Una vez pasado el momento de indignación después de conocer que el Comité de Competición le ha impuesto un partido de sanción a Asier Riesgo por decir "¡esto es una puta mierda!" al finalizar el partido frente al Rácing de Ferrol, el sentimiento ya es otro. El sentimiento ahora es orgullo. Sí, aunque haya gente que me tache de loco, estoy orgulloso de esta Real Sociedad. Muy orgulloso. Llevo meses defendiendo a todos los que forman parte de la plantilla y del equipo técnico de este club por su inmensa capacidad de sobreponerse a una ingente cantidad de circunstancias anómalas que están viviendo en esta temporada en Segunda División. A que estén, todavía, a tiro del ascenso, a pesar de todo lo vivido. Pero, por encima de todo, me llama la atención (e, insisto, me enorgullece) lo bien que están encajando el atropello arbitral al que están siendo sometidos.
No he escuchado a ningún jugador de la Real hablar de manos negras, de arbitrajes premeditados, ni siquiera de robos. Lo que se les ha oído en todo momento, incluso después del escándalo del domingo, es que los árbitros están teniendo mala suerte con la Real, que hacen su trabajo lo mejor que saben y pueden y que, como todos, se pueden equivocar. Nadie ha razonado una derrota sólo en la actuación arbitral. No ha habido ningún ataque ni contra el colectivo arbitral ni contra colegiado alguno. Pero es que la cosa va más allá. ¿Alguien ha visto una protesta airada de un jugador txuri urdin sobre el campo? ¿Que se intente echar a la afición en contra del árbitro? ¿Que se tire en una jugada clara para forzar una decisión favorable del trencilla? No hay nada de eso. La Real se está comportando con una corección envidiable y que hay que elogiar.
Lo más altisonante que se ha escuchado fue la reflexión que hizo Eizmendi después del último partido. Pero ya lo dije después del partido, entiendo perfectamente lo que quiso decir el entrenador realista. Lo que no comprendo es que sus palabras hayan causado tanta sorpresa entre los profesionales de la información que siguen a la Real. Quizá Eizmendi quiso decir otra cosa, pero yo lo entiendo en la línea de lo que acabo de explicar. Ante situaciones injustas como las que está viviendo la Real, otros equipos y otros jugadores ponen el grito en el cielo, hablan de conspiraciones para arrebatarles la Liga o mandarles a Segunda, provocan que los energúmenos de turno lancen objetos sobre el campo, fomentan el odio con las aficiones rivales. Esa es la reflexión que deben hacer los que mandan en el fútbol. Todos imaginamos que, en otros lugares, un arbitraje como el que se vio en Anoeta el domingo habría acabado en un altercado de orden público.
Este sentimiento de orgullo es extensible a todos los que formamos la Real. Los jugadores se han comportado siempre con una corrección exquisita, durante y después de los partidos. Pero es que la afición ha protagonizado desplazamientos masivos en los que no ha habido ni un solo incidente, por pequeño que fuera, y ha recibido oleadas de aficionados visitantes a los que se ha correspondido con una hospitalidad maravillosa. El club no ha encabezado ni alentado campaña alguna contra los estamentos arbitrales o federativos. Ni siquiera la prensa se ha cebado con los arbitrajes, es más, algunos medios incluso han tapado parte de los errores en aras de la crítica al juego del equipo. Nada. Absolutamente nada reprochable por parte de la Real. Y eso es un motivo de orgullo tremendo.
Quien me ha visto en un campo, sabe que soy un aficionado bastante visceral. Soy de los que protesta, desde la grada o desde casa, prácticamente cualquier decisión arbitral (aunque eso no quita que después reconozca si una jugada es penalti o no, si es fuera de juego o no, y, también, si un rival es mejor que mi equipo). Estos días se reprocha a la Real que no tenga parte de esa mala uva del aficionado, que no presione al árbitro como lo hacen otros equipos (y se ha contado, por ejemplo, una falta en ataque de Delibasic que se encontró con ocho jugadores del Rácing de Ferrol protestando y ninguno de la Real para defenderle o presionar al árbitro). Y, sin embargo, hoy me siento orgulloso de que los jugadores y técnicos realistas se estén comportando con esta corrección.
Lo duro goy, en cambio, es ver cómo te pagan esa actitud ejemplar desde el poder. Y Riesgo lo ha resumido mejor que nadie al conocer su sanción. "Sinceramente no sé por qué me ha caído ese partido", ha dicho. Ojalá el Comité de Apelación repare esta injusticia, aunque el daño ya está hecho. Y la duda sembrada.
3 comentarios:
Es bueno que los jugadores no hablen de los árbitros. Todo lo que sea más presión para los colegiados tan malos españoles, será nocivo para los propios intereses de la Real.
Un abrazo
Eizmendi a dimitido. stop.
Presentarán a Lillo a las 20:00. stop. Muchos cambios de última hora. stop. El Liverpool juega contra el Arsenal. stop.
A veces no entiendo a Badiola... pero como dijo Juan yo tambien estoy orgulloso de esta Real!
Aupa Real desde Roma!
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