Una victoria imprescindible, obligada y necesaria. Eso es lo que buscará la Real frente al Huesca (domingo, 17.00 horas, Anoeta, sin televisión), ante un recién ascendido que, eso sí, se encuentra ahora mismo por encima del equipo txuri urdin en la clasificación. No se puede demorar más un triunfo necesario para recuperar el paso firme hacia las posiciones de ascenso. Pero más que los tres puntos, que al final es lo que marcará el éxito o el fracaso de este equipo, lo fundamental es recuperar la confianza perdida tras tantos y tan variados contratiempos. Si en Tenerife se pedía un golpe sobre la mesa para demostrar que la Real es capaz de superar las adversidades, ahora se añade la necesidad de evidenciar que el partido del domingo no es una molestia en la azarosa vida de este club, sino lo esencial. Ganar cambiará la cara de muchos. Y el horizonte de este barco que algunos pretenden llevar a la deriva.
No están claras las armas que pretende usar Lillo para superar al Huesca, toda vez que ninguno de los planes expuestos hasta ahora para encontrar soluciones ha funcionado del todo. Lo único que está claro es que la Real no tiene suerte en lo único que necesitaba para no depender tanto del azar: las lesiones. A las ya conocidas de Iñigo Díaz de Cerio, Xabi Prieto y Elustondo (ambos, dicen, se encuentran ya en el tramo final de su recuperación y se espera que jueguen antes del parón navideño), se suman dos más. Sergio y Dramé. Del primero todavía no se conoce el alcance de su rotura de fibras; el segundo, al que apenas hemos visto hasta ahora, estará nada menos que un mes de baja. Esta Real no está teniendo suerte ni siquiera en este aspecto tan básico cuando se tuvo que apostar por una plantilla corta por necesidades económicas.
El técnico realista, por tanto, no ha tenido demasiado margen para hacer la convocatoria y ha llamado a los 15 disponibles del primer equipo. La lista de 18 la completan tres jugadores del Sanse, el ya habitual Agirretxe (que previsiblemente esperará su oportunidad en el banquillo), Illarramendi (su segunda convocatoria con el primer equipo, a la espera del debut) y Zurutuza. Llama la atención la presencia de éste último, al que se quiso ceder en pretemporada y se rechazó la posibilidad de subirle al primer equipo, ni siquiera ante la escasa plantilla que se pudo configurar, y que al final parece que podría tener su oportunidad. Durante la semana ha estado entrenando con el equipo otro canterano, Oskitz, del que llevamos mucho tiempo oyendo hablar pero que todavía no ha dado el salto de calidad que le lleve al primer equipo.
Las informaciones publicadas durante los últimos días apuntan la posibilidad de que Lillo retome la defensa de tres. En ese caso, parecen seguros dos de esos tres defensores, Mikel González y Castillo, aunque muchas posibilidades abiertas, más desde el regreso de Ansotegi tras su lesión. Con la necesidad de la victoria en la mente, Carlos Martínez, mucho más ofensivo que Gerardo, tiene más opciones de regresar al once. Por el mismo motivo, parece poco probable que Lillo repita el doble pivote formado por Markel y Rivas que ensayó en Tenerife, aunque la baja de Sergio, uno de los prácticamente fijos, abre muchas variantes desconocidas. Aranburu estará en el once con total seguridad, al igual que Necati (en busca de su primer gol) y muy probablemente Marcos, que descansó la semana pasada en las islas. Lo que sí parece seguro es que habrá algunos cambios con respecto al once que jugó en Tenerife. Cuáles sólo lo sabe Lillo.
La Real se encuentra a cinco puntos de los puestos de ascenso, por lo que es absolutamente imposible asaltar las tres primeras plazas en esta jornada, pero una victoria metería de nuevo a los de Lillo en la pelea en la que debe estar (y que Lillo, pese a todos los contratiempos, no rehuye en absoluto; eso, con la que está cayendo, es digno de aplauso y desde aquí se le reconoce el mérito que tiene). Quien piense que el partido será fácil, por aquello de que el visitante es un equipo con poco nombre, se equivocará. El Huesca está en séptima posición, un punto por encima del conjunto realista. Y aunque ha perdido sus dos últimos encuentros como visitante (ante dos de los equipos que ahora mismo están en la parte alta de la tabla, Rayo y Salamanca), lo cierto es que ya ha sacado tres empates y una victoria jugando lejos de su estadio. Y viene de ganar al Levante, remontando un 0-1 adverso. Ojo.
Real Sociedad y Huesca jamás se han enfrentado en partido de Liga. El equipo oscense militó en Segunda División tres temporadas en los años 50, un tiempo en el que el conjunto txuri urdin estaba en Primera. Los recién ascendidos, en todo caso, no le sentaron demasiado bien a la Real la pasada temporada, la de su regreso a Segunda, ya que en Anoeta sólo consiguió ganar al Sevilla Atlético, por un claro 2-0. Tanto el Eibar como el Córdoba se llevaron sendos empates, el de los armeros en un partido horrible y no exento de polémica arbitral, y el de los andaluces con el mismo efecto para ambos equipos, la permanencia un año más en Segunda, recibido de muy distinta manera, con tristeza en los locales, con alegría en los visitantes. El cuarto de los ascendidos, el Rácing de Ferrol, se llevó los tres puntos de Anoeta, en el último encuentro que Eizmendi dirigió al equipo, y en otro escándalo de los que ya hemos vivido demasiados en Anoeta en los últimos tiempos.
Y una nota más a modo de previa. Hoy sábado, a las 18.30 horas, se enfrentan Murcia y Nastic en La Condomina. El árbitro de ese partido será González González. El mismo que hace apenas dos semanas se erigió en tristísimo protagonista del Real Sociedad - Eibar. El Comité de Competición desautorizó todas las decisiones que tomó en Anoeta. La famosa nevera parece que sólo funciona cuando el escándalo asalta las portadas de los grandes medios de comunicación, lo que le resta justicia precisamente al elemento que debiera impartirla en los terrenos de juego. O quizá haya que interpretarlo como un mensaje de que, por mucho que nos duela, hoy la Real no tiene ningún elemento de poder en el fútbol español. Tomemos nota, que quizá eso nos salvaguarde de futuros disgustos.
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