Los árbitros, una vez más, han decidido adulterar la Liga. No contentos con decisiones altamente irresponsables e injustas (como el penalti a favor del Levante en Vigo, que indirectamente perjudica a la Real), ahora han provocado que algunos jugadores se queden sin sanción. Las quejas de los árbitros son por algunas decisiones de los comités que iban en dirección contraria a lo que los colegiados decidieron en los terrenos de juego. Por eso optaron la pasada jornada por consignar en las actas que la inmensa mayoría de las tarjetas que sacaron fueron por "conducta antideportiva", sin más precisiones. Esto ha llevado al Comité de Competición a dar una amnistía general para todas estas tarjetas.
Han sido 65 tarjetas amarillas las que no computarán para los ciclos de sanciones. En la práctica y en lo que nos interesa, que es el partido de la Real, la final de este domingo en Anoeta, esto quiere decir que Garitano podrá estar sobre el campo. Pero también dos de los jugadores más peligrosos del Celta de Vigo, Gustavo López y Baiano. Este último ha marcado nada menos que 12 de los 30 goles que ha marcado el equipo gallego en lo que llevamos de Liga y no debería estar en el campo el domingo. ¿Y cómo debemos responder a los árbitros si la Real pierde el decisivo encuentro del domingo por la actuación de Baiano y López? La tarjeta a Garitano me pareció injusta durante el partido de Tarragona y, con los precedentes en la mano (por ejemplo la tarjeta que no se le quitó a Bravo por no hacer penalti a Zigic en Santander) no tenía yo esperanzas de que se la quitaran. Si la Real ganara con un gol del mediocentro vería lógico que el Celta se quejara. Los árbitros no tienen derecho a influir de esta forma en la competición.
Según parece, lo que decidió esta protesta fue que se quitara a Beckham la quinta tarjeta amarilla, permitiéndole jugar contra el Sevilla. No deja de ser gracioso que los árbitros protesten por algo como esto. El inglés no debió ver aquella tarjeta que Muñiz Fernández le sacó en San Mamés por supuesta pérdida de tiempo. Y por eso considero irónica la situación. Una decisión equivocada de los árbitros les sirve como base para una protesta injusta. La amarilla que saca en la foto Sánchez Arminio, presidente del Comité Técnico de Árbitros, debería ser para ellos mismos, ya no sólo por la manifiesta incapacidad de los colegiados que se ve domingo tras domingo, sino también por su irresponsabilidad. Una vez más, el colectivo demuestra su escasa profesionalidad y su excesivo corporativismo, que les lleva a poner en duda un sistema del que forman parte y a defender situaciones indefendibles.
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