domingo, noviembre 11, 2012

MÁLAGA 1 - REAL SOCIEDAD 2 Una victoria para sacar conclusiones

Hacía tiempo que no veía un partido del que se podían sacar tantas conclusiones sobre el momento que vive la Real Sociedad. Gran victoria en Málaga, terreno abonado para el equipo txuri urdin, que solo ha perdido en una de sus últimas ocho visitas a La Rosaleda, y sumando nada menos que seis triunfos. Hemos ganado en terreno de un equipo de Champions. Se puede, sí, a pesar del tan manido argumento de que algunos partidos "no son de nuestra Liga". Hemos dominado en el centro del campo, con Illarra de 4 y con Pardo como su escudero. Sí, pueden jugar juntos. Deben jugar juntos. Ifrán ha sido el delantero titular, y ha dado una asistencia de gol. Sí, el uruguayo es un jugador válido y por tanto es imposible entender el ostracismo radical al que le ha venido sometiendo Montanier. Sí, hemos encajado el gol a balón parado. Y eso sigue siendo una gran asignatura pendiente de este equipo bajo el mando del francés. Tenemos laterales, tenemos centrales, y tenemos pólvora arriba, incluso estando mojada como está. Y, sí, puede ganar la Real sin tener a Bravo, Zurutuza y Griezmann en el campo. ¿Es o no es un equipazo la Real? Pues eso, dejémosle crecer de una maldita vez.

Montanier puso un once que daba para muchas lecturas. Illarramendi y Pardo juntos por fin en el centro del campo, el segundo algo más adelantado. Eso era la noticia antes del partido, eso fue la clave para entender su desarrollo. Fuchs fue el descartado, lo que ya abría debates, porque se quedaron en la convocatoria solo tres centrocampistas claros. Era evidente que habría sorpresa. Esa fue que por delante insistió con Xabi Prieto, a pesar de que naufragó contra el Espanyol. Y mejoró, pero no puede ser más que un parche por las ausencias de Zurutuza y Griezmann. Carlos Martínez se mantuvo en la derecha y como delantero el técnico francés colocó a Ifrán. Curiosamente, en la semana en la que llegó al partido siendo duda acabó siendo titular el uruguayo. Cosas de Montanier, indudablemente. Y es que hay que decir que la sensación es que todo esto no fue una apuesta en la que creyera, sino una ausencia de elección. Hoy no había más 4 posible que Illarra o una barbaridad. Y jugó Illarra de 4. Hoy solo podía salir Pardo a su lado o inventarse un centrocampista. Y jugó Pardo. Ganamos, por cierto. ¿Casualidad? Que jueguen veinte partidos juntos a ver cuánta casualidad hay ahí.

Obviamente, el partido se puso muy de cara desde el principio. Marcar en el primer minuto de juego no es algo que se haga habitualmente y la Real lo fue a hacer en un partido que seguro que muchos daban por perdido de antemano. Fue un robo de Chory por la banda izquierda, que cedió el balón a Ifrán para que se internara en el área, levantara la cabeza y se la pusiera en bandeja a Vela. Primera titularidad de Ifrán, primera jugada relevante del uruguayo. Y, de paso, primer gol en jugada del mexicano, que de aquella manera venía a recordar el primero que hizo el año pasado en Sevilla y contra el Betis, entonces a pase de Agirretxe. Bastó una jugada para recordarle a Montanier que tenía un delantero en la grada, alguna vez en el banquillo, y que es un jugador válido. Lo es, por mucho que se le quisiera negar esa condición al margen de las preferencias por uno u otro jugador. No es cuestión de exigir titularidades o minutos. Es cuestión de gestionar con acierto una plantilla que encima es corta.

A partir de ahí tomaron protagonismo Illarra y Pardo. Ver los primeros quince o veinte minutos del partido en Málaga obligaba a pensar que este equipo es otro. No se trata de decir quién es mejor y quién es peor, sino de saber qué cualidades te ofrecen los jugadores a disposición del técnico. Markel no da salida de balón y sus pases son siempre horizontales o hacia atrás. Con Illarra (el mejor del partido, ¡12 balones recuperados!), y Pardo, el centro del campo era una armonía de movimientos, desmarques, giros y pases como no se han visto en toda la temporada. Y no es cuestión de extasiarse, porque al final no hicieron un partido tan perfecto, estoy seguro de que los harán mejores en el futuro. Pero ofrecen cosas impresionantes. Tampoco se les quería poner juntos por una inexplicable cabezonería que encontraba las más peregrinas justificaciones. Podían jugar juntos. Y hemos tardado en verlo 49 partidos de Liga más cinco de Copa. Eso, a corto plazo, es dar ventaja a los rivales y, a largo, perder el tiempo con dos diamantes de nuestra propia cantera que ya han llamado la atención de los grandes antes de que su propio entrenador les viera. Eso ha pasado. Eso es criticable.

Durante la primera media hora, lo único que se le podía reprochar a la Real es que no buscó el segundo gol y se contentó con contener al Málaga. Eso sí, lo hizo con una brillantez, una madurez y un oficio que desmiente a todos aquellos que quieren escudarse en la juventud de algunos de sus jugadores para cortarle las alas a esta Real. No se trata tampoco de compararse con nadie, pero estaban jugando en un campo en el que hace un par de semanas cayó el Milán. ¿Y cómo encajó el gol del empate la Real? En un córner. Sin haber mirado si quiera a Zubikarai, era evidente que el Málaga, si empataba, lo haría así. Es un gravísimo problema de este equipo que amenaza con echar por tierra muchas opciones. Hay que decirlo cuando encaja goles, y también cuando no, porque la defensa de estas jugadas es casi siempre igual de deficiente. Después de un primer rebote, Carlos Martínez no llega a despejar un balón que le acaba cayendo a Saviola, que se gira y dispara a gol. ¿La marca de Saviola? Perdida en combate, creo que le correspondía a Chory. De haberla seguido, incluso con la patada al aire de Charly, no habría sido gol. Trabajo, trabajo, trabajo. Pero en Zubieta. Porque en La Rosaleda se estaba haciendo casi todo bien.

La primera parte terminó con una ocasión por bando. Isco tuvo la del Málaga, repelida por Zubikarai tras rebotar en un defensa. Mikel González protagonizó la de la Real, con un cabezazo que envió fuera a pesar de que fue claro, en el primer palo y a la salida de un córner. La actitud convertía en justo el punto que estaba sacando el equipo txuri urdin, a pesar de los sustos del último cuarto de hora. En el descanso, Pellegrini introdujo un cambio. Metió en el campo a Iturra y retiró a Jesús Gámez. Lección de la que Montanier tendría que tomar nota. El chileno vio que Illarra y Pardo le estaban ganando la partida a su centro del campo y movió ficha. ¿Qué hizo Montanier para contrarrestar ese cambio? Nada. Por eso el primer cuarto de la segunda mitad fue de claro dominio del Málaga y es cuando la posesión del balón se decantó con nitidez para los locales. Si hubiera marcado, el partido se hubiera parecido a tantos otros. Pero ahí tuvo la Real, la suerte que no ha tenido en otros partidos. Onyewu le entregó el balón a Xabi Prieto en el interior del área. El capitán, con el temple habitual, regateó a Caballero y puso el balón en el interior de la portería. Qué clase tiene Xabi Prieto. Aunque no aparezca en un partido y solo ofrezca compromiso tiene genialidades que no aporta ningún otro. A ver si con el gol espabila y crece esta temporada.

La Real tuvo un mérito añadido, y es que supo leer el partido incluso sin asistencia desde el banquillo. Vela se convirtió en un puñal por cualquier zona del campo que pisaba, y hay que confiar en que está ya acercándose al nivel de la temporada pasada. Chory Castro se movió con habilidad y participó activamente del juego. Y ambos echaron una mano con frecuencia a sus dos laterales, Carlos Martínez y De la Bella, que también subieron con mucha frecuencia (Charly, de hecho, obligó en la primera mitad a Caballero a hacer una muy buena salida para sacar un formidable centro que clamaba al cielo por un rematador). Mikel González e Iñigo Martínez, dos jabatos que lo cortaban todo. Con este escenario, había dos posibles lecturas para el partido. Se podía fortalecer el centro del campo para contener las jugadas del Málaga y evitar ocasiones claras de los locales o se podía colocar a jugadores rápidos para buscar el tercero. Ros era el único jugador posible para lo primero y Hervías parecía el indicado para lo segundo. Montanier no optó por ninguna de las dos soluciones y reincidió en errores conocidos. Su primer cambio, José Ángel de nuevo como extremo en lugar de Chory Castro. Era el minuto 69.

Que levante la mano quien no sintió una especie de ya conocida congoja al ver ese primer cambio. No fue nada tranquilizador que tres minutos después, con Pellegrini tocando la corneta con sus cambios, tuviera que hacer Zubikarai la parada del partido con el pie, para atrapar el balón en dos tiempos. Por fortuna, y aunque el cansancio del centro del campo txuri urdin era otro temor a tener en cuenta en esos últimos minutos, Illarra se creció y Pardo aguantó como un jabato (que no tiene físico, decían), con lo que el Málaga acabó diluido y desesperado, sostenido apenas por la escasa diferencia en el marcador. De hecho, de ahí al final solo quedó tiempo para que José Ángel estrellara el balón en el larguero después de que el cuero tocara en el desafortunado Onyewu y para que Montanier incidiera en lo mal gestor de partidos que es. Menos mal que su tercer cambio llegó en el minuto 92, con tres de descuento, y no dio tiempo a ver que Estrada se había colocado, sustituyendo a Pardo, en el centro del campo. Supongo que a Ros no le habrá hecho mucha gracia que Cadamuro y Estrada le cojan la delantera para jugar en el medio. Sigo sin entender el propósito de ese cambio ni la elección de su protagonista.

La victoria de la Real ha sido grande, por el escenario, por el rival, por la actitud y por la calidad demostradas. Han funcionado muchas más cosas que las que han ido mal, eso es indudable. Pero el problema que sigue teniendo la Real es que mucho de lo bueno desmiente otras tantas de las teorías de su entrenador. Las lesiones nos han llevado a ver lo que hemos visto hoy. Seguramente también empezar el partido en puestos de descenso, y esa es la parte que también debe tocarle a los jugadores, que parece obvio que reaccionan cuando le ven las orejas al lobo. Pero ahora es cuando tengo curiosidad por saber qué va a hacer Montanier cuando recupere efectivos. Si colocará de nuevo a Markel como titular insustituible después de haber visto a esta pareja de mediocentros. Si seguirá manteniendo en el olvido a Ifrán y se le cederá en el mercado de invierno. Si insistirá en que "es muy difícil ganar fuera de casa", sin ver el auténtico potencial de su equipo. Ese que algunos sí veíamos desde hace tiempo. Ese que hoy han podido ver todos los realistas. El de hoy, sin duda, es un partido que invita a sacar conclusiones. Y sigo creyendo que Montanier no las va a sacar. Ojalá me sorprenda. Mientras tanto, a celebrar un buen triunfo. Que estemos fuera del descenso no, porque yo sigo aspirando a cotas más altas.

2 comentarios:

Unknown dijo...

Los jóvenes talentos no deberían verse privados de demostrar su talento por ningún sistema. Los jóvenes talentos como Rubén Pardo e Illaramendi son los activos más valiosos de un club modesto en la primera división. Los jóvenes talentos son aquellos que sienten la camiseta como ninguno, y que hacen enorgullecerse al aficionado de toda la vida de las gestas de su equipo. Los jóvenes talentos os han dado hoy una victoria importantísima e inesperada. Espero que esto sirva para enderezar el rumbo.

PD: Me alegro también mucho por el gol de Xabi Prieto. Saludos.

Juan Rodríguez Millán dijo...

Edgar, eso mismo pienso yo, que es absurdo contener a dos grandísimos jugadores como Illarra y Pardo. Y es lo que se ha hecho hasta ahora. Yo también me alegré por el gol de Xabi Prieto, pero aún le queda mucho por mejorar para llegar al nivel que puede dar... Muchas gracias por tu comentario.

Javi, menos mal, sí, pero era un miedo que yo también tenía. Efectivamente, fueron lo mejor de la Real pero creo que siguen teniendo un margen de mejora increíble. Y eso se soluciona con partidos. Fue por obligación, pero ojalá le haya abierto los ojos a Montanier lo que vio en Málaga...