domingo, octubre 23, 2011

REAL SOCIEDAD 0 - GETAFE 0. Una Real sin rumbo

No hay rumbo. Esa es la triste conclusión que deja la nueva decepción de la Real de Montanier, este 0-0 insulso ante el Getafe. Un desastre más a todos los niveles, unas bases inexistentes que nada tienen que ver con lo que este equipo quería hacer, unos errores de bulto y un despropósito que no hay por donde coger. Y eso, a finales de octubre, es algo inadmisible cuando el objetivo era mejorar lo de la temporada pasada. Porque la temporada pasada, con las limitaciones que tuvo el equipo, se sabía lo que se hacía. Pero esta temporada no. Y lo peor es que no se atisba la mejora. Eso es lo verdaderamente preocupante. Y más si miramos al calendario y a los dos partidos que nos esperan esta semana. El panorama es desalentador y no hay explicación a ciertas cosas que se ven sobre el campo. De algunas, la culpa es de los jugadores. De muchas es del entrenador. Es que no se ve rumbo. El partido fue un tostón insufrible en el que, al final, hay que dar gracias a que el Getafe no transformara una de las tres ocasiones que tuvo en el tramo final del partido. En la primera parte, hubo mucha voluntad, muchos trompicones, mucho sufrimiento para ganar dos metros. En la segunda, nada de nada. A mí me empieza a atenazar el pánico.

Era previsible la revolución en el once después de una semana a puerta cerrada. No parecía tan claro que hubiera cambio de sistema, pero lo hubo. Montanier optó por un doble pivote (Mariga y Zurutuza), dos extremos (Griezmann y Xabi Prieto) y dos delanteros arriba (Ifrán y Agirretxe). ¿Funcionó? En absoluto. El problema de la Real es de base. Quiere dominar el partido y no lo hace. Quiere tener el balón y no lo tiene. Quiere jugar con velocidad y no la enseña. Quiere generar ocasiones de gol y no es capaz de generarlas. Si la Real quiere jugar al fútbol, necesita un centro del campo fuerte, poderoso y técnico. Sin Illarramendi, eso no lo tiene. Mariga, vendido como fichaje estrella, es un jugador que, dos meses después de llegar a Donostia, todavía no sabemos qué puede ofrecer. Porque no corre, no presiona, no lanza el juego y no toca el balón. Se le ve parsimonioso, por no decir indolente. A día de hoy, simboliza un claro descenso de prestaciones con respecto a Diego Rivas. Él y su entrenador sabrán si tiene más. A tenor de lo visto hoy, Zurutuza no encaja en un doble pivote, de la misma forma que Aranburu no encontraba acomodo en la línea de tres. Lo sorprendente es que el capitán esté entrando de una forma tan intermitente. Ni un minuto hoy ni en el derbi, titular en Zaragoza. Raro.

Sin fútbol, sólo queda el coraje. Y coraje sólo pone hoy sobre el campo Carlos Martínez. Su voluntad es ahora mismo el sostén de la Real, hasta el punto de que hoy, y que cada cual juzgue qué significa eso, sus compañeros le buscaron con insistencia. Si la referencia de la Real es el lateral derecho, que encima sabe que no está acertado con el balón de los pies a pesar de todo lo que deja sobre el césped (hoy, incluso, una preciosa ruleta), es que las cosas van mal. Lo que está claro es que el alma de la Real está en la banda derecha, además con un Xabi Prieto ligeramente mejorado hoy, porque la banda izquierda está más que coja. De la Bella sigue sin recuperar el nivel que se espera de él y Griezmann está desacertadísimo, a pesar de que sigue derrochando voluntad. Empiezo a temer que lo del extremo francés sea un problema mental, que no esté sabiendo gestionar que la afición le reciba de uñas por sus dos meteduras de pata en forma de declaraciones soñando con un futuro mejor. Agirretxe e Ifrán batallaron como locos, sobre todo el primero, al que poco más se puede pedir sin que le lleguen demasiados balones francos, pero ellos mejor que nadie fueron el paradigma de lo que fue el partido. Sudaban tinta china para ganar un metro, para sortear un jugador rival, para abrir un balón a la banda, y el resultado era casi nulo.

Pasados los diez primeros minutos, y poco antes que Ifrán decidiera tirarse en el área (ganándose la tarjeta amarilla por una liviana protesta de un penalti que no existió) en lugar de tirar a puerta, Griezmann tuvo una buena ocasión para marcar. Moyá sacó su disparo desde el pico izquierdo del área pequeña, fuerte pero en realidad sin muchas opciones de superar el cuerpo del portero. El partido desapareció durante más de veinte minutos, sin que ni Getafe ni Real demostraran que realmente tienen el nivel que les permitió mantener el pacto de última jornada en la pasada temporada. No hubo nada de nada. Lo curioso es que las sensaciones eran contradictorias. Por un lado, las llegadas del Getafe que acababan en nada parecían más peligrosas que las de la Real. Por otro, que dos pases seguidos de la Real podían desarbolar con enorme facilidad a la defensa del Getafe. Así sucedió en el minuto 36, cuando Agirretxe estuvo a punto de culminar de chilena una magnífica jugada txuri urdin. El disparo se marchó fuera por poco. Griezmann también se gustó con ruleta, pero su centro fue desviado a corner. Agirretxe culminó una buena internada de Xabi Prieto con un disparo alto. Poco bagaje, pero los últimos fueron los mejores minutos de la Real en la primera mitad.

Y llegó el descanso y ahí se acabó casi todo. La segunda parte de la Real fue terrible. El sopor impidió siquiera protestar con mucho ímpetu una mano dentro del área, una jugada de esas que los árbitros todavía no han sido capaces de explicar ni unificar su criterio ante la misma. ¿Es penalti? Para mí, sí. No se puede defender con el brazo abierto. Menos claro que el del derbi, pero penalti. La diferencia tiene que estar en que haya o no tarjeta. Pero no se protestó apenas. Hubo que esperar veinte soporíferos minutos para que Montanier moviera el banquillo. Y, noticia, el primer relevo fue sacar al desacertado Ifrán y meter Joseba Llorente, al que se ve perfectamente recuperado se diga lo que se diga y que, a pesar de mandar fuera dos disparos que tendrían que haber llevado más peligro, dejó cosas de lo que es, un futbolista inteligente (sobre todo una gran dejada a Griezmann que se quedó en nada porque el francés pisó el balón dentro del área). Después entró Vela por Agirretxe. Y más tarde, en una decisión como poco sorprendente, Cadamuro por Xabi Prieto. Los cambios ya no funcionaron más, y fue el Getafe quien estuvo cerca del gol. Bravo sacó un mano a mano a Miku, Diego Castro marcó un gol bien anulado por fuera de juego y Pedro León envió un zambombazo al larguero ya en el descuento. Al final hubo que dar las gracias por el empate a cero.

El problema es que no se ve rumbo. Hemos pasado de querer tocar el balón, y de hecho tocarlo en pretemporada, a asumir, sin más explicaciones, que no se puede hacer. No tenemos patrones claros en las jugadas a balón parado, hoy con Zurutuza como lanzador de córners (y sólo un par de remates fuera en diez córners). Además, cada saque de esquina a favor se convierte en contraataque del rival (dos o tres ocasiones así permitió el equipo txuri urdin, y si no dieron más resultado fue porque el Getafe es otro equipo justito). Los fichajes no han aportado absolutamente nada en lo que llevamos de temporada. Se sigue sin sacar rendimiento de los mejores jugadores del equipo (Xabi Prieto y Griezmann son los ejemplos más claros) y Montanier no parece tener claro en qué posición sacar partido de otros (Mariga, Zurutuza o Ifrán entre los que jugaron hoy han pasado por incontables posiciones). Los cambios siguen llegando tarde y no producen demasiado efecto en los partidos. No se terminan de entender algunas de las rotaciones que efectúa el técnico francés. La velocidad de juego es ínfima y los fallos en pases que parecen fáciles (o que tendrían que serlo para jugadores de Primera División) son constantes. Muchos problemas. Muchísimos. Problemas que tendrían que estar trabajados desde la pretemporada.

La cuarta jornada sin ganar al menos ha servido para cortar la racha de tres derrotas consecutivas. La mejor noticia es que Bravo ha mantenido la puerta a cero, porque arriba los números empiezan a ser lamentables: tres goles en los últimos seis partidos, y dos de ellos son los atípicos tantos que hicieron Estrada ante el Granada e Iñigo Martínez en el derbi. Caída libre en la clasificación es lo que mejor define ahora mismo la situación de la Real, que alcanzó los puestos europeos tras las dos primeras jornadas y que ahora mismo está ya en la decimoquinta posición (a la espera de lo que haga el Villarreal ante el Levante; si gana también pasará al equipo txuri urdin). Sus ocho puntos todavía le dan a los de Montanier tres puntos de ventaja con respecto a los puestos de descenso, pero ojo que el calendario ofrece ahora curvas peligrosas, y con partido entre semana, algo en lo que la Real no destaca precisamente en los últimos tiempos. Toca visitar el miércoles al Levante (uno de los tres primeros, haga lo que haga en su partido de esta jornada) y recibir el sábado al Real Madrid. Y si pienso en lo de hoy, en lo de Zaragoza y en 70 minutos del derbi, me entra el pánico pensando en que el equipo de Mourinho puede sacar de Anoeta un resultado de escándalo a menos que haya una reacción inmediata. Miedo, sí, mucho miedo.

1 comentario:

Campanilla dijo...

Osea que para ver lo de hoy se entrena a puerta cerrada durante toda la semana, interesante... Que no nos pase nada.

Dices que tu tienes miedo? yo lo que tengo es terror. uff