Montanier, en Cornellá-El Prat. |
Durante meses, el futuro de Philippe Montanier ha estado presente en las preguntas que se le formulaban al entrenador realista en todas las comparecencias ante la prensa previas a los encuentros. No toca, lo importante es el partido, decía sistemáticamente el técnico francés. Y tenía toda la razón. Entiendo que hay información ahí, pero la respuesta no podía ser otra. Eso sí, viene a ser curioso que justo haya tocado a dos jornadas del final, cuando la Real está luchando por su objetivo más ambicioso de la última década, el mismo que en realidad motivaba el silencio oficial sobre este asunto. No es cuestión de rasgarse las vestiduras por esto o de buscar culpables, porque en el fútbol actual, y más desde que las redes sociales y los medios en Internet han cobrado la fuerza que tienen hoy en día, es inevitable este cruce incesante de rumores, de dimes y diretes, de quinielas y pronósticos, incluso de juicios sobre si quien actúa mal es el club, el entrenador, los dos o ninguno. Inevitable, sin duda, pero algo molesto precisamente por la importancia de lo que está en juego.
En el comunicado en el que el club confirma que Montanier no ha aceptado la oferta de renovación, señala que "en estos momentos en los que se puede poner un broche de oro a la excelente temporada, la Real Sociedad desea aparcar todo tipo de cuestiones ajenas a la propia competición y centrar todas sus energías en alcanzar el objetivo que ahora mismo tiene planteado. Por tal razón, la Real Sociedad se pronunciará acerca de este tema tras los dos partidos que restan por disputarse". Estas afirmaciones, refrendadas en sala de prensa después por el capitán, Xabi Prieto, son la mayor muestra de cordura que he leído en las últimas semanas en torno a este tema. Dado que había filtraciones por todas partes, y allá cada cual con sus razones para hacerlas, creo que era necesario dar oficialidad a la noticia. Creo que la Real ha obrado bien en una situación en la que no tenía otra alternativa saludable. Y creo que lo mejor sería que el comunicado del club, al que siguió el del Stade Rennais anunciando el fichaje de Montanier, zanjara este asunto hasta el día 3 de junio.
Me resisto a creer que en un fútbol hiperprofesionalizado como el que te tenemos, la Real no se haya movido ya para sondear candidatos al banquillo. Incluso es posible que ya lo tenga decidido. Pero la temporada no ha terminado. Si no hubiera objetivos, entendería esta vorágine informativa. No comprendí del todo en su momento que la Real anunciara el fichaje de Bernd Krauss cuando decidió no renovar a Javier Irureta porque la clasificación para la UEFA todavía era posible. Tampoco asimilé las formas en las que se trajo a Martín Lasarte para sustituir a Juanma Lillo, aunque entonces la temporada sí estaba acabada y el ascenso a Primera era imposible. Ahora hay un objetivo claro: la cuarta plaza. Como poco y en el mejor de los escenarios (la victoria de la Real y la derrota del Valencia), queda un partido en el que estará en juego dicho objetivo. Pero ha sido el juego mediático el que ha forzado los acontecimientos para que estallara en plena lucha deportiva. Club y jugadores, según dicen, se han enterado de la marcha de Montanier por la prensa. Y yo, la verdad, creo que sigue tocando hablar de fútbol.
Porque el domingo llega a Anoeta el Real Madrid. Con su colección de estrellas por mucho que su temporada haya terminado. La de ellos sí, después de la final de Copa, y por eso han podido anunciar y explicar la marcha de su entrenador. Y yo ahora no estoy pensando en el futuro de Montanier o en quién le relevará. Estoy pensando en el domingo a las 20.00 horas. En la cuarta plaza. En el Madrid. En el 4-2 del subcampeonato de hace diez años. En los golazos de Khokhlov y De Paula en el 3-0 del año anterior, cuando casi se certificó la permanencia con esa victoria. En el brutal cabezazo de Kovacevic, el 3-2 de la 98-99. En el partidazo y 4-2 de la Real de Krauss en la 97-98. En la última batalla de Atotxa y aquel glorioso aunque insuficiente 4-1 en la Copa, con hat trick de Alkiza. En la carrera de Toshack hasta el centro del campo del viejo campo realista para abrazar a Carlos Xabier tras empatar a dos el partido de la 91-92 con un voleón maravilloso. Y en muchos duelos más contra el Madrid. Eso es lo que toca, pensar en el Madrid y en la cuarta plaza. Lo demás, luego.
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