Es la hora de la Real (domingo, 18.00 horas, Heliodoro Rodríguez López, sin televisión). Así, sin más. Es la hora de que el equipo txuri urdin dé un golpe sobre la mesa y demuestre, una vez más, que es capaz de sobreponerse a todo tipo de adversidad, por cruel que pueda ser ésta con el trabajo y la ilusión de equipo y aficionados (que son los únicos que siguen manteniendo el tipo en estos oscuros tiempos). Es la hora de conseguir un triunfo solvente, contundente y sobre todo ilusionante que permita darle una alegría a Iñigo Díaz de Cerio, que seguro sufrirá como el que más estuchando la radio. La ausencia del 9 realista hace que también sea la hora de Necati. Es la hora de que el delantero turco saque todo lo que lleva dentro, todo lo que le ha llevado a tener unas cifras espectaculares como goleador y coloque a la Real donde se merece.
Lillo sólo hace un cambio en la convocatoria, obligado por la ausencia para toda la temporada de Díaz de Cerio. Ansotegi, después de un prolongado periodo de baja, entra en la lista junto con todos los jugadores disponibles del primer equipo (Mikel Alonso sigue sin contar). Permanecen de baja tanto Xabi Prieto como Elustondo. La convocatoria la completa Agirretxe, la ilusionante apuesta por Zubieta que debe seguir dando goles. El once inicial, como suele ser habitual en Lillo, es una incógnita, más allá de que Claudio Bravo estará en la portería (¿es quizá el mejor colocado para ser traspasado, como piden los administradores en su informe para solventar el agujero económico del club?; que juegue en la Real y su presencia en el Chile-España de la semana que viene son los mejores escaparates) y Necati como hombre más adelantado.
Por lo visto y publicado durante la semana, Marcos podría actuar como segundo delantero, lo que le daría opciones tanto a Moha como a Estrada para ocupar las bandas. Por detrás, Sergio (que arrancó muy bien el partido frente al Eibar) y Aranburu parecen seguros, sobre todo el capitán, aunque su posición variará en función del esquema que se elija. La duda estará en el pivote. Lillo lleva ya unos cuantos partidos apostando por Diego Rivas fuera de casa y por Markel Bergara en Anoeta, y todo hace indicar que seguirá siendo así. En la defensa, que seguirá siendo presumiblemente de cuatro hombres, Castillo y Mikel González tienen todas las papeletas para entrar en el once. Lo normal sería que les acompañara Labaka, aunque el regreso de Ansotegi le da opciones de ser titular. En la derecha, Carlos Martínez (afortunadamente se libró de la sanción por su injusta expulsión del sábado pasado) y Gerardo parten con igualdad de opciones.
Decía que es la hora de la Real. Pero no de esa Real ficticia, artificial y polémica que llena páginas y páginas de periódico, sino de la Real que todos llevamos en el corazón, la que salta al campo, la que puede sumar tres puntos, la que lucha por marcar goles y conseguir los objetivos deportivos con los que todos soñamos. Otros preferirán pasar su tiempo hablando de deudas, informes, contabilidad y acusaciones. Pero se olvidan de que lo esencial sigue estando en el verde. Si la Real no sube a Primera, tanto dará la discusión extradeportiva. Y si después de todo lo que está padeciendo este equipo, todavía está a tiro de los puestos de ascenso (cuatro puntos, nada insalvable), la mirada optimista obliga a pensar en lo mucho que se podría conseguir con una pizca de suerte.
Decía Lillo que todo el mundo cree que el Tenerife está haciendo una buena temporada y la Real no recibe más que palos, pero se da la circunstancia de que una victoria de los realistas mañana colocará al equipo txuri urdin por encima del canario en la clasificación. El tropiezo en casa ante el Eibar impidió que en esta jornada se pueda dar el salto a los puestos de ascenso, pero ganar en Tenerife metería a la Real en una buena racha de resultados (siete puntos de nueve posibles), olvidando aquella nefasta de seis semanas sin ganar, y permitiría pasar a unos cuantos de los seis equipos que le preceden en la tabla y se encuentran a tiro. El domingo por la noche las caras pueden ser mucho más optimistas de lo que han sido esta semana, en la que muchos se han escudado en la baja de Iñigo para prácticamente enterrar las opciones de ascenso. Nadie sube en noviembre. Eso no llega hasta junio.
Las estadísticas de la Real en Tenerife no son nada esclarecedoras. Los resultados generales no son especialmente positivos (tres victorias en 16 encuentros), pero las dos últimas visitas a la isla se saldaron con triunfo txuri urdin y en los últimos seis encuentros los locales no pudieron llevarse la victoria. En Primera, el Tenerife venció en seis ocasiones, perdió en dos y cuatro partidos finalizaron en empate. La última visita de la Real en la máxima categoría se produjo en la campaña 2001-2002, y entonces Luiz Alberto dio los tres puntos al conjunto txuri urdin con un solitario gol a la salida de un córner a poco de iniciarse el encuentro. La derrota más abultada de la Real en Tenerife fue su primera visita, 4-1 en la temporada 61-62.
En Segunda, una de cal y otra de arena. La primera visita, en la temporada 66-67, la del ascenso de Puertollano, se saldó con una derrota por 2-1. La segunda, la temporada pasada, la del no ascenso de Vitoria, finalizó con triunfo. Fue la última vez que la Real consiguió tres puntos en la pasada campaña, y aunque no se metió con esta victoria en puestos de ascenso, sí mantenía muy viva la llama de la ilusión. Víctor anotó el gol del triunfo saliendo desde el banquillo, en un partido de enorme sufrimiento, en el que los tinerfeños habían sido mucho mejores. No sufrió tanto la Real en ningún otro campo de Segunda en toda la temporada, a pesar de que Martí adelantó pronto a los realistas. Después empató el equipo local. Y cuando parecía más cercano el 2-1 que el 1-2, Víctor nos hizo soñar con que el ascenso era más que posible. Al final no lo fue. Que este año se den las dos circunstancias, ascenso y victoria en Tenerife. Nos merecemos esa alegría.
1 comentario:
Adelante campeones, la llama sigue vive. Todo es posible.
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