Desde mi humilde punto de vista, Markel y Elustondo hicieron en Málaga un gran partido en defensa. Markel robó balones para aburrir, hasta trece según las estadísticas de Marca. Por dar una buena medida de lo que significa eso, Diego Rivas había robado, hasta el partido de Málaga, 76 en siete partidos jugados, una media de casi once por encuentro. Elustondo apoyó bien y cuando tuvo que incrustarse en la defensa, lo hizo, y como prueba está su intervención tras la primera gran parada de Bravo, sacando debajo de los palos el segundo disparo de la delantera malaguista. Pero, y sin ánimo de que se entienda como un ataque a ninguno de los dos, tampoco creo que hicieran el partido de su vida, como se ha dado a entender desde casi todas partes. Estuvieron bien, muy bien en algunos momentos y facetas, pero en ataque no estuvieron demasiado participativos. Si Xabi Prieto, Griezmann y Zurutuza no hubieran tenido un día tan iluminado en la salida de balón, es posible que lo hubiéramos pasado peor. Creo que el aplauso a ambos es justo y merecido, pero con mesura y en una valoración a largo plazo, porque como jueguen ante el Racing y estén peor que en Málaga me temo que volverá el catastrofismo con ellos.
A largo plazo, digo. Y parece que eso no existe en el fútbol, no. Es verdad, y yo mismo lo he escrito aquí, que fuera de casa el equipo había mostrado un nivel muy inferior al que mostró en los partidos de Anoeta y al que tiene capacidad de enseñar. Eso ya lo hemos comprobado todos gracias al partido de Málaga. Pero, veréis, hay un prisma interesante para ver lo que la Real ha hecho fuera de casa. En Almería debió ganar. No sólo por juego y porque el empate llegó en el descuento, sino también porque el primer gol local llegó en fuera de juego. La Real tiene dos puntos menos de los que debió sacar en ese encuentro. En Valencia, el Levante tendría que haber jugado toda la segunda mitad con diez jugadores y Del Horno, el jugador que debió ser expulsado, marcó además el primer gol local. Sin estos dos errores arbitrales, la Real podría haber sumado tres victorias en cinco partidos. Nueve puntos de quince. O, al menos y si no se hubiera conseguido ganar ante diez del Levante, siete de quince. Incluso con las lamentables actuaciones de Pamplona y Mallorca. El Villarreal, que es tercero, ha sacado ocho puntos como visitante. Con dos, tres o cinco puntos más, la Real estaría en puestos europeos, incluso de Champions. Cómo cambiaría la valoración, ¿verdad?
Nada querría decir todo eso a estas alturas, obviamente, porque sólo hemos alcanzado el primer cuarto del campeonato. A mí no se me escaparía la euforia de tener ahora esos números. Ni siquiera con los que tenemos, que son muy buenos y seguramente mejores de los que muchos imaginaban. Sigo pensando lo mismo que pensé en la pretemporada, algo que ha venido a corroborar Lasarte al decir que "el mejor equipo de Segunda no puede ser el peor de Primera". Yo mantengo la confianza en un grupo de jugadores que me gustan, que tienen muchos puntos fuertes y capacidad de sobra para conseguir bonitos logros con la camiseta txuri urdin. Y, sobre todo, margen de mejora. Sigo recordando que durante buena parte de la temporada pasada se dijo que este equipo podría subir pero que no tenía capacidad para mantenerse en Primera. Con sólo un cambio, el delantero centro, está demostrando que eso no era cierto. Puede perder partidos. Puede incluso dejar malas actuaciones. Pero tiene fútbol, garra, sacrifico y también calidad, aunque esto último se lo solemos negar (y de eso, de que a veces parece que nuestros jugadores sólo tienen esfuerzo y no técnica, se quejó Llorente la semana pasada). Esta Real se ha ganado un juicio a largo plazo. Ya veréis como no nos decepciona.
A largo plazo es también el juicio a Bravo, porque lo suyo viene de lejos. Decía en la crónica del partido de Málaga que el chileno es hoy por hoy el mejor portero de la Liga española. Sé que muchos creerán que se trata de una afirmación movida por la pasión txuri urdin que vivo, pero no es así. Creo, en realidad, que es la afirmación más calmada y razonada que he hecho en mucho tiempo sobre la Real y sus jugadores. Bravo ha hecho paradas enormes en todos los partidos de esta Liga, salvo ante el Real Madrid, cuando fue batido por un golazo impresionante y otro de rebote, ambos imparabales. Bravo ha sumado puntos para la Real este año, porque no olvidemos que el nuestro es un equipo de resultados cortos y una sola intervención milagrosa permite mantener una victoria. Ya ha parado un penalti, y no es casualidad. Y no sólo eso. Da una sensación de tranquilidad impresionante. Cuando Riki cabeceó solo delante de su portería, yo tenía la certeza de que Bravo podía parar su lanzamiento. Y lo paró. No digo que Bravo tenga más cualidades que Casillas o Valdés. Digo que, hoy por hoy, es más decisivo que ellos. Quizá De Gea sea el que más cerca esté hoy de Bravo, pero, por el momento, no pienso cambiar mi afirmación: Bravo es actualmente el mejor portero de la Liga. Sigamos disfrutando de y con él.
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