Se acabó la temporada. La Real ha conseguido con el 3-0 de esta jornada el único objetivo que se ha querido proponer para la temporada 2011-2012, la permanencia, y lo ha hecho el mismo día que el Racing de Santander ha certificado su descenso a Segunda División. Lo que podría haber sido una dulce venganza por lo que sucedió en Anoeta hace cinco años, en el fondo ha sido el resultado de un partido frío e insulso, aburridísimo en la primera mitad y animado por los goles en la segunda. Una vez más, la Real ganó al paso y por inercia un partido que pareció sencillo, ante un rival que no opuso la más mínima resistencia. El 3-0 fue natural, lógico, previsible. Montanier hablaba de un partido difícil, ante un rival que lo daba todo. Nada de eso. Ni por asomo. Lo que ha mostrado el Racing ha sido sólo lo que la Real le ha dejado, y como el marcador ya era abultado sin necesidad de descubrir los principios del fútbol con su juego, el resultado sólo podía ser uno, la victoria local.
Una vez más, Montanier dejó una alineación que siembra dudas en cuanto a su gestión de la plantilla y a la confección de sus convocatorias. No por la enésima suplencia de Rubén Pardo, porque esta vez se podía estar pensando en que jugara con el Sanse el domingo, motivo por lo que no llegó a jugar en la segunda parte, sino por sus atacantes. ¿Necesita la Real tener tres delanteros en el banquillo en un partido que juega en casa? ¿Y los necesita cuando sólo tiene un jugador defensivo, Cadamuro, para completar la lista? Agirretxe, Llorente e Ifrán comenzaron el partido como suplentes y Vela repitió, como en muchos partidos lejos de Anoeta, como delantero centro. Y no es que deje dudas, es que hace tiempo que está más que confirmado que no es un motivador. Si la Real, ante uno de los rivales que más celebró el descenso txuri urdin en 2007, sólo es capaz de jugar al ritmo que ofreció hoy de salida, mal vamos. Y, sí, mal hemos ido durante toda la temporada. Que el Racing se vea ya descendido y juegue a cámara lenta tiene un pase. Lo de la Real en el primer acto, no.
En los primeros 45 minutos, el equipo de Montanier sólo disfrutó de dos ocasiones de gol, las dos en los pies del realista más inspirado de la segunda vuelta, Carlos Vela. En la primera se equivocó con un disparo blandito y a las manos del portero racinguista, Mario. En la segunda, en cambio, conectó un espléndido cabezazo que obligó al guardameta visitante a realizar un auténtico paradón. ¿El Racing? Pues prácticamente nada. Estuvo a punto de aprovechar un error de un Elustondo fallón para generar peligro, pero su disparo desde fuera del área fue horrible. Luego Acosta vio tarjeta amarilla por protestar un penalti que no pareció, en una jugada en la pugnó con Mikel González y en la que no se aprecia dónde puede haber contacto. A Xabi Prieto sí parecieron hacerle penalti nada más arrancar el partido, cuando su entrada en el área fue recibido por el codo en alto de un defensor racinguista, pero Estrada Fernández, que poco después hizo un auténtico placaje a De la Bella, no pitó nada.
La pitada en el descanso fue mucho más tibia de lo que se mereció el equipo. Ante un Racing que no disputó el partido en ningún momento, el centro del campo naufragó. Ninguno de los tres mediocampistas se ofreció a la defensa para dar salida a los cuantiosos toques que dieron entre sí los cuatro defensores (se bastaron para las tímidas llegadas del Racing) sin recibir ayuda alguna. Elustondo sigue en una línea muy plana, Aranburu no apareció en el partido e Illarramendi confirma que después de las muchas lesiones sufridas está lejos del nivel de comienzos de la temporada. Tampoco fueron capaces de construir nada, con lo que los tres de ataque estaban desasistidos y algo desesperados. El 0-0 al descanso era el único resultado posible y la certificación del auténtico tostón que vivió Anoeta en ese primer acto ante el colista, un equipo que llegó a Donostia sin ganas de jugar el partido. Eso, se mire como se mire, es grave. Unido a otra primera parte tirada a la basura, una de tantas esta temporada, sumió a todos los espectadores del encuentro en un profundo sopor.
El Racing, a pesar de estar descendido y rendido, introdujo un cambio en el descanso. Eso habría que analizarlo, porque desde el banquillo de la Real se sigue renunciando a cambiar los partidos pronto. Hoy, en todo caso, no hubo rival como para cuestionar el resultado final. En cualquier caso, el partido sólo duró dos minutos más, los que tardó Griezmann en hacer el 1-0. Xabi Prieto metió un buen centro desde la banda derecha, envenenado por un leve toque en un defensor, y el francés consiguió anticiparse a su marcador. Griezmann, en estado de gracia tras el descanso, hizo el segundo cuando no se había cumplido el primer cuarto de hora de la segunda mitad. La jugada nace de nuevo en los pies de Xabi Prieto, que saca rápido y con inteligencia una falta, para que Zurutuza, ya en el campo, asista a Griezmann y este marque a placer. El tercero fue obra de Agirretxe, a pase de Griezmann. Los dos extremos fueron los mejores en la segunda mitad, los que mejor entendieron cómo estaba el partido y cómo se podía aumentar el marcador. Nada del otro mundo, desde luego, pero lo suficiente para ganar un partido sencillo en Anoeta más, quizá el más sencillo, y mira que en esta segunda vuelta pocos equipos han puesto resistencia a la Real en su estadio.
Lo cierto es que el marcador pudo ser bastante más abultado que ese 3-0 final que demostró que el partido era bastante más sencillo de lo que se quiso decir en la previa. Illarramendi, antes de dejar su puesto a Zurutuza, tuvo una ocasión clarísima. También Agirretxe, que sustituyó a un Vela que no pareció marcharse demasiado contento, pudo aumentar su cuenta, al igual que Griezmann, Ifrán salió enchufado al partido en lugar de Xabi Prieto y rondó también el gol en los pocos minutos de la basura de los que dispuso, que sonaron casi a despedida de Anoeta. Y Elustondo fue objeto de un penalti clamoroso que Estrada Fernández tampoco quiso pitar. ¿El Racing? A lo poco que podía ofrecer. Que era muy, muy poco. Pero aún así la relajación y el habitual paso atrás de la Real con el 1-0 para buscar el contragolpe le dio a los cántabros la posibilidad de dominar algo más el balón y de llegar hasta la portería de Bravo. El chileno estuvo sobresaliente, como lo viene demostrando en los últimos partidos, e incluso se ganó de nuevo la aclamación de la grada cuando hizo el paradón del partido en el minuto 91.
La Real está salvada. Con estos tres puntos, el equipo txuri urdin garantiza su presencia en la Primera División de la temporada 2012-2013, a pesar de la victoria hoy del Sporting y sin necesidad de tener en cuenta lo que haga mañana el Zaragoza en La Romareda ante el Athletic. El deficiente nivel de los equipos que transitan la parte baja de la tabla ha permitido que este año se consiga la salvación cuando quedan tres partidos para el final de la temporada. Europa está hoy a cinco puntos, pero es obvio que nadie está mirando en esa dirección y, además, ya hay demasiados equipos de por medio como para que la opción sea creíble. En todo caso, la sensación es pobre. Veremos qué nos deja el equipo en los tres partidos que hay que jugar antes de bajar el telón de esta Liga que hoy, en realidad, se ha acabado. Y veremos qué sucede después, con las decisiones que se tomarán o no en torno a un equipo que, habiendo ganado unos cuantos partidos con mucha claridad en el marcador a lo largo de la segunda vuelta, no ha conseguido dar una sensación de poderío ni evitar las dudas de buena parte de la afición txuri urdin. Pero se acabó, y eso, aunque sea con toda la tranquilidad del mundo, es un motivo de satisfacción.
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