El debut de Pardo ante el Real Madrid. |
El 29 de octubre de 2011, Rubén Pardo jugó por primera vez un partido oficial con la Real, fue en Anoeta y contra el Real Madrid. Él es el último potrillo del Sanse que ha debutado con el primer equipo. Desde entonces han transcurrido nada menos que 69 partidos, 63 de Liga y seis de Copa, sin que Philippe Montanier haya dado la alternativa a ningún jugador del filial. Con el francés en el banquillo y sin contar a los ya habituales del primer equipo desde la pasada temporada Pardo e Iñigo Martínez (que jugó con un dorsal superior al 25 hasta que obtuvo ficha del primer equipo en el mercado invernal), sólo cuatro jugadores del Sanse han llegado a estar en alguna convocatoria: Javi Ros en la temporada 2011-2012, y el portero Royo, Fuchs y Nanizayamo en la actual. Tampoco parece probable ya, salvo cataclismo, que algún chaval se sume al equipo en las tres jornadas de Liga que quedan, lo que supondría que la presente sería la tercera temporada desde que nació el Sanse, en el lejano 1952, en que ninguno de sus jugadores debuta con la Real. Los precedentes son las temporadas 1957-1958, con Salvador Artigas en el banquillo, y 2010-2011, con Martín Lasarte.
Ese dato, incuestionable por su propia naturaleza como hecho, implica un análisis más profundo, y es que no hay sintonía con la dirección deportiva del club con respecto al papel que tiene que jugar el Sanse. Montanier ha hecho debutar a tres canteranos desde que llegó hace dos veranos. De ellos, sólo Iñigo Martínez es un habitual en sus alineaciones. Asier Illarramendi ha contado con su confianza absoluta, pero debutó tres temporadas atrás de la mano de Lasarte, técnico que no llegó a darle las oportunidades que merecía. El paradigma de esta situación es Rubén Pardo, un debate ya perdido. El chaval, después de contribuir al despegue futbolístico del equipo cuando rondaba los puestos de descenso, vive sumergido en un ostracismo que nadie es capaz de explicar salvo con razones etéreas y frentistas. Después de las dudas que dejó la forma en la que Momtanier le gestionó en la primera temporada, en la que se ganó con creces más oportunidades, esta segunda ha confirmado que se le está llevando francamente mal. No sólo las explicaciones del técnico brillan por su ausencia, es que ya nadie espera que ocupe un puesto en el campo en situaciones en las que es necesario, como por ejemplo en el último partido ante el Granada.
El tercer debutante de la mano de Montanier, Cadamuro, tampoco está ahora en el grupo de los elegidos del técnico galo, aunque es cierto que en el primer año fue su comodín (jugó prácticamente en todos los puestos menos en el supuestamente debía jugar, el de central) y que en el segundo ha sufrido varias lesiones y la convocatoria para la Copa de África. Cadamuro, de hecho, subió al primer equipo sin haber debutado en él por decisión de la secretaría técnica que dirige Loren y antes de que el francés fichara como responsable del primer equipo. Lo mismo sucedió con Javi Ros el pasado verano. Tras debutar con Lillo en la temporada 2007-2008, con el equipo en Segunda División, Momtanier apenas le ha dado 68 minutos repartidos en cinco partidos. Incluso con incontables bajas en el centro del campo, el técnico francés ha acostumbrado a dejar al canterano, jugador del primer equipo y no integrante del Sanse, fuera de unas convocatorias muy descompensadas. Pardo o Ros podrían haber cerrado el correcalles ante el Granada, pero es evidente que el responsable del primer equipo no confía en ellos.
El Sanse 2012-2013. |
Antes de que el presidente, Jokin Aperribay, dejara la semana pasada algunas dudas sobre la renovación de Montanier, Loren ya había comentado que la continuidad del entrenador del primer equipo depende de más factores que los resultados deportivos, entonces tan brillantes que casi se daba por conseguida la cuarta plaza en la Liga. Puede que el director deportivo tuviera en mente esta situación del Sanse, que me viene generando dudas desde hace tiempo y que ha quedado soterrada por los buenos resultados de los últimos meses. A pesar de tener una plantilla muy corta y en la que ha habido numerosas ausencias por lesión durante toda la campaña, Montanier ha llevado la polivalencia de sus jugadores al extremo (colocando a de central e un Elustondo recién salido de una de las varias lesiones que ha sufrido esta temporada) y las escasas veces que ha tirado del Sanse lo ha hecho llamando a jugadores que no estaban en las quinielas. El papel del filial hoy en la vida del primer equipo es prácticamente nulo.
Y nunca ha hecho falta que haya perlas en el filial, la Real siempre ha tirado de él por necesidad. Esta campaña ha habido necesidad y no han salido chavales. Un ejemplo: en las dos primeras etapas de Toshack en la Real, debutaron 28 jugadores del Sanse. De estos, hasta 18 no jugaron más que un partido. Eso forma parte del espíritu del club. Las ausencias de los mayores se cubren con los chavales. Si rinden, siguen. Pero eso ahora está perdido y el pesimismo reinante con Pardo es un hecho que tendría que ser preocupante para todos los realistas. Convendría recordar que una de las razones por las que el club rescindió el contrato de Martín Lasarte fue su empeño en mantener en el once a Diego Rivas por delante de Asier Illarramendi, cada cual tendrá su opinión sobre si justificado o no. Y también hay que tener presente que una de las exigencias de la Real es apostar por la gente joven, pero las últimas noticias que recibe el filial desde el primer equipo no son especialmente positivas. La temporada, en ese sentido, se puede dar por perdida. Lo más preocupante es que chicos que ya han dado el salto como Pardo y Ros también la han perdido.
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