domingo, mayo 06, 2007

REAL SOCIEDAD 0 - BARCELONA 2. El fútbol es mucho más que esto

Si finalmente se consuma la tragedia a la que se ha asomado la Real durante toda la temporada y el descenso a Segunda División es el destino que aguarda al equipo txuri urdin, lo peor será la forma en que se haya descendido. A la Real este año, sea cual sea el resultado final de la campaña, le ha faltado algo esencial. Le ha faltado grandeza. A día de hoy, y exceptuando el partido contra el Atlético de Madrid, no hay un solo momento de fútbol que vaya a permanecer en la retina, en la cabeza de los realistas. Ni uno. Antes la Real siempre daba batalla a los equipos grandes. Visitar San Sebastián era un problema para ellos. Quizá recordando ese pasado, algunos jugadores del Madrid se mostraron convencidos de que el Barcelona no ganaría en Anoeta. Pero ese pasado hoy está muerto. El fútbol es mucho más que lo que hizo la Real.

Porque despliegue físico se ve en el equipo. Voluntad, toda la del mundo, pero algo falla. Qué falla es lo que nos preguntamos todos. Porque no creo que haya muchos realistas que miren la plantilla con la que cuenta Lotina, con sus virtudes y con sus defectos, con jugadores que todos queremos que se vayan y con todo lo que queráis, y piensen que es de verdad una de las tres peores de Primera División. Al propio Lotina no se le condisera un mal entrenador en los círculos futbolísticos, e incluso hoy podría ser el seleccionador español de haber mediado otras circunstancias. Pero la Real salta al campo domingo tras domingo y suele decepcionar. ¿Por qué? Porque el fútbol es mucho más de lo que la Real ahora mismo está dispuesta a ofrecer.

Todos los años la Real dejaba siempre algún partido para el recuerdo. Caía el Madrid, el Barcelona, o el Athletic. Caía el equipo revelación de la Liga o hacíamos una remontada de infarto, de esas que gustan al aficionado, y a veces era contra uno de esos rivales a los que gusta de verdad ganar en San Sebastián. La visita del Barça era la última ocasión que la Real tenía para dejarnos, al menos, ese partido. Y la oportunidad se fue al limbo. Seguramente uno de los motivos fue pensar que enfrente había un equipo imbatible. Antes no visitaban nunca San Sebastián equipos imbatibles. Los grandes de Europa lo han pasado mal casi siempre en Atotxa primero y en Anoeta después. Pero eso ya es historia. Hoy las camisetas rivales impresionan, cuando la que debería impresionar es la de la Real.

El equipo salió a jugar contra el Barça pensando que el empate no era mal resultado (y aquí es donde siempre se presenta el dilema: ¿la culpa es de los jugadores o del entrenador?). Y, como pasó en Getafe, la Real perdió. Esa no es la mentalidad que debe tener un equipo que, después de estar enterrado bajo kilos de tierra, empezó a ver la luz hace apenas dos semanas, cuando la victoria ante el Atlético de Madrid nos hizo soñar a todos con que la salvación era posible de verdad, no sólo como una quimera producto de nuestro realismo apasionado. Salir al 0-0 suele acabar en derrota. Y no es que el Barça fuera el mejor que ha pasado por San Sebastián últimamente, pero bastaron dos jugaditas para asustar a la Real. Y, claro está, un Ronaldinho que dio dos asistencias magistrales.

¿Ocasiones de la Real? Clara ninguna. Y sin ocasiones, no puede haber goles. Un balón al que casi llega Díaz de Cerio y sendos tiros de Darko y de Savio, el serbio a las manos y el brasileño al lateral de la red, fue todo lo que dejó la Real en ataque. ¿Con tres aproximaciones de peligro se puede ganar al Barça? Parece difícil. Y hay que destacar la sensación que deja Savio. Es un jugador que, con toda probabilidad, dejará la Real en junio. Pero a día de hoy es el único que parece sufrir de verdad con la camiseta. Recuerda a Mark González en los peores momentos de la temporada pasada. Zubieta debe dar un golpe sobre la mesa ya. Cantera sí, siempre y por encima de todo. Pero cantera de la de siempre, jugadores que sienten la camiseta como algo suyo, como algo nuestro. Los potrillos pueden dar más de sí. No me cabe duda.

Partido tras partido no dejo de escuchar gritos en favor de Lotina, y no soy capaz de comprenderlos. Porque ayer la Real saltó al campo con una alineación complicada de entender. Con un central de lateral, con un lateral de extremo, con un extremo de mediapunta y con Darko, después de felicitarnos todos por el cambio a la mediapunta con De Cerio delante, de nuevo como alma solitaria en la punta de ataque. Con los cambios de la segunda parte Lotina volvió al esquema de los últimos partidos, pero lo hizo con un par de decisiones sorprendentes. Estrada volvió a tener minutos. Es curioso que a este canterano se le haya dado entrada sólo contra Barça y Madrid, ambos partidos que estaban perdidos en esos momentos. Salió otra vez Rivas, que pasa de la grada al campo con una facilidad inusitada. Y Herrera, ese Herrera en el que tanto ha confiado Lotina cuando ninguno éramos capaces de hacerlo, no jugó un solo minuto cuando se perdía sólo por un gol ante el Barça. Y el máximo goleador del equipo, De Cerio, en el banquillo, cuando la Real siempre ha ganado con la pareja de ataque formada por él y Kovacevic.

La Real ha dejado pasar tres de sus últimas cuatro oportunidades fuera de casa, ante Villarreal, Espanyol y Getafe. Y el fortín que debe ser Anoeta cayó ayer. La derrota ante el Barça nos coloca de nuevo ante una tarde de domingo pegados a la radio y con la heróica como única vía de seguir en Primera. Hace dos semanas había que ganar cuatro partidos de siete que restaban. Hoy son cuatro de cinco. La heróica, insisto. Los cuatro próximos partidos, de forma individual, son relativamente asequibles incluso para esta Real. Pero ganar cuatro seguidos entraña una dificultad suprema. ¿Es posible? Sí, es posible. Pero sólo si es la Real la que salta al campo.

Es hora de abandonar los simulacros, de que nuestro equipo vuelva al terreno de juego. Y que salga sin complejos. Porque sólo con fútbol, un deporte que es mucho más que dos toques precisos en el centro del campo, la Real saldrá de donde está. Y siempre con el apoyo de una afición que sigue poniendo los pelos de punta partido tras partido. Ayer 30.000 valientes lo demostraron. Y unos cuantos cientos lo demostrarán el domingo que viene en Tarragona. Ganar al Nastic y al Celta es obligatorio. Ya no hay vuelta atrás. No ganar esos dos partidos supone mirar a los ojos a la Segunda División.

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