miércoles, noviembre 07, 2012

El problema al que se enfrenta Aperribay

Escuchó al presidente de la Real, Jokin Aperribay, hablar sobre la actual situación del equipo y el inmenso poso de decepción que se ha instalado (¿sin remedio?) y no puedo evitar sentirme reflejado en sus palabras. Pensamos igual en muchos aspectos. Ambos creemos que la Real tiene que ser un equipo ambicioso. Ambos, y esa frase me ha llegado al alma, pensamos que siempre hay que salir a ganar, no una vez porque toque después de cuatro derrotas seguidas y en cualquier campo. Entiendo, como él, que perder 2-0 contra un Segunda División no sólo es inaceptable sino también remontable en el partido de vuelta. Es verdad, coincidimos también en eso, que la Real hace frente ahora mismo a bajas importantes. Estamos totalmente de acuerdo en que el único problema del rendimiento de la Real en el campo no está solo en su entrenador. Y también que cambiar de entrenador no garantiza el éxito, que todavía me acuerdo la cara que se me quedó cuando Clemente sustituyó a Krauss o Lotina hizo lo propio con Bakero.

Comprendo perfectamente cómo se tiene que sentir Aperribay porque, insisto, no difiere mucho a cómo me siento yo. La única diferencia es que él es el presidente y, si los problemas se mantienen y no toma medidas, es muy posible que la gente le haga responsable, que se pase del "Montanier dimisión" de la pasada jornada a cánticos contra el palco. Pero los dos esperamos lo mismo del equipo. Él porque ha hecho muchas cosas bien para conformarlo, creo que eso hay que reconocérselo, y yo porque tengo mucha confianza en que esos aciertos puedan redundar en éxitos deportivos. Pero el problema que tiene Aperribay es que quienes tienen el poder de cambiar las cosas no tienen la misma ambición que el presidente. Son muchos los mensajes conformistas que han lanzado los jugadores, de palabra y de acto, e incontables si hablamos de Montanier. ¿Es el cese a Montanier la solución a los males de la Real? Obviamente no por sí solo, porque echarle obliga a acertar con el relevo. ¿Pero es necesario ese cese? Mi respuesta, para todo aquel que siga lo que he escrito de Montanier, es evidente. Por supuesto que es necesario que Montanier deje de ser el entrenador de la Real si lo que se busca es colmar ambiciones.

Al hacer pronósticos negativos sobre el equipo txuri urdin, los hago con el deseo de equivocarme porque la Real está por encima de todo, no me gustan sus derrotas y desde luego no las quiero para cargarme a nadie. Pero mi pronóstico se está cumpliendo. Esta temporada 2012-2013 está siendo calcada a la 2011-2012, con leves matices pero con resultados idénticos. No hay nada que padeciera la Real hace un año que no tenga su reflejo en el presente, y por eso, si nada cambia en la dirección del equipo, el pronóstico no puede ser otro que el de malvivir una campaña más en Primera, lejos de lo que se podría conseguir con lo que este club ofrece. Entiendo que el cálculo del Consejo de Administración del club fuera que habría una progresión desde la pasada segunda vuelta, pero yo la entendí como parte de un ciclo, no como un despegue hacia uno nuevo. Mantener a Montanier me parecía un error, y lo expresé. Mantenerlo ahora también, y lo digo. Comprendo al Consejo, insisto, que no quiere arriesgarse a un volantazo. Es respetable. Tanto como pensar que cada día que el francés siga en el banquillo es una pérdida de tiempo. Puede que salga bien esperar tres jornadas y un partido de Copa, como salió el año pasado en alguna medida. Pero igual dentro de un mes estamos en descenso, fuera de la Copa y con otro año perdido aunque al final se pueda salvar a medias.

Aperribay sueña con una Real que apueste con firmeza y sin miedo por los talentos de su cantera, en la que los fichajes foráneos marquen la diferencia, que luche con frecuencia por llegar a Europa, que haga de la Copa del Rey lo que ha sido siempre, la mejor oportunidad de ganar un título y de ofrecer noches épicas (¡cuánto le agradezco al presidente que haya hablado de una ahora muy complicada eliminatoria contra el Barcelona como un obstáculo posible de superar!). Pero Montanier no lo ve así. Montanier frena la ilusión. Lo hizo en verano cuando dijo que no entendía por qué se había disparado la euforia este verano. Lo hace en cada partido con decisiones muy difíciles de entender... y que él mismo nunca ha sabido explicar. Tampoco, por supuesto, parecen tener ambición algunos jugadores, y así lo dejan ver algunas veces en la sala de prensa, otras en el campo e incluso en ocasiones con su comportamiento lejos del césped. Pero recordemos que Prieto con Lasarte se creyó la posibilidad de ser internacional y Elustondo con Lillo que podía liderar el juego de la Real. Con Montanier pocos creen en algo. Y ese es el problema de Aperribay. Que su mensaje no encuentra el eco que merece. ¿Lo tendría sin Montanier? Si acierta en el relevo, sí.

1 comentario:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Javi, sí, la vi ayer, y desde entonces le estoy dando vueltas a lo mismo que tú, al centro del campo que va a sacar... Me temo que si apuesta por la lógica, los sacará descolocados (como hizo en Córdoba) y, si se pierde, se tomará nota para que no salgan en un tiempo (más si se recuperan Elustondo o Markel). Si jugara Iñigo, claudicó directamente. No creo en forzar cambios de posiciones. Así debilitaríamos la defensa y el centro del campo. Las pruebas hay que hacerlas en pretemporada.