domingo, abril 20, 2008

REAL SOCIEDAD 0 - NASTIC 0 El azar como único argumento

Mazazo y de los grandes. La Real no ha ganado un partido que tenía que haber ganado. Cuántas veces habremos dicho esta frase a lo largo de la temporada, pero hoy duele mucho más... El caso es que ese análisis podría ser de muchas otras tardes de la temporada, sobre todo en Anoeta, un campo que se ha convertido ya en una auténtica tortura para el aficionado realista. Nada menos que 23 puntos han volado ya esta temporada desde el estadio donostiarra, casi la mitad de los que se han disputado. Hoy sólo se ha podido empatar. Y el motivo es obvio: no se ha hecho más para merecer los tres puntos. El azar ha sido el único argumento que ha plasmado la Real para poder llevarse la victoria. Ni fútbol, ni ocasiones, ni demasiada garra, ni ideas desde el campo o desde el banquillo. Y así, aunque a veces se consigue, es realmente complejo sacar tres puntos de un partido.

La Real, decía, se ha amparado en el azar y ha renunciado a sus mejores armas. Lillo decía que no iba a cambiar aquellas cosas que funcionaban, pero lo está haciendo y donde más afecta al rendimiento de todo el equipo. La fortaleza de la Real tras los fichajes del mercado de invierno comenzaba en Martí. Desde el mediocentro, hizo crecer el juego colectivo del equipo y el personal de Aranburu, hasta ese momento de la campaña un jugador desconocido. Pero hoy Martí ya no juega en el mismo sitio. Nacho ha perdido todo protagonismo, hasta el punto de que hoy ni siquiera saltó al campo, y Víctor no parece el mismo jugador de sus primeros encuentros como txuri urdin.

La decepción de Vigo no varíó los planes del tercer ténico realista esta temporada y mantuvo el esquema de juego para su tercer partido. La Real no jugó nada frente al Racing de Ferrol, aunque consiguió la victoria por un arranque de furia. Hizo una buena primera parte en Vigo pero perdió todo afán de victoria en la segunda. Y lo de hoy ha sido un empate frustrante, que nos ha devuelto al equipo de hace ya unos cuantos meses, aquel que también dejó esa sensación de frustración en partido como el empate en Anoeta ante el Celta. Y eso es casi lo peor, la frustración y la sensación de que no se pudo ganar por fútbol. Por suerte sí, pero por fútbol nunca pareció posible que los tres puntos se fueran a quedar en San Sebastián. Y que la Real no imponga ese plus de calidad es la nota triste que deja este partido y otros muchos. Se acentúa esa sensación si pensamos que Lillo no está consiguiendo ser el revulsivo que se esperaba tras tres derrotas consecutivas.

Mucho se ha criticado a Xabi Prieto a lo largo de esta temporada, pero parece que su concurso era esencial en esta Real, mucho más de lo que ninguno podíamos imaginar. Lillo no ha dado hoy con una fórmula que supla su ausencia con garantías. El entrenador buscó armar el equipo por el centro y dejar las bandas a los laterales. Bien para Castillo, porque sigue siendo el jugador más en forma del equipo. Pero sorprendió y mucho Lillo al no apostar por Carlos Martínez por la derecha. Gerardo volvió al equipo y sentó al bravo lateral navarro. Tanto Martínez como Castillo han sido a lo largo de toda la temporada los flancos más débiles de la apuesta por la cantera de la Real, y muchas veces es difícil comprender por qué se han quedado en el banquillo cuando lo han hecho.

Igualmente sorprendió la inclusión de Novo como primer relevo, ya que estamos hablando de un jugador que apenas había disputado 46 minutos en toda la temporada. O el error fue grande a lo largo de la temporada o lo es ahora. La Real de Lillo, curiosamente, acabó recuperando un esquema similar al de Eizmendi, con dos delanteros y dos extremos, aunque con Mérida en la mediapunta y Martí sólo en el mediocentro. Pero la diferencia real estuvo en que los extremos no eran los hombres más indicados para esos puestos. Tanto Novo como Gari Uranga (que entraron por Aranburu y Garitano) han demostrado siempre más y mejores prestaciones por el centro, pero, sobre todo en el caso del segundo, hay una obsesión desde el banquillo realista en colocarles en banda (no sólo Llillo; lo hizo Coleman en la primera jornada, sin pensar ya en otras temporadas).

Con un Fran Mérida que no termina de dar el salto de calidad que se le suponía y con un Martí perdido en su nueva posición, la Real perdió el ataque por el centro. Con falsos extremos, perdió el poder ofensivo por las bandas. Con un escaso nivel en las jugadas a balón parado, mal endémico de toda la temporada, perdió casi toda posibilidad de ganar por fútbol. Y el partido acabó como acabó, con un toque de corneta basado en el corazón y en las miradas al 4-1 en El Molinón que reflejaba el marcador de Anoeta, con balones colgados al área desde cualquier lado y con ningún argumento futbolístico para ganar el partido. Se pudo ganar, sí, pero también perder. Riesgo tuvo un par de intervenciones destacadas y el Nastic tuvo incluso un lanzamiento que repelió la madera. Al menos no se perdió. Pírrico botín para una tarde en la que la victoria, y otra imagen, por qué no decirlo, eran más que necesarias.

El empate obliga a recuperar el triste discurso de hace unas cuantas semanas, ese que nos dice que el ascenso sigue siendo posible a pesar de que la distancia aumenta con respecto al tercer clasificado, ahora dos puntos por encima (tener el gol average perdido obliga a sumar tres más que el Sporting, no conviene olvidarlo). Pero cansa, y cansa mucho, que este equipo no haya podido mirar hacia atrás más que en tres semanas de toda la temporada. Que la afición reciba una bofetada cada vez que intenta mirar para arriba. Porque hoy era el día de mirar arriba. El Málaga no pudo pasar del empate tampoco y algunos de los rivales que persiguen a la Real se han dejado puntos que ya parecen casi vitales (Elche y Tenerife han perdido) y mirar la posibilidad del ascenso como una quimera.

Pero la decepción de Anoeta y el comodísimo triunfo del Sporting ante el Sevilla Atlético dejan hoy un sabor amargo, muy amargo, acentuado por una racha de una sola victoria en los últimos seis partidos, en el tramo más decisivo de la temporada hasta ahora. Nos deja pensando que el partido de la semana que viene en Málaga es no ya vital sino una auténtica final, como lo van a ser todos y cada uno de los ocho partidos que quedan para el final de la competición. No ganar en tierras andaluzas y que el Sporting lo haga en Cádiz podría ser un golpe mortal a las aspiraciones de la Real de volver a Primera. ¿Queda grandeza como para pensar en el ascenso? ¿Le quedan argumentos al equipo y al propio Lillo para devolvernos esa ilusión de volver a Primera? Lo descubriremos el próximo sábado, cuando el equipo txuri urdin tendrá que demostrar si de verdad quiere volver a la categoría de la que nunca debió salir.

6 comentarios:

Unknown dijo...

...aunque parezca dificil tenemos que intentarlo...!!!
Ganar en Malaga!!!
Aupa Real desde Roma!

Anónimo dijo...
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Juanjo dijo...

Estáis a dos puntos. La visita a Málaga es muy complicada, pero cosas más complicadas se han visto. Suerte.

Un abrazo

Unknown dijo...

...me pregunto... porque Badiola ayer estuvo en San Mames... Aupa Real!

Sett dijo...

Bueno,no dejeis que el Gijón se os vaya en el tercer lugaaar!!!

Nosotros estamos a ocho puntos.Si mientras hay vida hay esperanza.

Edu dijo...

Muy flojita la Real, realmente si va con esos problemas a Málaga de aquí se puede llevar un saco, porque el campo estará lleno y el Málaga, no lo olvidemos, es el mejor equipo en casa de la segunda división (aunque fuera luego flojea). Un saludo desde Málaga. Blog muy currado.