En este momento de absoluta felicidad que vive la comunidad txuri urdin, mi principal preocupación es Rubén Pardo. Aunque precisamente por ese estado idílico del equipo se le ha quitado trascendencia, lo cierto es que el canterano hizo el pasado sábado el que probablemente haya sido su peor partido con la camiseta del primer equipo de la Real. En cierto modo, y aunque sea una sensible duda para el partido del domingo en Vallecas, me tranquiliza que el parte médico emitido hoy hable de una sobrecarga muscular en la región posterior del muslo derecho, y que se vea al jugador hablando precisamente de eso con Markel en el descanso en el espléndido vídeo que emitió ayer El día después, porque eso quiere decir que no estaba al cien por cien (otra pregunta sería entonces por qué no estaba Javi Ros en la convocatoria, pero ese debate sobre la gestión de la plantilla y el banquillo que hace Montanier parece que no se va a tener en lo que queda de temporada).
Pero es una tranquilidad efímera porque, en un análisis que se alarga más en el tiempo, creo que no se está llevando bien al jugador. Ayer Loren decía en Teledonosti que "el debate de fuera y todas las historias" están perjudicando al jugador y que eso en el club lo están notando. Es decir, que el club sí tiene la sensación de que hay un problema en torno a Pardo, que en algún momento se ha convertido en un arma arrojadiza entre los que respaldaron a Montanier incluso en los peores momentos y quienes siguen (seguimos) encontrando defectos en esta etapa de bonanza deportiva. Y por eso vuelvo al partido del pasado sábado. Pudo ser un mal día, pero Pardo estuvo fallón con la pelota, despistado en las conducciones y cayó muy fácil en las provocaciones de algunos jugadores del Málaga, hasta el punto de que se llevó una tarjeta amarilla por una trifulca. No robó ni un solo balón en todo el encuentro, cuando, por ejemplo, en el choque de ida en La Rosaleda robó cuatro y nada menos que siete en Mestalla, cuando el total del equipo recuperó menos en aquellos dos días que en la última jornada.
Montanier suele decir que él conoce mejor que nadie al jugador, que fue él quien insistió en que se quedara en el primer equipo después de incorporarse tarde a la pretemporada de hace dos veranos tras proclamarse campeón de Europa sub-19 con el primer equipo. Pero lo cierto es que no ha sacado del canterano todo lo que podría haber dado. No es un deseo o una ilusión. Es lo que se ha visto cuando se le ha colocado sobre el césped. No se puede negar que Pardo sólo ha tenido acomodo en el once cuando Montanier no ha tenido otra alternativa. Nunca ha sido una elección del técnico francés cuando otros jugadores, Ros aparte (incluso Zurutuza ha jugado antes que él como segundo pivote al lado de Illarramendi), han estado disponibles. Y últimamente sus minutos llegan muy pocas veces para jugar en su mejor posición o con el esquema que mejor podría explotar sus cualidades, como quedó claro en los dos últimos partidos en Anoeta. Sus méritos no han contado para darle continuidad como sí lo han hecho en el caso de otros jugadores. No hay que olvidar que Pardo fue clave en el despertar futbolístico del equipo esta temporada, con las victorias ante Málaga y Valencia a domicilio o Rayo en Anoeta.
El pasado fin de semana, Marca relacionó a Pardo con el Real Madrid. Imagino que el Madrid se fija por algo en un jugador y hace una oferta por él incluso sin haber debutado en Primera . Y hoy mismo se ha conocido que Pardo está entre los 55 futbolistas seleccionados por Fútbol Draft 2013, que busca a los mejores jugadores jóvenes. En su puesto, por ejemplo, compite con Koke, del Atlético de Madrid, que ha jugado prácticamente el doble de minutos que el realista (1.904 por 1.014), cifras en las que se mueven otros de los seleccionados que juegan en Primera como Jordi Amat (Rayo Vallecano), e incluso jugadores que no tienen ficha del primer equipo como Víctor Álvarez (Espanyol) han jugado más que el realista. Es cierto que supera a la gran mayoría de los aspirantes, en minutos y en la categoría en la que juega. Pero Pardo nos ha deslumbrado ya en el primer equipo y no le hemos visto lo que se merecía y cuando lo merecía. Cuando Pardo salta al campo en las segundas partes, se le nota acelerado. Normalmente, su categoría compensa esa precipitación. El sábado pasado no, incluso aunque diera la asistencia del cuarto gol desde la esquina.
No se trata de exigir la titularidad de Pardo, como de forma simplista se ha querido reducir este argumento en demasiadas ocasiones. Se trata de ser justos con la capacidad y el rendimiento de los jugadores, de sacar lo mejor de todos para que sea la Real la mayor beneficiada del rendimiento de sus integrantes. Ahora parece evidente que Martín Lasarte cometió un error al no confiar en Asier Illarramendi y Montanier puede estar cometiendo un error similar con Pardo, sólo que el éxito del equipo oculta ese debate. Pero en el futuro de los canteranos no cuenta el resultadismo. Nunca lo ha hecho y sería un error que lo hiciera ahora. Por alguna razón, Pardo no está encontrando los minutos que se ha ganado. Se habla de su físico o de que no está hecho, pero eso no es lo que se ve de él cuando juega en su puesto y desde el principio. Y estoy preocupado por él, incluso con la Real luchando por la Champions, porque no quiero que se malogre un diamante como él. O que triunfe en un grande sin haberle disfrutado aquí.
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