jueves, junio 05, 2008

Ya podemos olvidarnos de Zubiaurre


Ya podemos olvidarnos de Zubiaurre. No es que este jugador protagonizara muchos de mis pensamientos, la verdad, y mucho menos cuando la Real está a punto de jugar un partido vital para sus aspiraciones de regresar a Primera. Pero la sentencia del Tribunal Supremo ha dado por concluída la aventura judicial que provocó este jugador hace ya tres años, con la participación del entonces presidente del Athletic, Fernando Lamikiz, al romper unilaterlamente el contrato que le unía a la Real. Y es un alivio que esto se acabe, lo reconozco. No quiero dedicar ni un minuto más a recordar a un supuesto profesional que ha hundido su propia carrera deportiva por escuchar quién sabe qué cantos de sirena procedentes de Bilbao.

Desde el principio la cosa olía fatal, como demostró Lamikiz al no darle siquiera la camiseta rojiblanca el día de aquella tramposa presentación. Zubiaurre era uno de los canteranos en los que confió José María Amorrortu para poner en marcha un proyecto basado en Zubieta. El mismo del que formaban parte Riesgo, Garrido, Labaka o Mikel Alonso. Poco a poco se fue haciendo con un hueco en el once de la Real y llegó a disputar 14 partidos en la temporada de su debut. A mí me entusiasmó en el Bernabéu, en aquel partido que se suspendió cuando faltaban seis minutos porque un gracioso avisó de una bomba que no existía. Cuando acabó la temporada, estaba convencido de que teníamos lateral derecho para unos cuantos años. Pero el 1 de julio se hizo la foto en Bilbao que confirmaba el mayor error que ha cometido Zubiaurre en toda su vida deportiva.

Hasta ese día, no me creí mucho la existencia de una oferta del Athletic porque estamos acostumbrados a que casi todos los jugadores de la Real tengan esa oferta (¿os acordáis del precontrato que ya había firmado Prieto...? Pues eso). El propio jugador negó que mantuviera contactos con Bilbao. Yo le creí, como creo a cualquier jugador de la Real. Cuando Imaz se marchó al Athletic nunca negó que fuera a irse. Nunca nos engañó. Tomó una decisión que nos gustará más o menos, pero es la suya. Y hay que respetarla. Lo de Zubiaurre no fue una decisión como aquella, fue más bien una puñalada al club que le dio la oportunidad de debutar en Primera. Lo grave de la situación es que tenía contrato en vigor con la Real. Una muestra más de cómo se comporta habitualmente el Athletic con la Real. Algunos prefieren no verlo y hablar de no sé qué hermandad vasca, pero ni es el primero ni será el último caso que enfrente a los dos clubes vascos.

Gran parte de culpa de todo este asunto la tiene el jugador, sin duda. Se equivoca su padre y representante (mal le ha representado en este asunto) al afirmar que la Real ha amargado durante tres años al jugador. Ha sido el jugador el que ha arruinado su propia carrera deportiva. Lo hizo al aceptar una oferta de dudosa legalidad de un nefasto presidente para el Athletic y para el fútbol, Fernando Lamikiz, del que se libraron en Bilbao hace ya tiempo obligándole a dimitir. Hasta el actual presidente bilbaino, Fernando García Macua, ha admitido que todo este asunto fue un gravísimo error de cálculo por parte de Lamikiz, que si afecta a alguien es precisamente al Athletic y su filosofía. De haber ganado su recurso, el Athletic habría perdido su mejor recurso para mantener a sus jugadores, las cláusulas de rescisión. Y eso, en un mercado tan reducido como el vasco, podría haber sido un rejón de muerte.

El Consejo presidido por Miguel Fuentes actuó bien en este caso. Era necesario impedir que Zubiaurre se fuera de rositas. Era necesario acudir a la Justicia ordinaria y era necesario defender los intereses de la Real. Ahora bien, más de uno de los antiguos miembros del Consejo realista respirará hoy aliviado. Los cinco millones de indemnización que fija el Supremo ya han sido presupuestados y gastados. Si el Supremo llega a darle la razón al Athletic y al jugador, hubiera temblado más todavía la economía de la Real Sociedad. Pero esta vez, el recurso del club para cobrar íntegra la cláusula de rescisión no ha prosperado, ha habido un poco de suerte. Cinco millones por un jugador sin valor en el mercado tampoco se puede despreciar así como así. Aunque ahora el dinero vaya directamente a la Kutxa.

No creo que haya muchos jugadores dispuestos a seguir el ejemplo de Zubiaurre. El Tribunal Supremo ha convertido en una lotería la cantidad a fijar como indeminización, ya que lo deja todo en manos del juez de turno. Pero el precio a pagar para un jugador es muy alto. Zubiaurre se pasó unos cuantos meses sin poder jugar y cuando recibió el permiso para hacerlo ya nadie en el Athletic se acordaba de él. El actual entrenador bilbaíno, Caparrós, ya le ha dicho que no cuenta con él y buscarán cederle la próxima temporada. Este mismo año, el Eibar no le quiso prestado. Tiene contrato con el Athletic hasta 2014 y allí ya no saben que hacer con él. Además, no vale nada en el mercado después de tres años casi en blanco. Y todo eso se lo ha buscado él solito. Mi último pensamiento sobre él es que no me da ninguna pena.

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