Que la Real pasa por tiempos oscuros es algo que todos sabemos. Algún que otro detalle del magnífico y necesario triunfo en Jerez lo confirma. El hat trick de Abreu ha resucitado viejas estadísticas que confirman que el gol es un problema que llevamos arrastrando muchos años. El último jugador realista en conseguir tres goles en un partido fue Darko Kovacevic, en un partido de Copa precisamente ante el Xerez jugado... ¡¡¡en la temporada 97-98!!! Hace más de diez años, nada menos, que un jugador de la Real no lograba un hat trick. En Liga hay que retroceder incluso una temporada más. Gica Craioveanu logró tres tantos en el 8-1 ante el Albacete que, más de una década después, sigue siendo la mayor goleada que ha visto el estadio de Anoeta en sus más de quince años de vida.
Es decir, que el gol viene siendo un problema desde hace tiempo. No porque la Real no haya tenido goleadores en estos años, que sólo con recordar los nombres de Darko y Nihat tendría que bastar para desterrar esta afirmación, sino porque las goleadas parecían no ir con nosotros. No han sido muchas las que hemos visto en los últimos años, no. ¿Conformismo en nuestro fútbol? ¿Falta de calidad para lograrlas? Qué difícil es encontrar una respuesta a estas preguntas. Lo cierto es que ver tres goles en un partido empieza a parecer una goleada histórica y eso sólo puedo verlo como un rasgo negativo de los tiempos que vivimos. No es que la Real haya sido históricamente un equipo de grandes marcadores, más bien al contrario ha vivido y triunfado gracias sobre todo a su fortaleza defensiva. Pero en épocas no tan lejanas disfrutamos de grandes tardes anotadoras. Ojalá la de Jerez sea un punto de inflexión también en este apartado del juego.
En la misma línea habría que colocar ese estigma de las dos victorias consecutivas que ha arrastrado la Real hasta este punto de la temporada. Se han escuchado muchas críticas al equipo por no lograrlas antes, pero creo que nos olvidamos de dónde estamos. El año pasado la Real no llegó a conseguir nunca tres victorias consecutivas y, sin embargo, eso no impidió luchar por el ascenso hasta la última jornada. Es más, de haber ganado los dos últimos partidos hoy seríamos equipo de Primera División sin necesidad de haber logrado este registro. Pero es que nos olvidamos de que tres victorias consecutivas no las logra la Real desde la temporada 2005-2006. Con esto quiero reivindicar el trabajo de los técnicos y jugadores realistas en Segunda. El año pasado se rompió con una aplastante dinámica perdedora, la que arrastra el club desde el año del subcampeonato. No era fácil romperla y se rompió. No se valoró demasiado. Ahora lo que toca es imponer una dinámica ganadora. No queda otra para volver a Primera. Y creo que estamos en disposición de hacerlo. La tercera victoria consecutiva ayudaría muchísimo.
Y puestos a valorar un trabajo, no sé si se ha enjuiciado como se merecía el partidazo de Marcos en Jerez. Tendemos a pensar que cuando no hay goles es que los delanteros fallan (Necati podría escribir un libro sobre este asunto con su experiencia en San Sebastián), pero no nos damos cuenta del importantísimo papel del asistente. Marcos dio los tres pases de gol ante el Xerez. Y dio otros dos balones más que pudieron ser gol, si no llega a ser por el palo y una prodigiosa intervención del meta rival. ¿Cuándo bajaron las cifras anotadoras de Kovacevic en la Real? Cuando dejó de tener a De Pedro en la banda izquierda. A De Pedro quizá no se le valoró tampoco en su justa medida. Que no nos pase lo mismo con Marcos, porque algunas críticas que ha recibido esta temporada se han parecido mucho a las que se le hicieron a Víctor la temporada pasada. Víctor, por cierto, en su paso por la Real marcó seis goles y dio un puñado de asistencias también. Y algunos pensaban que no debía jugar. Un motivo más para la reflexión, sin duda...
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