Antes del partido, todos queríamos tres puntos, una victoria con la que pegar un salto en la clasificación y tener un recuerdo emotivo para Iñigo Díaz de Cerio. Durante el partido, casi todos nos hubiéramos conformado con un punto, puesto que el Tenerife fue mucho mejor que la Real a lo largo de los 90 minutos. No es que fuera un vendaval, pero la práctica totalidad de las ocasiones de gol fueron locales. Y en el minuto 86, cuando marcó el Tenerife, pocos confiaban en sacar algo de las islas afortunadas. Pero esta vez sí fueron afortunadas para la Real, que marcó gol en un descuento en un corner rematado por Labaka. En el único tiro entre los tres palos que hicieron los realistas en todo el encuentro. Justo al final. Sin tiempo para nada más. Y sirvió para rescatar un punto. ¿Es bueno? ¿Es malo? ¿Es insuficiente? Es imposible decirlo hoy. Es un punto y es poco que dedicar a Iñigo, eso es cierto. Pero no menos cierto es que un milagro nos ha salvado de una jornada más de tristeza. Y eso no es poco.
Lillo sorprendió incluso con algo más de lo que entraba en los cálculos. Si había dudas en el nombre por el que apostaría el técnico para el mediocentro, la novedad fue grande. Markel Bergara y Diego Rivas jugaron juntos de inicio por primera vez, con Aranburu muy cerca de ellos, con Sergio y Moha por delante y Necati sólo en punta. No se puede decir que el experimento funcionara a las mil maravillas ni tampoco que hiciera aguas. A pesar de la superioridad numérica (que no futbolística) en esta parcela, lo que se consiguió fue simple corrección, en ningún caso las soluciones que necesita el centro del campo de la Real, huérfano de quien le haga jugar como en los primeros compases de la temporada. Parece que sólo el regreso de Elustondo, todavía sin fecha, puede reactivar el fútbol txuri urdin.
El técnico realista admitió que el experimento falló, que la idea era reforzar el interior porque es la zona por la que mejor se movía en el Tenerife. Bien es verdad que se frenó en buena medida al equipo local, pero Lillo también reconoció que no se dieron "ni cuatro pases seguidos", al margen del peligro que pudiera crear el Tenerife. Apuntó también que los jugadores se quejaron del estado del terreno de juego, que les provocó muchos resbalones y que los jugadores se sintieron "en una pista de patinaje" sobre todo en los primeros minutos ("no estoy justificando nada, por favor", insistió el técnico). Con o sin excusas, con o sin argumentos reales, lo cierto es que el resultado es obvio: la Real ha olvidado cómo dominar un partido, cómo tocar el balón, como mostrarse como un equipo grande. Lo que hizo en los dos partidos frente al Zaragoza, ante el Murcia o en la primera parte frente al Alavés.
Y sin centro del campo que asiente las bases de un dominio futbolístico, sin el balón, la Real se encomendó al contraataque. No fueron muchos ni tampoco especialmente peligrosos (alguno incluso evidenció una falta de entendimiento entre los realistas que quizá habría que analizar en Zubieta; "no creo que sea sólo problema de Necati", dijo Lillo), pero la apuesta fue clara, sobre todo en la segunda parte con la entrada en el campo de Agirretxe en lugar de Sergio. Uno menos en el centro del campo, uno más y lleno de entusiasmo en la delantera. Pero el canterano apenas entró en contacto con el balón en los minutos que estuvo en el campo, y pasó tan inadvertido como en realidad lo hizo Necati. El turco no aprovechó este primer partido de ausencia de Díaz de Cerio, esos minutos que reclamó incluso antes de la lesión de Iñigo. Tuvo un tiro, que se marchó fuera, y poco más. Y la Real necesita mucho más en esta hora de necesidad.
Este partido evidencia aún más dónde está el verdadero problema de la Real: en la ausencia de gol y, sobre todo, de ocasiones de gol. Porque jugar no jugará nadie en Segunda, pero caen muchos más goles que los que se ven en los partidos de la Real. El tope anotador de este equipo está en los dos goles que logró en Anoeta ante el Murcia (la victoria más clara), en Zaragoza y en Tarragona. El gol de Labaka, en un corner y en el descuento, es el único tiro de la Real entre los tres palos en Tenerife. "No teníamos presencia, no estábamos llegando", admitió Lillo. Y estas preocupantes estadísticas recibieron un importantísimo revés con la lesión de Iñigo Díaz de Cerio. El nivel que Necati está ofreciendo hasta ahora en la Real no es, ni de lejos, el que se esperaba. Urgen los goles del turco para asomarse a las posiciones elevadas de la tabla. El centro del campo tiene que aportar más y Agirretxe quizá merezca más oportunidades, pero es obvio que las miradas se centran ahora en Necati. La semana que viene tendrá una nueva oportunidad.
La Real se ha convertido en el rey del empate de Segunda División, ya que ha igualado nada menos que siete de los doce partidos disputados. Muchos en cantidad, pero también teniendo en cuenta que dirige al conjunto txuri urdin un entrenador que apuesta por un fútbol ofensivo. Es un lastre muy grande cuando para subir es necesario sumar de tres en tres. El ascenso se aleja un punto esta semana, hasta los cinco que saca el Hércules, tercer clasificado, a la Real. La victoria habría aupado al equipo txuri urdin al séptimo puesto y con 18 puntos, a dos de los 20 que tienen los alicantinos. La derrota nos habría dejado decimoquintos, a cuatro puntos del descenso, que ahora mismo lo marca el Elche. ¿Es bueno el punto logrado milagrosamente al final? Si no se empieza a ganar, no lo va a ser nunca. La media inglesa está ahora mismo muy lejos y el fortín que debía ser Anoeta no se ha visto desde la tercera jornada. La próxima semana puede ser un punto de inflexión importante.
3 comentarios:
Ando ilusionado, tengo el presentimiento de que estos chicos van a sacar toda la casta que llevan dentro antes o después.
Si me lo creo, vaya si me lo creo, estoy convencido
El empate sabe bien tal como se consiguio y como esta la Real, ademas el Tenerife en casa es muy complicado.
lillo saco un equipo bastante defensivo, era casi un milagro creae peligro con ese equipo.
El proximo fin de semana estare en Donosti para ver el Real-Huesca, mis dos equipos frente a frente, quién me iba a decir que iria a Anoeta a ver al Huesca y que ademas irian delante los azulgranas, ver para creer.
Es imposible tener gol si no se generan ocasiones. Y la Real, no genera nada, ni ocasiones, ni serenidad... nada.
De verdad, no quiero ser agorero, pero las jornadas van pasando y lejos de escalar posiciones, vamos cayendo y demostrando que estamos estancados, que no somos capaces de revertir ésto y que para llegar arriba hace falta una racha de resultados y de juego que, dudo se vaya a dar hasta que no lleguen los jugadores de mayor nivel (Elustondo y Xabi Prieto).
Además, otros jugadores que se supone tenían que aportar algo distinto, como es el caso de Marcos, no están dando la talla.
Saludos!
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