Son 43 segundos de ensueño. 43 segundos para el recuerdo. Una posesión extraordinariamente gestionada que culmina con uno de los más hermosos goles combinativos que se han visto en los últimos años en la Liga española. Puede que el mejor. Así, sin más, dicho con orgullo y sin complejos. Y es que es un gol que resume perfectamente el estado de forma del equipo txuri urdin y, sobre todo, las ingentes dosis de fútbol que llevan dentro sus jugadores. Es uno de esos goles de los que se suele decir que si los marcan el Real Madrid o el Barcelona los vemos repetidos hasta la saciedad. No es un lugar común, sino la constatación del continuo desprecio a los otros 18 equipos. Ha sucedido con este inconmensurable gol, repetido sólo a partir de que Griezmann coja el balón en el centro del equipo, pero obviando buena parte de la jugada y, por tanto, de su mérito. Efectivamente, si esta combinación la trenza el Barcelona, se habría analizado exhaustivamente cada instante de la jugada. Y como el gol lo merece, aquí queda dicho análisis.
Todo arranca con la pelea de Illarramendi. No todo el mundo le veía en el puesto en el que ahora es referencia del equipo y, sin embargo, es el mayor recuperador de la Real. Su salto le da la pelota al equipo txuri urdin. El balón cae a los pies de De la Bella, que arranca la carrera por su banda. El Valladolid se cierra bien, con hasta cinco jugadores en esa zona, lo que obliga al lateral zurdo a retrasar el balón a Illarra. Para descongestionar, el cerebro realista abre hacia la derecha. Primero recibe Mikel González, después Carlos Martínez. El Valladolid bascula bien y cierra el posible avance del lateral diestro, por lo que toca ceder el balón a Bravo. Presionado por Manucho, busca a De la Bella. Su primer pensamiento, otra vez la carrera al ataque. Significativo. Pero le cierran los espacios.
Cede el balón atrás, a Iñigo Martínez y ahí, después de haber intentado por todos los medios sacar la pelota jugada, comienza el verdadero movimiento de ataque. Tocando el cuero hasta seis jugadores, la Real ha sido capaz de mantener la posesión durante 25 segundos y a pesar de que el Valladolid se ha movido bien. Algunos pensarán que el balón de Iñigo es un pelotazo sin sentido. No lo es. Zurutuza lo baja con categoría. No es sólo eso. Es que a Zurutuza se le abren las opciones. De la Bella ya ha iniciado la carrera por la banda izquierda. Xabi Prieto, entendiendo mejor que nunca esa nueva posición centrada, baja para recibir. Y Griezmann está a su espalda. Opta por ceder la pelota a De la Bella y ahí es donde verdaderamente arranca la salvaje electricidad que tiene este equipo en ataque.
La velocidad en el toque de De la Bella sirve para dejar fuera de la jugada a cuatro futbolistas del Valladolid. Los cuatro siguen a Griezmann, siempre por detrás del francés y sin opción alguna de arrebatarle la pelota. Y mientras su carrera parece imparable, entrando por la zona por la que más daño ha hecho esta temporada, por el centro, se produce un movimiento clave. Agirretxe, que será al final el único jugador realista que no toque la pelota en esta memorable jugada, inicia un desmarque cruzado. Esa acción genera dudas en el jugador pucelano más cercano a Griezmann y arrastra a uno de lo centrales. El movimiento, imprescindible para entender el éxito de la jugada por mucho que no toque el balón. Queda vía libre para que el puñal francés se clave en el cuerpo del Valladolid buscando la sangre del gol.
Griezmann suelta la pelota en el momento exacto, eliminando a otro defensor más del Valladolid de la jugada. El destinatario, Xabi Prieto. El capitán había arrancado su carrera desde campo propio, siguiendo perfectamente el movimiento de avance y desmarque de Agirretxe y sin cerrar la carrera de Griezmann. Sin balón, chapeau. Con él, sencillamente soberbio. Sin controlar, y con un toque muy sutil, simplemente prolonga la posibilidad de que sea Griezmann quien continúe el ataque. El francés encuentra entonces otra clave sin balón del juego de la Real. Vela ha permanecido a la espera durante toda la jugada, abriendo el campo con su presencia en la banda derecha. Entra desde el pico del área y allí recibe el pase al primer toque de Griezmann.
El mexicano no se queda corto y juega también de primeras hacia el corazón del área. Prieto ha visto la jugada desde el primer momento y ha prolongado su movimiento para colarse entre los dos centrales. Más que un movimiento de delantero centro, es un movimiento de mediapunta. Sea o no sea su posición ideal, en esta jugada explota todas las virtudes que ha de tener para jugar en ella. Con esa carrera, ya no hay ningún defensor que pueda evitar el gol, sólo el portero del Valladolid. Pero no lo hace. El toque a bocajarro de Prieto se convierte en el cuarto tanto de la Real en la tarde del 16 de marzo de 2013. El antológico tanto que sirvió para que el equipo alcanzara la cuarta posición y creyera, definitivamente, que con este fútbol puede lograr la clasificación para la Champions League.
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