Se acabaron las habladurías, las cábalas, los rumores y las historias. Si la Real quiere seguir en Primera División, debe ganar en Pamplona (domingo, 17.00 horas, Reyno de Navarra, PPV). Después de toda una semana en la que todas las partes interesadas se han empeñado en decir que Osasuna se va a dejar ganar, y en la que Osasuna lo ha negado todo con una profesionalidad que ya quisieran algunos de los que han hablado, ha llegado la hora de saltar al terreno de juego. Quien se crea que el partido está ganado de antemano se va a llevar una sorpresa, pero quien piense que la Real no puede ganar en Pamplona por méritos propios está muy equivocado. La victoria es imprescindible para confirmar que el sueño de la salvación no sólo es posible sino también bastante más probable de lo que cabía imaginar hace poco más de dos meses.
Aunque las matemáticas todavía no lo confirman, Osasuna está ya salvado. Salvo carambolas realmente complejas, este año no va a bajar ningún equipo con 40 puntos, los que tiene ahora mismo el conjunto que dirige Ziganda. Pero si la Real gana los tres partidos puede llegar hasta los 42 y por eso los rojillos todavía deben certificar su permanencia. El dato negativo para el equipo local es que todavía no ha ganado un solo partido como local desde que comenzó 2007. Y la Real viene en una muy buena racha, después de ganar dos finales ante rivales directos (Nastic y Celta), y habiendo sumado 19 de los últimos 30 puntos en juego. Eso, y no los regalos que algunos presuponen, es lo que mantiene viva a la Real.
Y con tanta habladuría, no mucha gente se ha dado cuenta de que la Real viaja a Pamplona con tres jugadores tocados, tres titulares habituales, y uno de ellos el jugador más determinante de la segunda vuelta, Savio. Junto al brasileño, serán duda Garitano (al que Competición no ha sancionado por segunda jornada consecutiva al dejar sin efecto la tarjeta amarilla que vio el domingo) y Juanito. Vuelve a la convocatoria Gerardo y Lotina no ha desvelado si le devolverá la titularidad o si seguirá confiando en Dani Estrada después de los dos buenos partidos que ha jugado en el lateral derecho. El segundo puesto de ataque es la otra gran duda del técnico realista. Confiemos en que esta vez sí sea Díaz de Cerio el que tenga un puesto en el once inicial.
Mucho se ha especulado con la actitud que tendrá la afición de Osasuna durante el partido y lo único que está claro es que, mayoritariamente, no desea que la Real baje a Segunda. Lo que sí está claro desde antes de que comience el partido es que aliento de los suyos no le va a faltar al equipo txuri urdin. Casi 1.300 personas estarán en el Reyno de Navarra, convirtiendo este desplazamiento en el más numeroso de toda la temporada. Las entradas se agotaron en unas horas y habrá lleno en Pamplona. La hermandad entre ambas aficiones es total, pero de ahí a que el equipo osasunista baje los brazos, por mucho que se empeñen algunos, va un trecho. Y un oído de todos los realistas estará en la radio para ver qué hace el Athletic en casa ante el Mallorca, en Santander para conocer el resultado del Levante y en Vigo para saber cómo acaba el Celta-Betis. Todos estos partidos se juegan a la misma hora que el de la Real.
El precedente de la temporada pasada no es el mejor para mantener la esperanza, en todo caso. La Real llegaba a Pamplona con el agua al cuello, aunque menos que ahora, en la jornada 29 y salió ocupando puestos de descenso y con un entrenador que sería cesado al día siguiente. El del Sadar fue el último encuentro de Gonzalo Arconada al frente de la Real. Muy mal partido del equipo txuri urdin, que ya iba perdiendo en el minuto 6. Muñoz anotó el gol que adelantaba a Osasuna. La Real apenas se acercó a la portería rival en todo el partido, aunque a Nihat se le señaló un fuera de juego inexistente cuando se marchaba ya hacia la portería de César sin ningún defensa que le siguiera. El 2-0, anotado casi en el descuento por Puñal tras un penalti inventado por el árbitro, fue sólo una anécdota.
Anoeta vivió en la primera vuelta de esta temporada un encuentro muy duro y angustioso ante Osasuna. La victoria se quedó en San Sebastián gracias a un gol de Aranburu en el último minuto. La Real se adelantó por medio de un penalti que sólo vio Rubinos Pérez (una de las escasísimas decisiones arbitrales que han beneficiado a la Real en el marcador en todo el año) y que transformó Xabi Prieto. Bravo salvó el empate en varias ocasiones, pero se acabó comiendo en la segunda parte el tanto de Raúl García, un disparo flojo, lejano y al centro de la portería que no consiguió atrapar. Pero el sufrimiento tuvo aquel día recompensa para la Real, que logró su segunda victoria de la temporada y la segunda consecutiva en Anoeta. Ojalá se repita el resultado mañana. Es imprescindible para seguir soñando.
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