La Real afronta una ocasión más de calibrar cuál es la distancia que le separa de Anoeta (sábado, 18.00 horas, Cornellá-El Prat, Canal + Liga 2, PPV). La distancia que separa al equipo que ha ganado cinco de los seis partidos disputados como local en la segunda vuelta del que ha perdido todos los que ha jugado como visitante desde que cruzamos el ecuador de la Liga. Dice Montanier que no le gusta la palabra tranquilidad, que es lo que ha conseguido el equipo con su contundente victoria ante el Rayo, y no le falta razón. Si la marejada de la semana posterior a los dos días libres en Madrid está detrás de esa victoria, se confirmaría que, efectivamente, la tranquilidad es mal compañero de viaje para este equipo. Y con la salvación tan cercana, la relajación promete ser el mayor enemigo de aquí a final de temporada. Al menos sigue habiendo retos de aquí en adelante. Ganar fuera de casa es el primero de ellos.
Con las lesiones, Montanier ha perdido toda la capacidad de sorprender en la convocatoria. Los 18 jugadores disponibles son los que viajan a Barcelona. Lesionado de gravedad la pasada semana ante el Rayo, Iñigo Martínez ya no volverá esta temporada. Su ausencia en el centro de la defensa se suma a la de Mikel González, quien sí podría estar listo para el próximo encuentro y con el que el entrenador txuri urdin no ha querido arriesgar. En el centro del campo también hay dos bajas, mucho más sensible la de un Illarramendi al que las dolencias físicas le están truncando la que debía ser la temporada de su consagración. También está de baja Markel Bergara. Iñigo e Illarra son los que salen de la lista del técnico francés para dejar su hueco a los otros dos jugadores del primer equipo que no estuvieron en la pasada jornada, Carlos Martínez e Ifrán. Montanier ya ha dejado claro, con hechos y con palabras, que prefiere contar con ellos antes que incluir en el grupo a algún jugador del Sanse.
Bravo seguirá siendo el guardameta titular, con Zubikarai de nuevo esta semana en el banquillo. Por delante, los dos únicos centrales disponibles, Ansotegi y Demidov, apercibido éste de sanción, formarán una pareja inédita esta temporada pero que sí tuvo minutos la pasada campaña con Martín Lasarte en el banquillo. Los laterales, en buena lógica, serán Estrada y De la Bella, con lo que Carlos Martínez y Cadamuro tendrían que esperar su oportunidad en el banquillo. En el centro del campo, con sólo cuatro jugadores disponibles, se hace difícil pensar que Montanier seguirá sin darle la titularidad a Pardo. Eso colocaría en el once a Elustondo, Aranburu y Zurutuza. En el ataque también hay costumbres que no parece que vayan a romperse en esta jornada. Viajan los seis hombres que Montanier usa en esas tres plazas, pero ni Llorente ni Ifrán tienen opciones realistas de ser titulares. Así, Xabi Prieto (que no jugó ni un minuto la semana pasada y, aunque sólo sea por eso, apunta al once), Griezmann, Vela y Agirretxe se disputan los tres lugares restantes.
La Real comienza la jornada en la decimocuarta posición, con 36 puntos. La ventaja con respecto a los puestos de descenso está en ocho, lo que quedando apenas ocho encuentros por jugarse es una diferencia que tendría que ser suficiente para garantizar la permanencia a poco que el equipo sume algo más. El Espanyol es noveno con 41 puntos y está a solo dos de la sexta plaza. Los objetivos de ambos equipos son muy distintos en estos momentos. Sólo cuatro equipos han ganado en casa más que los periquitos, aunque de los quince partidos que ha jugado en Cornellá-El Prat ha empatado dos encuentros y ha perdido cinco, incluyendo el último que ha disputado como local ante el Málaga. La Real, por contra, es el segundo equipo que más ha perdido a domicilio, diez de los quince encuentros jugados, incluyendo los cinco que se han jugado en la segunda vuelta. El equipo txuri urdin no puntúa lejos de Anoeta desde el 0-1 en Valencia de mediados del mes de enero. Pita Muñiz Fernández, que suele armar escándalos cada vez que nos cruzamos con él. Dos veces esta temporada, dos derrotas por 4-0, dos penaltis en contra y un expulsado. Casi nada.
Espanyol y Real Sociedad se han visto las caras en encuentro liguero en 63 ocasiones, sólo una de ellas en Segunda División (0-0 en la temporada 62-63). De los 62 partidos en Primera, 32 acabaron con triunfo loca, 21 en empate y sólo nueve con victoria txuri urdin. La Real apenas ha jugado una vez en el actual estadio espanyolista, y se saldó con derrota, pero el anterior feudo periquito fue todo un oasis para los realistas. En Montjuic jugaron en diez ocasiones y sólo perdieron en las dos últimas (por 1-0 en ambas, temporadas 2005-2006 y 2006-2007). Lo demás, cuatro empates y otras tantas victorias, la más contundente de ellas el 0-3 de la temporada 1997-1998 (Loren y dos de Kovacevic, uno de penalti), un gol por debajo del triunfo más claro de la Real en terreno del Espanyol, el 0-4 de la campaña 1987-1988 (dos goles de Loren, uno de Zamora y otro del fallecido Mugika), que se produjo obviamente en Sarriá. El 8-0 de la 41-42 es el más severo correctivo que se ha traído la Real de Barcelona en estos enfrentamientos.
La pasada temporada, la 2010-2011, la Real salió goleada de Cornellá-El Prat en su primera visita al nuevo estadio del Espanyol. En realidad, no mereció semejante castigo. O quizá sí, según el prisma con el que se mire el partido. Porque la Real de Martín Lasarte hizo una espléndida primera mitad, en la que mereció adelantarse. Pero fue el Espanyol el que marcó, en el minuto 42, gracias a una falta inexistente que señaló Ayza Gámez y que acabó con Estrada marcando en propia puerta. El mismo jugador anotó en la otra portería un minuto después, consiguiendo así su primer gol con el primer equipo. Con ese gol piscológico llegó el descanso, y a su fin desapareció la Real, que dejó que el Espanyol acabara goleando con una facilidad inusitada. Bravo fue un espectador en la primera mitad y su sufrimiento se incrementó exponencialmente en la segunda. El 4-1 final fue un duro castigo para lo que la Real desplegó en el arranque, pero un justo correctivo para lo que enseñó al final. Era entonces la tercera derrota consecutiva a domicilio de la segunda vuelta.
En el partido de la primera vuelta de la presente temporada, Real y Espanyol empataron a cero en Anoeta. El partido fue el úlitmo de los ocho que estuvo sin ganar el equipo de Montanier en la primera vuelta, sumando dos de los 24 puntos posibles en ese tramo de la temporada. Con un equipo nuevamente revolucionado por el entrenador francés, nada pareció salir bien. Con Zurutuza en la grada, Anoeta estalló contra el bajísimo rendimiento de Mariga e Illarramendi acabó lesionado y sustituido. Llorente fue titular por primera vez en la temporada, sin que mediara explicación de por qué no lo había sido antes o por qué lo fue aquel día, y dispuso del único tiro a puerta de la Real en todo el partido. Si no se movieron las tablas iniciales fue, además de por la incapacidad del equipo txuri urdin, por el conformismo del Espanyol, que nunca hizo demasiado por marcar un gol. Bravo tampoco tuvo demasiado trabajo, pero un disparo a la madera pudo dar el triunfo a los catalanes. Por el partido y por la situación entonces en puestos de descenso, uno de los peores días en Anoeta de esta temporada. Aunque se lograra un punto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario