A veces me paro a pensar que hace Martí en la Real. Cómo es posible que un jugador que está en un equipo que disputa la Champions League, por pocos minutos que pueda tener, decida dejarlo por venir a un equipo, histórico eso sí, pero que está en Segunda. Y cuando lo pienso, encuentro la respuesta que muchos niegan o prefieren no ver. La Real es un grande. La Real es un equipo al que muchos jugadores querrían venir. La Real es un buen lugar donde jugar al fútbol, aunque ahora pase por el momento más triste de su historia reciente. La Real tiene futuro. Martí lo sabe y por eso ha decidido formar parte de su presente.
Ver jugar a Martí es un espectáculo. Grandioso. Verlo por televisión no le hace justicia. Pero desde la grada... Qué maravilla es verle desde la grada. Contemplar su dominio del espacio, su jerarquía en el juego, su influencia en los compañeros, su visión de juego, su liderazgo. Verle en el campo nos hace recordar a realistas de no hace tanto tiempo. A Karpin, a Xabi Alonso. Y en realidad no se parece a ellos en su forma de jugar. Pero es un líder que hace grande todo lo que se mueve alrededor. El juego de la Real ha crecido muchísimo con Martí y negarlo no tendría sentido por mucho que todo el grupo siga mereciendo elogios. La afición txuri urdin lo sabe y el sábado le dedicó una ovación cerrada y muy merecida cuando fue sustituido. Él devolvió el aplauso. Pero era todo suyo.
Durante los últimos meses seguro que casi todos los realistas han pensado o al menos escuchado que con jugadores como Karpin no se habría bajado a Segunda. Seguro que todos pensamos que con Martí desde el principio de la temporada ya estaríamos en Primera. Curioso. No marca goles. No da muchas asistencias. Pero, sin menospreciar a otros nombres ilustres de la historia reciente de este equipo, es el jugador más decisivo que ha jugado en la Real en estos últimos tiempos, el mejor fichaje que ha hecho este club en años (y ha sido Iñaki Badiola quien lo ha hecho posible). Y un pedazo de profesional. Lo dicen los que le conocen, lo vemos desde fuera los que no tenemos ese placer.
Cuando se habla de que la Real tiene que ser un equipo de cantera (que lo tiene que ser) con tres incorporaciones de fuera (que las tiene que tener), se piensa en Martí irremediablemente. Él trae un nivel superior y mejora todo lo que juega alrededor. Que los pivotes de la cantera aprendan de Martí ahora que pueden, ahora que le tienen cerca. Ojalá Martí el año que viene siga vistiendo la camiseta txuri urdin. Sabemos que eso sólo será posible si la temporada 2008-2009 la disputa la Real en Primera División. Quedan cuatro partidos, el objetivo está más cerca que nunca pero todavía no se ha conseguido. La continuidad de Martí es otro motivo más para estar entre los tres primeros el 15 de junio.
Martí, antes de cada partido, escribe algo junto a su nombre en la camiseta de la Real. "AP 16". Antonio Puerta y el número con el que el compañero de habitación del ahora realista jugaba en el Sevilla. Martí anotó el sábado su primer gol en la Real. Le ha costado 18 partidos, pero por fin pudo dedicárselo a su amigo Antonio Puerta. La mirada hacia el cielo lo decía todo. Seguro que, aunque no fuera en el Sánchez Pizjuán, le encantó oír desde ahí arriba la ovación que Anoeta le dio a Martí.
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