sábado, mayo 21, 2011

REAL SOCIEDAD 1 - GETAFE 1 Salvados

Era todo o nada y ha sido todo. Porque la salvación lo es todo. Antes del partido no importaba ni lo bueno ni lo malo que hubiera hecho la Real a lo largo de la temporada. Después del encuentro ante el Getafe, ya no importa nada de lo que haya sucedido en el conjunto de las 38 jornadas. Mucho menos lo visto en este encuentro final. Ni el sufrimiento de la primera mitad tras el gol de Cata Díaz. Ni la mirada distraída hacia los demás encuentros de la jornada, sobre todo a lo que sucedía en La Coruña y Mallorca, que fueron los dos campos que aseguraban durante casi todo el tiempo la permanencia de la Real. Ni tampoco los 25 minutos finales tras el empate de Sutil. Nada importaba. Sólo la permanencia en Primera División. Eso se ha conseguido en un Anoeta abarrotado. Los análisis de cómo se ha llegado a esta situación quedan para mañana. Hoy lo importante es celebrar lo conseguido, al alimón con el Getafe, sin olvidar que el equipo txuri urdin es un recién ascendido. Y queda otra cosa de este partido. Las lágrimas de Diego Rivas, que sabe que no seguirá en la Real, que hoy se ha despedido de una afición que se ha dejado la voz y la vida pidiendo una renovación que no llegará.

Para la final decisiva, Lasarte confió en los suyos, en los que han conformado el once tipo durante buena parte de la temporada. La única salvedad fue que Mikel González le ganó la partida a Ansotegi. Lo demás, lo previsto. El regreso de Demidov al centro de la defensa. La experiencia de Diego Rivas y Aranburu en el mediocentro. La calidad de Zurutuza, Xabi Prieto y Griezmann en la mediapunta. Y Tamudo arriba. No se pudo comprobar si la apuesta era buena porque en el minuto 9 el Getafe se adelantó. Y se adelantó de la forma más lamentable posible, aprovechando el auténtico talón de Aquiles de la Real de esta temporada: las jugadas a balón parado. Es asombroso lo mal que defiende el equipo de Lasarte esta suerte futbolística, es increíble la cantidad de goles que ha encajado de esta forma. Eso, sumado a la deficiente trayectoria como visitante de la segunda vuelta, es lo que ha colocado a la Real sufriendo en la jornada 38 de la Liga, cuando tiene potencial y ha hecho méritos para conseguir la permanencia mucho antes. Pero mucho antes. Y hay otro detalle. El gol del Getafe fue el único disparo entre los tres palos del equipo visitante. A la Real eso le ha sucedido también en demasiadas ocasiones, al menos encajar el primer disparo a puerta que recibe Bravo. Otro detalle a corregir.

El 0-1 ponía a la Real en situación de peligro, pero relativo. Nunca estuvo en puestos de descenso y tampoco tan cerca del abismo como para pensar en el descenso. La Real siempre estuvo al menos a dos goles de caer en los tres últimos puestos, y normalmente fueron más. Pero había que empatar para garantizar la permanencia. Resulta obvio concluir que el ambiente pesó a bastantes jugadores. Griezmann, por ejemplo, al que apenas se vio en todo el encuentro. Muchso fallaban pases fáciles y el juego de la Real se resentía. Xabi Prieto sí cogió los galones y encabezó casi todas las jugadas de ataque de la Real. A excepción de una llegada a gol que Albín lanzó fuera con la salida de Bravo, las ocasiones tuvieron color txuri urdin. Tamudo tuvo la más clara, al rematar de cabeza y a las manos de Ustari un precioso centro de Carlos Martínez. Demidov también pudo marcar, igualmente de cabeza, pero el meta visitante hizo la parada de la noche. Tensión o no, el 0-1 al descanso era un premio muy excesivo para el Getafe, pero en el fútbol los goles no se merecen, sino que se marcan. Y la Real no había conseguido aprovechar ninguna de sus ocasiones.

Sin mucha más historia que contar, el partido se acabó en el minuto 65, y se acabó, curiosamente, gracias al primer cambio de Lasarte. El técnico uruguayo sí apostó en el descanso, cosa que no ha hecho demasiadas veces a lo largo de la temporada. Quitó a un Zurutuza al que la temporada se le ha hecho larguísima y que hace ya bastantes partidos que no consigue que su calidad se haga notar en el campo. Y metió a Sutil, un jugador al que durante buena parte de la temporada no le han salido bien las cosas, pero que siempre se ha dejado la vida sobre el césped. Y hoy encontró su justo premio, con el gol que definitivamente cartificaba la salvación de la Real. El tanto realista fue un calco del que había marcado el Getafe en la primera mitad, prácticamente la misma falta, con incluso mayor deficiencia en el marcaje. Sutil entró solo, sin marca alguna, y anotó el empate de cabeza. Y ahí, en el minuto 65, se acabó todo. El Depor perdía en La Coruña ante el Valencia y el Mallorca en la isla ante el Atlético de Madrid. Esos dos resultados daban la permanencia no sólo a la Real sino también al Getafe.

Esa nueva situación llevó a los dos equipos a pensar que estaba todo hecho. Que no hacía falta arriesgar en veinte minutos lo que se había conseguido en las 37 jornadas y 70 minutos. Y tenían toda la razón. El tramo final del encuentro fue una sucesión de pases sin riesgo por parte de los dos equipos (más por parte de la Real, que al menos tuvo la inteligencia de disfrutar de una mayor posesión para asegurar que el Getafe no se aventurara a romper ese pacto no escrito), con el árbitro como espectador privilegiado y sin ganas de meterse en problemas. No había necesidad. Y por eso, tras apuntalar el centro del campo con Markel Bergara (que sustituyó al apagado Griezmann), ya sólo quedaba el homenaje a Diego Rivas. El manchego se retiró del campo en el minuto 86. Lo hizo llorando. Y seguro que hizo llorar a más de uno. Y fueron muchos los que en Anoeta corearon aquello de "Rivas, quédate". Pero él sabe, como lo sabemos todos, que no va a continuar. Fue su último partido en la Real. Sus lágrimas evidencian un cariño que es fácil obtener de alguien que viene de fuera. Las nuestras son de agradecimiento por habernos demostrado que no era el jugador que vimos en su primer año aquí y por todo lo que nos ha dado. Gracias y hasta siempre.

La Real sigue en Primera, y es irónico que sea el día en que Lotina ha vuelto a bajar a Segunda, esta vez con el Depor. Los análisis más sosegados quedan para la próxima semana, pero sin pensar en cómo se ha llegado hasta aquí es obligado considerar la permanencia como un logro. Por cómo hemos llegado hasta aquí, porque sabemos de dónde venimos, por los merecimientos contraídos, porque ha sido la permanencia más cara de la historia. La Real ha defendido su plaza en la élite del fútbol español peleando hasta el final, dejándose la vida en casi cada partido, ofreciendo lo que cada uno ha tenido en cada momento. A veces incluso más. Y era una plantilla que, en su gran mayoría, jugaba en Segunda División hasta hace menos de un año. La Real es de Primera. Lo ha demostrado. Se ha merecido la permanencia. Mucho antes, además. Pero ha llegado como ha llegado. No es el momento de analizarlo. Es el momento, como dijo Martín Lasarte, de celebrarlo. Porque no olvidemos que es el segundo año consecutivo que tenemos motivos de celebración. Venimos de años oscuros. Tenemos un camino luminoso por delante. Si nos creemos que podemos recorrerlo, claro. Juntos podemos conseguir grandes cosas. No nos desunamos. Lo dijo Lasarte hace un año.

2 comentarios:

Doctora dijo...

ha sido un final feliz para la Real y te felicito,pero la temporada deja un sabor agridulce debido a que el equipo ha ido de más a menos.Si hubiese ocurrido al revés y hubiérais empezado malamente para ir poco a poco mejorando la sensación sería positiva,aunque al final hubiérais estado luchando también por la permanencia.
Para el año próximo opino que os urge un delantero,porque Tamudo ha marcado sólo 7 goles y si se vuelve a lesionar Llorente estaréis otra vez escasos de gol :)

Juan Rodríguez Millán dijo...

Doctora, muchas gracias. Tienes toda la razón en la sensación que deja la temporada. Confío mucho en Llorente (y cruzo los dedos para que no se lesione), y a ver qué tal Ifrán desde el inicio. Pero seguimos en Primera, que es donde tenemos que estar...