No ha podido ser. La Real juvenil ha caído eliminada de la Copa de Campeones de la División de Honor. En su segundo partido, ha empatado a tres goles ante el Villarreal, lo que sumado a la derrota por 0-2 ante el Rayo Vallecano le deja ya sin opciones de clasificarse para la final. Al menos los chavales que entrena Alberto Iturralde se despiden con la cabeza alta, dando un buen espectáculo deportivo y goleador, y, sobre todo, demostrando algunas de las cosas que les han llevado a ser los indiscutibles campeones de su grupo. Muchos jugadores enseñaron detalles interesantes y no sería justo hablar de alguno en concreto, pero si tengo que destacar a un jugador me quedó con Bingen, un centrocampista ofensivo que dio muestras de mucha calidad.
Comenzó el partido muy bien para la Real, que en el primer minuto ya mandaba en el marcador. Primer córner y primer gol. El Villarreal se rehizo muy bien y demostró tener mucha calidad en los metros finales, donde tocaron con bastante comodidad. En menos de 20 minutos le habían dado la vuelta al marcador. Pero la Real no se rindió y empató el partido con una espléndida jugada que nació en la frontal del área realista. El gol provocó la mayor ovación de la tarde en el Campo Alberto Ruiz de Colmenar Viejo. El contraataque perfecto llevado como a este equipo txuri urdin le gusta, tocando el balón con velocidad. Pudo irse la Real al descanso con ventaja, pero el árbitro anuló el tercero por un dudoso fuera de juego.
Nada más comenzar la segunda mitad, la Real marcó otro gol, esta vez de jugada de estrategia tras el saque de una falta. Se parecen al primer equipo de las dos últimas jornadas, demoledores a balón parado. Tras fallar algunas claras ocasiones de sentenciar, el Villarreal empató cuando apenas quedaban diez minutos para el final. El marcador ya no se movió más, con lo que la Real dijo adiós al torneo. El equipo mejoró la imagen del primer día y hoy sí demostró esa capacidad ofensiva que se le suponía, pero los errores atrás, tanto de la defensa como del portero, impidieron la victoria. Pese a todo, la imagen que ha dado la Real ha sido muy buena. Ni un solo patadón en su juego. Lucha hasta el último minuto. Valores que, sin duda, llevarán a algunos de estos jugadores al primer equipo en no mucho tiempo. Que así sea, que la Real siga apostando por su cantera.
Y un último detalle que no quiero dejar pasar por alto. No quiero obviarlo, a pesar de que el desprecio de la indiferencia es lo único que se merece un árbitro que quiso ponerse por encima de los jugadores y convertirse en protagonista. A pocos minutos del final, decidió expulsar a un jugador realista en una jugada que era claramente amarilla. El publico colmenareño silbó al árbitro por su decisión. No contento con eso, y una vez acabado el partido, enseñó roja directa a otro realista. Ya es duro ver a un árbitro mostrar semejante chulería con los jugadores profesionales, pero hacerlo con un juvenil roza la indecencia. Sacar una tarjeta roja que no tiene efecto alguno cuando las protestas fueron de lo más normal del mundo no es de recibo. Es un gesto impresentable. Pero allá él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario