jueves, enero 10, 2013

Otro mensaje negativo para el Sanse

La Real llegará al partido del domingo con un único central disponible, Ansotegi. Ya parece evidente que Montanier colocará a su lado a Elustondo, un mediocentro. Pero es que, según se publica, la siguiente opción o el arreglo en caso de desaguisado en forma de expulsión o lesión, es Markel Bergara, otro centrocampista. Y la tercera, Carlos Martínez, un lateral. Lo primero que hay que tener en cuenta de esta solución es que los tres salen de lesiones. Sin tener en cuenta que son tres jugadores que actuarían fuera de puesto, las dudas razonables que puedan despertar por su estado físico hacen de ésta una apuesta de mucho riesgo. No es la primera vez que Montanier configura sus convocatorias y sus onces jugando con fuego en este tema. No hay más que recordar que Elustondo forzó para jugar los dos primeros partidos de esta Liga cuando el técnico francés tenía a su disposición a todos los centrocampistas. O que en el Bernabéu teníamos sólo 17 jugadores, después de reconocer Montanier que Illarramendi no estaba para jugar.

A pesar de todo esto, el Sanse no es una opción para Montanier. No lo ha sido desde que llegó y eso no ha cambiado. Es indiscutible que ha consolidado en el once inicial a dos potrillos que no estaban en el equipo tipo de Lasarte, Iñigo Martínez e Illarramendi. Pero es igualmente constatable que no le gusta tirar del Sanse ni siquiera cuando parece necesario hacerlo. La temporada pasada, sólo Pardo, sin olvidar que llegó al grupo en pretemporada, tuvo minutos con dorsal del filial y estuvo lejos de disputar los que esperábamos muchos, los que se ganó con su categoría liderando a la selección española sub-19 campeona de Europa o en sus apariciones ya con la camiseta de la Real. En esa primera campaña de Montanier, sólo Ros entró en dos convocatorias, sin jugar un minuto. En esta Liga sucede lo mismo. Han entrado en las listas Royo, Fuchs y Nanizayamo. Todos por obligación y con polémica en el caso de los dos últimos. Ninguno ha debutado. Y los canteranos que han subido por decisión del club, como Cadamuro y Ros, o no son de su gusto o no ha sabido encontrarles hueco. Algo no parece ir bien por ese lado y parece evidente que el mensaje que se está mandando al Sanse es muy negativo.

No tengo el privilegio de ver al Sanse y conocer a sus jugadores, la distancia me lo impide, así que no estoy pidiendo a alguien en concreto para suplir las cuantiosas ausencias en defensa a las que tendrá que hacer frente Montanier en el próximo partido. Eso sí lo podía hacer con Pardo, por mucho que Montanier se escudara en que no le habíamos visto (excusa que, por cierto, me hace dudar de él también en esta ocasión), porque su protagonismo en aquella selección española sub-19 demandaba una oportunidad seria en el primer equipo de la Real desde el arranque de la temporada. En este caso, no sé si Etxabaguren, Gaztañaga, Castañeda o Callens están para dar el salto a la Real, aunque algo se puede leer en las redes sociales a personas que sí les conocen. Pero este es sólo un caso de varios que ya se han producido en los que el Sanse está recibiendo mensajes muy negativos. No cuenta en la hora de necesidad, pero tampoco para dar el salto durante la temporada. Puede ser que no haya ningún jugador que lo merezca, por supuesto. Ahí tendrían que hablar quienes les conozcan, sean aficionados o técnicos. Pero a mí me parece extraño.

Es respetable que Montanier apueste por la polivalencia de los jugadores del primer equipo, pero, insisto, habrá que asumir la decepción de los canteranos, que ven así que la puerta del primer equipo está cerrada entre septiembre y junio, para abrirse sólo en julio, y que las decisiones de la dirección deportiva cuando confía en ellos no sirven para allanarles el camino. Creo que habría que hacer un ejercicio muy serio de autocrítica sobre nuestra filosofía de cantera si con apenas quince o dieciséis jugadores disponibles en el primer equipo, y apenas un central, el Sanse es, como mucho, el medio para completar la convocatoria. Si pensamos en los últimos años, habría que pensar qué sucedió con aquellos discursos que hablaban de ir poco a poco con jugadores como Griezmann, Illarramendi o Pardo. El talento hay que dejarlo libre. Y, aunque no haya talento, ante la necesidad la Real tiene un filial. Eso ha sido un motivo de orgullo durante muchas décadas. Cambiar ahora esa forma de ver las cosas haría más que necesaria una explicación.

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