La Real tiene la primera oportunidad de cerrar la temporada con el premio de la permanencia en Primera (sábado, 18.00 horas, Mestalla, Canal + Liga y Gol TV), y es una gran oportunidad porque permite hacerlo con grandeza. Será ante un buen rival, el tercero de la Liga y el primero de la otra Liga, la que permiten Barcelona y Real Madrid. Y será en el escenario en el que la Real se despidió de Primera División hace ya casi cuatro años. Las últimas actuaciones a domicilio en Santander y Bilbao, francamente buenas a pesar de los resultados, y la gran victoria ante el Barcelona son las bazas a favor del conjunto de Martín Lasarte. En contra juega la mala racha realista fuera de casa (todo derrotas en la segunda vuelta), el escenario históricamente poco propicio para la Real y que el Valencia venga de dos derrotas consecutivas, además de la siempre presente dificultad de jugar conbtra un gran equipo. Pero el reto es hermoso. Ganar hace que el conjunto txuri urdin alcance una cifra con la que nadie ha bajado nunca. Empatar tampoco es malo. Pero seamos ambiciosos. Eso ayudó en la gran victoria contra el Barcelona.
Martín Lasarte no repetirá el once que dio la victoria ante el líder hace seis días, porque aquel estaba pensando específicamente para derrotar al conjunto blaugrana. Probablemente tampoco continúe con aquel esquema de juego. Pero sus planes, por el momento, siguen siendo una incógnita. Lo más normal sería que repitiera su dibujo más habitual, el 4-2-3-1, pero hay varios condicionantes que hacen muy complicado saber con qué nombres lo completará. Hay cuatro jugadores a una tarjeta amarilla de la suspensión (Estrada, Markel, Diego Rivas y Tamudo) y, además, a la vuelta de la esquina espera la última jornada en miércoles de la temporada, en un partido que, dado que tiene al Zaragoza como rival, puede ser la final definitiva para la Real en función de los resultados de esta fin de semana. En la convocatoria sólo hay una novedad, el regreso de De la Bella, aunque a tenor de las palabras de Lasarte no será titular. Entra por Illarramendi. Se quedan también en San Sebastián Labaka, Sarpong y Agirretxe. Llorente es el único lesionado que hay ahora mismo en la plantilla.
Bravo será titular. La defensa, a priori, no cambiará con respecto a la que se enfrentó al Barça, con Carlos Martínez en la derecha, Dani Estrada en la izquierda y Demidov y Mikel González por el centro. A partir del doble pivote es donde surgen las dudas. Si uno de los jugadores que se guarde Lasarte para el partido del miércoles es Zurutuza, cabe pensar que Aranburu ocupará la mediapunta, con lo que Elustondo, Diego Rivas y Markel se juegan las dos plazas. Con los dos últimos apercibidos de sanción, Elustondo parece seguro. Lasarte ya ha dado bastantes partidos al dúo Elustondo-Markel, y ésta parece una oportunidad de repetirlo. Xabi Prieto y Griezmann parecen también seguros en las alas, aunque Sutil tiene opciones pensando en esos tres partidos en ocho días. Ifrán y Tamudo se juegan el puesto de delantero. El uruguayo es el goleador más en forma (suma dos goles), pero le sigue pesando el largo periodo de inactividad y fuera de casa todavía no ha anotado. El catalán, por su parte, lleva diez partidos sin marcar y su nombre ha sido noticia esta semana porque se empieza a dar por hecho que no renovará.
Fue en Valencia donde el equipo txuri urdin vivió la triste confirmación de que su destino iba a ser la Segunda División durante tres largos años. A la nota histórica hay que sumar la difícil papeleta deportiva. El Valencia es tercero en la clasificación con 63 puntos, pero sus dos últimas derrotas consecutivas (una de ellas, la última en Mestalla, el humillante 3-6 a manos de los suplentes del Real Madrid) hacen que todavía no tenga asegurada la clasificación directa para la Champions. El Villarreal le aprieta a tres puntos, pero con el average a favor del Valencia. La Real es duodécima con 41 puntos y aspira a lograr un triunfo más para certificar definitivamente su permanencia. Tras una nefasta racha de siete semanas sin conocer la victoria, el equipo txuri urdin suma seis de los últimos nueve puntos en juego, aunque todos ellos los ha conseguido en Anoeta. Los de Lasarte todavía no han conseguido puntuar como visitantes en toda la segunda vuelta (siete derrotas), aunque el Valencia no es tan fiable en casa, donde ha cosechado cuatro derrotas y otros tantos empates, casi tanto partidos sin sumar como victorias (nueve). La Real, de hecho, ha ganado más en Anoeta que el Valencia del ex jugador realista Emery en Mestalla.
La historia es una dura losa para la Real en Valencia. De los 59 enfrentamientos, todos ellos en Primera División, los locales se llevaron la victoria nada menos que en 40. El equipo txuri urdin sólo ganó en ocho y arrancó once empates. En las diez últimas visitas, los números se recrudecen aún más para los intereses de la Real: siete derrotas y tres empates, dos de ellos, y ambos a dos goles, con el equipo que luchó por la Liga en 2003 y jugó la Champions en 2004. El último triunfo realista data de la temporada 1996-1997. Fue por 0-1 gracias al primer gol de Kovacevic con la camiseta txuri urdin. La Real no ha conseguido en Valencia grandes victorias, y las mayores han sido por 1-2, logradas en las temporadas 1973-1974 (los dos goles de Satrústegui), 1981-1982 (los dos de Uralde) y 1991-1992 (Carlos Xabier y Kodro). En la temporada 1953-1954, la Real anotó tres goles en Valencia (dos de Sarasqueta y uno de Ontoria), pero no le sirvió para superar los cuatro que hizo el conjunto local. La más abultada goleada lograda por el Valencia fue en la temporada 1934-1935, 7-1 (el gol realista fue de Olivares). Aquella temporada, la Real, que tenía la denominación de Donostia, descendió a Segunda.
La última vez que la Real pisó Mestalla fue en el día en que dijo adiós a la Primera División, en la última jornada de la temporada 2006-2007. El equipo txuri urdin, entrenado entonces por Lotina, debía ganar y esperar el fallo de dos de sus rivales directos. No se produjo ninguna de las dos circunstancias y el resultado fue de 3-3-. El partido comenzó invitando a la ilusión. Garitano adelantó a la Real en el minuto 2. Pero la ilusión duró muy poco. En el minuto 5, Villa empató. Para ahondar en la herida, el Valencia se adelantó en el 19 con un gol de Víctor López en propia puerta. A la Real sólo le quedaba el orgullo, el propio y el de los centenares de realistas que quisieron estar allí aquel día y que no dejaron de animar incluso con el partido acabado. Díaz de Cerio empató en el 36. La Real intentó volcarse, pero Lotina tampoco puso todo lo que tenía en el campo. Incluso retiró a Kovacevic para scar a Germán Herrera. El Valencia se adelantó en el minuto 82 de nuevo con un gol en propia puerta, esta vez de Gerardo. La última burla del destino fue que el último gol de la Real en Primera ni siquiera lo anotó un jugador txuri urdin, sino Moretti. Tampoco importaba mucho, porque el descenso era un hecho igualmente.
En la primera vuelta de la presente temporada, la 2010-2011, la Real mereció mucho más ante el Valencia, pero acabó perdiendo. Se adelantó el equipo de Martín Lasarte, tras un penalti cometido sobre Zurutuza. No hace falta decir que lo transformó Xabi Prieto con su habitual maestría. A partir de ahí, la Real se lanzó a por el partido y mereció marcar más goles. Pero se encontró al entramado defensivo del Valencia, a un César que sumó méritos sacando alguna que otra ocasión clara y a un árbitro empeñado en castigar a la Real con tarjetas y faltas en lo que en el caso del Valencia no era sancionado. Tino Costa debió ver la roja por agredir sin balón a Llorente en un contraataque, y fue Tino Costa quien empató al borde del descanso con un golazo de falta directa. Mientras el Valencia se conformaba con el empate, la Real buscó con ahínco el gol de la victoria hasta el último cuarto de hora, cuando el partido se abrió más. Y condenando los justos méritos del equipo txuri urdin, Aduriz recogió un mal despeje de Bravo, en una jugada en la que nunca se le debió ceder el balón, regateó a Mikel González y marcó el 1-2. Era el minuto 90 y no hubo tiempo para la reacción. Fue una victoria moral, pero una derrota para la clasificación.
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