lunes, junio 02, 2008

REAL SOCIEDAD 1 - SALAMANCA 1 Ausencia de referencias

Si el sábado a las 20.30 las caras eran de funeral a la salida de Anoeta, 26 horas más tarde el empate del Málaga ante el Cádiz cambia el análisis de muchos. Cosas del fútbol. El ascenso sigue ahí aunque muchos (yo no) pensaron que con certeza se había escapado con el gol del Salamanca y la falta de reacción posterior por parte de la Real. Con el empate que trunca esa ansiada racha de cinco victorias consecutivas que, ya lo sabemos con seguridad, nos habría devuelto a la Primera División. ¿Causas de este inesperado empate? Muchas. La fundamental, la ausencia de las referencias que han acercado a la Real a los puestos de ascenso. El equipo txuri urdin tiene ahora mismo una serie de puntales casi indiscutibles, de hombres y nombres de referencia, de jugadores en los que se puede depender de una u otra forma para sacar los partidos adelante.

Pero en el partido del sábado no hizo acto de presencia ninguno, bien por un mal partido o bien por la imposibilidad de estar sobre el césped de Anoeta (que, como casi siempre, presentaba un magnífico aspecto a pesar de los varios días de lluvía que había tenido que soportar). Bueno, casi ninguno. Riesgo, en una temporada inmensa, estuvo muy inseguro durante los primeros minutos del partido y falló en el gol charro (aunque pudiera haber falta; otro error arbitral contra la Real a estas alturas no debiera sorprender a nadie; aunque luego vuelvo sobre el árbitro). Martí apenas apareció y no supo salvar el hueco entre el mediocampo y los atacantes. Aranburu y Díaz de Cerio estaban lesionados. Sólo Mikel González dio la talla y demostró un nivel de Primera División. El que también tienen esos otros realistas pero que el sábado no se vio por ningún lado.

Y Prieto. Xabi Prieto volvió tras su lesión. Parece que cuesta reconocérselo, pero está dando auténticas lecciones de entrega a este club durante la temporada. Renovó por la Real con el ascenso todavía lejos. Ha forzado para volver de una lesión difícil y tratar de ayudar en las últimos partidos. Y el sábado, además, volvió al campo en los últimos minutos después de un desvanecimiento que sufrió tras un balonazo. Todo por no dejar a la Real con diez. Prieto no sólo está demostrando compromiso, sino que sigue dejando ver su clase. El pase con el que dejó a Gari Uranga (otra lección la suya, jugó casi todo el partido con la nariz rota) en clara posición para marcar fue antológico. Pero tuvo que jugar demasiado alejado de la zona de peligro y eso disminuyó su influencia. Pese a todo, su entrada en el campo permitió a la Real sus mejores minutos del partido, que, eso sí, no se concretaron en demasiadas ocasiones de gol. Una lástima que no se aprovechara esa incercia y la algarabía de la grada con el gol del Córdoba en Gijón.

Un partido que, en general, fue malo. La Real no supo encontrar el tono adecuado salvo en los primeros cuatro minutos. Sólo cuatro minutos, algo insuficiente, desde luego. Pero hacía tiempo que el equipo txuri urdin no arrollaba de salida a ningún equipo como lo hizo en esos cuatro minutos al Salamanca, que apenas era capaz de salir unos metros de su propia área. El gol de Delibasic (espléndido control tras un cabezazo de Gari Uranga y magnífica conclusión) hacía justicia y parecía encarrilar el partido. Pero esta Real, como la Segunda División, no deja de ofrecer sorpresas. El 1-0 le pareció a la Real el final del partido. Todo estaba hecho. Y le pasó, aunque a mucha distancia, lo mismo que en Tenerife. El empate no se veía venir porque el Salamanca apenas llegó al área rival, pero el gol volvió a ser consecuencia de ese pequeña desidia en la que cae demasiadas veces la Real cuando lo ve todo hecho sin que en realidad lo esté.

La Real no supo darle al partido el tono que necesita con el 1-0, pero tampoco con el 1-1. Ni siquiera en los minutos finales se produjo el necesario asedio a la portería salmantina para lograr una victoria que hoy nos habría dejado con la satisfacción de haber alcanzado los puestos de ascenso. Con tanto en juego, es imprescindible apostar. Y la Real no apostó. No lo hizo ni desde el campo ni desde el banquillo. Lillo, al que hay que seguir aplaudiendo su magnífica racha en este equipo, tampoco apostó. No entendí su falta de ambición en Vigo y no la entendí el pasado sábado. Los cambios, algo tardíos, no modificaron el dibujo, no buscaron nuevas alternativas, no rompieron el partido. Y la apuesta por Alvaro Novo en el once inicial fue una decisión muy difícil de asimilar. Mérida venía de marcar dos goles con la selección sub-19 y, cuando salió, dio a Delibasic el pase del que debió ser el 2-1. Elustondo ha rendido bien cuando ha jugado. Pero Lillo prefirió a Novo para salir de inicio. Y se le vio, como era de prever, lento, falto de ritmo y sin capacidad para controlar un partido muy exigente desde el principio.
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Otro pecado de la Real, uno que ha acusado en demasiadas fases de la temporada, fue la ausencia de disparos a portería. Más allá del gol, sólo un cabezazo de Gari que sacó un defensa desde la misma línea de meta con el arquero visitante ya batido. El titular se marchó lesionado, pero ni siquiera en ese momento algún jugador realista tuvo la ocurrencia de disparar de lejos a ver qué ocurría. La Real se perdió en vueltas, pases y requiebros en el centro del campo y no creó verdaderas jugadas de peligro. Y fue una pena que Nacho no aprovechara la manifiesta superioridad que tenía sobre su par (al que volvió loco en un par de ocasiones en la primera parte para luego desaparecer) o que Víctor apenas entrara en juego en los pocos minutos que tuvo sobre el césped.
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Quizá a muchos les suene a sacrilegio lo que me voy a preguntar, pero ¿fui el único que pensó que Skoubo podría haber concedido al centro del campo el espacio que necesitaban y las segundas jugadas que podían haber permitido un nuevo gol? El danés parece predestinado a no contar hasta los últimos diez minutos del último partido, y sólo si es necesaria una gesta heróica que hasta ahora la Real no parece haber sentido la necesidad de enseñar. Porque lo que ahora ya es seguro es que el ascenso no se dirimirá hasta el 15 de junio. La Real no puede subir en Vitoria, pero sí perder todas sus opciones. Los seis puntos que restan son ya necesarios para subir. El triple empate parece más difícil que nunca y eso obliga a sumar un punto más que un Málaga abonado al fallo y a reconducir la esperanza txuri urdin y tres más que un Sporting que, sea como sea, está sacando adelante sus partidos, sobre todo en casa.
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No quería acabar sin hablar del árbitro, no. Del Cerro Grande provocó recelos en la víspera, como es lógico y normal cuando llega con la aureola de haber perjudicado a la Real en el decisivo partido de Gijón y de haber favorecido al Sporting en las numerosas ocasiones en las que le ha arbitrado. ¿Influencia en el resultado? Quizá ninguna, a pesar de esa posible falta en el gol (que Riesgo califica hoy en la prensa de "clara"). El posible penalti a Martí parece que no fue (no he tenido la posibilidad de ver imágenes en televisión), pero la airada protesta de todo el banquillo realista resume a las claras que la actitud del colegiado y sus ayudantes no fue lo que se dice buena. En algunas jugadas intrascendentes se le intuía premeditación. Y eso es lo preocupante. El error no me preocupa. Sí la actitud. Y lo que he visto hasta ahora no me huele bien. No sé por qué hay tanto miedo a decirlo o a escamotear la labor arbitral del análisis, pero parece que casi hay que dar gracias por el arbitraje del sábado en Anoeta después de ver cómo el Sporting, una semana más, gana con ayudas (la prensa de Córdoba clama contra el árbitro y ve ilegales los dos goles de los gijoneses).
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Sigo diciendo lo mismo: que el ascenso lo decidan los futbolistas. 15 de junio. Dos semanas de tensión y 180 minutos de infarto. El sábado, yo seguía pensando que el ascenso es posible. El domingo, después del empate del Málaga, también. Y hoy insisto: los seis puntos devolverán a la Real a Primera. Seguro.

1 comentario:

Edu dijo...

La verdad es que esta semana lo habéis tenido muy facil para poneros en ascenso, os lo estamos poniéndo realmente fácil. El tema de las primas al final ha beneficiado sobre todo al sporting que recibe ayudas de los árbitros una semana si y otra también.
El Domingo me voy a Motril para ver a mi Málaga que ayer casi consigue que me dé un infarto. Lo de los árbitros, ya lo veo como algo normal: penalty claro a favor del Málaga que no pita y de nuevo una expulsión en contra tras otra a favor. Total, hay que jugar contra 14 en Motril.
pd: me llevo el desfibrilador, por supuesto aunque creo que hasta la última jornada aquí no va a subir nadie (el sporting la va a cagar en Castellón seguro, porque al parecer han preparado una fiesta y todo).