martes, noviembre 20, 2012

REAL SOCIEDAD 4 - RAYO VALLECANO 0 Al son de Pardo este equipo es de Champions

Hay que proclamarlo bien alto: al son de Pardo, y más con Illarramendi a su lado, este equipo es de Champions y tendría que dejar de mirar para abajo de una vez por todas. Con estos dos jugadores formando el centro del campo txuri urdin este parece otro equipo. Lo es. No tiene nada que ver con lo que Montanier nos ha venido mostrando en los 14 meses anteriores. Cada vez que se les vea en el campo, quedará como una losa imperdonable ese medio centenar de partidos que, sin motivo alguno, se ha tardado en darles el mando de una Real que, con ellos, puede y debe optar a lo más alto. Hoy la Real ha ganado 4-0, pero el partido podría haber acabado con una goleada de otra época si entran algunas ocasiones más y si Mateu Lahoz no vuelve a dejar otro arbitraje lamentable, terriblemente influyente cuando el partido todavía registraba el 0-0 inicial. La Real ha brillado, por momentos de forma deslumbrante, porque, al fin, su entrenador ha apostado por aquello que muchos veníamos proponiendo. Y no lo proponíamos por capricho, sino por fútbol. Illarra y Pardo nos da la razón y verles jugar es la gloria.

Montanier apostó por la continuidad, con un único cambio con respecto al equipo que venció en Málaga, el regreso de Bravo a la portería devolviendo a Zubikarai a la realidad de su papel en esta plantilla. Y si esa opción continuista es debatible, como todo en el fútbol (mi yo entrenador hubiera devuelto la titularidad a Griezmann), lo que está claro es que es perfectamente argumentable, a diferencia de muchas de las decisiones que ha venido adoptando hasta ahora el entrenador francés. Lo grandioso de la situación de necesidad que ha obligado a Montanier a apostar por Illarra y Pardo, es que los dos chavales han aprovechado la oportunidad a lo grande. Y hoy, por si acaso quedaba alguna duda, lo han hecho en el partido en abierto, así que lo ha podido ver todo el mundo. Hoy Pardo jugó algo más adelantado que en Málaga y eso, ante un equipo abierto como el del Rayo, le dio un papel mucho más protagonista que en La Rosaleda, donde el papel estelar fue el de Illarramendi. Cabe pensar que hoy se habrán acabado para siempre los debates sobre la capacidad de este mediocentro.

Con ellos, la Real crea al fútbol, domina todos los aspectos del juego, multiplica su capacidad defensiva y de robo de balones y consigue lo que la apuesta de Montanier hasta ahora era incapaz de conseguir, salida de balón, con soltura, con opciones, con categoría. El espectáculo que dieron hoy Pardo e Illarramendi fue antológico. Y la única pega que se puede poner es el deseo de haberles visto contra un equipo de los punteros. Ardo en deseos de ver esa prueba. Pero hoy el rival era el Rayo, un equipo ofensivo con problemas atrás. Pardo e Illarra fueron los primeros en ver por dónde se podía meter mano a un equipo así, pero no los únicos. Porque si Pardo metió un balón maravilloso al interior del área nada más comenzar el partido, Ifrán lo entendió perfectamente con un muy buen desmarque, un control con el pecho para librarse de Cobeño y y un remate a puerta vacía. El gol habría sido un gran espaldarazo para Ifrán, pero Mateu Lahoz, que tiene problemas en dar por válidos los tantos de la Real como demostró en San Mamés, vio mano y lo anuló.

Pocos minutos después, Gámez envió a córner un centro desde la banda izquierda con la mano. Mateu Lahoz vio córner y se dejó engañar por el antideportivo gesto del jugador rayista de disimular llevándose las manos a la cara. En apenas veinet minutos, el colegiado se llevó por delante dos posibilidades de gol. Hasta ahí, la Real había dominado. A partir de entonces, comenzó a arrollar. En apenas dos minutos, Vela machacó al Rayo con dos goles. El primero aprovechando la pelea de Ifrán dentro del área, el segundo con un gran disparo junto al palo tras recibir un perecto balón de Pardo. Los dos tantos llegaron después de buenas jugadas de toque, de muy buenos movimientos de todos los jugadores ofensivos. Xabi Prieto, Chory, Illarra, Pardo... Y Vela, que parecía el más desconectado del juego del equipo, o si acaso el menos acertado hasta ese momento (aun con una gran capacidad de sacrificio), de repente apareció como lo que se espera de él, la gran estrella que decide partidos. Y dos goles. Dos golazos. Y el partido estaba prácticamente finiquitado.

Cobeño fue, de largo, el mejor del Rayo en la primera mitad, y tras el 2-0 sacó grandes balones de gol a Iñigo Martínez e Ifrán, pero sobre todo un voleón a Pardo que si llega a entrar derrumba Anoeta hasta los cimientos de la emoción. El equipo rayista apenas dio señales de vida en la primera mitad, solo tuvo un par de arrancadas de Baptistao que, por su velocidad, pusieron en aprietos a De la Bella. Paco Jémez arriesgó en el descanso y trató de cambiar el partido. Eso es algo digno de elogio. Quitó a un lateral con tarjeta, Casado, y colocó a un delantero, Delibasic. Con esa disposición en el campo, y ante una leve displicencia habitual en la Real cuando las cosas parecen sentenciadas, el equipo visitante gozó de sus mejores minutos, pero no fue capaz de probar a Bravo, casi un espectador en su regreso al once. Lo malo para el Rayo es que enfrente estaba un equipo en estado de gracia. Y es que, viendo lo que uno y otro estaban poniendo en juego, el partido estaba para golear.

Pasado el empuje inicial del Rayo, una Real en la que todo salía bien, también el trabajo de los laterales tanto en defensa como en ataque, buscó contragolpes que finiquitar el encuentro. Mikel González culminó uno de ellos con uno de esos goles para los que los centrales realistas tienen sobrada capacidad. Él empezó la jugada y él la acabó, después de un gran pase de Vela que Ifrán devolvió al centro del área para que el central anotara. Fue el colofón de otro espléndido encuentro del central, puede que en su mejor temporada en el primer equipo. Casi a continuación, Mateu Lahoz anuló a Delibasic un gol por fuera de juego, muy justo pero algo adelantado. A partir de ahí, la única duda era saber por cuántos goles iba a ganar la Real. Pudo marcar Chory Castro con un buen disparo, Ifrán en alguna otra ocasión e incluso De la Bella de cabeza sumándose muy bien al ataque. Y Chory Castro cerró la cuenta con el cuarto después de una jugada, otra más, en la que la visión de juego de Pardo, le dio toda la ventaja para conectar un zurdazo sensacional.

Para entonces, Montanier ya había movido ficha. Y su primer cambio fue tan raro como casi siempre. Quitó a Ifrán, al que solo le faltó el premio del gol para culminar un magnífico trabajo de presión, de espaldas a la portería y de apertura de espacios, para colocar sobre el césped a Markel Bergara. Quién iba a decir que sería el propio Markel quien gozaría de la mejor ocasión de ahí al final, mandando el balón al larguero con todo a favor. No deja de ser significativo que Ifrán fuera el primer sustituido y que el segundo fuera Pardo, después de adelantar la posición de este y pocos días después de que dijera en una entrevista que él es pivote y no mediapunta. La ovación a ambos fue atronadora, de las que sirven para tomar nota y más después de un partido tan magnífico que Montanier dijo tajantemente que no es el mejor que ha hecho su equipo. El regreso de Zurutuza también fue muy aplaudido. El último cambio sirvió de homenaje a Vela y para dar minutos a un Agirretxe al que aún no le entran las que sí le han entrado en otros momentos. Le dio tiempo a enganchar una buena volea, algo centrada, que sacó Cobeño.

El resultado fue de 4-0, pero pudo ser mucho más abultado. El gol y el penalti que escamoteó Mateu Lahoz, el larguero de Markel, las paradas de Cobeño... Hoy la Real dio un absoluto recital porque eso es lo que cabe esperar de un equipo comandado por Illarra y Pardo y con una pólvora descomunal arriba. Porque, ojo, hoy Griezmann no tuvo ni un minuto, Prieto jugó lejos de su mejor posición (pero ofreció una ingente capacidad de trabajo y apoyos) y Zurutuza, que también pudo marcar, apenas disfrutó de unos minutos. Sigue siendo un misterio inexplicable el hecho de que esta Real no se haya visto antes, porque es evidente que el motivo era caprichoso. Casi todos veíamos que Pardo merecía más minutos, que Ifrán era un jugador aprovechable, que Illarra debía ser el 4 de este equipo, que Carlos Martínez no merecía el ostracismo... como vemos que José Ángel también merece entrar en las rotaciones que han afectado ya a todos los suplentes. Las lesiones llevaron a Montanier a colocar sobre el campo una solución que había luchado mucho por no poner. Ahora la tiene. Y ya ha visto que funciona. Que funciona de maravilla. Y esta Real, lo digo como lo creo y mientras se mantengan lucha y trabajo, es una Real capaz de llegar a la Champions.

1 comentario:

Juan Rodríguez Millán dijo...

Javi, con la lesión de Markel lo tiene más complicado, pero yo no descartaría que jugara Zurutuza en lugar de Pardo, con Griezmann algo más adelantado e Illarra por detrás. Date cuenta de que Montanier siempre ha aludido al físico de Pardo y es el segundo partido en cinco días... La prueba la tendrá Montanier cuando recupere a Mrkel y a Elustondo, entonces desvelará si esto es por obligación o por convicción.