Después del parón por los encuentros internacionales, comienza una Liga diferente, una de diez partidos y con un premio extraordinario para el ganador, la clasificación para la Champions League. Y arranca lejos de Anoeta (domingo, 19.00 horas, Cornellá-El Prat, Canal + Liga y Gol TV), que es donde la Real jugará seis de sus encuentros, y ante un rival, el Espanyol, enrachado desde que cambió de entrenador. El equipo txuri urdin, a pesar de esa desventaja de viajar más que recibir a sus rivales, cuenta ahora mismo con dos puntos más que su más cercano perseguidor... y con el impulso que da la ilusión de regresar a Europa por la puerta grande, en el décimo aniversario de la última clasificación, la del subcampeonato de 2003. Habrá que ver cómo ha sentado a la Real el parón liguero, quizá otro obstáculo que este equipo tendrá que demostrar si puede superar, cómo afronta las bajas y si mantiene el espectacular estado de forma que ha venido demostrando en los últimos meses, con una racha de 18 partidos con una única derrota. Quedan diez estaciones para el final de la temporada. Diez finales.
Cuando parecía que la convocatoria para Barcelona sería una en la que Montanier tendría que tomar más decisiones que en semanas precedentes (hasta tres descartes por dilucidar), las bajas le han dejado sin margen de maniobra. La única ausencia conocida era la de Chory Castro, que en rueda de prensa dijo que espera estar para el decisivo Real Sociedad - Málaga de la próxima semana. Al uruguayo se sumaron dos jugadores muy importantes: Bravo, que regresó con molestias del partido que jugó entre semana con la selección chilena, y Vela, por una sobrecarga que nadie de fuera del vestuario esperaba y que se conoció pocos minutos antes de hacerse pública la convocatoria. En su línea de sorpresas habituales, Montanier sólo hizo un descarte, Elustondo, y desplazó a Barcelona a 19 jugadores, todos los demás disponibles del primero equipo más el meta suplente Royo. No obstante, no hay explicación para ese hombre de más, salvo que haya algún otro jugador con molestias del que no se sabe nada o que la baja de Vela haya trastocado los planes del técnico y quiera un día más para trazar un plan B.
Aún con estas ausencias, parece claro que atrás no habrá más cambio que el obligado en la portería. Zubikarai volverá a la titularidad, con Mikel González e Iñigo Martínez como centrales, Carlos Martínez en la banda derecha y José Ángel en la izquierda. Sería raro que Markel no recuperara la titularidad para formar en el doble pivote junto a Illarramendi. Y por delante de ellos, la opción más lógica sería la de colocar a Zurutuza en el centro, desplazar a Xabi Prieto a la banda derecha, dar a Griezmann la izquierda y que Agirretxe sea el jugador más adelantado. No obstante, no es descartable alguna sorpresa de Montanier. Si el francés optara por una versión más conservadora en su once, quizá Estrada sea el que tenga más opciones de jugar en el extremo, sentando a Zurutuza o Xabi Prieto, pero el once tipo ya obliga a tres cambios con respecto a los que apabullaron al Valladolid. Si el once fuera el más previsible, y a la espera del descarte que se conocerá en la tarde del domingo, para el banquillo quedarían Royo, Estrada, Ansotegi, Cadamuro, José Ángel (que huele otra vez a recambio ofensivo por las ausencias), Pardo, Ros e Ifrán.
Tras 28 jornadas, la Real defiende su flamante cuarta posición, que da acceso a la Liga de Campeones, con sus actuales 47 puntos. Sumar en Barcelona supone superar la puntuación de la pasada temporada y ganar una marca histórica de cuatro victorias seguidas a domicilio que nunca ha logrado el equipo txuri urdin. Los realistas sacan dos puntos al quinto clasificado, el Valencia, y cinco al octavo, el Getafe, que ahora mismo marca la frontera de quienes no irán a Europa. El Espanyol, otro equipo desde que Aguirre asumió el banquillo, es decimotercero con 35 puntos, nueve por encima de la zona de descenso. La Real busca seguir incrementando su racha de una única derrota en los últimos 18 partidos. El grupo de Montanier es el sexto mejor visitante de la Liga, con cinco victorias y tres empates. El Espanyol ha perdido apenas cuatro de los 14 partidos que ha jugado como local (1-2 contra el Zaragoza, 0-1 contra el Atlético, 0-3 contra Osasuna y 0-2 contra el Getafe), aunque el último fue en la decimotercera jornada y desde entonces suma 17 de 21 puntos posibles como local.
La Real ha jugado en campo del Espanyol en 64 ocasiones, todas menos una en Primera División. De esos 63 choques, sólo 9 acabaron con triunfo txuri urdin, por los 32 que ganaron los locales y los 22 que que finalizaron en empate. Con una igualada y una derrota, la Real no conoce aún la victoria en el estadio de Cornellá-El Prat. En Montjuic, en cambio, puntuó en los ocho primeros de los diez duelos que disputó allí contra el Espanyol (cuatro victorias y otros tantos empates), antes de perder allí sus dos últimos partidos, ambos por la mínima. La mayor goleada realista fue el 0-4 de la temporada 1987-1988, la del subcampeonato bajo las órdenes de John Toshack, con dos goles de Loren, uno de Zamora y otro de Mugika. El Espanyol consiguió su mejor registro ante la Real con el 8-0 de la campaña 1941-1942. El único encuentro entre estos dos equipos en Segunda División, en la temporada 1962-1963, acabó con el empate a cero inicial.
La pasada temporada, la 2011-2012, Espanyol y Real empataron a dos en un partido extraño. Montanier decidió colocar a su equipo atrás y apostar por el contragolpe, con Vela como hombre más adelantado. El Espanyol cometió terribles errores atrás y facilitó mucho que Vela, en el primer cuarto de hora, colocara un claro 0-2 en el marcador, el primero aprovechando un error de la defensa y el segundo un pase de Zurutuza. El partido parecía resuelto, pero estaba jugando tan atrás el equipo txuri urdin que parecía inevitable que se produjera un accidente. Y se produjo casi en la siguiente jugada. Un despeje de Ansotegi rebotó en Demidov y Bravo no pudo evitar el 1-2. Nada más arrancar la segunda mitad, Weiss, al que Pochettino había metido en el campo en la primera mitad para evitar la derrota, enganchó un disparo en un córner muy mal defendido y empató el encuentro. El partido se abrió y los dos equipos pudieron ganar, más el Espanyol porque Muñiz Fernández perdonó un penalti clamoroso de Bravo. Pero el marcador no se volvió a mover.
En la primera vuelta de la presente temporada, la 2012-2013, el Espanyol se llevó una inmerecida victoria. Montanier planteó muy mal el partido, con una alineación extraña y una actuación de mucha lentitud y escasa efectividad. A pesar de su ritmo cansino, tuvo sobradas ocasiones para adelantarse en el marcador en la primera mitad. Al descanso se llegó 0-0, como en los cuatro partidos anteriores disputados en Anoeta. Por su rácana propuesta futbolística, saltó la sorpresa cuando se adelantó el Espanyol por medio de Colotto. Que el gol llegara en un córner, talón de aquiles del equipo sobre todo en la fase inicial de la temporada, atenuó esa sorpresa. La Real se lanzó al ataque atropelladamente en busca del empate, incluso con Iñigo Martínez como un atacante más. La grada coreó con fuerza el "Montanier dimisión". Entonces seguramente nadie podía imaginar el giro radical que daría la situación del equipo una vuelta después.
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