promoción, con una victoria para cada equipo, 1-3 para los gallegos en la 1939-1940 y 2-0 para los donostiarras un año más tarde.

Dado que el Depor ascendió a Primera la pasada campaña, el último enfrentamiento entre ambos equipos fue en la temporada 2012-2013. Y los gallegos sacaron aquel día un empate de Anoeta gracias a que la Real, por segunda jornada consecutiva y tras disfrutarlo en el Bernabéu, no pudo aprovechar la inferioridad numérica del rival. Con Elustondo formando pareja de central con Ansotegi por las bajas, el equipo de Montanier no estuvo bien en ninguna parcela. El Depor marcó aprovechando un error de Illarramendi, que no vio salida y decidió conducir el balón, Bergantiños se lo robó y asistió a Pizzi para que hiciera el 0-1. En una acción individual de estrella, Vela consiguió el empate antes de que llegara el descanso. La expulsión de Evaldo, a media hora del final y después de ver una segunda amarilla injusta, puso el partido de cara, pero Montanier demoró muchísimo los cambios, que ni siquiera agotó, y la Real no pudo inquietar al Depor, que aguantó el empate con bastante comodidad.

viernes, abril 10, 2015

Moyes supera en su primera vuelta las de Lasarte y Montanier, pero no la de Arrasate

Con la derrota en el Vicente Calderón, David Moyes ha cumplido una vuelta como entrenador de la Real. Aunque siempre hay que tener en cuenta las circunstancias añadidas a tener que debutar en mitad de la temporada y después de una situación traumática como el cese de su antecesor, Jagoba Arrasate, los fríos números indican que el escocés ha superado lo que hicieron Martín Lasarte y Philippe Montanier en los primeros 19 partidos de su debut en Primera en la Real, en la 2010-2011 en el caso del uruguayo (después de subir al equipo a Primera la campaña anterior) y en la 2011-2012 para el francés. Moyes, sin embargo, se ha quedado por detrás de los números que logró la Real de la mano de Arrasate en la 2013-2014. Pero no hay tanta distancia con respecto a los mejores datos y los condicionantes hablan mejor aún a favor del técnico escocés.

Repasando los números, el actual entrenador realista ha sumado 28 puntos en sus primeros 19 partidos. Casi todos los detalles circunstanciales de esta primera vuelta completa han jugado en su contra. Como todos sus antecesores, ha jugado un partido menos en Anoeta que fuera. En cambio, su arranque en la Real ha tenido muchos aspectos que no hay que olvidar a la hora de valorar las cifras: la de Moyes es la plantilla más corta que ha tenido el equipo desde 2010, algo que además se agrava teniendo en cuenta que ha sido el único entrenador que no ha disfrutado de ningún fichaje; la lesión de Vela (sin él, la Real no había ganado nunca); el lastre de no haber ganado fuera de casa hasta el encuentro disputado en Getafe, el octavo que dirigió a domicilio y a los que hay que sumar cinco más con Arrasate como técnico, lo que condiciona el estado anímico de sus jugadores; o que fue el entrenador que cogió el equipo en peor situación, luchando por no descender, y no con subidones anímicos como el ascenso o Europa.

En la clasificación de las últimas 19 jornadas, la Real sería séptima. Es decir, ocuparía la plaza que daría acceso a la Europa League si el Barcelona es campeón de Copa, la misma que acabó alcanzando el equipo la pasada campaña. Sólo los seis equipos que ahora mismo ocupan las posiciones europeas han sumado más que el equipo txuri urdin en este espacio de tiempo. Para calibrar justamente lo conseguido en estas jornadas desde el aterrizaje de Moyes, los realistas han sumado, por ejemplo, los mismos puntos que el Athletic, al que superaría por average, uno más que el Rayo o cuatro más que el Málaga, que se habría convertido en rival directo de haber conseguido el equipo una victoria en La Rosaleda hace pocos días. La la pasada temporada, la 2013-2014, la Real de Arrasate culminó la primera vuelta en la sexta posición, una por delante de la que ocuparía el equipo de Moyes, aunque logró 32 puntos, cuatro más. Nada que ver con la undécima posición de la Real de Lasarte en la 2010-2011, que logró 25 puntos, y sobre todo la decimoquinta del equipo de Montanier en la 2011-2012, con apenas 21 puntos.

Con Arrasate la Real logró sus mejores resultados en esa primera vuelta de su técnico tanto en casa (veinte puntos en nueve partidos) como a domicilio (doce, en diez), pero el equipo entrenado por Moyes no puede quejarse. En Anoeta ha sumado los mismos puntos que en la 2013-2014 con el mismo número de victorias y empates, seis y dos, con la única derrota cosechada ante el Rayo Vallecano desde que el escocés entrena al equipo. Estos números doblan los de Montanier en la 2011-2012, que se quedó en apenas diez puntos, con dos victorias, cuatro empates y tres derrotas en el estadio donostiarra. Y lejos de él, aunque la cifra de puntos de la Real de Moyes es la menor de estas cuatro temporadas comparadas, ocho (Arrasate sumó doce, Montanier once y Lasarte diez), el equipo ha igualado el menor número de derrotas, cuatro. Esas son las mismas que cosechó la Real en la primera vuelta de Arrasate, por las cinco y seis que sufrieron en el banquillo respectivamente Montanier y Lasarte.

Que la mejora defensiva es una de las claves de la Real de Moyes queda demostrado viendo que en sus 19 primeros partidos el equipo sólo ha encajado 24 goles, la menor cifra de estos cuatro casos. Lo que más se acerca, y la distancia es notable, son los 28 tantos que recibió con Arrasate, y en el lado opuesto están los 31 que encajó el equipo en los 19 primeros partidos de Lasarte. Y si el cuadro realista no mejora todavía más el resultado global de esta vuelta con Moyes es precisamente porque sus cifras goleadoras no son espectaculares, aunque sí notables. Con el escocés, los jugadores realistas han anotado 22 goles en estos 19 encuentros. Es decir, igualdad absoluta con respecto a los encajados, igualando el saldo goleador negativo que tuvo el equipo en su primera vuelta con Lasarte (-2) y marcando mucha distancia con el equipo de Montanier (-10). Los 22 logrados con Moyes son cinco goles más de los que hizo la Real de la mano del francés, aunque están muy lejos de los 36 anotados la pasada temporada con Arrasate.

La estabilidad y la mejora defensiva que ha logrado Moyes también se puede ver en otros datos. Para empezar, ha igualado los seis partidos en los que estuvo sin recibir gol la Real de Arrasate. Pero al mismo tiempo ha hecho que los dientes de sierra de su trayectoria sean menos pronunciados. Su racha sin ganar sólo ha llegado a los tres partidos, en dos ocasiones y sumando dos puntos en cada una de ellas. Nada que ver con los seis y ocho jornadas consecutivas sin sumar de tres en tres que estuvieron respectivamente los equipos de Arrasate y Montanier en sus primeras vueltas completas. La Real de Lasarte también estuvo tres sin ganar, pero fueron tres derrotas. Además, ha sumado cuatro sin perder, algo que sólo mejoran las cinco victorias consecutivas con Arrasate. Y aunque el equipo con Moyes no es demasiado goleador, sí distribuye bien sus tantos. Así, sólo ha estado sin marcar en cuatro partidos, a uno de la mejor marca (tres, con Arrasate), y mejorando mucho los nueve encuentros a cero con Montanier.

miércoles, abril 08, 2015

Sin delantero centro, dos victorias en veinte partidos a domicilio desde el ascenso

El último triunfo sin nueve, 0-1 en el Calderón en la 2012-2013.
Desde que la Real volvió a Primera División en el verano de 2010, uno de los movimientos más habituales de sus entrenadores en los partidos más complicados y previsiblemente duros que afronta el equipo lejos de Anoeta es sentar al delantero centro. Jugar con eso que se ha llamado falso nueve, o colocar en punta a jugadores que no están llamados a ocupar esa demarcación. David Moyes lo hizo en el Vicente Calderón y ese movimiento táctico volvió a fallar. Lo extraño es que siga siendo una fórmula tan habitual, cuando es una que no ha dado resultados casi nunca en estos cinco años. No es que sacar un punta nato sea la panacea y dé mejores resultados, pero Philippe Montanier, Jagoba Arrasate y el propio Moyes han optado por esa solución en veinte partidos en las últimas cuatro temporada (Martín Lasarte no lo hizo nunca, siempre alineó a Llorente, Tamudo, Agirretxe o Ifrán) y la Real sólo ha conseguido ganar en dos ocasiones, ambas en la temporada 2012-2013.

Ya no es que la Real no consiga victorias de esta manera, es que apenas ha sumado puntos. De los 60 posibles a los que ha optado fuera de casa y sin delantero centro, apenas ha logrado once, con esas dos victorias y cinco empates. El apartado goleador, además, es paupérrimo. El equipo txuri urdin apenas ha convertido de esta manera quince goles, menos de uno por encuentro, y sin embargo ha encajado nada menos que 42. En casi la mitad de estos encuentros, en nueve, no consiguió perforar la meta rival. Y a pesar de las claras intenciones defensivas que acarrea jugar sin delantero, sólo logró dejar su portería a cero en dos ocasiones. El castigo a este planteamiento fue mucho más cruel en cuatro de estos veinte partidos, en los que la Real encajó el 1-0 antes del primer cuarto de hora. Le sucedió en el Rayo 4 - Real 0 de la 2011-2012, en el Barcelona 5 - Real 1 de la 2012-2013, y esta misma temporada en este encuentro en el Calderón y en el 4-1 del Bernabéu.

De los cuatro técnicos que han apostado por esa fórmula, Montanier fue el que más insistió con ella. En su primera temporada en la Real jugó así en seis de sus 19 partidos a domicilio. El francés optaba con mucha facilidad por colocar a Vela como punta. Sin embargo, los resultados con este esquema fueron muy pobres: cuatro derrotas (3-2 contra el Levante, 4-0 contra el Rayo, 2-0 contra el Athletic y 1-0 contra el Getafe) y dos empates. El único éxito que se puede apuntar es el empate en Cornellá-El Prat, puesto que fue el mexicano quien puso a la Real 0-2 en la primera mitad, aunque aquel partido al final se acabara empatando. En Málaga, el empate fue a uno. Parecía que las cosas no iban a cambiar en la siguiente temporada, puesto que Montanier sumó tres derrotas más de esta forma (5-1 ante el Barcelona, 2-1 ante el Levante y 2-0 ante el Betis), pero luego ganó dos encuentros sin nueve, 1-2 en Zaragoza y 0-1 curiosamente en el Calderón. Al técnico francés le costó confiar en Agirretxe, vivió la imposibilidad de Llorente para competir al máximo nivel después de que la hernia le tuviera fuera de combate media temporada e Ifrán nunca fue de su gusto.

Arrasate dispuso de dos nueves claros desde el principio, Agirretxe y Seferovic. Aún así, en su primera temporada jugó en cuatro ocasiones sin ninguno de los dos, también con unos resultados bastante nefastos. Un empate a cero ante el Levante, dos derrotas por 4-0 ante el Atlético y 1-0 ante el Sevilla y otra igualada más, a uno, en San Mamés, y con un gol anotado precisamente por Agirretxe saliendo desde el banquillo. En el tiempo que Arrasate aguantó en el banquillo realista en la presente temporada, con Finnbogason como reemplazo de Seferovic, repitió esta disposición en Vigo, donde la Real se puso 2-0 por debajo en el marcador y Agirretxe, de nuevo como suplente, lideró la remontada y marcó el primero de los goles. Moyes ha sumado ya otros cuatro encuentros sin nueve, con tres derrotas contundentes (4-0 en Villarreal, 4-1 en el Bernabéu y el 2-0 del Calderón) y un empate, a uno en Granada. En estas dos últimas temporadas, la excusa para jugar sin nueve pasa por el bajo nivel dado por los fichajes, tanto Seferovic como Finnbogason, que hasta ahora han sumado entre los dos sólo 13 partidos como titulares en la Liga.

ATLÉTICO DE MADRID 2 - REAL SOCIEDAD 0 Dichoso equilibrio

La temporada ha acabado para la Real. Ha acabado con la derrota en el Vicente Calderón y, entre otras cosas, porque el equipo txuri urdin ha vuelto a salir derrotado de antemano en un escenario importante. No es noticia. Tampoco lo es que el decepcionante resultado se logre prescindiendo de la figura del delantero centro. Da igual que sea el Bernabéu, el Camp Nou o el Calderón. Da igual que en el banquillo esté Lasarte, Montanier, Arrasate o Moyes. La Real casi siempre sale a estos campos sin nueve, buscando un equilibrio mayor, un centro del campo contundente, un mayor control del partido. Y es raro el partido en el que juega sin nueve en el que, para colmo, no encaja un gol en los primeros minutos. Pero la Real, terca como ella sola, inasequible al desaliento ante tantos fracasos, insiste e insiste, como si por darse más cabezazos contra el mismo muro fuera a acabar cayendo. El Atlético marcó dos veces en diez minutos, pudo hacerlo más y se decidió a sestear porque el partido ya estaba acabado. Moyes no paró de gesticular desde la banda, pero sus jugadores no estaban para pensar en grandes hazañas. Esas ya, si eso, la próxima temporada.

Como se temía, Vela no estuvo en la convocatoria. Con él en plena forma todavía se puede pensar que esa estrategia sin delantero tiene alguna razón de ser, buscando que su calidad decida. Con Griezmann el año pasado a su lado, jugar así incluso dejó algunas opciones de hacer algo en el Camp Nou, en aquel partido de Copa que decidió por capricho un árbitro precisamente cuando Vela exigió el protagonismo futbolístico y no quiso pitar un claro penalti. Pero con el francés vistiendo la camiseta del rival y el mexicano viendo el partido desde la grada, optar por ese sistema pareció una temeridad. Como casi siempre, por mucho que alguna vez haya funcionado. Moyes no quiso hacer experimentos en la defensa y jugó con lo que tenía, Mikel González y Elustondo. Y ese centro del campo sobrepoblado se lo dejó a Markel, Pardo y Zurutuza, para las teóricas ayudas continuas de Xabi Prieto, Canales y Chory Castro. El resultado fue más bien discreto, por utilizar un eufemismo, y el partido quedó visto para sentencia a las primeras de cambio. Porque si salir sin delantero implica mantener el 0-0 en el marcador el mayor número de minutos posibles para dar opciones a que una contra ponga el resultado de cara, encajar pronto es literalmente un suicidio.

Hacerlo, además, en una jugada de estrategia y con un gol en propia puerta está entre lo peor que puede hacer un equipo. Corría el minuto dos cuando el Atlético, por medio de Koke, botó un córner como hay que hacerlo, exactamente como en tantas ocasiones no lo hace la Real (y eso que en el Calderón dispuso nada menos que de una decena de ellos, en los que no pudo generar ni pizca de peligro), buscando el primer palo o la aglomeración de futbolistas dentro del área pequeña y que la peine cualquier jugador. No tuvo que hacerlo ni siquiera uno de rojiblanco. Fue Mikel González quien rozó la pelota, dejó a Rulli con el molde en su salida y subió el 1-0 al marcador. Y para entonces el Atlético ya había dispuesto de una espléndida ocasión en los pies de Arda Turan, que estrelló el balón en el palo. Le dio a la Real para responder forzando un par de córners, pero fue el Atlético el que hizo el 2-0 a los diez minutos. Disparo de Koke desde la frontal, despeje de Rulli demasiado dentro de su área y gol de Griezmann en el rechace, demostrando que sigue siendo más listo que cualquier otro jugador de la Real.

El partido acabó en ese mismo momento. Y la Real comenzó entonces a dominarlo. Pero era mentira. Era la trampa que monta Simeone cuando tiene el marcador en ventaja, la misma que ya sufrió el equipo realista el año pasado cuando el marcador era incluso más asequible, el 1-0 con el que se llegó al descanso. El rival piensa que lo está haciendo bien, pero en realidad es lo que le hacen creer. Esos minutos son una fantasía, un sueño, una alucinación. ¿Que demuestra que otro partido habría sido posible jugando de otra manera? Desde luego. Pero nada más. Lo que quería el Atlético era sentenciar con mayor claridad en una contra. Eso sí, las mejores ocasiones de los rojiblancos no llegaron de esta manera. Griezmann, que al menos no celebró el gol pero que sigue doliendo precisamente por ser él su autor, pudo hacer el segundo de su cuenta particular al borde del cuarto de hora, pero no acertó a rematar en el segundo palo un córner que la defensa de la Real se comió con demasiada facilidad. Y Koke pudo hacer el 3-0 en un voleón lateral desde más de 30 metros que cogió una parábola diabólica hasta estrellarse en la parte superior del larguero de Rulli. Gámez también probó suerte desde lejos, pero el guardameta argentino estuvo seguro en esa acción.

La sentencia se veía venir pero lo triste es que ni siquiera hizo falta. Como muestra de la más absoluta imposibilidad de que el marcador cambiara a favor del equipo txuri urdin, basta decir que la Real sólo tiró entre los tres palos dos veces en todo el encuentro. La primera fue a los 20 minutos, cuando Chory Castro, de largo el más activo de los realistas en la primera mitad pero de más a menos como siempre, probó fortuna desde la frontal del área, topándose con un seguro Oblak. La segunda llegó ya en el minuto 87, y luego habrá que detenerse en esa jugada, lo que habla bien a las claras de lo poco que en realidad creyeron los realistas en una remontada. Es verdad que la circulación de balón fue interesante, con un Pardo que sigue obligando a pensar en que el centro del campo tiene que ser suyo por decreto, pero todo era parte de la ficción de Simeone. Canales también probó suerte, pero con el efecto cambiado su disparo no hizo más que alejarse de la portería de Oblak. Y los minutos pasaban a base de córners que la Real no conseguía ni rematar.

La segunda mitad no cambió el panorama en absoluto, y esos 45 minutos no sirvieron más que prolongar una agonía sin sufrimiento. Ni el Atlético quiso hacer sangre, apenas con un par de llegadas de peligro y ni siquiera con remates claros, ni la Real buscó la remontada. Porque, hay que insistir en ello, todo lo bueno que podía estar sucediendo, con un equipo txuri urdin que por momentos parecía dominar al mejor equipo de la competición como local y todavía vigente campeón de Liga, era producto de que, en realidad, no había partido. Moyes, pese al ánimo y las instrucciones que no dejaba de mandar con vehemencia, tampoco contribuyó demasiado a que su equipo creyera en que era posible sacar algo del Calderón o al menos meter el miedo en el cuerpo a los colchoneros, y demoró sus cambios lo indecible. Fue en el minuto 73 cuando renunció a su superpoblado centro del campo, sacando del césped a Zurutuza y Canales, para dar entrada a los delanteros que tenía en el banquillo, Finnbogason y Agirretxe. No era el día para evaluar nada de lo que ninguno de los dos pudiera hacer, porque sigue siendo injusto que el nueve de la Real nunca pueda lucirse ya en un gran escenario.

Para ver la absoluta relajación que había en el Vicente Calderón no hay más que atender a la reacción del público al tercer cambio realista. La pitada a Granero por su pasado madridista fue de las importantes. Un poco triste en realidad por una causa tan liviana, pero notable en todo caso. Tan segura estaba la grada de que el partido no iba a cambiar que se podía detener en esos detalles, como en las ovaciones a Fernando Torres o al propio Griezmann (sí, eso también sigue doliendo), y olvidarse de que había tres puntos en juego, porque ya estaban más que ganados. La entrada de Granero podría haber tenido un valor irónicamente superlativo si llega a convertir en el minuto 87 la falta directa de la que dispuso la Real. Oblak evitó que se rompiera esa racha de más de cinco años sin marcar un gol de esta suerte, y lo hizo lanzándose a su escuadra derecha, que es donde Granero había colocado el balón. Hubiera sido una extraordinaria forma de que el realista se reivindicara en un escenario que tan hostil se había mostrado con él tan pocos minutos antes, pero ni siquiera ahí sonrió el destino a la Real. Ese fue el segundo y último disparo del equipo txuri urdin entre los tres palos. Y así, desde luego, es imposible ganar.

A pesar de la derrota del Málaga en Ipurúa, que parecía la condición indispensable para que el objetivo de llegar a la séptima plaza fuera todavía posible, aunque utópico, la Real puso fin a la temporada en el Calderón. Ya no hay objetivos que lleven a los libros de historia la actuación del equipo en la campaña 2014-2015. Ni el sueño europeo, ni la lucha por la supervivencia. Ese es, en realidad, el nivel que ha dado la Real durante la temporada, con calidad de sobra para no pasar apuros pero con una muy decepcionante actuación general, en lo individual y en lo colectivo, como para pensar en premios que no habrían sido justos. Y ojo, que en la Real jugar sin objetivos suele conllevar una relajación que Moyes tendrá que evitar. Ese será su trabajo de aquí al final de la temporada, ese y saber exactamente qué le vale de lo que tiene para que su más que aceptable trabajo desde que ha llegado a San Sebastián tenga reflejo en el juego y los resultados de la próxima temporada. Porque esta ha llegado a su fin. Y sin nueve, sí. Dichoso equilibrio.