lunes, marzo 17, 2008

REAL SOCIEDAD 0 - NUMANCIA 1 La Real no fue la Real

Decepción. Ese es el sentimiento que deja el partido del sábado. Todos esperábamos un golpe de mando de la Real. Un buen partido ante el mejor rival posible y en un escenario inmejorable. Y, al final, lo que vio Anoeta fue una derrota del equipo txuri urdin. La primera derrota en Donosti desde hace cinco meses, desde aquel lejano día, hace una vuelta ya, en que el Sporting consiguió el mismo resultado que el Numancia, 0-1. La derrota dolió porque llegó de la forma más impensable. La Real no fue la Real. Se traicionó. No jugó a lo que sabía, a lo que había mostrado en las últimas semanas. El Numancia sí lo hizo en un partido intenso, de poder a poder. Fútbol vistoso hubo poco, pero seguro que los viejos aficionados pensaron durante el partido en el parecido que tuvo este duelo con otros muchos jugados hace años en Atotxa.

No es que la Real jugara un mal partido. Es que no jugó a lo que sabía y se dejó dominar. Perdió el balón y buena parte de su fuerza futbolística. Gonzalo Arconada triunfó porque sabía cómo frenar a la Real y consiguió frenarla. Y Eizmendi no supo contrarrestar primero ese mayor conocimiento del rival que tenía el técnico del Numancia y, después, darle la vuelta a esa situación adversa. No hacer cambios hasta el minuto 83 y hacer dos en el descuento, ya con el 0-1, fue casi aceptar esa superioridad táctica de los sorianos. Fue restarle valor a los cambios y a la capacidad de sus jugadores para darle la vuelta a un partido. El técnico realista no estuvo fino durante el partido. No supo ver los problemas y no supo arreglarlos. Quizá el del sábado era un buen partido para haber dado minutos a Fran Mérida. Las defensas rocosas se rompen entre líneas y con talento. Fran Mérida, dicen, reúne ambos requisitos. Pero todavía no lo hemos podido ver.

Nada en la Real fue lo que era en las últimas jornadas. La avalancha de ocasiones que creaba la Real se quedó en un par de tímidos acercamientos y ninguna parada de mérito del meta soriano. La presión de los atacantes no se vio por ningún lado, y fue más sangrante en el caso de Víctor, quizá mermado por las molestias que le hicieron ser duda hasta el mismo día del partido. La fortaleza defensiva se quedó en una sucesión de balones ganados por el delantero centro visitante. El control en el medio del campo fue una continua carrera sin demasiado sentido de Martí y Aranburu, éste último sumando además una sucesión de pases errados. Las bandas perdieron su carácter incisivo. Nacho lo intentó sin mucha fortuna en la primera parte, y Xabi Prieto apenas apareció con éxito, más allá de forzar un puñado de faltas. Y la estrategia fue un continuo querer y no poder. Balones al área sin mucho propósito que la defensa numantina (no tanto en realidad) sacaba sin demasiados aprietos.

Y en eso llegó la última y desgraciada jugada que costó el partido. Riesgo, hasta entonces muy seguro, falló en el despeje de puños. La defensa mostró unos nervios que hacía meses que no desmotraba y el Numancia marcó. Se adelantó cuando menos lo estaba buscando. El equipo de Gonzalo Arconada demostró muchas hechuras futbolísticas. Dominó el tempo del partido a su antojo y frenó las escasas acometidas realistas. Pero marcó cuando ya no lo estaba buscando. Demasiado premio. Sí lo buscó en la primera parte, pero en los segundos 45 minutos evidenció que el punto inicial era muy bueno para sus intereses. Esa fue la injusticia del resultado. La Real no mereció ganar, pero tampoco perder. De hecho, no mereció el cruel castigo de perder en el último minuto dos puntos tan sudados en los dos encuentros ante el Numancia.
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Eizmendi, al final, sólo metió un cambio de inicio en su once tipo. Aunque casi todo el mundo apostaba por Labaka para suplir a Mikel González, finalmente fue Víctor López quien salió. El argentino pareció acusar la inactividad y Ansotegi pareció echar de menos a su compañero habitual. Víctor jugó de inicio, aunque apenas se le vio, y Delibasic apenas tuvo unos minutos al final. Poco balón pudo tocar. Carlos Martínez fue al final el descartado de los 19 convocados, aunque lo más probable es que tenga su oportunidad la próxima semana, ya que Castillo vio su quinta amarilla y no podrá jugar en Gijón. Pocos cambios pero la Real no se pareció a ese equipo que goleó a Las Palmas y Xerez, que arrolló en la primera parte en Albacete o que sentó cátedra en Elche.
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La lectura del partido arroja un punto de preocupación porque la Real no termina de dar la talla ante los grandes de Segunda, excepción hecha de aquel gran partido del equipo canterano que Coleman dispuso ante el Málaga y de la enorme superioridad de los dos encuentros ante el Elche(y a pesar de todo, dos puntos se quedaron en el camino en los duelos contra los ilicitanos). El Numancia no fue abiertamente superior en ninguno de los dos encuentros ante el equipo txuri urdin, pero se llevó los seis puntos en liza. El Sporting ganó en Anoeta. En Sevilla sólo se pudo empatar. Y el Castellón, como el Numancia, también ganó sus dos partidos ante la Real. Mucho ojo a este dato, porque, además, los gol averages pueden tener mucha importancia al final. Numancia y Castellón nos ganan en ese terreno, mientras que superamos al Elche y hemos obligado al Málaga a buscar dos goles de diferencia en el partido de vuelta.


Eso sí, a pesar del revés la mirada sigue siendo positiva. La Real mantiene la tercera posición. La derrota ante el Numancia fue un traspiés que no pasó a mayores gracias a que el Sporting sólo pudo empatar en Ferrol. Ahora el duelo entre gijoneses y donostiarras del próximo sábado cobra una importancia capital. Está en juego la tercera plaza, a día de hoy la verdaderamente asequible para ambos equipos (el Numancia se escapa ya a doce puntos y el Málaga coge ocho de ventaja). Y la Real no puede permitirse otro fallo. Ganar en Gijón tendría un valor importantísimo, porque sería meter ya cuatro puntos sobre los sportinguistas y al menos igualar el gol average particular. A por ellos.

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