Bravo y Abreu están concentrados con sus selecciones, por lo que Lillo no podrá repetir el mismo once de las últimas tres semanas. En la portería estará Zubikarai, que ya defendió su meta con muchísima categoría en cuatro partidos de Liga y uno de Copa (sólo dos goles encajados, los dos ante el Zaragoza, y ninguna derrota con él en el once titular). El relevo está en el portero del Sanse que estará en el banquillo. Si el habitual en las ausencias de Bravo estaba siendo Ramírez, ahora el escogido para completar la lista de 18 es Iturrioz. Para suplir a Abreu, Lillo tendrá que decantarse entre Necati (que sigue demostrando buenas cosas en el terreno de juego pero todavía no se ha estrenado como goleador) y Agirretxe (que jugó el miércoles con el Sanse, lleva tiempo sin entrar en el primer equipo, pero es el segundo máximo anotador tras el uruguayo). Parece, y sólo parece, que el turco tiene más opciones.
Estos dos cambios son obligados, pero podría haber más. El técnico realista escondió sus cartas y no aclaró si pretende continuar con el sistema de las últimas jornadas, ese 3-4-3 con Gerardo haciendo un doble papel en defensa y en el centro del campo. Lo mantenga o no, es difícil saber si hará más cambios en la alineación titular. De la convocatoria sólo se ha caído por decisión técnica Dramé (ya no es noticia, obviamente) y los lesionados Díaz de Cerio y Elustondo (tremenda mala suerte la del canterano, que cuando parecía empezar ya a superar su lesión de tobillo ha sufrido un esguinde de rodilla; mucho ánimo, Elus), mientras que Carlos Martínez vuelve a la lista. Castillo, tras tres semanas sin ser titular, cuenta con opciones de ocupar el lateral izquierdo de nuevo, con lo que Lillo tendrá que escoger dos centrales entre Ansotegi (el que parece más fijo ahora mismo), Labaka y Mikel González.
Para el centro del campo quedan muchas incógnitas. Fuera de casa, Lillo se había acostumbrado a utilizar el doble pivote formado por Diego Rivas y Markel Bergara, pero en las últimas semanas sólo ha jugado uno de ellos junto a Aranburu, debido al regreso de Sergio a las alineaciones. El ex jugador del Alavés, intermitente eso sí, ha dado nuevos bríos al ataque realista (y gol de estrategia, que falta hacía), junto con las buenas aportaciones de sus dos jugadores de más talento, Marcos y Xabi Prieto. Moha y Estrada, que completan la convocatoria, no parece que tengan muchas opciones de entrar en el once titular, aunque ambos tuvieron unos pocos minutos al final del encuentro de la semana pasada ante el Girona.
La Real tiene ante sí un reto importante. Primero por el rival, el Castellón (en el que no jugará por sanción Gari Uranga; este mal ha afectado a muchos ex realistas en lo que llevamos de temporada, como Delibasic o Garitano, que no se pudieron enfrentar el conjunto txuri urdin por uno u otro motivo), que lleva toda la temporada en los puestos altos de la tabla y ahora se encuentra un punto por debajo de la Real. Después, porque conseguir la victoria supondría enlazar una racha de cuatro consecutivas, algo que no se consigue desde la temporada 2003-2004, con una Real que estaba disputando la Champions (si se traen los tres puntos de Castellón, ese racha volverá a ser el registro a batir, pues se lograron cinco triunfos consecutivos) y que batió, entre otros, al Real Madrid.
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Y finalmente porque supondría dar un salto importante en la clasificación, quizá el definitivo para que los más escépticos crean en las posibilidades de ascenso. La Real parte desde la sexta posición, con 45 puntos, a cinco del ascenso y a nueve del líder. El Xerez, precisamente, recibe a otro de los candidatos al ascenso, el Zaragoza. Para los pinchazos de Rayo y Hércules, hay que confiar en los equipos vascos, Eibar y Alavés respectivamente, mientras que el Tenerife juega en Córdoba. De lograr tres puntos en Castellón o la semana siguiente en casa ante el Nastic, la Real tendría los mismos puntos que la pasada temporada a esas alturas, a once jornadas del final, que fue cuando Lillo se hizo cargo del equipo. Entonces, sólo la tragedia de Vitoria evitó el ascenso.
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La Historia no es excesivamente benévola con la Real de cara a este partido, sobre todo si tenemos en cuenta que el Castellón es el único equipo contra el que el conjunto txuri urdin ha perdido todos los partidos que ha disputado desde que regresó a Segunda División. El equipo donostiarra ha visitado la ciudad alicantina en diez ocasiones y sólo ha conseguido traerse dos victorias y un empate. Los triunfos se produjeron en las temporada 81-82 (1-3, con dos goles de López Ufarte y uno de Satrústegui) y 89-90 (0-2, tantos de Mentxaka y Aldridge). Los puntos llegaron en Primera, porque los partidos jugados en Segunda División, tres, se cuentan por derrotas de la Real, la más abultada el 3-0 de la lejanísima temporada 40-41. Pese a perder, tanto esa temporada como en la 48-49 los realistas consiguieron el ascenso. La primera vez que no se dio esa coincidencia fue la temporada pasada.
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Y es que la temporada pasada la Real disputó en Castellón uno de sus peores partidos. Era el segundo encuentro que dirigía desde el banquillo José Ramón Eizmendi, pero el equipo no pudo repetir la espléndida actuación de su debut en Córdoba. El Castellón, sin hacer gran cosa, fue capaz de doblegar a la Real sólo con un poco de practicidad y saber hacer sobre el campo. El gol que Oberman marcó en el mintuo 51 fue más que suficiente para decantar el partido del lado de los locales, e incluso Riesgo evitó que el marcador fuera más abultado. Los de Eizmendi no supieron leer el partido en ningún momento y apenas crearon ocasiones de gol. El único motivo para recordar este partido es que supuso el debut de la camiseta a rayas amarillas y verde, homenaje a uno de los clubes precursores de la Real. Mañana la volverá a utilizar. Que el resultado sea distinto.
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El partido de ida, celebrado a finales de octubre del año pasado, fue muy malo por parte de la Real, hasta el punto de que la victoria del Castellón por 2-3 se puede considerar corta para los méritos futbolísticos de uno y otro. Bravo falló en los goles visitantes, la defensa pudo hacer mucho más (de hecho, Carlos Martínez se marcó en propia puerta el primero), el centro del campo no acertó a crear fútbol ni ocasiones y la delantera sólo respondió al final, cuando Díaz de Cerio y Agirretxe hicieron incluso soñar con el empate. Y a pesar de todo lo mal que jugó la Real, el resultado habría sido muy distinto de no mediar una nefasta actuación arbitral. El colegiado concedió un gol de los castellonenses en claro fuera de juego y anuló uno perfectamente legal a Necati, el que habría sido su primer gol. Un gol que todavía no ha llegado. ¿Será en Castellón? Sería un toque de justicia poética.
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