Los resultados deportivos lo marcan todo en un club de fútbol, y que la Real siga en Primera División en la mejor nota posible en la gestión de Jokin Aperribay al frente de la sociedad. Si se hubiera producido el temido (y mucho más lejos de lo que ha podido parecer) descenso, las cosas hubieran sido diferentes, pero lograr el objetivo conlleva el riesgo de que todos parezcamos mejores o de que algunas cosas queden ocultas en el fragor de la batalla o en el ruido de la celebración. Los jugadores y el entrenador suelen ser los blancos favoritos de todos, no olvidemos que la Real es por encima de todo un equipo de fútbol, pero por encima de ellos hay unos dirigentes que también tienen que rendir cuentas, en lo legal a los accionistas del club y en lo emocional a todos los aficionados realistas. Y la sensación que deja Jokin Aperribay en esta temporada es que le han asaltado muchas dudas que no sé si ha conseguido resolver acertadamente.
El ejemplo más evidente, porque es el que todos seguimos día a día, está en lo deportivo. En pocos meses se ha pasado de la confianza absoluta en el entrenador, hasta el punto de firmar su renovación y augurarle un periplo muy largo al frente del club, a su destitución. Hemos pasado de no querer hablar de la próxima temporada hasta que no se consiguiera el objetivo a planificar a espaldas de algunos de los implicados. Hemos pasado de decirle a Diego Rivas que su renovación no se toca hasta que no sepamos nada de la temporada que viene a anunciarle a Raúl Tamudo que no continuará casi en vísperas del decisivo partido del Zaragoza. Evidentemente, esto es parcela del director deportivo, Loren Juarros, pero no podemos olvidar que éste es un delegado del presidente y del Consejo de Administración. Mal que nos pese, y aunque ha cerrado renovaciones importantes como la de De la Bella, Aperribay ha dejado sombras de improvisación, de no tener del todo claro el futuro deportivo que quiere para este equipo y de no dominar los tiempos que necesita la competición.
Si algo hay que agradecerle es que sus mensajes siempre han sido sosegados, quizá rozando un buenismo que hay que asumir como algo inherente a su cargo (aunque ha habido excepciones en la historia de la Real, la más notable la de Badiola) y a su personalidad. Pocas veces se ha salido del guión (sólo se le notó indignado después de la derrota en Anoeta frente al Hércules, cuando sí expresó su malestar por estar hablando de cosas que no fueran las propias de la competición), pero sus palabras y sus actos quedan en las hemerotecas. Aperribay debe ser más consciente de eso, porque está dando armas a sus detractores con cuestiones anunciadas y no cerradas. No me encuentro entre esos detractores convencidos porque hay que reconocer que su mandato ha traído (por las razones que sea) la necesaria calma institucional, y a pesar de que, como he dicho muchas veces, no me gustó su forma de aterrizar en el club. Pero sí que es cierto que esta temporada ha sembrado algunas dudas.
La reforma de Anoeta fue una de las tumbas de Astiazarán, y como no sepamos algo pronto del proyecto y de su viabilidad le puede pasar lo mismo al actual presidente txuri urdin. Era obvio que la mejor baza que teníamos para la reforma del estadio era la adjudicación a España del Mundial de 2016, pero después de no conseguirse desde la Real se insistió en que la reforma era posible. Hemos visto fotos pero no hechos. Cuidado, porque es un tema más sensible de lo que parece (¿quién no recuerda a Zurutuza cantando "Aperri, quita las pistas" en las celebraciones del ascenso?). La decisión de mayor calado que han tomado Aperribay y su Consejo ha sido la de poner fin a la etapa de Astore como marca deportiva de la Real. Lo cierto es que la mala gestión de las camisetas del centenario obligaba a tomar esa decisión incluso antes, pero ha llegado. Nike vestirá a la Real y, a priori, parece que el club saldrá ganando en todos los terrenos, sobre todo en la difusión de la enseña txuri urdin más allá del territorio guipuzcoano. Ya sólo falta que la multinacional respete la historia del equipo en el diseño de su camiseta.
El consejo realista no estuvo muy rápido a la hora de gestionar el necesario lleno en Anoeta para que el equipo sintiera el calor del público en las últimas jornadas de Liga, a pesar de la gran respuesta de la afición. Las medidas de la Real, que se han limitado a facilitar entradas más baratas a los socios, han llegado tarde. A tres jornadas del final, incluso hubo un medio día de ayuda al club contra el Barça. Ese dinero es necesario, totalmente de acuerdo hasta ahí, pero ojo con las fechas. Lo más reprochable en este terreno es al mismo tiempo lo más elogiable. La venta de entradas por Internet era necesaria, era uno de los saltos hacia la modernidad que necesita el club (¿cuándo se podrá pagar en taquilla con tarjeta de crédito?), pero se implantó justo el día en que llegaba a Anoeta el Sporting. Y eso facilitó que miles de sportinguistas poblaran las gradas del estadio realista. Era un día vital para la permanencia, después de siete jornadas sin ganar, y dejamos que nuestros rivales tomaran nuestro feudo. Gritamos más que ellos, pero aquello pudo ser un funeral con demasiados visitantes. Si al Getafe no le dimos más que 300 entradas el último día, ¿por qué no priorizamos a la afición txuri urdin el día del Sporting?
Muy lejos todavía de la valiente y recordada lucha que acometió José Luis Orbegozo en la Federación, pero Aperribay, además de acertar en la postura que debe mantener la Real en los conflictos televisivos y de calendario, se ha mostrado firme en esa su posición. El nuestro fue uno de los clubes que se opuso a un parón que hubiera sido absurdo, que hubiera roto por la mitad la temporada y que hubiera provocado graves perjuicios económicos y deportivos a la entidad realista. Pero falta algo más de significación mediática, no basta con que Aperribay sea entrevistado en medios locales y que deje que el presidente del Sevilla, José María del Nido, encabece el movimiento para el resto del mundo. No. La Real tiene que mantener una posición firme de defensa de sus creencias y posiciones y tiene que verse. Eso no va en contra de la necesaria humildad que siempre ha caracterizado a la Real, pero hay que hacerse notar. Quizá así los árbitros respetarían más a este equipo, a Anoeta y a su afición. Si todos se quejan y sacan algo y nosotros no hacemos ni una cosa ni la otra, eso merece una reflexión.
Aperribay deja dudas porque no ha atendido a detalles que pueden marcar una presidencia. Ni un solo acto de homenaje en todo el año. Sin entrar ya en los jugadores que merecen un recuerdo después de haber salido por la puerta de atrás de la Real o en que se ha impedido que gente como Martín Lasarte se despidiera de la gente en el campo, los 30 años que han transcurrido desde la primera Liga exigían un recordatorio en Anoeta. Pero nada ha habido. Hubo lentitud en apagar el fuego que prendió con la firma de varios jugadores realistas en aquel documento en favor del acercamiento a Euskadi de presos de ETA (hecho, no lo olvidemos, que aumenta el rechazo a la Real en muchos campos). Y se ha notado cierta pasividad, quizá para no meterse en líos, a la hora de defender al club ante agresiones mediáticas y, sobre todo, verbales de algunos campos. Ya está bien de que nadie desde la Real proteste contra ciertos cánticos que se escuchan en algunos sitios, como los insultos a Aitor Zabaleta y su memoria desde el fondo del Frente Atlético en el Vicente Calderón.
Ser presidente de la Real implica estar atento a las grandes cosas y también a los pequeños detalles. Las grandes, las que pasan por la situación económica del club, parecen muy bien controladas. Si es así, y aunque se lleva tiempo sin hablar de aquella promesa de que en algún momento hubiera elecciones cuando se calmara lo institucional, es hora de atender también otras cosas. Está en manos de Aperribay, pero esta temporada que termina a mí me deja abiertas muchas dudas.
2 comentarios:
Hola,
grandioso artículo y grandísimo repaso a la temporada de Aperribay.
Sólamente me voy a permitir hacerte una corrección en un tema delicado. El documento firmado por los jugadores apoyaba la manifestación a favor del acercamiento a carceles vascas de los presos políticos vascos.
Un saludo, y te animo a seguir con tu encomiable trabajo, pues somos muchos los que seguimos tu blog, como un referente errealzale muy necesario.
Bob, muchas gracias por tus palabras, eso siempre anima a seguir en la brecha. Y es un pequeño matiz lo que me dices, sí, pero tienes toda la razón.
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