martes, octubre 04, 2011

Hipocresías rojiblancas

Cuánta hipocresía rodea a algunos aspectos del derbi vasco. Cada vez es mayor. Y yo creo que por eso cada vez le tengo más manía a estos duelos. Ya en Segunda despotriqué contra estos partidos, porque nadie más que la Real parece sentirlos ya como se tienen que sentir. Y ha sido jugar el primero de esta temporada contra el Athletic de Bilbao y ya me he vuelto a desengañar. Y no por la derrota, no, sino por esa hipocresía. Al menos este derbi ha dejado algo bueno. Después de años y años de escuchar tonterías, de que desde Bilbao se insistiera en que el derbi sólo importaba en Donostia, que ellos desde su inconmensurable grandeza estaban para cotas más altas, por fin se ha reconocido que ganar a la Real forma parte de sus sueños más preciados. En realidad es algo que sabíamos todos, pero la verdad es que se agradece que al menos una persona desde la capital vizcaína se haya quitado la hipócrita careta que han vestido durante tantos años. "Es algo que lo hemos estado comentando entre los compañeros del equipo. Si me preguntan si hay un partido del año que me gustaría ganar, a mi me gusta más ganar a la Real que al Real Madrid o al Barcelona". ¿Que quién ha dicho eso? Fernando Llorente. Nada menos.

De todos modos, estoy seguro de que la hipocresía de decir que el derbi importa más en tierras donostiarras que bilbaínas seguirá existiendo, porque esto es así y no hay más vueltas que darle. ¿Más hipocresías? La arbitral, por supuesto. Porque, veréis, está más que asumido que nadie va a reconocer que le han robado un partido a la Real, y mucho menos el Athletic. Luego nosotros no tenemos reparos en decir las cosas como suceden, y, sin ir más lejos, recuerdo ahora mismo a Carlos Martínez reconociendo en rueda de prensa que sí cometió penalti ante el Sporting de Gijón en la primera jornada de esta misma temporada. Aquí Javi Martínez no saldrá admitiendo que agarra a Iñigo Martínez, o a Gurpegi reconociendo que la mano que cometió un minuto después es clarísima y merecedora de la pena máxima. Esas cosas no pasan. Pero, claro, que en la prensa no se diga acaba doliendo. A veces los de la Real parecemos idiotas. Siempre es culpa nuestra y nunca abrimos los ojos a lo que sucede alrededor. Dos penaltis. Dos. Perdimos 1-2. Xabi Prieto sólo ha fallado uno en toda su carrera profesional. Hagamos cuentas, que son fáciles, y veremos que la Real tendría que tener uno o tres puntos más en su casillero, sin que eso cambie lo que pasó sobre el césped y las críticas que se mereció Montanier y algún jugador.

Pero, claro, a veces la hipocresía es tan flagrante. Ahondemos en nuestra propia estupidez, porque nosotros aún dudamos de que el penalti a Iñigo Martínez sea claro (lo dice el propio defensa realista en una entrevista en Noticias de Gipuzkoa), pero desde Bilbao se admite. Urizar Azpitarte escribe en Deia lo siguiente: "Javi Martínez pone el brazo en el costado de Iñigo Martínez y luego parece que le toca con el otro brazo, pero puede ser posible penalti del rojiblanco". Con esa redacción que de aquella manera denota el dolor del reconocimiento, Urizar dice que es penalti. Pero, qué cosas tiene la vida, este mismo ex árbitro también escribe en AS. Y allí, él sabrá por qué, cambia de discurso. "Javi Martínez pone el brazo a la altura de la cintura de Íñigo Martínez no parece nada al no haber agarrón", dice (así de mal puntuado) en este otro periódico (¿que no hay agarrón? Mirad la foto del Noticias, por favor...). ¿Qué dicen sus editores, sus redactores jefe y sus lectores de este desaguisado que montó solito Urizar Azpitarte? Pues nada, porque como no están por medio ni el Barcelona ni el Madrid, ni Guardiola ni Mourinho, ni Messi ni Cristiano, esto no le importa a nadie. Y nosotros ahí andamos, pegándoles palos a los nuestros y callados ante las hipocresías de los demás.

Y hablando de hipocresías rojiblancas, no puedo dejar pasar lo que ha sucedido este fin de semana en el Vicente Calderón, donde se escucharon gritos de mofa contra Antonio Puerta, el jugador sevillista que falleció en 2007. Desde sectores del sevillismo se puso el grito en el cielo, claro está. La prensa se hizo eco de estos hechos. Y el Atlético de Madrid, por boca de su presidente, Enrique Cerezo, ha ofrecido una disculpa pública. Mi reino por una reacción siquiera parecida cuando parte del Vicente Calderón vuelva a mofarse de Aitor Zabaleta, a insultar su memoria y a decir memeces que en cualquier lugar del mundo tendría que merecer una reprobación pública de todo el mundo. Por supuesto, no se va a producir, porque, por si alguien lo ha olvidado, Aitor Zabaleta fue asesinado junto al estadio rojiblanco en 1998. Hace trece años. Y, desde entonces, en cada visita de la Real al feudo colchonero, en cada una de ellas, absolutamente en todas, los realistas hemos tenido que aguantar de todo. Y nadie, absolutamente nadie, ha dicho nada. Ni siquiera desde la Real se ha levantado la voz ante una situación vergonzosa e insultante. Desde el Atlético de Madrid jamás se ha ofrecido una disculpa. Y la prensa nunca ha querido escuchar ese bochornoso ambiente. Vaya hipocresía.

3 comentarios:

Kike Ríos dijo...

En mi ultimo post, en elq ue denuncio totalmente los cánticos hacia puerta y la hipocresía del atlético, del qno se sabe porque este año sí se ha pedido perdon, comento lo de zabaleta.

Es muy fuerte que la uúica aficion que tiene sobre sus espaldas un asesinato se vaya de rositas siempre por todo.

Un saludo, compañero.

Doctora dijo...

Cuidado con las palabras, ¿eh?, que yo soy aficionada del atlético y no tengo sobre mis espaldas el asesinato de nadie. Una cosa son los ultras, (los degenerados, los violentos y los asesinos) y otra la afición.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Silbato Sevillista, agradezo como te he dicho la mención de lo de Aitor Zabaleta, creo que es un hecho que no puede olvidarse y con el que se está viendo un trato muy injusto.

Pero estoy de acuerdo con Doctora. A Aitor Zabaleta no le mató la afición del Atlético, sino unos energúmenos localizables. Y las mofas no son de la afición del Atlético, sino de una parte, sea numerosa o no. Hay que tener cuidado con las palabras, pero no es justo ni de recibo acusar de algo a quien no ha hecho nada.