Otro año más, la Copa del Rey ha sido amarga para la Real. Tras el partido de vuelta queda un poso extraño, pues la eliminatoria se perdió en Anoeta hace dos semanas. En Almería sólo quedaba la posibilidad de una gesta para la Historia que, obviamente, no se ha producido. El equipo de Martín Lasarte, de hecho, ha perdido el partido, lo que hace indiscutible el pase de los andaluces. Ni siquiera se adelantó en el marcador, que era algo a lo que todos nos podíamos agarrar, Lasarte el primero, para soñar con el milagro. Queda la sensación, que en realidad es más bien una certeza, de que la Real no es inferior al Almería, que no lo ha sido del todo en los dos partidos, y de que la eliminación se ha producido por la pájara monumental de la segunda parte de la ida y porque no ha habido suerte ni precisión en los momentos esenciales de la vuelta. Ni en Anoeta ni en el Juegos del Mediterráneo fue la Real un equipo arrollado por el conjunto de Lillo, y en el cómputo global de la eliminatoria la suma de ocasiones de gol está pareja e incluso desnivelada a favor del equipo txuri urdin. Pero así es la vida. Así es la Copa. Para la Real, un reguero de decepciones desde hace demasiados años.
La alineación de Lasarte entró entre las posibles antes del comienzo del partido. La defensa, la prevista: con Zubikarai bajo los palos, Labaka y Mikel González en el centro y Dani Estrada y el incombustible De la Bella por las bandas. Por delante de ellos, Diego Rivas y Elustondo, con Xabi Prieto en la mediapunta, Sarpong y Griezmann en los costados y Agirretxe en punto. No comenzó mal el plan diseñado por Lasarte para la histórica pretensión de ganar esta eliminatoria. La Real empezó mejor que el Almería, consciente de que ganar el partido era imprescindible para eliminar a los andaluces. Y tuvo una primera ocasión para adelantarse en el marcador, justo lo que pidió el técnico uruguayo para que el equipo txuri urdin tuviera opciones en esta eliminatoria. Una jugada entre Griezmann y Sarpong le cayó a los pies a Agirretxe casi sobre la misma línea de gol, pero el balón salió despedido lejos de la portería local. Ahí, quizá, estuvo un hipotético punto de inflexión del partido y de la eliminatoria. Lasarte recordó que en los dos últimos partidos la Real había marcado pronto y los ganó. Si hubiera marcado...
Pero unos diez minutos después, en el 21, Agirretxe volvió a ser protagonista, esta vez negativo, al perder un balón en el centro del campo, permitiendo un contraataque almeriense que acabó en gol de Goitom. El 1-0 era, en realidad, el 4-2 en la eliminatoria y hacía que la tarea de la Real se volviera aún más ardua y titánica. Ahora eran necesarios tres goles para triunfar. Pero el tanto que abría el marcador desembocó en un estado de desorientación del equipo realista. Pese a todo, la otra gran ocasión de la primera mitad tuvo color txuri urdin, un disparo de Sarpong desde fuera del área que se estrelló en el palo. Ni la suerte le sonrió a la Real cuando más la necesitaba. Y es que, a pesar de haber jugado una primera parte algo escasa, se marchó al descanso en desventaja cuando el Almería no había apenas inquietado a Zubikarai. Nada más comenzar la segunda mitad, otro mazazo más. Gol de Ulloa (cuatro de sus cinco goles esta temporada han sido a la Real), tras un fallo de Zubikarai en la salida de un córner. 2-0. 5-2 en la eliminatoria.
Lo cierto es que, a pesar de la rotundidad del marcador, la Real no cejó en su empeño de buscar su suerte en la eliminatoria, y eso es de elogiar porque la misión era de una talla importante. Pero intentarlo no fue suficiente. Sí para acortar distancias. Marcó Agirretxe a pase de Griezmann, un gol que por desgracia resultó de lo más estéril. Tenía la Real por delante algo más de 30 minutos y el único pensamiento que podía cruzar la mente de los jugadores realistas, seguro el que cruzó la de sus aficionado, era que si el Almería pudo meter tres goles en 45 minutos en Anoeta, ¿por qué no hacerlo ellos en Almería? Pues porque no. Porque la Copa no es ya el torneo de la Real. No es que lo tire, no es que no quiera jugarlo. Es que da igual lo que haga. Siempre pasa algo que saca al conjunto txuri urdin del sorteo de la siguiente eliminatoria. En la segunda mitad la Real apretó, sin duda, conducida por un buen Xabi Prieto. No fue un problema de actitud. Pero no salió nada. Las ocasiones más claras se fueron al limbo, como un disparo de Mikel González u otra que tuvo Griezmann pero que se encontró con el portero local.
Aunque la eliminatoria pasará a la historia como un nuevo designio del destino contra los intereses de la Real en la Copa, lo cierto es que, sin jugar nada mal (al menos en la segunda mitad), y seguramente mereciendo mucho más en el partido, hoy le han faltado muchas cosas. Le ha faltado acierto en los córners. Ha sacado una decena y apenas ha sido capaz de crear peligro en estas jugadas. Ha regalado los dos goles del Almería, en dos faltas de concentración importantes. Y, quizá, ha faltado algo de valentía en los cambios de Martín Lasarte. El técnico uruguayo metió en el campo a Llorente, Aranburu y Viguera, pero quitó a Sarpong, Diego Rivas y Agirretxe. Hace mucho que la Copa no tiene épica para la Real, pero no acabar las eliminatorias con el equipo volcado sobre la portería rival, con dos o tres delanteros si es preciso, con dos defensas aunque corramos el riesgo de encajar más goles al contraataque, contribuye decisivamente a que poco a poco muera el espíritu copero que le pueda quedar a este conjunto.
El Almería supo jugar su partido, ni siquiera buscó con insistencia un gol, el tercero, que matara las ilusiones realistas de poner en aprietos a los locales. No le hizo falta porque ellos, como nosotros, sabían que el trabajo ya venía hecho desde Anoeta. El Almería contó con la colaboración del árbitro, que, una vez más (y sin haber visto el partido por televisión, una vergüenza más del fútbol español que contribuye a enterrar el prestigio de la Copa), barrió para casa en todas las decisiones conflictivas. Agirretexe pudo sufrir un penalti con el 2-1 en el marcador y con más de veinte minutos por delante. Cuando un gol más hubiera significado la prórroga y dos el triunfo txuri urdin en la eliminatoria. Pero no pitó nada, a pesar de las airadas protestas de los suplentes de la Real que calentaban en la banda. Pocos minutos después, Llorente reclamó un codazo. Y fue el delantero realista el que se llevó la tarjeta amarilla. Así es el fútbol para la Real. Ni las migajas. Pero hay costumbre desde hace muchos años y esta temporada no está siendo una excepción.
Y en esa forma en la que el fútbol es y nunca cambia para la Real, hay que asumir lo que históricamente supone. La Copa ya no cuenta. La Copa ya ni siquiera deja posos de tristeza en la parroquia txuri urdin, porque la eliminación es inexorable. Siempre. Ante cualquier rival. Serán ya 23 años sin eliminar a un equipo de Primera División, y así tocará recordarlo dentro de un año, cuando la Real vuelva a entrar en el bombo. Nadie se acordará de cómo llegó la eliminación de la temporada 2010-2011. Sólo quedará que el Almería venció en los dos partidos. Porque la Copa ya no tiene épica para la Real. Ninguna épica. Hoy era una oportunidad inmejorable para escribir la Historia txuri urdin, pues nunca en sus 101 años de existencia había conseguido remontar una derrota en casa en el partido de ida. Y nunca es nunca. Hoy tampoco. Ni siquiera duele ya demasiado, porque forma parte de las previsiones de todas las temporadas. ¿Algún día nos sorprenderá la Real para bien en la Copa? La próxima oportunidad, en la 2011-2012. Aquí estaremos. Qué remedio.
2 comentarios:
Y tanto que aquí estaremos. No nos que da otra. Y mientras el DV pasando página a toda velocidad para que no se hable más de este nuevo fracaso en la Copa.
Enhorabuena por el blog.
Payo yanguas, claro que sí, claro que esatremos, por eso somos grandes aunque no ganemos. Qué poco me gusta esa táctica de pasar página tan fácilmente en lugar de analizar lo sucedido, sí... Muchas gracias, ya sabes que eres bienvenido para leer y opinar cuando quieras, para mí es un placer que estéis al otro lado de la pantalla.
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