En la jornada en la que se jugaban un Real Madrid - Barcelona y un Málaga - Atlético de Madrid, los cuatro primeros de la Liga, el duelo más bonito ha sido el Real Sociedad - Betis. Un espectáculo brutal en el que los dos equipos han jugado a un ritmo altísimo, han llegado con frecuencia al área rival, han ofrecido fútbol y errores a partes iguales y han visto tan ganado como perdidos los tres puntos antes de tener que conformarse con uno. Esto es el fútbol, la cara más bonita del fútbol, porque se ha hecho siempre con nobleza, con respeto al adversario e incluso sobreponiéndose los dos equipos, más la Real, a un lamentable arbitraje de Iglesias Villanueva. Pero, también hay que decirlo, es otro de esos partidos en los que el equipo txuri urdin, muy mermado por la baja del imprescindible Illarramendi, no ha sabido dar el salto en la clasificación que podría haber dado. Que el partido acabara con empate a tres tiene explicaciones, y muchas de ellas apuntan al banquillo local, por mucho que les pese a los defensores de Montanier.
Y aunque no fue el único motivo para dudar de la labor del francés, ya desde el arranque había motivos para la duda. Montanier, una semana más, dejó a Pardo en el banquillo. No es eso un problema en sí mismo, no es una cuestión de pedir una titularidad incuestionable de Pardo, pero lo que parece insostenible es que el entrenador de la Real siempre tenga una excusa para no alinear al joven canterano, que sólo está por delante de un Ros casi inédito en la lista de preferencias del entrenador. Sorprende, porque la mejoría del equipo llegó con él en el césped. Sorprende porque ha sido suplente con Markel recién recuperado de lesiones, con Elustondo forzando y, hoy, con un Zurutuza muy lejos de su mejor forma. A Pardo, que no creo que necesite ser dosificado con veinte años, le perjudica entrar como lo ha hecho hoy, en el minuto 74, porque entra acelerado y combina acciones excepcionales, como dos cambios de juego que permitieron llegadas de gol y errores en el centro del campo con pérdidas que beneficiaron al Betis. Pero Montanier, que hoy pareció menos Montanier sin su cerebro (Illarra) en el césped, lo sigue haciendo.
Lo que quedó bastante claro es que la Real jugó hoy sin centro del campo y con mucho miedo, razonable, en defensa, porque entre Zurutuza y Markel robaron ocho balones en todo el partido cuando Illarra rara vez baja de diez robos él solo. El Betis, que sí tiene un entrenador inteligente, entendió que en el partido le tocaba sufrir mucho atrás y aprovechar los espacios en el centro del campo para aprovechar sus llegadas a gol. Quizá la elogiable actitud del Betis es lo que provocó que el partido se jugara de principio a fin con un ritmo endiablado. La Real arriba tiene dinamita y más allá del cambio constante de posiciones de todos sus atacantes, parece más que evidente que Vela es una bomba de relojería para el rival partiendo desde la banda, que Griezmann encuentra espacios como nadie por el centro y que Xabi Prieto genera más cosas cerca de la cal. Favorecidos por las ayudas de Agirretxe, el mexicano y el francés generaron varias ocasiones de gol. Vela tuvo la más clara en una magnífica internada por la banda derecha en la que consiguió disparar, forzando la intervención de Adrián, aún siendo empujado por Mario. El penalti, señalable, no parecía una opción para el árbitro.
Y es que en esa primera mitad el trío arbitral fue un enemigo más para la Real. Iglesias Villanueva advirtió a Jorge Molina sin amonestarle tras una clara falta de tarjeta cometida sobre Griezmann, pero no hizo lo mismo después con la clara amarilla que sí mostró a Carlos Martínez, y sus linieres, con especial insistencia el del ataque realista, señaló varios fueras de juego inexistentes. En uno de ellos, el francés marcó un auténtico golazo, con una volea descomunal tras recibir un precioso pase del lateral derecho, pero ese 1-0 se fue al limbo sin razón. Lo más sangrante de la jugada no es la anulación, sino que el juez de línea siguiera corriendo bastantes metros, dejando seguir el ataque y posteriormente se replanteó su decisión y marcó el fuera de juego. Raro. Y no fue la única jugada así. La clave de la primera mitad, en todo caso, llegó a la media hora. Un córner a favor de la Real lo culminó con un espléndido cabezazo Agirretxe, que se estrelló en el palo. En el contragolpe, el Betis hizo el 0-1, por medio de Jorge Molina, aprovechando un pase de Campbell. Encajar un gol en un córner a favor no es una casualidad. Han sido muchas jugadas así a lo largo de la temporada como para analizarla con esa ingenuidad.
La Real, ya desde la primera mitad, era un equipo partido por la mitad y tener el marcador en contra fue la consecuencia y la evidencia de esa situación. Cuatro defendían, cuatro atacaban y el partido pasaba por encima de un Markel que no tuvo ninguna trascendencia y un Zurutuza que acusa muchísimo en su rendimiento no estar en forma. En el banquillo estaban Pardo y Ros, dos jugadores que no cuentan para Montanier, de forma absoluta en el caso del segundo, pero las preferencias del entrenador están marcadas en rojo incluso cuando parecen perjudicar al colectivo. El 0-1 no era justo, pero tampoco se puede decir que no se viera venir. Y rompe por completo todas las explicaciones por las que se puede defender la titularidad de Markel por encima de Pardo. O de Ros. O de Elustondo, incluso. Porque cuando Montanier opta por Markel se vende como un refuerzo del centro del campo, como un seguro defensivo, como una forma de que no se parta el equipo. Pero se partió. Sin Illarramendi jugando por dos, todo eso quedó hoy en evidencia. La ventaja bética permitió a los de Mel disfrutar de cierta comodidad en el juego y las llegadas de la Real fueron algo más escasas hasta el descanso.
El ritmo de la primera mitad (agradecido con un merecido aplauso de la grada de Anoeta a los suyos, que evidencia que no hay resultadismo en su análisis), eso sí, encontró en el arranque de la segunda una continuación insospechada y aumentada. Aunque arrancó con un interesante jarro de agua fría para la Real. A los cuatro minutos, un error de entendimiento entre Mikel González y Bravo acabó en el 0-2. Bravo sale, Mikel toca el balón hacia atrás sorteando sin querer su salida y Pabón se adelanta a ambos para marcar el segundo del Betis. Difícil decir quién fue el culpable si no sabemos si el portero pidió el balón, pero error en cualquier caso. La respuesta de la Real, no obstante, fue contundente. Y es que durante mucho tiempo se ha vendido la idea de que los jugadores realistas no tienen carácter y no hay nada más lejos de la realidad. Esta temporada lo está demostrando, porque han sido ya unas cuantas las remontadas y las situaciones adversas de las que se ha levantado. La siguiente jugada fue gol y devolvió a la Real al partido. Ese 1-2 llegó gracias a la batalla de Agirretxe dentro del área, que permitió que el balón llegara a un Vela decisivo y trascendental durante toda la temporada. Su disparo, aunque rebotando en un defensa, sorprendió a Adrián. El mexicano lleva una temporada de diez.
Sólo cinco minutos después, en el tramo más frenético de toda la temporada, Iñigo Martínez hizo el gol del empate, en un córner y de cabeza. El testarazo fue formidable, con un complicado escorzo que convirtió el remate en un imposible para Adrián, aunque la ausencia de marca fue clamorosa. Y apenas cuatro minutos más tarde del empate, Iglesias Villanueva señaló penalti por mano de Ángel. Reconozco que no termino de verlo. Es verdad que el balón golpea en el brazo, pero lo veo pegado al cuerpo, por mucho que el movimiento del cuerpo sea sospechoso. En cualquier caso, penalti, una pica más en un arbitraje deficiente. Esta vez fue Xabi Prieto el encargado de lanzarlo y lo hizo con su majestuosidad habitual, con otro memorable lanzamiento a lo Panenka. La Real, en diez minutos, había volteado un 0-2. Eso es carácter. Y más carácter de sus jugadores que de su entrenador, porque no hubo cambio alguno en esos minutos, ni de hombres, ni de táctica, ni de posición. Para entender la dimensión de la tarea, hay que recordar que 0-2 es la mayor remontada que ha hecho nunca la Real como local. Y era la segunda vez que lo hacía esta temporada después de la memorable víspera de San Sebastián ante el Barcelona.
Pero el partido se mantuvo roto. Montanier, como casi siempre, no supo leer el partido y no intervino para frenar el correcalles ya con ventaja en el marcador. Y el Betis, ya con Rubén Castro sobre el césped, lo aprovechó para empatar. El 3-3 llegó en el minuto 66, culminando veinte minutos salvajes con cuatro tantos. Y llegó en una jugada de las que evidenciaba que el centro del campo de la Real era inexistente. Markel no forzó en la presión y Zurutuza no llegó para frenar la jugada. Los dos estuvieron muy por debajo del nivel del partido. Otro mazazo más para la Real y otra caída de la que hubo que levantarse. Y ya lo creo que se levantó el conjunto txuri urdin, guiado por un Vela espectacular. El mexicano fue objeto de un penalti apenas dos minutos después del empate del Betis (tuvo que ser atendido en la banda después por el golpe), pero Iglesias Villanueva no pitó nada. A continuación, Griezmann la tuvo en un pase que recibió en el segundo palo, con Agirretxe por los suelos en el centro del área quizá ligeramente empujado. Pero el Betis generaba nervios cada vez que se acercaba al área. Iñigo Martínez, eso sí, creció con el paso de los minutos de forma descomunal.
Hubo que esperar al minuto 74, como ya está dicho, para que Montanier introdujera el primer cambio en un partido que se estaba empezando a decidir por desgaste. Zurutuza y él tuvieron tras el cambio una conversación cuyo contenido sería fabuloso conocer, pero nadie le preguntó al francés por ella en la rueda de prensa posterior al encuentro. En todo caso, una sustitución cantada. La segunda fue más discutible, pues retiró a un Xabi Prieto que parecía muy enchufado (aunque, insisto, mejor por la banda que por el centro) para dar entrada a Ifrán para que se moviera por la banda. No fue una apuesta ofensiva en realidad, fue hombre por hombre y sacando al jugador entrante de sitio. El uruguayo apenas tuvo una opción de disparo, bien blocado por la defensa. Y ahí acabó la acción de Montanier en el partido. Con un brutal desgaste físico, el técnico francés decidió no agotar los cambios y la explicación es evidente: no confía en los jugadores que tiene en el banco. A pesar de todo, las ocasiones siguieron cayendo. Agirretxe pudo marcar tras un jugadón de Vela, Griezmann en un centro chut que tocó Mario y, probablemente, Adrían ya en la línea de gol y De la Bella también pudo anotar con una gran volea desde fuera del área.
Pero el partido acabó ahí, dejando miles de sensaciones contrapuestas. Fútbol del emocionante el que acogió Anoeta con dos equipos jugando a un ritmo trepidante de forma incansable. Pero más inteligencia en el Betis que en la Real, que no contaba con su cerebro y que no encontró soluciones para frenar las respuestas de los andaluces al espléndido fútbol de ataque que comandaron Vela, Griezmann y Xabi Prieto. Con el punto, el equipo txuri urdin mantiene la posición europea y alarga una semana más esa racha con una sola derrota en ya 16 partidos. Pero se va una ocasión de asaltar los puestos de Champions, alargando la también conocida maldición de que algo pasa cuando hay que dar un salto real. Los tres puntos habrían situado a la Real con los mismos puntos del Málaga, a la espera de saber si su sanción europea se mantiene, y uno por encima del Valencia. Habrá que seguir esperando. Ahora llega un nuevo reto para la Real, asaltar el Vicente Calderón, donde el Atlético cuenta sus partidos por victorias. ¿Posible? Desde luego. Con la fe de hoy, la vuelta de Illarra y una lectura más inteligente de los partidos, ningún campo es inasequible.
1 comentario:
Javi, lo habíamos hablado ya antes, Pardo sale acelerado a causa de tener tan pocos minutos y eso le lleva a cometer errores, sí, pero me gustó y le dio un aire diferente al equipo. Lo de Vela, hablo de memoria, pero creo que sí lo pueden repescar cualquier año por ese precio. Me intentaré enterar...
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